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NUEVA ERA II. COMIENZO 2ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte").
Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, "Nueva Era I. Profecía" y "Nueva Era II. Comienzo 1ª Parte". Si no, no te enterarás de nada 😏
CAPITULOS:
PARTE DOS: NUEVA ERA
RENESMEE:
77. ACAMPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-77-acampada.html
78. EL LAGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-78-el-lago.html
79. EN MEDIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-79-en-medio.html
80. LICÁNTROPO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-80-licantropo.html
81: DECISIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-81-decision.html
82. CUMPLEAÑOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-82-cumpleanos.html
83. IRRUPCIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-83-irrupcion.html
84. REENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-84-reencuentro.html
85. GRIPE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-85-gripe.html
86. FALLO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-86-fallo.html
87. GIRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-87-giro.html
88. BUENA Y MALA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-88-buena-y-mala.html
89. FELICITACIONES Y PLANES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-89-felicitaciones-y.html
90. APOYO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-90-apoyo.html
91. CARTA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-91-carta.html
92. INTERESES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-92-intereses.html
93. BENEFICIO COLATERAL: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-93-beneficio.html
94. ECOGRAFÍA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-94-ecografia.html
95. FANTASMAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-95-fantasmas.html
96. MANIOBRA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-96-maniobra.html
97. "NO PUEDO": http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-97-no-puedo.html
98. SANGRE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-98-sangre.html
99. HERIDOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-99-heridos.html
100. PRUEBA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-100-prueba.html
ENTRENAMIENTO
A diferencia de ayer, hoy
no llovía, nevaba. Esa densa cortina de grandes y algodonosos copos caía desde
el cielo como por arte de magia y lo cubría todo con su manto de color blanco
impoluto. El cielo estaba tan encapotado, que si te quedabas mirando hacia
arriba, daba la sensación de que esa nieve salía de ninguna parte, parecía
descender de la nada, cayendo lentamente hacia abajo.
―Vamos, Nessie, ya lo has
visto de sobra. Cierra la ventana, te vas a enfriar ―me azuzó Jake, dándole
tirones a la sábana para que me volviera a echar en la cama.
La verdad es que tenía
razón. Ya comenzaba a tener algo de frío. Me encontraba de rodillas, sobre el
colchón, asomada a la ventana que teníamos a modo de cabecero, y aunque me
estaba tapando el torso con la sábana, la helada hacía su acto de presencia en
mis brazos y en mi cara. Lo mejor iba a ser que cerrara la ventana.
Estiré la mano y dejé que
un grueso copo cayese sobre mi palma. Con rapidez, me metí dentro y lo deposité
sobre la punta de la nariz de Jake. El copo se derritió en un segundo, pasando
a ser líquido.
―Muy graciosa ―se quejó él
en un tono irónico, aunque sonriendo. Y se secó con el dorso de su mano.
Solté una risilla y corrí
la hoja de la ventana para cerrarla. Bajé el estor, me incliné sobre él, le di
un beso en la nariz y me eché a su lado, arrimándome bien a su cuerpo con el
fin de entrar en calor. Jacob me tapó con la sábana y enseguida me acogió con
mimo entre sus brazos. Nuestros cuerpos todavía estaban desnudos y, aunque ya habíamos
aplacado la primera llamarada de la mañana y lo había sentido por el mío hacía
un rato, volver a notar su piel pegada a la mía hacía que me estremeciera. Estos
días su piel había aumentado un poco de temperatura y la sentía más cálida y
acogedora. Sus suaves y tórridas manos me frotaban la espalda, haciendo que
comenzase a notar ese placentero calor que incluso me ponía el vello de punta.
―Tenías razón, qué frío
hace afuera ―me respingué, y me arrimé más a su cuerpo desnudo.
―Te lo dije. Como
últimamente eres tan friolera…
Apoyé mi mejilla en su
pecho y Jake pasó a enredar con mi cabello. Arrugué el entrecejo y me mordí el
labio, reflexionando en lo friolera que me había vuelto últimamente.
―No sé por qué me pasa esto
―pensé en voz alta―. Normalmente hubiera aguantado mucho más a la intemperie de
una nevada, y ayer casi me muero de frío en el bosque. ¿Será que ha bajado mi
temperatura corporal?
―Yo te noto tan cálida como
siempre ―afirmó él.
Despegué mi cara de su
torso y la alcé para mirarle.
―Sí, pero es como si mi
cuerpo fuera más sensible, como si respondiera a ciertas cosas de un modo más
humano.
―Tal vez tenga que ver con
que el bebé es humano ―aventuró Jacob, observándome con esos ojazos negros―.
Puede que él te transmita algunas reacciones humanas, como el frío o el asco
que le has cogido a la sangre.
