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martes, 25 de octubre de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 101: ENTRENAMIENTO



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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC, YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^



NUEVA ERA II. COMIENZO 2ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte").

Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, "Nueva Era I. Profecía" y "Nueva Era II. Comienzo 1ª Parte". Si no, no te enterarás de nada 😏


CAPITULOS:

PARTE DOS: NUEVA ERA

RENESMEE:

77. ACAMPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-77-acampada.html
78. EL LAGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-78-el-lago.html
79. EN MEDIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-79-en-medio.html
80. LICÁNTROPO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-80-licantropo.html
81: DECISIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-81-decision.html
82. CUMPLEAÑOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-82-cumpleanos.html
83. IRRUPCIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-83-irrupcion.html
84. REENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-84-reencuentro.html
85. GRIPE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-85-gripe.html
86. FALLO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-86-fallo.html
87. GIRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-87-giro.html
88. BUENA Y MALA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-88-buena-y-mala.html
89. FELICITACIONES Y PLANES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-89-felicitaciones-y.html
90. APOYO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-90-apoyo.html
91. CARTA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-91-carta.html
92. INTERESES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-92-intereses.html
93. BENEFICIO COLATERAL: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-93-beneficio.html
94. ECOGRAFÍA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-94-ecografia.html
95. FANTASMAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-95-fantasmas.html
96. MANIOBRA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-96-maniobra.html
97. "NO PUEDO": http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-97-no-puedo.html
98. SANGRE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-98-sangre.html
99. HERIDOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-99-heridos.html
100. PRUEBA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-100-prueba.html


