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Capitulos bloque 7

EL LIBRO AL COMPLETO ESTÁ COLGADO EN EL BLOG, JUSTO A LA DERECHA DE LA PANTALLA, DEBAJO DE LA PORTADA DE DESPERTAR. ESTÁ DIVIDIDO EN 7 BLOQUES. Para DESCARGAR la saga GRATUITAMENTE, pincha en el cuadro superior del lado izquierdo. ¡¡¡Gracias por leerla y darle una oportunidad!!! Espero que os guste tanto como me ha gustado a mí escribirla. ¡Un lametón lobuno!


CAPITULOS BLOQUE 7:

48. VENGA, VENGA, QUE EMPIECE EL ESPECTÁCULO DE UNA MALDITA VEZ
49. CUIDADO, QUE VIENE EL GRAN LOBO
50. UNA PROMESA ES UNA PROMESA Y TIENES QUE CUMPLIRLA

LIBRO TRES: RENESMEE
PREFACIO
51. PROMESAS
52. GUÍA
53. ETERNIDAD




VENGA, VENGA, QUE EMPIECE EL ESPECTÁCULO DE UNA MALDITA VEZ

Se armó un revuelo bastante gordo cuando aparecí en mi forma humana ante los ojos de todos los presentes. Y no solamente por los testigos y la guardia de los Vulturis, que estallaron en exclamaciones de asombro y desconcierto, mi manada estaba con los nervios de punta y los Cullen, más nuestros aliados, no se podían creer lo que acababa de hacer.
Todas las féminas de mi alrededor, y también Leah cosa estúpida por su parte, porque ya nos tenía muy vistos a todos nosotros, giraron los rostros hacia otro lado, un tanto avergonzadas.
En cambio, la rubia canija no se cortó un pelo. Alzó una ceja, sorprendida, y me echó un buen vistazo de arriba abajo. La comisura de su boca se elevó levemente como aprobación, seguramente no había visto a un hombre desnudo en su vida.
Sam, Seth y Leah esta con su afilado hocico todavía ladeado corrieron enseguida para rodearme y cubrirme con sus cuerpos y pude agacharme tranquilamente para desatar mi cinta de cuero, resultaba un poco humillante tener que hacerlo delante de toda esa chusma. Me puse los raídos pantalones y me libré por fin de tener que alargar la bochornosa exhibición más tiempo.
Cuando terminé, mis compañeros volvieron a sus posiciones y me coloqué junto a Edward, que me echó una bronca con la mirada, cosa que me importó un bledo.
Aro alzó la mano para que se callasen todos sus secuaces y se quedó mirándome otra vez alucinado. Cayo cambió la expresión inicial de asombro para fruncir de nuevo su blanco y poblado ceño y el otro viejo seguía con cara de aburrimiento total, si no fuera porque tenía los ojos abiertos, juraría que estaba durmiendo.
Celebro conocerte al fin, Jacob Black me dijo Aro finalmente, con una amabilidad excesiva. Me refiero en persona, por supuesto volvió a bromear, y posó con una sonrisa mal simulada.
No me sorprendió que supiera mi nombre. Tenía esos vídeos grabados por el Zanahorio, en alguno habría salido, seguro. O tal vez se lo hubiese dicho esa garrapata de Nahuel.
No le dije nada, me limité a levantar la barbilla para mirarle con desprecio.
Para ser mitad hombre, mitad animal, eres un joven muy apuesto. No me extraña que nuestra hermosa Renesmee se confundiera y cayera en la tentación genial, ahora me peloteaba, si es que a eso se le puede llamar así. La enana rubia volvió a levantar las cejas y el labio mientras me daba otro repaso descarado. Pude escuchar el involuntario rechinar de dientes de Bella, aunque creo que le salió más en honor a Nessie, que por ella misma. Desde luego, he de perdonarle ese fallo.
Pasé de su estúpido comentario, no tenía tiempo para discutir.
Ve al grano y dime lo que quieres le apremié hoscamente.
Se hizo otro runrún de voces al fondo de sus filas y Edward volvió a matarme con la mirada.
Es tu alegato, debes hablar tú me instó con la mano.
Yo no tengo nada que alegar, porque no hemos hecho nada malo le respondí sin cambiar de actitud. Edward ya empezaba a resoplar por las napias, nervioso. En realidad, no tengo por qué darle explicaciones a nadie.
¡Entonces, ¿no te arrepientes?! se indignó el vejestorio canoso.
Te repito que no hemos hecho nada malo, así que por supuesto que no contesté sin dudas, molesto.
Los murmullos subieron de volumen, condenándome automáticamente al infierno.
¡Ya está todo dicho! ¡Este salvaje debe ser castigado! exigió Cayo, haciendo aspavientos con los brazos.
¡¿Qué me has llamado?! protesté, cabreado, echando el cuerpo hacia delante.
Estaba que botaba a la mínima. Encima que la habían secuestrado, que me la habían arrebatado de mi lado sin ningún derecho, nos trataban como a dos depravados. Y, además, ya estaba más que harto de todo este circo absurdo.
Edward me interceptó, a la vez que mis hermanos gruñían sin cesar.
¡Tranquilízate, Jacob! me pidió. Por favor me cuchicheó entre dientes, hazlo por Renesmee.
En cuanto vi el temor de que le hicieran daño, en sus ojos, mi cuerpo se paralizó y no me quedó más remedio que hacerle caso. Tuve que respirar bien hondo para relajarme un poco.
Paz, hermano solicitó Aro una vez más, dirigiéndose a la momia de greñas blancas, que ya estaba resoplando de nuevo. Todavía queda mucho por platicar. Tenemos tiempo de sobra para impartir justicia. Además, siempre se puede llegar a un acuerdo para no condenarle. ¿No es cierto, Jacob? sugirió, girándose hacia mí.
¿A qué te refieres? pregunté, aunque ya lo sabía de sobra.
Estaría dispuesto a hacer una excepción, si tuvieras a bien hacer un trato conmigo.
Nosotros no hacemos tratos con vampiros. Nos los cargamos declaré, mirándole otra vez con desplante.
Edward ya se estaba llevando la mano a la cabeza.
¡Esto es inadmisible! condenó Cayo. ¡Asesinan a vampiros y lo dice tranquilamente!
Los testigos rompieron otra vez el silencio de la noche con sus protestas y sus demandas para que me echasen a la hoguera directamente.
¡Oye, sois vosotros los que venís a nuestro territorio! repliqué enérgicamente mientras la mano de Edward ya le caía sobre la cara. ¡Sois vosotros los que os metéis en nuestros bosques para…!
Lo que Jacob quiere decir me cortó Edward, para mi enorme disgusto, es que ellos no van buscando vampiros para matarles. Esos vampiros invaden sus bosques continuamente y los lobos solamente se limitan a defender su territorio. Son una especie pacífica, ellos más que nadie desearían la paz.
Paz no es la palabra que yo hubiera escogido, más bien su extinción, a excepción de los chupasangres como los Cullen o los de Denali, claro, que no tomaban sangre humana.
No te creería si no fuera porque tengo la prueba delante, mi estimado Edward manifestó Aro. No estaríais todos en el mismo bando si eso no fuera así admitió. Luego, osciló su traslúcido semblante hacia mí una vez más. Por eso creo que podríamos llegar a un acuerdo, ya que no tienes alegaciones que te salven insistió, y sus ojos volvieron a Edward. Si no fuera porque sois vosotros, impartiría justicia ahora mismo. Sin embargo, me da mucha pena toda esta situación y me veo obligado a ser indulgente en este caso.
En realidad, nosotros sí que tenemos nuestras alegaciones apeló Carlisle, haciendo que el vampiro chiflado se volviera para mirarle a él con una cara que delataba a las claras el trastoco de sus planes.
¿Vosotros? y su vista bajó a la carpeta del doctor. ¿Qué tenéis que alegar?
Carlisle carraspeó y empezó con su interpretación personal.
Si me dieras tu consentimiento, y sé que lo harás, dada tu generosidad y benevolencia eso sí que era pelotear, me gustaría enseñarte los resultados de unas investigaciones genéticas que he realizado junto a nuestro querido amigo Louis.
¿Louis? ¿Qué tiene que ver él con esto? quiso saber, torciendo el gesto sin comprender. Vaya, al parecer también lo conocía. ¿Y qué son esas investigaciones genéticas de las que hablas?
Doc abrió la carpetilla y sacó unos cuantos folios. Aro cruzó una fugaz mirada con Cayo, que observaba atento y desconcertado.
Cuando nuestra pequeña Renesmee nació, me permití tomarle unas muestras de sangre para analizarlas comenzó a explicar. No pude evitarlo, ya sabes cuánto me apasiona el mundo de la genética.
Sí, lo sé asintió Aro sin cambiar la expresión de su asqueroso semblante de papel cebolla.
Bien. Hace unos meses tuvimos un problema con un licántropo.
¿Con un licántropo? repitió el viejo chiflado.
Los ojos de Cayo se abrieron como platos.
Sí, estaba… obsesionado con Renesmee. No hacía más que perseguirla.
¿Cómo que obsesionado? interrogó Cayo.
Eso no es relevante ahora objetó el doctor. Solamente lo mencioné para explicar el resto de mi alocución.
Explícate, amigo mío le rogó Aro. Todo puede ser importante.
Carlisle tomó aire y lo soltó con el semblante lleno de disconformidad.
Yo resoplé, preso de mi desquicio. Esto se iba a alargar más de la cuenta y necesitaba ver a Nessie ya, comprobar que estaba bien, estrecharla entre mis brazos, olerla, besarla...
Como ya sabéis, los Hijos de la Luna basan la continuidad de su especie en infectar a otros ―empezó a aclarar―, pero ese licántropo fue creado con una manipulación genética que, además, le permite reproducirse para perpetuar su existencia los párpados semitransparentes de los dos Vulturis se levantaron casi hasta las cejas. El doctor volvió a mirar a Edward con la misma prudencia que en aquella ocasión en la que nos había explicado todo esto a nosotros y este asintió con resignación. Es decir, él la veía como una posible hembra con la que aparearse.
¡Es repugnante! bramó el vejestorio canoso con cara de asco mientras se levantaba otra polvareda de murmullos entre sus filas.
Desde luego, hermano apoyó Aro. Entonces, clavó sus gelatinosos ojos en mí con una fingida inocencia que me sacó de mis casillas. Renesmee tiene muy mala suerte. Parece que tiene algo especial que atrae a las bestias.
Me envaré y le gruñí, furioso, tapando un poco los gruñidos de Bella y Edward y las protestas a mis espaldas. Jasper tuvo que hacer uso de toda su influencia para que pudiéramos controlarnos.
¿Y dices que fue creado con una manipulación genética? preguntó el Vulturis canoso en un tono de reprobación total.
Así es asintió Carlisle.
Tendremos que hacerle una visita a quien ha creado a semejante engendro determinó Aro, girando la cara hacia Cayo, que aprobó con un movimiento de cabeza. ¿Quién habrá sido?
Ya le conocéis informó Edward, y ya le habéis visitado.
¿Sí? ¿Quién es? quiso saber el decrépito chiflado, arrugando las cejas con extrañeza.
Joham reveló Carlisle.
Ya sabes, el papaíto de tu querido soplón Nahuel intervine, con una voz que me salió más áspera de lo pretendido. Ese científico tarado lo creó para regalárselo a la garrapata de su hijo.
No me molesté en mirar a Edward, por la vibración de su tórax, supe que no le habían gustado nada mis formas.
¿Joham se lo regaló a Nahuel? exclamó Aro, visiblemente sorprendido.
Hicimos bien en acabar con ese Joham determinó el viejo chupasangres de pelo blanco. Me imagino que Nahuel lo rechazaría bufó, enfadado, a modo de pregunta.
Desgraciadamente, se lo quedó. Él mismo lo crió y lo adiestró, y lo utilizó después para intentar matar a Jacob y hacerse más fácilmente con nuestra hija manifestó Edward, apretando la mano de Bella para que esta se relajara a la vez que yo lo hacía con mis dientes al recordar, pero no contó con que el licántropo se obsesionara con ella.
Se hizo un silencio teñido de confusión.
Eso no es lo que nos contó Nahuel cuestionó el Vulturis después de un par de segundos.
Os ha engañado, Aro aseguró Edward con firmeza. Lo único que buscaba era venganza ante la negativa y el rechazo de Renesmee.
Es imposible, yo mismo vi su mente dudó.
También yo se la había visto cuando vino a visitarnos a nuestra casa, y me parecía completamente de fiar, pero, al parecer, utiliza una especie de escudo.
¿Un escudo? Aro no podía creérselo.
En ese momento, sus ojos se encontraron con los de Eleazar y su mirada dejó entrever que no le quedaba más remedio que aceptar la revelación de Edward.
Sí, es como un espejo, solamente refleja lo que él quiere que los demás crean y deja ver lo que él quiere que vean. La propia Alice solo ve las partes de su futuro que él le deja ver. Es un ilusionista, lo ha heredado de su padre ―declaró Edward con dureza―. Os ha utilizado.
¡Es intolerable, Aro! gritó Cayo, muy mosqueado―. ¡Es un traidor!
¡Sin duda! protestó el vejestorio chiflado, ofendido. ¡Bien, que lo traigan ante mí! ordenó, haciéndole una señal con la mano a su guardia.
Dos de los encapuchados salieron de su formación para dirigirse como proyectiles a una de las zonas arboladas que estaría a un par de kilómetros de sus espaldas, distancia suficiente y deliberadamente estudiada para que Edward no pudiera escanear nada.
¡¿Nahuel está aquí?! gruñí, envarándome.
La sed de venganza empezó a llenar mi cuerpo de convulsiones, preparadas para estallar en cuanto lo viera.
Contrólate me cuchicheó Edward con una voz extremadamente baja, interponiéndome su brazo otra vez. Lo habían traído para declarar en nuestra contra, pero esto ha trastocado todos sus planes. Es un punto a nuestro favor.
Aun así, la tentación era muy fuerte…
Las cejas se me bajaron hasta los ojos cuando los espectros regresaron tan rápidos como flechas, sin la compañía de Nahuel.
Ha huido desveló Edward antes de que a uno de los chupasangres le diera tiempo a cuchichearle lo mismo a Aro al oído.
Los testigos de los Vulturis se agitaron con asombro y protesta, y yo tuve que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad para tragarme mis ansias de venganza, la engullí tan fuerte, que me hizo hasta daño.
Cayo y Aro se quedaron con cara de idiotas durante un par de segundos, aunque el último enseguida recompuso la compostura.
Parece que vamos a tener que esperar un poco para impartir justicia con ese traidor, mi querido hermano le dijo, poniendo una mueca a modo de sonrisa.
¡Cuanto antes, mejor! voceó la momia de pelo blanco.
No hemos de preocuparnos le calmó Aro. Seguro que Demetri hará bien su trabajo y le encontraremos, ¿verdad? dijo, dirigiéndose al mencionado.
Por supuesto, maestro le respondió él, asintiendo bajo su capucha.
Bueno, ¿por dónde íbamos? siguió para desviar la atención de su evidente y ridículo descuido, mientras juntaba las manos.
Estábamos hablando de ese Hijo de la Luna depravado. Ese engendro no hubiera existido nunca si no hubiera sido creado a partir de los experimentos y juegos genéticos criticó Cayo con manifiesta intencionalidad.
Ah, sí. ¿Veis por qué hay que evitar la mezcla de especies diferentes, mi adorable pareja? continuó Aro, hablando para Edward y Bella. ¿Comprendéis ahora por qué tenemos que prohibir estas aberraciones, por qué hemos tenido que salvar a vuestra hija?
No pude evitar gruñir por lo bajo.
Si no te importa, todavía no he empezado con mi alegación le interrumpió Carlisle, trayendo un poco de cordura en ese ambiente tan tenso.
Oh, por supuesto aceptó Aro, tapando su disgusto con una sonrisa falsa, al contrario que Cayo, que no lo disimulaba nada.
Como intentaba explicar antes, el problema con ese licántropo me llevó a tener que investigar más sobre ellos, así que llamé a Louis para comentárselo y él me desveló que podía tratarse de alguna manipulación genética, ya que había visto numerosos casos en algunos libros de su amplia y antigua biblioteca. Se ofreció a ayudarme y yo partí junto con mi esposa a Paris para visitarle.
»Ahora bien, hace casi siete años, cuando Renesmee estaba en el vientre de Bella, descubrimos muchas coincidencias y semejanzas con la especie de Jacob ―los ojos de los dos Vulturis casi se vuelven a salir de sus órbitas, de la sorpresa―. Así que, como ya comenté, analicé la sangre de mi nieta en cuanto nació, ya que todo eso me parecía realmente fascinante. No obstante, mis conocimientos de genética no abarcan todo lo que a mí me gustaría y me habían quedado muchos puntos sin resolver, así que aproveché para llevarme sus muestras más unas que tomé de Jacob para consultarlo con Louis.
»Primero hicimos un estudio de los genes de Renesmee, pero obtuvimos pocas respuestas y muy confusas, así que nos pusimos a investigar lo del Hijo de la Luna, puesto que nos parecía más urgente, y utilicé las muestras de Jacob para comparar, ya que no tenía del licántropo. Entonces, mientras lo investigábamos, hicimos un descubrimiento asombroso: los genes de Renesmee eran más parecidos a los de Jacob que a los de cualquier semivampiro ―el careto de los Vulturis delataba el mismo asombro que los murmullos que generaron sus testigos. Aun así, Doc no se amilanó y siguió con su exposición―. Para cerciorarnos, estuvimos investigándolo a fondo, consultando con otros amigos científicos especializados en el mundo de la genética. Bueno, tengo aquí todos los datos, por si te interesa estudiarlo le ofreció para atajar, levantando un grueso de hojas.
Más tarde rechazó Aro, todavía con el careto perplejo.
Como quieras Carlisle volvió a meter los folios en la carpeta y siguió con su alocución. Los genes de Renesmee son casi idénticos a los de un metamorfo. De hecho, su cuerpo puede llegar a transformarse, como le pasa a Jacob, solo que ella lo hace en un vampiro casi completo y él en un lobo. Puedes comprobarlo en la mente de Enguerrand, él grabó algunos episodios de su transformación ―se me escapó una ligera sonrisa de satisfacción, de lo bien que lo estaba haciendo Doc. Las caras de Aro y Cayo eran todo un poema―. Es decir, Renesmee y Jacob no son especies diferentes, más bien todo lo contrario. Renesmee es un metamorfo, como él, en realidad, un semivampiro metamorfo.
Los testigos, e incluso la guardia de los Vulturis, estallaron en rumores y cuchicheos, atónitos.
―¡¿Qué estás diciendo?! ―chilló Cayo con desagrado―. ¡Eso es imposible, ella nació de un vampiro y una humana!
―Te aseguro que es así, Cayo ―continuó Carlisle con tranquilidad―. No me quiero extender demasiado, pero sabemos que los genes de Renesmee sufrieron una metamorfosis de una forma completamente natural ―matizó― cuando se formó el cigoto. Aquí tengo todas las pruebas que lo demuestran y un informe mucho más detallado ―dijo, sacando otra vez un cuadernillo de la carpetilla―. Todo está firmado y certificado por todos los prestigiosos científicos especializados en genética que participaron en la investigación.
Las exclamaciones y los cuchicheos subieron de tono, a la vez que los vejestorios se observaban el uno al otro totalmente perdidos.
Carlisle miró a Bella para acercarse al límite de su escudo y se detuvo cuando ella se lo indicó con un movimiento de cabeza. Entonces, estiró el brazo y le ofreció el cuadernillo a Aro.
Este se aproximó al doctor, custodiado en todo momento por su guardaespaldas Renata, y cogió la documentación con pocas ganas. Se hizo otro mutismo mientras lo leía a toda velocidad en el que se podían oír hasta el agitar de las hojas de las arboledas próximas.
Sus ojos se movían vertiginosamente de izquierda a derecha con impresión a la vez que su mano pasaba las hojas casi sin descanso. Se quedó tan de piedra, que si un trailer le hubiera pasado por encima, este se hubiese hecho trizas.
Entonces, cerró el cuadernillo de un golpetazo seco y levantó la vista para mirar a la momia canosa con un rostro…, cómo lo diría,  conmocionado, sí, esa es la palabra, conmocionado.
―Parece que nuestro querido amigo Carlisle tiene razón, hermano ―tuvo que reconocer, apretando los dientes de la rabia.
Un ¡Ooooooooooooooh! rompió el silencio del claro, en el que Cayo también hubiera participado si no fuera porque se había quedado patidifuso.
―Sin embargo ―interrumpió Aro de pronto, devolviéndole el cuadernillo a Carlisle―, tampoco son iguales ―señaló, sonriendo con suficiencia―. Ella se transforma en un vampiro, mientras que él lo hace en un lobo.
―Como has visto en el informe, no habría ser más apropiado para ella genéticamente que un metamorfo ―atacó Doc, cogiendo el cuaderno―. Ni siquiera lo sería otro semivampiro. Si hablamos de compatibilidad genética, Jacob sería el más compatible para perpetuar la especie de Renesmee.
El claro volvió a llenarse de murmullos.
―¡¿Y para qué queremos perpetuar esa especie?! ―intervino Cayo con enfado―. ¡Es una mutación, deberíamos cortar eso de raíz!
Mis dientes, los de Edward y los de Bella chirriaron al mismo tiempo.
―Ha sido una metamorfosis natural ―alegó Carlisle con su tono comedido de siempre. A veces, admiraba su tranquilidad y su autocontrol, de veras―. No ha sido manipulada por nadie con malicia ni con ningún fin, como en el caso de ese licántropo. Renesmee y su especie no pone en peligro nuestro mundo, ella también pertenece a lo sobrenatural y tiene que protegerse, al igual que nosotros y los lobos ―los decrépitos semblantes de los dos Vulturis ya volvían a delatar su chasco. Doc siguió hablando, aunque esta vez casi lo hacía dirigiéndose a la chusma que se escondía tras la retaguardia―. Además, ha sido una selección natural, como pudo haber sido la de nuestra propia especie. ¿Quién fue el primer vampiro? ¿O cómo llegó a serlo? Nadie lo sabe. No obstante, aquí estamos. ¿Quiénes somos nosotros para ir contra la propia naturaleza y extinguir algo que ella ha creado?
Los Vulturis torcieron el gesto, intentando buscar unas excusas que no encontraban.
―¿No tienes nada que decir a esto, Edward? ―quiso saber Aro, agarrándose a un clavo ardiendo―. Es de tu hija de quien se está hablando. ¿No te preocupa que tu preciosa flor se una a un lobo? ―siguió censurando.
Resoplé por las narices, ya harto de todo este teatro.
―Ellos se aman, Aro ―le respondió con serenidad―. ¿Quién soy yo para objetar nada, cuando yo mismo me enamoré de una humana? ―Bella y él se miraron con complicidad durante un fugaz instante.
―¿Es cierto eso? ¿Os amáis? ―me preguntó, alzando las cejas y sonriendo con un entusiasmo forzado.
Vi por el rabillo del ojo cómo Cayo ponía los ojos en blanco y volvía a resoplar, exasperado.
Aunque no tenía por qué darle explicaciones, le contesté con determinación.
―Sí, estamos muy enamorados ―le dije con una voz alta y clara―. Y no le hacemos daño a nadie. Lo único que quiero es que la sueltes y nos dejéis vivir en paz.
―Pareces sincero…
―Lo es, están enamorados ―secundó Edward―. Además, Jacob y Renesmee están vinculados de una manera muy especial.
―¿Vinculados? ―Aro frunció el ceño, extrañado.
Ahora venía la segunda parte de nuestro guion.
―Es difícil de explicar con palabras ―se llevó la mano a la barbilla, reflexivo―. Su vínculo es algo… espiritual y mágico ―dijo finalmente―. Renesmee nació para estar con Jacob, y Jacob nació para estar con Renesmee, literalmente. Una prueba de ello ya lo acabamos de explicar, ella es un metamorfo, como él. Sabes que la magia corre por las venas de los metamorfos, su propio origen fue debido a esto. ¿Cómo iba a producirse esa metamorfosis del cigoto, si no es porque ya estaban destinados espiritualmente desde el principio de los tiempos? Y nadie los puede separar, su vínculo es extremadamente fuerte e irrompible ―apuntilló con intención.
―No sé, Edward. Me cuesta creerlo ―cuestionó.
―Pues es así ―le aseguré, ofendido de que lo dudara.
―¿Y cómo sé que no es un subterfugio para engañarnos? Para esto no hay pruebas ni documentos que puedan corroborarlo ―refutó con una sonrisa de arrogancia que anunciaba su triunfo en esta partida.
―Estoy yo ―afirmé con firmeza. Edward ya estaba poniendo cara de desaprobación antes de que a mi lengua le diera tiempo a articular lo que pasaba por mis sesos. Le ignoré―. Yo puedo ser la prueba. Solo tienes que hurgar en mi mente.
Los gruñidos de Sam podían oírse por todo el claro, aunque él no fue el único que protestó. La manada al completo se alborotó y Bella me miró con el temor rebosándole por los ojos.
El viejo chupasangres se quedó un rato en silencio, observándome, sopesando mi oferta, y después se giró hacia su chusma para fijarse en los caretos que estaban esperando ansiosos su consentimiento. Se les veía realmente interesados, aunque más por curiosidad que por otra cosa.
―Está bien ―accedió finalmente―. Acércate, chico.
Cayo volvió a bajar el entrecejo y resolló irritado.
Sabía que si me arrimaba a él, ya no estaría protegido por el escudo de Bella, pero tampoco era tan estúpido como para exponerme de ese modo tan gratuito, así que les hice un gesto a mis lobos más grandes para que se vinieran conmigo.
Paul y Quil acataron encantados; daba la casualidad de que, aparte de ser los más grandes y fuertes después de mí y de Sam, eran los más peleones. Paul casi venía riéndose, solo le faltaba sacar esa babosa lengua suya y jadear.
Excluí a Sam, para evidente disgusto de él. ¿Pero qué iba a hacer? Vale, no quería que ninguno de mis hermanos sufriera daño alguno si algo salía mal, pero mucho menos Sam, viendo lo que tenía en casa. Tenía que regresar para estar junto a Emily y yo no quería que se arriesgase.
Se notaba que a la guardia y a los testigos de esos fósiles no les hizo ni pizca de gracia mi decisión. Pasé de ellos olímpicamente.
―¿Es que desconfías de mí? ―se rio Aro.
―Tú tienes tu guardaespaldas y yo tengo los míos ―respondí.
―Me parece justo ―aceptó.
Aun así, los dos chupasangres grandullones se adelantaron un paso y se colocaron uno a cada lado de Aro, por detrás.

Mis piernas empezaron a avanzar con zancadas seguras en su dirección y comencé a aproximarme, flanqueado por mis dos lobos, hasta que quedamos fuera del amparo del escudo que nos protegía y nos pusimos frente a frente.


