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NUEVA ERA II. COMIENZO 2ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte").
Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, "Nueva Era I. Profecía" y "Nueva Era II. Comienzo 1ª Parte". Si no, no te enterarás de nada 😏
CAPITULOS:
PARTE DOS: NUEVA ERA
RENESMEE:
77. ACAMPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-77-acampada.html
78. EL LAGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-78-el-lago.html
79. EN MEDIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-79-en-medio.html
80. LICÁNTROPO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-80-licantropo.html
81: DECISIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-81-decision.html
82. CUMPLEAÑOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-82-cumpleanos.html
83. IRRUPCIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-83-irrupcion.html
84. REENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-84-reencuentro.html
85. GRIPE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-85-gripe.html
86. FALLO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-86-fallo.html
87. GIRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-87-giro.html
88. BUENA Y MALA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-88-buena-y-mala.html
89. FELICITACIONES Y PLANES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-89-felicitaciones-y.html
90. APOYO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-90-apoyo.html
91. CARTA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-91-carta.html
92. INTERESES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-92-intereses.html
93. BENEFICIO COLATERAL: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-93-beneficio.html
94. ECOGRAFÍA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-94-ecografia.html
95. FANTASMAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-95-fantasmas.html
96. MANIOBRA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-96-maniobra.html
97. "NO PUEDO": http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-97-no-puedo.html
98. SANGRE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-98-sangre.html
HERIDOS
Todos nos quedamos paralizados durante un par de segundos, excepto
Carlisle, que ya estaba acostumbrado a estas situaciones de emergencia.
―Iré a buscar mi maletín
―dijo, ya subiendo las escaleras a toda pastilla.
El mencionado maletín era
el que tenía en el dormitorio del ordenador, futura habitación del bebé, para
hacerme los reconocimientos diarios, tales como tomarme la tensión y poco más,
aunque contenía algunas cosas sanitarias y de primeros auxilios.
―¿Qué ha pasado? ―inquirió
mamá, muy preocupada.
―Licántropos ―adelantó mi
padre, tensando su semblante marmóreo.
Me dio un escalofrío solo
con oír eso, pero me dio otro mayor que congeló mi corazón por un instante al
recordar que si uno de esos licántropos mordía a uno de los metamorfos, este no
sobreviviría. Y todo sería por mi culpa. Bueno, ya sabía que no era culpa mía
directamente, pero si a alguno de mi familia, del aquelarre de Denali o de los
lobos le pasaba algo, era por protegerme a mí y al bebé. Eso hacía que tuviera
sentimientos encontrados, porque por una parte quería que protegieran a mi
hijo, y eso era muy egoísta por mi parte, sí, sin embargo, ¿qué iba a hacer?
Era mi hijo, y haría cualquier cosa por él. Pero eso mismo hacía que me
sintiera mal, culpable, porque, a la vez, también me tenían que proteger a mí.
―Mierda, vamos ―gruñó Jake,
apretando los dientes con furia mientras ya me cogía de la mano y echaba a
andar con presteza, tirando de mí. Me dio tiempo a coger mi plumas del perchero,
de milagro. Entonces, se percató de algo y detuvo su marcha para girarse hacia
mi familia. Aproveché entonces para ponerme el plumas marrón, cubriéndome la
cabeza con la capucha, y después volví a amarrar su mano―. Que alguien se quede
en casa, puede que sea otra trampa.
―Nos quedaremos nosotros
―se ofreció Ezequiel, que estaba al lado de Teresa―. Si pretenden algún truco,
yo les detendré.
―Nosotros también nos
quedaremos, por si acaso ―se sumó Jasper, que aferraba la mano de Alice―. Nunca
se sabe.
―Vale ―aceptó Jake, ya
iniciando la marcha de nuevo―. Gracias, os debo una.
Ezequiel asintió, haciendo
una especie de reverencia, Teresa y Alice sonrieron y Jasper alzó la barbilla
con ese gesto elegante tan típico de él. Carlisle bajó como un rayo, con su
maletín, y llegó hasta el resto de mi familia, que ya estaba siguiendo a Jacob.