ENTRENAMIENTO


A diferencia de ayer, hoy no llovía, nevaba. Esa densa cortina de grandes y algodonosos copos caía desde el cielo como por arte de magia y lo cubría todo con su manto de color blanco impoluto. El cielo estaba tan encapotado, que si te quedabas mirando hacia arriba, daba la sensación de que esa nieve salía de ninguna parte, parecía descender de la nada, cayendo lentamente hacia abajo.
―Vamos, Nessie, ya lo has visto de sobra. Cierra la ventana, te vas a enfriar ―me azuzó Jake, dándole tirones a la sábana para que me volviera a echar en la cama.
La verdad es que tenía razón. Ya comenzaba a tener algo de frío. Me encontraba de rodillas, sobre el colchón, asomada a la ventana que teníamos a modo de cabecero, y aunque me estaba tapando el torso con la sábana, la helada hacía su acto de presencia en mis brazos y en mi cara. Lo mejor iba a ser que cerrara la ventana.
Estiré la mano y dejé que un grueso copo cayese sobre mi palma. Con rapidez, me metí dentro y lo deposité sobre la punta de la nariz de Jake. El copo se derritió en un segundo, pasando a ser líquido.
―Muy graciosa ―se quejó él en un tono irónico, aunque sonriendo. Y se secó con el dorso de su mano.
Solté una risilla y corrí la hoja de la ventana para cerrarla. Bajé el estor, me incliné sobre él, le di un beso en la nariz y me eché a su lado, arrimándome bien a su cuerpo con el fin de entrar en calor. Jacob me tapó con la sábana y enseguida me acogió con mimo entre sus brazos. Nuestros cuerpos todavía estaban desnudos y, aunque ya habíamos aplacado la primera llamarada de la mañana y lo había sentido por el mío hacía un rato, volver a notar su piel pegada a la mía hacía que me estremeciera. Estos días su piel había aumentado un poco de temperatura y la sentía más cálida y acogedora. Sus suaves y tórridas manos me frotaban la espalda, haciendo que comenzase a notar ese placentero calor que incluso me ponía el vello de punta.
―Tenías razón, qué frío hace afuera ―me respingué, y me arrimé más a su cuerpo desnudo.
―Te lo dije. Como últimamente eres tan friolera…
Apoyé mi mejilla en su pecho y Jake pasó a enredar con mi cabello. Arrugué el entrecejo y me mordí el labio, reflexionando en lo friolera que me había vuelto últimamente.
―No sé por qué me pasa esto ―pensé en voz alta―. Normalmente hubiera aguantado mucho más a la intemperie de una nevada, y ayer casi me muero de frío en el bosque. ¿Será que ha bajado mi temperatura corporal?
―Yo te noto tan cálida como siempre ―afirmó él.
Despegué mi cara de su torso y la alcé para mirarle.
―Sí, pero es como si mi cuerpo fuera más sensible, como si respondiera a ciertas cosas de un modo más humano.
―Tal vez tenga que ver con que el bebé es humano ―aventuró Jacob, observándome con esos ojazos negros―. Puede que él te transmita algunas reacciones humanas, como el frío o el asco que le has cogido a la sangre.
Ugh, pues sí, porque solo de pensar en esto último me daba un asco tremendo. Carlisle todavía no había dado con el porqué de mi repentina repulsión hacia la sangre, pero todo apuntaba a que la razón era la naturaleza humana de nuestro bebé.
―Podría ser, sí ―coincidí, apoyando mi mejilla en su pecho de nuevo.
Los prodigiosos dedos de Jake pasaban una y otra vez entre mi pelo y el calor que desprendía su cuerpo era muy placentero y acogedor. Su poderoso corazón latía con vigor y fuerza, retumbando en su pecho. Podía oírlo perfectamente sin tener mi oreja pegada a su esternón, pero me encantaba escucharlo tan de cerca y sentir sus calmadas y vivas palpitaciones en mi oído, en mi rostro, en mi torso. Eso me relajaba un montón. También podía sentir el arrullo de su sangre pasando a través de las arterias, ese flujo constante que se movía al ritmo de cada latido, de cada palpitación, de cada poderoso bombeo. Ya estaba totalmente acostumbrada a eso, por supuesto, y la sed que me producía su plasma lo controlaba instintivamente.
Como siempre, esto era como estar en el paraíso, me sentía tan a gusto, tan completa y realizada. Siempre me había sentido así junto a Jacob, pero me di cuenta de que ahora había un ingrediente más que se agregaba a esa sensación. Ahora mismo, la pequeña familia que habíamos formado Jake y yo estaba al completo. Jacob, yo y nuestro pequeño bebé en medio de los dos, recibiendo también el calor de su padre. No sé si eran imaginaciones mías, pero me dio la sensación de que el bebé estaba tan a gusto como yo y sonreí, feliz.
