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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC,
YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^
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CAPITULOS:
PARTE UNO: HORIZONTE:
RENESMEE:
1. MAS HUMANA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-1-mas-humana.html
RENESMEE:
1. MAS HUMANA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-1-mas-humana.html
2. SAGRADOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-2-sagrados.html
3. PRACTICAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-3-practicas.html
4. HELEN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-4-helen.html
5. ANIVERSARIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-5-aniversario.html
6. EXCURSION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-6-excursion.html
7. ENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-7-encuentro.html
8. RYAM: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-8-ryam.html
9. MAL PRESAGIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-9-mal-presagio.html
10. ENTREGA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-10-entrega.html
11. OTRA PREOCUPACION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-11-otra-preocupacion.html
12. VIAJE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-12-viaje.html
3. PRACTICAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-3-practicas.html
4. HELEN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-4-helen.html
5. ANIVERSARIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-5-aniversario.html
6. EXCURSION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-6-excursion.html
7. ENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-7-encuentro.html
8. RYAM: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-8-ryam.html
9. MAL PRESAGIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-9-mal-presagio.html
10. ENTREGA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-10-entrega.html
11. OTRA PREOCUPACION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-11-otra-preocupacion.html
12. VIAJE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-12-viaje.html
PREMONITORIO
Ya era bastante tarde, y
Jacob y yo estábamos cansados del viaje, así que cuando nosotras terminamos de ojear
los catálogos ―más bien estudiar, aunque yo ya los había mirado tanto durante
estas semanas, que casi me los sabía de memoria― y ellos acabaron su última
partida de billar, decidimos irnos a la cama.
Mis padres nos anunciaron
que dormiríamos en su parte de la casa, por lo que los seguimos.
Pasamos a su vivienda por
medio de la puerta interior por la que Alice nos había llevado antes y subimos
las escaleras para dirigirnos a la planta superior, donde se encontraban los
dormitorios.
Al llegar al pasillo, mi
padre se paró frente a una de las puertas y la abrió.
―Este será tu dormitorio,
Jacob ―le dijo, señalando el interior con la mano.
―¿Mi… dormitorio?
La habitación solamente
contaba con una cama, aunque era bastante grande.
―Edward ―le regañó mi madre―,
van a dormir juntos.
―Bella, aún no están
casados ―objetó él con gesto disconforme.
―Oh, vamos, no seas
anticuado, ya duermen juntos todos los días. Esto es una soberana tontería ―y
se acercó a la puerta para cerrarla.
―Está bien, los llevaré a
la otra habitación ―accedió finalmente, aunque un poco a regañadientes. Eso de
ser moderno le costaba bastante―. Venid aquí ―y comenzó a caminar de nuevo,
aunque solamente unos cuantos pasos más. Se paró frente a otra puerta y la
abrió―. Este será vuestro dormitorio.
Jacob y yo pasamos al
interior. Alice ya nos había enseñado esta parte de la vivienda, así que
sabíamos que este dormitorio era el que tenía la cama más grande. Lo era
incluso más que la de nuestra casa.
Nuestra maleta y la mochila
ya estaban en el armario, cuyas perchas y estantes ya estaban ocupados por
nuestra ropa. Papá se dio cuenta de este detalle y le echó una mirada acusadora
a mamá, que miró hacia otro lado mientras se atusaba el cabello para disimular.
Eso pareció hacerle gracia y no pudo evitar sucumbir a los intentos de mi madre
por modernizarlo, así que terminó riéndose un poco de su propia actitud.
―Bueno, os dejaremos… dormir
―dijo papá, todavía con la sonrisita en la cara.
Mi rostro no pudo evitar
que el color rojo tiñera su epidermis, y, encima, que esa insinuación saliera
por boca de él, me ruborizaba aún más.
―Sí, nos vamos ―siguió mi
madre, guiñándome el ojo. Otra vez mis pobres mejillas sufrieron una invasión
de sangre―. Buenas noches, que descanséis ―y nos dio un beso a los dos.
―Buenas noches ―se despidió
papá, dándome otro beso.
