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jueves, 20 de octubre de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 99: HERIDOS



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NUEVA ERA II. COMIENZO 2ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte").

Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, "Nueva Era I. Profecía" y "Nueva Era II. Comienzo 1ª Parte". Si no, no te enterarás de nada 😏


CAPITULOS:

PARTE DOS: NUEVA ERA

RENESMEE:

77. ACAMPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-77-acampada.html
78. EL LAGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-78-el-lago.html
79. EN MEDIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-79-en-medio.html
80. LICÁNTROPO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-80-licantropo.html
81: DECISIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-81-decision.html
82. CUMPLEAÑOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-82-cumpleanos.html
83. IRRUPCIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-83-irrupcion.html
84. REENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-84-reencuentro.html
85. GRIPE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-85-gripe.html
86. FALLO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-86-fallo.html
87. GIRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-87-giro.html
88. BUENA Y MALA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-88-buena-y-mala.html
89. FELICITACIONES Y PLANES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-89-felicitaciones-y.html
90. APOYO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-90-apoyo.html
91. CARTA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-91-carta.html
92. INTERESES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-92-intereses.html
93. BENEFICIO COLATERAL: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-93-beneficio.html
94. ECOGRAFÍA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-94-ecografia.html
95. FANTASMAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-95-fantasmas.html
96. MANIOBRA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-96-maniobra.html
97. "NO PUEDO": http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-97-no-puedo.html
98. SANGRE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-98-sangre.html