Entonces, me dio por pensar en el embarazo de mi madre. Ella no había podido disfrutarlo, como estaba haciendo yo con el mío, pero mi padre tampoco. Mi madre había sufrido todos los embistes físicos y psicológicos, pero lo había hecho conscientemente, había sido su elección, y eso había hecho que afrontara todas las consecuencias y las asumiera con fuerza y voluntad. Sin embargo, mi padre no había tenido esa oportunidad. Él había tenido que afrontarlo todo sin tener opción, y había sufrido tanto. Hasta que pudo escuchar mis primeros pensamientos y después nací, claro, pero aun así había sufrido demasiado. A mi modo de ver se merecía un premio, un pequeño regalo.
―Tengo otro nombre con la “a” ―murmuré.
―¿Cuál?
Por un momento, vacilé un poco, pero lo solté.
―Anthony.
―¿Anthony? ―no le veía el rostro, pero por el tono de su voz estaba algo sorprendido, más bien extrañado de que yo propusiese un nombre así.
Presioné mi labio inferior ligeramente con mis dientes, esperando a que él se diera cuenta del porqué de ese nombre.
―Sí, Anthony ―repetí, pasando mis dedos por su torso para hacerme la indiferente.
Se hizo un breve silencio mientras Jacob parecía meditarlo.
―Es un poco pijo, ¿no?
Ups. Sin embargo, su objeción sonó más a una opinión que a una crítica. Vaya, no pareció percatarse de que ese era el segundo nombre de mi padre. Quizá era un dato que desconocía.
Dejé que mi mejilla se despegase otra vez de su pecho, me incorporé un poco, dejándole a él abajo, y le miré.
―Pero, ¿te gusta? ―le pregunté, observando la reacción de su expresión con atención.
―No sé ―dudó, frunciendo los labios mientras miraba al techo y se lo pensaba. Luego, volvió a mirarme―. Le tendríamos que llamar Tony para que no sonase tan pijo, pero no sé qué me disgusta más, si que suene pijo o lo segundo ―de pronto, sus ojos fueron los que estudiaron a los míos, entrecerrándolos― ¿Por qué?
―¿Eh? Ah, no, por nada ―disimulé, tumbándome a su lado de nuevo―. Solo fue una sugerencia que se me ocurrió de repente.
Después de eso que acababa de decirme, como para revelarle que era el segundo nombre de mi padre. Entonces sí que lo rechazaría de pleno.
―Lo apuntaré en la lista, anda ―accedió, aunque más por indulgencia que por otra cosa, lo cual no resultaba muy alentador a la hora de decirle las razones de mi sugerencia―. A ver ―siguió―, de momento tenemos Nathan, Adam, Samuel, Daniel, David, Saul, Jonathan y Anthony. Como sigamos así, acabaremos llenando una libreta entera ―y se rio con una risilla sorda.
―Ya ―yo también sonreí.
―Tendríamos que ir escogiendo uno ―sugirió.
Sí. Anthony, pensé. Anthony Jacob, se me ocurrió acto seguido, y mi boca no pudo evitar ampliar la sonrisa, esta vez con más gozo, porque ese nombre envolvía a los dos hombres que más amaba del mundo.
Y, de repente:
Tony Jake, se me volvió a ocurrir en mis pensamientos.
Se me escapó una risilla y Jake bajó el rostro para mirarme.
―¿Qué pasa? ―quiso saber, sonriéndome con expectación.
Carraspeé para mis adentros y me bajé de mi nube.
―Nada, cosas mías ―le contesté, aunque mi boca aún sostenía esa risa―. Ya lo elegiremos, no hay prisa. Todavía tenemos cinco meses por delante.
Pasé la mano por su impresionante torso, deleitándome en cada ardiente y fuerte músculo. No sé en lo que se paró a pensar él en ese instante, pero cogió mi mano y la llevó a sus labios para besarla.
―Ayer te hice daño en la mano y no te pedí perdón ―murmuró, mirándome con arrepentimiento.
Volvió a besar mi mano.
Con la misma, acaricié sus ardientes labios, deslizando las yemas de mis dedos despacio para sentir la sedosidad de su fina piel. Eso le estremeció y dejó mi mano libre al tiempo que cerraba los ojos y soltaba un jadeo sordo. Seguí pasando mis dedos con calma y los dirigí a su barbilla, bajando su labio inferior un poco a su paso. Cuando recorrí su mandíbula, ascendí y posé mi palma en su mejilla, abrió los párpados para mirarme con esa mirada suya tan penetrante e intensa que hacía que mis mariposas ya se volvieran locas.
Primero le mostré a ese Jacob que yo había visto de espaldas, furioso, lleno de temblores y que no soltaba mi dolorida mano.
―Lo sien…
Le tapé la boca con los dedos de mi otra mano para cortar su disculpa y le sonreí. Despejé sus labios y seguí enseñándole mis recuerdos. Le mostré que comprendía su enfado y su reacción, y también lo segura que me había sentido de él, lo mucho que había confiado en su autocontrol, dejándole entrever en mis recuerdos que sabía que jamás me haría daño, aunque añadí una nota sarcástica y le dejé ver que me había dejado la mano hecha polvo al tiempo que ampliaba mi sonrisa.
Mi chico captó la broma y sonrió.
―Soy un bruto, ¿eh?
―No te preocupes, yo soy una chica dura, y me encantan los brutos como tú ―presumí, rodeando su cuello con mis brazos.