CUIDADO, QUE VIENE EL GRAN LOBO

Su asqueroso semblante me pareció todavía más acartonado y momificado, al tenerlo tan próximo. Paul, Quil y yo nos miramos y supe que ellos estaban pensando lo mismo, se podía ver cómo ambos arrugaban el hocico como repulsa.
La guardia y los dos matones se inclinaron hacia delante, nerviosos, aunque la enana rubia también aprovechó para observarme más de cerca; otra vez pude escuchar el chirrido de los dientes de Bella.
―Amo ―murmuró la tal Renata con temor cuando nos vio a mí y a mis enormes lobos delante.
Las puntas de sus dedos temblaban levemente al tocar la espalda del viejo, aunque no los despegaba, seguramente le temía más a él.
―No pasa nada, calma ―los tranquilizó. Entonces, extendió su arrugada y transparente mano, donde sus abultadas venas sobresalían como ramificaciones secas, y la volteó para dejar la palma hacia arriba―. Dame tu mano, muchacho.
Se me escapó una pequeña mueca de asco cuando la deposité en esa superficie dura y helada. Parecía ese mármol frío y sobado de las pilas de agua bendita que hay en las iglesias. ¡Puaj!
―Oh, tu mano está tan caliente, que quema ―señaló, al tiempo que la cubría con su otra palma.
¡Puaj otra vez! Todo fuera por Nessie y por recuperarla sana y salva.
El Vulturis cerró los ojos con fuerza y se encorvó para comenzar a fisgar en mi mente y mis recuerdos.
Quil y Paul fijaban su vista en él con los labios despegados, atentos a cualquier movimiento amenazante por mínimo que fuera. Y así mismo, la guardia y los dos gigantes.
Caí en la cuenta de que ahora podría ver cada uno de mis pensamientos y recuerdos, desde el juego más inocente con mi Nessie niña, hasta otro tipo de juegos mucho menos inocentes con mi Nessie ya adulta. Y peor, Edward también los vería al escanear mi mente a la vez que el viejo. Pero eso no era todo. Al husmear en mi cerebro, el Vulturis iba a ver todo lo relacionado con mi manada, técnicas, estrategias, hasta el chisme más insignificante de cualquier persona de mi tribu. Así que se me ocurrió que si pensaba en lo que quería que él viese, tal vez esas cosas se vieran un poco tapadas, como había hecho con mi manada cuando empecé con las desconexiones. Bueno, vale, no era lo mismo; ahora no estaba en mi forma lobuna, él era un chupasangres y la técnica de ocultar mis pensamientos con mi manada consistía en otra cosa ―porque ahora no me hacía falta pensar en nada para taparlos, simplemente me desconectaba―, pero si pensaba mucho en otros recuerdos…
Bah, por intentarlo no se perdía nada.
Cerré los ojos y me concentré en pensar en Nessie, que era de lo que se trataba esto. Aunque la situación no era muy relajante que digamos, no me costó nada, la verdad. Estaba tan ansioso de que me la devolvieran, tenía tantas ganas de verla, que las imágenes se plantaron casi solas en mi cerebro.
Primero empecé por lo físico, que era lo más fácil. Evoqué su precioso rostro de porcelana, con esos grandes y dulces ojos color café con leche, esa sonrisa blanca y perfecta, esas mejillas sonrojadas y esos labios carnosos y rosáceos, suaves. Después, recordé su larga melena broncínea, con sus ondas graciosas, sueltas y sedosas. Y su cuerpo… No, eso no hacía falta que lo viera.
Me dejé llevar un poco más, por si acaso, para seguir con cosas más profundas y…
…entonces, no sé cómo sucedió. Solamente sé que cuando acababa de empezar a recordar todo lo que sentía por Nessie, el vejestorio pegó un bote hacia atrás, soltando mi mano de sopetón como si esta le hubiese dado una descarga eléctrica, y yo abrí los ojos, extrañado y un tanto a la defensiva, del susto.
¿Qué le había pasado? ¿Acaso mi mano estaba tan caliente que le había quemado de verdad?
Los testigos exclamaron sorprendidos ante la reacción de Aro y la guardia se envaró, al tiempo que los dos matones se adelantaban para encararse conmigo y mis lobos. Paul y Quil no se quedaron atrás. Mostraron sus colmillos, pegaron bien las orejas a la cabeza y les dieron el aviso con sus gruñidos. Los Cullen y el resto de mi manada flexionaron las rodillas y sus patas desde su posición, preparados para saltar en cualquier momento.
Sorpresa, Aro no parecía molesto. Un poco trastocado sí, pero no mostraba enfado ni ofensa. Más bien parecía deslumbrado, con esos ojos de loco abiertos de par en par y una sonrisa de ido desfigurando su careto de cartón todavía más.
Miré a Edward, a ver si este me delataba algo de lo que estaba pasando, sin embargo, su rostro no se diferenciaba mucho del viejo chupasangres. No tenía esa cara de tarado, pero también me miraba completamente alucinado.
Fruncí el ceño. ¿Qué demonios pasaba?
Calma dijo Aro, girándose hacia las masas.
¿Qué ha pasado? quiso saber Cayo, quitándome la palabra de la boca.
Es demasiado intenso para mí declaró, volteándose otra vez en mi dirección mientras se llevaba la mano al pecho con ese semblante de chiflado.
Su vínculo es extremadamente fuerte. Algo espiritual. Lo he sentido.
Todo se paralizó cuando la momia adormilada habló de repente, y lo hizo con los ojos tan abiertos y en un tono de sorpresa tal, que hasta a Cayo y a Aro les extrañó. No debía de ser muy hablador, por lo visto. Su voz era tan grave y vieja, casi rasgada, que a mis hermanos y a mí nos dio grima.
¿Cómo dices? inquirió el vejestorio canoso con los globos oculares a punto de salírsele de sus órbitas.
El senil aburrido no dijo nada más, solo se limitó a extender su rugosa mano hacia Aro y este se acercó para espachurrársela y leerle la mente.
Como ya no me necesitaban, aproveché ese momento para retirarme con mis hermanos, aunque no sin antes dedicarles una miradita a los dos matones.
Cubridme, voy a entrar en fase les indiqué.
No era por nada, pero mi manada se sentía más cómoda teniéndome en esa forma y, la verdad, yo también. Además, así me podía comunicar con ellos.
Sam se unió a Paul y Quil para rodearme de nuevo, me quedé en bolas esta vez sin que me viera nadie, até mis pantalones a mi cinta y me transformé, provocando otro estallido de exclamaciones mientras aquella muchedumbre levantaba la cabeza para ver mejor.
Guay. Ahora era la atracción mayor de la feria.
Las voces de mi manada invadieron mi cerebro, todos alucinados, preguntándome qué es lo que había hecho para que el viejo se asustase.
Yo no he hecho nada, solamente he pensado en Nessie, eso es todo, les aclaré.
¡Pues no sé en qué has pensado, pero lo has dejado flipado!, exclamó Seth.
Seguramente, en aquella semana de celo de Nessie, se burló Isaac.
Mis lobos corearon sus risas en una serie de aullidos que alarmaron un poco a la guardia de los Vulturis. Estúpidos chupasangres, no tenían ni idea del lenguaje lupino.
¡Claro que no he pensado en eso, capullos!, resoplé.
Más te vale, siguió Shubael, mofándose. Porque si nos enteramos de que a esa sanguijuela le dejaste ver algo y a nosotros nada, te ibas a enterar.
¡Mira que sois burros!, les riñó Leah, haciendo gala de camaradería femenina, mientras los demás continuaban riéndose.
Estos idiotas… Encima, Edward podía escucharlo todo, serían retrasados.
Dejadlo ya, ¿queréis?, les regañé, y así lo hicieron, poco a poco, pero lo hicieron. Carraspeé para mis adentros y empecé a caminar. ¿Qué les pasa a estos ahora?, le pregunté a Edward cuando me coloqué a su lado, refiriéndome a los vejestorios. ¿Qué hacen?
Marco ve las relaciones me explicó escuetamente.
Sí, su cara lo decía todo. Lo que había escuchado no le había gustado ni un pelo. No le hacía mucha gracia recordar esa particularidad de Nessie, ni aquella semana tan mágica y especial para nosotros, pero tan trágica para él, en la que yo había hecho que su pequeña se transformara en toda una mujer sin que hubiera papeles matrimoniales de por medio.
Así es confirmó Aro, separándose del adormilado con una expresión de diversión. Pues sí que estaba chiflado de verdad. Y ha visto lo mismo que yo.
¿Y qué es lo que has visto? interrogó Cayo con una mezcolanza de expresiones en la cara que pasaban del fastidio al desconcierto total.
Lo que él me ha dejado ver afirmó, llevando la vista hacia mí.
¿Cómo? Cayo no entendía nada, al igual que todos nosotros.
Querido hermano, hay cosas que no alcanzan a nuestro entendimiento, y una de ellas es esto. Parece ser que este joven tiene algo… espiritual y místico que me ha rechazado y solamente he visto lo que me ha dejado ver reiteró.
Jacob tiene un don medió Edward. Un don espiritual.
¿Otra vez con ese rollo de mi don espiritual? Fruncí mi ceño de lobo y suspiré, cansado. Para colmo, ya me había transformado y no podía protestar en voz alta.
Los ojos de Cayo casi se le caen de las cuencas y los murmullos de los testigos, más la agitación de la guardia, se hicieron con el claro.
Es el Gran Lobo intervino Enguerrand, hablando con voz solemne, para asombro de todos los presentes, incluidos nosotros, los lobos.
Hala, otro, venga. ¿Algún chupasangres más?
¿El Gran Lobo? repitió Cayo con sorpresa. ¿Y eso qué quiere decir?
Es el primer lobo de los lobos empezó a explicar, y el líder de todos los líderes. Si pusiéramos un símil, el Gran Lobo sería un rey.
Mi manada y yo nos miramos los unos a los otros sin entender nada. ¿Cómo demonios sabía todo eso?
¿Quieres decir que él es el Rey de los Lobos? interrogó la momia de pelo blanco sin poder disimular su pasmada voz, mirándome.
Sí, maestro.
El Rey de los Lobos, chisté.
Intenté protestar con un gruñido, pero las exclamaciones de los testigos me lo pisaron.
El Rey de los Lobos resaltó el vejestorio chiflado. Claro, ahora entiendo ese poder. ¿Y cómo sabes tanto sobre el tema, mi querido Enguerrand? preguntó sin apartar su fascinada mirada de mí. Cuéntanoslo.
El aludido asintió bajo su capucha.
¿Por qué teníamos que perder el tiempo con esto que no venía a cuento? Ya empezaba a desesperarme con tantas tonterías. Me importaba un bledo toda esta historia. Ya habíamos demostrado que Nessie y yo éramos metamorfos, ¿por qué no la traían de una maldita vez?
Hace unos siglos me encontraba por estas tierras en una misión que me habías encargado, maestro comenzó a explicar el pelirrojo con una entonación de sumisión. Estaba en una batalla inevitable que no nos quedó más remedio que ejecutar para impartir justicia y yo era el encargado de verificar que se impartía correctamente.
Ah, sí, ya recuerdo afirmó Aro. Era un ejército de vampiros incivilizados que se negaban a cumplir las reglas necesarias para la buena convivencia aclaró para su público, no fuera a ser que quedase en mal lugar.
Sí, ya, claro, puse en duda.
Así es, maestro verificó el Zanahorio. La batalla se tornó muy dura, como bien sabes. Nuestro ejército tuvo dificultades y se vio envuelto en una emboscada que nos puso en verdadero aprieto. Nuestros enemigos también gozaban de múltiples dones que eran muy difíciles de combatir y ya no podíamos contrarrestarlos.
»Sin embargo, llegaron tres lobos enormes y nos vimos obligados a paralizar la lucha, al parecer, estábamos en sus bosques. No lo hubiéramos hecho, si no fuera porque uno de ellos era mucho más grande que los otros dos, y lo cierto es que había una majestuosidad en él que nos dejó un tanto aturdidos el pelirrojo dirigió su mirada hacia mí. El gigantesco lobo clavó sus ojos en los míos y mi mente no pudo seguir grabando. Lo mismo pasó con el resto de vampiros que gozaba de dones, sus ataques no parecían hacer efecto alguno en él, ni en los otros dos lobos. Después de eso, ninguno quiso luchar con ellos, no dejábamos de estar en su territorio y ellos solamente se limitaban a defenderlo, así que nos retiramos a otra zona para seguir la batalla, la cual terminamos ganando. Se impartió justicia.
»No volvimos para reclamar nada, pues, indirectamente, nos habían ayudado, pero yo sentí curiosidad y me quedé una temporada más por esa zona para investigar. Fue cuando descubrí que él era el Gran Lobo y todo lo que eso significaba. No me parecieron peligrosos para nosotros, solo eran tres lobos y nunca salían de su territorio, por eso nunca le di relevancia. Además, unas décadas más tarde me enteré de que ese lobo había fallecido, por lo que me olvidé del asunto.
»Hasta que le vi a él declaró, señalándome con la cabeza. Se parece mucho a ese lobo; su pelaje es exactamente igual y su mirada es la misma. Al principio pensé que solamente era un parecido físico, después de todo, habían pasado varios siglos y no sería difícil que se diera una coincidencia genética que terminase en un lobo tan parecido, y además, no influía poder ninguno en mí. Pero cuando le vi en nuestro último encuentro, ya no me quedó ninguna duda. Tiene esa fuerza en la mirada, esa misma majestuosidad, tiene esa aura que me embaucó cuando vi a su antepasado.
Suspiré.
Cuidado, creo que se ha enamorado de ti, Jake, se burló Jared.
Sí, ya, muy gracioso, le contesté, resoplando por las napias mientras el resto se reía en su fuero interno, aunque no tardaron nada en centrarse de nuevo en ese absurdo tema.
¿Y dices que vuestros ataques no hacían efecto en ese lobo? quiso saber Aro, observándome con demasiado interés.
Genial. A ver si ahora, con toda esa monserga, se iba a encaprichar aún más conmigo.
Así es, maestro confirmó el pelirrojo.
Tu historia es impresionante, ciertamente manifestó el viejo decrépito chiflado sin quitarme ojo. Tu relato ha despertado verdadera curiosidad en mí, ¿puedo ver las imágenes de ese Gran Lobo?
Por supuesto, maestro consintió el pelirrojo, ya acercándose a él con la mano extendida.
Aro se la aplastó entre las suyas y volvió a cerrar sus asquerosos párpados para empezar el escaneo mental.
Resoplé por enésima vez. ¿Adónde nos llevaba esto? Lo único que yo quería era que me trajeran a Nessie ya.
¡¿Y ahora qué narices le está enseñando?!, quise saber, ya exasperado por todo este circo que nos estaba haciendo perder tanto tiempo.
Está mostrándole las pocas imágenes que pudo grabar de tu antepasado me cuchicheó, tan bajito, que tuve que mover la oreja en su dirección para que me llegase su murmullo apenas perceptible. Es increíble. La verdad es que es igual que tú, aunque todavía más grande. Es como verte a ti en el pasado.
Genial, protesté.
Mi manada se mantenía en silencio, estaban atentísimos y parecían algo impresionados por todo este rollo.
Genial, repetí para mí. ¡Bueno, qué! ¡¿Cuándo diablos le vas a decir que nos devuelvan a Nessie?!, azucé, harto.
Esto va bien, espera bisbiseó.
¿Que iba bien? Volví a resollar por las napias. Si fuera bien, ya estaría junto a Nessie correteando o lo que fuera por La Push, porque, eso sí, cuando me la devolvieran, nadie iba a ser capaz de despegarla de mi lado nunca más.
Mire a Alice. Sus manos no estaban pegadas a sus sienes, sin embargo, su semblante no mostraba ninguna emoción, estaba tan concentrada, que parecía que estuviese en una sesión de yoga o algo por el estilo.
Tiene una jaqueca horrible, solamente está fingiendo me desveló Edward igual de bajito que antes.
¡¿Cómo?!, mis patas se pusieron en tensión. ¡Eso significa que Nessie no…!
No sé a qué se debe eso, pero te aseguro que la tienen aquí me interrumpió para calmarnos a mí y a Bella, que también se había puesto alerta. No puedo ver la mente de Aro, pero sí la de Cayo y Marco siguió. Al segundo le da exactamente lo mismo, sin embargo, Cayo está deseando que esto se termine. Todo esto ha sido idea de Aro para conseguirte a ti y a tu manada, y a Cayo no le atrae nada que esté relacionado con el mundo lupino, ya sean los licántropos o vosotros. En cierto modo, está deseando que ganemos para que Aro ya no insista más con el tema, aunque, en realidad, lo que más le agradaría sería que terminasen con vosotros aquí mismo. Él os ve como una amenaza lo suficientemente potente como para producirle temor, por eso insiste tanto en lo de impartir justicia, y se ha tomado esto como una buena ocasión para deshacerse de vosotros. No obstante, ha visto que ya no tienen alegatos de cara a los testigos para hacerlo y ahora, por mucho que le irrite, no puede esperar otra cosa que no sea nuestra victoria.
Bueno, con que me hubieras dicho que ella estaba aquí, me hubiera bastado. No sé por qué te has enrollado tanto.
Edward suspiró con resignación.
Es asombroso exclamó el chiflado una vez más, retirando sus manos de la del pelirrojo, mientras me estudiaba con la mirada. Realmente es muy parecido a ti.
¿Podemos volver al asunto por el cual estamos aquí? refunfuñó la momia canosa, que también debía de estar hasta el gorro de toda esta pérdida de tiempo.
Eso, eso.
Sí, cómo no, hermano aceptó Aro, aunque a regañadientes.
Como has visto, su vínculo es extremadamente fuerte participó Edward por fin. Así lo ha visto Marco y así lo has visto tú. Y, además, ambos están muy enamorados, yo mismo doy fe.
El senil tarado se quedó un rato pensativo, mirando el suelo como si este le fuera a desvelar algo.
Sí, lo sé respondió finalmente, alzando sus pupilas hacia mí. Tu preciosa Renesmee no deja de llamarte en sueños ¡¿que me llamaba en sueños?! Mis patas comenzaron a agitarse, nerviosas. No obstante, no sé si entregártela sería lo correcto.
¡¿Qué está diciendo ahora?!, ladré.
Ya has visto todas las pruebas señaló Bella, apretando los dientes de la rabia. Ellos se aman, pertenecen a la misma especie y están fuertemente vinculados.
No del todo, mi querida Bella. Vuestra hija es un semivampiro metamorfo. Única en su especie recalcó. ¿Está bien que permitamos la proliferación de una especie nueva?
Ya te he explicado antes que la naturaleza y la magia han sido las que han hecho esta selección, Aro apeló Carlisle con su típico discurso discreto. Nosotros no somos quién para detener el mundo natural y espiritual, y hay que añadir que ella no es peligrosa en absoluto.
Ella sola no, pero, ¿qué hay cuando se multipliquen? rebatió el vejestorio. Esta especie es capaz de reproducirse, al igual que las humanas. Puede que dentro de unas décadas quieran adquirir poder y pongan en peligro todo nuestro mundo alegó.
¡¿Qué coño está diciendo este chiflado?!, protesté con un gruñido.
Ya se me estaban hinchando las narices. Estaba claro que no quería devolvérnosla y que iba a buscar cualquier excusa estúpida para salirse con la suya. Empecé a notar cómo el aire entraba furioso y llenaba mis pulmones con ímpetu.
Sabes que eso sería imposible objetó Edward con firmeza. Ya has visto que su especie solamente afecta a las mujeres, los varones serían hombres lobo, y por mucho que se multiplicasen, ellas nunca llegarían a ser tan numerosas como nosotros, los vampiros completos. Además, son muy fuertes cuando se transforman, pero su fuerza sigue sin ser equiparable a la nuestra y su transformación no es continua como en el caso de los lobos. Necesitan de sangre para no fallecer y cuando la toman, vuelven a ser semivampiros. Tú mismo has leído el informe.
Los murmullos volvieron a revolotear por el claro.
Sin embargo, siempre estarían unidas a los metamorfos discrepó el Vulturis. Y ya lo has oído antes, ellos se dedican a asesinar vampiros, es su naturaleza. ¿Por qué no se iban a dedicar ellas a hacer lo mismo? Harían una alianza.
Lo que antes eran murmullos, ahora eran cuchicheos, unos a favor y otros en contra.
Mi rabia iba en aumento, en consonancia con el volumen de los chismorreos cada vez más altos. Mi tórax comenzó a vibrar levemente. Ya empezaba a darme igual todo. Lo único que ocupaba mi mente era mi ángel. Y mi ángel me llamaba en sueños para que fuera en su busca mientras yo estaba aquí perdiendo el tiempo con toda esta farsa. La ansiedad se hizo cargo de todo mi cuerpo de un latigazo para exigirme que actuara ya. Edward se dio cuenta y me miró por el rabillo del ojo con precaución.
Ya he explicado que los lobos no van en busca de vampiros para asesinarlos, solo se limitan a defender su territorio volvió a aclarar Edward, un tanto preocupado por mi estado mental, que se acercaba cada vez más a la locura. Bella también me miraba con desasosiego. Y ahora lo único que piden es que nos devuelvas a nuestra hija para vivir en paz.
¡No le des más explicaciones y vamos a buscarla!, rugí, moviendo mis patas con agitación.
Mi manada también comenzó a inquietarse.
Aun así, no creo que eso sea lo más adecuado, Edward insistió el viejo decrépito, echándonos un vistazo vigilante a mi manada y a mí.
Sabes que Chelsea no tiene nada que hacer declaró él ya sin rodeos, mostrando su enorme cabreo sin tapujo alguno. Nunca conseguirás dominar a Jacob y, por tanto, a la manada tampoco.
Los testigos agitaron sus murmullos a la vez que mi manada gruñía para confirmar las palabras de Edward. Aro y Cayo se miraron y este último resopló por las narices con enfado.
