NUEVA ERA II. COMIENZO 2ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte").
Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, "Nueva Era I. Profecía" y "Nueva Era II. Comienzo 1ª Parte". Si no, no te enterarás de nada 😏
CAPITULOS:
PARTE DOS: NUEVA ERA
RENESMEE:
77. ACAMPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-77-acampada.html
78. EL LAGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-78-el-lago.html
79. EN MEDIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-79-en-medio.html
LICÁNTROPO
Thiago no hizo nada, aunque
su mirada acusadora lo decía todo: culpables. Sin embargo, Jacob sí que
estaba visiblemente cabreado.
Shubael, ve a buscarme
unos pantalones, le ordenó sin quitar
la vista al vampiro de Aro.
Fue cuando me di cuenta de
que su ropa se había hecho jirones durante su rápida transformación.
¿Y por qué yo?, protestó este.
Porque lo digo yo, gruñó Jake, que ya estaba deseando tener una
conversación con el jefe de ese grupo de matones.
El lobo gris moteado gañó,
pero obedeció la orden de su líder y se marchó a toda prisa, en dirección a las
tiendas de campaña.
―Le teníamos, y por tu
culpa le hemos perdido ―protestó uno de los vampiros, viniendo hacia nosotros.
Era el mismo que se había
girado y nos había rugido durante toda aquella persecución.
Jacob le mostró su poderosa
dentadura para que no se excediese en confianza y el individuo se detuvo al
instante.
―Calma ―le solicitó Thiago,
si bien no podía ocultar su malestar, poniéndole su brazo delante a su
subordinado para que no se acercase más.
El resto de vampiros se
posicionaron junto a él.
Se hizo un momento de
silencio que me pareció eterno, dada la tensión que se respiraba en el
ambiente. Shubael no tardó en llegar mucho más, portando uno de los pantalones
que Jake había traído a la acampada, en la boca.
Puaj, podías habértelos
atado a tu cinta, se quejó Jacob.
Es lo que hay, declaró Shubael, dejándoselos en el suelo.
Esta vez fue Jake el que
gañó. Los recogió con sus fauces y se retiró detrás de un árbol para cambiar de
fase.
Me bajé de su lomo de un
salto y le cogí el pantalón, a la espera de que se transformase en humano.
Jacob no esperó más. Alzó sus patas delanteras a la vez que explotaba y mi lobo
se transformó en mi impresionante marido en menos de un chasquido de dedos. Automáticamente,
dejé de escuchar los pensamientos de Isaac y Shubael y mi visión volvió a la
normalidad, dejando de ver almas y todas esas cosas. No era el momento, desde
luego, pero no pude evitar que la comisura de mi labio se alzara un poco ante
semejante vista, aunque él estaba demasiado ofuscado como para fijarse en eso.
Le pasé los pantalones, se los puso y su mano enganchó a la mía para salir a
escena.
―¿Se puede saber qué hacéis
aquí? ―exigió saber de malos modos nada más aparecer de detrás del tronco.
―Creo que es evidente que
estábamos dando caza a ese licántropo ―declaró Thiago, usando el mismo tono y
gesto arrogante que había utilizado la primera vez que nos habíamos encontrado
con él.
―Eso ya lo sé ―resopló
Jake―, pero, ¿por qué demonios estáis por estas tierras?
―No sé si lo sabes, pero
ese licántropo corretea por estos bosques a sus anchas ―afirmó el vampiro―.
Deberíais estar más atentos.
Isaac le gruñó, como
protesta.
―No ha habido noticias de
desapariciones ni de muertes en los alrededores, y espero que siga siendo así
―le advirtió Jacob.
―Tranquilo, tu tribu y la
gente de Forks no están en nuestro menú ―contestó el jefe de los matones de
Aro, mostrando una sonrisa insolente―. Sin embargo, aunque ese licántropo
todavía no ha cazado por aquí, acaba de hacerse con este territorio.
―Este no es su territorio.
Y el vuestro tampoco ―le dejó claro mi chico.