Ninguno objetó nada al ver
que yo también les acompañaba. Ninguno tenía ninguna duda. Con Jacob a nuestro
lado, no había nadie más protegido que el bebé y yo. Mi ángel de la guarda…
―Dime, ¿qué ha pasado? ―le
preguntó a Seth.
Jasper, Alice, Ezequiel y
Teresa se metieron en casa y mis padres, Carlisle, Esme, Rosalie y Emmett
escucharon con suma atención.
―Estábamos vigilando la
zona, como siempre, cuando de repente han aparecido esos licántropos ―empezó a
explicar Seth con nerviosismo, a la vez que bajaba el peldaño del porche junto
a nosotros―. No era un grupo muy numeroso, pero eran muy fuertes, tío, y
estaban bien preparados. Salieron de la nada, como una estampida de mamuts, y se
nos echaron encima, poco más pudimos hacer que defendernos. Por suerte, no
estaban lo bastante organizados y hemos conseguido que se largaran, pero no
sabemos si siguen por los alrededores o si piensan volver. Yo me marché pitando
de allí para venir a avisarte.
Seguimos caminando con
rapidez, dirigiéndonos al bosque que quedaba al lado de la casa.
―¿Han mordido a alguno de
los nuestros? ―inquirió Jake.
Mi respiración se detuvo, a
la espera de la respuesta. Pasamos los primeros árboles que bordeaban nuestro
jardín y comenzamos a internarnos en el boscaje.
―No, nadie ha sido mordido
―contestó Seth, esquivando los abetos rápidamente―. Pero están heridos.
Mi chico respiró, algo
aliviado, aunque aún estaba nervioso. Yo también me sentí un poco más
tranquila.
―¿Quiénes están heridos? ―quiso
saber, usando un tono monocorde, grave.
―Shubael, Isaac y… Leah ―la
voz de Seth se quebró al mencionar el nombre de su hermana, cosa que me alarmó
un poco, y a Jake también.
―¿Están graves? ―siguió
interrogando mi chico.
―No… no lo sé ―respondió su
hermano de manada con los nervios todavía a flor de piel―. Tienen varios huesos
rotos, no sabría decir. Leah ha sido la peor parada, creo que le han roto
algunas costillas.
―Se recuperarán ―le alentó
Carlisle, hablándole con confianza para transmitírsela a él.
Seth respiró hondo y
asintió.
―Bien. Nessie tú no te
separes de mi lado en ningún momento, ¿entendido? ―me pidió Jacob.
―Sí ―asentí.
―Tenemos que darnos más
prisa ―apremió Carlisle―. Si tardamos demasiado, los huesos podrían empezar a
soldarse inadecuadamente y después tendría que romperlos para recolocarlos. Ya
sabes lo doloroso que es eso.
―Sí, creo que algo sé…
―masculló Jacob.
―Tenemos que correr ―dijo
Emmett mientras seguíamos medio trotando por el bosque―. Lo mejor es que os
transforméis para seguirnos el paso.
―¿Y Nessie? ―objetó mi
chico―. Ella no puede correr, no debe hacer esfuerzos. Y, no sé, creo que
tampoco debería montarme.
―Estoy embarazada, no
enferma ―suspiré.
―Montar sobre ti podría ser
peligroso, en efecto ―le ratificó Carlisle, haciendo caso omiso de mi casi
queja.
―Yo la llevaré en brazos
―se ofreció Emmett.
Jacob le observó de
soslayo, estudiando esa proposición.
―Vale ―aceptó finalmente―.
Entonces, nos transformaremos.
Le hizo una señal con la
cabeza a Seth, soltó mi mano y ambos quileutes se escondieron detrás de dos
troncos gruesos.
Los demás nos detuvimos por
un instante.
―Vamos, sobrinita, sube ―me
exhortó mi tío con una sonrisa, abriendo los brazos para que lo hiciera.