HERIDOS


Todos nos quedamos paralizados durante un par de segundos, excepto Carlisle, que ya estaba acostumbrado a estas situaciones de emergencia.
―Iré a buscar mi maletín ―dijo, ya subiendo las escaleras a toda pastilla.
El mencionado maletín era el que tenía en el dormitorio del ordenador, futura habitación del bebé, para hacerme los reconocimientos diarios, tales como tomarme la tensión y poco más, aunque contenía algunas cosas sanitarias y de primeros auxilios.
―¿Qué ha pasado? ―inquirió mamá, muy preocupada.
―Licántropos ―adelantó mi padre, tensando su semblante marmóreo.
Me dio un escalofrío solo con oír eso, pero me dio otro mayor que congeló mi corazón por un instante al recordar que si uno de esos licántropos mordía a uno de los metamorfos, este no sobreviviría. Y todo sería por mi culpa. Bueno, ya sabía que no era culpa mía directamente, pero si a alguno de mi familia, del aquelarre de Denali o de los lobos le pasaba algo, era por protegerme a mí y al bebé. Eso hacía que tuviera sentimientos encontrados, porque por una parte quería que protegieran a mi hijo, y eso era muy egoísta por mi parte, sí, sin embargo, ¿qué iba a hacer? Era mi hijo, y haría cualquier cosa por él. Pero eso mismo hacía que me sintiera mal, culpable, porque, a la vez, también me tenían que proteger a mí.
―Mierda, vamos ―gruñó Jake, apretando los dientes con furia mientras ya me cogía de la mano y echaba a andar con presteza, tirando de mí. Me dio tiempo a coger mi plumas del perchero, de milagro. Entonces, se percató de algo y detuvo su marcha para girarse hacia mi familia. Aproveché entonces para ponerme el plumas marrón, cubriéndome la cabeza con la capucha, y después volví a amarrar su mano―. Que alguien se quede en casa, puede que sea otra trampa.
―Nos quedaremos nosotros ―se ofreció Ezequiel, que estaba al lado de Teresa―. Si pretenden algún truco, yo les detendré.
―Nosotros también nos quedaremos, por si acaso ―se sumó Jasper, que aferraba la mano de Alice―. Nunca se sabe.
―Vale ―aceptó Jake, ya iniciando la marcha de nuevo―. Gracias, os debo una.
Ezequiel asintió, haciendo una especie de reverencia, Teresa y Alice sonrieron y Jasper alzó la barbilla con ese gesto elegante tan típico de él. Carlisle bajó como un rayo, con su maletín, y llegó hasta el resto de mi familia, que ya estaba siguiendo a Jacob.
Ninguno objetó nada al ver que yo también les acompañaba. Ninguno tenía ninguna duda. Con Jacob a nuestro lado, no había nadie más protegido que el bebé y yo. Mi ángel de la guarda…
―Dime, ¿qué ha pasado? ―le preguntó a Seth.
Jasper, Alice, Ezequiel y Teresa se metieron en casa y mis padres, Carlisle, Esme, Rosalie y Emmett escucharon con suma atención.
―Estábamos vigilando la zona, como siempre, cuando de repente han aparecido esos licántropos ―empezó a explicar Seth con nerviosismo, a la vez que bajaba el peldaño del porche junto a nosotros―. No era un grupo muy numeroso, pero eran muy fuertes, tío, y estaban bien preparados. Salieron de la nada, como una estampida de mamuts, y se nos echaron encima, poco más pudimos hacer que defendernos. Por suerte, no estaban lo bastante organizados y hemos conseguido que se largaran, pero no sabemos si siguen por los alrededores o si piensan volver. Yo me marché pitando de allí para venir a avisarte.
Seguimos caminando con rapidez, dirigiéndonos al bosque que quedaba al lado de la casa.
―¿Han mordido a alguno de los nuestros? ―inquirió Jake.
Mi respiración se detuvo, a la espera de la respuesta. Pasamos los primeros árboles que bordeaban nuestro jardín y comenzamos a internarnos en el boscaje.
―No, nadie ha sido mordido ―contestó Seth, esquivando los abetos rápidamente―. Pero están heridos.
Mi chico respiró, algo aliviado, aunque aún estaba nervioso. Yo también me sentí un poco más tranquila.
―¿Quiénes están heridos? ―quiso saber, usando un tono monocorde, grave.
―Shubael, Isaac y… Leah ―la voz de Seth se quebró al mencionar el nombre de su hermana, cosa que me alarmó un poco, y a Jake también.
―¿Están graves? ―siguió interrogando mi chico.
―No… no lo sé ―respondió su hermano de manada con los nervios todavía a flor de piel―. Tienen varios huesos rotos, no sabría decir. Leah ha sido la peor parada, creo que le han roto algunas costillas.
―Se recuperarán ―le alentó Carlisle, hablándole con confianza para transmitírsela a él.
Seth respiró hondo y asintió.
―Bien. Nessie tú no te separes de mi lado en ningún momento, ¿entendido? ―me pidió Jacob.
―Sí ―asentí.
