NUEVA ERA II. COMIENZO 2ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte").
Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, "Nueva Era I. Profecía" y "Nueva Era II. Comienzo 1ª Parte". Si no, no te enterarás de nada 😏
CAPITULOS:
PARTE DOS: NUEVA ERA
RENESMEE:
77. ACAMPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-77-acampada.html
78. EL LAGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-78-el-lago.html
79. EN MEDIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-79-en-medio.html
80. LICÁNTROPO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-80-licantropo.html
81: DECISIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-81-decision.html
82. CUMPLEAÑOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-82-cumpleanos.html
83. IRRUPCIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-83-irrupcion.html
84. REENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-84-reencuentro.html
85. GRIPE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-85-gripe.html
86. FALLO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-86-fallo.html
87. GIRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-87-giro.html
88. BUENA Y MALA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-88-buena-y-mala.html
89. FELICITACIONES Y PLANES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-89-felicitaciones-y.html
90. APOYO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-90-apoyo.html
91. CARTA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-91-carta.html
92. INTERESES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-92-intereses.html
93. BENEFICIO COLATERAL: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-93-beneficio.html
94. ECOGRAFÍA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-94-ecografia.html
95. FANTASMAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-95-fantasmas.html
96. MANIOBRA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-96-maniobra.html
97. "NO PUEDO": http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-97-no-puedo.html
98. SANGRE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-98-sangre.html
99. HERIDOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-99-heridos.html
100. PRUEBA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-100-prueba.html
101. ENTRENAMIENTO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-101-entrenamiento.html
102. 6 DE FEBRERO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-102-6-de-febrero.html
103. PACIENCIA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-103-paciencia.html
104. UN SER SUPERIOR: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/11/nueva-era-capitulo-104-un-ser-superior.html
105. ENVIDIA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/11/nueva-era-capitulo-105-envidia.html
106. CAMBIO DE PLANES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/11/nueva-era-capitulo-106-cambio-de-planes.html
107. PASAR PÁGINA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/11/nueva-era-capitulo-107-pasar-pagina.html
108. LA ESTRATEGIA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/11/nueva-era-capitulo-108-la-estrategia.html
109. A CASA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/11/nueva-era-capitulo-109-casa.html
DE NADIE
(PARÉNTESIS)
JANE
Mientras esperábamos a que
llegasen los extravagantes aliados del Gran Lobo y los Cullen en ese ambiente
tedioso, estos últimos mantenían una discusión apartados del resto. Aunque
murmuraban en voz baja, no era difícil para nosotros escuchar todo lo que
decían. Y mis secretas aspiraciones aumentaban conforme Carlisle hablaba.
Volví a observar al Gran
Lobo. Ahora estaba acariciando ese enorme bulto de su queridita esposa. No sé
qué podía causarle tanta fascinación y deslumbramiento, porque en realidad seguramente
iba a salir un engendro de ese vientre, como lo era la madre, algo antinatural
y aberrante, algo que no debería existir.
Sin embargo, ella seguía
embarazada. No alcanzaba a comprender cómo podía continuar estándolo. Sentí esa
enorme envidia de nuevo, porque ella tenía al Gran Lobo y yo no, porque ella
podía disfrutar del privilegio de ser madre y yo no, y llevaba al hijo del Gran
Lobo en su vientre...
Mi ira por ella iba
creciendo a cada instante. Sentía odio hacia ella, la odiaba con todas mis
fuerzas. Ese engendro podía procrear y yo no. Ese ser tan insignificante podía
darle un hijo al Gran Lobo. El Gran Lobo confiaba su prole a una mujer como
ella, a esa vulgar medio humana. Y sobre todo, esa medio humana tenía al Gran
Lobo y yo no.
Mis dientes chirriaron.