Esto era un poco
humillante, pero qué remedio. Puse los ojos en blanco, suspiré y me arrimé a Em
para que me cogiera. Justo cuando lo hizo, Jacob y Seth salieron de su
escondite, ya corriendo a cuatro patas, y el resto comenzamos a seguirles.
El gélido viento azotaba mi
cara con furia, debido a esa carrera vertiginosa con la que corría mi tío.
Intenté mirar al frente para no perder de vista a mi también veloz lobo, sin
embargo, era imposible. Las gotas de lluvia que caían de las nubes se acercaban
más al hielo y me pinchaban igual que si de miles de alfileres se tratasen, ni
siquiera podía mantener los ojos abiertos, dada la fuerza con la que venía el
casi granizo, así que no me quedó más remedio que refugiarme en el hombro de
Em.
Eso sirvió para que la
lluvia no se estrellase contra mi cara, pero el frío ya era tema aparte. Los
brazos de Emmett, aunque estaban cubiertos por las mangas de su camisa y me
acogían con cariño, no eran cálidos y cómodos como los de Jake, sino gélidos y
duros, pétreos, así como su pecho. Ugh, madre mía, era una estatua de hielo, ni
siquiera mi mullido plumas conseguía aplacar ese frío que ya empezaba a calar mi
cuerpo. Estaba acostumbrada al tacto frío y pétreo de mi familia, por supuesto,
y nunca le había dado más importancia, al revés, siempre lo había aceptado sin
problemas, sin embargo, mi piel estaba más sensible de lo normal con el
embarazo, y ahora, cualquier roce, cualquier cambio de temperatura, lo notaba
multiplicado por tres. Y encima, este mes de enero estaba viniendo realmente invernal,
hoy mismo ya había nevado un par de veces. Esas pequeñas nevadas no habían sido
muy copiosas y apenas habían durado una hora cada una, pero el terreno y los
árboles estaban algo cubiertos por una fina capa de nieve. Empecé a tener un
frío horrible, tanto, que mi cuerpo ya quería tiritar. No sé si esto no sería
peor que si corriera.
―Démonos prisa, Renesmee
tiene mucho frío en los brazos de Emmett ―sopló mi padre, mostrándose
preocupado por mí.
Aparté mi rostro del
congelado hombro de mi tío y conseguí mantener los párpados arriba un par de
segundos. Quería mirar a mi padre para reprocharle el chivatazo, pero mis pupilas
se encontraron inevitablemente con Jake, que al parecer llevaba corriendo a mi
lado todo el tiempo. Esos dos segundos fueron suficientes para ver cómo mi lobo
rojizo giraba su cabeza levemente y me miraba con inquietud.
―Estoy bien ―fue lo único
que me dio tiempo a decir.
Después, no me quedó más
remedio que hundir la cara en esa clavícula de hielo, así que ya no pude ver a
Jacob, aunque su gañido ya me indicó que no se lo creía mucho.
―Sí, será mejor que
aceleremos ―mi padre respondió a alguna petición mental de Jake.
Y así lo hicieron todos.
Mis manos ya estaban agarrotadas en la espalda de Em, pero tuvieron que
aferrarse con más fuerza.
―Cómo te gustaría estar ahora
en casa, calentita, con tu lobo y la radio puesta, ¿eh? ―se burló Emmett.
Ese fue el único momento en
que agradecí ese frío, porque, gracias a eso, mis mejillas pudieron evitar
sonrojarse, si bien nadie me veía la cara.
―Ja, ja, muy gracioso
―logré articular con ironía, sin apartar el rostro de su hombro.
Las carcajadas de Emmett
retumbaron por todos sitios.
Seguimos corriendo por el
bosque durante unos minutos más, en los que mis dedos ya se estaban
entumeciendo y mis piernas se estaban quedando tiesas debido a los brazos
marmóreos de Em, hasta que, por fin, llegamos al sitio donde se encontraba la
manada y nos detuvimos.