―Tenemos que darnos más prisa ―apremió Carlisle―. Si tardamos demasiado, los huesos podrían empezar a soldarse inadecuadamente y después tendría que romperlos para recolocarlos. Ya sabes lo doloroso que es eso.
―Sí, creo que algo sé… ―masculló Jacob.
―Tenemos que correr ―dijo Emmett mientras seguíamos medio trotando por el bosque―. Lo mejor es que os transforméis para seguirnos el paso.
―¿Y Nessie? ―objetó mi chico―. Ella no puede correr, no debe hacer esfuerzos. Y, no sé, creo que tampoco debería montarme.
―Estoy embarazada, no enferma ―suspiré.
―Montar sobre ti podría ser peligroso, en efecto ―le ratificó Carlisle, haciendo caso omiso de mi casi queja.
―Yo la llevaré en brazos ―se ofreció Emmett.
Jacob le observó de soslayo, estudiando esa proposición.
―Vale ―aceptó finalmente―. Entonces, nos transformaremos.
Le hizo una señal con la cabeza a Seth, soltó mi mano y ambos quileutes se escondieron detrás de dos troncos gruesos.
Los demás nos detuvimos por un instante.
―Vamos, sobrinita, sube ―me exhortó mi tío con una sonrisa, abriendo los brazos para que lo hiciera.
Esto era un poco humillante, pero qué remedio. Puse los ojos en blanco, suspiré y me arrimé a Em para que me cogiera. Justo cuando lo hizo, Jacob y Seth salieron de su escondite, ya corriendo a cuatro patas, y el resto comenzamos a seguirles.
El gélido viento azotaba mi cara con furia, debido a esa carrera vertiginosa con la que corría mi tío. Intenté mirar al frente para no perder de vista a mi también veloz lobo, sin embargo, era imposible. Las gotas de lluvia que caían de las nubes se acercaban más al hielo y me pinchaban igual que si de miles de alfileres se tratasen, ni siquiera podía mantener los ojos abiertos, dada la fuerza con la que venía el casi granizo, así que no me quedó más remedio que refugiarme en el hombro de Em.
Eso sirvió para que la lluvia no se estrellase contra mi cara, pero el frío ya era tema aparte. Los brazos de Emmett, aunque estaban cubiertos por las mangas de su camisa y me acogían con cariño, no eran cálidos y cómodos como los de Jake, sino gélidos y duros, pétreos, así como su pecho. Ugh, madre mía, era una estatua de hielo, ni siquiera mi mullido plumas conseguía aplacar ese frío que ya empezaba a calar mi cuerpo. Estaba acostumbrada al tacto frío y pétreo de mi familia, por supuesto, y nunca le había dado más importancia, al revés, siempre lo había aceptado sin problemas, sin embargo, mi piel estaba más sensible de lo normal con el embarazo, y ahora, cualquier roce, cualquier cambio de temperatura, lo notaba multiplicado por tres. Y encima, este mes de enero estaba viniendo realmente invernal, hoy mismo ya había nevado un par de veces. Esas pequeñas nevadas no habían sido muy copiosas y apenas habían durado una hora cada una, pero el terreno y los árboles estaban algo cubiertos por una fina capa de nieve. Empecé a tener un frío horrible, tanto, que mi cuerpo ya quería tiritar. No sé si esto no sería peor que si corriera.
―Démonos prisa, Renesmee tiene mucho frío en los brazos de Emmett ―sopló mi padre, mostrándose preocupado por mí.
Aparté mi rostro del congelado hombro de mi tío y conseguí mantener los párpados arriba un par de segundos. Quería mirar a mi padre para reprocharle el chivatazo, pero mis pupilas se encontraron inevitablemente con Jake, que al parecer llevaba corriendo a mi lado todo el tiempo. Esos dos segundos fueron suficientes para ver cómo mi lobo rojizo giraba su cabeza levemente y me miraba con inquietud.
―Estoy bien ―fue lo único que me dio tiempo a decir.
Después, no me quedó más remedio que hundir la cara en esa clavícula de hielo, así que ya no pude ver a Jacob, aunque su gañido ya me indicó que no se lo creía mucho.
―Sí, será mejor que aceleremos ―mi padre respondió a alguna petición mental de Jake.
Y así lo hicieron todos. Mis manos ya estaban agarrotadas en la espalda de Em, pero tuvieron que aferrarse con más fuerza.
―Cómo te gustaría estar ahora en casa, calentita, con tu lobo y la radio puesta, ¿eh? ―se burló Emmett.
Ese fue el único momento en que agradecí ese frío, porque, gracias a eso, mis mejillas pudieron evitar sonrojarse, si bien nadie me veía la cara.
―Ja, ja, muy gracioso ―logré articular con ironía, sin apartar el rostro de su hombro.
Las carcajadas de Emmett retumbaron por todos sitios.
Seguimos corriendo por el bosque durante unos minutos más, en los que mis dedos ya se estaban entumeciendo y mis piernas se estaban quedando tiesas debido a los brazos marmóreos de Em, hasta que, por fin, llegamos al sitio donde se encontraba la manada y nos detuvimos.