La observé. El embarazo
hacía de ella un ser más dulce y bello, algo que no podía soportar. No obstante,
y mal que me pesase, tenía que reconocer que esa mitad humana, mitad inmortal,
era verdaderamente hermosa, jamás había visto una belleza como la suya, aun
estando rodeada continuamente de mujeres vampiros, como yo estaba. Su rostro
perfecto, su largo cabello y su sedosa piel resplandecían luminosidad por todas
partes, radiaban esa vida que solo la sangre es capaz de aportar cuando corre
por las venas de los humanos, pero magnificado sumamente por ser también
vampiro. Las humanas estaban llenas de defectos e imperfecciones, sin embargo,
ella no. Todo en ella era perfecto, su rostro, sus facciones, su esbelto
cuerpo, incluso su largo y abundante cabello, porque gozaba de las virtudes
supremas de un vampiro, pero no era como nosotros. Ella, además, rebosaba vida.
Eso hacía que la detestara aún más. Y ahora también albergaba una vida dentro
de ella, una vida formada con una parte del Gran Lobo.
No pude impedir que mi
inquina creciera al tiempo que mis pupilas se clavaban aún más en ella. Él la miraba
con total engatusamiento, embaucado, maravillado, hechizado, con una adoración
que nunca había percibido en nadie. Y ella también le observaba del mismo modo.
Entrecerré los ojos al mirarla.
―Contrólate ―se atrevió a
ordenarme Enguerrand.
Mi vista se fue hacia él y a
punto estuve de hacerle comprobar mis prestigiosos dotes de tortura. ¿Cómo se
atrevía a ordenarme nada, y, además, delante de mi hermano? Él permanecía con
la cabeza alta, dando muestras de su condición militar. Alec nos observó sin
comprender, y Felix y Demetri estaban muy entretenidos contemplando los cuartos
traseros de esa Rosalie. Eso salvó a Enguerrand de mi ataque.
Empezaba a hartarme de sus
reproches y estúpidas advertencias. ¿Quién se creía que era para advertirme a
mí? Sus miradas censuradoras y reprobadoras, sus condenas silenciosas,
comenzaban a irritarme inmensamente. Él creía que el Gran Lobo era demasiado
para mí. Insolente. ¿Acaso no sabía quién era yo? Yo era la mano derecha de
Aro, en quien más confiaba, incluso más que en él. Ya le hubiera matado hace
tiempo, no obstante, tampoco podía obviar que él era uno de los pupilos más
preciados de mi amo, él mismo lo había transformado.
La raquítica loba gris no
hacía más que observarme, y cada vez que yo lo hacía con la semihumana me
gruñía. Era una pena que no pudiera fulminarla debido a esta incómoda tregua.
Edward también me dedicaba alguna mirada que otra amenazante, aunque la
conversación que mantenía con Carlisle le tenía ocupado.
Finalmente, los Cullen
terminaron sus pláticas y se acercaron al Gran Lobo y a su esposa. Edward no parecía
nada satisfecho con la resolución del líder de su aquelarre, sin embargo, yo
empezaba a ver esperanzas en mis planes.
El Gran Lobo por fin dejó
el enorme bulto de su queridita esposa cuando llegaron ante él, y dejó de
prestarle atención.
―Jacob, ¿podemos hablar?
―le solicitó Carlisle.
―Esto es un error ―se oyó
murmurar a Edward, totalmente disconforme.
―¿Qué pasa? ―preguntó el
Gran Lobo, extrañado.
Carlisle demoró su
respuesta durante unos dos aburridos segundos.
―Creo que sería mejor que
Nessie no nos acompañase ―dijo al fin.
Pude ver cómo el rostro de
esa insignificante medio humana se descomponía al instante. Qué frágil era. No
pude reprimir mi sonrisa de satisfacción.
―Yo que tú, no me haría
ilusiones ―osó decir Enguerrand de nuevo.
Alec, Felix y Demetri le
miraron con más atención esta vez.
¿Cómo se atrevía?
―¿Ilusiones? ―inquirió mi
hermano, observándome con extrañeza―. ¿Ilusiones con qué?
Observé a Edward durante un
instante. Estaba lo bastante distraído y exaltado con la discusión que
mantenían al otro extremo del claro.
―Con nada, hermano ―le
respondí, clavándole una mirada desafiante a mi incómodo compañero―. Enguerrand
debe de referirse a la batalla contra los Hijos de la Luna, ¿no es cierto,
Enguerrand? ―disimulé, disertando con un doble sentido que solo él pudiera
comprender―. Por supuesto, toda batalla es dura, sin embargo, debo discrepar
contigo. Claro que me hago ilusiones, porque si esa medio humana embarazada y
torpe no viene, el objetivo se cumplirá con más fiabilidad, todo será más
fácil.