―Ja, ja ―articuló con ironía.
Me reí y le di un beso corto. Cuando dejé su boca, Jake se quedó mirándome maravillado durante un rato, enganchándome con sus hechizantes ojos negros. Mi corazón y mis mariposas se aceleraron al mismo tiempo.
―Siempre me he preguntado qué veías en mí ―susurró sin dejar de observarme de ese modo―. Tú eres tan especial…
―A lo mejor es porque tú también lo eres ―le insinué, sonriéndole. Después, dejé que mis pupilas se perdieran en las suyas definitivamente y fui hipnotizándome conforme hablaba entre susurros―. Para mí siempre has sido la persona más especial y maravillosa del mundo, desde siempre ―mi rostro comenzó a acercarse al suyo, ya preso por esa energía que empezó a emanar de nosotros, y él correspondió de la misma forma, también mirándome hechizado―. Lo supe en cuanto nací, desde la primera vez que te vi ―y nuestros labios terminaron uniéndose para besarse.
Todo mi organismo era un torbellino de sensaciones, pero aumentaron de intensidad cuando los labios de Jacob también lo hicieron. Sin embargo, los dos tuvimos que obligarnos a parar. Si nos dejábamos llevar demasiado, ya no podríamos detenernos, y teníamos cosas que hacer.
―Mierda ―murmuró con pesadumbre, apoyando su frente en la mía al tiempo que tomaba aire para recomponerse―, si no fuera porque tenemos ese maldito entrenamiento…
―Lo sé ―sonreí, tomando oxígeno yo también―. Creo que será mejor que nos levantemos, no queda mucho para que Brenda llegue a casa.
Mi chico separó nuestras frentes para observarme.
―¿Brenda va a venir? ―preguntó.
―Seth es uno de los que va a recibir instrucción hoy, acuérdate, y supongo que Brenda quiere aprovechar para verle ―le expliqué―. Últimamente se ven muy poco.
―Ah, ya ―hizo una mueca de aceptación―. ¿Y cuándo te lo ha dicho?
―Ayer, mientras tú le hacías la gracia a Leah con Simon ―revelé―. Estuve hablando con Brenda, ¿recuerdas?
―Ah, sí ―cayó.
―Me dijo que iba a venir sobre las once ―miré el despertador de la mesilla de Jake―. Y ya son las diez y cuarto, así que será mejor que nos levantemos.
―Dúchate tú primero ―me propuso, poniéndose boca arriba para estirarse.
―Vale ―reí―. Hay que ver qué perezoso eres.
Le di un beso corto y me fui a mi lado de la cama para disponerme a salir de ella.
―Solo me quedaré en la cama cinco minutos más, después ya me levanto ―se defendió al tiempo que ya me ponía en pie.
En cuanto lo hice, sus largos y fuertes brazos ocuparon todo lo que pudieron de lo ancho del camastro, así como sus piernas.
Solté una risilla, me puse la bata de seda y me acerqué al armario.
Después de ducharme, vestirme y secarme el cabello, por fin se levantó. Estaba en la puerta del cuarto de baño justo en el mismo momento en que yo salía. Me dedicó una de sus maravillosas y blancas sonrisas, me dio otro beso y se metió en el aseo para ducharse.
Suspiré antes de bajar, porque nuestro dormitorio era una pequeña burbuja de intimidad en medio de todo ese remolino de gente que se movía por nuestra pequeña casa, la única que teníamos, y solo disponíamos de ella por la noche y por las mañanas. Estos cortos momentos ―o eso me parecían a mí― eran los únicos que disfrutábamos a solas, en esa cierta privacidad que no lo llegaba a ser del todo nunca. Sin embargo, por muy mínima que fuera, teníamos que aprovecharla al máximo, aunque seguía siendo un poco incómodo saber que por mucha radio que pusiéramos y muchas precauciones sonoras que tomásemos quizá te podían seguir oyendo. Ahora esa intimidad se había terminado, al menos, hasta que llegara la noche, la cual siempre me parecía que tardaba en llegar demasiado.
Aunque tenía que reconocer que el tener gente en casa también tenía sus ventajas.
El desayuno ya lo había preparado Esme, y esas tortitas, los huevos con beicon, su deliciosa tarta de manzana, el zumo natural de naranja y el café esperaban en la mesa para que fueran devorados, aunque la que tuve que esperar para hacerlo fui yo, pues Jake todavía no había terminado de asearse. Eso sí, en cuanto llegó a la cocina, ambos nos pusimos manos a la obra.
Durante el desayuno, la tía Alice nos desveló que mi padre se había ido a patrullar al bosque por la noche. Ella no nos lo dijo, pero Emmett se encargó de revelarnos el porqué enseguida con una de sus bromas, cosa que me hizo ponerme roja como un tomate. Luego, nos dijo que había llamado bien temprano para quedar en un pequeño claro del boscaje con el fin de realizar allí ese entrenamiento contra licántropos.
Terminamos de desayunar a tiempo, incluso tuvimos unos minutos para ver la tele en el sofá con Rosalie, Emmett y mamá, hasta que el timbre de casa sonó.