Carlisle voló para socorrer
a los heridos, empezando por Leah, que estaba tumbada en el terreno, en su
forma humana. Se me encogió el corazón al ver su rostro de dolor. No gritaba,
pero apretaba los dientes con fuerza, haciendo gala de ese coraje y dureza que
la caracterizaba. Uno de los chicos la había cubierto con su camiseta, aunque
no se la había puesto, probablemente para no moverla. No me percaté de que
había sido Sam hasta que vi que era el único al que le faltaba esa prenda. Este
y algunos quileutes más habían dejado su forma lobuna para atender mejor a los
heridos. Los inseparables Shubael e Isaac también se encontraban en el suelo,
tapados con sus respectivas camisetas, aunque aquejados de otras fracturas
óseas. Ambos se dolían de las piernas, uno de la derecha y el otro de la izquierda,
pero hasta en eso parecían ponerse de acuerdo. Sam, Jared y Daniel permanecían
junto a Leah, mientras que Cheran y Paul lo hacían junto a Isaac y Shubael.
El resto de los lobos que estaban
allí seguía en estado de alerta, vigilando por los alrededores, aunque también
se encontraban con ellos parte del aquelarre de Denali, como eran Carmen, Kate
y Tanya.
Jacob y Seth corrieron para
cambiar de fase y Emmett me dejó en el suelo. Insuflé mi aliento caliente en
las manos y las froté para que fueran entrando en calor mientras me dirigía con
rapidez hacia los heridos, junto al resto de mi familia.
Mamá se quedó a cierta
distancia de Leah, ya que seguían sin llevarse demasiado bien. Bueno, en
realidad, no se llevaban, porque apenas tenían trato la una con la otra. Sin
embargo, a pesar de eso, mamá se mostraba preocupada por su estado. Leah
pareció darse cuenta y la miró durante un corto momento, aunque pronto el dolor
la hizo concentrarse en otras cosas. Mi padre llegó y se quedó junto a mi
madre, para no dejarla sola.
Seth salió disparado hacia
su hermana, pero lo primero que hizo Jake al salir de su escondite, ya como
humano, fue venir corriendo hacia mí. Me arropó con sus brazos, apretándome con
mimo contra su cuerpo calentito, y comenzó a frotarme la espalda.
―¿Mejor? ―me preguntó,
dándome un beso en la frente con sus ardientes labios.
¿Qué importaba yo, si había
tres personas heridas? Aunque, bueno, ya estaban siendo atendidas. Aun así, no
quería que se entretuviese conmigo.
―Sí ―le contesté con
apremio, apoyando mi mejilla en su pecho al tiempo que llevaba mis manos a su
espalda y las metía por debajo de su camiseta empapada para que se calentasen
con el contacto de su piel.
Él estaba calado hasta los
huesos, como yo, pero estaba tan caliente… Jacob se respingó un poco con ese
primer contacto gélido, un poco, porque mis palmas enseguida empezaron a
caldearse.
―Estás empapada ―murmuró,
intranquilo.
―No importa, yo estoy bien.
Observé a Leah, Shubael e
Isaac, mordiéndome el labio con preocupación, y volví a tener ese sentimiento
de culpabilidad.
―Algunos de tus lobos se
han ido con Eleazar y Garrett para inspeccionar los alrededores ―le desveló
Tanya a Jacob, hablándole con formalidad, como si fuera un jefe militar o algo
así. Solo le faltaba terminar las frases con eso de “señor”―. Tenemos toda la
zona cubierta.
―Vale, bien ―asintió él en
un tono más desenfadado. Luego, se dirigió a Carlisle, que ya estaba atendiendo
a Leah―. ¿Cómo están? ―quiso saber, y por el tono de su voz deduje que él
también estaba preocupado.
Leah profirió un grito y
toda una serie de palabras malsonantes cuando Carlisle le palpó las costillas
para examinar su estado. Mis padres, mis tíos y Esme observaban la situación
con mucho interés.