Ugh, pues sí, porque solo
de pensar en esto último me daba un asco tremendo. Carlisle todavía no había
dado con el porqué de mi repentina repulsión hacia la sangre, pero todo
apuntaba a que la razón era la naturaleza humana de nuestro bebé.
―Podría ser, sí ―coincidí,
apoyando mi mejilla en su pecho de nuevo.
Los prodigiosos dedos de
Jake pasaban una y otra vez entre mi pelo y el calor que desprendía su cuerpo
era muy placentero y acogedor. Su poderoso corazón latía con vigor y fuerza,
retumbando en su pecho. Podía oírlo perfectamente sin tener mi oreja pegada a
su esternón, pero me encantaba escucharlo tan de cerca y sentir sus calmadas y
vivas palpitaciones en mi oído, en mi rostro, en mi torso. Eso me relajaba un
montón. También podía sentir el arrullo de su sangre pasando a través de las arterias,
ese flujo constante que se movía al ritmo de cada latido, de cada palpitación,
de cada poderoso bombeo. Ya estaba totalmente acostumbrada a eso, por supuesto,
y la sed que me producía su plasma lo controlaba instintivamente.
Como siempre, esto era como
estar en el paraíso, me sentía tan a gusto, tan completa y realizada. Siempre
me había sentido así junto a Jacob, pero me di cuenta de que ahora había un
ingrediente más que se agregaba a esa sensación. Ahora mismo, la pequeña
familia que habíamos formado Jake y yo estaba al completo. Jacob, yo y nuestro
pequeño bebé en medio de los dos, recibiendo también el calor de su padre. No
sé si eran imaginaciones mías, pero me dio la sensación de que el bebé estaba
tan a gusto como yo y sonreí, feliz.
Entonces, me dio por pensar
en el embarazo de mi madre. Ella no había podido disfrutarlo, como estaba
haciendo yo con el mío, pero mi padre tampoco. Mi madre había sufrido todos los
embistes físicos y psicológicos, pero lo había hecho conscientemente, había
sido su elección, y eso había hecho que afrontara todas las consecuencias y las
asumiera con fuerza y voluntad. Sin embargo, mi padre no había tenido esa
oportunidad. Él había tenido que afrontarlo todo sin tener opción, y había
sufrido tanto. Hasta que pudo escuchar mis primeros pensamientos y después
nací, claro, pero aun así había sufrido demasiado. A mi modo de ver se merecía
un premio, un pequeño regalo.
―Tengo otro nombre con la
“a” ―murmuré.
―¿Cuál?
Por un momento, vacilé un
poco, pero lo solté.
―Anthony.
―¿Anthony? ―no le veía el
rostro, pero por el tono de su voz estaba algo sorprendido, más bien extrañado
de que yo propusiese un nombre así.
Presioné mi labio inferior
ligeramente con mis dientes, esperando a que él se diera cuenta del porqué de
ese nombre.
―Sí, Anthony ―repetí,
pasando mis dedos por su torso para hacerme la indiferente.
Se hizo un breve silencio
mientras Jacob parecía meditarlo.
―Es un poco pijo, ¿no?
Ups. Sin embargo, su
objeción sonó más a una opinión que a una crítica. Vaya, no pareció percatarse de
que ese era el segundo nombre de mi padre. Quizá era un dato que desconocía.
Dejé que mi mejilla se
despegase otra vez de su pecho, me incorporé un poco, dejándole a él abajo, y
le miré.
―Pero, ¿te gusta? ―le
pregunté, observando la reacción de su expresión con atención.
―No sé ―dudó, frunciendo
los labios mientras miraba al techo y se lo pensaba. Luego, volvió a mirarme―.
Le tendríamos que llamar Tony para que no sonase tan pijo, pero no sé qué me
disgusta más, si que suene pijo o lo segundo ―de pronto, sus ojos fueron los
que estudiaron a los míos, entrecerrándolos― ¿Por qué?
―¿Eh? Ah, no, por nada
―disimulé, tumbándome a su lado de nuevo―. Solo fue una sugerencia que se me
ocurrió de repente.
Después de eso que acababa
de decirme, como para revelarle que era el segundo nombre de mi padre. Entonces
sí que lo rechazaría de pleno.
―Lo apuntaré en la lista,
anda ―accedió, aunque más por indulgencia que por otra cosa, lo cual no
resultaba muy alentador a la hora de decirle las razones de mi sugerencia―. A
ver ―siguió―, de momento tenemos Nathan, Adam, Samuel, Daniel, David, Saul,
Jonathan y Anthony. Como sigamos así, acabaremos llenando una libreta entera ―y
se rio con una risilla sorda.
―Ya ―yo también sonreí.
―Tendríamos que ir
escogiendo uno ―sugirió.
