8 DE MARZO, 8 MUJERES, 8 LIBROS

¡Con motivo del Día Mundial de la Mujer, Bubok me ha incluido en uno de los artículos de su blog. ¡Gracias, Bubok, por incluirme en esa lista de escritoras!

http://www.bubok.es/blog/8-mujeres-8-libros/

UNA SORPRESA

Hola, mis guerreros.

Hoy os traigo otro ADELANTO de OESTE!!!! En este caso se trata de uno de los prefacios. Espero que os guste ;)

Ahí va:

PREFACIO

Caminamos con las gargantas mudas unos minutos. Fue Daero quien hizo hablar a la suya.

―Mark, tú eres el mejor amigo de Nathan ―dijo.

―Sí, lo soy.

―Dime ―me contempló con las mejillas enrojecidas y carraspeó―, ¿crees que Nathan recordará a Juliah?

Le miré fijamente, aunque no con ningún tipo de enfado. En el fondo me daba lástima tener que decirle la verdad, porque era un tipo que me caía bien, pero por eso mismo tenía que ser sincero con él.

―Estáis enamorado de Juliah, ¿verdad? ―intuí.

Bueno, no era una intuición. En realidad creo que ya lo sabía todo el mundo.

Daero se ruborizó una vez más y bajó la mirada al suelo.

―Sí ―admitió.

Asentí, mojándome los labios, y le solté mi sinceridad.

―Creo que Liam y Ágatha tienen razón. Ya habéis visto lo que pasó en la Entrada Real. No sé si la recuerda o si volverá a recordar algo de su pasado con ella, pero creo que Nathan no ha dejado de estar enamorado de Juliah nunca. Es… ―entrecerré los ojos, intentando explicarle eso tan inexplicable con palabras sencillas―. Es como si ambos hubieran nacido para enamorarse. Como si hubieran nacido para estar juntos literalmente, ¿comprendéis?

―Pero Juliah… Tal vez si él no llega a recordarla…

―Juliah siente exactamente lo mismo, está enamorada de Nathan. Siempre lo estuvo y siempre lo estará, pase lo que pase ―le advertí sin animadversión alguna―. Estuvisteis presente en los juegos del Este, visteis la resurrección de Nathan, lo que sucedió entre ellos, su declaración de amor pública. ¿Queréis un consejo? Siento deciros esto, alteza, pero por vuestro bien es mejor que os olvidéis de ella para siempre. Además, Nathan se pondrá celoso, y, creedme, no os recomiendo tenerlo de enemigo ―reí otra vez.

―Lo sé ―cabeceó, dejándome entrever que ya lo sabía.