―¿Puedes respirar sin
dificultad, Leah? ―inquirió mi abuelo.
―Sí ―apenas pudo responder
ella, que volvió a apretar la dentadura.
―Bien. Tiene dos costillas rotas,
pero ninguna ha alcanzado al pulmón, así que podemos estar tranquilos
―diagnosticó Carlisle, dirigiéndose a Jake y a Seth, que estaba agachado, como
mi abuelo, para tenerla más cerca.
Acto seguido, Carlisle voló
hacia Shubael e Isaac.
―Te pondrás bien, hermanita
―le murmuró Seth, acariciando su rostro.
―Te recuperarás muy pronto,
ya lo verás ―afirmó Sam.
―Vamos, no seáis tan cursis
―les reprendió ella, terminando la frase con ahogo.
―Esta es mi chica dura ―rio
Jake.
Todos nos reímos, aunque con
una risa apagada, todavía teníamos el susto en el cuerpo. Además, esa risa duró
muy poco. Otros dos chillidos, con sus consecuentes palabrotas, hicieron que
fijásemos nuestra atención en Shubael e Isaac. Carlisle les estaba examinando
las piernas.
Nos acercamos a ellos con
presteza ―yo sin despegarme ni un ápice de mi cálido chico― y observamos su
situación.
Los dos quileute se
encontraban sentados, con las espaldas apoyadas en el tronco de un mismo árbol.
Me recordaban un poco a esos soldados que salen en las películas. Esos que son
amigos y que terminan los dos heridos, apoyados en alguna roca o árbol,
alentándose el uno al otro después de una gran batalla.
―Shubael tiene la pierna
rota por tres sitios, e Isaac por dos ―le comunicó Carlisle a Jacob. Los dos
metamorfos se miraron y sus muecas y gemidos de dolor aumentaron―. Sin embargo,
han tenido suerte. Como ves, no han sido fracturas abiertas, así que no habrá
que operar. Eso sí, tanto a Leah como a ellos, tengo que recolocarles los
huesos ahora mismo. No tengo tiempo a llevármelos, tendré que hacerlo aquí, sobre
todo a Leah, después tendremos que entablillarlos para llevarlos a casa. Allí,
ya les inmovilizaré mejor.
―Bien, haz lo que tengas
que hacer, Doc ―consintió Jake.
Carlisle asintió y volvió
con Leah. Abrió su maletín y sacó una jeringuilla más un frasco de morfina para
empezar a trabajar. Respiré, más aliviada, porque no era tan grave como parecía
en un principio, aunque continuaba sintiéndome mal por todo esto.
―Jacob, ¿puedo hablar
contigo un momento? ―le pidió papá con expresión seria, desde esa lejanía en la
que se encontraba con mi madre.
Despegué mi mejilla de su
pecho y alcé el rostro para mirar a Jacob. Él también me miró extrañado.
―Claro ―aceptó después.
Ya no tenía frío, así que
saqué las manos de su camiseta y me separé de él para dejarle libre. Jake
amarró mi mano, ya caliente, y nos acercamos a él.
―¿Qué pasa? ―quiso saber mi
chico.
―¿No te parece muy extraño
que unos licántropos solo les hayan herido de ese modo? ―insinuó mi padre,
hablando con un bajo cuchicheo.
Mamá y yo le miramos sin
comprender.
―¿A qué te refieres?
―bisbiseó Jake también, bajando las cejas todavía más.
―Recuerdo lo que te hizo a
ti aquel neófito. En fin, ya sé que lo consiguió porque no te dio tiempo a
defenderte, pero te rompió los huesos de la mitad del cuerpo solamente con
chocar contra ti ―no había estado, no lo había visto, pero solo imaginármelo ya
me dejó sin respiración durante un instante. Por supuesto, toda esa historia ya
la conocía de sobra. Jake me la había contado hace mucho tiempo, sin embargo, y
como me había ocurrido la primera vez que la había oído, siempre me producía la
misma reacción―. Un licántropo también es muy fuerte, pero mira lo que les han
hecho a tus lobos. A pesar de que eran varios Hijos de la Luna, solo han
resultado heridos tres de tus lobos, ninguno ha sido mordido, y sus heridas son
fracturas óseas, poco relevante para un metamorfo.
