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jueves, 29 de septiembre de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 90: APOYO



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NUEVA ERA II. COMIENZO 2ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte").

Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, "Nueva Era I. Profecía" y "Nueva Era II. Comienzo 1ª Parte". Si no, no te enterarás de nada 😏


CAPITULOS:

PARTE DOS: NUEVA ERA

RENESMEE:

77. ACAMPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-77-acampada.html
78. EL LAGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-78-el-lago.html
79. EN MEDIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-79-en-medio.html
80. LICÁNTROPO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-80-licantropo.html
81: DECISIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-81-decision.html
82. CUMPLEAÑOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-82-cumpleanos.html
83. IRRUPCIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-83-irrupcion.html
84. REENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-84-reencuentro.html
85. GRIPE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-85-gripe.html
86. FALLO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-86-fallo.html
87. GIRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-87-giro.html
88. BUENA Y MALA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-88-buena-y-mala.html
89. FELICITACIONES Y PLANES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-89-felicitaciones-y.html


APOYO


Después de que Carlisle me tomara una muestra de sangre con el fin de llevarla a su casa de Forks para analizarla, Jacob y yo salimos de nuestro hogar y nos dirigimos a la vivienda del Viejo Quil, dando un tranquilo e íntimo paseo por la playa de First Beach, cogidos de la mano. Bueno, íntimo era un decir, claro, porque mi familia se había quedado en casa, ya que no podían salir del perímetro, pero todos los alrededores estaban siendo controlados por algunos de los miembros de la manada, y aunque Jacob no se despegaba de mí, nosotros mismos estábamos siendo vigilados en todo momento, por si acaso. Era una sensación realmente incómoda, la verdad, pero no me quedaba más remedio que aguantarme.
―Esto terminará pronto ―me alentó Jake, pasándome el brazo por los hombros para arrimarme más a él. Como siempre, parecía que me leía la mente―. Pillaremos a esas sanguijuelas y todo volverá a la normalidad.
―Eso espero ―suspiré.
El océano quería demostrarnos su poderío mandando un fuerte oleaje hacia la orilla. Un grupo de agitadas gaviotas, que se abalanzaban a por los peces que chocaban contra las rocas y quedaban aturdidos, no era lo único que amenizaba nuestro paseo. El sonido de las olas rompiendo en la arena era continuo y contundente, y estas dejaban un rastro de espuma blanca en su vuelta hacia el mar, como último vestigio de su invasión. El cielo estaba encapotado con una densa capa de nubes grises que comenzó a descargar una suave pero insistente llovizna. La alfombra de piedras lisas que cubría la arena no tardó en empaparse.
―Mierda, tenía que haber cogido un paraguas ―se lamentó mi chico, apretándome contra él, como si así fuera a mojarme menos.
Aunque el calor que emanaba de su cuerpo era muy acogedor.
―No pasa nada, estoy bien ―sonreí, rodeándole con mis brazos y dándole un beso en la mejilla.
Seguimos caminando de esa guisa por la playa en forma de media luna, aunque más deprisa, hasta que llegamos a la casita de color verde apagado del Viejo Quil.
Jacob dio dos toques en la puerta y, como siempre, pasó a la vivienda sin más, conmigo de la mano. Atravesamos el pequeño vestíbulo y entramos en esa sala en la que ya nos esperaban todos los miembros del Consejo. El Viejo Quil estaba en su anticuada butaca, Billy había aparcado su silla de ruedas a un lado y Sam y Sue ya se encontraban sentados en sus correspondientes banquetas. Sam ya no era el jefe de la tribu, por tanto, teóricamente ya no tendría que pertenecer al Consejo, pero Jacob sabía lo importante que era todo esto para él, así que había exigido que lo siguiera siendo. Nadie puso pegas, ya que su presencia y su experiencia siempre eran muy bienvenidas.
Todos los presentes ya nos habían felicitado, excepto el Viejo Quil, que se apresuró a hacerlo en cuanto nos vio aparecer.
―Enhorabuena ―exclamó con una sonrisa de satisfacción enorme y un orgullo que desbordaba honorabilidad por todos sitios. La cara de Billy también reflejaba una luminosidad especial―. Me alegro de que por fin os decidierais a tener un hijo.