Sí. Anthony, pensé. Anthony Jacob, se me ocurrió acto
seguido, y mi boca no pudo evitar ampliar la sonrisa, esta vez con más gozo,
porque ese nombre envolvía a los dos hombres que más amaba del mundo.
Y, de repente:
Tony Jake, se me volvió a ocurrir en mis pensamientos.
Se me escapó una risilla y Jake
bajó el rostro para mirarme.
―¿Qué pasa? ―quiso saber,
sonriéndome con expectación.
Carraspeé para mis adentros
y me bajé de mi nube.
―Nada, cosas mías ―le
contesté, aunque mi boca aún sostenía esa risa―. Ya lo elegiremos, no hay prisa.
Todavía tenemos cinco meses por delante.
Pasé la mano por su
impresionante torso, deleitándome en cada ardiente y fuerte músculo. No sé en
lo que se paró a pensar él en ese instante, pero cogió mi mano y la llevó a sus
labios para besarla.
―Ayer te hice daño en la
mano y no te pedí perdón ―murmuró, mirándome con arrepentimiento.
Volvió a besar mi mano.
Con la misma, acaricié sus
ardientes labios, deslizando las yemas de mis dedos despacio para sentir la
sedosidad de su fina piel. Eso le estremeció y dejó mi mano libre al tiempo que
cerraba los ojos y soltaba un jadeo sordo. Seguí pasando mis dedos con calma y
los dirigí a su barbilla, bajando su labio inferior un poco a su paso. Cuando
recorrí su mandíbula, ascendí y posé mi palma en su mejilla, abrió los párpados
para mirarme con esa mirada suya tan penetrante e intensa que hacía que mis
mariposas ya se volvieran locas.
Primero le mostré a ese
Jacob que yo había visto de espaldas, furioso, lleno de temblores y que no
soltaba mi dolorida mano.
―Lo sien…
Le tapé la boca con los
dedos de mi otra mano para cortar su disculpa y le sonreí. Despejé sus labios y
seguí enseñándole mis recuerdos. Le mostré que comprendía su enfado y su
reacción, y también lo segura que me había sentido de él, lo mucho que había
confiado en su autocontrol, dejándole entrever en mis recuerdos que sabía que
jamás me haría daño, aunque añadí una nota sarcástica y le dejé ver que me
había dejado la mano hecha polvo al tiempo que ampliaba mi sonrisa.
Mi chico captó la broma y
sonrió.
―Soy un bruto, ¿eh?
―No te preocupes, yo soy
una chica dura, y me encantan los brutos como tú ―presumí, rodeando su cuello
con mis brazos.
―Ja, ja ―articuló con
ironía.
Me reí y le di un beso
corto. Cuando dejé su boca, Jake se quedó mirándome maravillado durante un
rato, enganchándome con sus hechizantes ojos negros. Mi corazón y mis mariposas
se aceleraron al mismo tiempo.
―Siempre me he preguntado
qué veías en mí ―susurró sin dejar de observarme de ese modo―. Tú eres tan
especial…
―A lo mejor es porque tú
también lo eres ―le insinué, sonriéndole. Después, dejé que mis pupilas se
perdieran en las suyas definitivamente y fui hipnotizándome conforme hablaba
entre susurros―. Para mí siempre has sido la persona más especial y maravillosa
del mundo, desde siempre ―mi rostro comenzó a acercarse al suyo, ya preso por
esa energía que empezó a emanar de nosotros, y él correspondió de la misma
forma, también mirándome hechizado―. Lo supe en cuanto nací, desde la primera
vez que te vi ―y nuestros labios terminaron uniéndose para besarse.
Todo mi organismo era un
torbellino de sensaciones, pero aumentaron de intensidad cuando los labios de
Jacob también lo hicieron. Sin embargo, los dos tuvimos que obligarnos a parar.
Si nos dejábamos llevar demasiado, ya no podríamos detenernos, y teníamos cosas
que hacer.
―Mierda ―murmuró con
pesadumbre, apoyando su frente en la mía al tiempo que tomaba aire para
recomponerse―, si no fuera porque tenemos ese maldito entrenamiento…
―Lo sé ―sonreí, tomando
oxígeno yo también―. Creo que será mejor que nos levantemos, no queda mucho
para que Brenda llegue a casa.
Mi chico separó nuestras
frentes para observarme.
―¿Brenda va a venir?
―preguntó.
―Seth es uno de los que va
a recibir instrucción hoy, acuérdate, y supongo que Brenda quiere aprovechar
para verle ―le expliqué―. Últimamente se ven muy poco.
―Ah, ya ―hizo una mueca de
aceptación―. ¿Y cuándo te lo ha dicho?
―Ayer, mientras tú le
hacías la gracia a Leah con Simon ―revelé―. Estuve hablando con Brenda,
¿recuerdas?
―Ah, sí ―cayó.
