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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC,
YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^
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Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog. Si no, no te enteraras de nada XDD
CAPITULOS:
PARTE UNO: HORIZONTE:
RENESMEE:
1. MAS HUMANA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-1-mas-humana.html
RENESMEE:
1. MAS HUMANA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-1-mas-humana.html
2. SAGRADOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-2-sagrados.html
3. PRACTICAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-3-practicas.html
4. HELEN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-4-helen.html
5. ANIVERSARIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-5-aniversario.html
6. EXCURSION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-6-excursion.html
7. ENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-7-encuentro.html
8. RYAM: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-8-ryam.html
3. PRACTICAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-3-practicas.html
4. HELEN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-4-helen.html
5. ANIVERSARIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-5-aniversario.html
6. EXCURSION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-6-excursion.html
7. ENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-7-encuentro.html
8. RYAM: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-8-ryam.html
MAL PRESAGIO
―¡¿Se lo han llevado?! ―exclamé,
alarmada.
―No, se ha ido ―me aclaró.
―¿Y por qué se ha ido?
Sus ojos se desviaron hacia
la taza, tristes.
―Ryam se siente muy
culpable por contagiarme, nunca se lo ha perdonado, y su única obsesión es encontrar
una solución para que yo vuelva a ser como antes. Está empeñado en que esto
tiene cura, y no parará hasta descubrirla. Incluso dejó el instituto para
dedicarse exclusivamente a eso ―entonces, levantó la vista para mirarme―. Ryam
era mi compañero de pupitre en la mayoría de asignaturas, en el primer curso ―me
explicó. Luego, sus pupilas bajaron de nuevo―. Como te comenté antes, cuando
sale a investigar Ryam se va y vuelve, nunca está fuera más de un par de días,
siempre regresa. Pero esta última vez que se marchó no ha vuelto, hace tres
semanas que no sé nada de él y estaba muy preocupada, apenas he dormido estos
días. Por eso he faltado tanto a clase, porque he estado buscándole.
»Fui a la pensión donde
vive, para ver si por casualidad ya había vuelto o algo, pero la casera me dijo
que no había regresado. Le pedí que me dejase subir a su habitación y, como ya
me conoce, me dejó. Y entonces fue cuando descubrí todos esos recortes de
periódicos que había en el cajón de su mesilla. En todos se hablaba de unos
extraños ataques a excursionistas que habían tenido lugar en estos bosques hace
unos cuantos años, y los achacaban a agresiones de un oso enorme, según los
pocos testigos que el periódico había entrevistado.
»Pero yo enseguida até
cabos. Por las descripciones de los artículos y lo que el propio Razvan nos
había contado, enseguida me di cuenta de que lo que atacaba no era un oso, sino
lobos gigantes. No me lo podía creer, esos lobos estaban justo aquí y nunca nos
habíamos dado cuenta, aunque, si te soy sincera, por mucho que nos hubiera
dicho Razvan no me creía que fueran hombres lobo, más bien que eran lobos
grandes. Nunca pensé que fuesen hombres que se transformasen en lobos y que fueran
tan enormes. Y eso era lo que Ryam había ido a comprobar, porque si era cierto
que esos hombres lobo existían, encontraría la clave del veneno. Por eso fui al
bosque, para ver si allí conseguía alguna pista más que me llevara a Ryam.
―Y te encontraste con
Razvan y compañía ―adelanté.
―Sí, pero yo no sabía que
ellos habían venido a por él, ni siquiera sabía que seguían con vida. Ryam y yo
pensábamos que habían muerto en aquella batalla, pero nos equivocamos ―cerró
los ojos y suspiró―. Ahora lo sé todo.
Abrió los párpados y siguió
explicándome.
―Al principio, Ryam solo
era una pequeña molestia para Razvan, un experimento fallido del cual no había
que preocuparse demasiado, puesto que él no se lo podía decir a nadie, ni podía
actuar en contra suyo, ya que solamente se trata de un individuo, un caso
aislado sin importancia. Por supuesto, yo simplemente era una insignificancia
para Razvan, una simple humana, débil y fácil de borrar del mapa, no suponía
ningún peligro para él. Sabía que nosotros no se lo contaríamos a nadie, que
Ryam no querría desvelar nunca ese secreto, que Ryam también tendría que
protegerse de los humanos normales y del resto de seres. Por eso no ha actuado
durante todo este tiempo; Razvan y los suyos no habían muerto en esa lucha,
simplemente no vinieron a por nosotros porque no suponíamos ningún problema
para ellos, y estaban demasiado ocupados con otras cosas.