Bueno, decidir, decidir…
―Gracias, Quil ―agradeció Jake por ambos, llevándome hacia el sofá.
Nos sentamos sin que Jacob soltara mi mano. Jake solía venir a menudo, puesto que, también en teoría, era el jefe de la tribu y ahora formaba parte del Consejo, así que tenía que asistir a las reuniones que tenían lugar aquí. Pero yo no estaba acostumbrada, y esto me recordaba a aquella visita de hace años para hablar de mi pulsera. Era la misma estampa, aunque ahora las cosas eran bien distintas y el motivo por el cual veníamos también.
―Me siento muy feliz ―afirmó el Viejo Quil―. Siempre es una alegría la llegada de un hijo, pero en este caso doblemente, pues será un varón, según tengo entendido, ¿no es así?
―Sí, es un niño ―le ratificó Jacob, sonriendo.
―Es estupendo ―aprobó con entusiasmo―. Será un futuro Alfa.
Billy sonrió con satisfacción al volver a escuchar eso.
―Sí, pero de eso quería hablaros precisamente ―dijo Jake, después de mirarme.
―¿Qué ocurre? ―intuyó el anciano Quil Ateara al ver nuestros rostros, cambiando el suyo automáticamente.
―Se trata de Razvan y esos magos ―empezó a explicar mi chico, en un tono de gravedad―. Bueno, es un poco largo de contar, pero sabemos que quieren evitar… el nacimiento del bebé ―sus dientes chirriaron al final de la frase―. Nessie y mi hijo corren peligro.
Mi suegro tampoco pudo evitar que sus muelas se apretasen.
―¿Y por qué quieren eso? ―preguntó el Viejo Quil.
Jacob le explicó todo el asunto con pelos y señales, y el semblante del Viejo Quil fue adquiriendo más seriedad y gravedad conforme escuchaba, aunque no fue el único. Billy seguía rechinando los dientes de tanto en cuanto.
―Por eso necesitamos hacer una excepción del tratado con los Cullen, para poder proteger mejor a Nessie y al bebé ―concluyó Jacob.
―¿A qué te refieres con excepción? ―se notó que ya esa palabra no le hizo mucha gracia al Viejo Quil.
―Les necesito en los bosques ―aclaró Jake, mirándole fijamente.
―Eso no puede ser, lo sabes ―se opuso el anciano, frunciendo su arrugado ceño al tiempo que apoyaba las dos manos en su bastón de castaño―. El tratado tiene que cumplirse, es lo que acordamos.
Billy, Sam y Sue escuchaban atentamente. Ellos estaban de acuerdo con Jacob, sin duda, pero para hacer esa excepción con el tratado tenía que ser un consenso unánime. Si el Viejo Quil se negaba, no teníamos nada que hacer.
―Ya, lo sé, pero solo será momentáneamente, hasta que demos caza a esas sanguijuelas y las liquidemos ―alegó Jacob nerviosamente―. Después las cosas volverán a su cauce.
―No les necesitáis ―rebatió el Viejo Quil―. La manada es lo suficientemente fuerte como para afrontar tal peligro.
―Vamos, Quil, con ellos tendríamos más ventaja ―discutió mi chico, bajando las cejas hasta los ojos―. Ellos pueden subirse a los árboles, pueden manejarse en las alturas.
―Y vosotros conocéis este territorio mejor que nadie.
―Por eso debemos unir nuestras fuerzas ―continuó Jacob―. Si nos mezclamos, si nos compaginamos, esos chupasangres magos no tendrán nada que hacer.
―Jamás hemos necesitado la ayuda de nadie ―soltó el anciano, malhumorado.
―Nessie y el bebé forman parte de su familia, también quieren protegerlos. Están en su derecho de hacerlo ―alegó Jake, enfadado―. Además, nosotros les hemos ayudado muchas veces y ellos se sienten en deuda, es una forma de pago ―se inventó acto seguido, a ver si con eso el Viejo Quil daba su brazo a torcer.
―No tienen nada que pagar ―espetó él con necedad.
―Mira, ¿sabes qué? Me da igual lo que digas. Se trata de mi mujer y mi hijo, Quil, y haré todo lo que esté en mi mano para protegerles ―aseguró Jake, rechinando los dientes―. Me gustaría que el Consejo, que mi gente, me apoyase en algo como esto, pero si no es así yo seguiré adelante igualmente.
―¿Acaso me estás diciendo que tú vas a modificar ese tratado sin nuestro permiso? ―ahora el entrecejo del Viejo Quil se hundió sobre sus caídos párpados.
La mano de mi chico apretó la mía.
―Así es ―asintió sin ningún titubeo, clavándole una mirada de profunda determinación y hablando de igual modo―. Soy el Gran Lobo, jamás olvides eso. Soy el que más autoridad tiene de los que estamos aquí, lo sabes. Nunca he utilizado esto, porque no me gusta, sabes que lo odio, pero lo haré ahora si con esto protejo a mi familia ―no era el momento, por supuesto, pero supe que esa denominación de familia se refería a mí y a nuestro hijo y no pude evitar que mis mariposas saltaran, emocionadas, al escucharle―. Ellos son lo más importante para mí, y haré lo que sea para protegerles, lo que sea ―su tono salió rabioso y sus muelas rechinaron de nuevo―. Si cuento con vuestro apoyo, me sentiré muy orgulloso y me haréis feliz, y quiero tenerlo, por eso he venido hasta aquí; pero si no cuento con él, seguiré con esto igualmente, por mucho que me disguste la situación. Cuento con el apoyo de la manada, lo sabes de sobra, ellos me seguirán allí donde yo vaya, y eso es suficiente para mí.