Enguerrand me miró por
primera vez, y, aunque no pronunció ni una palabra, en sus ojos había la misma
censura y desaprobación de siempre. Maldito miserable.
―Por supuesto que ganaremos
esta batalla ―afirmó Felix, sonriendo con completa confianza―. Con el Gran Lobo
lo tendremos muy fácil ―se le escapó.
Mis ojos se fueron hacia él,
fulminantes. Acto seguido se dio cuenta de su descuido y remendó la compostura,
pero ya era demasiado tarde.
―Jamás olvides quiénes somos
y a quién servimos ―le advertí con voz sobria. Se hizo un silencio sepulcral―. Puede
que el Gran Lobo sea un ser supremo y sea muy poderoso, pero solamente es un
aliado de los Vulturis. Nuestros amos son los verdaderos gobernantes del mundo,
los únicos que pueden llevar a cabo tal cometido.
Felix asintió, totalmente convencido.
De pronto, escuché lo que
quería oír y mis sentidos volvieron a centrar toda su atención en la dialéctica
que se mantenía a unos metros de nosotros.
―Mierda, Nessie… ―masculló el
Gran Lobo con absoluta resignación―. Está bien ―aceptó, mostrando evidentes
señas de nerviosismo.
Reí con auténtico regocijo
en mi fuero interno, porque esa vulgar medio humana por fin se iba a marchar.
Mi objetivo cada vez estaba más cerca. Mi labio se arqueó hacia arriba
irremediablemente.
―No te preocupes, no nos
pasará nada ―le calmó su queridita esposa, dándole un beso en la mejilla―. Todo
saldrá bien, ya lo verás.
―Me gustaría que tú y Bella
estuvierais con ella ―le dijo el Gran Lobo a Edward―. No es que no confíe en
los demás, pero sé que vosotros seréis los que mejor la protegeréis.
―Cuenta con nosotros
―aceptó este.
Mi sonrisa se extendió. No
me lo podía creer. ¡Qué fácil se había vuelto todo de repente! Edward iba a
apartarse de mi camino. Un paso más para mi objetivo.
Mantuve la mente en blanco
durante el resto de la conversación, simplemente concentrándome en escuchar y
ver lo que sucedía frente a nosotros.
Ese traidor de Ezequiel
impuso su mano sobre la cabeza de la mujercita del Gran Lobo y pronunció unas
extrañas palabras, mezcla del latín y otro idioma que no logré discernir,
aunque se asemejaba a un idioma árabe. Cuando terminó de crear el hechizo, se
apartó.
―¿Ya está? ―preguntó el
Gran Lobo, sorprendido.
―Sí ―asintió Ezequiel―. El
hechizo que le he puesto repele una amplia gama de hechizos y conjuros.
―O sea, una vacuna en el
mundo de los magos ―dijo Emmett con una estúpida sonrisa.
―Efectivamente ―Ezequiel le
sonrió esa absurda bufonada―. Aparte del amparo de la pulsera, ahora lleva una
protección extra muy efectiva.
―Bien ―elogió el Gran Lobo
con más sosiego. Después, se dirigió a esa raquítica loba de color gris―. Leah,
entonces dile a Sam que vengan Michael y Nathan. Los sustituirán Edward y
Bella.
Ella acató la orden,
haciéndoselo saber con un asentimiento de cabeza.
―Debemos partir ya,
entonces ―intervino Edward―. La noche no tardará mucho más en llegar, y no
quiero que Renesmee pase frío.
―De acuerdo ―suspiró el
Gran Lobo.
Y entonces, mi mandíbula se
cerró en seco.
Se fundieron en un apretado
abrazo que nació de un movimiento totalmente sincronizado y acompasado, parecía
que se hubieran leído el pensamiento. Ella lo aferraba con fuerza, arrugando su
camiseta cuando sus dedos la encerraban.
Cómo la odiaba.