¡Devuélvenos a nuestra hija ya! reclamó Bella con una rabiosa desesperación que a punto estaba de hacerla llorar.
Se acabó. Fin de la película.
Clavé mis pupilas furiosas en Aro y le mostré mis sedientos colmillos a la vez que el resoplido me salía con virulencia por las narices y mi cuerpo se agazapaba, preparado para saltar en cualquier momento. Mis veintiún lobos acompasaron mis gruñidos y también se inclinaron hacia delante, con las orejas gachas y el rabo completamente hacia dentro, esperando a una sola orden mía. Mis bronquios se llenaron del todo y el aire me raspó las cuerdas vocales cuando el larguísimo rugido salió con cólera por mi garganta, rebotando varias veces otra vez en las montañas que nos rodeaban.
La guardia de los Vulturis se envaró al tiempo que Cayo apretaba los dientes, visiblemente incómodo, y Aro me observaba atentamente mientras los temblores de su guardaespaldas aumentaban. Aun así, no se despegaba de él, parecía uno de esos frágiles pececillos que están pegados a su tiburón todo el tiempo.
Los dos matones flexionaron sus rodillas, mostrando sus colmillos con aires amenazantes, y la rubia canija junto con su hermano enano entrecerraron los ojos, listos para atacar en cuanto me descuidase lo más mínimo.
Bella, Emmett y Rosalie hicieron exactamente lo mismo que los gigantones y mi amiga añadió un potente rugido.
Edward apretó la mano de Bella para calmarla y a mí me interpuso su brazo para contenerme y seguir con ese estúpido e inútil debate que no llevaba a ninguna parte.
Pero yo no me amilané.
La imagen de Nessie era lo único que ocupaba mi tarado cerebro, y si no querían devolvérmela, iba a recuperarla como fuera, eso lo juraba por mi vida. Solté otro rugido que hizo vibrar hasta la nieve de las cimas de las montañas, con tanta cólera y tantas ansias de sangre, que ya rozaba el sadismo puro y duro.
Mi Nessie, mi ángel. Ellos me la habían arrebatado.
Escuché un aullido agudo y estremecedor dentro de mí, un aullido que reclamaba una liberación. Sentía cómo mi alma se revolvía en mi interior como si estuviese atrapada, se agitaba desbocada, intentando salir de alguna cárcel. Mi Nessie, mi ángel, eso era lo único que ocupaba la poca razón que me quedaba, y ella no estaba allí, la habían apartado de mi lado. La ira volvió a darme un latigazo desgarrador y profundo y, sin saber cómo, algo cambió dentro de mí.
Edward giró su rostro para mirarme con asombro, pero no le hice ni caso, en lo único que podía pensar era en Nessie.
Mi sangre empezó a hervir, tanto, que podía notar las burbujas de la ebullición por dentro de las venas. Mi estómago se llenó de una sensación extraña, parecía que tuviera una bola de fuego en su interior dando vueltas sin parar, chocando con las paredes de este, intentando encontrar una vía de escape que no hallaba. La imagen de Nessie llamándome se proyectó en mi cabeza y, entonces, la bola de fuego explotó, extendiendo su contenido abrasador por todo mi cuerpo como un fogonazo.
Empecé a sentir una corriente ardiente que me recorrió de la cabeza a las patas, un ciclón que removió cada uno de los átomos de mi cuerpo hasta que llegó a mi cerebro, y vi una luz cegadora que relampagueó una sola vez. Sentí cómo todas mis neuronas se llenaban de electricidad y el discernimiento absoluto se plantó en mi sesera ante mis perplejas pupilas.
Cuando la luz dejó de brillar, comencé a verlo todo con una nueva visión y yo mismo me quedé patidifuso. Se abrió ante mí una percepción nueva e increíble en la que era capaz de ver y distinguir toda energía que fluía a mi alrededor, incluida la mía, con absoluta nitidez; y sabía perfectamente qué era cada cosa, como si llevase grabado en mi cabeza toda la vida y fuera lo más normal del mundo. Nada parecía nuevo a mis ojos, mi cerebro lo descifraba fácilmente y lo asumía con total naturalidad. Mis hermanos podían ver perfectamente lo que veían mis ojos y percibí cómo el ambiente se transformaba en uno perplejo y atónito.
Me di cuenta enseguida de a qué se debía todo esto y, para mi desgracia, no podía seguir renegando de ello más tiempo, era una estupidez seguir negándomelo a mí mismo. Era una bomba de relojería que tenía que explotar de un momento a otro y esto había sido la chispa que la había prendido. Sí, mierda, yo era el Gran Lobo. La clarividencia se había presentado en mi sesera con contundencia para clavárseme bien en el cráneo, ya no tenía escapatoria. Taha Aki me había encomendado a mí el relevo de su reinado, ahora lo sabía con absoluta certeza, todo mi ser lo sentía, palpitaba dentro de mí con ansia desmedida, pidiéndome que le dejara salir de la jaula que yo mismo le había creado.
Y no lo pude contener. Una vez que el discernimiento se apoderó de mis pobres sesos, ya no había remedio. La pulsión era demasiado fuerte e intensa como para poder retenerla, me atraía, me llamaba desde lo más profundo de mi ser, así que me dejé llevar del todo, esperando a ver qué más me iba a pasar.
Las cadenas que la mantenían amarrada se rompieron con furia y toda mi alma empezó a volar con libertad. Mi espíritu de Gran Lobo salió de lo más profundo de mis entrañas para apoderarse de todo mi ser como si de una mecha de fuego se tratase y me hizo explosionar igual que un volcán en erupción.
Para mi asombro, no estuvo nada mal. Lo que sentí cuando todo mi espíritu consiguió salir fue lo más parecido a un orgasmo, una liberación, una bocanada de aire fresco. Era como si hubiese estado encogido en una caja durante años y luego me hubieran dejado salir para estirarme a gusto.
Noté cómo mi cuerpo se incrementaba en tamaño, mi cabeza se alzó unos sesenta centímetros por encima de lo que estaba, mis zarpas y mis patas aumentaron el doble y mis músculos adquirieron más fortaleza y potencia. También sentí cómo cada célula de mi organismo se impregnaba de magia, esta corría por mis venas a sus anchas, libre por fin, llegaba a mi cerebro, llenándolo de poder, de distintas, indescriptibles y nuevas sensaciones.
El claro se llenó de fuertes y sorprendidas exclamaciones.
¡Es increíble! exclamó Eleazar a mis espaldas.
Lo sabía, es él. Es el Gran Lobo siguió Enguerrand, abriendo sus rojos ojos, como platillos volantes.
Mis compañeros cayeron irremediablemente sobre sus cuartos traseros y comenzaron a aullar al cielo, mostrándome su acatamiento y su profundo sentimiento de respeto y honor.
¡Mierda, levantaos!, les ordené, y así lo hicieron, sin un solo fleco de dudas ni quejas.
La vampiro rubia me miró con sus ojos escarlata abiertos como platos y después miró de reojo a su hermano, que tenía la misma expresión en su cara de niño pequeño. No eran los únicos. El Vulturis adormilado incluso jadeó de la impresión, la cara de Cayo mostraba un asombro que rozaba el terror y Aro, como chiflado que era, me miraba absolutamente flipado.
Bella y Edward se quedaron petrificados, observándome con una expresión que casi diría que era fascinación. Lo que me faltaba. Aun así, él no retiró su brazo, aunque no sabría decir si es que no se había dado cuenta de que seguía allí. Los vampiros que tenía enfrente me miraban escondidos tras sus capuchas con unos ojos que casi se les salían del sitio y mis hermanos permanecían en un silencio sepulcral cargado de ese absurdo respeto mientras veían y sentían cada uno de mis cambios, atónitos.
Mi nueva visión me permitió ver todas las energías que fluían en el claro nocturno. Era igual que si me hubiera puesto una de esas gafas para ver las imágenes en 3D. Todo aparecía ante mí como una nueva dimensión, cosa que me resultó un tanto extraño, aunque me lo tomé con una naturalidad sorprendente.
El escudo de Bella se veía claramente. Era como una fina y elástica capa de acero líquido que chispeaba en el núcleo y que se extendía hasta el límite en el que se encontraba el eje entre nuestros adversarios y nosotros, cubriéndonos por completo. La tela era tan flexible, que llegaba a proteger hasta a los lobos más alejados distribuidos en hilera, era increíble.
Edward le sonrió a Bella, sin duda era la primera vez que veía su impresionante escudo, y ella le miró de reojo sin comprender.
También notaba la energía que desprendía el cuerpo de Kate, no me hacía falta ni darme la vuelta para detectarla. Eran pequeñas descargas eléctricas de un color verde azulado que acariciaban su piel, preparadas para atacar en cualquier momento.
Aquella vampiro que había buscado al principio y de la que no había obtenido indicio alguno, ahora resultaba un faro en la oscuridad. Se podía ver cómo la tal Chelsea emanaba una especie de neblina blanca que cubría a toda la guardia Vulturis. Esta se les metía hasta por los ojos, penetraba por sus narices e incluso por sus oídos, manipulando los lazos emocionales de todos ellos para que se sintieran unidos.
También observé a Varick. Este manejaba unos finos hilos con las manos que se concentraban en la cabeza de Aro, formando una especie de madeja semitransparente, se parecía a la escafandra de un buzo. Aro, junto a esa barrera, estaba envuelto a su vez por la burbuja traslúcida de color azulado que creaba Renata con el contacto de su mano. Sin embargo, su escudo no tenía nada que hacer contra el de Bella, ya que su diámetro solamente alcanzaba unos pocos metros y parecía mucho más frágil que el de mi amiga.
Pero no solo veía eso. Podía distinguir a la perfección cada alma, cada aura que me rodeaba. Eran como una gruesa segunda piel que nos cubría y que relumbraba a nuestro alrededor, envolviéndonos con su luz. Unas eran de color malva y otras de color dorado. Enseguida me di cuenta de cuáles eran las buenas y cuáles las malas. Mientras yo mismo y todos aquellos que estaban conmigo refulgíamos en un dorado luminoso, los espectros que tenía enfrente rezumaban un apestoso y apagado color malva oscuro. Sus almas ya estaban condenadas al infierno incluso antes de morir.
Edward no salía de su asombro con cada visión que escaneaba, pero a mí me daba completamente igual todo esto, yo solamente pensaba en una cosa, Nessie, mi Nessie, mi precioso ángel.
No olvidé mi rabiosa ira, ni a quién iba dirigida especialmente. Me enderecé, hinchando mi gigantesco pecho, para clavarle la mirada con inquina a Aro y proferí un rugido todavía más potente y poderoso que el anterior que a punto estuvo de desgarrar mi ancha garganta. Esta vez, la potencia de mi rugido hizo que parte de la nieve de las montañas se desprendiera y cayera por las laderas de las mismas.
Mi majareta y furibundo cerebro empezó a ver cómo los cuerpos de los encapuchados desprendían un vaho húmedo, frío y azulado y supe sin ninguna duda que se trataba de temor. Percibí el miedo de todos los que allí estaban, incluidos nuestros aliados y todos los que se encontraban detrás de mí, aunque no les viera los rostros y fuese más bien respeto. Podía olerlo, lo intuía, notaba su emanación flotando a mis espaldas.
El antes flipado vampiro cambió su asquerosa cara al instante. Vi el miedo en sus ojos, su mugriento vaho era más intenso que el del resto, incluso más que el de Cayo, y eso incrementó más mis ganas de atacarle y aniquilarle. Era como ofrecerle agua fresca a un sediento. Seguramente, nunca se había enfrentado a un monstruoso lobo chiflado. Mis fauces salivaban y mis descomunales y feroces colmillos se mostraban con ansias de venganza, la clamaban a gritos.
¡No, Jacob! gritó Edward.
¡Jake! chilló Bella casi a la vez.
No les dio tiempo a terminar la frase. Mis patas cogieron impulso y saltaron fuera del amparo del escudo de Bella para quedarme frente a frente con ese asqueroso vejestorio decrépito y mi manada me siguió incondicionalmente, quedándose a un paso detrás de mí, gruñendo y mostrando sus armas, esperando a la orden.
Aro retrocedió a la vez que la guardia tomaba sus puestos al frente. No hubo gesto ninguno, fue algo sincronizado y automático que seguramente llevaban haciendo durante siglos.
Noté el temor que desprendía Bella, pero este era diferente al respeto que emanaba el resto. Por el rabillo del ojo pude ver que era de un rosa pálido, y no indicaba miedo de mí, sino más bien miedo por mí. Sí, temía por mí y por mi manada, y aunque su escudo era muy elástico, tampoco podía cubrirnos y arriesgarse a que Jane o Alec pudieran traspasarlo para acribillarlos a todos con sus dones.
Estaba realmente preocupada, pero yo no podía echarme atrás. Tenía que recuperar a Nessie fuera como fuera. Ella era lo más importante para mí.
Los Cullen iban a adelantarse para acompañarnos, pero Eleazar agarró a Edward del brazo para impedírselo mientras negaba con la cabeza con seguridad, y todos los demás también se detuvieron.
La rubia canija entrecerró los ojos y me miró fijamente durante una fracción de segundo, que fue lo que tardó en lanzar su ataque.
En ese instante, me di cuenta de que si me torturaba a mí, llegaría al resto de mis hermanos si seguía conectado con ellos. Lo mejor era desconectarme en el momento en que me llegara su ataque y que ellos asaltaran a la guardia, sobre todo a Jane y a Alec. Tal vez pudiéramos matar a unos cuantos más.
No me hizo falta comunicarles esto, con pensarlo fue suficiente para que lo vieran.
Pude ver cómo por sus pupilas escarlata salían dos rayos de infrarrojos semejantes a esas luces que desprenden las armas de larga distancia que salen en las películas cuando el malo quiere matar al bueno desde la ventana de un edificio y se sabe que le apunta en la frente porque aparece un puntito rojo.
Ahora las dos luces se juntaban para hacerse una en mi frente lobuna y yo me preparé psicológicamente para soportar lo mejor posible su tortura.
¡Atentos!, avisé a mi manada, para que saltaran hacia ella en cuanto yo me desconectara y empezara a retorcerme.
Entonces, mis perplejos ojos vieron algo alucinante, pero que descifré con total facilidad, estaba grabado en mi cerebro a fuego. En cuanto el punto rojo tocó mi pelambrera, el destello dorado que radiaba de mí se extendió súbitamente desde mi cuerpo, hasta que me vi rodeado de un círculo de luz brillante que abarcaba bastantes metros. Sí, estaba completamente seguro. Era mi fuerza espiritual, y esta empezó a resplandecer con tanta intensidad, que cegaba. La centelleante luz deshizo los rayos rojos como si fueran un ligero humo soplado y no pasó nada. Ni siquiera noté un cosquilleo, y mi manada tampoco, ya que seguía conectado y ellos se encontraban bajo mi protección. Mi poder espiritual fue menguando, hasta que volvió a su sitio y mi segunda piel brilló igual que las demás almas.
Las miradas pasaron de unos a otros entre la guardia con desconcierto y la chusma murmuró en voz alta. Por supuesto, ellos no habían visto nada de esto, solamente habían observado cómo ese ataque no había servido para nada.
La rubia enana entornó sus desquiciados ojos aún más y los rayos salieron con más vigor.
Nada. La acción se repitió ante la maravillada mirada de mis hermanos, que podían verlo todo a través de mis pupilas. Paul hasta se dedicó a calcular el diámetro del círculo.
¡Es impresionante! exclamó Edward, llevándose las manos a la cabeza con un rostro tan alucinado, que parecía que hubiese visto una visión o algo.
Es el Gran Lobo, sin duda añadió Emmett con una sonrisa de oreja a oreja, cruzándose de brazos, ahora totalmente relajado.
Bella se carcajeó con una malicia tal, que me dio hasta miedo. En cambio, ella ya no rezumaba ningún tipo de vaho, tan solo ese respeto que humeaban los demás Cullen, mis lobos y nuestros aliados.
Podéis seguir atacando, ninguno de vuestros dones le va a hacer efecto alguno anunció Eleazar con una sonrisa un tanto chulesca. Y a su manada tampoco, ya que todos están conexionados telepáticamente a él.
Bueno, tampoco hacía falta que lo comprobasen todos. Seguro que yo no era invencible, alguno habría que pudiera hacerme algo.
Los semblantes de los espectros lo decían todo. Estaban tan aturdidos y desorientados como Aro, Cayo e incluso Marco, que en estos momentos observaba todo con suma atención. Incluso nosotros mismos estábamos un poco perdidos, la verdad.
La rubia canija rechinó los dientes con ofensa personal y osciló la mirada hacia su hermano, pasándole el relevo.
Mis lobos y yo volvimos a ponernos alerta y el enano entornó los ojos, al igual que había hecho su hermana, para empezar a atacar. Solo que, en esta ocasión, su mirada no se centró en mí. Lo hizo en otro de mis lobos para probar por otro flanco, y el lobo que escogió no fue otro que el negro, el segundo más grande, Sam.
¡Mierda, Sam!, rugí, agazapándome hacia delante.
Tranquilo, me calmó él, hablándome con total serenidad.
¿Tranquilo? Todos mis hermanos me importaban, pero había elegido precisamente al menos indicado, y encima, yo no sabía cómo había hecho lo que había hecho para evitar el ataque anterior, no sabía cómo tenía que hacer para pararle los pies.
Antes de que me diera tiempo a reaccionar ni a ordenarle huir, dos rayos salieron también por los ojos del vampiro Pitufo, pero estos no eran rojos, eran de un color azul brillante y se clavaron en la frente de Sam, en un único punto, intentando traspasarla.
Tampoco lo consiguieron. Mi espíritu desplegó él solo su poder y volvió a extenderse para brillar con ímpetu y deshacerse de los rayos sin esfuerzo alguno.
El Pitufo dio un paso hacia atrás, totalmente sorprendido, y miró a su boquiabierta hermana la Pitufina con el mismo gesto. Pero entonces, igual que si se hubiesen leído la mente, los dos se giraron hacia mí y unieron sus fuerzas para apuntarme con sus rayos a la vez.
Nada. Mi particular escudo destructor se encargó sin problemas de ellos y yo ni siquiera tuve que mover una pestaña. Si no fuera porque lo que ocupaba mi cerebro era Nessie, me hubiera mofado de ellos y todo.
Mis lobos alzaron los hocicos y aullaron a la luna, como símbolo de orgullo y victoria.
Algunos de los testigos que se escondían tras la retaguardia empezaron a mirarse los unos a los otros con inquietud manifiesta sus vahos así me lo mostraban y sus pies emprendieron la huida para abandonar esos puestos que antes creían tan seguros. En cuanto uno inició la marcha, comenzaron a unirse más chupasangres. Era lógico. Sin los dones de los Pitufos y del resto, los Vulturis no tenían nada que hacer. Nuestro bando les superaba en número y los que disponían de poderes en nuestras filas podían utilizarlos a sus anchas contra ellos. Los Vulturis habían perdido esta particular batalla.
La Pitufina se ofendió y se adelantó un paso, envarándose y retirando su labio hacia atrás, preparándose para otro ataque inútil. Tenía que reconocer que valor y perseverancia no le faltaba.
Basta intervino Aro, saliendo de su madriguera, alzando la mano en son de paz.
La guardia se abrió para dejarle paso y el muy desgraciado se plantó delante de mí, aunque eso sí, a un par de metros de distancia. Su vaho todavía rezumaba por encima de su cabeza.
Volví a agazaparme y a rugir para reclamar lo que era mío y la nieve de las cimas se desprendió de nuevo en pequeños aludes que recorrieron las faldas de las montañas. No hizo falta que Edward le tradujera.
Traed a Renesmee ordenó a dos de los encapuchados con ese momificado semblante rebosando resignación y claudicación.
No hubo deliberaciones ni petición de consenso. El Vulturis aburrido asintió con sus ojos muy despiertos y Cayo hizo lo mismo con su vaho saliéndole por las orejas.
Edward y Bella esta trayendo consigo su magnífico escudo para cubrirnos a todos de nuevo, por si acaso se adelantaron y se pusieron a mi lado.
Tampoco hubo ninguna protesta. El claro se llenó de un mutismo absoluto mientras los dos espectros se dirigían como rayos al mismo sitio en el que se suponía que antes iba a estar Nahuel.
¡¿No la habrán dejado sin vigilancia junto a esa garrapata, verdad?!, protesté con energía.
La imagen de aquella vez en el bosque en la que ese degenerado estaba encima de mi chica intentando forzarla vino a mi mente por sí sola y mi tórax comenzó a vibrar con ira. Con tan solo pensarlo, ya se me erizaba el lomo para atacar a lo que fuera.
Pero ese asqueroso recuerdo se marchó de repente cuando Edward se inclinó hacia delante y soltó un rugido que también retumbó en las montañas, mientras ya se veía a los dos guardias regresando, cargando con una especie de carruaje dorado sin ruedas que parecía muy antiguo. No me dio tiempo ni a emocionarme. Su cara retorcida de angustia y furia al mismo tiempo no me gustó ni un pelo.
¡¿Qué pasa?!
¡¿Qué pasa?! preguntamos Bella y yo a la vez.
¡Alguien se la ha llevado! bramó, haciendo que los Vulturis se giraran para mirarle completamente perdidos.