―No sé por qué han tenido que venir, la verdad ―refunfuñaba Jake en voz baja mientras caminábamos hacia ese claro, junto a mi familia.
Observé a Helen y Ryam por el rabillo del ojo. Estaban a mis espaldas, charlando con Brenda, Mercedes, Claire, que también habían venido para estar con Embry y Quil, mamá y Alice. Sabía que Jacob lo había dicho por Ryam, claro, Helen, Claire y Mercedes no le molestaban para nada.
―Brenda habrá llamado a Helen y se habrán enterado de esto ―le cuchicheé.
Supuse que, al igual que a Brenda se lo había dicho Seth para que viniese, a Mercedes se lo había dicho Embry. Lo que no tenía muy claro era lo de Claire. Me daba la sensación de que había sido ella la que había insistido en venir, puesto que todavía era muy joven y seguramente Quil había intentado evitarlo, procurando protegerla de una preocupación extra que aún le quedaba un poco grande como para llevar a las espaldas a sus catorce años.
―Claro, y se han apuntado a la fiesta, cómo no. Ese idiota solo viene para burlarse ―chistó.
―Bueno, no te enfades ―le calmé, acariciando su brazo con mi mano suelta―. Seguro que han venido para verme, hace mucho que no quedamos ―y le di un beso en la mejilla.
Beso que surtió efecto enseguida y que le relajó un poco.
―Mirad, es ahí ―señaló Emmett, indicando con el dedo a unos pinos centenarios que parecían bordear una zona despoblada de árboles.
Una vez más, Ezequiel y Teresa se quedaron en casa para vigilarla, a los que se sumaron Tanya y Carmen, así que el resto del aquelarre Cullen pudo venir sin problemas. Nos dirigimos a ese sitio y, cuando atravesamos los pinos señalados por mi tío, salimos al pequeño claro.
Todo estaba cubierto de nieve, y los copos no cesaban de caer del cielo.
Mi padre ya estaba esperando, junto con Seth, Embry y Quil, que ya se encontraban en su forma lobuna. Estos iban a ser los tres primeros lobos en recibir la instrucción de Jasper. Aunque el resto de los lobos también iba a verlo a través de los pensamientos de sus hermanos, Jasper decidió que lo mejor era que, además, lo practicaran, por lo que todos los metamorfos iban a pasar por manos de mi tío. Eso haría el entrenamiento más efectivo.
Seth fue el primero en corretear al lado de Brenda para hacerla carantoñas. Emitía unos gemiditos sordos al tiempo que le lamía el rostro, y ella le correspondió con una sonrisa y unas caricias. Embry y Quil se acercaron a sus respectivas para hacer lo mismo, aunque este último no gimoteó, seguramente para hacerse el duro delante de Claire. Todavía tenía que demostrar que era el hermano mayor y protector.
Volví a tener una sensación de culpabilidad enorme, porque por culpa de todo esto, los lobos apenas tenían tiempo para ellos y los suyos.
Pesqué a papá observándome, y su rostro ya lo decía todo. Conocía cada uno de mis pensamientos a este respecto, pero no los compartía. Se acercó a mí y me dio un beso que se sintió helado en mi frente, pero solo al tacto, porque fue tan cálido. Después, se acercó a mamá y la besó en los labios con un beso de pasión contenida que algún día iba a terminar explotando de verdad. Solo esperaba estar bien lejos cuando eso ocurriera.
Me reí en mi fuero interno, pero mi padre estaba lo suficientemente ocupado en controlarse como para oírlo.
Jasper, que ya estaba en una posición totalmente de mando, carraspeó para poner un poco de orden. Tanto los lobos como mis padres dejaron sus quehaceres para prestar atención.
―Será mejor que comencemos ―sugirió mi tío.
Quil, Embry y Seth observaron a Jacob, esperando la orden de su Alfa. En cuanto Jake asintió, alejaron sus patas de las chicas y se colocaron frente a Jasper.
Jacob no iba a recibir instrucción, por lo menos no físicamente, ya que a él realmente no le hacía falta, con su poder espiritual tenía bastante para fulminar a todos los licántropos que se le pusieran por delante, aunque había decidido venir para ver el entrenamiento, y para poner un poco de orden con sus lobos, si se daba el caso.
Brenda, Helen, Ryam, Mercedes y Claire se pusieron a nuestro lado, así como el resto de mi familia.
Hacía frío, como ya había comprobado hacía más o menos una hora, pero esta vez salí más preparada de casa. Mi abrigo verde pino de tres cuartos me protegía bien de estas bajas temperaturas, así como mis guantes y mi gorro de lana gris. Y tenía a mi calentito marido a mi lado, al que siempre podía recurrir si me daba algún respingo.
―Como ya sabéis, los licántropos gozan de dos armas muy eficaces ―empezó Jasper―: las cuchillas de sus garras y su puntiaguda y letal dentadura, por lo que jamás tenéis que perderlas de vista.
―Eso es evidente ―murmuró Jacob, poniendo los ojos en blanco.
Mi tío escuchó su comentario, pero prefirió hacer caso omiso.
―Otra cosa que debéis evitar es que os atrapen con sus brazos ―siguió―. Los licántropos son seres muy rápidos y fuertes, tanto como los neófitos, y podrían aplastaros y romperos varios huesos ―Quil gruñó como protesta, ya que Claire estaba presente. Jasper se giró hacia ella―. Lo siento.
―No importa, sigue ―le exhortó ella, aunque su rostro de preocupación ya se expresaba bastante.
