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martes, 4 de octubre de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 92: INTERESES



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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC, YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^



NUEVA ERA II. COMIENZO 2ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte").

Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, "Nueva Era I. Profecía" y "Nueva Era II. Comienzo 1ª Parte". Si no, no te enterarás de nada 😏


CAPITULOS:

PARTE DOS: NUEVA ERA

RENESMEE:

77. ACAMPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-77-acampada.html
78. EL LAGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-78-el-lago.html
79. EN MEDIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-79-en-medio.html
80. LICÁNTROPO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-80-licantropo.html
81: DECISIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-81-decision.html
82. CUMPLEAÑOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-82-cumpleanos.html
83. IRRUPCIÓN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-83-irrupcion.html
84. REENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-84-reencuentro.html
85. GRIPE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-85-gripe.html
86. FALLO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-86-fallo.html
87. GIRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-87-giro.html
88. BUENA Y MALA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-88-buena-y-mala.html
89. FELICITACIONES Y PLANES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-89-felicitaciones-y.html
90. APOYO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/09/nueva-era-capitulo-90-apoyo.html
91. CARTA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/10/nueva-era-capitulo-91-carta.html


INTERESES

Este sitio lo recordaba bien. Era el mismo claro donde mi familia, los lobos, nuestros aliados y yo nos habíamos visto las caras con los Vulturis por primera vez. Mi corta edad de entonces no había hecho que esos recuerdos se borrasen de mi cabeza, y todavía podía ver con nitidez cómo mi madre me dejaba en el lomo de mi enorme lobo rojizo para que ambos huyéramos. Eso era algo que se me había quedado grabado en el cerebro a fuego. Y este lugar también.
Todavía no se divisaba a nadie en el horizonte, así que aproveché para echarle otro vistazo de reojo a mi chico. Jacob estaba en su forma humana, para poder hablar con Jane. No me hacía mucha gracia que su torso estuviera descubierto, porque esa arpía iba a poner sus ojos en él, seguro, pero era más cómodo para él por si se tenía que transformar con urgencia. De todas formas, ella podía mirar todo lo que quisiera, mientras no le pusiera un dedo encima, claro. Además, eso no era lo importante ahora.
Mi padre había venido con nosotros, acompañado por mi madre. Él nos podía avisar, si tramaban algo, y ella podía protegernos a todos con su escudo, ya que Jake no estaba en su forma lupina. No creíamos que se atrevieran a atacarnos, pues romperían el tratado, sin embargo, toda precaución era poca. Sabíamos que Jane no accedería a hablar con mi padre como traductor, por eso Jacob no se había transformado, aunque él iba a estar todo el tiempo alerta, por si tenía que hacerlo.
Algunos miembros de la manada también nos acompañaban: Leah, Shubael, Isaac, Seth, Jared y, por supuesto, Quil y Embry. Todos ellos se encontraban en su forma lobuna y nos flanqueaban a ambos lados, en formación.
Todo permanecía en un silencio tenso. Los árboles que bordeaban el claro eran los únicos que se movían, el suave viento mecía sus ramas y conseguía arrancarle algunas hojas que ya estaban casi sueltas. Estas iniciaban un corto vuelo que se terminaba en cuanto caían al suelo, tejiendo así una alfombra de color bermellón y cobrizo que cubría todo el terreno. La débil llovizna lo había humedecido todo. Los troncos, las ramas, la alfombra de hojas, el terreno, incluso a nosotros, que ya teníamos el pelo mojado. Isaac hasta se sacudió para secar un poco su pelaje de color marrón claro. Yo tuve la suerte de que la cazadora que llevaba era impermeable y la llovizna no la traspasaba.