―No está dentro del tratado
―alegó Thiago, alzando el mentón.
―Sigue siendo mi territorio
―insistió Jake, levantando el suyo.
―No lo hemos incumplido. El
tratado se refiere a los límites de Forks y La Push ―replicó el vampiro―. Esta
zona no pertenece a vuestro pueblo, pues se trata del Parque Nacional de
Olympic.
―Me importa una mierda
―masculló Jacob, acercándose a él para ponerse casi en un cara a cara―. Te
repito que sigue siendo mi territorio.
―Jake… ―le paré, cauta.
―No, Nessie ―protestó,
echándome un fugaz vistazo para volver la vista a los vampiros después―, no
tienen que estar aquí.
―Los que no deberíais estar
aquí sois vosotros ―intervino el vampiro que antes había sido detenido por Thiago.
El susodicho también
recogía su oscuro cabello en una coleta, aunque esta era más corta y estaba
entrelazada en una trenza.
―¿Cómo dices? ―cuestionó
Jacob con cara de muy malas pulgas mientras Shubael e Isaac se dedicaban a
gruñir y a mostrar sus poderosas dentaduras.
―Si no os hubieseis metido,
hubiéramos atrapado a ese licántropo ―le contestó el vampiro de trenza,
enfadado.
―Te repito que estáis en
nuestro territorio ―reiteró mi chico, dando una voz―. Todo lo que pase aquí es
asunto nuestro, ¿lo pillas?
Aunque no lo pareciera, Jacob
se estaba controlando bastante.
―Basta ―le regañó Thiago al
vampiro de trenza, que ya iba a abrir la boca otra vez.
Los otros tres vampiros se
dedicaban simplemente a observarnos, eso sí, no con muy buenas caras. Aproveché
para fijarme más en esos tres vampiros que también acompañaban a Thiago. Todos
tenían su cabello castaño oscuro o negro y eran bastante fuertes. Uno de ellos
era más bajo que los otros, y llevaba su ondulado cabello corto, otro lo
llevaba corto, pero era liso, y el último llevaba su media melena suelta, esta
le llegaba a la altura de las mejillas en una sucesión de mechones desmechados
y desigualados. Me pregunté si lo llevaría así por moda o porque estaría algo
loco, porque era la sensación que causaba. Por supuesto, todos gozaban de unos
ojos de color escarlata, y pude descifrar con total claridad cómo esos cuatro
pares de pupilas nos miraban a Jacob y a mí con un trasfondo de repugnancia y
censura. Prácticamente nos escupían con la mirada.
No pude retenerlo, y mi
labio superior se alzó un poco para mostrarles mis colmillos. No me podía creer
que a estas alturas lo nuestro todavía causase ese efecto, que todavía
siguieran con esos prejuicios solo porque Jake era un hombre lobo y yo un
semivampiro. Dichosos prejuicios, ya me tenían harta. Sabía que lo mejor era
pasar de ellos y de esas reacciones estúpidas, pero me ofendía tanto su manera
de pensar.
El vampiro más bajo desvió
su mirada. Fue muy fugaz y casi imperceptible, pero mi vista casi vampírica del
todo me permitió ver cómo sus ojos descendían hasta mi vientre y los volvía a
subir disimuladamente. Sentí un escalofrío enorme que atravesó todo mi cuerpo,
como un balazo de hidrógeno congelado.
Jacob se dio cuenta. Me
observó durante un breve instante, apretó mi mano y acto seguido les clavó una
mirada amenazadora y agresiva a los vampiros.
―Veo que las cosas siguen
igual ―habló Thiago, antes de que a Jake le diera tiempo a decir nada.
Y su vista bajó sin tapujo
alguno a mi vientre.
―¿A qué te refieres? ―quiso
saber él, mosqueado.
Estaba claro que ya lo
sabía, como yo, pero que quería escucharlo por boca del propio Thiago.
―Aún no habéis procreado
―dijo, y le costó soltar el vocablo.