Carlisle voló para socorrer a los heridos, empezando por Leah, que estaba tumbada en el terreno, en su forma humana. Se me encogió el corazón al ver su rostro de dolor. No gritaba, pero apretaba los dientes con fuerza, haciendo gala de ese coraje y dureza que la caracterizaba. Uno de los chicos la había cubierto con su camiseta, aunque no se la había puesto, probablemente para no moverla. No me percaté de que había sido Sam hasta que vi que era el único al que le faltaba esa prenda. Este y algunos quileutes más habían dejado su forma lobuna para atender mejor a los heridos. Los inseparables Shubael e Isaac también se encontraban en el suelo, tapados con sus respectivas camisetas, aunque aquejados de otras fracturas óseas. Ambos se dolían de las piernas, uno de la derecha y el otro de la izquierda, pero hasta en eso parecían ponerse de acuerdo. Sam, Jared y Daniel permanecían junto a Leah, mientras que Cheran y Paul lo hacían junto a Isaac y Shubael.
El resto de los lobos que estaban allí seguía en estado de alerta, vigilando por los alrededores, aunque también se encontraban con ellos parte del aquelarre de Denali, como eran Carmen, Kate y Tanya.
Jacob y Seth corrieron para cambiar de fase y Emmett me dejó en el suelo. Insuflé mi aliento caliente en las manos y las froté para que fueran entrando en calor mientras me dirigía con rapidez hacia los heridos, junto al resto de mi familia.
Mamá se quedó a cierta distancia de Leah, ya que seguían sin llevarse demasiado bien. Bueno, en realidad, no se llevaban, porque apenas tenían trato la una con la otra. Sin embargo, a pesar de eso, mamá se mostraba preocupada por su estado. Leah pareció darse cuenta y la miró durante un corto momento, aunque pronto el dolor la hizo concentrarse en otras cosas. Mi padre llegó y se quedó junto a mi madre, para no dejarla sola.
Seth salió disparado hacia su hermana, pero lo primero que hizo Jake al salir de su escondite, ya como humano, fue venir corriendo hacia mí. Me arropó con sus brazos, apretándome con mimo contra su cuerpo calentito, y comenzó a frotarme la espalda.
―¿Mejor? ―me preguntó, dándome un beso en la frente con sus ardientes labios.
¿Qué importaba yo, si había tres personas heridas? Aunque, bueno, ya estaban siendo atendidas. Aun así, no quería que se entretuviese conmigo.
―Sí ―le contesté con apremio, apoyando mi mejilla en su pecho al tiempo que llevaba mis manos a su espalda y las metía por debajo de su camiseta empapada para que se calentasen con el contacto de su piel.
Él estaba calado hasta los huesos, como yo, pero estaba tan caliente… Jacob se respingó un poco con ese primer contacto gélido, un poco, porque mis palmas enseguida empezaron a caldearse.
―Estás empapada ―murmuró, intranquilo.
―No importa, yo estoy bien.
Observé a Leah, Shubael e Isaac, mordiéndome el labio con preocupación, y volví a tener ese sentimiento de culpabilidad.
―Algunos de tus lobos se han ido con Eleazar y Garrett para inspeccionar los alrededores ―le desveló Tanya a Jacob, hablándole con formalidad, como si fuera un jefe militar o algo así. Solo le faltaba terminar las frases con eso de “señor”―. Tenemos toda la zona cubierta.
―Vale, bien ―asintió él en un tono más desenfadado. Luego, se dirigió a Carlisle, que ya estaba atendiendo a Leah―. ¿Cómo están? ―quiso saber, y por el tono de su voz deduje que él también estaba preocupado.
Leah profirió un grito y toda una serie de palabras malsonantes cuando Carlisle le palpó las costillas para examinar su estado. Mis padres, mis tíos y Esme observaban la situación con mucho interés.
―¿Puedes respirar sin dificultad, Leah? ―inquirió mi abuelo.
―Sí ―apenas pudo responder ella, que volvió a apretar la dentadura.
―Bien. Tiene dos costillas rotas, pero ninguna ha alcanzado al pulmón, así que podemos estar tranquilos ―diagnosticó Carlisle, dirigiéndose a Jake y a Seth, que estaba agachado, como mi abuelo, para tenerla más cerca.
Acto seguido, Carlisle voló hacia Shubael e Isaac.
―Te pondrás bien, hermanita ―le murmuró Seth, acariciando su rostro.
―Te recuperarás muy pronto, ya lo verás ―afirmó Sam.
―Vamos, no seáis tan cursis ―les reprendió ella, terminando la frase con ahogo.
―Esta es mi chica dura ―rio Jake.
Todos nos reímos, aunque con una risa apagada, todavía teníamos el susto en el cuerpo. Además, esa risa duró muy poco. Otros dos chillidos, con sus consecuentes palabrotas, hicieron que fijásemos nuestra atención en Shubael e Isaac. Carlisle les estaba examinando las piernas.
Nos acercamos a ellos con presteza ―yo sin despegarme ni un ápice de mi cálido chico― y observamos su situación.