―No sé lo que saldrá de aquí, pero yo te apoyo ―declaró Sam, asintiendo mientras le miraba con honorabilidad y respeto―. Haré todo lo que me pidas que haga.
―Gracias, Sam ―le dijo Jake sin cambiar su postura y actitud.
―Y yo también, por supuesto ―le siguió Billy―. Lo siento, Quil, pero también se trata de mi familia.
―Creo que Jacob tiene razón, Quil ―manifestó Sue, observando al anciano con suma seriedad―. Todos haríamos lo mismo en su lugar.
―No me gusta ―refunfuñó el anciano, aunque su semblante ya no era tan terco como antes―. Si todos hiciéramos lo mismo, como dices tú, las leyes y los tratados serían como las semillas de un diente de león, que con un soplido se esparcen por el aire.
―Este es un caso especial ―afirmó Sam―. Jacob es el Gran Lobo, y su esposa lleva al futuro Alfa en su vientre, a un futuro Príncipe de los Lobos. Es nuestra obligación ceder a su petición, es más, esto deberíamos tomarlo como un honor.
El Viejo Quil masculló algo ininteligible mientras miraba a un lado con evidente disgusto.
―Bueno, me da igual ―soltó Jake, cabreado, levantándose con precipitación. El tirón de su mano hizo que yo también me tuviera que poner de pie―. Haré esa excepción del tratado, con tu apoyo o sin él.
Jacob echó a andar hacia la puerta en grandes zancadas, tirando de mí.
―Espera ―le pidió el Viejo Quil. Todavía parecía malhumorado, pero su voz sonó a rendición. Eso hizo que Jake se detuviera y se girara para mirarle―. Está bien, tienes mi apoyo ―cedió finalmente, aunque a regañadientes―. Eres el Gran Lobo y no lo necesitas, pero el consenso es unánime.
Mi chico se quedó observándole un momento, con esa preciosa mirada penetrante e intensa.
―Bien. Gracias ―le respondió con el mismo semblante.
Se dio la vuelta y seguimos nuestro camino hacia la puerta.
―Espera, hijo ―se escuchó decir a Billy.
Nos paramos de nuevo y vimos cómo mi suegro giraba las ruedas hacia nosotros, pasando a ese canijo vestíbulo donde ya casi no entrábamos.
―Llevad un paraguas, llueve bastante ―nos ofreció, sacando uno del viejo paragüero de la entrada.
El rostro de Billy mostró una media sonrisa satisfecha cuando nos hizo entrega del paraguas, confesando a las claras lo orgulloso que se sentía de su hijo.
―Gracias, papá ―le agradeció Jacob, aunque supe que no era por el paraguas.
Billy asintió y yo le sonreí.
Salimos de casa del Viejo Quil en silencio y Jacob abrió el susodicho paraguas, que, por cierto, era tan grande que podría cubrir a tres metamorfos perfectamente. Lo alzó para taparnos, me agarré de su brazo y bajamos los dos peldaños del porche para pasar a la arena de First Beach.
Continuamos de ese modo un rato más, caminando por esa alfombra de piedrecillas y arena mojadas. La llovizna se había transformado en una lluvia en toda regla, así que esta enseguida empapó el oscuro paraguas. Las gotas rebosaban del mismo sin descanso, resbalando por los bordes hasta iniciar una caída libre hacia la arena.
Miré a Jake, ya que estaba muy callado. Sus ojos estaban enfrascados en el terreno arenoso, enfadados. No pude evitar sentirme un poco culpable. Ya sabía que no era culpa mía, desde luego, pero el hecho de que se tratase de mi familia y de mí, de que Jacob tuviera que enfrentarse a alguien de su tribu por nosotros, ya era suficiente como para hacerme sentir mal.
―Siento mucho que hayas tenido que pasar por esta situación ―murmuré, mordiéndome el labio.
Jacob giró el rostro hacia mí deprisa.
―No tienes que sentir nada, no es culpa tuya ―declaró, como siempre ya adivinando lo que pasaba por mi cabeza.
―Sí, lo sé. Pero el que sea por mi familia y por mí…
Mi chico se detuvo y yo tuve que hacer lo mismo.
―Tú eres mi familia ―afirmó, enganchándome con sus grandes ojos negros y brillantes, penetrantes y dulces al mismo tiempo, esos ojazos que tanto adoraba. Mis mariposas batieron sus alas sin remedio, por él, pero también por sus palabras―. Lo eres desde siempre, desde que naciste, y ahora el bebé forma parte de ella, de nosotros. Vosotros sois lo más importante para mí, y me enfrentaré a quien sea para defenderos ―entonces, su rostro cambió a uno más alegre y desenfadado―. Lo malo es que tu familia también entra en el lote, qué le voy a hacer ―e hizo una mueca.