UNA PROMESA ES UNA PROMESA Y TIENES
QUE CUMPLIRLA

¡¿Cómo?! ¡¿Qué era esto?! ¡¿Que Nessie no estaba?!
En ese mismo momento, los dos espectros terminaron su rapidísimo viaje de vuelta, posaron el carruaje y se acercaron con precaución a los viejos decrépitos para darles la misma noticia.
¡¿Quién habrá osado a llevársela?! voceó Aro, indignado, abriendo la cortina del habitáculo para comprobar su interior.
Actué sin pensar. Me acerqué como una exhalación, provocando un susto en el Vulturis y en toda su guardia aunque tampoco se atrevieron a moverse, y metí mi enorme cabeza en el carruaje con ansiedad para verificarlo. Dentro había un camastro, como había dicho Edward; vacío. Sin embargo, el habitáculo estaba lleno de su maravilloso olor, y era reciente.
Su vaho aumentó de intensidad cuando saqué la cabeza y me incliné para rugirle casi en la cara.
¡Idiotas! ¡Se la ha llevado Nahuel!, grité, aunque ellos solamente me vieron rugir con cólera.
¡Ha sido Nahuel! repitió Edward, rechinando los dientes con furia.
Bella se quedó tan paralizada por el shock, que no pudo ni moverse; si no fuera un vampiro, se hubiera desmayado.
No sé por qué me dio por ahí, pero mi cabeza se alzó instintivamente para mirar a lo alto y mis ojos casi se salen de su sitio cuando lo vi.
Allí, en la cima nevada de una de las montañas, brillaba una luz brillante y fulgurante, tan alta como una hoguera gigantesca. Lo supe en cuanto lo vi. Era el aura de Nessie, que parpadeaba, llamándome para que fuera en su busca.
Había estado tan concentrado en querer cargarme a la momia chiflada, que no me había fijado en ese enorme fogón. ¡¿Sería estúpido?!
No lo dudé ni un momento. Mis patas tomaron impulso para salir volando en dirección a la luz, dejando atrás todo lo demás.
¡Jacob! gritó Edward a mis espaldas.
¡La traeré, te lo prometo!, juré con determinación. Vi por el rabillo del ojo cómo Edward asentía con confianza. ¡Vosotros quedaros ahí para ayudar a los Cullen!, ordené a mi manada mientras seguía galopando a todo lo que daban mis patas.
Acto seguido, me desconecté. No quería que nada me desconcentrase, tenía que poner todos mis sentidos en mi búsqueda.
La potencia de mis músculos era superior y eso se notó en mi velocidad, los árboles que pasaban por mi lado eran rayas rectas y el aire zumbaba en mis oídos como si de un fiero huracán se tratase.
Comencé a subir por una pendiente parecida a la que habíamos atravesado para llegar al claro, llena de árboles que hacían el camino muy estrecho. Ahora era mucho más angosto que antes, puesto que mi tamaño se había incrementado y me costaba más pasar entre ellos.
Llegué a una bifurcación, así que miré a través de las copas de los árboles para ver el aura de Nessie y orientarme en la dirección correcta, ella era mi brújula. Seguí por el trayecto que daba a la luz de mi ángel.
Solo esperaba que no fuera demasiado tarde, que ella estuviese bien, que no tuviera ningún rasguño. Eso parecía, su alma refulgía con vigor.
Mi Nessie, mi ángel.
Mi corazón latía a mil por hora, frenético por encontrarse con ella, pero también ansioso y rabioso por terminar de una vez por todas con ese Nahuel. Esta iba a pagármela. Si se le ocurría tocarla un solo pelo, o hacerla un solo arañazo... Las imágenes del bosque volvieron a mi chalada cabeza para estamparse con saña. Aplasté unas muelas contra las otras para controlar mi enorme sed de venganza hasta que me encontrara con él. No tenía que desperdiciar ni un ápice de fuerzas, tenía que gastarlas todas con ese malnacido.
El camino empezó a volverse más rocoso y más frío conforme me acercaba a la cima y la luz se veía muy próxima, casi podía tocarla. Ya no había tantos árboles, lo cual me aportó un poco más de libertad de movimientos y mi carrera se benefició de ello.
Seguí subiendo a toda mecha por ese sendero, ya únicamente de piedra cubierta por algo de nieve, y me topé con un río que descendía por la ladera en un torrente continuo lleno de saltos y pequeñas cascadas provocadas por los salientes rocosos de la montaña. Lo atravesé, escalando con mis cuatro patas, y continué en mi ascenso hacia la luz.
La nieve se derretía bajo las almohadillas de mis patas en el momento en que alcancé la cima, y salí a un pequeño redondo completamente llano en el que la luminiscencia que perseguía se hizo presente. Y entonces, mi corazón pegó un salto para latir con locura cuando por fin la vi, y ya no me fijé en nada más.
Estaba sola. Su delicado cuerpo yacía sobre la helada nieve, desprotegido, y sus largos y abiertos rizos estaban extendidos sobre el hielo, destacando y haciendo contraste con la nívea superficie.
Me acerqué inmediatamente y arrimé el hocico a su precioso rostro para comprobar su estado. Olí ese aroma que tanto había echado de menos y lamí sus mejillas mientras gimoteaba ansioso.
Sufría algunos síntomas de hipotermia: temblaba, su carita estaba fría y sus labios estaban morados, pero estaba viva, su dorada aura refulgía con ímpetu. Miré sus ropas, todo en su sitio, y no tenía ni un arañazo. Solamente estaba profundamente dormida.
O eso creía.
Jacob… susurró a duras penas.
¡NESSIE!, lloriqueé como un blandengue.
Pero seguía dormida. Seguía llamándome en sueños. Mi Nessie, mi dulce y preciosa Nessie.
Ya estoy aquí, mi amor, le dijo el estúpido de mí, como si fuera a oírme o algo.
Seguí desconectado de mi manada. No era por nada, pero quería disfrutar de un poco de intimidad en este momento, tenía muchas emociones acumuladas, y también cuando se despertase, porque tenía pensado besarla como nunca antes. Me conectaría lo justo para dar la noticia de que la había encontrado y que estaba bien, con el fin de que sus padres se tranquilizaran, y después volvería a desconectarme para seguir besándola.
Sin embargo, lo que urgía ahora era su hipotermia. Tenía que darle calor para que se recuperase antes de iniciar el descenso y llevársela a sus padres. Me moría de ganas de cambiar de fase para besarla y estrecharla entre mis brazos, pero era mejor seguir en mi forma peluda para acurrucarme a su lado y proporcionarle más calor.
No me dio tiempo ni a doblar una pata.
En cuanto noté el maloliente efluvio y esa emanación de color malva, me giré ipso facto hacia atrás para protegerla.
Mis pupilas casi se caen de sus cuencas cuando vi al licántropo sujetando la cabeza de Nahuel por su coleta en una de sus manos, con la sangre todavía fresca chorreando de la sección de su cuello y una expresión de horror en el rostro. Aún tenía los ojos abiertos.
No me había hecho falta vengarme, el licántropo se había tomado su revancha personal.
Ese monstruo era más monstruoso todavía. Había luna llena y su transformación era completa. Su tamaño era superior y su cuerpo, musculado y totalmente cubierto de un pelo largo marrón oscuro, se asemejaba más a un lobo de pie, solo que sus patas delanteras eran manos descomunales que estaban dotadas de unas poderosas garras afiladas como cuchillas. Su cabeza también estaba desfigurada por completo, ahora tenía una fisonomía lupina, con un hocico lobuno, aunque más redondeado, y su babosa boca estaba provista de unos grandes colmillos no menos afilados que sus garras.
Se quedó quieto, mirándome con sus ojos amarillos bien abiertos, con la luz de la luna reflectaban todavía más. Él también vio el cambio en mí. Después, osciló su hambrienta vista hacia Nessie.
Ya sabía lo que quería, y no se lo iba a permitir.
No tuve ni que pensarlo, mi fibra lupina actuó por sí sola. Mi cuerpo y mi cola se enderezaron bien, al tiempo que mi lomo se erizaba y mi pecho se hinchaba, y le advertí que ella era mi chica con una serie de gruñidos y una exhibición de mis colmillos, que no tenían nada que envidiar a los suyos.
Entendió a la perfección mi lenguaje, pero, como me temía, no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. Tiró la cabeza de Nahuel a un lado y se acercó a mí, eso sí, lentamente y a la defensiva, mostrándome su dentadura de nuevo mientras gruñía.
Seguí cubriendo a Nessie, agazapándome para clavarle la mirada con odio a ese asqueroso licántropo, y le gruñí con más contundencia, levantando mi labio hasta arriba con rabia.
Caminó a mi alrededor en círculos y yo me moví para fintarle y no dejar que llegase a Nessie. Antes muerto.
Hizo un amago de acercamiento cuando una de sus piernas se adelantó para tratar de agarrarla por el brazo, y yo me interpuse de inmediato, envarándome frente a él. Rasgó el viento con su garra al intentar llegar a mi cuello, que se apartó con unos reflejos mucho más sobrenaturales que los que tenía antes de mi cambio.
Mi tórax se llenó de aire y lo expulsé con furia, produciendo un rugido prolongado y estremecedor que hizo eco en las montañas lindantes, reclamando mi supremacía y dominio, y él retrocedió un par de pasos con un ligero vaho rezumando de su cabeza.
Pero sabía que ni mucho menos iba a dejarlo ahí. Sus ojos se movían hacia Nessie continuamente con una ansiedad obsesiva y no iba a parar hasta conseguirla.
O hasta que yo le parase los pies de una maldita vez, e iba a hacerlo fuera como fuera. Esa bestia no iba a tocarla ni uno solo de sus brillantes cabellos. Volví a rugir con cólera cuando estos pensamientos se hicieron cargo de mi sesera.
El licántropo se acercó con rapidez a mí y se puso en un cara a cara conmigo, levantando su asqueroso labio mientras resollaba por las narices y emitía amenazadores gruñidos.
Su mensaje era claro. Me estaba desafiando.
Nada pude hacer para refrenar a mis instintos, la llamada de la lucha era demasiado fuerte, mis colmillos ya se alzaban solos y mi caja torácica ya estaba respondiendo a su petición. Tenía que defender lo que era mío por derecho: mi chica y mi supremacía. Sabía que esto iba a ser una batalla a muerte, pero no me quedaba más remedio que pelear con él si quería proteger a Nessie, ella era lo primero y más importante. Me centré en esto último.
Con una fuerza brutal, respondí a la pulsión que me llamaba desde lo más hondo de mi ser y me abalancé sobre el licántropo con la dentadura por delante.
Por supuesto, esa bestia no se quedó parada. Justo en el momento en que mi cuerpo hizo contacto con el suyo, me rodeó con sus brazos para bloquearme, sin embargo, la potencia de mi embuste fue tal, que los dos nos caímos sobre la nieve y rodamos unos cuantos metros.
Ambos nos pusimos en pie de inmediato y yo me apresuré a escudar a Nessie, fintando con él para que no encontrara ni un solo hueco por el que pasar. No quería ni que la oliese.
Eso le enfureció enormemente y el que se arrojó hacia mí entonces fue él.
Clavé las patas traseras en la nieve, aguanté su empuje y nos enzarzamos en un forcejeo en el que los dos chasqueábamos las mandíbulas para tratar de clavarle los dientes al otro y en que también terminamos contorneándonos por el hielo.
Los restallidos de nuestros dientes y los rugidos resonaban en las cordilleras que nos rodeaban, hasta que también se escuchó el gemido que salió por mi garganta cuando una fila de cuchillas se clavó en mi costado.
Me retiré hacia atrás, al tiempo que ese sucio licántropo sacaba las garras de su mano de mis carnes. El dolor era penetrante, pero no me achiqué. Seguí protegiendo a mi chica, caminando en eses delante suyo para que ese monstruo no se acercara a ella lo más mínimo. Además, ya empezaba a notar cómo mi herida se estaba curando, parecía que lo hacía más rápido de lo normal.
El licántropo me miró sorprendido, no se creía que su ataque no me hubiera afectado y que ya no tuviera herida alguna. Seguramente nunca había oído hablar de la rápida curación de los metamorfos. Aun así, no me confié. Si me clavaba sus colmillos, era hombre muerto.
Y eso intentó de repente. Arremetió su boca contra mí con tanta violencia, que tuve que recular y dejar a Nessie entre mis patas, mirándola por el rabillo del ojo para no pisarla.
Fue entonces cuando me percaté de que su hipotermia se había agravado. Sus temblores eran más fuertes y su piel estaba adquiriendo una tonalidad que no me gustaba nada.
El licántropo aprovechó esa pequeña distracción de décimas de segundo para embestirme de nuevo y me lanzó varios metros en los que mi cuerpo derrapó hacia atrás.
Agarró a Nessie por su delicado brazo y la arrastró como si de un saco se tratase. Eso me encolerizó hasta tal punto, que me cegué. No. No iba a tocarla nunca más.
Me levanté a una velocidad vertiginosa, rugiendo, y corrí hacia él para saltarle encima. Soltó a Nessie, que quedó tendida sobre la nieve otra vez, y caímos dando vueltas el uno sobre el otro.
Empezamos una lucha encarnizada en la que consiguió tajarme por varios sitios, él jugaba con ventaja al disponer de más armas, pero yo no me rendí, ni mucho menos. Me rajaba con sus cuchillas en un sitio, pero la otra herida anterior ya estaba casi curada. Eso hacía que no perdiera mucha sangre y pudiera mantenerme con fuerzas suficientes para hacerle frente. Gimió cuando le hinqué bien los dientes en la clavícula, aunque lo que había intentado era llegar a su cuello, puesto que tenía que arrancarle la cabeza para acabar con él. Lo que no sabía es que él también llegaba a mi paletilla. Me clavó los colmillos con tanta saña, que noté cómo se incrustaban, igual que si fuera a cámara lenta.
Gañí con potencia y dolor a la vez que un acto reflejo hizo que me despegara de él y me levantara sobre mis cuatro patas. El licántropo también se puso en pie y nos quedamos frente a frente, observándonos, todavía a la defensiva. Su asquerosa boca se torció en una especie de sonrisa arrogante, me había herido de muerte y ahora solamente tenía que esperar a que su repugnante veneno hiciera efecto en mí.
Enseguida lo noté, sus efectos no se hicieron esperar. Sentí cómo su ponzoña se extendía por todo mi organismo a través de mis venas, esta quemaba al pasar igual que si fuera ácido, y una fiebre extraña se instaló en mi cuerpo, haciéndolo arder. La vista comenzó a nublárseme intermitentemente y mi respiración empezó a ser dificultosa y pesada. Mis patas estaban débiles y querían tambalearse para tumbarme definitivamente.
Miré a mi Nessie, a mi ángel. Si yo caía aquí, ese monstruo…
No, no iba a hacerlo, no iba a rendirme, ni hablar. Esa bestia repulsiva no iba a tocarla ni un solo milímetro de piel. Ahora ya tenía firmada mi sentencia de muerte, ya no tenía nada que perder si me volvía a morder, ahora podía ir a por todas, e iba a hacerlo. Yo moriría, pero él se iba a venir al infierno conmigo. Daría mi último soplo de vida por ella, la protegería hasta la muerte. Ella era lo único y más importante.
Mi Nessie, mi ángel.
Mi aura estalló con furia y mi fuerza espiritual se extendió hasta donde se perdía la vista; un círculo de luz brillante y cegador que cubrió las montañas y se expandió más allá. Todas las células de mi organismo se llenaron de esa energía, que traspasó mi cuerpo como si de electricidad se tratase, y las cargó de adrenalina. La suficiente para aguantar hasta que me lo cargase de una vez por todas.
Me erguí de nuevo y aullé a la luna con poder y autoridad, anunciando lo que iba a hacer a los cuatro vientos. Cuando bajé la cabeza para clavarle la mirada con inquina, su vaho llegaba hasta el cielo, aunque no me hacía falta ver eso para adivinar que estaba desconcertado y acobardado, su nauseabunda cara lo decía todo. No se podía creer que su sucio veneno no me hubiera tumbado todavía.
Me agazapé, tensé todos los músculos de mi cuerpo y escupí un rugido tan estremecedor como amenazante. No le dio tiempo a huir. Me abalancé sobre esa masa peluda sin pensármelo dos veces y me enganché a su cuello para hincarle la dentadura. Ahora el que gemía con potencia y dolor era él.
Se revolvió y me cortó de nuevo con sus afiladas cuchillas. Me importaba un bledo. Mi cólera era tal y mi muerte estaba tan cercana, que no solté su gaznate. Siguió rodando por la nieve conmigo colgando para tratar de desengancharme, pero resistí. Como si de una presa se tratase, hundí más los colmillos y mi mandíbula presionó con todas sus fuerzas, hasta que escuché un crack.
Su cuerpo quedó flácido encima del mío, sin embargo, seguía vivo. Solamente le había roto el cuello y lo había dejado parapléjico. Aunque no permanentemente. Eso no bastaba, con el tiempo se regeneraría y seguiría con vida. Solo había una manera de matar a un licántropo: arrancándole la cabeza. Me volteé sin soltar a ese despojo, lo sujeté por el pecho con mis patas y tiré de su cabeza hacia arriba sin ningún atisbo de dudas ni compasión.
Casualidades de la vida, su cabeza rodó hasta que quedó junto a la de Nahuel. Las dos tenían el mismo semblante horrorizado.
Después de este esfuerzo, mis patas doblegaron y caí encima del cuerpo del licántropo. El dolor y la quemazón de mis venas volvieron a sentirse con intensidad y la fiebre de la rabia que me había sido contagiada comenzaba a hacer arder todo mi ser.
Pero no podía quedarme allí. Todavía no. Mi ángel. Nessie me necesitaba. Tenía que sacarla de allí o se moriría de frío, tenía que llevársela a Bella y a Edward para que estuviese a salvo. Entonces podría morirme en paz. Además, se lo había prometido a Edward y yo era un hombre de palabra.
Su rostro era precioso, aun estando algo azulado por la hipotermia. El mirárselo me dio fuerzas para levantarme y adoptar forma humana. Era mi último chute de adrenalina.
Arranqué los pantalones de la cinta de cuero sin ni siquiera desabrocharla y me los puse lo más rápido que mi dolorido organismo me permitió.
Me arrodillé con prisas a su lado, metí las manos bajo su cuerpo y la levanté como pude para tomarla en brazos. Me costó ponerme en pie, pero lo logré solo con mirarla.
Estaba congelada, sus temblores ya eran más parecidos a convulsiones y sus labios estaban amoratados. Apoyé su cabeza con cuidado en el pliegue interior de mi codo y la arrimé bien a mi pecho, estrechándola entre mis brazos para darle más calor. Acerqué mi rostro al suyo y la besé, dejando nuestros labios entrelazados para que se le calentasen un poco. Puede que ese fuera mi último beso.
Los solté cuando me pareció que ya estaban más cálidos, en realidad, todo su cuerpo pareció caldearse algo con el contacto del mío y ya no tiritaba tanto.
Jake… musitó con un frágil hilo de voz, abriendo ligeramente sus dulces ojos.
Un nudo gigantesco se agarró a mi garganta, de las emociones indescriptibles que sentí en ese momento.
Ya estoy aquí, preciosa le susurré en la boca con tranquilidad para que no se asustara.
Su todavía helada mano se aferró a mi nuca débilmente para acercarme más a ella y sus dulces ojos me reclamaron como nunca.
Jake…
Aunque todavía estaba adormilada, nuestros labios volvieron a encontrarse para besarse con una pasión cargada de emoción y entusiasmo. Por fin sentía otra vez esa energía mágica que nos envolvía siempre, cuánto la había echado de menos. Sus ojos no fueron los únicos que desbordaron lágrimas, los míos no pudieron evitar que estas saltaran y rodaran por mi cara hasta terminar fundiéndose con sus mejillas.
Mi mente se llenó de todos los recuerdos preciosos y felices junto a ella, esos casi siete años maravillosos pasaron como si de una película se tratase. Sin embargo, mi felicidad era amarga. Este beso era un reencuentro y una despedida. Nuestro último beso. Pronto me tendría que ir de este mundo y tendría que dejarla sola. Y sabía qué tenía que hacer antes de irme. Nessie tendría que ser fuerte. Esperé hasta que terminamos de besarnos.
El dolor ya empezaba a ser inaguantable y ella seguía con síntomas de hipotermia, así que tenía que hacerlo rápido para que me diera tiempo a bajarla de la montaña para llevársela a sus padres.
Pegué nuestras frentes y clavé mis pupilas en las suyas con determinación.
Quiero que me prometas una cosa le dije.
¿Qué? preguntó sin comprender; todavía estaba medio dormida y hablaba con dificultad.
Quiero que me prometas que vivirás.
¿Cómo? No… no te entiendo… frunció su adorable ceño con extrañeza.
Tenía que conseguir que me lo prometiera, si antes sospechaba que algo no iba bien, no lo haría. Y sabía que si no me lo prometía, no cumpliría mi deseo, éramos almas gemelas.
Prométemelo, por favor insistí con un murmullo. ¿Verdad que vas a vivir?
Esto era trampa, pero era la única manera.
Claro, ya no tengo… tanto frío afirmó en una voz muy baja, aún bajo los efectos del sedante que le hubiesen dado.
Prométemelo. Prométeme que vivirás.
Está bien murmuró a duras penas, con los ojos cerrados. Te… te lo prometo.
No se imaginaba lo feliz que me hacía.
Gracias susurré con otro nudo en la garganta, y la besé.
Ya no había tiempo que perder, la vista empezaba a nublárseme por momentos y la fiebre estaba aumentando. Tenía que bajarla antes de que la rabia se apoderase de mí del todo. La arrimé más a mí y apoyé su mejilla en mi pecho para iniciar el descenso.
Corrí lo más rápido que fui capaz por el sendero que discurría por la ladera de la montaña, procurando no tropezarme con los salientes de la superficie rocosa.
Llegué a la zona arbolada. Ahora podía pasar mejor entre los árboles, pero estos aparecían ante mí como dibujos nublados y no me quedó más remedio que ir un poco más despacio para poder esquivarlos, mis reflejos iban con efecto retardado.
Todos mis músculos parecían agarrotados y el dolor ya era insoportable, me sentía arder por dentro, igual que si me estuviese quemando con ácido. Mis pulmones se afanaban en respirar a toda velocidad y sentía un nerviosismo desmedido. La rabia hacía presencia cada vez más en mi organismo y eso era peligroso para Nessie. Si perdía la razón del todo, puede que terminara haciéndola daño. Tenía que sacar fuerzas de donde fuera para ponerla a salvo.
Comencé a descender por la pendiente que daba al valle donde nos habíamos reunido con los Vulturis.
Mi vista se topó de frente con los Cullen, con mi manada y con los de Denali, que esperaban mi llegada unos metros más allá. No había ninguna duda. Edward ya estaba al tanto de todo. Su semblante dejaba ver una mezcolanza de sentimientos que iban desde la alegría por ver a su hija hasta una extraña expresión de amargura y tristeza mezclada con integridad y respeto. Asintió para darme las gracias con el mismo rostro.
Nessie pareció despejarse algo más y rodeo mi cuello con sus brazos para incorporarse un poco y abrazarme. Aproveché para inhalar su maravilloso efluvio, eso me daba las últimas fuerzas.
Aun medio anestesiada, no se le escapaba nada.
¿Qué te pasa? Tu piel está ardiendo advirtió, tocando mi mejilla con el dorso de su mano. Parece que tengas fiebre, y estás sudando…
Sus dulces ojos se toparon con los míos cuando levantó la cabeza de mi hombro, y su mirada lo dijo todo. Sí, me conocía demasiado bien.
¡Renesmee! ¡Gracias a Dios!
Unas manos heladas la despegaron de mí. Ella las tendió en mi dirección mientras Bella la tomaba en brazos para abrazarla entre sollozos.
¡Jake! ¡¿Qué te pasa?! gritó, tratando de zafarse de su madre para alcanzarme con los brazos.
Pero yo apenas podía moverme y hablar. Mis piernas me sostenían en pie de pura inercia.
Bella se dio cuenta enseguida y su semblante rebosante de felicidad cambió de repente. Dejó a su hija en el suelo, desconcertada, y Edward corrió para ponerse a su lado.
Toda mi manada se acercó, gimoteando, y el resto de los Cullen y nuestros aliados se apresuraron para aproximarse con preocupación.
Nessie se abalanzó a mis brazos y comenzó a tocarme el rostro con ansiedad y angustia.
¡Jake, ¿qué te pasa?!
Ne… Nessie… murmuré con una voz que me salió más débil de lo que quería. Te quiero y alcé mi mano para acariciarla el rostro con la poca fuerza que me quedaba. Siempre… te… querré.
¡¿Qué quieres decir?!
Me lo… prometiste… Tú vivirás…
¡No, por favor! lloró. ¡Dime que ese licántropo no te ha mordido!
Bella se llevó las manos a la boca, horrorizada, y se giró para llorar en el hombro de Edward. Los gimoteos de mi manada se hicieron más fuertes.
La oscuridad empezaba a vencerme.
¡Jake! ¡Jake! chilló mientras me daba palmadas en la cara para que abriera los ojos.
Velaré… por ti… Siempre estaré… contigo…
¡No! ¡No puedes hacerme esto! ¡Me prometiste que nunca te irías de mi lado! ―declaró entre lloros desesperados. ¡Tú también tienes…! ¡Prométeme que lucharás hasta el final por mí! ¡Prométeme que no te rendirás y que vivirás! ¡Jake, por favor, no me dejes! sollozó, pegando su frente a la mía con ímpetu. ¡Vive por mí!
Nessie…
¡Prométemelo!
Te lo… prometo…
No me dio tiempo a más. La oscuridad se cernió sobre mí y mis piernas cedieron, desplomándome en el suelo como un árbol caído.
¡NOOOOO! chilló Nessie.
¡JACOB! gritó Bella.
Las voces, los gimoteos y los gritos se oían lejanos, cada vez más.
¡JAKE, NO ME DEJES! ¡TE QUIERO! fue lo último que escuché.
Te quiero, mi Nessie, mi ángel.
No quiero dejarte. Perdóname. Mi dulce y precioso ángel.
No, no quiero irme.
Mi promesa.
Soy un hombre de palabra.
Oscuridad y silencio.
Nessie, Nessie…
Mi espíritu.