Quil soltó un suspiro sordo disconforme. Sin duda estaba feliz de verla y estar con ella, pero se notaba que no le gustaba nada que Claire estuviera presente en una cosa como esta.
Brenda y Mercedes dejaron sus labios blancos, de lo que los apretaban.
Yo sentí un escalofrío, si bien esta vez no era por el frío, sino que fue provocado al recordar lo que aquél neófito había estado a punto de hacer años atrás con Jacob, y eso que yo no lo había visto ni había estado presente.
―Bien, lo que os voy a enseñar son técnicas para evadir esos posibles ataques ―afirmó Jasper, ya mirando a los tres lobos.
―Te recuerdo que nosotros andamos a cuatro patas ―dijo Jake, hablando con cierto sarcasmo―. Ya sabes, no podemos hacer llaves, ni dar patadas, ni nada de eso.
―La verdad es que se os vería bastante ridículos ―opinó Ryam, curvando su labio hacia arriba.
Por primera vez, Claire soltó una risilla, aunque Jacob fulminó a Ryam con la mirada.
―Mis técnicas también sirven para vosotros ―rebatió Jasper sin perder su compostura elegante―. Lo que tenéis que hacer es atacar a su columna vertebral.
―Uf, no sé ―dudó mi chico―. Esos bichos son muy ágiles, tío, se revuelven con mucha rapidez y cuando te das cuenta los tienes encima de nuevo. Eso no servirá de nada. Lo único que pueden hacer es esquivar sus cuchillas y lanzarse al cuello del licántropo en cuanto sea posible. Un apretón de dientes, un crack, y licántropo fuera de combate.
―Dudo mucho que así consigáis un ataque efectivo ―cuestionó mi tío.
Quil, Embry y Seth oscilaban las cabezas de uno a otro, esperando a que se decidieran.
―Tú nunca has luchado contra un licántropo, en cambio, yo sí ―le respondió Jake, algo ofendido.
―Sí, y te recuerdo que acabó mordiéndote.
Sentí otro escalofrío, pero este fue mucho peor. Solo recordar eso hacía que un relámpago helado atravesara mi cuerpo con saña. Automáticamente, y de una manera inconsciente, apreté la mano de Jake.
―Vaya, vaya, ¿qué te parece? ―se burló Ryam.
―Creo que ambos tenéis razón ―medió Carlisle, antes de que a Jacob le diera tiempo a soltar lo que tuviera pensado soltar―. ¿Por qué no fusionáis las dos ideas? Todas se pueden utilizar.
―Carlisle tiene razón ―coincidió mi padre―. Podéis atacar al cuello del licántropo, pero esquivando sus embistes con las técnicas de Jasper. Yo no veo el problema.
―De acuerdo ―aceptó Jasper, aunque con un aire un tanto orgulloso.
Todos miramos a Jake.
―Vale, vale ―accedió él también, haciendo un gesto con su mano libre para que Jazz siguiera con su explicación.
Este asintió.
―Emmett, por favor ―le pidió con un movimiento de cabeza.
―Bien, que empiece el espectáculo ―sonrió él, frotándose las manos mientras echaba a andar hacia el centro del ruedo.
―Em hará de licántropo.
―El papel te queda que ni pintado ―se mofó Jacob―. Aúlla un poco, a ver cómo te sale.
Emmett le mostró su dedo corazón y Jake se carcajeó.
―Desde que se mezcla con esta jauría de chuchos sus modales dejan mucho que desear ―resopló Rosalie, mirando hacia otro lado con desagrado.
Claire la miró mal a ella.
―Su sueño por fin se va a hacer realidad ―bromeó mi madre.
Me reí.
―Primero quiero ver cómo lo hacéis ―dijo Jasper, cruzando sus brazos por detrás de su cintura a la vez que caminaba a un lado para apartarse y observar―. Atacad a Emmett como si fuera un licántropo.
Los lobos se miraron los unos a los otros.
―Bueno, ¿a qué estáis esperando? Atacadme ―azuzó Emmett con una enorme y provocadora sonrisa, inclinándose hacia delante para adoptar una postura ofensiva.
Quil no lo dudó. Salió el primero de entre el enorme lobo de color arenoso y el gris plateado, que le flanqueaban a ambos lados, y avanzó con paso seguro sobre la nívea y blanda superficie, plantándose frente al gigantón de mi tío, que le esperaba con los brazos abiertos, literalmente.
―¡Vamos, Quil! ―le animó Claire.
El lobo marrón oscuro se agazapó, enseñando sus dientes de un modo totalmente competitivo, y de una forma inopinada y ágil saltó sobre Emmett, rugiéndole en el aire.
Mi tío actuó como creía que lo haría un licántropo. Zigzagueó con un movimiento digno de un relámpago y con una facilidad pasmosa atrapó a Quil entre sus brazos, aunque ambos terminaron rodando sobre la nieve.
Sin embargo, cuando Emmett ya se iba a incorporar para cantar victoria, un borrón ocre salió de la nada por detrás y se le echó encima. En una fracción de segundo, las patas delanteras de Seth chocaron con la espalda de mi tío, empujándole de tal forma que su cara se estampó y se hundió en la fría manta de hielo sin que a este le diera tiempo a decir ni mu. Seth terminó su brillante actuación inclinándose sobre Emmett para envolver su cuello con sus fauces, simulando así la rotura del cuello del licántropo.
―¡Ja! ¿Qué te parece? ―rio Jacob, dando una palmada en la que también se vio implicada mi mano.
Embry y Quil emitieron unos gemiditos ahogados para reírse y el primero añadió un aullido corto.
Seth se irguió y se quedó sobre Emmett, a modo de trofeo, levantando el hocico con orgullo. Mi tío clavó las manos en la nieve y levantó los codos, pero antes de que sacara la cabeza y se incorporase de un movimiento brusco, el lobo de color arena consiguió bajarse de su cuerpo de un brinco, aterrizando en el hielo blando con suavidad.