―Me dijo que iba a venir
sobre las once ―miré el despertador de la mesilla de Jake―. Y ya son las diez y
cuarto, así que será mejor que nos levantemos.
―Dúchate tú primero ―me
propuso, poniéndose boca arriba para estirarse.
―Vale ―reí―. Hay que ver
qué perezoso eres.
Le di un beso corto y me
fui a mi lado de la cama para disponerme a salir de ella.
―Solo me quedaré en la cama
cinco minutos más, después ya me levanto ―se defendió al tiempo que ya me ponía
en pie.
En cuanto lo hice, sus
largos y fuertes brazos ocuparon todo lo que pudieron de lo ancho del camastro,
así como sus piernas.
Solté una risilla, me puse
la bata de seda y me acerqué al armario.
Después de ducharme,
vestirme y secarme el cabello, por fin se levantó. Estaba en la puerta del
cuarto de baño justo en el mismo momento en que yo salía. Me dedicó una de sus
maravillosas y blancas sonrisas, me dio otro beso y se metió en el aseo para
ducharse.
Suspiré antes de bajar,
porque nuestro dormitorio era una pequeña burbuja de intimidad en medio de todo
ese remolino de gente que se movía por nuestra pequeña casa, la única que
teníamos, y solo disponíamos de ella por la noche y por las mañanas. Estos
cortos momentos ―o eso me parecían a mí― eran los únicos que disfrutábamos a
solas, en esa cierta privacidad que no lo llegaba a ser del todo nunca. Sin
embargo, por muy mínima que fuera, teníamos que aprovecharla al máximo, aunque
seguía siendo un poco incómodo saber que por mucha radio que pusiéramos y
muchas precauciones sonoras que tomásemos quizá te podían seguir oyendo. Ahora esa
intimidad se había terminado, al menos, hasta que llegara la noche, la cual
siempre me parecía que tardaba en llegar demasiado.
Aunque tenía que reconocer
que el tener gente en casa también tenía sus ventajas.
El desayuno ya lo había
preparado Esme, y esas tortitas, los huevos con beicon, su deliciosa tarta de
manzana, el zumo natural de naranja y el café esperaban en la mesa para que
fueran devorados, aunque la que tuve que esperar para hacerlo fui yo, pues Jake
todavía no había terminado de asearse. Eso sí, en cuanto llegó a la cocina,
ambos nos pusimos manos a la obra.
Durante el desayuno, la tía
Alice nos desveló que mi padre se había ido a patrullar al bosque por la noche.
Ella no nos lo dijo, pero Emmett se encargó de revelarnos el porqué enseguida
con una de sus bromas, cosa que me hizo ponerme roja como un tomate. Luego, nos
dijo que había llamado bien temprano para quedar en un pequeño claro del boscaje
con el fin de realizar allí ese entrenamiento contra licántropos.
Terminamos de desayunar a
tiempo, incluso tuvimos unos minutos para ver la tele en el sofá con Rosalie,
Emmett y mamá, hasta que el timbre de casa sonó.
―No sé por qué han tenido
que venir, la verdad ―refunfuñaba Jake en voz baja mientras caminábamos hacia
ese claro, junto a mi familia.
Observé a Helen y Ryam por
el rabillo del ojo. Estaban a mis espaldas, charlando con Brenda, Mercedes,
Claire, que también habían venido para estar con Embry y Quil, mamá y Alice.
Sabía que Jacob lo había dicho por Ryam, claro, Helen, Claire y Mercedes no le
molestaban para nada.
―Brenda habrá llamado a
Helen y se habrán enterado de esto ―le cuchicheé.
Supuse que, al igual que a
Brenda se lo había dicho Seth para que viniese, a Mercedes se lo había dicho
Embry. Lo que no tenía muy claro era lo de Claire. Me daba la sensación de que
había sido ella la que había insistido en venir, puesto que todavía era muy
joven y seguramente Quil había intentado evitarlo, procurando protegerla de una
preocupación extra que aún le quedaba un poco grande como para llevar a las
espaldas a sus catorce años.
―Claro, y se han apuntado a
la fiesta, cómo no. Ese idiota solo viene para burlarse ―chistó.
―Bueno, no te enfades ―le
calmé, acariciando su brazo con mi mano suelta―. Seguro que han venido para
verme, hace mucho que no quedamos ―y le di un beso en la mejilla.
Beso que surtió efecto
enseguida y que le relajó un poco.
―Mirad, es ahí ―señaló
Emmett, indicando con el dedo a unos pinos centenarios que parecían bordear una
zona despoblada de árboles.
Una vez más, Ezequiel y
Teresa se quedaron en casa para vigilarla, a los que se sumaron Tanya y Carmen,
así que el resto del aquelarre Cullen pudo venir sin problemas. Nos dirigimos a
ese sitio y, cuando atravesamos los pinos señalados por mi tío, salimos al
pequeño claro.
