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martes, 6 de septiembre de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 80: LICÁNTROPO



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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC, YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^



NUEVA ERA II. COMIENZO 2ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte").

Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, "Nueva Era I. Profecía" y "Nueva Era II. Comienzo 1ª Parte". Si no, no te enterarás de nada 😏


CAPITULOS:

PARTE DOS: NUEVA ERA

RENESMEE:

77. ACAMPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-77-acampada.html
78. EL LAGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-78-el-lago.html
79. EN MEDIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-79-en-medio.html


LICÁNTROPO


Thiago no hizo nada, aunque su mirada acusadora lo decía todo: culpables. Sin embargo, Jacob sí que estaba visiblemente cabreado.
Shubael, ve a buscarme unos pantalones, le ordenó sin quitar la vista al vampiro de Aro.
Fue cuando me di cuenta de que su ropa se había hecho jirones durante su rápida transformación.
¿Y por qué yo?, protestó este.
Porque lo digo yo, gruñó Jake, que ya estaba deseando tener una conversación con el jefe de ese grupo de matones.
El lobo gris moteado gañó, pero obedeció la orden de su líder y se marchó a toda prisa, en dirección a las tiendas de campaña.
―Le teníamos, y por tu culpa le hemos perdido ―protestó uno de los vampiros, viniendo hacia nosotros.
Era el mismo que se había girado y nos había rugido durante toda aquella persecución.
Jacob le mostró su poderosa dentadura para que no se excediese en confianza y el individuo se detuvo al instante.
―Calma ―le solicitó Thiago, si bien no podía ocultar su malestar, poniéndole su brazo delante a su subordinado para que no se acercase más.
El resto de vampiros se posicionaron junto a él.
Se hizo un momento de silencio que me pareció eterno, dada la tensión que se respiraba en el ambiente. Shubael no tardó en llegar mucho más, portando uno de los pantalones que Jake había traído a la acampada, en la boca.
Puaj, podías habértelos atado a tu cinta, se quejó Jacob.
Es lo que hay, declaró Shubael, dejándoselos en el suelo.
Esta vez fue Jake el que gañó. Los recogió con sus fauces y se retiró detrás de un árbol para cambiar de fase.
Me bajé de su lomo de un salto y le cogí el pantalón, a la espera de que se transformase en humano. Jacob no esperó más. Alzó sus patas delanteras a la vez que explotaba y mi lobo se transformó en mi impresionante marido en menos de un chasquido de dedos. Automáticamente, dejé de escuchar los pensamientos de Isaac y Shubael y mi visión volvió a la normalidad, dejando de ver almas y todas esas cosas. No era el momento, desde luego, pero no pude evitar que la comisura de mi labio se alzara un poco ante semejante vista, aunque él estaba demasiado ofuscado como para fijarse en eso. Le pasé los pantalones, se los puso y su mano enganchó a la mía para salir a escena.
―¿Se puede saber qué hacéis aquí? ―exigió saber de malos modos nada más aparecer de detrás del tronco.
―Creo que es evidente que estábamos dando caza a ese licántropo ―declaró Thiago, usando el mismo tono y gesto arrogante que había utilizado la primera vez que nos habíamos encontrado con él.
―Eso ya lo sé ―resopló Jake―, pero, ¿por qué demonios estáis por estas tierras?
―No sé si lo sabes, pero ese licántropo corretea por estos bosques a sus anchas ―afirmó el vampiro―. Deberíais estar más atentos.
Isaac le gruñó, como protesta.
―No ha habido noticias de desapariciones ni de muertes en los alrededores, y espero que siga siendo así ―le advirtió Jacob.
―Tranquilo, tu tribu y la gente de Forks no están en nuestro menú ―contestó el jefe de los matones de Aro, mostrando una sonrisa insolente―. Sin embargo, aunque ese licántropo todavía no ha cazado por aquí, acaba de hacerse con este territorio.
―Este no es su territorio. Y el vuestro tampoco ―le dejó claro mi chico.
―No está dentro del tratado ―alegó Thiago, alzando el mentón.
―Sigue siendo mi territorio ―insistió Jake, levantando el suyo.