Procreado, menuda palabra.
Resoplé.
Los cuatro vampiros que le
acompañaban también lo hicieron con sendos gestos de hastío. Era el colmo.
Incluso Shubael e Isaac se percataron de esto y les gruñeron.
―No tenemos prisa ―le
respondió Jacob, alzando el mentón con chulería para contrarrestar todas esas
reacciones.
―O tal vez eso no sea
posible ―cuestionó Thiago―. Dudo que vosotros podáis concebir hijos. Hijos normales,
me refiero ―matizó.
Mi mano suelta se cerró en
un puño rabioso.
―Claro que podemos tener
hijos ―le repliqué yo con rabia―. No voy a darte una explicación sobre nuestros
genes, pero, aparte de eso, está la profecía para ratificarlo.
Thiago torció el gesto,
aunque todavía con disconformidad.
―De todos modos, vuestros… hijos
―otra vez le costó soltar la palabra― serán aberraciones. Híbridos de híbridos.
Engendros hechos por dos especies diferentes.
Sus palabras me dolieron en
el alma. Sabía que eso era mentira, una estupidez soltada por un idiota con
prejuicios, pero que hablara así de nuestros futuros hijos me quemaba el
hígado, porque la imagen de nuestros hijos que yo siempre tenía en mi mente era
la de un niño tan guapo como Jacob, sano, alegre, travieso y jovial, o la de
una niña que crecía a pasos agigantados, inteligente, hermosa, cariñosa y
dulce, no la de unos monstruos o unos engendros.
Mi puño comenzó a temblar,
dispuesto a lanzarse contra su pétrea y dura cara, y los dos enormes lobos que
teníamos a ambos lados se agazaparon mientras le gruñían para mostrarle su
disconformidad por ese discurso.
Jake enseguida se percató
de mis sentimientos.
―Cierra esa bocaza de una
maldita vez si no quieres que te mate aquí mismo ―masculló, apretando los
dientes con cólera contenida―. Estás empezando a tocarme mucho las narices.
Además, si tenemos hijos o no, no es asunto tuyo.
―Oh, claro que lo es ―le
contradijo, mostrándole una sonrisita arrogante.
―¿Por qué? ¿Es que has
venido a espiarnos de nuevo? ―quiso saber mi chico.
―Ya te lo dije en Santa
Lucía. Si quisiera espiaros, me habría tomado las molestias de esconderme ―le
contestó―. No, no he venido a espiaros. Si estamos aquí es porque ese
licántropo estaba por estas tierras.
―Entonces, ¿por qué dices
que es asunto tuyo? ―inquirió Jacob, interesado en conocer esas extrañas
razones.
―Hay gente que no está
dispuesta a arriesgarse a que procreéis ―reveló el vampiro, más serio.
―¿Como tus queridos
Vulturis? ―aventuró Jake, usando un tono ácido.
―No se trata de Aro. Los
Vulturis han aceptado el tratado, les da igual si es contigo o con tu futura
prole. Me refiero a Razvan y los suyos ―desveló de nuevo. Escuchar ese nombre
me produjo otro escalofrío, porque hacía tanto que no sabíamos de él y los
otros―. Yo que tú me andaría con cuidado el día que decidáis… procrear.
Me mordí el labio,
preocupada.
―Parece que sabes mucho del
tema ―le dijo Jake, otra vez con acidez.
Thiago se quedó en silencio
unos segundos, observándole.
―Nosotros sabemos muchas
cosas de Razvan, Nikoláy y Ruslán ―afirmó finalmente.
―O sea, que todavía siguen
vivos ―adivinó mi chico, resoplando―. Y vosotros sois los encargados de dar con
ellos para cargároslos, ¿no es eso?
El jefe de los vampiros no
dijo nada, pero su sonrisa ya fue toda una afirmación.
―¿Y ese licántropo? ¿Tiene
que ver con todo esto? ―le preguntó.
El vampiro sostuvo su
sonrisa, y su silencio. Se dio media vuelta, con sus cuatro súbditos y comenzó
a caminar.