Todo estaba cubierto de
nieve, y los copos no cesaban de caer del cielo.
Mi padre ya estaba
esperando, junto con Seth, Embry y Quil, que ya se encontraban en su forma
lobuna. Estos iban a ser los tres primeros lobos en recibir la instrucción de
Jasper. Aunque el resto de los lobos también iba a verlo a través de los
pensamientos de sus hermanos, Jasper decidió que lo mejor era que, además, lo
practicaran, por lo que todos los metamorfos iban a pasar por manos de mi tío.
Eso haría el entrenamiento más efectivo.
Seth fue el primero en
corretear al lado de Brenda para hacerla carantoñas. Emitía unos gemiditos
sordos al tiempo que le lamía el rostro, y ella le correspondió con una sonrisa
y unas caricias. Embry y Quil se acercaron a sus respectivas para hacer lo
mismo, aunque este último no gimoteó, seguramente para hacerse el duro delante
de Claire. Todavía tenía que demostrar que era el hermano mayor y protector.
Volví a tener una sensación
de culpabilidad enorme, porque por culpa de todo esto, los lobos apenas tenían
tiempo para ellos y los suyos.
Pesqué a papá observándome,
y su rostro ya lo decía todo. Conocía cada uno de mis pensamientos a este
respecto, pero no los compartía. Se acercó a mí y me dio un beso que se sintió
helado en mi frente, pero solo al tacto, porque fue tan cálido. Después, se
acercó a mamá y la besó en los labios con un beso de pasión contenida que algún
día iba a terminar explotando de verdad. Solo esperaba estar bien lejos cuando
eso ocurriera.
Me reí en mi fuero interno,
pero mi padre estaba lo suficientemente ocupado en controlarse como para oírlo.
Jasper, que ya estaba en
una posición totalmente de mando, carraspeó para poner un poco de orden. Tanto
los lobos como mis padres dejaron sus quehaceres para prestar atención.
―Será mejor que comencemos
―sugirió mi tío.
Quil, Embry y Seth
observaron a Jacob, esperando la orden de su Alfa. En cuanto Jake asintió,
alejaron sus patas de las chicas y se colocaron frente a Jasper.
Jacob no iba a recibir
instrucción, por lo menos no físicamente, ya que a él realmente no le hacía
falta, con su poder espiritual tenía bastante para fulminar a todos los
licántropos que se le pusieran por delante, aunque había decidido venir para
ver el entrenamiento, y para poner un poco de orden con sus lobos, si se daba
el caso.
Brenda, Helen, Ryam,
Mercedes y Claire se pusieron a nuestro lado, así como el resto de mi familia.
Hacía frío, como ya había
comprobado hacía más o menos una hora, pero esta vez salí más preparada de
casa. Mi abrigo verde pino de tres cuartos me protegía bien de estas bajas
temperaturas, así como mis guantes y mi gorro de lana gris. Y tenía a mi
calentito marido a mi lado, al que siempre podía recurrir si me daba algún
respingo.
―Como ya sabéis, los
licántropos gozan de dos armas muy eficaces ―empezó Jasper―: las cuchillas de
sus garras y su puntiaguda y letal dentadura, por lo que jamás tenéis que
perderlas de vista.
―Eso es evidente ―murmuró
Jacob, poniendo los ojos en blanco.
Mi tío escuchó su
comentario, pero prefirió hacer caso omiso.
―Otra cosa que debéis
evitar es que os atrapen con sus brazos ―siguió―. Los licántropos son seres muy
rápidos y fuertes, tanto como los neófitos, y podrían aplastaros y romperos
varios huesos ―Quil gruñó como protesta, ya que Claire estaba presente. Jasper
se giró hacia ella―. Lo siento.
―No importa, sigue ―le
exhortó ella, aunque su rostro de preocupación ya se expresaba bastante.
Quil soltó un suspiro sordo
disconforme. Sin duda estaba feliz de verla y estar con ella, pero se notaba
que no le gustaba nada que Claire estuviera presente en una cosa como esta.
Brenda y Mercedes dejaron
sus labios blancos, de lo que los apretaban.
Yo sentí un escalofrío, si
bien esta vez no era por el frío, sino que fue provocado al recordar lo que
aquél neófito había estado a punto de hacer años atrás con Jacob, y eso que yo
no lo había visto ni había estado presente.
―Bien, lo que os voy a
enseñar son técnicas para evadir esos posibles ataques ―afirmó Jasper, ya
mirando a los tres lobos.
―Te recuerdo que nosotros
andamos a cuatro patas ―dijo Jake, hablando con cierto sarcasmo―. Ya sabes, no
podemos hacer llaves, ni dar patadas, ni nada de eso.