»Lo que no se imaginaba es
que nosotros no nos íbamos a quedar de brazos cruzados y que íbamos a
investigarlo todo. Ahora Ryam se ha convertido en todo un estorbo para Razvan.
Sabe demasiadas cosas, se ha ido acercando poco a poco, y Razvan teme que
puedan peligrar sus planes.
»Y ahora sé que Ryam
también averiguó esto. Estoy segura de que también se fue para protegerme, para
despistarlos y que le siguieran a él, y yo he metido más la pata ―volvió a
cerrar los ojos, con pesar.
―Así que Razvan y los suyos
estaban en el bosque para dar con Ryam.
―Sí, debieron de seguir sus
propias pistas y terminamos encontrándonos en el bosque ―alzó la vista para
mirarme con angustia―. Nessie, me han visto, ahora saben que Ryam ha
desaparecido, por eso querían llevarme con ellos.
―Para sobornarle.
―Sí, y si me cogen, él se
entregará y…
―No te preocupes ―le corté
para que no se atormentase más―, nosotros te protegeremos y no podrán cogerte.
Y también ayudaremos a Ryam.
―Pero yo no quiero que os
veáis involucrados en algo que…
―Ya estamos involucrados ―le
volví a interrumpir, hablándole con dulzura―. Razvan está matando lobos
normales para sacar ese veneno, y, como ya dije, los lobos son sagrados para la
tribu quileute, es una ofensa personal para ellos. Eso sin mencionar toda esa
gente inocente que están utilizando para crear su ejército de gigantes y que
una de mis mejores amigas está en apuros, no pienso permitirlo ―le sonreí para
infundirle confianza y ella me correspondió con otra sonrisa, emocionada―. Os
ayudaremos.
―Gracias, Nessie ―asintió con
los ojos llenos de lágrimas.
―No tienes por qué darlas.
Somos amigas, ¿no? Hoy por ti y mañana por mí, ¿no es eso? ―le dije con voz
alegre para animarla.
―Sí ―sonrió por fin.
Le cogí la mano y se la
estreché entre las mías para consolarla. Se extrañó un poco al notar tanto
calor.
―Antes, en el bosque,
estabas helada. ¿Cómo es que ahora…?
―Ah, esta es mi temperatura
normal, 40 grados ―le revelé antes de que terminara la frase―. Pero cuando me
transformo mi temperatura baja hasta que me vuelvo tan fría como un vampiro.
―¿Y cuando eres medio
humana, tu temperatura es de 40 grados? ―se sorprendió―. ¿Tan alta?
―Pues si vieras la de Jake…
―me reí―. Él y los demás lobos están entre 42 y 48 grados, depende de la época
del año. Les sirve para protegerse del frío.
―Oh ―pestañeó.
―Dime una cosa, antes
dijiste que Ryam estaba convencido de que tenía cura. ¿Tú también lo crees?
―No estoy segura ―suspiró―.
Según él, si le contagiaron con una vacuna, tiene que tenerla, pero yo no soy
tan optimista.
Tal vez si hablaba con
Carlisle, él pudiese averiguar algo. Aunque tendría que omitir ciertos detalles
del asunto para no preocupar demasiado a mi familia, como, por ejemplo, mi
intervención en el bosque y ese encuentro con los vampiros. Tendría que
decirles que ya estaba con Jake y los chicos, porque si les decía que había ido
yo sola a ayudar a Helen hasta que por fin llegó mi lobo, tendría que escuchar
el sermón de mis padres.
―¿Y cómo es Ryam? ¿Es
guapo? ―pregunté para hacer la conversación todavía más liviana, a ver si así
se incrementaba su ánimo.
―No sé. Sí… ―contestó, algo
ruborizada―. Bueno, a mí me lo parece.
―Y… ¿sigues enamorada de
él? ―seguí, poniendo voz picarona.
―No pienso decirte eso ―objetó,
riéndose.
―Vamos, venga ya ―me quejé―.
Tú me diste la brasa todo el curso pasado con el tema de Jacob. Ahora me toca a
mí.
―Está bieeen ―aceptó,
alargando la última sílaba para fingir cansancio―. Sí, estoy enamorada de él,
¿contenta?
A las dos se nos escapó una
risita.
―Ahora entiendo que al
final le dieras calabazas al pobre de Justin Musset y no fueras al baile de fin
de curso.
―Sí, pobre, menudo fiasco
que se llevó ―asintió, mordiéndose el labio con culpabilidad―. Pero nunca he
podido quitarme a Ryam de la cabeza, ir con Justin iba a ser una mentira, y él
tampoco se merecía eso. Por eso preferí decirle la verdad y no ir al baile.