Mi alma se va…



= LIBRO TRES =

RENESMEE


PREFACIO

Quiero que me prometas una cosa me dijo con firmeza.
Su voz todavía sonaba con eco en mis oídos y aún estaba algo desorientada. No sabía si seguía soñando con él o esto era real, aunque ese beso había sido tan intenso.
¿Qué? pregunté sin comprender.
Quiero que me prometas que vivirás.
¿Cómo? No… no te entiendo…
Estaba entre sus brazos, ¿cómo iba a morirme?
Prométemelo, por favor murmuró con insistencia. ¿Verdad que vas a vivir?
Los ojos se me cerraban sin poder evitarlo, pero solamente era sueño, ya casi no temblaba. Su calor me arropaba, por fin me envolvía su maravilloso efluvio de nuevo y me sentía en el cielo.
Claro, ya no tengo… tanto frío le dije con un murmullo, que era lo único que mi garganta podía proferir.
Prométemelo. Prométeme que vivirás volvió a repetir.
No entendía tanta insistencia. ¿Tan mal aspecto tenía? Sin embargo, yo no me sentía mal. Lo único que tenía era sueño. Ahora estaba colmada de felicidad, y pegada a su pecho entraba en calor con cada segundo que pasaba. Lo hice para que se quedara más tranquilo.
Está bien mis párpados terminaron cediendo del todo. Te… te lo prometo.
Gracias susurró.

Entonces, noté cómo me besaba otra vez con sus ardientes y suaves labios y mis mariposas volaron de nuevo hacia el cielo estrellado.


PROMESAS

Oscuridad.
Mi cuerpo inerte flotaba en un mar negro de profundidad infinita.
La nada.
Me dejaba llevar por una marea invisible, iba a la deriva hacia ninguna parte, tan solo se veía un horizonte oscuro, interminable, vacío…
Pero yo seguía notando mis cables de acero bien atados a él, sin embargo, por más que tiraba de ellos para encontrarle, él no aparecía…
Jacob.
Mi Jacob.
El final de los cables no aparecía nunca, parecía que fueran inacabables.
Tirar, tirar.
La nada.
Ahora me encontraba bailando sola un baile de dos, sin música, daba vueltas en un estado agónico, perdida, sin ritmo ni cadencia.
Vueltas, vueltas, vueltas, vueltas…
Jacob.
Mi Jacob.
Apenas se oían las voces tan lejanas que me rodeaban, mis sentidos se negaban en rotundo a llevar a cabo su trabajo. Todo mi ser se negaba a vivir. No, sin él, no.
Soledad.
Jacob.
Mi Jacob.
Mi despedazado corazón no quería latir, ya no tenía motivos para hacerlo. Estaba completamente desolado, vacío como el espacio en el que me encontraba. El dolor que sentía era demasiado desgarrador como para poder soportarlo.
Mi alma seguía con vida, aunque se movía en penitencia por la nada, llorando, chillando de rabia y de dolor.
Luto.
Jacob.
Mi Jacob.
Frío.
Mucho frío.
Jacob.
Mi Jacob.
¡Jacob!
¡Jacob!
¡JACOB!
Una brisa prodigiosa y cálida pasó a mi lado, rozándome. Era tan fuerte, que hizo que mi pelo se elevara y, entonces, todos mis sentidos despertaron de su letargo como si les hubiesen puesto una inyección de adrenalina.
Su olor. La brisa trajo consigo su olor. Su maravilloso efluvio me recorrió de la cabeza a los pies cuando lo inhalé, tomando todo mi cuerpo, haciéndome sentir un placer indescriptible, haciéndose cargo de cada una de mis células. Todos los recuerdos de mi vida junto a él comenzaron a desfilar por mi mente, pude incluso sentirlos como si los estuviese reviviendo de nuevo. Nuestros juegos cuando era pequeña, sus calientes dedos rozando y estremeciendo mi piel, sus labios ardientes y sedosos deslizándose por los míos por primera vez, su preciosa y deslumbrante sonrisa, sus bromas, su entusiasmo, su entrega en todo, mis adorados e hipnotizadores ojos negros clavados en mis cautivadas pupilas, su poderoso cuerpo perfecto saliendo del río, la primera vez que noté su piel pegada a la mía, su donación de sangre, sus manos deslizándose por mi espalda, por mi pecho, sus caricias, sus dedos jugando con mi pelo, su intensa pasión, su fuego, su abrasador y delicioso aliento, aquel eterno y definitivo beso bajo la lluvia por el cual descubrimos mi imprimación, nuestra intensa, maravillosa y mágica primera vez, su increíble forma de hacerme el amor, nuestra escapada de aquella noche lluviosa y salvaje, nuestra alucinante luna de miel, su tersa y tórrida piel, su contagiosa alegría, su bondad, su lealtad, su generosidad, su carácter impulsivo y apasionado, su raza, su coraje, su ternura, su inteligencia, su verdad, su honestidad, su poderosa fuerza interior, mi espectacular Gran Lobo protegiéndome, su inmenso e infinito amor por mí... Mis maravillados ojos se cerraron en respuesta y las lágrimas empezaron a descender por mis mejillas. Mi pulsera de cuero rojizo vibró y…
Nessie…
Mis párpados se abrieron de sopetón al escuchar su ronca voz llamándome.
―¡Jacob! ―grité entre lloros.
Pero lo único que encontraron fue la vista granulada y nublada de un techo.
Unas manos heladas comenzaron a acariciarme el rostro con ansiedad.
―Ya está, hija, ya pasó todo. Estoy aquí ―susurraba mamá sin dejar de tocarme la cara―. Gracias a Dios ―sollozó―. ¡Carlisle!
―¿Dónde estoy? ―pregunté, totalmente desorientada y confusa, mientras me incorporaba para mirar a mi alrededor―. ¡Jacob!
Sin embargo, mi Jacob no estaba.
―Tranquila, cariño ―me calmó mamá, mirándome con sus pupilas oscurecidas por la sed, tristes―. Estás en tu cuarto.
Noté un tirón en mi muñeca y me fijé en el tubo que estaba enganchado a esta y que llevaba a un gotero de suero. Mamá se encontraba en la cama, a mi lado. Tuve que volver a echarme cuando me mareé.
―Llevas tres semanas inconsciente ―me explicó, frotando mi frente con la mano.
―¿Tres semanas…? ―mi voz se apagó y no pude terminar la frase.
―Te desmayaste cuando Jacob…
Su frágil oración también se quedó en el aire al ver cómo mis ojos se cerraban con amargura y desbordaban más lágrimas.
Carlisle entró en mi habitación con celeridad y apartó una silla que había junto a la cama. Detrás de él entraron Jasper y Esme.
―Renesmee, cielo ―exclamó esta última, sentándose en la cama junto a mi madre para acariciarme el brazo.
―Gracias a Dios ―la acompañó Jasper.
―¿Cómo se encuentra? ―quiso saber mi abuelo, abriendo mis abatidos párpados para mirarme las pupilas con una cegadora luz.
No sé qué le respondió mi madre.
Tres semanas. Jacob llevaba muerto tres semanas. Mi mente se negaba siquiera a sugerir tal palabra. Mis manos aferraron la sábana bajera en puños cuando un agudo pinchazo me atravesó el corazón y el dolor se volvió brutal e insoportable. Todavía tenía su olor en la nariz y su voz había sonado tan alta y clara… Pero Jacob no iba a volver jamás. Las lágrimas volvieron a rodar por mis mejillas con desolación. Hubiera sido mejor seguir inconsciente de por vida hasta que mi machacado corazón decidiera dejar de latir de una vez por todas.
―¡NOOOOO! ―grité con una voz desgarradora que a punto estuvo de dejarme sin cuerdas vocales.
Mis uñas se aferraron con tanto dolor, que terminaron rasgando la sábana inferior.
―¡Cálmate, hija, por favor! ―suplicó mamá, desesperada.
―¡JACOB! ―lloré, desconsolada, girándome para ponerme boca abajo y hundir la cara en la almohada.
La mano de mi madre me acariciaba la cabeza en un intento inútil de consolarme.
―Cielo… ―sollozó.
Jacob. Mi Jacob. Mi amor, mi mejor amigo, mi ángel de la guarda, mi alma gemela, mi compañero, mi vida, mi todo. El inmenso dolor era insoportable y desgarrador. Parte de la almohada se quedó encerrada en mis manos apretadas cuando mi corazón se encogió del enorme calambre. La peor y más horrible de mis pesadillas se había hecho realidad. Viuda. Ahora era viuda. Apenas habíamos empezado a vivir lo nuestro y ahora era viuda…
―Renesmee, cariño ―me llamó mamá, continuando con su afán de acariciarme la cabeza―, Carlisle tiene que tomarte la tensión.
―Quiero estar sola, por favor ―les rogué.
―Solamente será un momento ―siguió, hablándome con una voz dulce y arropadora―. Luego te dejaremos un ratito tranquila, ¿de acuerdo?
Asentí, después de todo, me daba completamente igual lo que me hicieran. Mi cuerpo no era mío y se había muerto con su verdadero dueño. Me di la vuelta y me quedé boca arriba para que Carlisle hiciera lo que quisiera con mi inerte organismo. Mamá se empeñó en intentar secar las lágrimas que no dejaban de rebosar por mis ojos. Me di cuenta de que mi repentina tranquilidad se debía a la participación de Jasper, que me sonrió aliviado. También me percaté de que todos tenían su iris oscuro, probablemente no habían saciado mucho su sed desde que Jacob...
―¿Dónde están papá y los demás? ¿Se han ido de caza? ―le pregunté sin brío a mi madre, para que no vinieran a mi mente mis últimas y horribles imágenes, mientras Carlisle trabajaba con mi brazo con el fin de tomarme la tensión.
―Tu padre está con Alice ―comenzó a aclararme, hablándome con dulzura―. Ella sufre unas jaquecas horrorosas y tiene que irse lejos de vez en cuando para poder soportarlo; y tu padre lo estaba pasando fatal con tus pensamientos, no aguantaba más, así que le convencí para que esta mañana se fuera con Alice y se despejase un poco. Vendrán después, no te preocupes.
―¿Y Em y Rose?
Mis abuelos, mi tío y mi madre se miraron con cautela.
―Bueno, Emmett va todos los días hasta el límite fronterizo con La Push, es su manera de estar cerca de Jacob… ―su voz se quebró y sus pupilas bajaron a sus manos.
Esta vez no pude reprimir a mi mente y las lágrimas rodaron por mis mejillas con más insistencia. Emmett no podía entrar en La Push y no podía ir al cementerio para visitar su tumba. Me llevé la mano a mi roto y dolorido corazón solo con pensar en esa tétrica palabra. Este se retorció como si alguien lo estuviese estrujando con rabia. Y yo ni siquiera había ido a su entierro. Era su viuda y ni siquiera sabía dónde estaba su lápida…
―Tranquila, respira hondo ―procuró calmarme Carlisle cuando su tensiómetro empezó a volverse loco.
―Jacob… ―lloré, llevándome el brazo libre a la cara.
―Le voy a administrar un calmante, tiene la tensión muy alta ―diagnosticó mi abuelo, quitándome la goma.
Mamá asintió con preocupación y Carlisle se levantó de la silla para dirigirse a su despacho.
―Te prepararé una tila, cielo ―me dijo Esme―. Ya verás qué bien te sienta.
Y se unió a Carlisle para marcharse como una exhalación.
―Quiero estar sola, por favor ―repetí.
―Claro ―aceptó mamá con un murmullo―. Llámame si me necesitas, ¿vale?
Me dio un beso en la frente y salió con Jasper.
En cuanto mi tío se fue, todas mis emociones fueron liberadas y pude dar rienda suelta a mi agonizante angustia.
Otra vez mi almohada fue objetivo de mi interminable ira y rabia y hundí mi rostro en ella para mitigar el grito desgarrador de dolor que salió por mi garganta.
¿Por qué él y no yo? ¿Por qué se había tenido que enfrentar a ese licántropo? ¿Por qué había tenido que ir él solo? ¡Idiota! ¡Idiota! ¡¿Por qué me había dejado sola?! ¡¿Por qué se había muerto?! ¡Me lo había prometido! ¡Me había prometido que lucharía por mí y que viviría! ¡¿Y yo tenía que cumplir esa estúpida promesa ahora?! ¡No!
Alcé mi cara de la almohada, me quité la vía de la muñeca con furia y me incorporé para levantarme de la cama.
Yo no podía vivir sin Jacob, esto era demasiado para mí. Más de ciento cincuenta años sin él era una tortura, no podría superarlo jamás, lo sabía con absoluta certeza. Acabaría volviéndome loca, en realidad, ya comenzaba a estarlo. Todavía notaba nuestro enorme vínculo, ni siquiera la muerte podía separarnos. Tenía que reunirme con él ya, allí, en el más allá o donde fuera. Lo buscaría hasta en el mismísimo infierno, si hacía falta.
Repasé neuróticamente la habitación en busca de algo, algo que pudiera ayudarme a dejar este mundo con rapidez. Si tardaba demasiado, Carlisle podría reanimarme, o tal vez mi familia vampiro llegaría en un parpadeo para evitarlo. Tenía que ser muy silenciosa y, sobre todo, muy veloz. No me importaba el dolor, el que sentía en estos momentos era insuperable, ningún dolor físico sería más insoportable y horrible que este.
Y entonces, vi algo que me podía ayudar. Mi abridor de cartas reposaba sobre mi escritorio, esperando a que alguien le diera una buena utilidad. A mí me iba a hacer un gran favor.
Me acerqué hasta allí y lo agarré con firmeza por la empuñadura. Lo más rápido era cortarme la yugular. Un solo movimiento y en pocos segundos ya estaría a su lado. Aunque mi familia oliera la sangre y subieran como rayos, ya no les daría tiempo a pararlo.
Subí el fino puñal y me lo pegué al cuello.
Adiós, mamá, papá. Os quiero, siempre os querré. Pero no puedo vivir sin él. Perdonadme, os lo suplico, pensé, cerrando mis lacrimosos ojos con fuerza.
Un solo movimiento.
Jacob, mi amor, ya voy. Te amo.
Nessie…
Su voz volvió a sonar a la vez que mi pulsera vibraba con mucho ímpetu. Al escucharle, separé el abridor de mi cuello súbitamente y lo solté como si este quemase, aunque su descenso no duró mucho. Mientras se deslizaba por mi mano de camino al suelo, mi palma se cerró con fuerza, maravillada, deteniendo la caída del abridor, y la afilada hoja me produjo un corte en la palma, pero ni siquiera lo noté. Una oleada parecida a una cálida caricia recorrió mi organismo una vez más y su maravilloso efluvio impregnó todo mi ser, e incluso el dormitorio. Sentí un conocido e inmenso placer cuando esa brisa traspasó mi cuerpo, indescriptible, infinito, intenso, mágico, que me hizo soltar el abridor de nuevo, y mi garganta jadeó con entusiasmo. Era esa energía…
―Jake… ―le llamé con un susurro, maravillada, mientras mis lágrimas mojaban mi rostro por enésima vez y mi mano todavía colgaba en el aire.
La puerta se abrió de golpe.
―¡RENESMEE, NO! ―gritó mi padre, aferrándome por los brazos.
Mamá entró junto a él y se horrorizó cuando vio mi muñeca ensangrentada.
―¡HIJA, ¿QUÉ HAS HECHO?! ―chilló, histérica, llevándose las manos a la cabeza.
―Jacob… ―exclamé, deslumbrada, oliéndome.
Su fantástico olor se había quedado prendado en mi piel, en mi pelo, hasta en mi camisón.
Se escuchó un portazo abajo y acto seguido vi el borrón de Jasper dirigiéndose como una auténtica bala hacia el bosque, el olor de mi sangre debía de ser demasiado tentador para él. Mis abuelos, en cambio, no tardaron en llegar, a la vez que mi padre me examinaba la muñeca con nerviosismo. Esme tragó saliva audiblemente, pero parecía estar controlándolo bastante bien, eso de ser la sangre de su nieta influía bastante en ella.
―No tiene nada, solo es un corte en la palma ―anunció papá, exhalando con descanso. 
Se arrancó con facilidad un trozo de su camisa y vendó mi mano con ella.
―Traeré mi botiquín para curárselo ―declaró Carlisle, ya saliendo por la puerta.
―Gracias a Dios ―suspiró mamá, bajando los párpados, aliviada.
―¡¿En qué estabas pensando?! ―me regañó papá, abrazándome con fuerza, aunque era más la preocupación lo que salía por su boca y sus pupilas ennegrecidas, que el enfado―. Menos mal que piensas a voces y pude oírte desde tan lejos ―reveló, apretándome, todavía con el susto en el cuerpo.
―Lo siento ―susurré, hundiendo el rostro en su torso.
―No lo vuelvas a hacer nunca, ¿me oyes…? ―entonces, se quedó rígido y me separó para mirarme―. Renesmee, Jacob no…
Se quedó mudo cuando seguí inhalando la fragancia de Jake con insistencia, sin hacerle caso.
―¿Qué te hueles? ―inquirió mi madre, sin comprender mi comportamiento.
―Es su efluvio, ¿no lo oléis? ―les dije, inspirando el olor de un mechón de mi pelo―. Está por toda la habitación.
―Aquí solo huele a ti ―manifestó ella con extrañeza.
Pero si su efluvio era muy fuerte, ¿acaso me estaba volviendo loca?
―Él… ha estado aquí… ―mascullé con voz frágil―. Ahora mismo… Todavía tengo… su olor… ―y extendí mis brazos con el mechón para que lo olieran.
Carlisle llegó con prisas, posó el pequeño maletín blanco en mi escritorio y lo abrió para empezar a curarme.
―¿Qué estas diciendo, cielo…? ―murmuró mi madre, visiblemente afectada, mirándome como si yo hubiera perdido el juicio―. Es tu olor…
―Cariño… ―gimió Esme, llevándose las manos a la boca.
Mi padre se quedó callado, con un rostro lleno de confusión mientras estudiaba mi mente, y mamá se acercó a mí con sus ojos llorosos.
―¿Por qué has hecho eso, hija? ―lloriqueó, envolviendo mi cara con sus heladas manos―. ¿Qué ibas a hacer?
Papá abrió la boca para hablar.
―Lo siento, mamá ―sollocé, interrumpiendo lo que él fuera a decir―, pero mi vida sin Jacob no…
―Ánimo, cielo ―me cortó con un susurro―. No te rindas tan fácilmente. No hay que perder la esperanza.
Mi abuelo retiró el vendaje hecho por mi padre y comenzó a curarme el corte. Esme volvió a tragar saliva.
―Yo ya no tengo esperanza… ―seguí, llorando más fuerte―. Mi vida se terminó cuando lo hizo la suya…
Se hizo un extraño silencio en el que mis padres y todo el mundo se miró ―hasta Carlisle dejó de pegar la gasa en mi palma―, y papá asintió para que fuera mamá la que hablase.
―Cielo…, Jacob no ha muerto ―desveló ella con una voz de sorpresa.
Mis pulmones dejaron de respirar y mi corazón se paró por un momento para, de pronto, comenzar a latir atolondradamente. Un chute de adrenalina me atravesó las venas, del impacto que esas palabras le provocaron a mi alma, y las lágrimas se me quedaron cortadas en la garganta. Mi rostro se alzó para mirarla con impresión y confusión.
―¿Qué?
―Lleva tres semanas en coma, luchando contra la rabia que el licántropo le contagió al morderle ―me aclaró.
―¡¿Jacob está… vivo?! ―mi semblante se iluminó de esperanza y mi corazón latió todavía más alocadamente―. ¡¿Dónde… dónde está?!
¡JACOB, MI JACOB, MI AMOR! ¡Tenía que ir a verle YA!
Mi abuelo y mis padres se miraron con gravedad y cautela, y Esme se marchó vertiginosamente escaleras abajo.
―En su casa ―respondió Carlisle.
―Tengo que ir a verle ―declaré con convicción, llevando ya mis pies hacia el vestidor.
Mamá se movió con rapidez y en un parpadeo la tenía delante de mí, sujetándome por los hombros para impedirme el paso.
―Es mejor que no vayas ―me dijo con suavidad.
¡¿Qué estaba diciendo?! ¡¿Se había vuelto loca?!
―¡Jake me necesita y pienso ir! ―afirmé, enfadada, quitándole las manos.
―No… no se puede ir ―manifestó ella con nerviosismo, sin dejar de echar miraditas a Carlisle y a papá.
―¿Cómo que no se puede ir? ―mis ojos oscilaron extrañados de unos a otros.
Enseguida llegó Esme con una taza de tila en las manos que posó en mi escritorio con discreción.
―El coma de Jacob no es el típico coma ―empezó a aclararme Carlisle, hablándome con prudencia―. El veneno es muy fuerte y, como ya expliqué en una ocasión, le ha contagiado la rabia. Eso hace que, aunque esté inconsciente, le den brotes de violencia y sea extremadamente agresivo. Hemos tenido que… ―sus ojos fluctuaron hacia los de mis padres y después se fijaron en los míos con dudas. Apreté los dientes para soportar el resto de la dolorosa historia con entereza y asentí―. Hemos tenido que sujetarle a la cama con cintas de cuero para que pudiera tratarle, ya que, involuntariamente, ataca a todo aquel que se le acerca.
―¿Está… está atado a la cama…? ―mi frágil voz dejó ver el enorme nudo que se acababa de romper en mi garganta al imaginármelo en ese horrible estado.
―Hemos tenido que atornillar la cama al suelo, dada su desmedida fuerza. Es peligroso. Podría morder e infectar a alguien más ―aseguró mi abuelo―. Por eso no debes ir. Si te mordiera…
―¿Sufre…?
―Renesmee, por favor, no creo que sea necesario que escuches todo esto ―me rogó mamá, en un intento de protegerme del dolor.
Era inútil. Solo la recuperación de Jacob podía aliviar esta tortura, y necesitaba conocer toda la verdad para saber a qué me tenía que enfrentar, si no, sería incapaz de ayudarle.
―Jacob va a ser mi marido, quiero saber toda la verdad ―declaré con determinación―. Creo que tengo más derecho que nadie a saberla. Y quiero saber si está… sufriendo.
Mi abuelo sacó el aire por la nariz con preocupación y asintió para confirmar mis horribles sospechas. Tragué saliva para poder soportar el gigantesco atasco de mi garganta.
―Le administro morfina, pero la elevada temperatura de su cuerpo la quema rápidamente y no parece hacer mucho efecto en él.
―¿Saldrá… de esta? ―susurré casi muda mientras mis lágrimas volvían a recorrerme el rostro.
Carlisle y mamá se volvieron a mirar con pesadumbre.
―No estoy seguro ―admitió con sinceridad.
Las pronunció con delicadeza, pero sus palabras me sonaron especialmente duras e hirientes. Aun así, agradecí que fuera sincero conmigo. Tenía que saberlo.
―Pero tengo que reconocer que su aguante y su resistencia me tienen realmente impresionado. Jacob es muy fuerte, nunca había visto algo igual, si hubiera sido otro, no hubiese aguantado todo este tiempo y ya hubiera fallecido ―me llevé la mano al corazón cuando el pinchazo se clavó con saña―. No obstante, no pierdo las esperanzas ―mi abuelo se aproximó a mí y me sujetó por los hombros, mirándome a los ojos con seguridad―. Jacob se está aferrando a la vida con uñas y dientes, está luchando con todas sus fuerzas para regresar a tu lado. Eleazar tiene razón, todos lo hemos visto. Su poder espiritual es extraordinariamente fuerte, si no, no seguiría en coma. Y sabe que tiene aquí lo que más ama del mundo esperándole. Estoy seguro de que usará todo su poder para vencer a la rabia y volverás a tenerle a tu lado. Tienes que tener fe. Créeme, he visto miles de casos en los que el paciente estaba muerto y su corazón volvía a latir de repente milagrosamente. Ten fe ―repitió.
―Está cumpliendo su promesa ―declaré con voz rota, bajando mis ojos con culpabilidad por haber estado a punto de no cumplir yo la mía; si no llega a ser porque él me lo había impedido…
Eso me hizo caer en algo que estalló en más preguntas. ¿Por qué le había sentido conmigo, si seguía con vida? Era su energía, su voz, su efluvio. Y era real, eso lo juraba por mi vida, todavía tenía su olor en mi piel, lo estaba oliendo en ese mismo momento. Sin embargo, ¿cómo es que solamente podía olerlo yo? No, no estaba loca, no era un sueño, era real. Le había notado dentro de mí, acariciándome con su energía, llamándome…
Mi pulsera vibró con insistencia.
Llamándome…
Poder espiritual…
¿Dónde está Eleazar? pregunté.
Él y su aquelarre se marcharon a Denali la semana pasada, no podían quedarse más tiempo contestó papá. Pero llaman todos los días para saber de ti y del estado de Jacob.
Por cierto intervino Esme. Voy a llamarles para decirles que te has despertado. Están tan preocupados.
Y salió volando de la habitación.
Eleazar ha dicho que Jacob tiene un poder espiritual increíblemente fuerte, ¿no? recordé.
me confirmó mi padre. Fue él quien vio que tenía ese don. Jacob no quería verlo y él mismo lo bloqueaba, puesto que no se creía del todo que fuese el Gran Lobo me empezó a explicar. Sí, eso era tan típico de él. Pero en cuanto no le quedó más remedio que aceptarlo, su espíritu de Gran Lobo al completo se liberó y todo ese poder salió a flote. Todos lo vimos. Hasta su tamaño se vio incrementado; si antes era enorme, ahora es gigantesco.
»Su don es increíble. La guardia de los Vulturis con dones no podría hacer nada contra él, desharía todos los ataques con su poder espiritual. Incluso antes de que liberara todo su espíritu, Aro solo pudo ver en su mente lo que él le dejó ver, y fue tan intenso, que el Vulturis tuvo que retirar su mano. Notó su fuerza espiritual y se asustó. Y después de liberarlo, ni siquiera Jane o Alec, que son los pilares de su ejército, pudieron hacer nada. Bloqueó sus poderes sin mover un dedo.
Mi boca comenzaba a quedarse colgada. Sabía mejor que nadie que Jacob era especial, que era el Gran Lobo y que tenía un poder espiritual oculto, mi pulsera era una prueba de ello. Pero que destruyera los ataques de esos vampiros despiadados como si nada…
Es capaz de ver toda energía que fluye a su alrededor, el escudo de tu madre, la electricidad de Kate, la barrera de Renata… Todo. Incluso puede ver sentimientos fuertes como el miedo o el respeto, y también las almas que le rodean. A ti te encontró gracias a eso. Tu alma relumbraba en lo alto de la montaña, llamándole, y él fue en tu busca se hizo un silencio en el que tuve que sujetarme el corazón. Allí había luchado contra el licántropo, allí lo había mordido… Mi padre carraspeó para que evitara pensar en eso y siguió con su explicación. Después de eso, los Vulturis vieron que no tenían nada que hacer, así que se rindieron. Querían marcharse, Aro estaba realmente preocupado por tu seguridad, más bien por temor a que Jacob y su manada quisieran vengarse si algo malo te pasaba, pero no les dejamos. Luego, escuchamos los rugidos y chasquidos de la pelea que retumbaban en las montañas, aunque en ese momento no sabíamos que era con el licántropo con quien Jacob estaba luchando, puesto que se había desconectado de la manada mi pecho volvió a sufrir un aguijonazo y mi padre me pidió perdón con la mirada por tener que contar eso. Los lobos empezaron a inquietarse y Aro se puso nervioso, si bien no pudieron moverse de su sitio, ya que Jacob les había ordenado que se quedaran con nosotros y tenían que acatarlo. Cuando vi que él bajaba contigo de la montaña y que estabas bien, lo comuniqué y permitimos que los Vulturis se fueran. Aro se quedó tranquilo. Se disculpó unas cien veces con nosotros y se marcharon con el rabo entre las piernas.
Pestañeé, un poco conmocionada por tanta información. Mi mente se encontró llena de sentimientos mezclados, encontrados. Aunque estaba desolada y angustiada por la situación de Jacob, no podía negar que también me sentía deslumbrada y maravillada por su enorme poder. Me sentía tan orgullosa de él. Entonces, me percaté de algo de su explicación que me llamó la atención de una manera especial.
Si mi alma le había llamado… Y él me había llamado… Sí, había escuchado su voz… Y lo que noté fue su alma…, su espíritu…, no tenía ninguna duda.
Mi aro de cuero rojizo vibró con fuerza para ratificar mi descubrimiento.
¡Claro, ¿seré estúpida?! exclamé, llevándome la mano al pelo con nerviosismo.
Papá frunció el ceño sin entender.
¿Qué ocurre? quiso saber mamá.
Me está llamando solté de sopetón, iniciando mi andadura hacia el vestidor con decisión y ansiedad. Tengo que ir a verle ahora mismo.
Espera me paró mi padre. ¿Cómo que te está llamando?
No sé cómo lo ha hecho, pero he oído su voz y he sentido su alma le dije igual de nerviosa, esquivándole para pasar al cuartito de ropa. Me está llamando. Puedes mirar en mi mente, no tengo tiempo de explicarlo.
Ya lo estoy haciendo, cariño, y no veo nada de eso en tus recuerdos de hoy…
Me detuve y me giré para mirarle sorprendida.
¿Qué estás diciendo? Ahora mismo estoy pensando en ello. Todavía puedo sentir su efluvio y esa brisa traspasándome… Es su alma…
Mi familia me observaba con esos semblantes de antes, que reflejaban a las claras sus pensamientos de que yo me estaba volviendo loca. Excepto mamá. Esta me estudiaba con sus pupilas, mordiéndose el labio, pensativa.
Lo único que veo es lo que piensas de nosotros insistió él, visiblemente preocupado por mi estado mental.
No me lo podía creer. ¿Qué estaba pasando? Yo no estaba loca, había sido real.
Pero cuando yo iba a… Cuando llegasteis… ¿no lo viste en mi cabeza?
¿Ver el qué, hija? cuestionó él.
Empecé a ponerme nerviosa. Me sentía como si estuviera contándole una abducción o algo así a un agnóstico.
Tire el abridor de cartas porque él me llamó, la pulsera vibró y su alma me acarició… no sabía cómo explicarlo con palabras, había sido tan intenso y especial…. Me… traspasó, creo…
Lo único que vi en tu mente eran esos gritos horribles planeando tu muerte le costó soltar el vocablo, y lo que pensaste justo antes de que entráramos en tu dormitorio declaró con la agonía dibujada en el rostro.
Mamá cerró los ojos y respiró hondo al recordar lo ocurrido.
Puede ser un shock postraumático intervino Carlisle, intentando justificar mi delirio con argumentos médicos. Te has despertado muy de repente y llevas tres semanas solamente a suero, tu cuerpo y tu mente aún están débiles. Además, has sufrido un golpe muy duro con lo de Jacob. Pensabas que estaba muerto y eso pudo hacer que tu cerebro se imaginara cosas para…
¡Él me llamó, lo juro! repliqué, indignada. ¡¿Por qué no me creéis?!
Sentí la urgente necesidad de mostrárselo con el contacto de mi mano, pero enseguida mi idea desistió. Aunque les enseñase mis sentimientos y ese reciente e intenso recuerdo, todos pensarían que era producto de mi imaginación, gracias a lo que acababa de decir ahora Carlisle. Sería un acto inútil y una pérdida de tiempo.
Yo la creo afirmó mamá, colocándose a mi lado. Antes de que a mi padre le diera tiempo a abrir la boca, ella alzó su mano para callarle. No sé por qué no puedes verlo en su mente, pero todos vimos el poder espiritual de Jacob. ¿Por qué no puede ser esto verdad? empezó a alegar a mi favor. Además, Aro tampoco pudo ver todos los pensamientos y recuerdos de Jacob, solo los que él le dejó. Puede que ahora también esté bloqueando esto de algún modo, o puede que tu don tampoco funcione contra su poder espiritual.
Cogí a mi madre de la mano y la sonreí con complicidad. Ella correspondió mi sonrisa y apretó mi amarre.
¿Y por qué en el claro sí que funcionó? apeló él. Pude verlo todo con total claridad.
Lo sabes perfectamente, su don no atacó al tuyo respondió ella con un poco de retintín. Tú mismo me lo contaste. Su poder espiritual solamente ataca selectivamente. Mi escudo funcionaba a la perfección y el don de Kate también, así como el de Jasper, Eleazar y Alice, aunque esta última no pudiera usarlo bien debido a su enorme jaqueca. Parece mentira para ti que no creas a tu hija, ella siempre dice la verdad le achacó.
Mi padre suspiró con irritación.
Por el amor de Dios, Bella. No estoy diciendo que mienta, puedo ver que ella sí lo cree. Además, yo vi lo que pasó en el claro de primera mano. Pero esto es muy raro, y hasta que no averigüe de qué se trata, no pienso dejarla ir. Es demasiado peligroso.
Jacob no la hará daño defendió mi madre.
Jacob no está consciente, y ya has escuchado antes a Carlisle. Ataca a todo aquel que se le acerca, involuntariamente, no lo puede evitar porque está inconsciente. Y aunque está atado, tiene la rabia y es muy agresivo mi corazón volvió a sentir un enorme pinchazo de dolor. Ni siquiera distingue a las personas, ya te contó Carlisle lo que pasó con Sam, por poco le muerde otro pinchazo. Podría soltarse por cualquier motivo y morderla a ella.
¡Pues yo voy a ir, me dejes o no! aseguré, más que enfadada, liberando a mi madre para entrar en el vestidor.
Papá se puso delante de la puerta en un abrir y cerrar de ojos.
No, no vas a ir. No hasta que yo averigüe de qué se trata todo esto.
¡Si no me dejas ir, me transformaré! amenacé. ¡Y después haré una huelga de sangre!
Sus ojos oscilaron hacia los de mamá con exigencia.
Yo la apoyo declaró esta con firmeza.
Gruñó. Entonces, sus pupilas cambiaron hacia mi abuelo. Carlisle comenzó a rebuscar algo en el botiquín y mamá frunció el ceño. Yo resoplé y giré la cara de nuevo para entrar en el cuarto de ropa, pero mi padre no se movió.
Su estado es horrible, yo mismo lo he visto en la mente de Carlisle continuó para tratar de convencerme. No quiero que lo veas así y tengas que enfrentarte a eso. Solo encontrarás sufrimiento.
Volví a tragar saliva para poder proseguir.
Pero es que tengo que enfrentarme a eso, tengo que ir, me está llamando insistí ansiosamente.
Renesmee, por favor, no me pongas las cosas más difíciles imploró con dolor. No me obligues a forzarte a que te quedes.
Y tú no me obligues a que tenga que enfrentarme a ti le rogué con mi perseverante nudo en la garganta, porque voy a ir de todas, todas.
Soy tu padre y no voy a permitirlo reiteró con inflexibilidad.
¡Jake me necesita y pienso ir! aseveré con rabia, empujándole para apartarle.
Bien, tú lo has querido bufó, enfadado, mientras me encarcelaba con sus brazos.
¡Edward, esto no me gusta! se quejó mamá.
¡Suéltame! protesté, llorando, intentando zafarme con todas mis fuerzas.
Es la única manera. Si se transforma y no toma sangre…
Busqué el fuego en mi interior y lo llevé a mi columna vertebral.
¡Rápido! voceó.
No me dio tiempo a más. Sentí un pinchazo en el trasero y un líquido frío comenzó a penetrar por mis vasos sanguíneos.
¡¿Qué es eso?! exigí saber, mirando la jeringuilla que sostenía Carlisle en la mano.
Solamente es un sedante me aclaró papá con el rostro angustiado. Perdóname, no me has dejado opción. Yo solo quiero protegerte, lo hago por tu bien. Te prometo que irás a verle cuando todo se aclare.
¡No! ¡Tenía que ir a ver a Jacob ya! ¡Me necesitaba! ¡Me estaba llamando!
No necessssittas pfotegelmme… intenté quejarme con ganas, pero el sedante ya comenzaba a hacerme efecto.
Me sentí igual que cuando aquel vampiro que se había hecho pasar por Jacob me había clavado la jeringuilla para drogarme. Vulnerable, débil, frágil, impotente.
Mis piernas cedieron y caí en los brazos de mi padre, que caminó con mi cuerpo medio colgando y me metió en la cama sin que yo pudiera hacer nada para remediarlo.
Todas las protestas de mi madre sonaban con eco en mi cerebro y los párpados querían cerrárseme. Luché con todas mis fuerzas para mantenerlos abiertos. Era difícil.
Edward, a ella no le hará daño escuché que decía mamá, intentándolo por la vía del diálogo.
¿Y cómo lo sabes? replicó él, molesto.
Era difícil, los párpados pesaban demasiado y cada vez había más eco…
No lo sé, pero estoy segura de que a ella no la hará daño repitió.
Lo siento, pero eso no es suficiente para mí.