El Gran Lobo se disoció de
ella un poco, manteniendo sus grandes y masculinas manos sobre la cintura de
esa semihumana. Volvió a mirarla con esa adoración, con esa veneración casi
rayana en el fanatismo. No podía soportarlo. La odiaba, la odiaba con todo mi
ser. Ella también le miraba con la misma devoción, como si estuviese observando
a un resplandeciente y esplendoroso dios que se reflejara en su rostro.
Él lo era, desde luego. Era
un dios. Un ser hermoso y poderoso, un hombre varonil, fuerte, masculino. No
alcanzaba a comprender del todo por qué era así, por qué me atraía de esta
forma, al fin y al cabo, solo se trataba de un simple metamorfo. Mitad hombre,
mitad animal, pero, inexplicablemente y misteriosamente, un dios. No era capaz
de entender esto, no obstante, tampoco podía contener mi profunda fascinación
por él. Su belleza y poder, y esa extraña mezcla de inferioridad, majestuosidad
y supremacía, me tenían totalmente embaucada y deslumbrada. Jamás había visto
una hermosura como la suya. Mis ojos habían visto innumerables hombres a lo
largo de mi extensa vida, hombres inmortales, vampiros, seres absolutamente
perfectos, superiores, pero ninguno se parecía a él. No era perfecto en toda su
plenitud, por supuesto, eso saltaba a la vista, sin embargo, su mirada, sus
ojos, eran totalmente diferentes a los de los hombres que acostumbraba a ver.
Tenían fuerza y brillo, eran intensos, profundos, y su color negro reflejaba la
luz, llenándoles de más vida. Su piel también era muy distinta. No tenía el
privilegio de brillar bajo el fulgor del sol, pero era muy caliente y
extremadamente suave, tanto, que yo misma tenía que reconocer que no tenía nada
que envidiar a la de un inmortal como nosotros. Su tez rojiza hacía evidencia
de una calidez que era verdaderamente placentera a la vista, era hermosa. Su
rostro era bello, aun con sus imperfecciones, y su cuerpo era poderoso, fuerte,
vigoroso y viril. Pero sobre todo era el Gran Lobo, el ser más poderoso del
mundo, y eso me atraía mucho más. Ningún otro hombre era el poderoso e
invencible Gran Lobo.
Podía entender por qué ella
le miraba así, pero él, ¿por qué la observaba de ese modo? Él era el poderoso
Gran Lobo, sin embargo, por muy hermosa que fuera, ella no dejaba de ser una
insignificante y vulgar semihumana. Y encima era la hija de Edward y de esa
soporífera de Bella. Eso la hacía más odiosa todavía.
El Gran Lobo se arrodilló y
alzó la blusa premamá de su queridita esposa. Frotó el bulto con su frente y
después lo besó, haciendo gala del amor que también le profesaba a la criatura
que ella albergaba dentro. Rechiné los dientes.
Se puso en pie y sus
grandes y fuertes manos rodearon la cintura de la semihumana, arrimándola a su
cuerpo.
Otra vez me invadió esa
rabia, ese odio. ¿Por qué ella, una simple semihumana, podía gozar de él y yo
no? Yo pertenecía a una raza pura, perfecta, era un vampiro completo, una
inmortal, era la mano derecha de Aro, porque yo también era la más poderosa de
mi especie, junto con mi hermano, ¿no debería el Gran Lobo pertenecerme a mí? ¿No
era más lógico?
Comenzaron una cursi
conversación sobre el nombre de la criatura a la que ellos llamaban “su bebé”, y
después él adosó su frente a la de su mujercita para seguir con su despedida.
Los párpados de ambos cayeron, ella atrapó su cuello con sus brazos y jadeó muy
cerca de sus labios, buscándolos con ansia. Mi odio hacia ella se acrecentó
enormemente y entrecerré los ojos al observarla. Maldita semihumana. La odiaba,
la odiaba porque no podía evitar sentir esta envidia por ella. Sí, deseaba
estar en su lugar. Deseaba sentir las grandes manos de ese hombre en mi cintura,
en mi cuerpo, sentir su tórrida frente rozando la mía, sentir sus labios
pegados a los míos... Sin embargo, era ella la que gozaba de él. Ella no se
merecía tenerle, yo sí. Maldita. Entorné los ojos aún más.