―No lo hemos incumplido. El tratado se refiere a los límites de Forks y La Push ―replicó el vampiro―. Esta zona no pertenece a vuestro pueblo, pues se trata del Parque Nacional de Olympic.
―Me importa una mierda ―masculló Jacob, acercándose a él para ponerse casi en un cara a cara―. Te repito que sigue siendo mi territorio.
―Jake… ―le paré, cauta.
―No, Nessie ―protestó, echándome un fugaz vistazo para volver la vista a los vampiros después―, no tienen que estar aquí.
―Los que no deberíais estar aquí sois vosotros ―intervino el vampiro que antes había sido detenido por Thiago.
El susodicho también recogía su oscuro cabello en una coleta, aunque esta era más corta y estaba entrelazada en una trenza.
―¿Cómo dices? ―cuestionó Jacob con cara de muy malas pulgas mientras Shubael e Isaac se dedicaban a gruñir y a mostrar sus poderosas dentaduras.
―Si no os hubieseis metido, hubiéramos atrapado a ese licántropo ―le contestó el vampiro de trenza, enfadado.
―Te repito que estáis en nuestro territorio ―reiteró mi chico, dando una voz―. Todo lo que pase aquí es asunto nuestro, ¿lo pillas?
Aunque no lo pareciera, Jacob se estaba controlando bastante.
―Basta ―le regañó Thiago al vampiro de trenza, que ya iba a abrir la boca otra vez.
Los otros tres vampiros se dedicaban simplemente a observarnos, eso sí, no con muy buenas caras. Aproveché para fijarme más en esos tres vampiros que también acompañaban a Thiago. Todos tenían su cabello castaño oscuro o negro y eran bastante fuertes. Uno de ellos era más bajo que los otros, y llevaba su ondulado cabello corto, otro lo llevaba corto, pero era liso, y el último llevaba su media melena suelta, esta le llegaba a la altura de las mejillas en una sucesión de mechones desmechados y desigualados. Me pregunté si lo llevaría así por moda o porque estaría algo loco, porque era la sensación que causaba. Por supuesto, todos gozaban de unos ojos de color escarlata, y pude descifrar con total claridad cómo esos cuatro pares de pupilas nos miraban a Jacob y a mí con un trasfondo de repugnancia y censura. Prácticamente nos escupían con la mirada.
No pude retenerlo, y mi labio superior se alzó un poco para mostrarles mis colmillos. No me podía creer que a estas alturas lo nuestro todavía causase ese efecto, que todavía siguieran con esos prejuicios solo porque Jake era un hombre lobo y yo un semivampiro. Dichosos prejuicios, ya me tenían harta. Sabía que lo mejor era pasar de ellos y de esas reacciones estúpidas, pero me ofendía tanto su manera de pensar.
El vampiro más bajo desvió su mirada. Fue muy fugaz y casi imperceptible, pero mi vista casi vampírica del todo me permitió ver cómo sus ojos descendían hasta mi vientre y los volvía a subir disimuladamente. Sentí un escalofrío enorme que atravesó todo mi cuerpo, como un balazo de hidrógeno congelado.
Jacob se dio cuenta. Me observó durante un breve instante, apretó mi mano y acto seguido les clavó una mirada amenazadora y agresiva a los vampiros.
―Veo que las cosas siguen igual ―habló Thiago, antes de que a Jake le diera tiempo a decir nada.
Y su vista bajó sin tapujo alguno a mi vientre.
―¿A qué te refieres? ―quiso saber él, mosqueado.
Estaba claro que ya lo sabía, como yo, pero que quería escucharlo por boca del propio Thiago.
―Aún no habéis procreado ―dijo, y le costó soltar el vocablo.
Procreado, menuda palabra. Resoplé.
Los cuatro vampiros que le acompañaban también lo hicieron con sendos gestos de hastío. Era el colmo. Incluso Shubael e Isaac se percataron de esto y les gruñeron.
―No tenemos prisa ―le respondió Jacob, alzando el mentón con chulería para contrarrestar todas esas reacciones.
―O tal vez eso no sea posible ―cuestionó Thiago―. Dudo que vosotros podáis concebir hijos. Hijos normales, me refiero ―matizó.
Mi mano suelta se cerró en un puño rabioso.
―Claro que podemos tener hijos ―le repliqué yo con rabia―. No voy a darte una explicación sobre nuestros genes, pero, aparte de eso, está la profecía para ratificarlo.
Thiago torció el gesto, aunque todavía con disconformidad.
―De todos modos, vuestros… hijos ―otra vez le costó soltar la palabra― serán aberraciones. Híbridos de híbridos. Engendros hechos por dos especies diferentes.