Sonreí. Jake siempre conseguía que las cosas parecieran tan fáciles.
―No te metas con ellos ―le advertí en broma, sin dejar de sonreír.
Nuestros pies comenzaron a moverse de nuevo por la arena.
―No me meto, pero mira, ¿sabes lo que nos espera ahora? Un olor insoportable en casa, unos invitados que no duermen nunca y, lo peor de todo, un lector de mentes permanente. Menudo tostón ―bromeó, mostrándome una sonrisita.
―Ja, ja ―articulé con ironía, si bien no pude reprimir que mis labios siguieran alzados hacia arriba.
Pero, de pronto, su frase me hizo caer en algo. Lo peor de todo es que no íbamos a tener intimidad para nada. O sea, para nada, nada. Puse cara de dolor.
―¿Qué pasa? ―inquirió Jake, preocupado.
―Nada, nada ―le calmé, palmeando su brazo.
Mejor que no se plantease esto de momento.
El hueco que dejaban los árboles lindantes con la playa y que daba entrada a nuestro jardín ya se divisaba, no muy lejos.
―¿Crees que el Viejo Quil se ha enfadado mucho por esto? ―pregunté para cambiar de tema.
―Me da lo mismo ―contestó, llevando su vista al frente y poniéndose serio otra vez―. Es un cabezota. Nunca he visto a nadie tan terco como él ―resopló.
―Espero que no te traiga problemas ―me mordí el labio de nuevo.
―No te preocupes ―me tranquilizó―. Es muy cabezota y algo cascarrabias, pero se le pasará pronto. Siempre hace lo mismo. Además, sabe que yo haría esa excepción con el tratado igualmente, así que no le queda más remedio que aguantarse ―y soltó una risilla maléfica.
―Es que, como te vi tan serio…
―Porque su actitud me da mucha rabia, ¿entiendes? ―explicó, propinándole un pequeño puntapié a uno de los cantos rodados de la arena, el cual chocó con suavidad contra uno de los troncos blanquecinos―. Es muy terco, siempre está con el mismo rollo. Entiendo que tenemos que proteger a la tribu y todo eso, pero ya sabe de sobra que tu familia no es peligrosa, y aun así sigue poniendo trabas para todo. Ya lo hizo el día de nuestra boda. Casi tengo que ponerme de rodillas y suplicarle para que al final accediera a que pudiesen pisar la playa.
―Ya, pero, ¿sabes? Aunque se trate de mi familia, no le culpo. Es muy mayor, y desde que era un niño seguro que ha escuchado toda clase de historias y leyendas sobre vampiros. Es lo que le han inculcado, lo que lleva creyendo toda su vida. Además, a excepción de ese casi nulo trato que ha tenido con mi familia, jamás ha tenido contacto con ningún otro vampiro. Solo conoce las acciones de los malos, lo que le han contado, y encima todos los días escuchará las aventuras de los chicos con esos nómadas que vienen hasta aquí. Si te paras a pensar, es lógico que no se fíe de ninguno ―opiné.
―Sí, si en eso te doy la razón ―asintió, mirando al nublado horizonte del océano, a su otro lado―. Pero también tiene que entender que para mí ya no es la tribu, ni siquiera la manada, para mí lo más importante eres tú y ahora también el bebé, sois lo primero de mi lista de prioridades ―su enfado iba creciendo conforme hablaba―. Lo sabe de sobra, sabe todo lo que siento por ti, lo fuerte que es nuestro vínculo. Y si tengo que saltarme alguna regla para protegeros, me la saltaré sin pestañear.
―Vale, vale, no te enfades ―intenté calmarle.
Volvió la vista al frente.
―No me cabreo, es… indignación, ¿comprendes? ―matizó, todavía algo exaltado, aunque ya estaba más tranquilo.
Suspiró.
―Bueno, ya le conoces. Seguro que esta noche se lo piensa mejor y mañana ya está contigo al cien por cien ―le sonreí, arrimándome más a él mientras seguíamos nuestro camino―. Es muy cabezota, porque ya está mayor, pero te tiene mucho respeto y sabe que tienes razón. Al final cedió, ¿lo ves?
Jacob giró el rostro hacia mí y me enseñó esa maravillosa sonrisa. Era tan blanca y deslumbrante, que hasta iluminaba ese día tan oscuro y tétrico.
―No sé cómo lo haces, pero siempre consigues tranquilizarme, ¿sabes? ―confesó.
―Te conozco bien ―aseguré con una risilla.
―Sí ―admitió, riéndose.
Dios, era tan guapo…
Le obligué a parar, tirando de su brazo para ponerle frente a mí, y llevé mi rostro al suyo para besarle con una rapidez que le pilló completamente por sorpresa. Eso no impidió que sus labios acompasaran a los míos inmediatamente. Su corazón también se aceleró, como el mío, y mi estómago se vio invadido por ese más que conocido, alocado y frenético cosquilleo. Ambos nos besamos con entusiasmo, entrelazando nuestras bocas con ganas mientras la energía mágica que siempre nos acompañaba comenzaba a fluir a nuestro alrededor. Solté su brazo. Mis manos fueron subiendo por su pecho y terminaron rodeando su cuello para pegarme a su ardiente cuerpo. Su mano suelta se aferró a mi cintura enseguida, pero el paraguas se le fue escurriendo de la otra sin remedio, hasta que cayó hacia atrás y acabó en la arena cuando terminamos entregándonos completamente y sus brazos pasaron a envolver mi espalda con ímpetu.