Edward giró su semblante
hacia mí súbitamente y me mandó toda una advertencia con la mirada. Desde luego
me traía sin cuidado, Edward no podía hacerme nada, yo era más poderosa y
superior que él, cosa que él sabía sobradamente, pero cesé en mis intenciones.
Si no hubiera sido por el tratado, ya hubiera fulminado a su amada hijita hace
tiempo. Le dejé ver este pensamiento con total claridad y él me brindó un
ligero gruñido.
―Mañana a mediodía estaré a
tu lado, y entonces nadie ni nada podrá volver a despegarme de ti ―le susurró el
Gran Lobo a ella, hablando con mucha seguridad.
Podía notarse esa energía
extraña y sobrenatural que siempre fluía a su alrededor cuando estaban tan
cerca el uno del otro. Era una fuerza sorprendente, mágica y espiritual,
incluso yo me daba cuenta, y eso no hacía más que aumentar mi profunda rabia.
―Jake… ―musitó ella,
enganchando su pelo con la mano.
Mis muelas se encontraron
de nuevo cuando empezaron a besarse. Lo hacían con pasión, pero también con esa
adoración y veneración desmesuradas. Apreté los dientes con furia. Siempre se
miraban de ese modo, siempre se besaban de ese modo, como si cada beso fuera a
ser el último, aferrándose el uno al otro como si fuera a terminarse el mundo.
¿Por qué esa adoración? ¿En
eso consistía esa tal imprimación?
Mi amo, Aro, me había
explicado algo hace tres años, justo antes de atrapar al Gran Lobo y llevarlo a
Volterra. Yo quería saber si tenía alguna posibilidad de quedármelo si me
deshacía de esa semihumana. No le guardaba ningún secreto a mi maestro, por
supuesto, y quería tener su consentimiento. Aro conocía perfectamente mis
pensamientos a ese respecto y sabía que mi lealtad hacia él y el resto de los
Vulturis seguía siendo completamente inquebrantable. Mi amo me había dado la
respuesta: “Mi querida Jane, ese vínculo tan especial que se profesan el Gran
Lobo y su esposa se llama imprimación, y me temo que es totalmente irrompible.
Él no se olvidará de ella jamás. Ni tú ni nadie puede deshacer ese vínculo tan
extraordinario y asombroso que tiene con la hija de Edward y Bella. Yo mismo he
podido ver en su mente lo fuerte, irrompible y fantástico que es, y Marco lo ha
percibido también. Su vínculo es mágico y espiritual, es totalmente imposible
de romper o deshacer. Además, ya sabes que está perdidamente enamorado de ella,
lo has comprobado por ti misma. Creo que, aunque no hubiera estado imprimado,
su amor por ella sería igual de fuerte. Ahora bien, cabe una única posibilidad
para que le poseas. Se trata del medallón mágico de Nikoláy. Ese medallón es
muy poderoso, pero lo será aún más cuando absorba todo el poder espiritual del
Gran Lobo. Con ese medallón podrás dominarle y hacer que obedezca a tu
voluntad. Si nos hacemos con ese medallón, no tengo ningún inconveniente en que
te quedes al Gran Lobo, si ese es tu deseo y logras deshacerte de su esposa.
Has sido fiel a nosotros durante todos estos siglos, y no dudo en que te
mereces una recompensa por tantos años de fiel servicio. Yo necesito mantenerle
con vida para que su poder espiritual permanezca activo dentro del medallón,
así que dejaré su custodia en tus manos. Podrás divertirte con él todo lo que
gustes, querida”. Mi semblante se había ido iluminando conforme escuchaba a mi
amo, y terminó con una amplia sonrisa de satisfacción.
Sin embargo, nuestro trato
se había acabado en cuanto terminó la batalla.
“Ya sé que te dije que
podías quedártelo, sin embargo, visto los acontecimientos que han tenido lugar
en la batalla, lamento comunicarte que ahora tendrás que olvidarte de ese
asunto, mi querida Jane”, me había dicho, llevando su mano a mi mejilla con una
compasión y una lástima que me había dolido en lo más hondo.
Con la pérdida de aquel
medallón mágico todas mis esperanzas por poseerle se habían visto desvanecidas.