Sus palabras me dolieron en el alma. Sabía que eso era mentira, una estupidez soltada por un idiota con prejuicios, pero que hablara así de nuestros futuros hijos me quemaba el hígado, porque la imagen de nuestros hijos que yo siempre tenía en mi mente era la de un niño tan guapo como Jacob, sano, alegre, travieso y jovial, o la de una niña que crecía a pasos agigantados, inteligente, hermosa, cariñosa y dulce, no la de unos monstruos o unos engendros.
Mi puño comenzó a temblar, dispuesto a lanzarse contra su pétrea y dura cara, y los dos enormes lobos que teníamos a ambos lados se agazaparon mientras le gruñían para mostrarle su disconformidad por ese discurso.
Jake enseguida se percató de mis sentimientos.
―Cierra esa bocaza de una maldita vez si no quieres que te mate aquí mismo ―masculló, apretando los dientes con cólera contenida―. Estás empezando a tocarme mucho las narices. Además, si tenemos hijos o no, no es asunto tuyo.
―Oh, claro que lo es ―le contradijo, mostrándole una sonrisita arrogante.
―¿Por qué? ¿Es que has venido a espiarnos de nuevo? ―quiso saber mi chico.
―Ya te lo dije en Santa Lucía. Si quisiera espiaros, me habría tomado las molestias de esconderme ―le contestó―. No, no he venido a espiaros. Si estamos aquí es porque ese licántropo estaba por estas tierras.
―Entonces, ¿por qué dices que es asunto tuyo? ―inquirió Jacob, interesado en conocer esas extrañas razones.
―Hay gente que no está dispuesta a arriesgarse a que procreéis ―reveló el vampiro, más serio.
―¿Como tus queridos Vulturis? ―aventuró Jake, usando un tono ácido.
―No se trata de Aro. Los Vulturis han aceptado el tratado, les da igual si es contigo o con tu futura prole. Me refiero a Razvan y los suyos ―desveló de nuevo. Escuchar ese nombre me produjo otro escalofrío, porque hacía tanto que no sabíamos de él y los otros―. Yo que tú me andaría con cuidado el día que decidáis… procrear.
Me mordí el labio, preocupada.
―Parece que sabes mucho del tema ―le dijo Jake, otra vez con acidez.
Thiago se quedó en silencio unos segundos, observándole.
―Nosotros sabemos muchas cosas de Razvan, Nikoláy y Ruslán ―afirmó finalmente.
―O sea, que todavía siguen vivos ―adivinó mi chico, resoplando―. Y vosotros sois los encargados de dar con ellos para cargároslos, ¿no es eso?
El jefe de los vampiros no dijo nada, pero su sonrisa ya fue toda una afirmación.
―¿Y ese licántropo? ¿Tiene que ver con todo esto? ―le preguntó.
El vampiro sostuvo su sonrisa, y su silencio. Se dio media vuelta, con sus cuatro súbditos y comenzó a caminar.
―Hey, ¿me has oído? ―protestó Jacob―. ¿Ese licántropo tiene algo que ver con Razvan, Nikoláy y Ruslán?
―Nos veremos pronto ―aseguró Thiago.
Y, de pronto, desaparecieron entre el boscaje.
Jacob frunció los labios mientras miraba a ese horizonte arbolado que ya no estaba habitado por nadie.
―Maldita sea… ―farfulló, malhumorado―. Ahora nos ha dejado con la duda.
―¿No vamos a seguirles? ―le pregunté, poniéndome un poco frente a él para verle mejor.
―Ojalá pudiéramos ―bufó, tirando de mí para darse la vuelta―, pero con ese maldito tratado no puedo hacerles nada. Ellos tienen que ir a su bola y yo tengo que ir a la mía, ¿entiendes? De eso se trata.
El lobo gris moteado y el marrón claro comenzaron a seguirnos cuando echamos a andar hacia las tiendas.
―Ha dicho que nos veremos pronto ―recordé―. ¿Crees que volverá por aquí?
―Ni idea ―suspiró con desagrado.
Yo también suspiré.
Las tiendas de campaña empezaron a divisarse a través del entramaje de troncos. La noche ya se había hecho con el cielo totalmente y, aunque era oscura debido a la ausencia de luna, mi vista de casi vampiro me permitía ver mejor que normalmente en la negrura. Los dos lobos corrieron a esconderse para cambiar de fase y entonces recordé que yo también tenía que hacerlo.
―Jake, tengo que beber ―le dije.
―Ah, sí ―se acordó, llevándose la mano a la nuca―. Chicos, vamos a cazar algo, así que tardaremos otro poco.
―¿Y qué les decimos a las chicas? ―interrogó Shubael, ya saliendo de su escondite.
―No sé, inventaos algo ―le contestó, tirando de mí hacia el otro lado para dirigirnos al boscaje de nuevo.
Los dos quileute se miraron y se encogieron de hombros, y Jake y yo echamos a correr para buscar presas.