Los dos quileute se encontraban sentados, con las espaldas apoyadas en el tronco de un mismo árbol. Me recordaban un poco a esos soldados que salen en las películas. Esos que son amigos y que terminan los dos heridos, apoyados en alguna roca o árbol, alentándose el uno al otro después de una gran batalla.
―Shubael tiene la pierna rota por tres sitios, e Isaac por dos ―le comunicó Carlisle a Jacob. Los dos metamorfos se miraron y sus muecas y gemidos de dolor aumentaron―. Sin embargo, han tenido suerte. Como ves, no han sido fracturas abiertas, así que no habrá que operar. Eso sí, tanto a Leah como a ellos, tengo que recolocarles los huesos ahora mismo. No tengo tiempo a llevármelos, tendré que hacerlo aquí, sobre todo a Leah, después tendremos que entablillarlos para llevarlos a casa. Allí, ya les inmovilizaré mejor.
―Bien, haz lo que tengas que hacer, Doc ―consintió Jake.
Carlisle asintió y volvió con Leah. Abrió su maletín y sacó una jeringuilla más un frasco de morfina para empezar a trabajar. Respiré, más aliviada, porque no era tan grave como parecía en un principio, aunque continuaba sintiéndome mal por todo esto.
―Jacob, ¿puedo hablar contigo un momento? ―le pidió papá con expresión seria, desde esa lejanía en la que se encontraba con mi madre.
Despegué mi mejilla de su pecho y alcé el rostro para mirar a Jacob. Él también me miró extrañado.
―Claro ―aceptó después.
Ya no tenía frío, así que saqué las manos de su camiseta y me separé de él para dejarle libre. Jake amarró mi mano, ya caliente, y nos acercamos a él.
―¿Qué pasa? ―quiso saber mi chico.
―¿No te parece muy extraño que unos licántropos solo les hayan herido de ese modo? ―insinuó mi padre, hablando con un bajo cuchicheo.
Mamá y yo le miramos sin comprender.
―¿A qué te refieres? ―bisbiseó Jake también, bajando las cejas todavía más.
―Recuerdo lo que te hizo a ti aquel neófito. En fin, ya sé que lo consiguió porque no te dio tiempo a defenderte, pero te rompió los huesos de la mitad del cuerpo solamente con chocar contra ti ―no había estado, no lo había visto, pero solo imaginármelo ya me dejó sin respiración durante un instante. Por supuesto, toda esa historia ya la conocía de sobra. Jake me la había contado hace mucho tiempo, sin embargo, y como me había ocurrido la primera vez que la había oído, siempre me producía la misma reacción―. Un licántropo también es muy fuerte, pero mira lo que les han hecho a tus lobos. A pesar de que eran varios Hijos de la Luna, solo han resultado heridos tres de tus lobos, ninguno ha sido mordido, y sus heridas son fracturas óseas, poco relevante para un metamorfo.
―¿Me estás diciendo que esos licántropos no querían luchar?
―Seth dijo que habían llegado como una estampida y que no estaban organizados ―siguió papá, mirándole con intención.
―Estaban huyendo de algo ―cayó mi chico, sorprendido.
―Eso creo.
―¿De esos magos, tal vez?
―Tal vez.
Los ojos de Jacob bajaron al suelo con inquietud y reflexión.
El chillido de Leah, cuando Carlisle le estaba recolocando las costillas rotas, hicieron que los cuatro nos girásemos hacia ella, angustiados por verla sufrir de ese modo. A pesar de la morfina, cuyo efecto en ella era menor debido a su alta temperatura, estaba pasando lo suyo. Sam y Seth sujetaban sus manos, que apretaban con fuerza, al igual que sus muelas.
―¡Jacob! ―gritó Garrett de pronto, irrumpiendo en escena como una auténtica bala.
Me asusté al ver la urgencia que traía consigo. Mi chico reaccionó y se puso alerta en un latido de corazón, al igual que mis padres y mis tíos, los cuales se encontraban junto a Shubael e Isaac.
―Es Thiago y su grupo ―reveló, hablando con apuro―. Les tenemos acorralados en el límite de la frontera con La Push.
Nos miramos unos a otros e inmediatamente echamos a correr hacia allí, ya siguiendo a Garrett, que también había salido disparado.
Emmett, Rosalie, mis padres y Garrett nos adelantaron, puesto que yo no podía correr muy deprisa, pero no tardamos mucho más que ellos en llegar a esa zona, que no estaba muy alejada de donde se encontraban los heridos.
Cuando llegamos, mi familia ya estaba rodeando a Thiago y compañía, junto con Quil, Embry, Brady, Collin, Rephael, Michael y Eleazar, todos agazapados, en posición de alerta máxima. Los lobos gruñían sin cesar, mostrando sus letales dentaduras hechas para aniquilar vampiros, en cambio, los secuaces de Thiago, y él mismo, mostraban una tranquilidad pasmosa.
Jacob estaba realmente cabreado. Se abrió paso entre Quil y Embry, llevándome de la mano, y se plantó delante de ellos, dejándome detrás de él para cubrirme, por si acaso.