El medallón había sido destruido, mis amos habían firmado ese tratado, y mis
únicas opciones de poseer al Gran Lobo se habían visto abocadas al fracaso y al
olvido.
Rechiné los dientes.
Esa vulgar semihumana era la
que se lo había quedado, el Gran Lobo le pertenecía a ella, a esa
insignificante mitad humana. Ella era la que podía besarle, tocarle, la que
sentía sus besos y sus fuertes manos por su cuerpo…
Él continuaba besándola con
esa pasión, delirio y adoración desmedidos, entregándose a ella completamente.
No era capaz de evitarlo, quería estar en el lugar de esa maldita semihumana,
era superior a mí, y eso hacía que la odiase todavía más. Quería saber qué se sentía
al besar al Gran Lobo, y esa mitad humana ya lo sabía.
Mi odio volvía a ascender,
cuando percibí la mirada de Alec sobre mí. Viré el rostro para observarle y él
se acercó a mi oído con el fin de hablarme.
―Ten cuidado, hermana ―me
advirtió, usando un cuchicheo muy bajo, aunque ciertamente crítico―. No debes
encapricharte con el Gran Lobo, no es bueno para ti.
Me aparté un poco y le
fulminé con la mirada. Nuestro parentesco y la igualdad entre su don y el mío
le salvaba de probar una dosis de mis torturas psíquicas.
Alec, como el resto de la
guardia, sabía que Aro había permitido que me quedase con el Gran Lobo años
atrás, conocía el que había sido nuestro trato antes de la batalla, sin
embargo, siempre había ignorado que era un obsequio que me concedía nuestro
maestro y que lo hacía porque a mí me gustaba. A él, así como a los demás, se
les había dicho en su momento que si yo me quedaba con el Gran Lobo, era porque
Aro me había encomendado a mí su custodia. No obstante, ahora veía la realidad.
Mi hermano hacía buena gala de nuestro parentesco, era muy inteligente. Mis
intentos de antes por disimular habían resultado inútiles y totalmente
innecesarios. Alec estaba al corriente de todo, sabía que me sentía atraída
hacia el Gran Lobo.
Opté por no contestarle y
mantener mi mente en blanco. Edward todavía estaba presente.
Volví a centrar mi atención
en la desagradable escena que tenía delante. Tuve que soportar cómo se decían
que se amaban y esta vez contuve mi rabia, aunque mi odio por ella continuaba
en el mismo estado.
―Nos tenemos que ir ya,
cielo ―le dijo esa soporífera y aburrida de Bella a su hija.
Por fin, la semihumana se
separó del Gran Lobo, dejándole atrás cuando su padre la tomó en brazos. Edward
comenzó a deshacer el camino que habían hecho para venir a esta reunión,
cargando con su hija, y Bella les acompañó. Ni el Gran Lobo ni su queridita
esposa apartaron la vista el uno del otro en ningún momento, eso me molestaba
profundamente, pero el regocijo que también sentía por su separación lo cubría
por completo.
Sonreí sin tapujo alguno.
Sin embargo, yo quería que
ella viese mi enorme satisfacción. Mientras ellos descendían por la pendiente
que les había traído hasta aquí, me acerqué a su rasante. En cuanto ella no
tuviese al Gran Lobo en su punto de visión, me miraría a mí.
Y así fue. Sus ojos
oscilaron hacia los míos y entonces le mostré mi sonrisa complacida. Su cara lo
decía todo y mi gozo aumentó. Esa mezquina de Bella se dio la vuelta y me dejó
claro su enojo con un gruñido, sin embargo, lo único que consiguió fue que
sonriera con más satisfacción.
Me quedé observando cómo se
alejaban cuesta abajo, hasta que desaparecieron de mi excepcional vista. Regresé
junto a mi grupo, mirando al Gran Lobo. Él continuaba observando la pendiente
con el rostro lleno de una inquietud, nerviosismo y una atribulación que lo
desfiguraban completamente.
Rechiné los dientes una vez
más. Ella no estaba aquí ahora, pero, aun así, seguía siendo suyo. En estos
momentos Edward ya estaba lo suficientemente lejos como para poder pensar abiertamente,
así que dejé que mis pensamientos fluyeran libres.