―¿Me estás diciendo que
esos licántropos no querían luchar?
―Seth dijo que habían
llegado como una estampida y que no estaban organizados ―siguió papá, mirándole
con intención.
―Estaban huyendo de algo
―cayó mi chico, sorprendido.
―Eso creo.
―¿De esos magos, tal vez?
―Tal vez.
Los ojos de Jacob bajaron
al suelo con inquietud y reflexión.
El chillido de Leah, cuando
Carlisle le estaba recolocando las costillas rotas, hicieron que los cuatro nos
girásemos hacia ella, angustiados por verla sufrir de ese modo. A pesar de la
morfina, cuyo efecto en ella era menor debido a su alta temperatura, estaba
pasando lo suyo. Sam y Seth sujetaban sus manos, que apretaban con fuerza, al
igual que sus muelas.
―¡Jacob! ―gritó Garrett de
pronto, irrumpiendo en escena como una auténtica bala.
Me asusté al ver la
urgencia que traía consigo. Mi chico reaccionó y se puso alerta en un latido de
corazón, al igual que mis padres y mis tíos, los cuales se encontraban junto a
Shubael e Isaac.
―Es Thiago y su grupo
―reveló, hablando con apuro―. Les tenemos acorralados en el límite de la
frontera con La Push.
Nos miramos unos a otros e
inmediatamente echamos a correr hacia allí, ya siguiendo a Garrett, que también
había salido disparado.
Emmett, Rosalie, mis padres
y Garrett nos adelantaron, puesto que yo no podía correr muy deprisa, pero no
tardamos mucho más que ellos en llegar a esa zona, que no estaba muy alejada de
donde se encontraban los heridos.
Cuando llegamos, mi familia
ya estaba rodeando a Thiago y compañía, junto con Quil, Embry, Brady, Collin,
Rephael, Michael y Eleazar, todos agazapados, en posición de alerta máxima. Los
lobos gruñían sin cesar, mostrando sus letales dentaduras hechas para aniquilar
vampiros, en cambio, los secuaces de Thiago, y él mismo, mostraban una
tranquilidad pasmosa.
Jacob estaba realmente
cabreado. Se abrió paso entre Quil y Embry, llevándome de la mano, y se plantó
delante de ellos, dejándome detrás de él para cubrirme, por si acaso.
―¿Qué hacéis aquí? ―exigió
saber, muy enfadado.
―¿Este es el recibimiento
que le dais a vuestros aliados? ―reprochó Thiago, enseñando esa mueca arrogante
de siempre.
Los lobos respondieron con
unos rugidos más altos.
―Vosotros no sois nuestros
aliados ―gruñó mi chico, apretando los dientes con furia―. Esto es una
simbiosis obligada, pero la puedo romper cuando me dé la gana, jamás olvides
eso―la estúpida sonrisa de Thiago se esfumó al instante―. ¿Tenéis algo que ver
vosotros con lo que acaba de pasar en mi bosque?
―Sí ―se chivó mi padre,
también rechinando los dientes―. Estaban persiguiendo a los licántropos.
―Eso es información
confidencial, además, no hemos entrado en vuestro territorio, así que no tengo
por qué deciros nada ―declaró el matón de Aro, alzando el mentón para mirar a
mi padre con desdén.
―No me toques las narices,
te lo advierto ―Jacob se acercó a él con mucha agresividad, quedándose en un
cara a cara―. Tres de mis lobos están heridos por vuestra culpa.
―Jake… ―intenté detenerle,
tirando de su mano hacia atrás, pero él estaba muy ofuscado y me fue imposible.
―¿Vas a pegarme llevándola
a ella a cuestas? ―se burló Thiago, chulesco.