No había pasado mucho tiempo más cuando regresamos, tan solo unos veinte minutos, pero a los demás debió de parecerles eternos.
―¡Ya era hora! ―exclamó Sarah, riéndose.
―Qué, ¿ya habéis terminado? ―siguió Eve.
El círculo que formaban las tiendas se llenó de risitas pícaras y entonces supe qué excusa habían puesto esos dos. Noté cómo mis mejillas adquirían el mismo color que la hoguera que ya habían hecho nuestros amigos, se notaba que hacía un buen rato.
―Idiotas ―murmuró Jake, recriminando a Shubael y a Isaac.
Éstos carraspearon y miraron a otro lado para disimular.
Encima, Jake solo vestía unos pantalones, que, para colmo, no eran los mismos con los que se había marchado para buscar leños, con lo cual vete tú a saber lo que se estaban imaginando ellas. Menos mal que los chicos quileute y Leah sabían la verdad.
Nos habían dejado un sitio, así que Jake y yo nos sentamos junto a ellos, frente a las llamas de la pira. El resto de quileutes y Jake se miraron con una complicidad más bien seria. No diría que estaban preocupados, pero estaba claro que iban a estar atentos toda la noche.
―¿Es que no os aguantabais o qué? ―me cuchicheó Jennifer, que estaba justo a mi otro lado.
Su risilla hizo que me pusiera más colorada.
―Basta, por favor ―gemí.
Lo peor de todo es que tenía que pasar por esto sin que hubiésemos hecho nada, porque si lo hubiéramos hecho, me atendría a las consecuencias y ya estaba. Empecé a arrepentirme de no haber aprovechado la ocasión. Total…
―¿Qué hay para cenar? ―preguntó Jacob para cambiar de tema.
―Latas ―le respondió Seth, alzando una de ellas con una amplia sonrisa.
―Yo también he traído ―le dije, cogiendo nuestra mochila, que ya la habían colocado en nuestro sitio.
La abrí y fui sacando todas las que había metido.
―¡Menudo arsenal! ―se rio Aaron.
―Mi chica me cuida muy bien ―presumió Jake, sonriéndole con satisfacción.
―También son para mí ―apuntillé, mirándole mientras dejaba en el suelo la última lata.
Jake hizo una mueca. Solté una risilla y le di un beso corto.
―Dime, ¿cuála te apetece? ―inquirí.
―Esta ―señaló―. Pero trae, ya me encargo yo ―y la cogió él para abrirla.
Nos pasamos el resto de la velada cenando y charlando, aunque los chicos observaban la profunda oscuridad del bosque que nos lindaba de vez en cuando. Después, fingieron que iban a jugar con el balón, pero en realidad era una excusa para organizar unos turnos de vigilancia nocturna sin que las chicas se enterasen. Jugaron un poco, para seguir disimulando, y luego se hicieron los cansados para volver con nosotras, que habíamos permanecido junto a las llamas, hablando.
La idea inicial era la de acampar, poner música y jugar a algún juego divertido mientras tomábamos unas cervezas, pero con todo el asunto del licántropo decidieron suprimir la música para poder escuchar cualquier sonido del bosque. Cheran alegó que se le había olvidado ponerle pilas al estéreo. Pero sí jugamos y tomamos esas cervezas sin alcohol que ya estaban tibias.
Las horas pasaron, tengo que reconocer que sin darnos cuenta, porque al final lo estábamos pasando bien. Jennifer había tenido que darle un beso a Isaac, por el juego, y el asunto había resultado divertido. Fue reacia al principio, pero cuando vio la cara suplicante de este, terminó dándole un pico. Si supiera que hacía unas horas él había estado a punto de ser mordido por un venenoso licántropo, creo que se lo hubiese dado más largo. No sé por qué me daba que el quileute le gustaba un poco, tendría que hablar con ella en privado para sonsacárselo.