Sabía que el Gran Lobo no
podía ser mío, mi única oportunidad se había escapado con la pérdida de aquel
medallón. Pero tampoco sería de esa vulgar semihumana. Nadie decía que yo no
podía deshacerme de ella, ni siquiera Aro me lo había prohibido nunca. Lo único
que me impedía matarla era el tratado. Sin embargo, podía deshacerme de ella
con otros métodos que tenía a mi alcance, sin necesidad de quebrar el tratado,
sin necesidad de hacer absolutamente nada, porque todo venía dado solo, los
acontecimientos me habían favorecido por puro azar, y todo estaba saliendo a la
perfección, la suerte me sonreía.
Nada podía fallar. Thiago no
tardaría mucho más en llegar, y él ratificaría que mis deseos se iban a cumplir
cuando me certificase la información que me había dado ayer. Él y su grupo
habían ido a comprobarlo esta misma mañana y ya estaban de camino hacia aquí.
Me iba a deshacer de ella, y todo sin tener que hacer nada, sin mover un solo
dedo, por puro azar. Aro no se enojaría conmigo, porque no era culpa mía, yo no
habría hecho nada, simplemente habría sucedido, una coincidencia fatal, una
desafortunada casualidad. El Gran Lobo y los Cullen habían tomado la decisión
de llevarla a su casa, y yo no tenía nada que ver, era su decisión. Era
perfecto.
El tratado no se
incumpliría, seguiría vigente, y ella, junto con la criatura que llevaba
dentro, desaparecería. El Gran Lobo no sería mío, pero de ella tampoco.
Jacob. Si no era mío, no
sería para nadie.
(FIN DEL PARÉNTESIS)
¡Hola a todos! Soy Tamara ^^
ResponderEliminarPerdonad, no tengo tiempo de contestaros mucho, ya que tengo que irme a trabajar =(
¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS POR LEERME Y POR TODAS ESAS COSITAS TAN BONITAS QUE ME PONÉIS!! SIEMPRE LEO VUESTROS COMENTARIOS, Y ME ANIMAN MUCHÍSIMO!!!!
Bueno, ya veremos qué ocurre =S
Lametones para todos!!!!!!
esa JANE..quue obcesiva...pero ya veremos lo que pasa con todo eso bueno salu2
ResponderEliminarHollaaa Tamara
ResponderEliminarHEY CHICOS que tal .....tienes razón andrés esa Jane anda algo chiflada la verdad ....ella sabe lo que esta ocurriendo y permitio que nessie fuera...estoy impaciente por otro capi ....:)
saludos a todo y un abrazo inmenso..:)
Wow esa furcia de la pitufina si que esta chiflada. Solo espero que los magos no ataquen a Nessie mientras este sola porque creo que Jane eso quiere.
ResponderEliminarOjala que los licántropos la maten se la merecen ( merecemos ese regalo).
Otra cosa no podrías subir un capi de mas, mis nervios están colapsando la espera de sábado a martes es una tortura. Solo es un comentario claro esta.
Saludos a los amigos a la distancia y un abrazo fuerte, fuerte a nuestra escritora favorita Tamara.
Kiara
hola tamara!!!
ResponderEliminarhola chicos...
ahii.. esa jane que ganas de matarla. es, es lo q no hay.. malaaa.... es quedarse corto,
espero que su plan no resulte...
bueno nos vemos la proxima..
saludos y abrasos a distancioa a todos!!!
:)
desde argentina YANINA
Hola Tamara:
ResponderEliminarMe encanto como describio jane a jacob ....y si esta obsecionada con jake ( y quien no? )pero lo mala no se lo quita nadien...veremos que tal sale esta decision ....como siempre muy bueno el capitulo ..nos haces verlo desde otro punto de vista...gracias
elsa
Un saludo y un abrazo a todos los amigos
Estuvo muy bueno, pricipalmente la parte de lo celos >:D, no digo nada mas por que las palabras de lo que pienso de Jane son tan groseras y largas que no lo mensionare per bueno, ya estoy esperando el momento Edward-Bella-Nessie, la accion y como va terminar Jane,
ResponderEliminarHaste el jueves (manana :P),
Un beso,
Lizbeth, Republica Dominicana
Desgraciada!!! xDD
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