De pronto, en medio de esa quietud y ese mutismo, mi padre se envaró.
―Ya están aquí ―anunció, mirando fijamente a la lejanía.
No se escuchó nada, pero la fresca brisa otoñal trajo una serie de conocidos efluvios. En el mismo instante en que nuestras narices los inspiraron, tres espectros aparecieron a lo lejos.
Jacob y yo ya teníamos los dedos entrelazados, pero yo apreté el amarre de nuestras manos y él me correspondió afianzándolas más, como si todo lo juntas que ya estaban no fuera suficiente.
Desde esa distancia, no se les distinguía los semblantes, pero no hacía falta para diferenciarlos. La tonalidad casi negra de la capa de Jane, la más baja, se veía en el medio de las otras dos, que eran más grises y cuyos propietarios eran mucho más altos. Las siluetas de los tres guardias Vulturis se movían lentamente, aunque con elegancia, cada uno en su estilo. Avanzaban con sutiles pasos que apenas se oían entre las mojadas hojas; hacía más ruido el leve movimiento de la vegetación producida por la brisa, que sus pisadas. Ese ritmo cadencioso desesperaba a Jake, que no hacía más que resoplar por la nariz, cansado.
Jacob miró a mi padre y le hizo una pregunta que fue muda para los demás, aunque la respuesta de mi progenitor hizo que la adivinásemos enseguida.
―Vienen en son de paz ―reveló este, hablando con total seguridad―. Han venido a entregaros ese regalo, tal y como decía la carta de Aro, pero también quieren hablar contigo. Al parecer, el regalo solo era una excusa para encubrir el verdadero propósito de este encuentro.
―¿Hablar conmigo? ―Jacob frunció el ceño con extrañeza―. ¿Hablar conmigo de qué?
A mi padre ya no le dio tiempo a contestar. Jane, Felix y Demetri ya estaban demasiado cerca. Jake suspiró por enésima vez, ya que se quedó sin la respuesta y tuvimos que esperar a que terminasen su lenta marcha. Hasta que por fin se pusieron frente a nosotros.
Mi padre había ratificado que venían en son de paz, pero como siempre cuando se trataba de Jane mi pulsera comenzó a vibrar. Ahora mi aro de cuero rojizo no solo me avisaba de aquellas personas o cosas que afectaban a nuestra pareja, sino que también lo hacía cuando había cualquier otro peligro relacionado o no con nosotros dos, puesto que ahora mi pulsera tenía más poder. Sin embargo, yo era capaz de entender muy bien todo lo que quería transmitirme mi aro, y en estos momentos mi pulsera simplemente estaba molesta con Jane y sus siempre ocultas intenciones para con Jacob. Un poco más, y saltaba de mi muñeca para gruñirle.
Como me suponía, nada más llegar esa arpía de Jane posó sus sucias pupilas de color escarlata en Jacob para darle un buen repaso, alzando su ceja y su labio con más que aprobación y descaro, pero después las osciló hacia mí para mirarme con un odio punzante capaz de cortar hasta un diamante a la mitad.
Mi aro de cuero vibró con más insistencia.
―Basta ―le advirtió mi padre con una voz tan amenazante que raspó su garganta.
―Aparta tu sucia vista de ella ―le exigió Jake, rechinando los dientes con más que rabia mientras le clavaba una mirada profundamente agresiva.
Mi madre acompañó su protesta con un sonoro y contundente gruñido, aunque no fue a ella ni a mi padre a quien Jane hizo caso, sino que su mirada volvió a Jacob, si bien esta vez le miró a los ojos. A él no le observaba con ningún odio. Enana descarada… Habían pasado tres años, pero ella seguía igual.
El trío de miembros de la guardia Vulturis se quitó la capucha de su capa al mismo tiempo y Jane alzó la barbilla con ese orgullo tan habitual en ella. Felix mostró una sonrisa chulesca, a diferencia de Demetri, cuyo rostro estaba totalmente serio.
―Me alegro de que hayas venido ―habló Jane sin más, quitándole importancia a la reacción de Jake. No le sonreía, pero el que solo se dirigiera a Jacob, ignorándome como si yo no estuviese, me ofendía en el alma. Siempre hacía lo mismo―. Aro se sentirá muy complacido al saber que has aceptado su regalo ―y su mano de niña se alzó para hacerle un gesto a Felix.