―No te pases ―le advirtió
Emmett.
―No me hace falta ―le
respondió Jake, hablando con una seguridad y una ira retenida que ponía los
pelos de punta―. Solo tengo que transformarme ahora mismo y aniquilarte con mi
poder espiritual. En una milésima de segundo, serías una simple colilla tirada
en el suelo. Y tus colegas también.
Se hizo un mutismo lleno de
tensión que hizo que incluso la lluvia gélida se notase más.
―Sí, estábamos persiguiendo
a esos Hijos de la Luna ―reconoció Thiago, dedicándole una miradita chulesca a
mi padre. Después la llevó hacia Jake―. Se nos escaparon a vuestro territorio.
Como comprenderás, no podemos entrar, así que no pudimos hacer nada ―explicó
escuetamente y sin más.
―Mientes ―protestó papá,
enderezándose hacia delante, indignado―. Los condujisteis hasta aquí adrede
para que entrasen en el territorio de los lobos. Queríais poner a los
metamorfos a prueba, para ver si serían capaces de luchar contra los
licántropos, pero vuestro plan falló. Los licántropos no quisieron pelear
contra los lobos y se fueron.
―¡¿Querías poner a prueba a
mis lobos?! ―gritó Jake, echándose sobre Thiago, lleno de espasmos.
Aun así, su mano no soltaba
a la mía, pero la apretaba tanto, que me hacía daño.
―Jake ―le avisé, intentando
que me soltara.
Mi padre y Emmett corrieron
hacia nosotros y consiguieron separarle un poco de Thiago, aunque tuvieron que
tirar de él con fuerza. Mamá también se acercó, pero para procurar que soltara
mi mano.
―Jacob, tranquilízate ―le
pidió papá, interponiéndose.
―¡¿O lo que querías era que
esos licántropos se cargaran a unos cuantos de los nuestros?! ¡Vamos, contesta!
―seguía él, embistiendo hacia delante con furia.
Papá y Emmett volvieron a
pararle, pero su mano tiraba de la mía y me hacía más daño.
―Jake ―repetí, alzando la
voz un poco para que me oyese mientras continuaba intentando que liberase mis
doloridos dedos.
Ese estúpido de Thiago se limitaba
a sonreír con esa arrogancia que me sacaba de quicio. Si seguía así, la que iba
a arrearle un buen puñetazo iba a ser yo, aunque me rompiese los nudillos.
―Jake, estás haciéndole
daño a Renesmee ―le dijo mi madre, hablándole con cierto nerviosismo.
―No va a pasarme nada, mamá
―le tranquilicé.
En ese momento, Jacob
reaccionó y pareció volver en sí. Se giró con precipitación, soltando mi mano,
y ese rostro bañado de ira y rabia se transformó en uno de preocupación y
arrepentimiento total.
Thiago y su grupo aprovechó
ese momento de distracción para darse la vuelta. Como si de unos torpedos se
tratasen, saltaron hacia arriba y se encaramaron a los árboles, evadiéndose de
ese círculo de lobos y vampiros que les rodeaba.
―¡Se escapan! ―voceó
Garrett, que ya estaba preparando su salto, junto a Rosalie.
Jake se volvió hacia los
matones súbitamente, al tiempo que los lobos corrían hacia los árboles para
gruñirles y rugirles desde abajo.
―¡Malditos cobardes!
¡Volved aquí! ―gritó Jacob, otra vez muy enfadado.
―Nos volveremos a ver, Gran
Lobo ―afirmó Thiago con esa sonrisa arrogante.
Este y sus secuaces
iniciaron su huida y mi familia se dispuso a saltar para perseguirles, pero mi
padre les paró.
―¡Dejadles! ―ordenó,
haciendo que los lobos también se parasen.
―¡¿Cómo?! ―protestó mi
chico, muy indignado.
Pero Thiago y su grupo se
perdieron entre las copas de los árboles.