―Hey, ¿me has oído?
―protestó Jacob―. ¿Ese licántropo tiene algo que ver con Razvan, Nikoláy y
Ruslán?
―Nos veremos pronto
―aseguró Thiago.
Y, de pronto,
desaparecieron entre el boscaje.
Jacob frunció los labios
mientras miraba a ese horizonte arbolado que ya no estaba habitado por nadie.
―Maldita sea… ―farfulló,
malhumorado―. Ahora nos ha dejado con la duda.
―¿No vamos a seguirles? ―le
pregunté, poniéndome un poco frente a él para verle mejor.
―Ojalá pudiéramos ―bufó,
tirando de mí para darse la vuelta―, pero con ese maldito tratado no puedo
hacerles nada. Ellos tienen que ir a su bola y yo tengo que ir a la mía,
¿entiendes? De eso se trata.
El lobo gris moteado y el
marrón claro comenzaron a seguirnos cuando echamos a andar hacia las tiendas.
―Ha dicho que nos veremos
pronto ―recordé―. ¿Crees que volverá por aquí?
―Ni idea ―suspiró con
desagrado.
Yo también suspiré.
Las tiendas de campaña
empezaron a divisarse a través del entramaje de troncos. La noche ya se había
hecho con el cielo totalmente y, aunque era oscura debido a la ausencia de luna,
mi vista de casi vampiro me permitía ver mejor que normalmente en la negrura.
Los dos lobos corrieron a esconderse para cambiar de fase y entonces recordé
que yo también tenía que hacerlo.
―Jake, tengo que beber ―le
dije.
―Ah, sí ―se acordó,
llevándose la mano a la nuca―. Chicos, vamos a cazar algo, así que tardaremos
otro poco.
―¿Y qué les decimos a las
chicas? ―interrogó Shubael, ya saliendo de su escondite.
―No sé, inventaos algo ―le
contestó, tirando de mí hacia el otro lado para dirigirnos al boscaje de nuevo.
Los dos quileute se miraron
y se encogieron de hombros, y Jake y yo echamos a correr para buscar presas.
No había pasado mucho
tiempo más cuando regresamos, tan solo unos veinte minutos, pero a los demás
debió de parecerles eternos.
―¡Ya era hora! ―exclamó
Sarah, riéndose.
―Qué, ¿ya habéis terminado?
―siguió Eve.
El círculo que formaban las
tiendas se llenó de risitas pícaras y entonces supe qué excusa habían puesto
esos dos. Noté cómo mis mejillas adquirían el mismo color que la hoguera que ya
habían hecho nuestros amigos, se notaba que hacía un buen rato.
―Idiotas ―murmuró Jake,
recriminando a Shubael y a Isaac.
Éstos carraspearon y
miraron a otro lado para disimular.
Encima, Jake solo vestía
unos pantalones, que, para colmo, no eran los mismos con los que se había
marchado para buscar leños, con lo cual vete tú a saber lo que se estaban
imaginando ellas. Menos mal que los chicos quileute y Leah sabían la verdad.
Nos habían dejado un sitio,
así que Jake y yo nos sentamos junto a ellos, frente a las llamas de la pira.
El resto de quileutes y Jake se miraron con una complicidad más bien seria. No
diría que estaban preocupados, pero estaba claro que iban a estar atentos toda
la noche.
―¿Es que no os aguantabais
o qué? ―me cuchicheó Jennifer, que estaba justo a mi otro lado.
Su risilla hizo que me
pusiera más colorada.
―Basta, por favor ―gemí.
Lo peor de todo es que
tenía que pasar por esto sin que hubiésemos hecho nada, porque si lo hubiéramos
hecho, me atendría a las consecuencias y ya estaba. Empecé a arrepentirme de no
haber aprovechado la ocasión. Total…
―¿Qué hay para cenar?
―preguntó Jacob para cambiar de tema.
―Latas ―le respondió Seth,
alzando una de ellas con una amplia sonrisa.