―¿Nos vamos a dormir? ―me propuso Jake, sacándome de mis pensamientos―. No sé tú, pero yo estoy reventado ―y levantó los brazos para estirarse.
―Claro ―asentí.
Nos levantamos y Jacob enseguida cogió mi mano.
―Bueno, tíos, hasta mañana ―se despidió, ya tirando de mí para llevarme a la tienda.
―Hasta mañana ―me despedí también.
―Hasta mañana ―dijo Seth―. Nosotros tampoco tardaremos nada en irnos a dormir.
―Sí, yo también tengo sueño ―Brenda bostezó.
Jacob subió la cremallera que cerraba la tienda y me la dejó abierta con su brazo para que pasase.
―Gracias ―le sonreí.
―Encantado de servirla, señorita ―bromeó, haciéndome una reverencia mientras yo entraba.
―Señora ―le maticé―. Señora Black.
―Ah, sí, eso ―Jake se agachó un poco y pasó detrás de mí―. Pues encantado de servirla, señora Black ―y bajó la cremallera.
―Eso está mejor ―sonreí, sentándome en el saco.
Mi chico se rio y se metió dentro del lecho.
Habíamos abierto los dos sacos del todo para montar una especie de cama, así podíamos dormir juntos. El mío estaba debajo y el suyo arriba, en forma de manta. Me descalcé ―Jake ya lo estaba, pues sus deportivas se habían quedado en mitad del bosque, destrozadas. Menos mal que había traído otro par―, dejé mis playeras a un lado y me eché en el saco.
Jacob no tardó en girarse para acogerme entre sus brazos, así que me volteé y me acurruqué en su pecho desnudo, abrazándole yo también, con fuerza. Mi boca se curvó con satisfacción automáticamente. No había sitio mejor en el mundo que este. Giré el rostro, inspiré su maravilloso efluvio y volví a apoyar mi mejilla en su cómodo y calentito torso, sonriendo de felicidad. El éxtasis total vino cuando él me besó en la coronilla y comenzó a pasar sus extraordinarios dedos por mi pelo. Me sentía tan segura entre sus brazos, tan protegida, tan amada. Sus fuertes latidos retumbaban en su pecho, pero eran calmados, rítmicos, arrulladores. Me relajé al momento.
Aunque el tema del licántropo rebotaba en mi cabeza continuamente, y eso me hizo caer en una cosa. Tal vez no disfrutara de esto toda la noche, porque si Jacob tenía que hacer guardia…
―¿Cómo vais a hacer con los turnos de vigilancia? ―le pregunté con un cuchicheo, sin despegarme ni un ápice de su pecho.
―Ah, no te preocupes ―adivinó, hablándome con un murmullo―, Cheran, Shubael, Isaac y Collin se turnarán entre ellos para vigilar, así que estaré contigo toda la noche.
Sus dedos continuaban peinando los mechones de mi melena. Solo me faltaba ronronear.
―¿Es por nosotras?
―No les mandé yo, se ofrecieron ellos ―me aclaró―. Ellos son los únicos aquí que no tienen pareja. Tú no, porque sabes todo lo que pasó, pero si alguno de los otros dejara a su chica en plena noche para vigilar, ellas se mosquearían bastante, ¿no crees? Bueno, y Simon, en el caso de Leah.
―Sí, tienes razón ―reí―. Se darían cuenta de que pasa algo.
―Por eso es mejor que vigilen esos cuatro.
―Ajá… ―susurré.
―¿Te estás durmiendo? ―inquirió, hablándome con un murmullo ronco que me sonó como lo más dulce del mundo.
―No ―mentí.
No quería dormirme. Quería disfrutar de esto un poco más, charlar con él…
―Sí, sí que te duermes ―me contradijo, soltando una risa sorda.
…pero los párpados se me cerraban.
La verdad es que estaba agotada. La caminata había sido larga, y toda la tensión acumulada por lo del licántropo y los vampiros de Aro me había dejado molida. Y los dedos de Jacob eran prodigiosos, demasiado,  así como su acogedor, protector y calentito abrazo. Los latidos de su corazón, el aire rellenando sus bronquios, su pausada respiración…
―No… ―intenté negar de nuevo.
…así que me dormí.