Los besos pasaron a ser más apasionados, si cabe, y creo que a Jacob esto también le recordó a nuestro segundo beso, aquel que nos hizo darnos cuenta de que yo estaba imprimada, como él. La lluvia caía sobre nosotros, empapándonos, pero, como en aquella ocasión, no nos importó en absoluto. Su camiseta estaba totalmente mojada, todo él estaba mojado, su corto pelo, su rostro, sus labios, sin embargo, su cuerpo caliente caldeaba al mío, y lo único que podía sentir eran sus tórridos besos, esa energía, a él…
Pero, desgraciadamente, sabíamos que teníamos que terminar ese maravilloso beso. Mi familia nos esperaba en casa, es más, mi padre seguramente ya estaba al tanto de lo que estábamos haciendo, y eso era muy incómodo. Ya se me había olvidado lo incómodo que era. Por no mencionar que los lobos que merodeaban alrededor seguramente también lo estaban viendo.
Reuní todas mis fuerzas y, casi de mal humor por tener que hacerlo, me obligué a despegar mi boca de la suya. Me costó un triunfo, porque todo me incitaba a no parar, pero con mucho esfuerzo, lo conseguí. Ninguno separó su frente de la del otro, pero ambos tuvimos que respirar bien hondo. Fui capaz de recuperar el aliento después de un rato.
―Sí que sabes cómo tranquilizarme ―murmuró, haciendo una pequeña broma para dejar que la energía se disipase del todo.
―Sí ―le sonreí.
Entonces, se dio cuenta de algo.
―Mierda, estás empapada ―dijo, separándose de mí para recoger el paraguas de la arena.
Todavía estaba abierto, así que solamente tuvo que alzarlo sobre nosotros.
―No importa ―me encogí de hombros.
―Vamos a casa ―sugirió, pasando su cálido brazo sobre mis hombros para que no cogiera frío al tiempo que comenzaba a andar―. Será mejor que te des una ducha bien caliente y que te pongas algo seco.
Caminamos con presteza por la playa y por fin llegamos a la entrada de nuestro jardín. Aunque no hacía falta, porque, por supuesto, yo era muy ágil, Jacob me ayudó a subir ese pequeño montículo que separaba el césped de la arena. Atravesamos el tramo de hierba y nos resguardamos en el pequeño porche de nuestra casa, donde Jake ya cerró ese enorme paraguas, apoyándolo en la pared.
No hizo falta que mi mano llegase al pomo de la puerta. Mi padre abrió ipso facto y, por su cara, deduje que no le hacía mucha gracia mi mojadura.
―Sí, será mejor que vayas a darte esa ducha caliente ahora mismo ―me recomendó, y sus pupilas oscilaron con regañina hacia mi chico.
Puse los ojos en blanco.
―Papá, estoy bien ―suspiré, pasando al interior.
Jacob me siguió, ignorando su riña muda, y mi progenitor cerró la puerta.
―¿Qué te ha dicho el Consejo? ―quiso saber Carlisle, que asomó la cabeza por el salón, junto a Emmett y Jasper.
―Tenéis vía libre ―anunció Jacob escuetamente.
Mi abuelo y mis tíos sonrieron con satisfacción.
―Estarás contento, chucho, mira qué mojadura trae ―protestó Rosalie, que ya traía una toalla. Mi tía se puso a secarme el pelo con la misma―. Si no sabes utilizar un paraguas…
―Cierra ese pico, rubia ―le gruñó Jacob, cortándole.
―Estoy bien ―repetí, apartándome de esas manos que frotaban mi cabeza a toda velocidad―. Voy a ducharme ―suspiré otra vez.
Tiré de Jake y comencé a subir las escaleras. Llegamos al vestíbulo superior y lo conduje hacia el baño con la idea de ducharnos juntos. Pero alguien se interpuso en nuestro camino.
―Mira qué revistas he comprado en el aeropuerto, de la que veníamos ―exclamó Alice, que salió de la habitación del ordenador como una exhalación.
Eran revistas de bebés, premamá y todas esas cosas.
―¿Pero cuántas cosas te ha dado tiempo a comprar? ―pestañeé, perpleja.
Ya no me hizo ni caso.
―Ven, mientras te duchas, te leo un artículo muy interesante que viene aquí ―dijo, separándome de Jake para agarrarse de mi brazo.
Parecía tan ilusionada, que me dio pena decirle que no, la verdad. Mientras ella parloteaba y me arrastraba hacia el baño, giré la mitad de mi cuerpo y miré a Jacob, mordiéndome el labio.
―Creo que me cambiaré de ropa y me tumbaré en la cama para relajarme un poco ―farfulló, dirigiéndose a nuestro dormitorio―. Te espero allí.
Sí, estaba claro que nuestra intimidad se había terminado. Y, encima, todavía quedaban nueve meses…, aunque esperaba que esta situación durase mucho menos.
Eso esperaba…