―Yo también he traído ―le
dije, cogiendo nuestra mochila, que ya la habían colocado en nuestro sitio.
La abrí y fui sacando todas
las que había metido.
―¡Menudo arsenal! ―se rio
Aaron.
―Mi chica me cuida muy bien
―presumió Jake, sonriéndole con satisfacción.
―También son para mí
―apuntillé, mirándole mientras dejaba en el suelo la última lata.
Jake hizo una mueca. Solté
una risilla y le di un beso corto.
―Dime, ¿cuála te apetece?
―inquirí.
―Esta ―señaló―. Pero trae,
ya me encargo yo ―y la cogió él para abrirla.
Nos pasamos el resto de la
velada cenando y charlando, aunque los chicos observaban la profunda oscuridad
del bosque que nos lindaba de vez en cuando. Después, fingieron que iban a
jugar con el balón, pero en realidad era una excusa para organizar unos turnos
de vigilancia nocturna sin que las chicas se enterasen. Jugaron un poco, para
seguir disimulando, y luego se hicieron los cansados para volver con nosotras,
que habíamos permanecido junto a las llamas, hablando.
La idea inicial era la de
acampar, poner música y jugar a algún juego divertido mientras tomábamos unas
cervezas, pero con todo el asunto del licántropo decidieron suprimir la música
para poder escuchar cualquier sonido del bosque. Cheran alegó que se le había
olvidado ponerle pilas al estéreo. Pero sí jugamos y tomamos esas cervezas sin
alcohol que ya estaban tibias.
Las horas pasaron, tengo
que reconocer que sin darnos cuenta, porque al final lo estábamos pasando bien.
Jennifer había tenido que darle un beso a Isaac, por el juego, y el asunto
había resultado divertido. Fue reacia al principio, pero cuando vio la cara
suplicante de este, terminó dándole un pico. Si supiera que hacía unas horas él
había estado a punto de ser mordido por un venenoso licántropo, creo que se lo
hubiese dado más largo. No sé por qué me daba que el quileute le gustaba un
poco, tendría que hablar con ella en privado para sonsacárselo.
―¿Nos vamos a dormir? ―me
propuso Jake, sacándome de mis pensamientos―. No sé tú, pero yo estoy reventado
―y levantó los brazos para estirarse.
―Claro ―asentí.
Nos levantamos y Jacob
enseguida cogió mi mano.
―Bueno, tíos, hasta mañana
―se despidió, ya tirando de mí para llevarme a la tienda.
―Hasta mañana ―me despedí
también.
―Hasta mañana ―dijo Seth―.
Nosotros tampoco tardaremos nada en irnos a dormir.
―Sí, yo también tengo sueño
―Brenda bostezó.
Jacob subió la cremallera
que cerraba la tienda y me la dejó abierta con su brazo para que pasase.
―Gracias ―le sonreí.
―Encantado de servirla,
señorita ―bromeó, haciéndome una reverencia mientras yo entraba.
―Señora ―le maticé―. Señora
Black.
―Ah, sí, eso ―Jake se
agachó un poco y pasó detrás de mí―. Pues encantado de servirla, señora Black
―y bajó la cremallera.
―Eso está mejor ―sonreí,
sentándome en el saco.
Mi chico se rio y se metió
dentro del lecho.
Habíamos abierto los dos
sacos del todo para montar una especie de cama, así podíamos dormir juntos. El
mío estaba debajo y el suyo arriba, en forma de manta. Me descalcé ―Jake ya lo
estaba, pues sus deportivas se habían quedado en mitad del bosque, destrozadas.
Menos mal que había traído otro par―, dejé mis playeras a un lado y me eché en
el saco.
Jacob no tardó en girarse
para acogerme entre sus brazos, así que me volteé y me acurruqué en su pecho
desnudo, abrazándole yo también, con fuerza. Mi boca se curvó con satisfacción
automáticamente. No había sitio mejor en el mundo que este. Giré el rostro,
inspiré su maravilloso efluvio y volví a apoyar mi mejilla en su cómodo y
calentito torso, sonriendo de felicidad. El éxtasis total vino cuando él me
besó en la coronilla y comenzó a pasar sus extraordinarios dedos por mi pelo.