―La verdad es que se os
vería bastante ridículos ―opinó Ryam, curvando su labio hacia arriba.
Por primera vez, Claire
soltó una risilla, aunque Jacob fulminó a Ryam con la mirada.
―Mis técnicas también
sirven para vosotros ―rebatió Jasper sin perder su compostura elegante―. Lo que
tenéis que hacer es atacar a su columna vertebral.
―Uf, no sé ―dudó mi chico―.
Esos bichos son muy ágiles, tío, se revuelven con mucha rapidez y cuando te das
cuenta los tienes encima de nuevo. Eso no servirá de nada. Lo único que pueden
hacer es esquivar sus cuchillas y lanzarse al cuello del licántropo en cuanto sea
posible. Un apretón de dientes, un crack, y licántropo fuera de combate.
―Dudo mucho que así
consigáis un ataque efectivo ―cuestionó mi tío.
Quil, Embry y Seth
oscilaban las cabezas de uno a otro, esperando a que se decidieran.
―Tú nunca has luchado
contra un licántropo, en cambio, yo sí ―le respondió Jake, algo ofendido.
―Sí, y te recuerdo que
acabó mordiéndote.
Sentí otro escalofrío, pero
este fue mucho peor. Solo recordar eso hacía que un relámpago helado atravesara
mi cuerpo con saña. Automáticamente, y de una manera inconsciente, apreté la
mano de Jake.
―Vaya, vaya, ¿qué te
parece? ―se burló Ryam.
―Creo que ambos tenéis
razón ―medió Carlisle, antes de que a Jacob le diera tiempo a soltar lo que
tuviera pensado soltar―. ¿Por qué no fusionáis las dos ideas? Todas se pueden
utilizar.
―Carlisle tiene razón
―coincidió mi padre―. Podéis atacar al cuello del licántropo, pero esquivando
sus embistes con las técnicas de Jasper. Yo no veo el problema.
―De acuerdo ―aceptó Jasper,
aunque con un aire un tanto orgulloso.
Todos miramos a Jake.
―Vale, vale ―accedió él
también, haciendo un gesto con su mano libre para que Jazz siguiera con su
explicación.
Este asintió.
―Emmett, por favor ―le
pidió con un movimiento de cabeza.
―Bien, que empiece el
espectáculo ―sonrió él, frotándose las manos mientras echaba a andar hacia el
centro del ruedo.
―Em hará de licántropo.
―El papel te queda que ni
pintado ―se mofó Jacob―. Aúlla un poco, a ver cómo te sale.
Emmett le mostró su dedo
corazón y Jake se carcajeó.
―Desde que se mezcla con
esta jauría de chuchos sus modales dejan mucho que desear ―resopló Rosalie,
mirando hacia otro lado con desagrado.
Claire la miró mal a ella.
―Su sueño por fin se va a
hacer realidad ―bromeó mi madre.
Me reí.
―Primero quiero ver cómo lo
hacéis ―dijo Jasper, cruzando sus brazos por detrás de su cintura a la vez que
caminaba a un lado para apartarse y observar―. Atacad a Emmett como si fuera un
licántropo.
Los lobos se miraron los
unos a los otros.
―Bueno, ¿a qué estáis
esperando? Atacadme ―azuzó Emmett con una enorme y provocadora sonrisa,
inclinándose hacia delante para adoptar una postura ofensiva.
Quil no lo dudó. Salió el
primero de entre el enorme lobo de color arenoso y el gris plateado, que le
flanqueaban a ambos lados, y avanzó con paso seguro sobre la nívea y blanda
superficie, plantándose frente al gigantón de mi tío, que le esperaba con los
brazos abiertos, literalmente.
―¡Vamos, Quil! ―le animó Claire.
El lobo marrón oscuro se
agazapó, enseñando sus dientes de un modo totalmente competitivo, y de una
forma inopinada y ágil saltó sobre Emmett, rugiéndole en el aire.
Mi tío actuó como creía que
lo haría un licántropo. Zigzagueó con un movimiento digno de un relámpago y con
una facilidad pasmosa atrapó a Quil entre sus brazos, aunque ambos terminaron rodando
sobre la nieve.
Sin embargo, cuando Emmett
ya se iba a incorporar para cantar victoria, un borrón ocre salió de la nada
por detrás y se le echó encima. En una fracción de segundo, las patas
delanteras de Seth chocaron con la espalda de mi tío, empujándole de tal forma
que su cara se estampó y se hundió en la fría manta de hielo sin que a este le
diera tiempo a decir ni mu. Seth terminó su brillante actuación inclinándose
sobre Emmett para envolver su cuello con sus fauces, simulando así la rotura
del cuello del licántropo.