7 comentarios:

  1. ¡Hola a todos! Soy JACOB&NESSIE ^^

    MUCHAS GRACIAS POAR SEGUIR AQUÍ, SOIS LOS MEJORES!!!!

    PARA AQUELLOS QUE NO LO SEPAN, ACTUALIZO MARTES, JUEVES Y SÁBADOS ^^

    Andres: muchas gracias por poner eso que dijo SM y perdona por no haber comentado antes aquello que pusiste sobre lo de Bree, pero es que no tuve tiempo. Sobre qué quitaría o añadiría a la saga, pues yo no quitaría nada, la verdad, porque me entcanta tal cual está, pero sí que añadiría un poquito más de acción, es decir, por ejemplo, en el encuentro final con los Vuturis, en Amanecer, sí que habría añadido una batalla, aunque no hubiera muerto nadie, y luego que llegara Alice con Nahuel y Huilen y todo arreglado ^^ . Y tb le hubiera dado a Edward un pelín más de carácter, jajaja. Jacob está perfecto *-* Sobre Bree, siempre lo dije, que me da mucha pena, y me parece que los Cullen tampoco se esforzaron mucho en salvarla, pero bueno. Y creo que eso es todo. Espero qu ete haya gustado mi respuesta ;

    Lametones para todos!!!