Me sentía tan segura entre sus brazos, tan protegida, tan amada. Sus fuertes
latidos retumbaban en su pecho, pero eran calmados, rítmicos, arrulladores. Me
relajé al momento.
Aunque el tema del
licántropo rebotaba en mi cabeza continuamente, y eso me hizo caer en una cosa.
Tal vez no disfrutara de esto toda la noche, porque si Jacob tenía que hacer
guardia…
―¿Cómo vais a hacer con los
turnos de vigilancia? ―le pregunté con un cuchicheo, sin despegarme ni un ápice
de su pecho.
―Ah, no te preocupes
―adivinó, hablándome con un murmullo―, Cheran, Shubael, Isaac y Collin se
turnarán entre ellos para vigilar, así que estaré contigo toda la noche.
Sus dedos continuaban
peinando los mechones de mi melena. Solo me faltaba ronronear.
―¿Es por nosotras?
―No les mandé yo, se
ofrecieron ellos ―me aclaró―. Ellos son los únicos aquí que no tienen pareja.
Tú no, porque sabes todo lo que pasó, pero si alguno de los otros dejara a su
chica en plena noche para vigilar, ellas se mosquearían bastante, ¿no crees?
Bueno, y Simon, en el caso de Leah.
―Sí, tienes razón ―reí―. Se
darían cuenta de que pasa algo.
―Por eso es mejor que vigilen
esos cuatro.
―Ajá… ―susurré.
―¿Te estás durmiendo?
―inquirió, hablándome con un murmullo ronco que me sonó como lo más dulce del
mundo.
―No ―mentí.
No quería dormirme. Quería
disfrutar de esto un poco más, charlar con él…
―Sí, sí que te duermes ―me
contradijo, soltando una risa sorda.
…pero los párpados se me
cerraban.
La verdad es que estaba
agotada. La caminata había sido larga, y toda la tensión acumulada por lo del
licántropo y los vampiros de Aro me había dejado molida. Y los dedos de Jacob
eran prodigiosos, demasiado, así como su
acogedor, protector y calentito abrazo. Los latidos de su corazón, el aire
rellenando sus bronquios, su pausada respiración…
―No… ―intenté negar de
nuevo.
…así que me dormí.
¡Hola a todos! Soy JACOB&NESSIE ^^
ResponderEliminarMUCHISIMAS GRACIAS POR SEGUIR AQUI!!! YA SÉ QUE OS LO DIGO SIEMPRE, PERO ES QUE ES ASÍ, ME HACÉIS MUY FELIZ =º)
Así me gusta, que nos llevemos todos como una familia, como la manada que somos xDD
Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!
Andres: espero que ya estés más animado ;)
Kiara: espero que te recuperes cada día más ;)
Bueno, bueno, un licántropo O-O , los matones de Aro O-O , y ahora, ¿qué pasará? O-O
Lametones para todos!!!!
gracias...jacobynessie...la historia se pone mas atrapante....y si tenes razon somos una familia y una manada...jaja...el capi el mejor no lo dudes...ya veremos de ese licantropo y de ese thiago y sus hombres..genial...salu2
ResponderEliminarBuen capitulo ,.. tension ,..risas,..ternura ....y como siempre adictivo ...me encanta..esperare con ansias el jueves para devorarme el siguiente
ResponderEliminarun saludo y un abrazo a todos y cada uno de ustedes con cariño
elsa
holaaa aqi pasando para dejar un pequeño mensajitoa mis amigos a la distancias ocmo andan de verdad espero que muy bien y se recuperen pronto de todo.......Tamar cada vez mejor la verdad no se como lo haces pero yo no entiendo ......tu cabeza e smagica la verdad cada dia mas engachada.....divino :) abrazos lobunos pa tods:)
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