Aquí os dejo dos de los prefacios de Sur. Digo "dos" porque serán varios prefacios, ya que esta novela está dividida en 5 partes (las 5 en el mismo libro):
- Parte 1. Castillo del Sur.
- Parte 2. Las profundidades.
- Parte 3. Islas de la Muerte.
- Parte 4. La batalla.
- Parte 5. Promesas.
Por eso digo que este es uno de los prefacios,
porque cada parte tiene uno. Algunos son más largos y otros más cortos, y son
un poco diferentes a como venía haciéndolos con la saga "Despertar",
en la que eran una especie de adelanto. En fin, aquí tenéis dos de ellos. Espero
que os guste ;)
— JULIAH —
El amor. El amor mueve montañas; eso dice el refrán.
Cuando es verdadero, el amor es capaz de salvar cualquier
obstáculo, saltar toda cumbre, vadear hasta el más profundo de los océanos. Puede
elevarte hasta el infinito, hacer volar tu espíritu por impresionantes y
extraordinarias constelaciones aún inexploradas, puede hacerte refulgir como
una brillante estrella, como el propio sol.
El amor verdadero se siente bien dentro, en el alma, arrasa
tu corazón con su ardiente y fogoso fuego, se mete por tus entrañas con su
poder y llena cada una de tus células con su prodigiosa energía, quedándose
dentro para siempre.
Nadie elige de quién se enamora. El amor te abraza con sus
alas blancas, te protege, te cura, te salva, te rescata, te mata, te resucita,
te llena, te vacía, te quema, te calma, te invade, te domina, te eleva. El amor
puede hacerte el ser más libre del universo.
Sí, el amor es capaz de mover montañas.
Sin embargo, sin quererlo, a veces no las mueve en la
dirección que uno desea. A veces, sin quererlo, el amor atrae a las más
escarpadas cordilleras, que se plantan delante de ti, impidiéndote el paso,
imposibilitándote realizar tu sueño más preciado: alcanzarle.
El amor puede hacerte el ser más libre del universo, pero, a
veces, sin quererlo, también puede convertirte en un esclavo. A veces, sin
quererlo, el amor puede condenarte de por vida.
Y a mí, July Olsen, sacerdotisa de las Cuatro Tierras, mi
amor por Nathan me condenó a ser una esclava.
— NATHAN —
Dime qué quieres que haga. Por ella salto al vacío del mismísimo
infierno, entregándolo todo. Ella hará que no sienta la deflagración de las
ardientes llamas, incluso cuando mi cuerpo ya esté calcinado. Porque ese
abrasador fuego es lo que arde dentro de mí simplemente con evocar su rostro,
asola mi alma, impulsándome, yo ya soy fuego. Por ella me transformaré en llama.
Por ella seré fuego y haré que arda todo a mi paso, devastando cualquier cosa
que me impida alcanzarla. Por ella moriré, pero también mataré.