―¡Ja! ¿Qué te parece? ―rio
Jacob, dando una palmada en la que también se vio implicada mi mano.
Embry y Quil emitieron unos
gemiditos ahogados para reírse y el primero añadió un aullido corto.
Seth se irguió y se quedó
sobre Emmett, a modo de trofeo, levantando el hocico con orgullo. Mi tío clavó
las manos en la nieve y levantó los codos, pero antes de que sacara la cabeza y
se incorporase de un movimiento brusco, el lobo de color arena consiguió
bajarse de su cuerpo de un brinco, aterrizando en el hielo blando con suavidad.
―Vaya, Em, ¿qué te ha
pasado, eh? ―se burló Jake―. Incluso ha sobrado uno de mis lobos.
―Porque han hecho trampa
―protestó, poniéndose de pie y limpiándose los pantalones.
―Te han engañado como a un
niño ―se rio papá.
―Eso no es hacer trampa ―le
contradijo Jake, sonriéndole con orgullo―. Te han tendido una emboscada, así es
como trabajamos los lobos. Siempre somos un equipo, un todo.
Quil regresó a su posición
junto a Embry, y Seth caminó frente a Brenda para hacer lo mismo, alzando la
cabeza para pavonearse delante de ella.
―¡Bravo, Seth! ―alabó
Brenda.
―Y encima ha sido Seth
―apuntilló mi padre para picarle más.
―Pura suerte ―refunfuñó
Emmett.
El motivo por el cual
estábamos aquí y teníamos que hacer esto no era nada divertido, pero la verdad
es que nos lo estábamos pasando muy bien.
―No ha estado nada mal
―reconoció Jasper sin soltar sus manos de la parte trasera de su cintura. Sus
pies se movían con calma, formando una estrecha elipse en la nieve mientras
observaba con atención―. Probemos otra vez ―les instó acto seguido.
―Ahora no me vais a engañar
―farfulló Em, agazapándose, sin quitarles ojo a ninguno de los tres lobos.
En esta ocasión no avanzó
uno solo, sino que fueron Embry y Seth los que salieron a la palestra. Y lo
hicieron muy rápido. Como dos auténticos torpedos, saltaron hacia Emmett. Mi
tío ya estaba preparado para recibir su embiste, sin embargo, ambos lobos se
bifurcaron.
―¡Esta vez no me pilláis!
―exclamó Emmett, que se decidió por Seth para intentar atraparle primero.
Vi por el rabillo del ojo
cómo Jake sonreía. Me estaba preguntando el porqué, cuando de pronto vi que Em
se giraba para coger a Seth y Embry, dándole la espalda completamente a Quil,
que ya había desaparecido del mapa. Seth le esquivó, haciendo un quiebro veloz,
y Emmett cambió de objetivo, pasando a ser Embry. En el mismo momento en que mi
tío se abalanzaba para hacerle un auténtico placaje al lobo de color gris
plateado, Quil salió de entre los árboles y se estampaba contra su espalda,
acompañado por Seth, que también le asedió, aunque este de costado. La cara de
Emmett volvió a terminar en la nieve y su cuello rodeado de los afilados
dientes de Quil.
No obstante, ahí no terminó
el espectáculo. Jasper hizo una fugaz señal con la cabeza y mi padre y Carlisle
entraron a escena.
No me dio tiempo ni a
terminar de parpadear, cuando estos ya se habían arrojado contra Seth y Embry,
simulando un desgarramiento con la mano y un mordisco.
La sonrisa de Jake se
esfumó.
―Vaya, vaya ―se burló Ryam.
―Cállate, ¿quieres? ―le
recriminó Jacob.
―Ese licántropo ya estaría
muerto, pero Seth y Embry ya habrían sido mordidos o mutilados ―habló Jasper al
tiempo que Em sacaba la cabeza de la nívea superficie, otra vez de mal humor, y
los demás se levantaban. Noté el estremecimiento de Brenda y Mercedes a mi
lado―. Desde luego jugáis con una ventaja muy grande, y es vuestro trabajo en
equipo. Vosotros estáis más organizados que esos licántropos, sin duda, y
gozáis de la telepatía, sin embargo, ellos también os atacarán en manada y,
aunque no disponen de esas herramientas, podrían ser lo suficientemente
peligrosos como para causaros bastantes bajas, como hemos podido comprobar con
este ejemplo. En la primera prueba, habéis conseguido terminar con el
licántropo, pero Quil ya tendría todas las costillas rotas ―el mencionado gañó
y pateó una pequeña brizna de nieve con una de sus patas delanteras, mostrando
su disgusto―. Y en esta ya he comentado lo que hubiera sucedido. En equipo
trabajáis muy bien, sin embargo, se producirían demasiadas bajas, y eso es
porque a nivel individual no sabéis pelear con un licántropo, no sabéis luchar
en un cuerpo a cuerpo. A mi modo de ver, deberíamos trabajar individualmente
para después utilizarlo en conjunto con la manada. Tened en cuenta que esos
licántropos os superarán en número, no tocaréis a uno para cada tres, sino a
uno para cada uno o seguramente a más.