―¿Qué hacéis aquí? ―exigió saber, muy enfadado.
―¿Este es el recibimiento que le dais a vuestros aliados? ―reprochó Thiago, enseñando esa mueca arrogante de siempre.
Los lobos respondieron con unos rugidos más altos.
―Vosotros no sois nuestros aliados ―gruñó mi chico, apretando los dientes con furia―. Esto es una simbiosis obligada, pero la puedo romper cuando me dé la gana, jamás olvides eso―la estúpida sonrisa de Thiago se esfumó al instante―. ¿Tenéis algo que ver vosotros con lo que acaba de pasar en mi bosque?
―Sí ―se chivó mi padre, también rechinando los dientes―. Estaban persiguiendo a los licántropos.
―Eso es información confidencial, además, no hemos entrado en vuestro territorio, así que no tengo por qué deciros nada ―declaró el matón de Aro, alzando el mentón para mirar a mi padre con desdén.
―No me toques las narices, te lo advierto ―Jacob se acercó a él con mucha agresividad, quedándose en un cara a cara―. Tres de mis lobos están heridos por vuestra culpa.
―Jake… ―intenté detenerle, tirando de su mano hacia atrás, pero él estaba muy ofuscado y me fue imposible.
―¿Vas a pegarme llevándola a ella a cuestas? ―se burló Thiago, chulesco.
―No te pases ―le advirtió Emmett.
―No me hace falta ―le respondió Jake, hablando con una seguridad y una ira retenida que ponía los pelos de punta―. Solo tengo que transformarme ahora mismo y aniquilarte con mi poder espiritual. En una milésima de segundo, serías una simple colilla tirada en el suelo. Y tus colegas también.
Se hizo un mutismo lleno de tensión que hizo que incluso la lluvia gélida se notase más.
―Sí, estábamos persiguiendo a esos Hijos de la Luna ―reconoció Thiago, dedicándole una miradita chulesca a mi padre. Después la llevó hacia Jake―. Se nos escaparon a vuestro territorio. Como comprenderás, no podemos entrar, así que no pudimos hacer nada ―explicó escuetamente y sin más.
―Mientes ―protestó papá, enderezándose hacia delante, indignado―. Los condujisteis hasta aquí adrede para que entrasen en el territorio de los lobos. Queríais poner a los metamorfos a prueba, para ver si serían capaces de luchar contra los licántropos, pero vuestro plan falló. Los licántropos no quisieron pelear contra los lobos y se fueron.
―¡¿Querías poner a prueba a mis lobos?! ―gritó Jake, echándose sobre Thiago, lleno de espasmos.
Aun así, su mano no soltaba a la mía, pero la apretaba tanto, que me hacía daño.
―Jake ―le avisé, intentando que me soltara.
Mi padre y Emmett corrieron hacia nosotros y consiguieron separarle un poco de Thiago, aunque tuvieron que tirar de él con fuerza. Mamá también se acercó, pero para procurar que soltara mi mano.
―Jacob, tranquilízate ―le pidió papá, interponiéndose.
―¡¿O lo que querías era que esos licántropos se cargaran a unos cuantos de los nuestros?! ¡Vamos, contesta! ―seguía él, embistiendo hacia delante con furia.
Papá y Emmett volvieron a pararle, pero su mano tiraba de la mía y me hacía más daño.
―Jake ―repetí, alzando la voz un poco para que me oyese mientras continuaba intentando que liberase mis doloridos dedos.
Ese estúpido de Thiago se limitaba a sonreír con esa arrogancia que me sacaba de quicio. Si seguía así, la que iba a arrearle un buen puñetazo iba a ser yo, aunque me rompiese los nudillos.
―Jake, estás haciéndole daño a Renesmee ―le dijo mi madre, hablándole con cierto nerviosismo.
―No va a pasarme nada, mamá ―le tranquilicé.
En ese momento, Jacob reaccionó y pareció volver en sí. Se giró con precipitación, soltando mi mano, y ese rostro bañado de ira y rabia se transformó en uno de preocupación y arrepentimiento total.
Thiago y su grupo aprovechó ese momento de distracción para darse la vuelta. Como si de unos torpedos se tratasen, saltaron hacia arriba y se encaramaron a los árboles, evadiéndose de ese círculo de lobos y vampiros que les rodeaba.
―¡Se escapan! ―voceó Garrett, que ya estaba preparando su salto, junto a Rosalie.
Jake se volvió hacia los matones súbitamente, al tiempo que los lobos corrían hacia los árboles para gruñirles y rugirles desde abajo.
―¡Malditos cobardes! ¡Volved aquí! ―gritó Jacob, otra vez muy enfadado.
―Nos volveremos a ver, Gran Lobo ―afirmó Thiago con esa sonrisa arrogante.
Este y sus secuaces iniciaron su huida y mi familia se dispuso a saltar para perseguirles, pero mi padre les paró.
―¡Dejadles! ―ordenó, haciendo que los lobos también se parasen.
―¡¿Cómo?! ―protestó mi chico, muy indignado.
Pero Thiago y su grupo se perdieron entre las copas de los árboles.