―Hiciste bien.
―Ahora está saliendo con
Sandra Pitterson. Y se les ve bastante bien, así que me alegro.
Asentí y la cocina se vio
apagada por un momento de silencio.
―Por cierto ―intervine para
romperlo―, tenías razón cuando descubriste que no era un oso lo que habían
visto esos excursionistas, sino que eran los lobos, pero no fueron ellos quienes
asesinaron a esa gente, fueron unos vampiros ―le aclaré―. Los lobos luchan
contra los vampiros para proteger a las personas. La gente que vio a ese oso
seguramente vio a alguno de los lobos que andaban detrás de esos vampiros para
acabar con ellos. Lo que pasa es que estaría escondido y no lo vieron bien, por
eso pensaron que era un oso enorme.
―Bueno, ya me di cuenta de que
tus lobos no atacan a la gente y que luchan contra los vampiros ―rio―. ¿Y tú
cómo sabes que fueron unos vampiros los que mataron a esos excursionistas? ―preguntó,
asombrada por mis conocimientos del tema.
―Porque esos vampiros
perseguían a mi madre ―revelé.
―¿A tu madre? ―ahora sí que
estaba asombrada.
―Será mejor que vayamos al
saloncito, creo que yo también tengo que contarte una historia muy larga ―me
reí.
―Bueno, yo también tengo todo el día ―sonrió con complicidad.
―Pues vamos.
Me
levanté de la mesa, seguida por Helen, y salimos de la cocina entre charlas
para dirigirnos al pequeño salón.
Una
vez allí, y sentadas en el cómodo sofá, yo también le conté toda mi historia a
Helen, y también algunas cosas de mi familia que eran imprescindibles para que
comprendiera ciertas partes de la misma, como, por ejemplo, la aparición de
Jake en mi vida y su imprimación. Se quedó maravillada con buena parte de mi
relato, y la historia de amor de mis padres y la mía con Jake le parecieron
preciosas, según ella, de película.
Una
hora más tarde, llegó Brenda, que me trajo la mochila con mis cosas y enseguida
se sentó con nosotras para que Helen le contara su relato y para relatar la
suya propia.
Brenda
y Helen estaban alucinadas, la una con la historia de la otra, aunque la
segunda parecía otra persona desde que se había desahogado con las dos. Como
ella misma nos había dicho, el poder contárselo a alguien, y más siendo
nosotras, sus amigas, había resultado todo un alivio. Y no solo por poder
desahogarse, que ya era mucho, sino por sentirse comprendida. No nos podíamos
creer la tremenda coincidencia de que las tres supiéramos de la existencia de
este otro mundo fantástico, lleno de vampiros, lobos enormes y otros seres
mutados o no.
Ahora
seguíamos las tres sentadas en el sofá, charlando, y yo no hacía más que mirar
el reloj que estaba en una de las estanterías que se alzaban sobre el mueble
bajo de la televisión.
Ya
se acercaba la hora de cenar y Jake aún no había vuelto.
Mis
manos se retorcían la una con la otra, entrelazando los dedos con nerviosismo,
mientras mis amigas hablaban y se contaban todos sus secretos. Y afuera ya era
de noche…
―Ness, no te preocupes, estará al llegar, seguro ―me dijo Brenda en un intento de
tranquilizarme, quien ya se había dado cuenta de mi histerismo―. Cuando Seth me trajo hasta aquí me dijo
que iban a ir más lobos. Embry y su grupo terminaron en cuanto la excursión se
acabó, así que se fueron para allá con ellos. Y seguro que Leah y su cuadrilla
también terminaron con los nómadas y se unieron. No te preocupes ―repitió.
―Es que nunca ha llegado tan tarde… ―murmuré igual de nerviosa, observando la hora de nuevo.
Ya
sabía que solo eran cuatro vampiros contra muchos lobos, sin embargo, ese
Razvan me daba tan mala espina…
Brenda
frunció los labios y se quedó pensativa, como si se acabase de dar cuenta de
que sí que estaba tardando, con lo cual, Seth también.
Genial.
Por mi culpa, había hecho que Brenda se preocupase.
Iba
a abrir la boca para deshacer mi entuerto, cuando escuché unas conocidísimas
pisadas que se acercaban a la casa.
Mi
corazón renació de nuevo.
―Ya está aquí ―murmuré
con una enorme sonrisa, levantándome con prisas del sofá.
―¿Lo ves? ―me reprendió
Brenda, aunque a ella también se la notaba aliviada.