Tuve que tragar saliva para
recomponerme.
―Pues, venga, ¿a qué
esperas para enseñarles? ―apremió Claire, haciendo que todos dirigiéramos
nuestra atención a ella―. Y vosotros prestad atención a las lecciones que os dé
―añadió para los lobos, aunque su consejo era más bien para Quil.
Este la miró fijamente y
por un momento pareció quedarse anonadado.
―Es la más sensata de los
que estamos aquí ―opinó mi padre.
―Será mejor que la hagáis
caso, entonces ―aconsejó Carlisle, dedicándole una sonrisa a la joven Claire,
la cual sonrió también.
―¿Qué opinas, Jacob? ―le
preguntó Jasper―. ¿Quieres que les dé instrucción?
Mi chico observó la estampa
durante unos segundos, frunciendo los labios, y terminó suspirando por la nariz
con resignación.
―Sí, anda ―accedió
finalmente―. Será mejor que nos entrenes un poco con esas técnicas tuyas.
―Bien ―sonrió mi tío,
satisfecho―. Pues vamos allá.
Carlisle, Emmett y mi padre
volvieron a su posición en la fila de mirones que habíamos formado mientras
Jasper por fin soltaba sus manos de la parte trasera de su cintura para ponerse
manos a la obra.
Con su elegancia de siempre
y ante las miradas atentas de todos, empezó a dar su primera lección.
¡Hola a todos! Soy Tamara ^^
ResponderEliminar¡¡MUCHISIMAS GRACIAS POR SEGUIR LEYÉNDOME!! Y GRACIAS POR SEGUIR COMENTANDO, ESO ME ANIMA MUCHO!
Bueno, pues aquí tenemos a los chicos entrenando, jajaja. Con este "entrenador" tan duro cualquiera no aprende, ¿eh? ;)
Lametones para todos!!!
muy buen capi segui asi la mejor parte es la del entrenamiento....fua ya pasaste los 100 capitulos....segui....eres una gran escritora....
ResponderEliminarHola tamara:
ResponderEliminarBuen capitulo, ...por la forma en que lo describes yo tambien siento ese calor muy placentero y acogedor huuummmmm.... jaja soñar no cuesta nada ...y creo que es el nombre perfecto ...Anthony Jacob Black Cullen...suena muy bien no crees?....y como dices con ese entrenador seguro que quedan de lo mejor,.. con mas tacticas y su instinto ...bien preparados para lo que se pueda presentar...eres .....MUY BUENA...gracias
elsa
un saludo y un abrazo a todos .
¡HOLA! SOY NOVIEMBRE
ResponderEliminarNO SE LO QUE PASA PERO CUANDO ESTOY LEYENDO CON EL ORDENADOR DE MESA, NO PUEDO ESCRIBIR NINGÙN COMENTARIO; PERO CUANDO ESTOY CON EL PORTATIL SI.
LOS CAPÍTULOS PASADOS QUE ME LEI AYER; ESTÁN GENIAL ME REÍ MUCHO CON LO DE LA RADIO Y LAS PUNTADAS QUE EMMETT LE DIRIGE A JACOB, O CON ROSALIE ESE SARCASMO QUE TIENEN LOS DOS.
QUE PENA LO DE LOS HERIDOS, PERO BUENO PRONTO SE RECUPERARAN Y EL ENFADO DE JACOB ES LOGICO.
MUCHOS BESOTES Y LAMETONES
¡Hola, Noviembre!
ResponderEliminarPues no sé qué pasa con eso de los comentarios, porque por más que miro todo está bien =S Siento mucho las molestias que esto te pueda ocasionar.
Así que ya vas por aquí, ¿eh? Me alegro de que te siga gustando, y me ha gustado mucho ese comentario que me dejaste en el capítulo donde Renée se reencuentra por fin con Bella. Pues sí, ya era hora de que se reencontrasen, ¿no te parece? Es que creo que SM dejó ese punto muy volátil, es decir, Renée se queda feliz con Phil y hala, ya está. No sé, a mí me parece que una madre no se conforma con eso sin ver a su hija, SM tendría que saberlo mejor que nadie, ya que es madre, pero bueno. Por eso quería arreglar este tema ^^ me alegro de que te gustase.
Y sobre este capi, jaja, sí, Rose y Jake siempre están igual, no cambiarán nunca xDD Y Emmett igual, jajaja.
Bueno, guapetona, muchas gracias por seguir leyendo y por tus comentarios, que me encantan!!!
Lametones!!