Este abrió la suya, que era más grande incluso que la de Jacob, y nos mostró una pequeña caja forrada de terciopelo azul oscuro.
―¿Cómo estás, Edward? ―le saludó él, siguiendo con esa expresión de antes―. Pensaba que ya te conformabas con tu compañera, pero cada vez te veo rodeado de más belleza ―se mofó, mirando a los lobos.
Estos se agazaparon y le dedicaron un coro de fuertes gruñidos.
―Felix, sé serio, por favor ―le pidió Demetri, si bien su tono de sorna ya anunciaba que iba a continuar con la broma―. Seguro que son los lobos los que le persiguen como perritos falderos. Los Cullen tienen algo que atrae a las bestias ―y sus ojos se fueron hacia mí sin tapujo alguno.
Los gruñidos de la manada pasaron a ser rugidos en toda regla, aunque Jacob tampoco pudo evitar que su tórax comenzase a vibrar por el potente gruñido que quería nacer de sus bronquios.
―Ya quisierais vosotros pareceros en algo a estas bestias ―afirmé, utilizando el mismo término que ellos habían usado, con otra matización muy distinta, mientras apretaba la mano de Jake.
―Os lo advierto, no sigáis por ahí ―declaró mi padre, observándoles con una mirada agresiva.
―Más os vale que no os paséis ni un pelo ―avisó Jacob, apretando las muelas―. Solo tengo que hacer un gesto para que mis lobos se lancen a por vosotros, aunque yo llegaré primero, os lo aseguro.
Los rabiosos rugidos y chasquidos de muelas de la manada secundaban lo que Jake decía, pero los semblantes de esos dos ya habían cambiado con la frase del Gran Lobo.
―Basta ―les ordenó Jane a sus compañeros, girándose hacia ellos para mirarles con unos ojos claramente amenazadores. Los dos vampiros acataron la orden al instante, adoptando unas posturas más serias y formales. Luego, Jane se volteó de nuevo hacia mi chico y Felix extendió su brazo para acercar su grande palma, aunque la distancia entre nosotros era de unos cinco metros―. Este es ese pequeño presente que Aro te quiere hacer.
Otra vez ese dichoso singular.
―Déjate de regalos. No vengo aquí para complacer a Aro. ¿Qué es eso que tenéis que decirme? ―quiso saber Jacob, sin rodeos―. ¿Y cómo demonios os habéis enterado de que mi mujer está embarazada, de que esperamos un niño?
El rostro de Jane se volvió repentinamente más oscuro cuando escuchó esas palabras. Las pupilas de esa víbora por fin se despegaron de mi marido y me observaron a mí, clavándome otra vista de odio que duró un breve instante. Aproveché para alzar mi barbilla con orgullo. Después, llevó sus ojos de regreso hacia Jacob. Se quedó un rato en silencio, observándole con petulancia y seriedad.
―Tenemos nuestras fuentes ―contestó ella finalmente, siguiendo con esa lealtad a su altanería.
―Ha sido Thiago, ¿no es eso? ―dedujo Jacob. Jane se quedó callada, pero su media sonrisita lo decía todo―. Lo sabía ―gruñó él.
―Os recuerdo que Thiago no puede entrar en nuestro territorio ―solté yo, imitando esa arrogancia de Jane.
―Tranquila, no ha vulnerado el tratado ―me respondió ella, entrecerrando los ojos para dedicarme otra mirada de inquina.
―Thiago ha utilizado un contacto ―nos desveló mi padre, que estaba bien atento a la mente de los tres guardias―. Un vampiro nómada que intentó entrar en su grupo de matones y que no lo consiguió. Thiago le ha prometido un puesto si cumplía esa misión.
Jane osciló esa misma mirada para dirigirla a mi progenitor. Mi madre volvió a gruñir, advirtiéndola.
―Casi se me olvida que es imposible ocultarte nada ―le reprochó Jane.
―Pues ya puedes ir cantándolo todo ―le azuzó Jake, malhumorado―. ¿Cómo diablos se ha enterado ese contacto de Thiago de que esperamos un hijo? Y ya que estamos, ¿qué hacía ese matón persiguiendo a un licántropo por el Parque Nacional de Olympic? Porque de ese topetazo que tuvimos seguro que ya estás informada, ¿no?
Jane llevó sus sucios ojos rojos hacia Jacob, aunque siguió hablando con altivez.
―Son demasiadas preguntas las que me has hecho ya ―criticó ella, alzando la ceja y la comisura de su boca―. Tendríamos que ir por partes, ¿no te parece?