Y mis ojos se cerraron del todo, sumiéndome en un profundo sueño.


GUÍA

No podía más.
Mis brazos ya no daban abasto.
Oscuridad.
Jacob. Mi Jacob.
Remaba y remaba sin cesar por ese mar de la nada, sobre una lancha de goma frágil e inestable que se iba deshinchando poco a poco.
¡Jacob! ¡Jacob! ¡Ya voy, aguanta!
Pero no lo encontraba.
Mis ojos lo buscaban, desesperados, pero había demasiada oscuridad.
¡Jacob! ¡Jacob!
¡JACOB!
La brisa que traía su maravilloso efluvio llegó hasta mí, alzando mi cabello hacia atrás. Su espíritu atravesó todo mi ser y ese inmenso placer se apoderó de mi cuerpo una vez más, haciéndome jadear en voz alta.
Nessie…
¡Jacob! sollocé, a la vez que mis párpados se abrían.
Las lágrimas rodaron a ambos lados de mi rostro, hasta que se encontraron con mi cabello y la almohada.
Inhalé el olor de mis brazos y mi pelo. Su efluvio seguía grabado en mi piel.
Mi pulsera no dejaba de vibrar. Lo hacía intermitentemente, a intervalos más o menos cortos durante todo el día, desde que me levantaba hasta que me acostaba. La notaba vibrar incluso en sueños, diciéndome que tenía que correr junto a Jacob…
Mamá picó dos veces y abrió la puerta.
Buenos días, cielo saludó, y se quedó en el umbral. ¿Va todo bien?
He tenido el mismo sueño, eso es todo revelé, desvaída.
Un sueño muy real.
Mamá se quedó un rato en silencio, mirándome.
Te prepararé el desayuno, ¿de acuerdo? dijo finalmente.
No tengo hambre objeté, girándome para ponerme de lado.
Te lo traeré igualmente, por si acaso insistió, cerrando la puerta al salir.
Exhalé.
Me levanté de la cama sin brío alguno y me dirigí al vestidor para coger lo primero que encontré. Salí de mi dormitorio y me metí en el baño. Me duché por inercia, me vestí desganada y me peiné de igual modo, sin secarme el cabello. Lo que menos me apetecía era hacer todo esto, pero tenía que estar preparada por si por fin me dejaban salir de mi cárcel y podía ir a La Push.
Sí, era una cárcel. No estaba encerrada bajo llave, sin embargo, escapar de esa casa rodeada de vampiros en constante alerta era algo imposible.
Salí del baño y regresé a mi habitación, que era mi celda particular. Me senté en el banco-arcón, cogiendo mi cojín, y miré por la ventana para ver pasar esas insoportables horas hasta que llegaran Emmett y Rosalie. Em era el único que me mantenía informada de las últimas noticias, aun con la total oposición y reprobación de mi padre. Se pasaba el día en el límite fronterizo de La Push, donde se encontraba con Seth. Este iba y venía para contarle la situación de Jacob, que no había variado nada, por otra parte, y todos los comentarios de la manada y el Consejo.
Por eso sabía que todos estaban esperando a que yo fuera, ya que Jacob no hacía más que pronunciar mi nombre en su agónico coma. Tuve que llevarme la mano al pecho al sentir el desgarrador puntazo solo con recordarlo. El dolor y la interminable angustia que me provocaban era una de las razones de mi padre para que estuviera en contra de las informaciones de Emmett, pero yo quería saber la verdad, tenía que saberla, tenía todo el derecho, y mi tío estaba de acuerdo conmigo.
La manada y el Consejo ya sabían de mi encarcelación y también recibían mis particulares informaciones. Todas las veces que había sentido su espíritu, todas las veces que me había llamado en sueños o cuando había estado a punto de quitarme la vida, todo, se lo había contado a Emmett para que les diera el mensaje. Ellos eran los únicos que podían ayudarme.
Tenía que hacerlo de ese modo, puesto que mi padre ni siquiera me dejaba llamar por teléfono. Por supuesto, él estaba al tanto de todo, pero eso no podía prohibírmelo, y mucho menos a mi tío.
Mientras miraba por la ventana sin fijar mi vista en nada en particular, mamá volvió a picar y entró en mi dormitorio.
Se detuvo para observarme un momento. Portaba uno de esos vasos enormes lleno de sangre que me hacía beber varias veces al día.
Toma me lo ofreció cuando echó a andar y se acercó a mí.
No tengo hambre, gracias repetí con inapetencia, aunque con gratitud.
No has comido nada sólido desde que te despertaste de tu shock. Entiendo que no te entre en estos momentos tan duros, pero tienes que alimentarte argumentó, sentándose a mi lado. Bébete esto por lo menos, te aportará mucha vitalidad.
No vas a parar hasta que me lo beba, ¿verdad? me quejé.
No me sonrió y alzó el vaso para ponérmelo en las narices.
Suspiré y lo cogí sin ganas. Me lo bebí de unos cuantos tragos. No tenía ni pizca de hambre, pero era mejor terminárselo lo antes posible, si no, estaría toda la mañana con el vaso en la mano.
Lo acabé y se lo pasé. Ella lo posó en el suelo.
Llevas toda la semana encerrada en tu habitación, sentada aquí y mirando por la ventana, ¿por qué no bajas un rato con nosotros? me propuso con voz dulce mientras me acicalaba el pelo húmedo.
Estoy mejor aquí.
Em y Rose no llegarán hasta por la noche.
Lo sé.
Se hizo un silencio en el que mi madre dejó mi pelo para llevar su vista al paisaje exterior.
Sabes que no estoy de acuerdo con tu padre, pero también entiendo que lo hace para protegerte excusó.
Jake no me hará daño afirmé con convicción, clavando mi vista en un árbol por el mero hecho de fijarme en algo.
Sí, ya lo sé. He intentado hablar con tu padre para hacerle ver, aunque no he conseguido nada. Sigue creyendo que es demasiado peligroso.
Por lo menos podía dejarme ir a La Push protesté. Podría estar fuera de la casa, con los demás.
Mi madre me miró con manifiesto escepticismo.
¿Tú crees que ibas a poder quedarte fuera?
Mis ojos se movieron en su dirección de reojo y volvieron al árbol otra vez.
Suspiré.
Bueno, vale, no podría admití. Pero tampoco tiene derecho a hacerme esto. Ya soy mayor de edad.
Lo hace porque cree que es lo mejor para ti reiteró.
Pues se equivoca.
El ambiente se llenó de otro mutismo.
Ha vuelto a llamar Charlie dijo, rompiendo el silencio para cambiar de tema, cosa que agradecí.
Mi abuelo estaba muy preocupado, como no podía ser de otro modo. Andaba intercalando sus viajes de La Push a esta casa entre turno y turno, al salir de la comisaría y en sus ratos o días libres. Y cuando no podía ir a alguno de los dos sitios, siempre llamaba para saber las novedades del estado de Jacob o del mío propio.
¿Le has dado un beso de mi parte?
me contestó con un susurro apagado.
Mamá volvió a mirarme y exhaló, sacando el aire lentamente.
Jacob también ha puesto la casa a tu nombre me reveló de repente con un murmullo roto.
Me quedé sin aire por un momento y, cuando regresó, lo hizo trayendo consigo un enorme nudo que se quedó atravesado en mi faringe. Apreté mi cojín contra el estómago para mitigar el dolor.
¿Qué? susurré a duras penas.
Los quileute metamorfos no pueden hacer… se quedó muda un segundo y tragó saliva para poder seguir hablando testamento, así que Jacob lo dejó todo bien atado por si alguna vez le pasaba algo…
Mi mano ya apretaba mi pecho otra vez.
¿Bien… atado? murmuré mientras mis lágrimas se escapaban sin remedio.
La casa es de los dos, pero si él no consiguiera… su murmullo se cortó y yo apreté los dientes para soportar mejor la intensa angustia. Mamá se giró hacia mí y me habló con dulzura. Quiero decirte algo, cielo. Nosotros nos marcharemos cuando esto termine, no podemos quedarnos más tiempo. La gente ya empieza a sospechar de Carlisle y Charlie ya sabe demasiadas cosas, cada vez está en más peligro. A nosotros no nos queda más remedio que irnos, pero quiero que sepas que tú tienes más opciones sujetó mi martirizado rostro entre sus manos y me miró a los ojos con seguridad. Si Jacob no lo superase…
No… lloré, negando con la cabeza.
Escúchame, cielo. Sé fuerte intentó calmarme, acariciándome la cabeza. Tengo que decirte esto para que decidas por ti misma esperó a que la contestase y yo terminé asintiendo. Nada me gustaría más que te vinieras con nosotros, pero también sé que siempre estarás vinculada a La Push por Jacob. Sé que no será así, que Jacob no te dejará en este mundo sola, pero si por alguna razón él… falleciera le costó soltar el vocablo y yo apreté más mi cojín, la casa sería tuya y podrías quedarte, si quisieras. Solo es una opción que quiero que tengas en cuenta. Tu padre y yo jamás te lo impediríamos, siempre te apoyaríamos.
Jacob no va a morir declaré, rechinando los dientes con rabia.
Iba a contestarme, pero, de repente, se puso de pie, poniendo atención a algún ruido exterior.
¿Qué pasa? quise saber.
No me respondió. Sin darme tiempo ni a pestañear, me encontré sola en mi habitación y la puerta se cerró.
Entonces, escuché el ruido de un motor viejo que se aproximaba, que estacionaba después en la parte delantera de la casa y el portazo del vehículo al cerrarse.
No hubo sonido del timbre, ya debían de estar esperando con la puerta abierta.
Una algarabía de voces invadió el salón, donde pude distinguir la de mis padres y Esme. Mi corazón pegó un salto cuando escuché la de Sue llamándome.
¡Sue! grité, tirando el cojín mientras me levantaba de sopetón y salía por la puerta volando.
A medida que bajaba las escaleras a toda velocidad, la discusión se hacía más legible.
¡Tengo que hablar con ella! voceaba Sue, enfadada, con autoridad. ¡Es muy importante!
Sue tenía un carácter muy fuerte, incluso para un vampiro, vegetariano, claro, si fuera de otra clase, ya se la hubiera cargado. Aunque con ese temperamento, no la paraba ni un camión.
¡No puede ir, es demasiado peligroso! objetaba papá.
¡Sue! volví a gritar al llegar al salón.
¡Nessie! exclamó ella.
Nos fundimos en un abrazo animoso y ella me separó por los hombros para hablarme y mirarme con decisión.
Escúchame, cariño. Ya sabemos por qué le oyes y le sientes, el Viejo Quil, Billy y yo lo hemos averiguado. Y Carlisle nos ha ayudado con el resto. He venido yo en persona para explicártelo bien.
¡Dime, dime! azucé, ansiosa.
El rostro de papá frunció el ceño, extrañado, pero en cuanto escuchó el nombre de Carlisle, no se opuso más.
Jacob te está buscando.
¿Buscando? musité con voz rota.
¿Recuerdas las leyendas de los espíritus guerreros? Ellos abandonaban sus cuerpos para luchar, antes de que comenzaran las transformaciones. Nuestra historia comenzó así, ¿te acuerdas?
asentí, nerviosa.
Ahora escucha con atención lo que te voy a contar. Tienes que ser fuerte, no tenemos tiempo para que me ande con lindezas me advirtió con suavidad.
De acuerdo y tragué saliva para prepararme.
Cuando el licántropo mordió a Jacob, el veneno comenzó a hacer efecto en su organismo. Todos los metamorfos tienen esa cualidad regenerativa que permite que se sanen con mucha más rapidez que cualquier otro ser del planeta, excepto en el caso de la ponzoña de los vampiros y los licántropos, estas son muy tóxicas, de acción muy rápida y resultan mortales. Pero Jacob es especial. Él es el Gran Lobo, y su poder de regeneración y curación es mayor debido a su fuerza espiritual. Esta es capaz de purificar cualquier cosa, por eso no le afecta ningún ataque sobrenatural, por maligno que sea mi corazón latía a mil por hora, de lo expectante que  estaba. Ahora bien, para que su organismo, junto con su poder espiritual, pudiera limpiar ese veneno tan tóxico, necesitaba concentrar toda su energía solamente en esa acción, por lo que su cerebro tenía que minar cualquier otra actividad que requiriese un desgaste de fuerzas. Por eso cayó en coma, fue un mecanismo de su cerebro para iniciar su curación. Pero todo esto Jacob no lo sabía, y cuando se desplomó y cayó inconsciente debió de creer que se moría, y solo tenía una cosa en la cabeza: estar contigo mi pobre corazón sufrió un espasmo y mis lacrimales ya estaban a rebosar. Entonces, empezó a abandonar su cuerpo para estar junto a ti, que era su último deseo.
¿Estás diciendo que el espíritu de Jacob salió de su cuerpo estando vivo? cuestionó papá con sorpresa.
Es un quileute, un espíritu guerrero, lo lleva en la sangre le respondió ella, un tanto ofendida. Y no he terminado con mi explicación le regañó. Mi padre se llevó la mano a la nuca, un poco avergonzado, y Sue volvió la vista hacia mí otra vez. Si su espíritu hubiera dejado su cuerpo del todo, este yacería sin vida, como pasaba con nuestros antepasados. Sus esposas eran las encargadas de cuidarlos y mantenerlos en buen estado para cuando regresaran los guerreros. Pero este no es el caso.
»Jacob estaba abandonando su cuerpo, dejando que su enorme alma saliera, pero, entonces, algo hizo que se diera cuenta de que se podía curar y paró el proceso a medias comenzó a explicar para mi completo asombro y de los allí presentes. Cuando quiso regresar, no pudo hacerlo del todo, sin embargo, su espíritu es tan grande y tan poderoso, que consiguió que una parte se quedara en su cuerpo para combatir la rabia y mantenerle con vida.
¿Quieres decir que él ha retenido parte de su espíritu en su cuerpo? pregunté con un hilo de voz. ¿Jacob… se ha dividido… en dos? ¿Está… en dos sitios… a la vez?
Sí, eso es. Pero Jacob no estará completo hasta que las dos partes de unan, y no se despertará mi mano se asió, asustada, a la zona de mi pecho que albergaba mi corazón. Además, la parte que se quedó no es lo bastante fuerte como para destruir el veneno del todo, su cuerpo necesita de todo su espíritu para que acabe con la rabia. En cuanto la otra parte de su espíritu entre en su cuerpo, su organismo será purificado y quedará completamente limpio.
»No obstante, hay un problema siguió antes de que a mi rostro le diera tiempo a iluminarse con algo de esperanza. Lo poco que se había levantado de mi labio volvió a caer hacia abajo en picado. Jacob es inexperto. Hace poco que descubrió todo el poder de su espíritu de Gran Lobo, todavía no lo controla bien, y es la primera vez que abandona su cuerpo, aunque no lo haya hecho del todo. No sabe cómo tiene que hacer para que esa parte de su espíritu regrese a su cuerpo para juntarse con el resto, nadie se lo ha enseñado. Desde que nuestros antepasados dejaron de hacerlo para transformarse en lobos, esa técnica se ha ido perdiendo.
»Ahora esa parte de su espíritu está vagando, perdida, buscando la forma de regresar a su cuerpo, al igual que le pasó a Taha Aki cuando Utlapa le robó el suyo. Solo que, en esta ocasión, Jacob no lo encuentra, no sabe dónde está su cuerpo, repito que nadie le ha enseñado a encontrarlo, y si esa parte de su alma no da con el modo de regresar, la otra no podrá vencer a la rabia y terminará abandonando su cuerpo para reunirse con el resto.
»Jacob está al límite de la muerte, se encuentra entre este mundo y las puertas del otro respiré hondo y tragué saliva para aguantar con entereza el resto de la alocución. Su cuerpo no está sano, como en el caso de nuestros antepasados, y si toda su alma lo abandona, la rabia lo destruirá rápidamente volví a tragar saliva. Su espíritu al completo ya no podría volver, porque no existiría cuerpo que lo albergase. Entonces habría dos opciones. Una: Jacob podría hacer como Taha Aki y utilizar otro cuerpo, pero tendría que ser el de un animal que lo compartiera, puesto que el alma de un animal es mucho menor que el de un humano ―mi mano se amarró al estómago, a falta del cojín―. Un cuerpo de hombre no puede albergar dos almas, es imposible; si quisiera ocupar un cuerpo humano, tendría que robarlo. Segunda opción: si no aceptara la primera, vagaría hasta que acabara volviéndose loco o hasta que terminara sintiendo la llamada del más allá. Todos sabemos qué opción escogerá él, Jacob morirá.
Tuve que tomar aire cuando me empecé a marear, y mamá se agarró a mi padre. Sue me aferró por los hombros con firmeza.
―Tú eres la única que puede ayudarle a encontrar su cuerpo, y él lo sabe, ya está actuando ―aseveró con convicción.
―¿Yo? ¿Cómo?
―Solo hay un motivo por el que Jacob se ha aferrado a la vida: para estar a tu lado, y eso es lo que hace que siga luchando. Sabe que su alma y la tuya han nacido para estar juntas. Nada las puede separar, ni siquiera la muerte podría. Vuestro vínculo es tan fuerte, que esa parte de su espíritu se ve atraída por el tuyo, es lo único que encuentra por el camino, es la única luz que ve en esa oscuridad. Jacob sabe que tu alma atrae a la suya como un imán, por eso lo notas, por eso le oyes. Te está buscando constantemente, te llama en espíritu y también desde su cama para que vayas. Tienes que ir junto a él, Nessie.
―Sí, tengo… tengo que estar con él ―repetí nerviosamente, rodeando mi insistente aro de cuero con la mano―. ¿Y qué tengo que hacer? ―interrogué, empezando a caminar hacia la puerta.
―Tienes que guiarle ―manifestó, acompañándome.
―¿Guiarle? ¿Cómo?
―¡No! ―protestó papá, adelantándose a lo que iba a decir Sue.
―Jacob tiene que notar que estás junto a él para que sepa que estás con su cuerpo ―continuó ella, hablando rápidamente, haciendo caso omiso de la voz de mi progenitor―. Tu presencia le servirá de guía. En cuanto la parte de su espíritu que está vagando vaya hacia ti, verá su cuerpo y entrará en él.
Mi padre se interpuso en nuestro camino a la velocidad de la luz.
―¡Es muy peligroso! ¡Si la mordiera…!
―Edward ―imploró mamá, poniéndose a su lado.
―Por favor, papá ―le supliqué, llorando con desesperación―. Tengo que ir, tengo que estar a su lado. Jake me salvó, por eso está así, ahora me toca a mí salvarle a él. Si no voy, se morirá, le fallaré, y yo me moriré con él, no puedo vivir sin Jacob, lo sabes. Por favor, papá. Por favor, no me hará daño, confía en mí.
Se quedó mirándome con un rostro dolorido, aunque reflexivo.
―Me lo prometiste ―le recordé―. Me prometiste que me dejarías ir cuando todo se aclarase ―entonces, le miré con tristeza―. No puedes impedírmelo, papá. Aunque seas mi padre, ya soy adulta y voy a ir de todos modos. Mi sitio está junto a él, siempre estaré con él. Cuando vaya, sé que Jacob se despertará y yo seré feliz. Pero lo sería aún más si me apoyases en estos momentos y estuvieses de mi lado.
―Si no la dejas tú, lo haré yo ―decidió mamá con una convicción triste―. Sé que Jacob no la atacará, jamás la haría daño. Y no voy a permitir que él muera, es mi mejor amigo ―aferramos nuestras manos con fuerza, haciendo piña―. Él siempre ha estado a nuestro lado en los momentos difíciles, no pienso abandonarle ahora.
Hubo otro pequeño silencio en el que el segundero del reloj del salón me parecía que retumbaba en las paredes.
―Iremos en mi coche, la furgoneta de Sue es una tartana ―dijo finalmente, alzando los pies para iniciar la marcha hacia la puerta.
―Pues nunca me ha dado problemas ―replicó ella, un poco molesta.
―¡Gracias, papá! ―sollocé, abrazándole con fuerza.
En cuanto le dejé, mamá también se abalanzó a sus brazos con una enorme sonrisa y le dio un efusivo beso.
―Llamaré a Carlisle para avisarle de que vas ―manifestó Esme, sacando su móvil del bolsillo de su pantalón.
Mis padres se despegaron por fin y se cogieron de la mano para echar a andar.
―Nosotros tenemos que respetar el tratado, Jacob es el único que puede romperlo o modificarlo y no le ha dado tiempo a hacerlo ―habló de nuevo mientras salíamos de la casa―. Así que cuando lleguemos al límite fronterizo con La Push tendrás que apearte y seguir por el bosque. Aunque tengas que ir corriendo, llegarás antes que Sue.
―Sí ―acepté.
―En fin ―resopló esta a nuestras espaldas―. Ya te veré allí, Nessie ―y se subió a su destartalada furgoneta.
Nos dirigimos a toda velocidad al garaje, donde nos montamos en el Volkswagen marrón metálico, y salimos disparados hacia el sendero que conducía a la carretera.
Papá adelantó a Sue por ese angosto camino con total facilidad, esquivándole con unos reflejos de vampiro, y en pocos minutos, nos plantamos en la calzada asfaltada que llevaba a Forks.
El tubo de escape rugía con furia por el pueblo, pero no me dio tiempo a ver si la gente se había quedado mirando. Forks pasó vertiginosamente por mi ventanilla y el coche se desvió a la carretera que daba a La Push.
Los árboles eran unos borrones verdes y marrones que nos flanqueaban, hasta que el dibujo se fue haciendo más nítido conforme mi padre disminuía la velocidad. Frenó en seco cuando su coche llegó justo al límite del tratado. Emmett y Rosalie estaban apoyados en un árbol, esperando las continuas llegadas de Seth, y nos miraron sorprendidos. Se acercaron en un latido de corazón.
―¿Ya has hablado con Sue? ―me preguntó mi tío en cuanto abrí la puerta para salir.
Por supuesto ya estaba al corriente de todo.
―Sí.
―Bien ―sonrió con confianza y un alivio claramente esperanzado.
―Bueno, tengo que darme prisa ―declaré, mirando al bosque.
―Ánimo, cielo ―me alentó mamá, rodeándome con sus brazos―. Sé que todo saldrá bien.
Papá se unió a nuestro abrazo.
―Confío en ti ―me dijo.
―Gracias ―susurré con un nudo en la garganta―. Os quiero.
―Y nosotros a ti ―contestó ella―. Tu felicidad siempre será la nuestra.
Me separé un poco para darles un beso en la mejilla.
―Gracias ―repetí, sonriéndoles con los ojos colmados de lágrimas.
Mis padres también me sonrieron con dulzura. Sus manos me acariciaron el rostro mientras me apartaba de ellos, hasta que me dejaron libre y salí como una bala hacia la frondosidad, sin mirar atrás.
Moví mis piernas lo más rápido que pude. No sé si eran mis nervios, mis ansias de reencontrarme con Jacob, o mis cuatro semanas y media de nulo o escaso ejercicio, pero me parecían pesadas y anquilosadas. En ese momento agradecí a mi madre su empeño por que me tragase la sangre durante toda esta semana, si no llega a ser por eso, no tendría energías para correr.
¡Jacob! ¡Mi Jacob!
Mi pulsera ya no vibraba. Ya iba junto a él.
Mi pelo azotaba con inquietud mi espalda. Esa camiseta de tirantes dejaba la mitad de mi piel al descubierto y parecía que mi cabello fuera un enorme látigo que me fustigaba para que aumentara la velocidad, como un domador que estimula a su caballo.
Le hice caso y apreté los dientes y el ritmo.
Por mi camino entre los árboles me topé con unos cuantos lobos de la manada. No tenía tiempo de ver quiénes eran, ni cuántos. Se pusieron a aullar al cielo conforme pasaba a su lado, uno a uno, y comenzaron a galopar tras de mí del mismo modo. En unos segundos, me encontré volando con un grupo de lobos enormes siguiéndome.
No tardé en divisar la casa de Billy. El mero hecho de verla y saber que Jake estaba allí me dio fuerzas para acelerar más, pero también aumentó mi nerviosismo.
La parte delantera de la casa estaba rodeada de gente, parecía la sala de espera de un hospital. Mi corazón latía a todo lo que daba, ansioso por llegar a su lado. Los demás chicos de la manada que no estaban de patrulla esperaban mi llegada con ganas, los aullidos debían de haberles avisado y me observaban expectantes. Todas sus parejas también estaban allí. Los lobos que me seguían se dispersaron entre los árboles para cambiar de fase y yo llegué por fin a la pequeña edificación de madera roja, donde disminuí de velocidad y me aproximé a la gente, caminando con diligencia.
Según me acercaba a la puerta, todo el mundo me hizo un pasillo para que pudiera pasar y mi trayecto se llenó de saludos y palmadas de ánimo. Me sobrecogió ese recibimiento que no esperaba y el nudo de mi garganta saltó sin remedio. Brenda estaba con Seth y Leah. Dio un paso al frente y nos abrazamos. No me había visto desde el día del secuestro, y luego todo había pasado tan rápido. Me soltó, me secó las lágrimas con una sonrisa y volvió hacia atrás para dejarme paso. Mi amiga no fue la única que me abrazó; Seth, Leah, Embry y Quil también lo hicieron, y Claire se lanzó a mis brazos para darme un cariñoso beso. Emily estaba con Sam y sus dos hijos. Tenía un pañuelo que le cubría la cabeza, pero tenía buen aspecto. Me sonrieron para infundirme confianza mientras ella sostenía a Ethan en los brazos y lo balanceaba para que no llorase.
Billy ―flanqueado por Rachel y Paul―, Carlisle y el Viejo Quil se encontraban junto a la puerta. Este último se levantó con torpeza de su silla para recibirme, ayudado por su bastón. Faltaba Charlie, que debía de estar en comisaría o patrullando. Cuando Billy me vio, su cobrizo rostro se iluminó y me acerqué a él con premura.
―Billy ―sollocé, agachándome para abrazarle.
―No te preocupes, ahora que estás aquí, se recuperará ―dijo, separándome y rodeando mis manos con las suyas.
Asentí y me secó las lágrimas.
―Ahora ve, te está esperando.
―Sí.
Dejé sus manos y me alcé.
Me fundí en un abrazo con Rachel y Paul y me arrimé a la puerta para entrar.
―Nessie ―me llamó Carlisle. Giré la cara para mirarle con la manilla ya girada―. Estaré aquí por si Jacob…
―No te preocupes ―le corté con una sonrisa llena de confianza―. Jake no me hará daño ―y pasé el umbral, accediendo al interior.
Por alguna razón, nada más cerrar la puerta sentí un enorme miedo. Mi corazón latía tan fuerte, que seguramente podían escucharlo todos los que se habían quedado fuera. No era por mí, desde luego, Jacob no iba a hacerme nada malo. Pero no sabía qué me iba a encontrar al traspasar la puerta de su cuarto. Mi padre me había dicho que su estado era horrible y no sabía cómo iba a reaccionar al verle así.
Sin embargo, no tenía tiempo que perder.
Jacob, mi Jacob. Él estaba allí, esperándome. Él era lo más importante.
Me acerqué con apresuramiento, entré en su dormitorio sin pensármelo dos veces y cerré la puerta.
Mis peores pensamientos eran ciertos. Tuve que darme la vuelta y apoyarme en el marco cuando le vi y mi corazón pasó a latir sin control, bombeando un montón de emociones y sensaciones mezcladas. Dolor desgarrador, inmensa alegría…
Me recordé a mí misma a qué había ido. Respiré hondo para reponerme y me giré de nuevo hacia él.
Mi visión no podía ser más dolorosa.
Estaba atado de pies y manos al somier de la cama con unas gruesas y anchas cintas de cuero marrón claro que tenían unas hebillas para graduar el amarre. Las patas de la cama estaban bien aseguradas, les habían colocado unas bases metálicas atornilladas por mil sitios que a su vez estaban clavadas al suelo con remaches. Su muñeca izquierda estaba conectada a un tubo que llevaba a un gotero de suero. Solamente vestía unos pantalones cortos mojados de color caqui y todo su cuerpo y su pelo estaban bañados en sudor. Temblaba levemente como si tuviera frío y la expresión de su ojeroso rostro estaba desfigurada por el rechinamiento continuo de sus dientes y el apretamiento de sus párpados cerrados.
―Ne… Nessie… masculló de pronto con una voz muy baja y ronca.
Mi corazón volvió a palpitar impetuosamente.
¡Jacob! rompí a llorar, corriendo hacia a él.
Me arrodillé junto a su cama y le toqué su rostro empapado, este ardía de la intensa fiebre. Nada más notar un contacto, su cuerpo convulsionó. Me sobresalté y un acto reflejo me hizo retirar la mano hacia atrás. Comenzó a agitarse con una furia desmedida, gruñendo y tirando de las cintas hacia arriba para soltarse. La rabia estaba haciendo su trabajo.
No pensaba rendirme, yo iba a hacer el mío. Volví a llevar la mano a su cara, sin dudas.
Jake, soy yo murmuré, tratando de acariciar su mejilla. Soy Nessie.
No me reconocía. Tenía que hacer algo más para que me reconociera y me notase con él.
Ahora entendía por qué habían fijado el lecho al suelo. Sus sacudidas y tirones eran tan potentes, que, incluso clavada, la cama se levantaba un poco. Podían verse las marcas donde habían estado insertados algunos clavos que habían sido arrancados de cuajo.
Pero yo no tenía miedo. Jacob no iba a hacerme ningún daño. Así que, en vez de apartarme, me tumbé en la cama, a su derecha, y conseguí echarme sobre su agitado pecho para arrimarme más a él. Su cuerpo ardía mucho más que normalmente, casi quemaba. Si fuera humana del todo y tuviera una temperatura corporal normal, me hubiera abrasado. Dejé caer parte de mi melena a un lado y acerqué mi rostro al suyo para que me oliera mejor. Sus espasmos y gruñidos parecieron bajar algo de intensidad.
Jake, soy yo hablé entre susurros entrecortados, acariciando su cara. Ya estoy aquí.
Entonces, se paró. Su cuerpo se quedó quieto, tenso, durante un instante. Después lo relajó del todo, incluido su rostro, reposándolo en la cama, y acercó su nariz a mi mejilla. Todo el vello se me puso de punta cuando esta comenzó a recorrer toda mi cara despacio, arrastrando sus labios, y siguió para oler mi cabello.
En ese momento estaba totalmente relajado y mi mano llegaba a la cinta que sostenía su muñeca izquierda, así que la desabroché y se la liberé.
Sin medir sus fuerzas, y todavía inconsciente, la llevó hasta mi pelo con un afán desmesurado y lo aferró con tanto ímpetu en la nuca, que me hizo daño. Pero no me importó en absoluto.
Nessie… murmuró, empezando a oler mi cuello.
Sí, cielo, soy yo susurré. Ya estoy contigo…
Sus labios rozaban mi piel casualmente durante su suave rastreo. Todo mi cuerpo se estremecía con cada tórrido roce, con cada abrasadora espiración. Era una locura, lo sé, él estaba inconsciente y no sabía lo que hacía, pero no podía evitarlo, eran sus labios, su dulce aliento, su afrodisíaco sudor que me volvía completamente loca, era él. Y llevaba tanto tiempo sin sentirle por mi piel…
Tragué saliva y respiré hondo para recomponerme y controlarme.
Llevé mi otra mano hacia su hebilla derecha y lo solté. Esta vez me dejó sujetar su muñeca y acerqué su palma para que sintiera la textura de mi cara.
Dejó de oler mi cuello y empezó a deslizar la punta de sus dedos por mis facciones, examinando mi semblante como si de un ciego se tratase. Acarició mis mejillas y se entretuvo un rato con mis labios. Las besé con dulzura para ver si eso le traía algún recuerdo. Siguió la línea de mi mandíbula y sus dedos se arrastraron por el cuello hasta que también terminaron en mi nuca.
Mi Nessie… susurró, pegando mi rostro al suyo.
Empecé a hiperventilar como una tonta, ni que nunca hubiera rozado su boca.
Sí, Jake, ya estoy aquí le dije con un murmullo roto, en sus labios.
Mi ángel… susurró de nuevo.
No me dio tiempo a contestarle. Una conocida y prodigiosa brisa cálida acarició mi espalda de repente, agitando mi pelo, y comenzó a traspasar mi cuerpo. Sentí cómo esa parte de su espíritu perdido pasaba a través de mis tejidos, órganos y músculos, empapando cada una de mis células con su magia y su energía, y un placer inmenso, infinito, se apoderó de todo mi ser cuando su alma se unió a la mía por un instante. Era lo más parecido a lo que sentía cuando hacíamos el amor. Mis ojos se cerraron, derramando lágrimas al sentirlo, y sus labios fueron testigos directos de mi intenso jadeo.
Jake… suspiré, aferrando mi mano a su pelo húmedo.
Nessie… jadeó él también, en mi boca.
Entonces, su alma soltó a la mía súbitamente y terminó saliendo con rapidez por mi pecho para traspasar el de Jacob.
Su cuerpo se arqueó hacia arriba durante un segundo en el que sus manos soltaron mi nuca para caerse a los lados y tomó aire igual que si hubiera estado ahogándose y ahora pudiera respirar y volvió a descansar en la cama completamente echado.
Se quedó inmóvil y esperé, pero a medida que pasaban los segundos, me fui poniendo más nerviosa. Su pecho se movía arriba y abajo, respiraba con normalidad, y su temperatura parecía estar bajando, ¿por qué no abría los ojos? ¿Acaso no había entrado todo su espíritu? ¿Habría hecho algo mal?
¡Jake! ¡Jake! sollocé, asustada, mientras acariciaba su rostro con inquietud.
Mi corazón saltó de su sitio, desbocado, cuando sus párpados se movieron y, poco a poco, fueron abriéndose hasta que mis adorados ojos negros se encontraron con los míos.
Esos grandes y brillantes ojos negros, penetrantes y dulces al mismo tiempo, que me volvían completamente loca, se quedaron maravillados mirando a los míos durante un instante, en el que mi corazón ya no daba abasto, y después sus labios se curvaron hacia arriba con satisfacción.
Hola, preciosa… murmuró con una sonrisa muy saludable.
Jake…
Una retahíla de emociones y sensaciones indescriptibles y maravillosas invadieron mi pecho y me lancé a sus labios. Nos besamos con una pasión desmedida, casi exagerada, moviendo nuestros labios con un entusiasmo rayano en la locura mientras nos aferrábamos el uno al otro por el pelo para que no hubiera ni un átomo entre nosotros. La energía fluyó a nuestro alrededor con aires renovados y más fuerte que nunca. Mis mariposas y nuestras lágrimas dieron libertad a sus emociones y salieron al exterior, rebosantes de felicidad.

Jacob estaba vivo, su espíritu estaba completo y había purificado su cuerpo. Ya estaba totalmente sano. Ahora nadie ni nada nos separaría jamás, ni siquiera la muerte podría hacerlo. Nuestras almas siempre estarían juntas, unidas por nuestro enorme vínculo, en este mundo o en el más allá. Toda la eternidad.