―Vaya, Em, ¿qué te ha pasado, eh? ―se burló Jake―. Incluso ha sobrado uno de mis lobos.
―Porque han hecho trampa ―protestó, poniéndose de pie y limpiándose los pantalones.
―Te han engañado como a un niño ―se rio papá.
―Eso no es hacer trampa ―le contradijo Jake, sonriéndole con orgullo―. Te han tendido una emboscada, así es como trabajamos los lobos. Siempre somos un equipo, un todo.
Quil regresó a su posición junto a Embry, y Seth caminó frente a Brenda para hacer lo mismo, alzando la cabeza para pavonearse delante de ella.
―¡Bravo, Seth! ―alabó Brenda.
―Y encima ha sido Seth ―apuntilló mi padre para picarle más.
―Pura suerte ―refunfuñó Emmett.
El motivo por el cual estábamos aquí y teníamos que hacer esto no era nada divertido, pero la verdad es que nos lo estábamos pasando muy bien.
―No ha estado nada mal ―reconoció Jasper sin soltar sus manos de la parte trasera de su cintura. Sus pies se movían con calma, formando una estrecha elipse en la nieve mientras observaba con atención―. Probemos otra vez ―les instó acto seguido.
―Ahora no me vais a engañar ―farfulló Em, agazapándose, sin quitarles ojo a ninguno de los tres lobos.
En esta ocasión no avanzó uno solo, sino que fueron Embry y Seth los que salieron a la palestra. Y lo hicieron muy rápido. Como dos auténticos torpedos, saltaron hacia Emmett. Mi tío ya estaba preparado para recibir su embiste, sin embargo, ambos lobos se bifurcaron.
―¡Esta vez no me pilláis! ―exclamó Emmett, que se decidió por Seth para intentar atraparle primero.
Vi por el rabillo del ojo cómo Jake sonreía. Me estaba preguntando el porqué, cuando de pronto vi que Em se giraba para coger a Seth y Embry, dándole la espalda completamente a Quil, que ya había desaparecido del mapa. Seth le esquivó, haciendo un quiebro veloz, y Emmett cambió de objetivo, pasando a ser Embry. En el mismo momento en que mi tío se abalanzaba para hacerle un auténtico placaje al lobo de color gris plateado, Quil salió de entre los árboles y se estampaba contra su espalda, acompañado por Seth, que también le asedió, aunque este de costado. La cara de Emmett volvió a terminar en la nieve y su cuello rodeado de los afilados dientes de Quil.
No obstante, ahí no terminó el espectáculo. Jasper hizo una fugaz señal con la cabeza y mi padre y Carlisle entraron a escena.
No me dio tiempo ni a terminar de parpadear, cuando estos ya se habían arrojado contra Seth y Embry, simulando un desgarramiento con la mano y un mordisco.
La sonrisa de Jake se esfumó.
―Vaya, vaya ―se burló Ryam.
―Cállate, ¿quieres? ―le recriminó Jacob.
―Ese licántropo ya estaría muerto, pero Seth y Embry ya habrían sido mordidos o mutilados ―habló Jasper al tiempo que Em sacaba la cabeza de la nívea superficie, otra vez de mal humor, y los demás se levantaban. Noté el estremecimiento de Brenda y Mercedes a mi lado―. Desde luego jugáis con una ventaja muy grande, y es vuestro trabajo en equipo. Vosotros estáis más organizados que esos licántropos, sin duda, y gozáis de la telepatía, sin embargo, ellos también os atacarán en manada y, aunque no disponen de esas herramientas, podrían ser lo suficientemente peligrosos como para causaros bastantes bajas, como hemos podido comprobar con este ejemplo. En la primera prueba, habéis conseguido terminar con el licántropo, pero Quil ya tendría todas las costillas rotas ―el mencionado gañó y pateó una pequeña brizna de nieve con una de sus patas delanteras, mostrando su disgusto―. Y en esta ya he comentado lo que hubiera sucedido. En equipo trabajáis muy bien, sin embargo, se producirían demasiadas bajas, y eso es porque a nivel individual no sabéis pelear con un licántropo, no sabéis luchar en un cuerpo a cuerpo. A mi modo de ver, deberíamos trabajar individualmente para después utilizarlo en conjunto con la manada. Tened en cuenta que esos licántropos os superarán en número, no tocaréis a uno para cada tres, sino a uno para cada uno o seguramente a más.
Tuve que tragar saliva para recomponerme.
―Pues, venga, ¿a qué esperas para enseñarles? ―apremió Claire, haciendo que todos dirigiéramos nuestra atención a ella―. Y vosotros prestad atención a las lecciones que os dé ―añadió para los lobos, aunque su consejo era más bien para Quil.
Este la miró fijamente y por un momento pareció quedarse anonadado.
―Es la más sensata de los que estamos aquí ―opinó mi padre.
―Será mejor que la hagáis caso, entonces ―aconsejó Carlisle, dedicándole una sonrisa a la joven Claire, la cual sonrió también.
―¿Qué opinas, Jacob? ―le preguntó Jasper―. ¿Quieres que les dé instrucción?
Mi chico observó la estampa durante unos segundos, frunciendo los labios, y terminó suspirando por la nariz con resignación.
―Sí, anda ―accedió finalmente―. Será mejor que nos entrenes un poco con esas técnicas tuyas.
―Bien ―sonrió mi tío, satisfecho―. Pues vamos allá.
Carlisle, Emmett y mi padre volvieron a su posición en la fila de mirones que habíamos formado mientras Jasper por fin soltaba sus manos de la parte trasera de su cintura para ponerse manos a la obra.
Con su elegancia de siempre y ante las miradas atentas de todos, empezó a dar su primera lección.