―Buenas noches ―contestamos
ambos como dos niños buenos.
Mi padre suspiró y se
acercó a la puerta, donde ya le esperaba mamá.
No pude evitar que en ese
momento mi padre me inspirase tanta ternura. Sabía que estaba haciendo un
esfuerzo casi sobrenatural para dejarnos dormir juntos y, sobre todo, para
aceptarlo. Aunque él ya lo había escuchado todo, le llamé igualmente.
―Papá ―este se giró para
mirarme, ya con una sonrisa―. Gracias ―y le sonreí yo también.
Asintió para aceptar mi
gesto y salió junto a mi sonriente madre.
En cuanto la puerta se
cerró, Jake se dejó caer en la monumental cama.
―¡Esta cama es comodísima! ―exclamó,
cruzando las manos bajo su nuca.
Me senté y luego me incliné
sobre él, un poco de costado.
―Voy al baño, ¿de acuerdo? ―le
comuniqué―. Vengo enseguida.
―Vale.
Nos sonreímos y le di un
beso corto. Me incorporé, me puse de pie y salí de la habitación para meterme
en el cuarto de baño.
Después de atender mis
necesidades humanas y de lavarme los dientes, salí del baño y regresé al
dormitorio.
Nada más entrar, me topé
con Jake.
―Ahora me toca a mí ―afirmó
con una sonrisa, dándome otro beso.
Le sonreí y salió de la
habitación.
Me dirigí al armario y
saqué uno de los camisones de algodón que había traído. Escogí ese de color
rosa que tanto me gustaba y aproveché para coger el pantalón de pijama corto de
Jake más una de esas camisetas interiores de tirantes blanca que utilizaba
normalmente para dormir, aunque luego siempre terminase sin ella...
Dejé el pijama de Jacob
sobre la colcha, me desnudé y me puse mi camisón, dejando la ropa que me había
quitado en un pequeño butacón que había junto al armario. En cuanto me metí en
la cama y me quedé sentada para esperarle, Jacob pasó al dormitorio.
―Ya estoy aquí, preciosa ―declaró
mientras cerraba la puerta y se acercaba al camastro―. Ah, veo que ya me
sacaste el pijama, ¿eh?
―Sí ―sonreí.
Y sonreí porque comenzó a
desnudarse y pude observar ese impresionante espectáculo, recreándome en cada
detalle.
Se puso el pantalón, la
camiseta y recogió la ropa que se había quitado, tirándola en el mismo butacón
en el que yo había dejado la mía.
Cuando se metió en la cama,
apagué la luz y me eché para ponerme junto a él. Los dos estábamos de lado, y
yo me acurruqué entre sus brazos, que me apretaron contra su pecho con mimo.
Inspiré su maravilloso efluvio por la zona de su cuello y la felicidad invadió
mi cuerpo, capitaneada por mi millón de mariposas, que ya eran unas expertas en
esto.
Su vigoroso corazón latía
con tanta fuerza, que podía notar sus calmados latidos retumbando en mi tórax;
el mío lo hacía a un ritmo más acelerado, redoblaba su repiqueteo de una forma
totalmente exacta, de modo que cuando su corazón bombeaba una vez, el mío lo
hacía dos. Hasta en eso estábamos sincronizados.
―¿Estás dormido? ―le
pregunté con un murmullo.
―No, claro que no ―susurró―.
Estaba pensando.
―¿En qué?
―En que esta semana va a
ser muy dura ―suspiró.
Alcé el rostro para mirarle
entre esa oscuridad que, no obstante, era clara y me dejaba entrever bastante
bien.
―¿Por qué lo dices? Creía
que tú también querías venir.
―¿Qué? ―bajó su semblante
para observarme―. Ah, no, no es eso. Claro que quería venir, yo también tenía
ganas de ver a tu madre y al resto de tu familia ―sonrió, mostrando esos
blancos dientes que resaltaban en la negrura; le correspondí la sonrisa―. Lo
digo porque me va a costar muchísimo respetar a tu padre ―y su sonrisa se
amplió, adquiriendo un matiz pícaro que comprendí a la perfección.