ETERNIDAD

Entonces, ¿os gustaron los butacones? preguntó Alice con unos ojos muy abiertos que esperaban una respuesta positiva.
Claro, son muy anchos, perfectos para…
Jake cerró su sonriente pico en cuanto le pellizqué en el brazo.
Sí, muchas gracias, Alice seguí yo. Es justo lo que buscábamos para ese rincón de la chimenea.
De nada. Espero que los disfrutéis y me guiñó el ojo como si ya supiese de qué iba el asunto.
Mi cara sufrió un baño de sangre y mi padre suspiró con resignación.
Se hizo un silencio bastante incómodo en el que la brisa de primeros de septiembre aprovechó para hacerse de notar y agitó las hojas de los árboles de los alrededores del límite fronterizo de La Push.
Bueno, así que os vais la semana que viene intervino Carlisle, sonriente, para iniciar otra conversación. Por fin utilizaréis los vales y os vais de luna de miel.
afirmó Jake con alegría manifiesta, girando el rostro para mirarme, antes de que Nessie empiece las clases. Y también queríamos aprovechar para celebrar su cumpleaños de una manera especial.
Le sonreí abiertamente y apreté el amarre de su mano. Menudo cumpleaños iba a pasar, y ya tenía el mejor regalo del mundo.
¿Y adónde vais? quiso saber.
A la isla de Santa Lucía reveló Jake. Bueno, en realidad, a un islote que está a unas cuantas millas más allá. Emmett sabe dónde está y le dedicó una sonrisita cómplice al mencionado.
Es un sitio solitario y paradisíaco en el nos perdemos Rose y yo de vez en cuando explicó Em con una sonrisa de oreja a oreja mientras observaba a su novia de reojo, que le dio un codazo, riéndose con vergüenza. La única casa que hay allí es nuestra, así que pensamos que, como vosotros les pagabais el viaje como regalo de boda, nosotros podíamos regalarles el alojamiento.
Qué buena idea observó Carlisle con agrado. Así que el Caribe, ¿eh?
Sí, nos apetecía ir a un sitio cálido y soleado, y como Emmett y Rosalie se empeñaron en hacernos ese regalo y conocían ese sitio declaró mi novio. Además, tengo que enseñarle a Nessie a nadar. Es un poco bochornoso que no sepa, cuando va a vivir al lado de una playa bromeó.
Muy gracioso le contesté con retintín, aunque era cierto.
Ya verás qué pronto aprendes allí, sobre todo cuando los tiburones vayan a por ti y tengas que salir corriendo del agua siguió, mofándose.
¿Tibu… tiburones? espeté, asustada.
¿No lo sabías? Las aguas caribeñas están infestadas de tiburones afirmó con su sonrisa burlona. Abrí los ojos como platos. Pero no te preocupes, yo los agarraré por la cola y los lanzaré mar adentro para que no te rocen dijo, gesticulando con el brazo suelto como si estuviera haciéndolo. O también puedo interponerme, total, si me muerden, me curaré en dos segundos… mi rostro palideció y Jake alzó la mano hacia su barbilla, pensativo. Aunque, bueno, si me arrancan una pierna o algo…
¡No! No nos meteremos en el agua sentencié con temor.
Jacob se empezó a carcajear.
¡Era una broma! se rio. Fruncí mi ceño al principio, pero terminé contagiándome por su risa y le pegué un tortazo en el brazo, mordiéndome el labio, sonriente. Hay tiburones, pero no son como los de las películas, son pequeños me aclaró, más serio, y no son una plaga como las medusas. Tendremos suerte si vemos uno o dos.
Mejor si no los vemos.
No te preocupes, preciosa me calmó, sonriente. El único que te va a comer es tu lobo feroz y abalanzó su boca a mi cuello para morderme en broma.
¡Jake! intenté regañarle, aunque la risa que me producían sus cosquillas le quitó intención.
Le aparté la cara, empujándole la cabeza hacia atrás, y Jacob se despegó, carcajeándose. Me puse roja como un tomate cuando vi a toda mi familia observándonos sonrientes. Después de lo mal que lo habíamos pasado con mi secuestro y con el coma de Jacob, a todos les gustaba vernos así de bien, sobre todo a Alice, que ya no sufría más jaquecas. Bueno, excepto a mi padre, que también estaba feliz por nosotros, desde luego, pero, por supuesto, ahora mismo podía más su censura por todo esto de la luna de miel y estaba un poco molesto.
Allí no tendréis problemas, estaréis a solas todo el día. Tenéis todo el islote para vosotros solos, para hacer lo que queráis dijo Emmett en un tono pícaro, dirigiendo su mirada de igual intención a mí. Mis mejillas volvieron a encenderse un poco, pero Jake sonrió de felicidad sin cortarse un pelo. Mi padre, en cambio, se dedicó a mirar a un lado con el ceño tan fruncido que casi le tapaba los ojos. La única compañía que tendréis será un barco que va todas las mañanas, provisto de abastecimiento y personal de servicio que se encargará del mantenimiento de la casa y la cocina, pero este solamente estará un par de horas y se marchará.
No pude evitar que mi labio se elevara. Todo el vello se me ponía de punta solamente con imaginarlo. Tan solo pensar en esos maravillosos quince días disfrutando de un islote para nosotros solos, de esa casa, de sus aguas caribeñas, de su playa de arena blanca… Sí, esa arena blanca resaltaría aún más sobre la hermosa piel india de Jacob, envolviendo su cuerpo sublime y perfecto... Las imágenes de aquel arrebato de pasión en la playa de La Push, en nuestra primera cita de verdad, vinieron a mi cabeza sin remedio y mi cerebro empezó a montar su película él solo. Esta vez, la espuma de las olas de esas aguas tan cálidas acariciaba nuestra piel desnuda bajo la luz de la luna, acompañando a las de nuestras manos y nuestros labios, y, esta vez, podríamos terminar lo que habíamos empezado en aquella ocasión…
También tenéis pagada una avioneta privada que os llevará a la isla de Santa Lucía para que podáis visitarla cuando queráis añadió Alice, haciéndome bajar de mi nube perfecta, señalándose a ella y a Jasper toda orgullosa. Dispondréis de ella las veinticuatro horas del día para ir y para volver.
Eso está genial, así iremos de vez en cuando a Santa Lucía, ¿verdad? afirmó Jake, ladeando la cara hacia mí. Hasta podremos ir a cenar algún día y regresar por la noche.
Asentí, aunque para ser sincera, no me habría importado nada si nos tuviéramos que quedar los quince días en el islote sin salir de allí.
La casa está provista de una piscina exterior que parece que se une al mar, otra cubierta, una zona de spa y un jacuzzi continuó Rosalie, haciéndole la competencia a Alice.
Esta le dedicó un mohín y le sacó la lengua.
Oh, es estupendo exclamó Carlisle.
Sí, sí que lo era. Mi cabeza no hacía más que llenarse de imágenes maravillosas… Por la mirada que tenía Jake y su media sonrisa, no me fue difícil deducir que la suya también. Los dos apretamos nuestro amarre, verificándolo.
Sí, ahora solo queda que se casen de una vez refunfuñó mi padre en voz baja.
Ups. No pensar, no pensar.
Edward… le regañó mi madre con un cuchicheo, meneando su mano.
Disfrutar de la luna de miel antes de celebrar la boda, ¿dónde se vio? masculló entre dientes, como protesta.
Luego, murmuró algo ininteligible que solamente entendió mamá y yo miré a Jake de reojo.
Fue idea nuestra, Edward le recordó Carlisle.
Papá volvió a farfullar algo que no se entendió.
Bueno, también podían ir a visitar Europa, ¿no? añadió, irritado. Hay muchos sitios que ver, y para una vez que salen de aquí…
Edward, tienen muchos años para viajar nos defendió mamá, riñéndolo un poco por su actitud. Y este viaje tiene que ser mágico e inolvidable para ellos.
Sin duda, iba a serlo.
Y la boca de mi padre se llenó de nuevo de palabras no legibles.
En fin resopló acto seguido, nosotros no os daremos nuestro regalo de boda hasta que no haya boda recalcó.
Mi madre puso los ojos en blanco.
Me parece bien aceptó Jake.
Espero tener que empezar a buscar el Ferrari pronto insinuó papá, tirándoselas a Jacob.
¿El Ferrari? los ojos de mi novio se abrieron como platos.
Pude percibir cómo el labio de mi padre se elevaba un milímetro con un poco de astucia pícara. Mamá se cruzó de brazos y le miró boquiabierta, con enfado.
Le he estado echando el ojo a unos cuantos modelos exclusivos, por Internet, pero ya veo que tendré que esperar para comprártelo, así que no miraré más, de momento matizó, otra vez con insinuación.
¿Estás intentando comprarme con un Ferrari? se rio Jake.
Exclusivo reiteró mi progenitor.
Es muy tentador… Jacob dejó la frase en el aire, pero no, gracias. Me gusta mucho mi Golf terminó, sonriendo.
¿Prefieres una Harley?
―¡Edward Cullen! ―le regañó mamá, dándole un manotazo en el brazo.
―Tranquilo, tío, nos casaremos ―aseguró Jacob.
―Sí, dentro de un siglo… ―farfulló mi padre con disgusto.
Tenemos que irnos, o perderemos el avión advirtió Jasper.
Todos los semblantes que antes estaban alegres quitando el de mi padre, claro se transformaron rápidamente.
Sí, es cierto murmuró mi madre con una cara tan triste, que casi le llegaba al suelo.
Bueno, no empecéis, ¿vale? se quejó Jake. Nosotros no nos vamos a mover de aquí, y podéis venir a Forks cuando queráis. ¡Pues vaya un problema que tenéis vosotros! chistó.
Jacob tiene razón secundó Jasper. No hagamos un drama de esto.
Sí, será lo mejor aceptó mi madre.
Ya sé que es una tontería, porque sería imposible que os pasara algo, pero llamad cuando lleguéis, ¿vale? les dije.
Vale, mamá bromeó ella con una risilla.
Le sonreí con los ojos en blanco y me cogió por la mano para estrecharme con fuerza entre sus brazos.
Te quiero susurró con la voz rota.
Y yo a ti le contesté de igual modo. Te voy a echar mucho de menos.
Me separó, cogiéndome por los hombros para mirarme.
Eso lo dudo llevó sus ojos hacia Jacob, sonriendo, y luego los volvió hacia mí. Te quiero más que a mi vida, no lo olvides nunca repitió con un murmullo y los ojos vidriosos. Yo sí que te voy a echar mucho de menos.
Y yo también sollocé, abrazándola con fuerza.
Me había propuesto no llorar, al menos delante de mis padres para que no les costase más el dejarme aquí, pero el abrazo impetuoso de mi madre, contrastado con su estado emocional frágil y vulnerable, me contagió e hizo desbordar mis lágrimas sin remedio.
Nuestro abrazo se prolongó durante un buen rato, hasta que me separé un poco para hablarle.
No os preocupéis por mí, ¿vale? Aquí seré muy feliz le dije.
Lo sé me sonrió. Y nosotros somos felices por eso.
Le correspondí la sonrisa y le puse la mano en la cara para que mis padres vieran todo lo que sentía por ellos ya que papá también podía verlo, más la infinita felicidad que sentía por quedarme con Jacob.
Yo siento exactamente lo mismo declaró cuando terminé.
Volvió a sonreír con sus ojos colmados de alegría y me apretó en otro abrazo. Nos dimos un beso en la mejilla la una a la otra y nos separamos para que pudiera abrazar a mi padre.
Así lo hice.
Yo también te quiero me recordó, secándome las lágrimas con el dorso de su mano fría y pétrea pero tierna a la vez. Bueno, por muy disgustado que esté ahora, tengo que admitir que te dejo en buenas manos y que me voy tranquilo añadió con un cuchicheo tan bajo, que me costó escucharlo hasta a mí, pero atrévete a decirle eso ya, hija.
Me sorprendí un poco al escuchar esto último y mi mano se fue al bolsillo de mi chaqueta instantáneamente. No sé por qué me extrañaba, él podía verlo todo, cómo no iba a saber eso.
Gracias, papá le besé en la mejilla. Te quiero y me desprendí de sus brazos para no agrandar más el enorme y frágil nudo de mi garganta.
La frontera quileute se llenó de abrazos y mensajes de despedida un poco más desenfadados y alegres que nos dieron un respiro.
No dudéis en llamarme cuando necesitéis de mis servicios le recordó Carlisle a Jake, después de abrazarse.
Sí, lo sé. Gracias, Doc.
Emmett se acercó a Jacob rápidamente con una enorme sonrisa.
Llámame de vez en cuando, ¿de acuerdo? le dijo.
Sí, y tú procura no cazar ningún lobo por allí bromeó Jake.
Descuida. Seguro que vería tu tierna carita y no podría  se rio.
Ja, ja articuló Jake con retintín. Luego, cambió el rostro a uno un poco más serio. Bueno, tío. Gracias por todo.
Se dieron un abrazo de esos que se dan los chicos, con palmada en la espalda incluida, y Rose hasta le dio un beso en la mejilla, eso sí, con sus respectivos:
Luego me lavaré la boca, chucho.
Ya, bien que te ha gustado, rubia.
Y Rosalie no pudo evitar que se le escapara una risilla.
Mi madre se quedó frente a Jake, mirándole visiblemente afectada por su separación.
Anda, ven aquí y Jacob estiró su mano para atraerla hacia sus brazos.
Ella le rodeó con los suyos con fuerza y hundió el rostro en su pecho para sollozar. Sus dedos se aferraron con tanto ímpetu a la espalda de Jake, que casi parecía que se los estaba clavando. Él también estaba triste, sus ojos se humedecieron, aunque lo asumió con entereza y las lágrimas no llegaron a desbordarse. Mi padre bajó la mirada al suelo y aguantó estoicamente, pero yo no era tan altruista. Mi cabeza casi podía hacer un cóctel con la de sentimientos mezclados que albergaba. Aunque sabía que era su momento de despedida y que era muy egoísta por mi parte, no podía evitar sentirme un poco incómoda, después de todo, ella todavía no se había olvidado de él del todo debido a esa turbación que padecía. Sin embargo, tampoco me molestaba, Jacob siempre había sido su mejor amigo y yo respetaba eso. Habían estado muchos años juntos y ahora tenían que separarse. Eso me apenaba mucho y hacía que comprendiera perfectamente todos los sentimientos que tenían que estar pasando por la mente de ambos en estos momentos.
Ay, Bella, me estás espachurrando se quejó Jake finalmente cuando ella volvió a apretar su torso con sus brazos.
Oh, perdona se disculpó mamá, algo avergonzada, separándose un poco de él.
No importa sonrió.
Te echaré mucho de menos musitó mi madre con un hilo de voz.
Venga, que no os marcháis a Marte, ni nada de eso la animó. Nos veremos más de lo que crees. Y nosotros también iremos a veros alguna vez.
Mi madre sonrió y lo abrazó de nuevo.
Te quiero, Jake.
Y yo a ti, Bells.
Siempre serás mi mejor amigo sollozó.
Jacob la despegó con delicadeza, sujetándola por los brazos, y le dio un beso muy dulce en la mejilla que mi madre sintió en lo más profundo de su ser e intentó retener cerrando los ojos. Cuando los abrió, se quedó un instante mirándole y le acarició la mejilla.
Adiós, Jake susurró sin apenas voz.
Supe, sin ninguna duda, que ese adiós era otro tipo de despedida. Una despedida simbólica para siempre. Mi padre y yo nos miramos, ambos con una chispa de alivio en las pupilas. Eso nos hizo gracia a los dos y nos reímos entre dientes. Por fin, mi madre se separó de mi chico para colocarse junto a papá.
Cuida bien de Renesmee le dijo, casi parecía una orden.
Eso ni lo dudes le contestó él, mirándome sonriente mientras entrelazaba sus dedos con los míos para aferrar mi mano.
Le sonreí, apreté su mano y me dio un beso corto en los labios.
Bueno, Jacob. Por fin me voy a librar de ti manifestó mi padre con una sonrisa de satisfacción enorme, dándole una palmada en el brazo.
Lo mismo digo le contestó este con otra sonrisa mayor, pasándome el brazo por los hombros.
La boca de mi padre bajó de sopetón para adoptar una expresión de resignación.
Acuérdate de mandarme las fotos de vuestra casa por correo electrónico me recordó Alice por enésima vez, dándonos otro abrazo más a los dos.
Que sííííí respondí, alargando la sílaba con una risilla.
Llamadnos cuando os metáis en algún lío siguió Jake, todo sonriente, volviendo a coger mi mano. Ya sabéis que siempre podéis contar con nosotros para una buena pelea.
Esperemos que eso no pase más respondió mi madre, riéndose.
Tenemos que irnos reiteró Jasper, que ya estaba sosteniendo la puerta del Jeep de Emmett con un pie dentro.
asintió mamá. Se notaba que ya había pasado el mal trago de las despedidas, incluida la de Charlie, y que ahora estaba mucho más tranquila. Bueno, os llamaremos cuando lleguemos anunció mientras nos dábamos un último abrazo corto y un beso en la mejilla.
Hasta pronto se despidió papá, con lo mismo. Vendremos antes del Día de Acción de Gracias.
Vendremos a haceros una visita cuando regreséis de vuestro viaje de novios le corrigió mamá. Ya que no podemos estar juntos el día de tu cumpleaños, al menos queremos darte los regalos en persona.
Era una sorpresa… protestó mi padre.
Lo siento, pero no pude contenerme… se defendió ella, juntando las manos para pedir perdón.
Papá suspiró con una sonrisa mientras negaba con la cabeza.
Genial, así nosotros también te daremos los nuestros.
Eso espero bromeó de camino al vehículo. ¡Entonces, esto es un hasta luego!
¡Sí, hasta luego! contesté, sonriendo. ¡Llamadnos al llegar!
Mi familia comenzó a repartirse por los coches. Em, Rosalie, Jasper y Alice se subieron al Jeep del primero y los demás se repartieron en el Volkswagen marrón metálico de mi padre. Mamá se asomó por su ventanilla para lanzarnos besos, toda sonriente, mientras el vehículo arrancaba y comenzaba a moverse.
¡Estudia mucho! le grité.
¡Lo mismo digo! voceó ella. ¡Vendremos para ver esas notas!
Y nos despedimos con la mano, sonriéndonos, a la vez que los dos vehículos corrían por la carretera de La Push. Se alejaron a toda velocidad y los perdimos de vista cuando pasaron la curva.
Me quedé quieta, en silencio, observando la calzada vacía con mil sentimientos encontrados revoloteando por mi pecho. Hasta que unos brazos cálidos y fuertes me rodearon la cintura por detrás y Jake me arrimó a su cuerpo. Entonces, las únicas que revolotearon fueron el millón de mariposas de mi estómago.
¿Estás bien? me preguntó, preocupado.
¿Que si estaba bien?
Me giré y rodeé su cuello con mis brazos.
Les echaré de menos, claro. Pero soy la mujer más feliz del mundo, porque me quedo con la persona más maravillosa del universo afirmé con convicción.
No. La persona más maravillosa del universo se queda conmigo invirtió. Y yo soy el hombre más afortunado del mundo.
Nos sonreímos y nuestros labios se unieron para besarse con dulzura durante unos segundos. Los despegamos y nos quedamos alelados, con las frentes pegadas.
¿Adónde te apetece ir? inquirió él al final.
A casa le respondí con una enorme sonrisa.
Qué bien sonaba. Por fin.
A casa aprobó, sonriendo con complacencia.
Nos dimos otro beso, me tomó de la mano y empezamos a caminar, internándonos en la frondosidad arbórea.
Mientras paseábamos tranquilamente, arropados por los relajantes sonidos típicos del bosque, me acordé de una cosa. Teníamos planeada una cena al aire libre en el amplio jardín de nuestra casa para agradecer a toda la manada su enorme ayuda en la rehabilitación. Las obras se habían paralizado desde mi secuestro y no habían sido reanudadas hasta que Jacob se había despertado del coma hacía un mes. Estos últimos treinta días habían sido una locura. Mi familia se tenía que marchar en septiembre, ya que las clases de mis padres en la universidad de Alaska empezaban a mediados, y la casa tenía que estar lista para estas fechas. Alice me fue de gran ayuda para la elección del mobiliario. Aparte de su gusto, el cual no se podía negar, se conocía al dedillo todas las tiendas de Forks, Port Angeles, Seattle y alrededores. Eso me ahorró muchísimo tiempo. Además, me dejó escoger a mí todos los muebles aunque más bien era porque no podía mangonear por la casa y se tenía que fiar de mis gustos, solamente se dedicó a asesorarme de vez en cuando, cosa que agradecí, y nos había regalado esos butacones a los que yo había echado el ojo hacía tiempo. Todos los chicos de la manada se habían empleado a fondo en la restauración de nuestra casa. Al día siguiente del despertar de Jacob, ya estaban todos trabajando, turnándose y relevándose en las distintas tareas; y estaban tan contentos y tan orgullosos de su Gran Lobo y jefe de la tribu, que le hicieron hasta el garaje. Entre la terminación de la reforma y la decoración posterior, no habíamos tenido tiempo para nosotros. Este era el primer paseo a solas que dábamos en todo este tiempo. Eso sí, nuestra casa había quedado preciosa. Mi casita de cuento había quedado de cuento de verdad. Incluso Rachel, Emily y el resto de las prometidas de los chicos nos habían regalado plantas y flores para que las pusiéramos en las ventanas, nos habían dado utensilios y menaje de cocina y nos habían hecho las cortinas. Nosotros queríamos agradecerles todo ese esfuerzo con esa multitudinaria barbacoa en el prado delantero de la vivienda, pero había un detalle que no quería pasar por alto. Tenía que organizarme bien para que todos estuvieran contentos.
¿Sam y Emily van a venir a la cena de inauguración de mañana con los niños? interrogué.
Creo que sí, ¿por?
Bueno, es que había pensado hacerles una especie de menú infantil con algún juguete y eso, ya que Quil, Embry y tú os encargáis de la barbacoa…
Buena idea, no se me había ocurrido.
Me alegro tanto por Emily y Sam.
Sí, es genial que no tengan que extirparle el pecho secundó él.
Emily me ha dicho que en cuanto se recupere, irán a por el tercero revelé. No van a parar hasta que tengan una niña.
Pues, como se descuiden, van a tener una manada completa, porque al paso que van con tanto niño… se rio.
Entonces, giró el rostro y se quedó un rato observándome fijamente mientras caminábamos entre los árboles.
¿Qué pasa? quise saber, un poco ruborizada por su penetrante mirada.
No, nada y volvió la vista al frente, alzando el brazo para tocar una rama alta. Solamente estaba pensando en cosas mías, eso es todo.
¿En qué? inquirí, sonriéndole.
Me preguntaba… Bueno, me estaba imaginando cómo estarías embarazada confesó con timidez.
Los colores se me subieron al rostro rápidamente.
Pues, gorda respondí para quitarle importancia.
Jacob se rio y se colocó detrás de mí.
Estarías preciosa me susurró al oído, acariciando mi vientre sin dejar de caminar.
Jake… le regañé con una risilla.
Ya no sabía si las mariposas que volaban a nuestro alrededor eran reales o eran las que se habían escapado de mi estómago.
Mi tensión arterial subió cuando entrelazó sus dedos con los míos, cruzó nuestros brazos para pegarme a él y comenzó a besarme en la sien.
―Estarías realmente preciosa ―volvió a cuchichear.
¿Es que quieres que tengamos un hijo ya? interrogué en broma con un murmullo, que era lo único que me salía.
Sus pies se pararon, obligando a los míos a hacer lo mismo, y ambos ladeamos la cara para vernos los rostros.
¿Tú? me preguntó.
Sus intensos ojos se clavaron expectantes en los míos y mis insectos volvieron a hacer de las suyas.
Lo cierto es que, por apetecer, no podía negar que sí que me apetecía llevar un hijo suyo en mi vientre. Algunas veces, a mi mente se le había escapado algún pensamiento fugaz a ese respecto.  Nuestro bebé… Un niño moreno que fuese igual que él, con sus ojos grandes, negros y brillantes, con esa tez cobriza, aunque un poco clareada por la mezcla de la mía, y su hermoso rostro… Pero dentro de unos cuantos años. Todavía no me veía preparada para tener un hijo. Hace poco más de un año era una niña, hacía unos meses que acababa de salir de mi adolescencia y ahora que por fin se había estancado mi crecimiento, primero quería disfrutar bien de Jake a solas.
Quiero tener hijos contigo, pero ahora es muy pronto. Todavía soy demasiado egoísta. Prefiero esperar y disfrutar de ti a solas unos cuantos años más admití, acariciando sus brazos.
Sí, yo también lo prefiero, la verdad convino con una amplia sonrisa mientras iniciaba la marcha de nuevo. Además, antes tendrás que terminar tus estudios, y todavía somos muy jóvenes, tenemos muchos años por delante para tener los críos que queramos. Aunque tengo que reconocer que si ahora me dijeras que estás embarazada, no me disgustaría nada confesó. Me encantaría tener una preciosa niña que se pareciera a ti y me dio un beso en la mejilla.
Afortunadamente, estoy tomando medidas para que eso no pase y no es el caso, pero si lo estuviera, sería mejor un niño opiné. Las niñas, en nuestro caso, dan muchos problemas en el embarazo. Mira mi madre, la pobre entonces, me dio un escalofrío al darme cuenta de algo en lo que nunca me había parado a pensar. ¿Y si a mí me pasa igual que a ella? la voz me salió tan helada como se había quedado mi cerebro. ¿Y si me hiciera las mismas barbaridades que yo le hice a mi madre?
Jacob soltó mi cintura y me cogió de la mano para caminar a mi lado.
Eso no pasará afirmó con seguridad. No te preocupes.
No lo sabemos, Jake.
Yo sí. Le pregunté a Carlisle un día y me lo explicó declaró, sonriente.
¿Le preguntaste a Carlisle? inquirí, sorprendida. ¿Cuándo?
Un día, ¿qué más da? cogió un palo largo del suelo y empezó a dar golpecitos en los troncos según caminábamos. El caso es que me dijo que tú no tendrías ningún problema en el embarazo. Bella era humana cuando te llevaba en su vientre. Su organismo no estaba preparado físicamente para un embarazo así. Pero tú eres un semivampiro, como lo será nuestra niña.
¿Nuestra niña? me reí. Ya hablas como si la fuéramos a tener.
Sí, nuestra niña sonrió, dando otro golpecito con su palo. Tu cuerpo está perfectamente preparado para soportar un embarazo como ese, ya que tú eres tan fuerte como lo sería ella y puedes alimentarte de sangre sin problemas, que es lo que nuestro bebé necesitaría siguió. No pude evitar soltar una risilla al ver su cara de felicidad mientras se imaginaba la escena. Tendrías un embarazo normal, aunque mucho más corto. En lo único en lo que nos tendríamos que fijar es en tu barriga. Si vemos que en una semana ya tienes tripita y que crece rápidamente, sabremos que es una niña; y si es un embarazo a un ritmo humano, será un niño. Una niña son todo ventajas, piénsalo, en unas pocas semanas, ya la tendríamos en los brazos.
¡Jake! me reí, dándole un manotazo en el brazo para regañarle.
Que sí, que sí, dentro de unos años se rio él también, clavando su bastón improvisado en la tierra para marcar el paso. Primero tendríamos que casarnos y todo eso, ¿no? Y para eso todavía queda.
Mi mano volvió a meterse automáticamente en el bolsillo de mi chaqueta y cogió un tanto dubitativa lo que había guardado en él hacía dos semanas. Recordé las palabras de mi padre: atrévete a decirle eso ya, hija. Sí, tenía que atreverme de una vez. Tragué saliva y respiré hondo.
Jake… le llamé, parándome.
Sus pies se vieron sorprendidos por mi parón en seco y cuando quisieron darse cuenta y se detuvieron, su mano tiró un poco de la mía. Giró medio cuerpo para mirarme.
Dime.
Yo…
¿Qué pasa? preguntó, extrañado por mi rostro lleno de nerviosismo, a la vez que se giraba del todo y se ponía frente a mí para estudiármelo.
Apreté el contenido de mi bolsillo, tragué saliva y respiré bien hondo otra vez para soltarlo todo lo más relajada posible.
He… pensado mucho mientras estabas en coma volví a tragar saliva. Cuando creía que estabas… muerto, yo me sentía como una viuda, para mí lo estaba de verdad sus atentas pupilas me ponían más nerviosa, así que mis piernas iniciaron una marcha de un lado a otro y las palabras comenzaron a atropellarse en mi boca, peleándose por salir todas a la vez. Sé que es una tontería, porque ya vamos a vivir juntos y es como si lo estuviéramos, pero también es una tontería no hacerlo, por esa misma razón.
Jake me sujetó por el brazo para que parase de una vez y se acercó a mí, clavándome su intensa e hipnotizante mirada.
¿Qué me intentas decir? interrogó, llevando la mano que no portaba el palo a mi cintura.
Mi corazón latía tan deprisa, que estaba a punto de salírseme por la boca. No entendía por qué estaba tan nerviosa. Tomé aire de nuevo y me lancé a la piscina de cabeza.
Te quiero, tú eres lo más importante y especial para mí, lo eres todo: mi mejor amigo, mi compañero, mi alma gemela, el amor de mi vida… empecé a hablar con determinación. Sé que no tenemos prisa por casarnos, porque nuestro vínculo ya es muy fuerte, y sé que te pareceré muy cursi y ñoña rodeé su cuello con mis brazos y acerqué mi frente a la suya con vehemencia, pero tengo que reconocer que yo me muero por ser tu mujer ya, Jake, lo deseo con todas mis fuerzas el palo se le cayó al suelo y su rostro se iluminó como si el mío refulgiera y le reflejara. Quiero llevar tu apellido lo antes posible, que todo el mundo sepa que soy tu mujer y tú mi marido, quiero entregarme a ti del todo, quiero ser tuya del todo.
Nessie… sonrió.
Se lanzó a mis labios con tanto entusiasmo, que me costó un triunfo volver en mí cuando los despegó al cabo de un rato.
¡Nessie! se carcajeó después, elevándome por el aire y dando vueltas.
Su risa me contagió y nos reímos un rato de esa guisa hasta que me dejó en el suelo.
Entonces, ¿tú también quieres? le pregunté, contenta.
¿Estás de broma? Fui yo quien te lo pidió, ¿recuerdas? ¿Cómo no voy a querer? sus ojos se pararon un segundo para estudiar los míos. ¿Era eso? ¿Creías que yo no quería todavía? se rio y pegó su rostro al mío con animosidad. Nena, si fuera por mí, me casaba contigo ahora mismo.
Bueno, yo había pensado en hacerlo después de mi graduación manifesté, sonriéndole. Helen y las gemelas ya van a alucinar cuando les cuente que vivo contigo. Aunque aparente veinte, se supone que todavía tengo diecisiete años, ¿recuerdas? No me puedo casar hasta los dieciocho.
Después de la graduación estará bien susurró, premiando a mi boca con dos besos dulces, muy dulces. Un momento, ¿y la universidad?
¿Hay alguna ley que prohíba estar casada para ir a la universidad? ironicé.
No, supongo que no se rio.
Además, había pensado en sacarme una carrera de esas a distancia desde casa. Si voy a la universidad, tendría que desplazarme todos los días a otra ciudad y perdería mucho tiempo.
Yo te enseñaré a conducir y te sacarás el carné enseguida me dijo. Aquí vas a necesitarlo. Y arreglaremos algún coche para ti, no quiero que tengas que depender de mí para todo. Así podrás salir con tus amigas de compras o lo que sea cuando quieras, y también podrás ir a la universidad. Aunque yo te llevaré y te iré a buscar todos los días, si quieres.
Sí, cielo, eso ya lo sé le sonreí y le di un beso corto. Pero no es por eso. Prefiero sacarme una carrera desde casa. Quiero estar contigo todo el tiempo que pueda, y con la universidad estaría supeditada a horarios fijos que me tendrían muchas horas ocupada empecé a explicar. Con la carrera a distancia no tendré horarios, podré estudiar a mi manera las horas que yo quiera y cuando quiera, y aunque tarde más tiempo en sacármela, no me importa. Tengo muchos años por delante para sacarme las carreras que quiera, no tengo ninguna prisa, al fin y al cabo, voy a trabajar contigo cuando montes tu taller.
Pero tú querías ir al instituto para no ser una niña de cristal, como tú decías. Querías vivir tu adolescencia como otra chica normal, sin tener que estar encerrada en casa rebatió. No quiero que te sacrifiques por mi culpa y te pierdas la experiencia de ir a la universidad. Yo no pude ir, solamente pude graduarme en el instituto, pero tú sí puedes. Y a lo mejor el día de mañana prefieres trabajar en algo que te guste más que la mecánica.
Con estos dos años de instituto me es suficiente, ya no me siento como una niña de cristal. He hecho amigas, he asistido a las clases, he conocido a profesores raros… Eso es lo que quería vivir y lo he vivido argumenté. Y la mecánica me encanta, me encanta trabajar contigo en tu garaje, es lo que más me gusta del mundo y es lo que quiero hacer. No me pierdo nada por tu culpa, tú me lo das todo. Ahora quiero vivir esto afirmé, poniendo la mano sobre su corazón y el mío, y quiero vivirlo para siempre. No quiero perderme ni un minuto más de mi vida sin ti.
Nessie… murmuró, sonriendo con dulzura.
Me besó y me estrechó entre sus brazos con fuerza durante un buen rato. Se estaba tan bien ahí, solamente me faltaba ronronear…
Me muero de ganas de que llegue tu graduación declaró, separándose un poco de mí para mirarme sonriente. Tendremos que empezar a avisar a todo el mundo para darles la noticia.
Mañana en la barbacoa se va a armar una buena cuando lo digamos manifesté del mismo modo. Y ya verás cuando llamemos a mi familia y se entere Alice. Si ya se emocionó montando esa fiesta de despedida la semana pasada, no quiero ni pensar cómo será mi despedida de soltera me reí.
Espero que no se pase demasiado bromeó.
No te preocupes, no creo que pierda el tiempo llevándome a un club de streeptees masculino, viendo lo que ya tengo delante… levanté un poco su camiseta y sonreí con satisfacción.
Pues a mí mucho menos metió el dedo por el escote de mi camiseta de tirantes para abrirlo y mirar el interior―. Sí, son impresionantes pensó en voz alta con su sonrisa torcida.
¡Jake! le regañé con las mejillas sonrojadas, apartándole la cara mientras me reía.
¡Has empezado tú! se defendió entre risas, levantando las manos.
Idiota y enganché su cuello con mis brazos otra vez para darle un beso.
Jacob se rio y me sujetó por la cintura.
Ahora entiendo esa insistencia de tu padre. Ya había escaneado tu mente y, como tú no te atrevías a decirme que querías casarte ya, intentó apretarme a mí para que me lanzara. Bueno suspiró con alegría, ahora se pondrá muy contento, pero yo lo estaré más cuando me regale esa Harley el próximo verano y sonrió de oreja a oreja, mirando al infinito, seguramente imaginándose subido en ella.
Me reí y me acordé de una cosa.
Hablando de regalos metí la mano en el bolsillo de mi chaqueta. Tengo uno para ti.
¿Más? me sonrió.
Le correspondí la sonrisa y saqué la mano con la cinta de cuero.
Toma aparté una de sus manos de mi cintura para extendérsela y se la deposité en la palma. No sabía si dártela, por eso no la he envuelto admití, un poco colorada.
¿La has hecho… para mí? preguntó con un murmullo, mirándola detenidamente.
Sí, se notaba muchísimo. Podía verse perfectamente dónde me había confundido con el horrendo trenzado de las cuatro finas fibras de cuero, que había pretendido apretado para que fuera lo más delgado y fuerte posible y me había quedado más bien flojo y chungo.
Billy intentó enseñarme, pero, como verás, aunque sea mitad vampiro trenzar no es lo mío confesé, ruborizada. Eso sí, se lo pasó muy bien a mi costa Jacob empezó a recorrer la delgada cinta de cuero, acariciándola con su dedo índice. Está fatal, lo sé, pero quería regalarte algo que simbolizara lo mismo que mi pulsera… mi voz se aflojó cuando alzó los ojos con rapidez y se encontraron con los míos y…, como no puedes llevar pulseras, ni anillos, ni nada…, pensé en la cinta de cuero de tu tobillo… Pero si no te gusta, no tienes por qué llevarla… Reconozco que es muy cutre…
Sus brazos me estrecharon con fuerza y mi mejilla se vio pegada a su pecho en un parpadeo.
Me encanta susurró, algo emocionado. Es perfecta afirmó. Aflojó un poco su abrazo y clavó sus pupilas centelleantes en las mías. Es perfecta porque la has hecho tú y por todo lo que simboliza. No me la quitaré nunca.
Nos sonreímos y nos fundimos en un beso, que no lo fue, pero que me pareció más corto de lo que quisiera. Tuve que obligarme a respirar cuando las mariposas ya volaban demasiado alocadas. Mi corazón palpitaba con furor, hacía más de dos meses que no estábamos juntos, a solas quitando aquella vez que Billy tenía reunión con el Consejo y teníamos su casa para nosotros toda la mañana de ese domingo, pero nos había interrumpido el siempre oportuno de Seth, aunque había sido por un buen motivo y hoy era el primer día de nuestra nueva vida, en nuestra casa, donde por fin podríamos disfrutar de intimidad, estaríamos a solas todo el tiempo que quisiéramos…
Es del mismo color que tu pelo… se percató, alzando la cinta trenzada para compararla con mi cabello. Sus palabras me hicieron descender al planeta Tierra. ¿Cómo has hecho para encontrar el color exacto? No tuvo que ser fácil, tu pelo tiene un color muy particular.
Bueno, recorriéndome todas las tiendas de La Push habidas y por haber suspiré. Brenda conocía algunas en Port Angeles, pero a mí me hacía ilusión que el cuero fuera de aquí, así que insistí y al final di con una tiendita muy pequeña que tenía las fibras así de finas y de ese color.
Me encanta repitió con una sonrisa enorme, mirándola otra vez. Voy a ponérmela ahora mismo y se agachó.
Se quitó su vieja cinta de cuero negra, la guardó en el bolsillo de su pantalón y se puso mi cutre cinta trenzada, haciéndole un nudo marinero de esos que se aprietan solamente con tirar de uno de los extremos y se aflojan de igual modo.
Guay, y además es más larga alabó desde abajo.
Como ahora eres un lobo más grande y tus patas son más anchas…
Genial, porque la otra me quedaba demasiado apretada dijo, ya incorporándose. Luego, me cogió por la cintura y me pegó a su cuerpo. Las alas de mi estómago se agitaron de nuevo. Has acertado de pleno con esta cinta de compromiso bautizó.
Llevé mis brazos a su cuello y me arrimé más a él.
Se lo tendré que decir a las otras chicas, a lo mejor empieza aquí otra tradición aventuré, sonriente.
Puede ser. Es muy buena idea aprobó con una sonrisa. Seguro que a los demás les gusta.
Solo espero que a ellas se les dé mejor que a mí señalé, riéndome.
Para ser la primera que haces, no está tan mal aseguró.
Bueno, esta no es mágica, ni nada.
Sí, sí que lo es contradijo, acercando su rostro al mío. Tus manos la han trenzado…
Mi pecho comenzó a palpitar ansioso en cuanto su dulce y abrasador aliento acarició mis labios con fervor.
Te quiero conseguí susurrar cuando sus labios rozaron a los míos.
Te quiero murmuró él también, juntándolos del todo.
Nuestras bocas comenzaron a moverse con efusividad, a la vez que mis manos se perdían por su nuca y su pelo y las suyas se metían por debajo de mi camiseta para acariciar mi espalda con entusiasmo.
Ya empezaba a estar en el cielo, pero esa energía hechizante que emanaba de nosotros me elevaba aún más.
Jacob bajó el movimiento impetuoso de sus labios para poder hablar.
¿Qué te parece si encendemos la chimenea y estrenamos uno de esos butacones que nos regaló Alice? susurró, deslizando después su labio inferior por los míos.
Mientras le besaba muy despacio, coloqué mi mano en su mejilla y le mostré las fantasías que mi cabeza ya empezaba a proyectar en las que aparecía esa alfombra tan mullida y cómoda que habíamos puesto frente a la chimenea.
Podemos estrenar… las dos cosas… sugirió, sonriente, entre beso y beso.
Le demostré lo mucho que me encantaría intercalando mis maravillosas fantasías entre el butacón y la alfombra, junto al fuego de la leña.
Nena, podías hacer esto más a menudo…
Su ardiente boca y su abrasador aliento comenzaron a reptar por mi cuello con excitación y mis pulmones pasaron a suspirar audiblemente con cada estremecimiento. Mi mente le mostró ella sola otras imágenes en la enorme cama de nuestro dormitorio.
Eso por la noche… susurró con ansia, subiendo por mi mandíbula y volviendo a mis labios.
Me cogió en brazos sin dejar de besarme y empezó a caminar con diligencia.
Seguí tocándole el rostro con mi palma, confesándole una multitud de fantasías que tenía escondidas en lo más recóndito de mi cerebro.
Sus labios se encendieron un poco más durante un instante y los soltó para hablar otra vez.
Tranquila, pequeña… volvió a acariciar mi boca con su labio inferior, tenemos una vida muy larga para estrenar cada rincón de la casa y sus ardientes labios regresaron a los míos para besarlos con una pasión y un deseo tan tórridos, que podían prender fuego hasta al mismísimo bosque, mientras mi mano se unía a la otra y se volvían tan locas como mis mariposas y mi corazón, moviéndose por su nuca y su pelo con ardor.
Nuestra preciosa y alegre casita roja apareció tras los árboles que daban a la fachada posterior y Jacob aceleró. Los traspasó con rapidez, dio la vuelta a la casa y, sin dejar de besarnos en ningún momento, abrió la puerta, la empujó de costado y me llevó al interior, cerrando con el pie a nuestras espaldas, de un portazo.
Sí, teníamos muchos, muchos años felices por delante para disfrutar de nuestro amor infinito y nuestro fuerte y mágico vínculo en esta vida. Y después de eso, la eternidad esperaba a nuestras almas para que la vivieran con la misma intensidad y siempre estuvieran juntas, moviéndose como dos constelaciones unidas e inseparables.
La leña de la chimenea no fue lo único que empezó a arder en el saloncito de nuestra casa.
Toda la eternidad…


CONTINUARÁ*…

* Continuará en NUEVA ERA I. PROFECÍA. Disponible gratuitamente en Bubok.es.