―No te hagas la tonta y respóndeme ―gruñó mi chico.
Estúpida…
―¿Os ha seguido alguien? ―se aseguró Jane antes de seguir, volviendo a su semblante tirante de antes.
―Tengo la zona bien cubierta, así que si hubiera algo ya me habría enterado ―le respondió él, adoptando una pose claramente chulesca―. Desembucha ya.
Mi padre ya se sorprendió sin que ella hubiera tenido tiempo a abrir la boca.
―Ese licántropo pertenece a Vladimir y Stefan ―desembuchó Jane sin más dilación. Todos nos quedamos de piedra, porque no esperábamos escuchar esos nombres para nada―. Thiago le seguía la pista desde hace tiempo, y la última le llevó hasta el Parque Nacional de Olympic.
―Espera, espera, espera ―le interrumpió Jake, haciendo aspavientos con su mano suelta―. ¿Dices que ese licántropo está con Vladimir y Stefan?
―Así es ―ratificó ella―. Durante estos tres años han estado formando un ejército de Hijos de la Luna, aunque estos licántropos no son como los demás. Desconocemos su procedencia y quién les ha creado, pero sabemos que han sido mutados de alguna manera, pues, aunque no son licántropos completos hasta que hay luna llena, siguen siendo hombres lobo día y noche.
Mis padres, Jake y yo nos miramos automáticamente, con sorpresa, pero con una certidumbre que no pasó desapercibida para Jane.
―Si tenéis información al respecto me gustaría saberla ―exigió ella con la barbilla bien alta―. Ya que nosotros os hemos revelado esto, sería justo que vosotros correspondieseis tal favor.
Esta colaboración mutua resultaba tan extraña a la vez que incómoda. Se notaba que a Jane tampoco le hacía nada de gracia, pero era evidente que Aro le había ordenado que fuera colaboradora.
Mi padre suspiró, pero accedió.
―¿Recuerdas el licántropo mutado de Nahuel? ―le indicó, no muy conforme por tener que decírselo―. ¿Aquel que creó su padre, Joham? Os hablamos de él cuando secuestrasteis a Renesmee ―y terminó la frase raspándola con un poso de reproche y rencor.
―Sí, por supuesto ―asintió Jane, ignorando esto último por completo―. Era capaz de perpetuar su especie con la reproducción. ¿Tiene algo que ver él en esto?
―Aparte de eso, ese licántropo era idéntico al que perseguía Thiago ―le desveló él.
―¿Estás diciendo que ese Hijo de la Luna también lo creó Joham? ―inquirió ella sin inmutar ni un poco su semblante duro y su entonación monocorde.
―No lo sé. Puede que lo creara junto al de Nahuel, hace años ―aventuró mi progenitor―. En realidad, es posible que creara unos cuantos. Cuando Carlisle y Louis investigaron sobre licántropos mutados, descubrieron que había varios tipos de mutaciones, pequeños grupos dispersos que habían sido creados por distintos científicos. Esos grupos eran diferentes entre sí, según el tipo de mutación y de científico que los creó. Esa clase en concreto se había creado en Suramérica, quizá este tipo de licántropos solo los manipulara Joham.
―Tendremos que investigarlo ―afirmó Jane.
―Dices que esos grupos dispersos eran pequeños ―intervino mamá, que llevaba reflexionando un buen rato―. Entonces, ¿cómo han conseguido Vladimir y Stefan hacer un ejército? Me imagino que será numeroso, así que, ¿cómo han logrado reunir a tantos licántropos, y, además, del mismo tipo? Es imposible que los cazaran a todos, son demasiado esquivos e imprevisibles.
―Sabemos que han utilizado el método del contagio ―aclaró Jane con su expresión seria y tirante―. No sabemos con exactitud a cuántos han dado caza, pero hemos descubierto bastantes casos de contagio en diferentes partes del mundo.
―Vladimir y Stefan han sido muy meticulosos ―opinó papá, desvelando más cosas de las que Jane tenía pensado revelar―. No solo lo han hecho en distintas partes del mundo, sino que jamás han repetido un lugar, ciudad o pueblo, para no levantar sospechas entre los Vulturis.
―No lo suficiente como para engañarnos ―aseguró ella, algo irritada.
―Sin embargo, hay algo que no entiendo ―continuó mi padre, llevándose la mano a la barbilla―. Los Hijos de la Luna no obedecen las órdenes de nadie, no se mueven en manadas, y son bastante impredecibles e incontrolados. ¿Cómo es que Vladimir y Stefan han sido capaces de formar un ejército de estos seres?