―Ah, ya, respetar… a mi
padre ―dudé.
―Sí, ya sabes, quedarnos
aquí sin hacer nada más que… dormir.
―¿Y desde cuándo respetas
tú a mi padre? ―cuestioné.
―Yo siempre le he respetado
―afirmó. Alcé las cejas con incredulidad―. Bueno, vale, no siempre ―reconoció―.
Pero ahora sí que le respeto, ¿sabes? En fin, suena muy raro, pero como va a
ser mi suegro y eso…
―El año pasado no te
importó eso cuando irrumpiste en mi casa en plena noche ―le recordé con una
sonrisilla.
―Pero eso fue un caso de
fuerza mayor ―alegó él―. Tú estabas en celo, y tu olor estaba por toda mi cama.
Era imposible resistirse. Además, si te acuerdas no quise hacerlo en tu casa. Y
no quise por respeto a tu padre, porque, bueno, esa seguía siendo su casa.
―Pero si prácticamente me
sacaste en volandas de allí, ¿eso es respetarle? ―me reí.
―Era mejor que quedarse en
tu habitación, con tus tías afuera oyéndolo todo, ¿no te parece? ―se defendió,
riéndose―. Y vuelvo a decir que no me parecía… Dios, odio reconocer esto, pero
es que es así. Tu padre me pidió que le respetase, y no me parecía correcto
hacerte el amor en su casa, ¿vale? Ya está, ya lo he dicho.
―¿Y llevarse a su hija en
plena noche para hacerle el amor bajo la lluvia te pareció más correcto? ―volví
a reír.
―Era mejor que la primera
opción ―rebatió con una de sus sonrisas torcidas―. Además, en ese momento no es
que mi cabeza estuviera para pensar mucho, la verdad.
―¿Y… tienes pensado
respetarle toda la semana? ―inquirí, confiriéndole a mis palabras un tono
insinuante, mientras mis dedos comenzaban a descender lentamente por su pecho y
bajaban un poco su camiseta.
―Qué remedio, aunque para
ser sinceros no sé si aguantaré toda la semana ―murmuró, acariciando mi
espalda.
Me pegué más a él.
―Bueno, pero al menos
podrás besarme para darme las buenas noches, ¿no? ―bisbiseé, sonriéndole en los
labios.
―Claro, nena, eso no me lo
quita nadie ―susurró con otra sonrisa.
Y comenzamos a besarnos.
De pronto, unos ruidos nos
hicieron bajar de nuestra nube y Jacob soltó mis labios.
―¿Qué son esos golpes? ―preguntó.
Entonces, se quedó paralizado―. Ay, madre, no será el cabecero de…
―Oh, no, Dios… ―lamenté, despegándome
de él para ponerme boca arriba y llevar la sábana a mi cara para tapar esa
vergüenza ajena―. Son mis padres…
―¿Esos son tus padres? ―inquirió,
sorprendido.
―Sí ―gemí.
Y eso que su dormitorio
quedaba bastante lejos del nuestro.
Jacob hundió el rostro en
la almohada y empezó a reírse a carcajada limpia.
―No me lo puedo creer ―me
quejé con otro lamento, destapándome―. ¿No se dan cuenta de que estamos aquí?
Mi chico por fin levantó la
cara del almohadón, aunque seguía riéndose.
―Se ve que tu madre le está
dando un premio a tu padre por esforzarse en ser moderno y tu padre se lo está
tomado al pie de la letra ―se burló.
―Pues podía haber esperado
a que nos durmiésemos o algo ―refunfuñé, cruzándome de brazos.
―Venga, nena, déjales que
disfruten un poco. Creo que tu padre se lo merece por dejarnos dormir juntos,
¿no te parece?
―No digo que no, pero es
que…
―Madre mía, qué rapidez ―murmuró
con guasa―. No sabía que se podía llegar a esas velocidades.
―Bueno, supongo que para
ellos es una velocidad normal ―afirmé de mala gana.
Se quedó a la espera,
entornando los ojos mientras ponía atención.