5 comentarios:

  1. ¡Hola a todos! Soy Tamara ^^

    ¡¡MUCHISIMAS GRACIAS POR SEGUIR LEYÉNDOME!! Y GRACIAS POR SEGUIR COMENTANDO, ESO ME ANIMA MUCHO!

    Bueno, pues aquí tenemos a los chicos entrenando, jajaja. Con este "entrenador" tan duro cualquiera no aprende, ¿eh? ;)

    Lametones para todos!!!

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  2. muy buen capi segui asi la mejor parte es la del entrenamiento....fua ya pasaste los 100 capitulos....segui....eres una gran escritora....

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  3. Hola tamara:
    Buen capitulo, ...por la forma en que lo describes yo tambien siento ese calor muy placentero y acogedor huuummmmm.... jaja soñar no cuesta nada ...y creo que es el nombre perfecto ...Anthony Jacob Black Cullen...suena muy bien no crees?....y como dices con ese entrenador seguro que quedan de lo mejor,.. con mas tacticas y su instinto ...bien preparados para lo que se pueda presentar...eres .....MUY BUENA...gracias
    elsa

    un saludo y un abrazo a todos .

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  4. ¡HOLA! SOY NOVIEMBRE
    NO SE LO QUE PASA PERO CUANDO ESTOY LEYENDO CON EL ORDENADOR DE MESA, NO PUEDO ESCRIBIR NINGÙN COMENTARIO; PERO CUANDO ESTOY CON EL PORTATIL SI.
    LOS CAPÍTULOS PASADOS QUE ME LEI AYER; ESTÁN GENIAL ME REÍ MUCHO CON LO DE LA RADIO Y LAS PUNTADAS QUE EMMETT LE DIRIGE A JACOB, O CON ROSALIE ESE SARCASMO QUE TIENEN LOS DOS.
    QUE PENA LO DE LOS HERIDOS, PERO BUENO PRONTO SE RECUPERARAN Y EL ENFADO DE JACOB ES LOGICO.
    MUCHOS BESOTES Y LAMETONES

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  5. ¡Hola, Noviembre!

    Pues no sé qué pasa con eso de los comentarios, porque por más que miro todo está bien =S Siento mucho las molestias que esto te pueda ocasionar.

    Así que ya vas por aquí, ¿eh? Me alegro de que te siga gustando, y me ha gustado mucho ese comentario que me dejaste en el capítulo donde Renée se reencuentra por fin con Bella. Pues sí, ya era hora de que se reencontrasen, ¿no te parece? Es que creo que SM dejó ese punto muy volátil, es decir, Renée se queda feliz con Phil y hala, ya está. No sé, a mí me parece que una madre no se conforma con eso sin ver a su hija, SM tendría que saberlo mejor que nadie, ya que es madre, pero bueno. Por eso quería arreglar este tema ^^ me alegro de que te gustase.

    Y sobre este capi, jaja, sí, Rose y Jake siempre están igual, no cambiarán nunca xDD Y Emmett igual, jajaja.

    Bueno, guapetona, muchas gracias por seguir leyendo y por tus comentarios, que me encantan!!!

    Lametones!!

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