¡Hola a todos! Soy Tamara ^^
ResponderEliminarMUCHISIMAS GRACIAS A TODOS POR SEGUIR AHI, LEYÉNDOME!!!
Pues ojalá pudiese hacer esa maratón de capis, pero es que no tengo tiempo, las horas del día no son suficientes para mi xDD Entre el trabajo, la familia, amigos, novio, la casa, etc, no tengo mucho tiempo =S Para terminar los capis a tiempo, tengo que levantarme a las 7 de la mañana (que aquí en España es muy temprano xDD), escribir, irme a trabajar, volver al medio día a casa para comer, escribir otro poco en esa horita que me queda, volver a trabajar, salir de trabajar, la casa y escribir por la tarde noche xDD Como véis mi vida está un poco ocupada =S Y los fines de semana los dedico a mi family y a mis amigos, que también hay que cuidarlos ;)Así que creo que eso de la maratón... =S Tal vez un fin de semana intente escribir más, pero a lo sumo me saldrán 2 capis.
Bueno, guapísimos!!! Lametones para todos!!!
hola tamara, perdon qeu antes no pude comentar, estuve leyendo todos los capitulos, voy al dia ;) pero no tenia tiempo de responder. Muy buenos estos capitulos, sos una genia! abrazos desde argentina. Leonella
ResponderEliminarHollla Tamara
ResponderEliminarNo te preocupes tienes toddaaaa la razón , tu es tiempo es injusto muchas veces y quisieramos hacer todo pero es imposible .....yo estoy refeliz que sigas subiendo y te lo agradezco mucho ya que hay personas que por tiempo no escriben más y abandonan las historias........me siento muy feliz que tu no seas asi y nos dediques tu tiempo.........hazlo con calma no vaya hacer que te nos enfermes Tamara-------y tienes razón no descuides tu vida ...pero danos un espacio chiquito por ahy en tu corazoncito..........saludos cuidate mucho y con calma todos esperamos......buenos al menos yop sip........besos y abrazos para todos los chicos de este maravilloso blog:)
muy lindo capi tamara segui asi ...y si como dijo ini narvel hacelo con calma...bueno este capi el mejor...y vos una gran escritora salu2...y tambien salu2 a todas mis amigas de la distancia...
ResponderEliminarHola tamara:
ResponderEliminarmuy buen capitulo como siempre,...sabes mientras no dejes de escribir,..para mi asi esta bien ...aunque estemos deceosos de leerte , la espera es grata por que cuando lo hacemos nos regalas unos capitulos BUENIIIISIMMOOOSSSS.....gracias
elsa
Muy bueno el capitulo :D! Sigue asi, me pregunto que trataria los Vulturi... Pero bueno tendere que esperar hasta el sabado.
ResponderEliminarUn beso
Lizbeth, Republica Dominicana
Tammy!
ResponderEliminarUFFF BUENISIMO CAP! sabes que me encanta todo lo que escribes, no se de donde sacas tanta imaginación, mi cerebro no podria con eso jajajaja hoy me regañaron porque fue la fiesta de una prima y yo andaba pegada al móvil leyendo el capitulo jajaja pero vale la pena cada regaño, siempre termino de leerlo sonriendo.
Tengo una pregunta... y Renee? jaja simple curiosidad nada mas,
besos!
tu amiga Isabeu Galan :)
Tama! Muy bueno el capi. Como siempre!
ResponderEliminarHace mucho q no te escribia! solo decir q sigo firme al pie del cañon! xD
(Y tambien como tu estuve muy ocupada epoca de parciales para mi =()
Abrazo! Amiga! Gracias de nuevo por compartir tu talento!
SOL*
Muchas gracias, Sol!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por seguir ahí, aunque estés ocupada ;) Me alegra de que te siga gustando la historia!!!
Lametones!!!
¡¡¡¡¡HOOOOO POR DIOS ME VA A DAR UN ATAQUE!!!!!!!!! .¡¡¡¡¡¡QUE EMOCIÓN!!!!.
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