―Es increíble ―habló
finalmente―. No me da tiempo a contar los golpecitos.
―¡Jake! ―le regañé,
pegándole un manotazo en el brazo, aunque su risa contagiosa hizo que la mía se
escapara.
Tuve que taparle la boca
con las dos manos para amortiguar sus carcajadas, si bien yo también me reía.
―Jake, para… ―me reí―. Nos
van a oír.
Jacob consiguió despejar su
boca e interpuso sus manos para bloquear a las mías.
―Qué nos van a oír ―contradijo
mientras forcejeábamos entre risas―. ¿No ves que si no paran es porque están
demasiado entretenidos?
―Jake… ―le reñí, riéndome y
peleándome con sus manos.
―Tu padre es una verdadera
máquina, a partir de ahora será mi héroe, en serio ―siguió―. Ya tengo un mote
para él.
―No…, para… ―no podía dejar
de reírme y ya me dolía el abdomen.
―Edward el taladrador ―se
carcajeó.
―Basta ―carcajeé yo también―.
Ahora verás.
Sus manos no me dejaban
alcanzar su boca, así que me incorporé y me senté sobre él sin que nuestras
risas cesaran y nuestros brazos dejaran de pelear.
De repente, los golpecitos
cesaron y Jacob y yo nos quedamos tiesos, con los brazos estirados y las manos
agarradas.
―¿Ves lo que has conseguido?
―cuchicheé―. Nos han oído y han parado.
Tan pronto como acabé de
decir la frase, los ruidos volvieron a escucharse.
―Qué va, solo han cambiado
de postura ―bisbiseó con esa sonrisita suya burlona.
―Idiota ―me reí otra vez,
tratando de darle una pequeña bofetada que me fue imposible por su oposición.
―¿Te das cuenta de que no
se les oye? Me refiero a jadear ni nada. Solamente se oye el taladro.
―Jake… ―le advertí, aunque
no podía dejar de reír.
―Ya tengo un mote para tu
madre ―y se rio con malicia.
―No…, Jake…, no lo digas ―le
supliqué con lágrimas en los ojos, de la risa.
―Bella la silenciosa ―soltó
con una enorme sonrisa.
―Eres un tonto ―me reí.
Después de otro rato
forcejeando, Jacob se rindió y se dejó ganar. Mis manos apresaron a las suyas,
aplastándolas contra la almohada, y yo me quedé reclinada sobre él, con gran
parte de mi melena a ambos lados de mi cuello, cayendo encima de su torso.
―Guau, ¿vas a atarme a la
cama y a moverte sobre mí como una leona? ―murmuró con voz seductora,
mostrándome esa sonrisa torcida que tanto me gustaba.
Ojalá pudiera…
―Qué más quisieras tú ―le
contesté con otra sonrisa.
―Sabes que eso me vuelve
completamente loco, preciosa.
―Yo nunca te he atado a la
cama.
―Pero sí que eres una leona
―y su sonrisa pícara se amplió.
Sentí tanto calor en las
mejillas, que aunque estábamos a oscuras, seguro que relumbraban como un hierro
candente.
―Jake… ―le regañé en voz
baja.
―Nessie la leona… ―susurró,
insinuante.
―¿Vas a ser bueno?
―Yo siempre soy bueno, nena
―afirmó con esa misma sonrisa a la vez que entrelazaba nuestros dedos.
Ay, qué tentación…
Pero, para mi desgracia, no
podía ser.
―Pues, venga, a dormir ―y
le di un beso corto.
Cuando iba a soltar sus
manos para incorporarme, apresó mis dedos y no me dejó.
―¿A dormir? ―objetó.
―¿No decías que respetabas
a mi padre? ―sonreí.
―Pero ahora está demasiado
concentrado, nena, no se va a enterar de nada ―alegó con un aire implorante.
Tiró de mis manos con
suavidad hacia arriba, de modo que mi pecho se posó sobre el suyo y nuestros
rostros se pegaron, y después las soltó para rodear mi espalda.