―Ese licántropo parecía ser más inteligente que el de esa garrapata de Nahuel ―recordó Jacob―. Hablaba bastante y parecía controlarse muy bien.
Mi progenitor se quedó aún más pensativo.
―Es extraño ―murmuró.
―Puede que esos desgraciados de Razvan, Nikoláy y Ruslán tengan algo que ver con eso ―opinó mi chico―. Tal vez utilizaran su magia para…
―Nikoláy, Ruslán y Razvan ya no están aliados con Vladimir y Stefan ―le cortó Jane, subiendo la cabeza con su típica arrogancia.
―¿No? ―Jake bajó las cejas con sorpresa.
―Aquella alianza solo era interesada ―se adelantó mi padre al ver en la mente de Jane―. Ninguna de ambas partes tenía pensado continuar con tal unión cuando obtuvieran ese poder que pensaban que iban a conseguir.
―Vaya, vaya ―bisbiseó Jacob, dándole una entonación sarcástica.
―Ahora Vladimir y Stefan trabajan solos ―siguió Jane, que no miró de muy buenas formas a papá, por haber hablado por ella. Después, dirigió la vista hacia Jacob, le repasó una vez más, haciendo que mis muelas ya chirriasen, y continuó hablando―. Como ya he dicho, se han reorganizado y han formado un ejército de licántropos mutados. Thiago y su grupo se están encargando de darles caza, pero son bastante… escurridizos.
―Así que por eso habéis venido hasta aquí ―vio papá, adoptando una expresión mucho más seria―. De eso queréis hablar con Jacob.
―Ya entiendo ―dijo Jake con cierto aire burlón―. Así que os está costando pescarles, ¿eh? Pues si queréis que os ayudemos, vais listos.
―Ese ejército ya está de camino hacia aquí ―reveló Jane en ese tono monocorde, para asombro de todos los presentes. Mi corazón pegó un bote, de la impresión―. Hemos venido a avisarte.
―¿Cómo? ¿A avisarme de qué? ―Jacob no daba crédito.
La guardia de los Vulturis giró levemente el rostro hacia Demetri y le cedió la palabra con un ligero asentimiento.
―He descubierto que Vladimir y Stefan se han enterado de que Nikoláy, Ruslán y Razvan andan al acecho por estas tierras para terminar con vuestro hijo antes de que nazca ―empezó a explicar. Mi ritmo cardiaco sufrió otro fuerte latigazo. Ya sabía eso último, por supuesto, pero escucharlo de esa forma tan directa y cruel fue como un disparo a bocajarro. Jacob se dio cuenta y se acercó a mí para darme un beso en la frente al tiempo que asesinaba a Demetri con la mirada―. El líder de los licántropos ya ha estado merodeando por aquí con el fin de ratificar la presencia de los tres magos, y Thiago ha aprovechado para intentar darle caza, aunque, como ya sabréis, sin éxito. Ahora Vladimir y Stefan han enviado a su ejército a este territorio para que terminen con Nikoláy, Ruslán y Razvan. No sabemos dónde se encuentra el ejército de Hijos de la Luna, ni tampoco cuánto tardarán en llegar. Podrían ser semanas o meses, no lo sabemos. Y tampoco sabemos cuándo piensan actuar, ni dónde están escondidos los tres magos, pero llegarán y los atacarán.
―Como es lógico, sabíamos que Nikoláy, Ruslán y Razvan andan al acecho y que estáis vigilando toda la zona, así que nos pareció más seguro enviaros esa carta por correo ordinario con la excusa del regalo ―añadió Jane, siguiendo con su petulancia.
―¿Y qué tiene que ver todo eso de los licántropos y los magos con nosotros? ―cuestionó Jacob, frunciendo el ceño―. Es nuestro territorio, pero si se quieren matar entre ellos, que se maten.
―Vladimir y Stefan tampoco permitirán que ese… hijo vuestro nazca ―afirmó ella, vocalizando esa palabra con un desprecio que me hizo cerrar el puño con más que rabia―. Si consiguen terminar con Nikoláy, Ruslán y Razvan, irán a por tu mujercita sin cuartel ―Jane esbozó una sonrisa abierta de satisfacción. Mi rabia de antes fue reemplazada súbitamente por un sentimiento helado, aunque no temía por mí. El semblante de Jacob reflejaba toda la ira que comenzaba a nacer en él―. Los rumanos quieren el poder para ellos solos, y harán todo lo que esté en su mano para conseguirlo.