La Saga Despertar al completo está disponible en Bubok.es. (DESPERTAR - NUEVA ERA I. PROFECÍA – NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte – NUEVA ERA II. COMIENZO 2ª Parte).
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Podéis descargar el libro completo totalmente gratis aquí, donde también encontraréis los enlaces de la continuación de Despertar (Nueva Era I. Profecía y Nueva Era II. Comienzo):  

http://www.bubok.es/libros/217299/DESPERTAR-Continuacion-de-Amanecer-saga-Crepusculo-18

También podéis leer un anticipo de mi nueva saga Los Cuatro Puntos Cardinalesy, aunque no tiene nada que ver con Crepúsculo, también está llena de romanticismo, aventuras, acción, magia... El primer libro ya está publicado y será GRATUITO hasta la publicación de Sur, libro que se encuentra en proceso y que saldrá a finales de mayo o primeros de junio. El primer libro de mi nueva saga se llama NORTE. Tenéis toda la información aquí:




Adelanto del primer capítulo de NORTE:

http://jacobnessie.blogspot.com.es/2013/01/adelanto-de-los4pc.html

Para enteraros de las últimas novedades del blog, podéis ir a la Página Principal o pinchar aquí ;)




¡¡¡Espero que os animéis a uniros al otro lado, mis guerreros!!!






43 comentarios:

  1. Me encanto todo!!!!! Eres realmente excelente escribiendo te felicito =D

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  2. Hola, soy JACOB&NESSIE!

    Muchisimas gracias XDD!!!!! Me alegro mucho de que te gustase!!!
    Ahora te invito a que leas "Nueva Era", jaja ;)
    UN BESAZO!!

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  3. Ok, Taaam, simplemente quiero decir que me lei, todo el libro,
    me hizo llorar, reir y querer pegarles a los protagonistas para que entendieran cosas logicas,
    como cuando neess se alejo de Jake, ocuando bella se le tiró a Jake .l.
    Cosas así, bueno tambien me hizo llorar con partes como la del secuestro despúes cuando la
    encuentra y le dice que le prometa que vivirá. oh cuando ness despierta y ella piensa que Jake esta muerto.
    Tambien hay partes increibles como cuando Jake acepta que es el Gran Lobo.
    Oh cuando Jake en esa misma parte le muestra a Aro solo lo que él quiere que vean.
    Cuando Marco habla O: eso si es un milagro.
    Y que se cree "esa" Jane cuando ve a Jake así? Que no sabía que tiene novia?
    (Ok, si pregunta tonta lógico que si, peero igual no debería, hay que respetar)
    Oh tambien hay partes de logica como cuando Seth y Brenda se impriman
    (no se si lo escribi bien :S ) que está excelente *-*
    Bueno tambien que Jake espantara a esas "sangüijuelas" fue muy divertido C:
    Y la parte donde Eleazar no entendío que Jake quería estar solo y se puso a hablar con el y lo dejó
    más intrigado respecto a su "Don Espiritual"
    Y tambien que Ness pudiera salvar a Jake, eso casi me rompe el corazón.
    Lo lamento por comentar antes pero es que resulta que tu historia me atrapo y quería leerla toda, por
    eso me la lei como en 2 o 3 días, pero simplemente me encanto.
    Si Nueva Era está en el blog la leere C:
    Bueno se despide muy cordialmente de vos, Nats*-*

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  4. Dios!!! Cuanto daria por estar en el cuerpo de Renesmee!! Tia, que me puse a llorar cuando pense que Jacob habia muerto!! Pero me encanta la pareja que hace mejor que Edward y Bella! Chica, eres granciosa! :-)

    Angie Cullen, Inglaterra

    "Love is only way"

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  5. Tamara, wow!!!, no tengo palabras para describirte todas las emociones que despertaste en mi a través de este libro titulado "despertar" es verdaderamente asombrosa tu capacidad de escritura, ya que dejas bastante claras las ideas, tiempo , espacio en general, cuando descubrí este blog y comencé a leer el primer capitulo, " niña de cristal" debo reconocer que me hice adicta, ya comenzando me era bastante difícil poder detenerme para realizar mis deberes :p llegaba al trabajo y comenzaba a leer, terminaba mi jornada laboral y sólo me despegaba de tú historia el tiempo que duraba el camino a casa... Lo haces de maravilla!
    Me provocaste, risas, inquietudes, dudas, llantos, entre otros ( Debo reconocer que lloré como bebe cuando pensé que mi amado Jake moría :/)
    Bueno, hablando de la historia en si, amo a Jacob, quede boquiabierta con el doloroso episodio que vivía Bella al pasar por ésta espiral como la llamaba ella,ya que, no recuerdo el término correcto utilizado por Edward, el personaje que pese a su poca aparición llamo mi atención fue Brenda, ya que, la personalidad que demostró cuando se conocieron con Nessie a la que terminó definiendola era bastante distinta, me gusto, debido a que obviamente ella y Ness tendrán un lazo más fuerte que con las otras chicas, debido a que comparten el mismo mundo mágico y místicico al Brenda ya comenzó a formar parte por el hecho de que Seth se haya imprimado de ella.Recuerdo cuando fueron a esa fiesta en la playa a la cual la invitó Ness con el único propósito de distraerla y obviamente esperando a que conociera a alguien, uno de los chicos Quileute que llamase su atención y así por fin dejará de tener interés en Jake, sin siquiera sospechar que la magia de la imprimaión actuaria esa noche y danzaría alrededor de Seth y la anteriormente mencionada.
    Todo, absolutamente todo en esta historia fue maravilloso, comenzando por el echo de que Jacos fuese el nuevo " gran lobo", la aclaración y pronta explicación que tuvo que dar a Nessie cuando el idiota de Nahuel le conto que Jake estaba imprimado de ella, la aparición de ese horrible licántropo el cúal estaba obsecionado con Ness, cuando Ness se enteró que Jake había estado enamorado de su madre, ( nuevamente por la bocota del idiota de Nahuel)Su increible primer beso en la boda de Paul y Rachel, el terrible tiempo que estuvieron separados, cuando por fin estuvieron juntos como debía ser desde un principio,su asombrosa primera vez, la espera a la llegada de la visita de los Vulturis, la revelación ante los ojos de todos cuando Jake por fin acepto que era el nuevo " gran lobo" y el genial final que me acabo de leer, aún siento los ojos irritados por el llanto que tuve cuando pense que Jake moria y bueno también debido a la emoción que provocó en mi cuando éste desperto gracias a la soloa presencia de Nessie en su habiatación (L)... la envidio, de verdad que la envidio, que ganas de ser ella.
    Me encantó todo en general, lo haces maravilloso!
    Bueno sin molestarte más me despido, para poder comenzar a leer el siguiente libro de esta maravillosa historia de la cual estoy completamente agarrada!
    Te deseo éxito en todos tus futuros proyectos, un abrazo cariñoso y como tu dices... lametones! :)
    MARIA JOSE P.... CHILE :)

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    1. Hola, Maria Jose!!!!

      Guau, no tengo palabras para describir lo que tu comentario ha producido en mí =º) Muchas gracias por esas preciosidades que me pones, cada palabra, cada frase, me ha llegado al alma, te lo juro =º) Que hayas puesto cada parte del libro me ha hecho muy feliz, no te imaginas lo que me ha emocionado, te estoy muy agradecida. Solamente puedo darte las gracias por haberme dado una oportunidad y haberme leído, me hace mucha ilusión tener nuevos lectores, pero cuando veo que mi libro les ha gustado tanto, es muy importante para mí =)

      Espero que los siguientes libros sigan gustándote igual, o si no, con que te gusten la mitad me conformo ^^

      Lametones para ti también, jaja!!!!

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  6. Tamara:

    Tengo que agradecerte por compartir este maravilloso libro, hace mucho qu no me apriciono el deseo de leer tanto y con tantas ganas, demeterme tanto en una historia y desear tanto estar dentro de ella. Me enacanto desde el primer capitulo hasta el ultimo, me enocione con todo lo que le paso a Nessie, cada esecena lo decribiste tn bien que esas sensacioneseran tan reales, eso casi besos, esos besos, esos suspiros, esa primera vez fue impactante. Llore cuando pense que Jacob habia muerto, me senti tan triste y abatida comoNessie. Me enconato tambien laimprimacion de Seth, fue increible. Todo el libro me encandto. Por eso queria pedirte un gran favor, vivo en Bolivia en la ciudad de La Paz, y me encantaria poder comprar tus libros (despertar, Neva Era y otros), pero los he buscado aqui y no hay. Podrias mandarmelos en PDF o decirme como y donde adquirirlos? tambien me gustaria escribirte a tu maiL o saber si tienes algun sitio donde se pueda chatear contigo. bueno, mi correo es pris_july@yahoo.es.
    Solo me queda pedirte que me consteste por favor, y agradecerte por el increible libro que me dejaste leer. Voy a empezar el segundo Nueva Era, me imagino que sera tan bueno como Despertar. Un beso enorme. Prisci

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    1. Hola, Priscila P!!!

      Muchísimas gracias por tu comentario, guau, me has dejado emocionada y todo *-* Muchas gracias por esas cosas tan bonitas que me has puesto, me siento muy halagada. También me encanta que hayas sentido todas las emociones, porque te aseguro que escribí los libros con toda mi alma, yo misma sentía lo que sentían Nessie y Jake, así que el que vosotros también lo sintáis y os metáis en la historia me hace muy feliz =º) Sobre los libros, son totalmente gratuítos, ya que los personajes no son míos (la mayoría), así que no puedo comerciar con ellos ^^ , pero los mando sin cobrar nada. Ya te los acabo de enviar, espero que te lleguen sin problemas y que los guardes con cariño, ¿eh? jeje. Bueno, y nada más, que muchas gracias por darme una oportunidad y leerme. Espero que Nueva Era también te guste. Muchos saludos a Bolivia y a toda su gente maravillosa!!

      Lametones para ti!!!

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  7. acabo de terminar el libro, estuvo increíble, tienes mucho talento, anímate a escribir uno con personajes e historia propia, y cuando lo hagas avísame, pues me gustaría leerlo.. eres muy buena y se que tendrás muchos Éxitos... gracias por la historia me encanto :)

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    1. Hola, Ma Lourdes!!

      Ya vi tu mensaje en el bloque 1, también, pero te contesto aquí, ¿vale? ;)

      Muchísimas gracias por darme una oportunidad y leerme, me encanta tener nuevos lectores!! Muchas gracias por tus palabras, me hace muy feliz que te haya gustado tanto, y me siento muy halagada. Gracias!!! Después de Despertar, está Nueva Era, es su continuación ;) Está colgada íntegramente en el blog, por si quieres leerla, sólo tienes que pinchar en "página principal" y verás que abajo hay una lista con todos los capítulos ;)

      Sobre escribir un libro propio, ya lo estoy haciendo =P Estoy escribiendo una saga. Se llama Los Cuatro Puntos Cardinales, y constará de 4 libros: Norte, Sur, Este y Oeste. Norte ya lo he terminado y estoy a punto de publicarlo en una editorial de autoedición, pero ahora estoy esperando a terminar todos los trámites que lleva la publicación de un libro ^^ Bueno, aquí te dejo toda la información que he colgado en el blog, ¿vale? ;) Los links están por orden de aparición ;)

      http://jacobnessie.blogspot.com.es/2012/03/resumen-de-los-cuatro-puntos-cardinales.html

      http://jacobnessie.blogspot.com.es/2012/04/datos-sobre-los4pc.html

      http://jacobnessie.blogspot.com.es/2012/08/los-cuatro-puntos-cardinales.html

      http://jacobnessie.blogspot.com.es/2012/09/retraso-en-la-publicacion.html

      http://jacobnessie.blogspot.com.es/2012/11/hola-sigo-aqui-xdd.html

      En fin, espero que si lees Nueva Era, también te guste. Muchas gracias por darme una oportunidad, y también por tu apoyo!!

      Lametones!!!

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    2. claro que lo haré. y me da mucha alegría saber que ya empezaste tu propia saga.... me muero por LEERLA :)... apuesto que sera muy buena, gracias también por enviarme los libros, eres super amable, muchos Éxitos... yo se que tienes un gran futuro por delante... bendiciones y de nuevo gracias por compartir tu talento :)

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  8. Wooooow chica realmente tienes talento
    me encanta leer y tu libro se qedo en mi top 1º
    Sigue escribiendo qe aqui tienes una lectora fiel ;)

    Pd: muchas amigas me estan pidiendo tu libro
    me lo podrias enviar como PDF ??

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  9. Hola, Sofia!!!!

    Lo primero, muchísimas gracias por leerme y darme una oportunidad, me hace muy pero que muy feliz tener nuevos lectores!!! Muchas gracias también por tus halagos, me animas un montón =º) Sobre los pdf, pues claro que te los envío, cómo no. Sólo tienes que dejarme aquí tu email y yo te los envío enseguida ;) Si no quieres dejarlo aquí, envíamelo a mi correo: tgp7904@hotmail.com ;) Lo único que os pido a ti y a tus amigas es que seáis responsables con los libros y no se los paséis a cualquiera, ¿vale? ;) Es que con el tema del plagio ya estoy un poco escaldada ^^

    Lametones para ti!!!

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  10. Hola, solo quería decirte que nunca pense encontrar una persona con tanto talento, es indescriptible el sentimiento que tengo por haber leido un libro tan maravilloso, nunca dejes de escribir, por ahora yo seguiré con los otros dos, me los podrías enviar? los tres porfavor, mira este es mi correo: lalie-j-005@hotmail.com

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    1. Hola, Laura!!

      Guau, pero qué cosas tan bonitas me dices!! =º) No te imaginas lo feliz que me hace tener nuevos lectores y lo inmensamente halagada que me siento cuando gusta tanto y leo cosas como estas!! Eres un cielo, en serio =) Te aseguro que escribí estos libros poniendo mi alma en cada línea, y que la gente sienta lo mismo al leerlos, me hace muy, muy feliz =º) Muchas gracias por darme una oportunidad y leerme, de verdad.

      Ya te envié los libros ;) Espero que te lleguen bien y que los guardes con cariño, ¿eh? jejeje.

      Lametones para ti!!!

      PD. Por cierto, me encanta el gato de tu avatar, es precioso!!!

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    2. Hola,me encantan tus libros y me gusta como te expresas y escribes el primer libro me lo leí en tan poco tiempo que me sorprendí hasta yo te pido por favor que me mandes los demás por favor,muchas gracias

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  11. Támara: me encanto tu libro ,me parecido muyyyy hermoso hasta he llorado en la parte en que reneesme cree que Jacob ha muerto porfa quisiera saber cuando subirás el libro de nueva era:3 me gustaría mucho que lo hicieras lo espero con ansias ;)

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    1. ¡Hola, Rebeca!

      Lo primero, muchas gracias por darme una oportunidad y leerme!!! Me hace mucha ilusión tener lectores nuevos =º) Y muchas gracias por tu hermoso comentario!!!

      Pues Nueva Era ya está publicado en el blog al completo! Tienes que pinchar en donde pone "Página principal", en el mismo menú donde aparecen estos 7 bloques de Despertar. Allí, si bajas verás que aparece una lista con todos los capítulos ;) Es un poco engorroso, pero era la única forma de poner un índice xDD Cuando leas un capítulo, sólo tienes que pinchar en "Entrada más reciente", abajo del todo, a la izquierda, y así irás pasando de capi en capi, ¿de acuerdo? ;)

      Espero haberte ayudado ;)

      Lametones para ti!!!

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  12. guaooo k fantastiko estan tus libroos no me canso de leerloss eres geniall sigue asi y io seguire leyendo las continuacioness cdte ..........

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    1. Muchas gracias, Lvis!!!! Me siento muy halagada, espero que la continuación también te guste ;)

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  13. Increible tu libro me ha enganchado a mas no poder. Es impresionante la creatividad cn la k has seguido la novela original me tiene super enganchada, y me encantaria poder leer la saga sin necesidad de conectarme a internet xk n el metro no puedo leerlo,jeje. Me encanta la historia y seguire leyendo los siguientes libros, son geniales. Mis mas sinceras felicitaciones y animo a seguir publicando un bsote muy fuerte desde Madrid :-)

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    1. Hola, Gala!!

      Muchísimas gracias por leerme y darme una oportunidad!!! Muchas gracias por tu comentario, me siento muy halagada y me hace mucha ilusión tener nuevos lectores!!! Si quieres leer los libros sin tener que conectarte, puedo enviártelos totalmente gratis ;) Solamente tendrías que dejarme tu email ;)

      Lametones!!!

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    2. Muchas gracias a ti, te dejo mi correo para poder llevarlo siempre en la tablet, superyira69@gmail.com, me encantaria poder leer tu continuacion en cualquier momento, soy profesora y te aseguro k escribes increiblemente bien y te aseguro k voy a comprar tu libro, ¿apartir de cuando podemos comprarlo y si lo puedo encontrar en cualquier libreria?
      Mil gracias y por favor nunca dejes de escribir, no sabes lo feliz k puedes hacer a la gente con tus libros y te aseguro k desconectar de la rutina leyendo tu historia no tiene precio.
      Un abrazo muy fuerte desde Madrid:-) :-) :-)

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    3. Muchas gracias a ti por leerme!!! Así que profesora, ¿eh? Guau, qué gran honor para mí!! Muchísimas gracias por esas cosas tan bonitas que me pones, me siento realmente halagada, en serio. Sobre mi nueva saga, te he enviado toda la información a tu email junto con los libros de Despertar ;) De todas formas, si quieres conocer más mi nueva saga, puedes ir a la web de la misma: www.tgp7904.wix.com/los4pc. Allí aparece toda la información ;)
      De momento solamente lo vendo por Internet, en: www.bubok.es/libros/219589/Los-Cuatro-Puntos-Cardinales-Norte , y se puede comprar en ebook, que es mucho más económico, o en libro papel (este ya es más caro). Me haría inmensamente feliz que te animases a comprarlo. Las formas de pago y todo está en la web de la saga, en el apartado "Publicación de Los4PC" ;)

      Y nada más, que muchísimas gracias a ti. Espero que los libros de Despertar te hayan llegado bien y que los guardes con cariño ;)

      Lametones!!!

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  14. He terminado de leer Despertar y me he quedado con sed.
    No es solo tu imaginación la que me esclaviza a seguirte leyendo, sino esa capacidad que posees de fusionarte con la imaginación de "alguien mas" y de darle completa lógica a los sucesos posteriores.

    He leído que envías tus libros en formato PDF por correo, podrías enviármelo también a mi? te enviare correo de mi cuenta personal, prefiero no "ponerlo" aquí.

    Te agradezco todas esas emociones que me has hecho sentir con tus escritos y te animo a sigas dando a luz todo este arte, que tanto se necesita.

    Felicidades por capitalizar tu don.

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    Respuestas
    1. Hola, Marylin!!!

      Guau, qué comentario tan precioso me has escrito!!! *-* Tus palabras sí que llegan al alma, al menos a mí me han llegado. Escribes realmente bien, ¿tú también escribes algo? Lo digo porque te expresas de una forma perfecta!!! Muchísimas gracias por esas cosas tan bonitas que me has puesto, me siento muy, muy halagada, y más viniendo de alguien como tú, que se nota que lee mucho ;)

      Muchas gracias a ti por darme una oportunidad y leerme, y da por hecho que ahora mismo te envío los libros (ya vi tu correo)!!!

      Lametones para ti!!!!

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    2. Marylin, he estado intentando enviarte los libros, pero en todos mis intentos me pone que el envío ha sido fallido. De todas formas, volveré a intentarlo, pero, ¿tendrás otra dirección de correo alternativa donde pueda enviártelos?

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  15. En teoria,escribo; pero nada que ver con lo que tu haces.
    Creo que lo mio es mas bien una "terapia" para sacar lo que por dentro me quema.
    Si tengo otro correo menos "burocratico", te lo enviare porque ansio ya tener tus escritos! Infiero que han fallado quizas por el tamaño o alguna regla ridicula de la empresa para la cual laboro.

    Gracias tambien a ti por tus palabras y esas atenciones que tienes con cada persona que el destino la trae a leerte.

    Estamos en contacto!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sabía yo que escribías ;) Se nota, la verdad, realmente te expresas muy bien. Pues yo te animo a que publiques algo de lo que tengas!!! No sé qué clase de literatura escribes, pero seguro que, sea lo que sea, estará genial.
      Aún no me ha llegado ningún correo tuyo, ¿me lo enviaste ya?
      Las gracias te las doy yo a ti por darme una oportunidad, faltaría más!! =)

      Lametones y ¡¡FELIZ NAVIDAD!!

      PD. sí, espero que sigamos en contacto.

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    2. Feliz Navidad para ti también!!!

      Ya tengo los libros y ya te he contestado, de hecho te pase algo de lo que he escrito, nada que ver con tus obras de arte :P

      Muchas gracias por todo Mujer!

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  16. hola tamm me encanto el libro lo lei todo me parecio divertido y gracuoso me hizo llorar en la parte en que nessiepiensa que jake habia muerto pero superaron todo juntos me dejo una en eseñanza el amor es lo mas grande que hay en el mundo UN BESO GRANDE

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  17. Hola Tamara, te escribo otra vez para felicitarte y agradecerte de nuevo. Te escribi otros comentarios, pero uno no aparece, habra sido un error. Pero no me respondiste ninguno, seguramente no te estaras conectando. Me encanto tu libro, lo amo es uno de mis preferidos. De nuevo te lo digo. No pude parar de leerlo. Me gusta esta historia de Jacob y Renesmee. Y me quede con una incertidumbre que ni te explico cuando vi la ultima pelicula. Queria saber mas sobre su historia. Y como sabia que la escritora no habia escrito nungun libro sobre ellos, realmente trate de despreocuparme y sacarmelo de la cabeza. Y me encuentro con el tuyo. Cuando lo empece a leer, me quede fascinada, no te das una idea de la alegria que me diste, por fin tenia la historia de ellos a la vista. Cobro vida. Es impresionante tu imaginativa, tu creatividad, la forma en que escribis y contas las situaciones, como lo desarrolas de una manera que te sumergis dentro de la historia y te hace sentir todo lo que siente ellos.
    Mis partes preferidas son todas, realmente, pero las que mas me gustan, son las de Jacob y Nessie, uff, xd me hiciste sentir de todo. Por eso te digo sos incrible con lo que generas en el lector. Eso es algo valioso para un escritor. Y vos lo lograte. Lo logras. No te escribo mas xq ya te lo puse bastante en otros comentarios. Pero nunca me voy a cansar de decirlo.
    Y tmb quisiera agradecerte por copartir con nosotros esta maravillosa historia. Ahh, y ya estoy leyendo el siguiente libro Nueva Era. Voy por el capitulo "Vispera" Otro libro mas para elogiarte.
    No creo que haya otra persona en el mundo que pueda haber escrito la historia de ellos mejor que vos, le diste vida. Y cada parte, asi es como yo me la hubiera imaginado, por eso me encanta tmb...
    Te deseo todo lo mejor y mucha suerte. Se que vas a triunfar, por todo lo que te dije antes, lo se. Voy a comprar el libro Norte. Soy de Argentina, ya lo venden aca??...Estuve leyendo la reseña y va a estar muy bueno, seguro, y yo no creo q a seguro se lo hayan llevado preso jejejejej….

    Espero que algún dia leas mis comentarios, aunque no sepas quien soy, pero por lo menos vas a saber que tenes una admiradora.

    Saludos enormeee!!!!

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    1. Hola!!!

      Guau, me he quedado así *.* con tu comentario!!!!! No sé por qué no te he contestado antes, creo que seguramente me dije que te contestaría al día siguiente de verlo y luego esta cabeza loca hizo que se me olvidara... =P Perdóname por eso, soy un desastre...

      Todavía estoy asombrada por tu comentario, ¡¡es precioso!! Muchas gracias por todas las cosas que me has puesto, y también por darme una oportunidad y leer mi libro de Jake y Nessie =) Me alegra saber que ya estás leyendo Nueva Era. Espero y deseo que te guste tanto como Despertar, ya me contarás ;) Muchas gracias por tu apoyo y por ese mensaje de ánimo que me has dejado, realmente consigue su objetivo, me siento más animada!! Me alegro de que te gustasen las partes de Jake Y Nessie, porque te aseguro que escribí esta novela con toda mi alma, dándolo todo en cada párrafo, y que alguien sienta lo mismo que sentía yo mientras lo escribía, me hace la mujer más feliz del mundo!!!! Como autora, eso ya es todo un éxito para mí =) Por cierto, no sé si te has fijado (creo que sí, por lo que me pones de Norte), pero si quieres tener los libros de Jacob y Nessie, tienes el link más arriba, donde te los puedes descargar gratuitamente ;)

      Sobre Norte, muchas gracias también por tu apoyo!!! De momento no me puedo quejar, ya tiene 727 descargas y somos 310 guerreros en Facebook!! No sé para otro autor, pero eso para mí ya es bastante!! Anunciarte que NORTE está de promoción y es GRATUITO hasta que publique Sur ;) (finales de mayo o primeros de junio). Te digo lo mismo que para los libros de Jake y Nessie, tienes toda la información un poco más arriba, por si te interesa ;) Así que si lo quieres tener, aprovecha y descárgalo ^^

      Y nada más. Muchas gracias por todos tus comentarios, y si no te contesté, es porque soy un desastre y seguramente se me pasó =S Pero te agradezco muchísimo que me hayas escrito, no te imaginas cuánto =º) Muchas gracias por todo, eres un sol, como Jake!!!!

      Lametones lobunos para ti!!!!

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  18. Noooo!!! Ya se Acavo no es justo tan bueno q se estaba poniendo la cosa x lo menos termina lo q empezasteis quería ver como les hiba a ir el la luna de miel....
    Bueno me encanto el libro es genial
    Te quiere
    K=D

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  19. Tengo que decirte que me ha encantado tu historia, tienes un talento que debes seguir desarrollando,desde un primer momento me he enganchado y el final SORPRENDENTE.Muchas gracias por haber escrito esto

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  20. a disculpa mi correo no es ese lo lamento es sofiblan@outlook.com e igual depertar era nueva 1 y 2 gracias

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  21. Anthony físicamente se parece a Harry Potter,solo sin la cicatriz :)

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  22. Hola Támara, primero que todo felicidades por tu gran talento y esa fabulosa imaginación.
    Quiero decirte que me ha encantado tu libro DESPERTAR, aunque ya hace tiempo que lo publicaste, lo he visto hace poco buscando en internet a ver si encontraba algo mas sobre Nessie y Jake, y desde el primer día que lo vi, quedé enganchada a él.
    Me ha parecido maravilloso y me encanta esa continuidad que tiene con la saga de S.M.
    Me ha gustado tanto que lo único que hacia en internet era leer "Despertar".
    Mis amigas me decían que estaba obsesionada con el libro, porque una vez que lo empecé a leer no podía parar, y tal vez tenian razón, pero disfrutaba tanto cada párrafo que no me importaba.
    En fin muchas felicidades.!
    Te quiero pedir por favor que me envíes los otros dos libros a mi correo, si es que no hay algún problema desde luego. Emmaurbina_97@hotmail.com y de antemano muchas gracias.!

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    1. Hola, Emma.!

      Lo primero, perdona por tardar tanto en responder, pero entre el trabajo, mi hija de 20 meses, la casa, escribir y demás, no tengo apenas tiempo de nada. Pero, bueno, más vale tarde que nunca, ¿no? ;) Te acabo de enviar los libros a tu correo, espero que te lleguen sin problemas. Qué comentario tan bonito me has dejado. Cuando leo cosas así, como la que me has escrito tú, me siento recompensada y todo el esfuerzo que empleo día a día merece la pena. No puedo hacer otra cosa que darte las gracias y, por supuesto, enviarte los libros como ya he hecho. Gracias por darle una oportunidad a mis historias de Jake y Nessie, me alegro de que te gustaran y los disfrutaras de ese modo. Yo también los viví mientras los escribía. Gracias por tu apoyo.

      Un lametón lobuno para ti.

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  23. Este libro me encanta es la quinta vez q lo leo!!! Saludos desd mexico!!!

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  24. Oooooh descubrí está página de casualidad y me tuvo completamente fascinada al leerlo,escribes tan bien que hasta pude sentir cada emoción de las protagonistas,sencillamente genial,tanto que lo leí todo en 3 días jajaja,me encantaría que me manden los libros por favor,mi correo es jmc_sol1787@hotmail.com

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  25. Eres la mejor enserio me he quedado hasta la madrugada cada día que leía este libro ,eres la mejor enserio , te agradecería mucho saber donde puedo leer la continuación ,muero por leerla,gracias.

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  26. Holaa!! Te vuelvo a escribir. Pdrias enviarme los libros a mi correo? d91.mdq@hotmail.com.ar

    No dejo de leerlos todos los días, sos maravillosa!!!
    Te lo agradezco muchísimo!

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