Su abrasador aliento ya
acariciaba mis labios y no pude evitar estremecerme. Tuve que hacer acopio de
toda mi fuerza de voluntad para no sucumbir, y, aun así, me costó muchísimo.
―Claro que va a enterarse ―rebatí,
levantándome un poco con ayuda de mis brazos, aunque los suyos seguían sin
dejarme escapar―. Seguro que puede oír nuestros gritos perfectamente.
Los míos seguro que se oían
desde Asia.
―Yo llevo gritando
desde que me metí en la cama contigo y todavía no ha venido a picarnos… ―declaró
con voz sugerente―. Es más, él está a lo suyo, ya lo ves.
―Jake, eres un caso… ―reí,
negando con la cabeza.
―Ay ―suspiró,
intencionadamente alto―. Veo que no ha colado.
―No, no ha colado ―sonreí,
y le di un beso en la nariz.
―Sí, definitivamente esta
semana va a ser muy dura ―se lamentó mientras me bajaba de su cuerpo y me acomodaba
de costado, otra vez en su lado derecho.
Cogí su mano izquierda y
tiré de él, haciendo que se girase hacia mí. Rodeé su cuerpo con mis brazos y
me acurruqué en su cómodo y calentito pecho, inspirando su efluvio primero y
apoyando mi mejilla en el mismo después.
Sonreí de felicidad.
―Buenas noches ―murmuré con
un ronroneo, achuchándole otro poco.
―Buenas noches ―susurró.
Me olió el pelo y apretó su
abrazo.
Estaba asustada.
La densa niebla apenas me
dejaba ver nada, aunque era una bruma baja que se extendía por toda la media
luna de la playa y dejaba a la vista la parte superior de la Isla de James, con
esa corona de altos abetos alzada sobre su escarpada cumbre.
La arena que pisaba era más
fría de lo normal y el sonido de las olas que rompían en la orilla se oía
lejano, casi como un murmullo apagado que rebotaba con eco en mis oídos. Ese
era el único sonido que se escuchaba.
Hasta que otro sonido me
sobresaltó.
Era un bombeo rítmico y
pausado, y procedía de mi mano. Bajé el rostro y miré horrorizada cómo el
corazón de aquel lobo Alfa reposaba en mi palma. Aún latía, vivo, y su sangre, todavía
caliente, se deslizaba por mi piel, metiéndose entre mis dedos para caer en
forma de largas gotas que se desparramaban sobre la grisácea arena.
Intenté deshacerme de él
tirándolo en el suelo, sin embargo, mi mano no se movía, otra vez estaba
inmovilizada.
Unas pisadas irrumpieron en
escena delante de mí y me hicieron levantar el rostro súbitamente. Me quedé en
espera, asustada, con ese corazón latiendo en mi palma y con el mío propio
retumbándome en el pecho, preparada para ver aparecer a Razvan.
Una figura gris empezó a dibujarse
en la niebla, hasta que ese tupido velo me dejó ver quién era.
Mi corazón volvió a latir con
frenetismo, aunque esta vez alocado por la alegría, como el millón de mariposas
que volaban por mi estómago.
―Nessie ―me saludó Jake con
una enorme sonrisa, acercándose a mí con presteza.
Quise sonreír, pero mi boca
no me respondió.
Y entonces, Jacob se paró en
seco frente a mí y su rostro comenzó a desfigurarse, transformando esa preciosa
sonrisa paulatinamente en un gesto de dolor desgarrador.
En un primer momento pensé
que era el corazón que tenía en mi mano lo que le causaba esa horrible reacción,
pero sus ojos no se apartaban de los míos. Él no parecía poder ver ese
sangriento órgano.
―Jake, ¿qué pasa? ―le pregunté,
preocupada.
No me escuchaba a mí. Otras
palabras le estaban engañando, haciéndole sufrir profundamente. Eso, y su cara
de honda angustia, se me clavaron en el alma.
―Jake ―le llamé con un
frágil hilo de voz.
Pero él seguía sin
escucharme, sus preciosos y expresivos ojos negros se entornaron con dolor
mientras negaba con la cabeza. Eran mis palabras, mis palabras le hacían daño.