―Parece una buena estrategia, pero a mí no me engañas ―le acusó mi padre, que no pudo evitar mirar a los tres guardias Vulturis con un resentimiento claro. Esa estúpida sonrisa de Jane se esfumó rápidamente―. Aro está muy preocupado por esto, pero no por Jacob o su hijo, precisamente. Sabe de sobra que el Gran Lobo puede terminar con ese ejército de licántropos, con los magos o los rumanos perfectamente, ya comprobó su enorme poder hace tres años. Por eso Aro les ha tendido una trampa a Vladimir y Stefan. Les habéis hecho saber de las intenciones de los tres magos para que enviasen a su ejército de licántropos aquí. Ese ejército no tiene nada que hacer contra el Gran Lobo, pero sí contra vosotros, ¿no es cierto? Queréis que Jacob os ahorre el trabajo sucio.
―Es imposible engañarte ―admitió Jane, sonriendo con arrogancia―. Pero no me habías dejado terminar. Si quisiera ocultarte algo, Varick estaría aquí, ¿no crees?
―Bueno, me importa una mierda todo eso ―resopló Jake, enfadado―. No pienso hacer nada en vuestro beneficio. Ya lo he dicho antes, si quieren matarse entre ellos, mejor. Les echaré de mis tierras y os los enviaré calentitos a Volterra ―acabó, tiñendo la frase de acidez.
―Lo malo es que Vladimir y Stefan piensan que tú quieres todo el poder y ya le han puesto precio a la cabeza de tu mujer ―reveló esa arpía con otra sonrisa maléfica, como siempre, fingiendo que yo no estaba presente.
Mi boca exhaló con miedo.
―¡¿Cómo dices?! ―Jacob saltó como un resorte, envarándose hacia delante, lleno de convulsiones.
Mi madre rugió, furiosa, y mi padre la sostuvo, sujetándola por la mano. Los lobos también protestaron, haciendo sonar sus gargantas con contundencia.
―Tranquilízate, Jake ―le rogué, acariciando su brazo para calmarle un poco.
No era un buen momento para romper el tratado.
―No te enfades. Deberías verlo como un favor que te pide Aro, como una ayuda que te está solicitando, y eso es un gran privilegio. Aro no le pide favores ni ayuda a nadie ―afirmó Jane, que no podía tener el mentón más alto.
―¿Un privilegio? ―las cejas de Jacob se arquearon hacia arriba, incrédulas―. Venga ya, no me hagas reír.
―Si Aro te pide ese favor, es porque reconoce tu supremacía y la respeta ―se chivó mi padre.
Los dos guardias que la acompañaban se miraron entre sí durante un mínimo instante, parecían estar acusándose el uno al otro por haber tenido ese pensamiento. Jane observó a mi progenitor con mala cara, pero no dijo nada.
―Esto no es un favor, es una encerrona, como siempre ―protestó Jacob, escupiendo las palabras con rabia.
―Es una simbiosis ―matizó ella.
―Ya, otra simbiosis ―apuntilló él, matizando el vocablo con acidez―. Como la de hace tres años, ¿no?
―A ti también te conviene.
―A mí me da igual un chupasangres que otro ―le rebatió mi chico, mirándola con desdén.
―¿Estás seguro? ―Jane sonrió con ese encopetamiento que ponía de los nervios a cualquiera. A mí la primera―. Si nosotros desapareciéramos y Vladimir y Stefan, o esos tres magos, nos sustituyesen, todo el mundo sería un caos, no lo olvides.
Eso, por desgracia, era cierto.
―¿Tan poca confianza tenéis en vosotros mismos, que ya dais por hecho que perderíais contra ellos? ―inquirió Jake, usando un tono burlesco.
Demetri y Felix gruñeron al unísono.
―No te equivoques, lobo ―de repente, el semblante de Jane se puso más tenso―. Los Vulturis llevan siglos gobernando, han batallado miles de guerras y las han ganado. Si continúan con su reinado, es por algo.
―Sí, porque yo se lo permití, no te digo ―chistó mi chico.
―Si lo permitiste, fue porque sabes que los Vulturis tienen que seguir gobernando ―refutó ella, poniendo cara de resabida. Jacob resopló, muy irritado, pero no pudo discutir eso―. ¿Lo ves? Es una simbiosis. Cada uno mira sus propios intereses, ¿no es cierto? ―alegó esa víbora, mirándole de arriba abajo con esa sucia mirada.
―Deja de mirarle así ―le advertí, apretando las muelas y el puño.
Ya me sacaba de quicio. No era que le mirase, eso no me importaba tanto. Era el descaro con que lo hacía, pasando de mí como si yo no estuviera delante. Me estaba ofendiendo, y a Jacob también, por observarle como si fuera un posible trofeo. Mi pulsera parecía estar sintiendo lo mismo que yo.