10 comentarios:

  1. ¡Hola a todos! Soy Tamara ^^

    MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS POR SEGUIR AHI, LEYÉNDOME!!!

    Pues ojalá pudiese hacer esa maratón de capis, pero es que no tengo tiempo, las horas del día no son suficientes para mi xDD Entre el trabajo, la familia, amigos, novio, la casa, etc, no tengo mucho tiempo =S Para terminar los capis a tiempo, tengo que levantarme a las 7 de la mañana (que aquí en España es muy temprano xDD), escribir, irme a trabajar, volver al medio día a casa para comer, escribir otro poco en esa horita que me queda, volver a trabajar, salir de trabajar, la casa y escribir por la tarde noche xDD Como véis mi vida está un poco ocupada =S Y los fines de semana los dedico a mi family y a mis amigos, que también hay que cuidarlos ;)Así que creo que eso de la maratón... =S Tal vez un fin de semana intente escribir más, pero a lo sumo me saldrán 2 capis.

    Bueno, guapísimos!!! Lametones para todos!!!

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  2. hola tamara, perdon qeu antes no pude comentar, estuve leyendo todos los capitulos, voy al dia ;) pero no tenia tiempo de responder. Muy buenos estos capitulos, sos una genia! abrazos desde argentina. Leonella

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  3. Hollla Tamara


    No te preocupes tienes toddaaaa la razón , tu es tiempo es injusto muchas veces y quisieramos hacer todo pero es imposible .....yo estoy refeliz que sigas subiendo y te lo agradezco mucho ya que hay personas que por tiempo no escriben más y abandonan las historias........me siento muy feliz que tu no seas asi y nos dediques tu tiempo.........hazlo con calma no vaya hacer que te nos enfermes Tamara-------y tienes razón no descuides tu vida ...pero danos un espacio chiquito por ahy en tu corazoncito..........saludos cuidate mucho y con calma todos esperamos......buenos al menos yop sip........besos y abrazos para todos los chicos de este maravilloso blog:)

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  4. muy lindo capi tamara segui asi ...y si como dijo ini narvel hacelo con calma...bueno este capi el mejor...y vos una gran escritora salu2...y tambien salu2 a todas mis amigas de la distancia...

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  5. Hola tamara:
    muy buen capitulo como siempre,...sabes mientras no dejes de escribir,..para mi asi esta bien ...aunque estemos deceosos de leerte , la espera es grata por que cuando lo hacemos nos regalas unos capitulos BUENIIIISIMMOOOSSSS.....gracias
    elsa

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  6. Muy bueno el capitulo :D! Sigue asi, me pregunto que trataria los Vulturi... Pero bueno tendere que esperar hasta el sabado.

    Un beso

    Lizbeth, Republica Dominicana

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  7. Tammy!

    UFFF BUENISIMO CAP! sabes que me encanta todo lo que escribes, no se de donde sacas tanta imaginación, mi cerebro no podria con eso jajajaja hoy me regañaron porque fue la fiesta de una prima y yo andaba pegada al móvil leyendo el capitulo jajaja pero vale la pena cada regaño, siempre termino de leerlo sonriendo.
    Tengo una pregunta... y Renee? jaja simple curiosidad nada mas,

    besos!
    tu amiga Isabeu Galan :)

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  8. Tama! Muy bueno el capi. Como siempre!

    Hace mucho q no te escribia! solo decir q sigo firme al pie del cañon! xD

    (Y tambien como tu estuve muy ocupada epoca de parciales para mi =()

    Abrazo! Amiga! Gracias de nuevo por compartir tu talento!

    SOL*

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  9. Muchas gracias, Sol!!!
    Muchas gracias por seguir ahí, aunque estés ocupada ;) Me alegra de que te siga gustando la historia!!!

    Lametones!!!

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  10. ¡¡¡¡¡HOOOOO POR DIOS ME VA A DAR UN ATAQUE!!!!!!!!! .¡¡¡¡¡¡QUE EMOCIÓN!!!!.

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