―¡Jake, te quiero! ―sollocé.
Sin embargo, mis ojos
estaban secos.
Su pie dio un paso hacia
atrás. Ya sabía lo que iba a pasar, y un frío gélido comenzó a recorrer mi
cuerpo.
―¡No, Jake! ¡Te quiero! ¡Te
quiero! ―lloré desconsoladamente―. ¡No te vayas, por favor! ¡Te amo!
Mis lágrimas no salían por
mis ojos, mis piernas no podían moverse, estaba encerrada en mi cuerpo, encerrada,
cautiva, luchaba con todas mis fuerzas para moverme, para hablar, sin embargo,
todos mis esfuerzos fueron en vano y Jacob se dio la vuelta para echar a correr,
desapareciendo entre la niebla.
―¡NOOOO! ¡JAKE!
Mi inaudible grito
desgarrador se perdió junto al amor de mi vida, mi único amor, el único hombre
que mi corazón podría amar, y él se había esfumado sin que yo pudiese hacer
nada para evitarlo.
La desolación y un profundo
dolor se apoderaron de mí y sentí cómo mis piernas flaqueaban y querían doblarse
para arrodillarse sobre la arena. Mi cerebro quería desmayarse, la angustia que
se clavaba en mi pecho era demasiado dolorosa. Pero ni eso me fue permitido.
Y entonces, otra cosa me
espantó de nuevo.
Mis ojos volvieron a
fijarse en el corazón de mi mano. Una mancha de color marrón oscuro empezó a
extenderse desde el centro del órgano y fue creciendo poco a poco, hasta que lo
cubrió entero.
Otro sentimiento helado me
traspasó de arriba abajo, otro mal presagio, y este era especialmente malo.
―No… ―murmuré, intentando
limpiar la mancha con la otra mano―. No ―mascullé más fuerte, siguiendo con mi
afán. Era inútil, el oscuro color ya había impregnado todo el tejido―. No, ¡no!
¡NO!
―Nessie…
Mi cabeza se alzó con
precipitación para mirar al frente. Niebla, eso era lo único que tenía delante.
―¡Jake! ―le llamé
nerviosamente.
―Nessie… ―se oyó detrás de
la niebla.
Mis piernas por fin
pudieron responderme y se movieron para buscarle neuróticamente entre esa
espesa cortina, aunque mi mano no soltó el corazón. Por alguna razón, ahora sentía
que tenía que protegerlo, llevarlo conmigo.
―¡Jake! ―grité, y esta vez
mi voz sonó alta y clara.
―Nessie…
Pero él no aparecía por
ninguna parte, por ningún sitio, era como si la niebla se lo hubiera tragado.
―¡Jake! ¡Jake! ―chillé, agitando
mi mano libre para apartar la densa bruma. Sin embargo, mi Jacob no estaba―.
¡Jake! ¡Jake!
Nessie…
Nessie…
―Nessie, vamos, despierta ―escuché
al tiempo que mi cuerpo era mecido por un suave balanceo.
―¡Jake! ―mis párpados se
abrieron de sopetón y me incorporé con la misma rapidez, quedándome sentada en
ese sitio extraño mientras respiraba a mil por hora.
Parpadeé, completamente
desorientada, y después me miré la mano. Estaba vacía y limpia, sin un rastro
de sangre…
―Ya está, preciosa, ha sido
una pesadilla ―me dijo Jake, preocupado, girándome para que le viese.
Ahí estaba él, a mi lado, y
por fin recordé que estaba en casa de mis padres.
―Jake ―sollocé al verle,
lanzándome a sus brazos.
Le toqué el rostro para
verificar que no seguía soñando y uní mis labios a los suyos para besarle con
frenetismo, como si hiciera mil años que no lo hiciera. Su boca acompasó a la
mía y sus brazos me estrecharon con más fuerza. Mis manos se perdieron por su
pelo, su espalda y sus amplios hombros, intentando por todos los medios que no
se separase de mí jamás.