―Cálmate, cielo ―me susurró Jake en el pelo―. No te conviene ponerte nerviosa, ¿vale? ―porque me lo pedía él, que si no… Inhalé mucho aire y muy profundamente, y lo solté poco a poco, diciéndome a mí misma que me tranquilizara. Acto seguido, siguió hablando, aunque volviendo a su enfado―. No voy a hacerle ningún favor a ese viejo decrépito, ¿está claro? Si tan poderosos son tus queridos Vulturis, que se las arreglen solos contra esos licántropos.
―A ti no te costará terminar con ninguno de ellos, y Aro te estará profundamente agradecido ―continuó esa arpía, haciendo caso omiso a mi protesta y a la de Jake.
―Y Cayo también ―sumó mi padre―. Todos sabemos que le aterran los licántropos.
El silencio de Jane fue toda una afirmación, si bien no fue esa su intención.
―No te queda otra opción ―afirmó ella, dirigiéndose a Jacob―. Ese ejército de licántropos ya está de camino, no hay marcha atrás.
―Siempre hay más opciones ―gruñó Jacob.
―Demetri seguirá rastreando, para ver si averigua algo más ―continuó Jane, ignorándole―. Si lo hace, seréis avisados de inmediato.
―Por supuesto. Os conviene que gane Jacob ―soltó mi madre, enfadada.
Esa arpía entrecerró los ojos para enviarle su odio. El gruñido de mi padre ya empezaba a salir por su garganta.
―Eso si decido enfrentarme a esos licántropos ―farfulló mi chico.
―Aro te estará eternamente agradecido ―sonrió Jane con altivez.
Jacob murmuró algo ininteligible que no fui capaz de entender y luego se sosegó un poco.
―Todavía no me has dicho cómo demonios hizo ese contacto de Thiago para averiguar que mi mujer y yo esperamos un hijo ―espetó acto seguido.
Los ojos de Jane volvieron a dedicarme una mirada rabiada, pero pronto los osciló hacia él.
―Te lo diré, puesto que Edward lo hará igualmente ―accedió de mala gana. Mi padre le hizo una especie de reverencia con la cabeza, para confirmárselo―. Ese contacto tiene el don de mimetizarse con cualquier elemento. Hasta vestido, es capaz de adoptar cualquier textura, paisaje, fachada e incluso olor. Si ha estado por vuestro territorio, no habréis sido capaces de verle.
―O sea, que puede estar aquí ahora mismo ―resopló Jake.
―No está aquí ―aseguró ella.
―¿Y cómo lo sabes? ―dudó mi chico.
―Lo único que no consigue mimetizar son cosas en movimiento, ni siquiera esta suave llovizna.
―Y yo tampoco detecto nada ―agregó mi padre, mirándola con autosuficiencia.
―No me gusta que ese tipo se pasee por mi territorio. Ya le puedes ir diciendo a Thiago que no vuelva a ordenarle nada que tenga que ver con nosotros ni los territorios del tratado ―exigió Jacob.
―Como gustes ―aceptó ella.
―Bueno, pues ya está. Nos piramos ―dijo Jake, a punto de iniciar la marcha.
―Espera ―le detuvo esa arpía―. ¿No vas a aceptar el regalo de Aro?
―No lo quiero para nada.
Felix le lanzó la pequeña cajita revestida de terciopelo azul marino y Jacob la atrapó sin problemas.
―Acéptalo. A Aro le desagradará si no lo haces ―declaró el vampiro.
Jacob ya iba a tirárselo a la cabeza, pero yo se lo quité de la mano. Lo único que quería era que se marchasen ya, y, bueno, tampoco quería que Jane tuviese una excusa para alargar más sus vistazos. Jake suspiró y yo encerré la caja en mis manos.
―¿No lo vais a abrir? ―inquirió Jane, alzando su labio hacia arriba.
Pesada. No se iba.
―No nos interesa lo que…
―Oh, sí, muy bonito ―afirmé yo, que ya había abierto la cajita con rapidez para mirar su contenido, interrumpiendo a mi chico.
Era una pequeña esclava de oro, cuya plaquita metálica aún no tenía ningún nombre grabado.
Mi padre se rio entre dientes, pero a la víbora no le hizo ninguna gracia mi apresuramiento.
―Dale las gracias a Aro de nuestra parte ―dijo mi padre para seguir ese protocolo absurdo.
―Así será ―asintió ella, petulante.
Machaqué unas muelas contra las otras cuando Jane le dedicó una última miradita a mi marido, pero sonreí con satisfacción cuando se dio la vuelta. Los tres guardias de los Vulturis se pusieron sus capuchas, comenzaron su lenta y cadenciosa caminata y, sin más, se alejaron en ese horizonte arbóreo.