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  2. Hola Jacon&Nessie

    divino capi..consigueron el permiso para los cullen....ahora si se viene a full todo pobre nessie ..jake tiene razón en lector de mentes en casa todo el dia wuau pero todo por salvarlos ....jaja saludos a todos y un abrazo inmenso para mis amigos y amigas a la distancia :)

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  3. Gracias por contestar amiga...si me gusto la respuesta concuerdo ....gracias...el capitulo. de hoy fabuloso...los cullen tienen permiso...genial...pobre jake y nessie no van a tener mucha intimidad...pobre..je pero si es para su proteccion...bien...bueno...genial...salu2 a todas mis amigas de la distancia...salu2

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  4. Hola jacob&nessie; bueno el capitulo, ..a ver como les va... y como se acomodan para tener un poco de privacidad..pobres eso si va a ser incomodo (uuppss)...con gusto espero el proximo
    gracias
    elsa

    Amigo andres ; primero una disculpa por no contestar pronto pero fue el cumple de mi chiquito y estuve algo ocupada, ......a lo de tu pregunta , no creo que le cambiaria nada a la historia de SM, sabes cuando vas leyendo te vas ,enojando,riendo, llorando vas sintiendo todas y cada una de las emociones y piensas en el momento esto lo cambiaria o esto no me gusta o que coraje , pero conforme lo vas pasando te das cuenta que tenia que ser asi, si no ,no creo que seria la FABULOSA historia que nos atrapo, ..asi como esta MAGNIFICA Y MARAVILLOSA historia que nos regala tamara , ..no lo crees?
    un abrazo
    elsa

    un saludo a todas

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  5. Hola a todos y mas para ti Tamara.
    Primero decirte que el capitulo esta increible como siempre y me encanta la idea del pequeño lobito en camino. u_u
    Después disculpadme por no haber comentado antes pero por alguna razón mi compu se negó trabajar y no permitió que subiera mi comentario así que hoy salí a un cafe internet y ya estoy aquí. De cualquier manera no me perdí ningún capi. (•_•) ( :
    Andrés sobre lo que preguntáis. Dejame decirte que no agregaría nada salvo un Poco de acción y que los Cullen hubiesen ayudado a Bree y que bien pudo irse con los lobos sin entrar a su territorio claro esta pero así lo sentí. Si bien sabes hicieron de todo por cuidar y salvar a Isabella. Y por Bree nada así que no me parecio justa su muerte ademas de que era pequeña y lo que Habia sufrido así que no no me gusto el final de Bree en lo demas no tengo objeción alguna. Saludos para todos los que leen esta maravillosa historia.
    Tami quisiera saber si escribirás mas después de terminar esta historia, me encanta como escribes y estare encantada de leer mas no importa si no es de Jacob y Nessie o de un anime saludos y un abrazo para ti n_n

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  6. Hola Tamara^^ Bueno, yo no eh podido comentar, pero quiero que sepas que desde hace un mes eh estado leyendo tus libros, SI! un mes y ya voy en el tercer libro :DDDD Quiero presentarme, Me llamo Camila Pérez, Pero me puedes decir Kmu^^ Me encantan tus libros, Y espero que sigas escribiendo, ya sea con Jacob&Nessie o con una historia diferente, eres una gran escritora, espero que me aceptes en tu manada, muchos lametones!!!

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  7. Hola, Kmu!!!

    Pues claro que sí, BIENVENIDA A LA MANADA!!! Muchas gracias por darme una oportunidad y leerme!! Y gracias por tu comentario!!

    Bueno, ahora tengo el blog un poco parado, porque estoy escribiendo un nuevo libro del cual explico algo en la última página, así que si quieres ver de qué va, puedes verlo ahí ^^ No va de Jacob y Nessie, ni tiene nada que ver con Crepúsculo, es una historia creada por mí. Todavía queda para que lo publique, porque aún lo estoy escribiendo, pero os iré manteniendo informados de todo, no te preocupes ;)

    Muchas gracias por todo!!!
    Lametones para ti!!!

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