Sin embargo, Jacob despegó
su boca de la mía, aunque necesitó de unos cuantos intentos para conseguirlo,
ya que mis labios se negaban y los suyos no podían evitar corresponderles.
Finalmente, logró parar.
―Uf, nena, si no lo dejamos
voy a volverme loco ―susurró con su sonrisa torcida mientras su frente
acariciaba a la mía e intentaba que su respiración volviese a su ritmo pausado
de siempre.
―Lo siento… ―murmuré,
ruborizada, si bien mis manos se opusieron a dejar su pelo y su espalda.
―No importa ―se separó un
poco de mí y comenzó a secarme las lágrimas de mi rostro con esos sedosos
dedos, apartando mi cabello hacia atrás y metiéndolo detrás de mis orejas. Me
quedé atontada, mirando mis adorados ojos negros a la vez que él realizaba
todas esas placenteras y relajantes caricias―. Me has asustado, ¿sabes? ―confesó
con un murmullo, llevando esas pupilas a las mías―. Por más que te llamaba, no
te despertabas.
―Era un sueño muy profundo.
―Solamente ha sido una pesadilla.
―No ―negué con la cabeza,
mirándole con preocupación―. Ha sido la misma pesadilla ―desvelé con un hilo de
voz―, se ha repetido, solo que esta vez Razvan no estaba, y la que llevaba el
corazón de ese lobo en la mano era yo. Esto quiere decir algo, Jake, es un
sueño premonitorio.
―¿Un sueño premonitorio?
―Sí. ¿Recuerdas aquella
pesadilla que tenía? Aquella en la que tú te enfrentabas con el licántropo en
la nieve y él te mordía… ―todavía me estremecía al recordarlo.
―Luego se cumplió ―recordó,
hablando con entendimiento.
―Exacto ―murmuré,
mordiéndome el labio.
―Bueno, preciosa, pero que
se cumpliera aquel sueño no quiere decir que esta pesadilla se vaya a cumplir
también ―afirmó en un intento de calmarme y animarme―. Para empezar, sería
imposible que un corazón latiese fuera de su dueño, ¿no te parece? ―sonrió,
pasándome los dedos por el pelo.
―Ya, pero puede que sea una
cosa simbólica que signifique algo. Lo que pasa es que no sé lo que significa ―suspiré
con desazón.
Jacob se quedó mirándome,
pensativo.
―Podemos preguntarle a
Alice, puede que ella sepa lo que significa ―sugirió.
―Sí, es buena idea ―asentí―.
Le preguntaré mañana.
―Bien. Ya verás cómo no es
nada y solamente es un mal sueño ―aseguró, acariciándome la mejilla―. ¿Ya estás
mejor?
―Sí ―sonreí, y le di un
beso corto.
―Bueno, pues vamos a dormir
―exhaló, echándose de lado.
Levantó el brazo para que
me acurrucase junto a él, con una enorme sonrisa. Le sonreí y así lo hice. Me
acomodé en su pecho, sus brazos me rodearon con fuerza y me dio un beso en la frente.
Enseguida me relajé del
todo. Sus fuertes brazos me hacían sentir tan segura y protegida; él siempre
había sido mi ángel de la guarda.
Aunque no podía dejar de
pensar en esa horrible pesadilla, en ese rostro de Jacob desfigurado por el dolor,
un dolor que yo misma le había infligido. Recordar esa parte del sueño hizo que
me diera un escalofrío.
―Jake ―le llamé con un
murmullo.
―Dime.
Alcé el rostro para mirarle
y él bajó el suyo, haciendo que nuestros dos semblantes quedasen a un palmo.
―Prométeme que jamás
olvidarás que te quiero ―susurré.
―¿Qué? ―inquirió sin
comprender.
―Pase lo que pase, aunque
no te lo pueda decir, quiero que recuerdes que yo siempre seré tuya, que te
amo, y que siempre, siempre te amaré.
―¿Por qué me dices esto? ―sus
cejas bajaron con extrañeza.
―No lo sé…, es una especie
de intuición ―manifesté con un poco de ansiedad.
―Nessie, solo ha sido una
pesadilla ―murmuró.