7 comentarios:

  1. ¡Hola a todos! Soy Tamara ^^

    MUCHAS GRACIAS A TODOS POR SEGUIR AQUÍ Y POR VUESTRAS PALABRAS DE APOYO!! ME ANIMÁIS MUCHÍSIMO, DE VERAS =º)

    Pues, sí, me tomaré unas pequeñas vacaciones y luego comenzaré a escribir mi otro libro ^^ Ya os avisaré, si queréis. Podéis dejarme vuestro email en el mío, es este: tgp7904@hotmail.com, o podéis dejarlo aquí, como queráis, así también mantenéis el contacto entre vosotros ;)Pero no os preocupéis, que no tardaré mucho en aparecer por aquí, además, todavía queda bastante de esta historia ;)

    Bueno, lametones para todos!!!!

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  2. hola tamara...capitulo excelente...como no los vulturis...siempre...siempre pensando en sus pellejos..jaj.ya veremos lo que traman...bueno te paso mi correo:andresiho02@hotmail.com...salu2 ..si kieren amigas anoten mi correo asi estamos en contacto..o por facebook como kieran salu2 a tamara..contesta en nuestro correo para cuando empieze otra historia

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  3. Hooollaaa Tamara y chicos como estaán ...

    bueno me alegra mucho que esten de acuerdo en intercambiar emails.....aqui esta el mio:ingridnarvel@yahoo.es y es face estoy como ini narvel oki....cualquier cosita para estar comunicados....y como dice andrés estos vulturis siempre protegiendose ellos primero pero a ver con que se vienen nos leemos :)

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  4. Hola Tamara que buenos capítulos me han encantado, perdona por no haber comentado pero he estado un poquitín ocupada de cualquier manera sabes qu te admiro y espero que tu próximo libro sea igual de interesante que el presente.
    Bueno alguna vez me pediste mi correo pero decidí que mejor te dare el de Cathy ya que si le mandas el libro me gustaría que sea ella quien lo pueda leer bueno pues me despido saludos a todos los amigos de la distancia. u_u Kelly
    su correo es cathy_virgo3@hotmail. com

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  5. hola tamara y chicos esl capitulo estuvo buenisimo...
    t dejo mi correo: yani-eclipse@hotmail.com o por face aparesco como yanina v l coria.
    bueno besos para todos asta la proxima..
    y tami mucha inspirasion... para poder escribir ese libro q va a ser mas q genial...
    besos desde argentina
    YANI

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  6. Hola Tamara, como siempre, me encanto este capitulo, eres una muy buena escritora.
    ~Cami^^

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  7. Hola, Camii!!!

    Ya te contesté en el primer mensaje que me dejaste, pero lo repito aquí, por si acaso no lo viste ;)

    Pues claro que sí, BIENVENIDA A LA MANADA!!! Muchas gracias por darme una oportunidad y leerme!! Y gracias por tu comentario!!

    Bueno, ahora tengo el blog un poco parado, porque estoy escribiendo un nuevo libro del cual explico algo en la última página, así que si quieres ver de qué va, puedes verlo ahí ^^ No va de Jacob y Nessie, ni tiene nada que ver con Crepúsculo, es una historia creada por mí. Todavía queda para que lo publique, porque aún lo estoy escribiendo, pero os iré manteniendo informados de todo, no te preocupes ;)

    Muchas gracias por todo!!!
    Lametones para ti!!!

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