4 comentarios:

  1. ¡Hola a todos! Soy JACOB&NESSIE ^^

    MUCHISIMAS GRACIAS POR SEGUIR AQUI!!! YA SÉ QUE OS LO DIGO SIEMPRE, PERO ES QUE ES ASÍ, ME HACÉIS MUY FELIZ =º)

    Así me gusta, que nos llevemos todos como una familia, como la manada que somos xDD
    Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!

    Andres: espero que ya estés más animado ;)

    Kiara: espero que te recuperes cada día más ;)

    Bueno, bueno, un licántropo O-O , los matones de Aro O-O , y ahora, ¿qué pasará? O-O

    Lametones para todos!!!!

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  2. gracias...jacobynessie...la historia se pone mas atrapante....y si tenes razon somos una familia y una manada...jaja...el capi el mejor no lo dudes...ya veremos de ese licantropo y de ese thiago y sus hombres..genial...salu2

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  3. Buen capitulo ,.. tension ,..risas,..ternura ....y como siempre adictivo ...me encanta..esperare con ansias el jueves para devorarme el siguiente

    un saludo y un abrazo a todos y cada uno de ustedes con cariño
    elsa

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  4. holaaa aqi pasando para dejar un pequeño mensajitoa mis amigos a la distancias ocmo andan de verdad espero que muy bien y se recuperen pronto de todo.......Tamar cada vez mejor la verdad no se como lo haces pero yo no entiendo ......tu cabeza e smagica la verdad cada dia mas engachada.....divino :) abrazos lobunos pa tods:)

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