―Prométemelo ―le imploré,
subiendo la mano para acariciar su hermoso rostro―, prométeme que nunca
olvidarás que te quiero.
Sus ojos se clavaron en los
míos durante un instante.
―Te lo prometo ―dijo por
fin.
―Gracias ―sonreí―. Te
quiero.
―Te quiero ―sonrió él
también.
Acercó su rostro y me besó
con dulzura durante unos minutos, tiempo en el que mis mariposas y la energía
de siempre se dejaron notar.
Nos obligamos a terminar el
beso y yo volví a refugiarme en su pecho. Ese silencio que quedó a continuación
me hizo caer en algo.
―Ya no se oye a mis padres ―cuchicheé,
riéndome.
―A lo mejor se han ido a
cazar, después de tanto…
―No empieces ―le paré,
poniéndole la mano en la boca a la vez que nos reíamos.
Jacob consiguió ladear la
cara y deshacerse de mi palma.
―Has empezado tú ―alegó en
voz baja.
―Bueno, pues ya está ―zanjé
con una risilla―. Ahora a dormir.
Le di un beso corto, volví
a su torso y le achuché otro poco, ronroneando mientras me ponía cómoda. Jacob
soltó una risa sorda.
―Buenas noches, Nessie ―susurró
en mi pelo.
―Buenas noches, Jake.
Me dio un beso en la frente
y me apretó con mimo.
No tardé mucho más en
dormirme entre esos brazos protectores de mi ángel de la guarda. En el sueño
que tuve a continuación también salía Jacob, pero, esta vez, corría alegre
junto a mí por la orilla de una playa paradisíaca de arena blanca y aguas
cristalinas de color azul verdoso, y su rostro desbordaba felicidad.
hollllaaa acabo de conocer tu blog no sabia que tuvieras uno que chevere,, porq entre donde miaw y aun no sube , gracias por continuar con Nueva Era la verdad es que yo si me quede muy enganchada con despertar.... sigue subiendo porfis gracias..
ResponderEliminar¡Hola, Sol! Soy JACOB&NESSIE ^^
ResponderEliminarSi que te contesto, pero tienes que mirar en el capi donde escribiste el mensaje, jajaja.
Muchas gracias por leerme, en serio!!!! Me haces muy feliz!!!!
Lametones para ti!!
:) Graciiiiiias! Graciiiiiiiiiiiiiiias! Tami Graaaaaaaacias!
ResponderEliminarholaaaap...acabo seguirte y ya estoy en este capitulo..jajaja eres genial!!!
ResponderEliminaraahpp...me mató lo de bella y edward...jjaajajaja estuvo buenisimoooo...
ali..
¡HOLA!, SOY NOVIEMBRE. CUANTO ME HE REIDO CON LO DE LA HABITACIÓN PARA QUE NO DURMIERAN JUNTOS, Y LUEGO, CON EDWARD Y LA TALADRADORA DE "MOTE"
ResponderEliminarJAJAAAAAA, QUE BUENO, QUE CARCAJADAS HE PEGADO. ESTO ES TREMENTO YA TE DIJE QUE TRANMITES TODO TIPO DE SENTIMIENTOS QUE UN HUMANO PUEDA TENER; POR ESO ERES TAN BUENA ESCRIBIENDO, SIGUE ASÍ. MUCHOS LAMETONES, ADIOS
HOLA¡¡¡¡¡ SOY VALENTINA ME ENCANTA EL LIBRO . EDWARD _QUE NO DURMIERAN JUNTOS Y LUEGO ESO la taladredora y bella la silenciosa ... JAJAJAJAJAJAJJ ... NO PODIA DEJAR DE REIR ... SIGUELA ME ENCANTA ... JAJAJJAJJAJAJAJ
ResponderEliminarQ motes les pone Jack a todos
ResponderEliminarEdward el tralador
Bella la silenciosa
Nessie la leona
Nadamas le falta una a el ~_~ ya se
Jacob el lobo. Q disen muy creatudo no?
Estoy jugando no puedo pensar en ninguno
Te quiere
K=D