Antes
de que me diese tiempo a llegar al vestíbulo, Jake entró por la puerta. Me iba
a tirar a sus brazos para abrazarle y besarle, pero la sonrisa y mis piernas se
paralizaron cuando vi que entraba completamente aventado, pegando un sonoro
portazo.
Jacob
avanzó dos zancadas en mi dirección, pero no se dio cuenta de mi presencia, sus
ojos estaban clavados en el suelo mientras se rascaba la nuca con irritación, y
después se giró hacia la puerta de nuevo. Sus pies comenzaron a dar paseíllos
sin parar.
Me
quedé inmóvil, observando ese rostro bañado por una evidente rabia y que a la
vez estaba mezclado con un sentimiento de profundo pesar.
Hasta
que Jake por fin levantó la vista y me vio. Entonces sus pies se detuvieron
para quedarse frente a mí y sus ojos me reclamaron con angustia.
Ahora
sí. Corrí hacia él y me abalancé a sus brazos para besarle. Mientras nuestros
labios se movían con efusividad ―los míos descargando toda esa tensión y
preocupación que tenía antes―, sus
manos aprovecharon para deslizarse por mi espalda, apretándome más contra él.
No
quería dejar sus ardientes y afrodisíacos labios, y lo cierto es que esa
energía mágica que sentíamos siempre a nuestro alrededor me incitaba a seguir
saboreándolos, pero esa cara de antes me había dejado tan preocupada, que me
obligué a soltarlos para ver qué le pasaba.
―Me encanta llegar a casa ―bisbiseó
acto seguido con una sonrisa, frotando mi frente con la suya.
Llevé
mis manos a su rostro para acariciarle y mirarle, cerciorándome de que no tenía
rasguño alguno.
―¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? ―quise saber, examinando y analizando cada una de sus expresiones con
preocupación.
Su
rostro alegre volvió a apagarse.
―Esos bastardos han conseguido escaparse ―anunció, apretando los dientes―. Pero eso no es todo ―se
separó de mí bruscamente y volvió a sus paseíllos de antes, llevando la mano a
su pelo para revolvérselo con rabia―. Han vuelto a asesinar a otro lobo, ¡y esta vez ha sido casi delante
de nuestras narices! ―masculló
muy exaltado mientras seguía paseando de aquí para allá y su mano bajaba con
rapidez para cerrarse en un puño tembloroso―. ¡Malditos chupasangres! ¡Juro que esto nos lo van a pagar!
No
pude evitar sentir un escalofrío gélido, y más después de lo que me había
contado Helen sobre por qué Razvan y los suyos mataban a los lobos.
―Jake, tranquilízate ―me
acerqué a él, forzándole a pararse frente a mí, y le acaricié el rostro de
nuevo para intentar relajarle un poco. Pareció funcionar. Sus ojos se cerraron,
respiró hondo, y asintió a la vez que espiraba el aire lentamente―. Ahora, dime, ¿qué es eso de que han matado
a otro lobo?
Abrió
los ojos para mirarme. Ya no tenían esa ira, pero aún seguían enfadados.
―Los teníamos, Nessie. Estuvimos a esto de pillarlos ―gesticuló con la mano para indicarme por qué
poco los habían perdido y la dejó caer hacia abajo otra vez. Respiró hondo una
vez más y siguió hablando―. Habíamos
perdido su rastro cerca del lago Beaver, pero de repente Rephael encontró una
pista fresca, y nos llevaba de vuelta a nuestros bosques. Pensábamos que venían
a por Helen, pero nos equivocamos. Hubo un momento en que sus rastros se
separaron, y nosotros tuvimos que hacer lo mismo, claro, si no, a ver cómo los
seguíamos. Sabíamos que lo habían hecho para despistarnos, porque los rastros
daban vueltas en círculos, se subían por los árboles y después los volvíamos a
encontrar… En fin, un estúpido caos ―resopló―. Y mientras
nosotros estábamos siguiendo esas pistas como idiotas, ellos aprovecharon para
matar a ese lobo. Cuando por fin llegamos al sitio, nos encontramos con el lobo
muerto, y no te imaginas quién era y qué le hicieron.
―¿Quién? ―pregunté con
un murmullo, preparándome para lo peor.
―¿Recuerdas aquel lobo? El que pertenecía a la manada del que
encontramos muerto, el que se dio la vuelta para mirarnos.
Claro
que lo recordaba. Era la manada del lobo muerto, se habían acercado a él para
olerle después de pedirle permiso a Jake con su lenguaje lupino, cosa que me
había dejado maravillada. Y había uno que se había girado antes de marcharse
con el resto para presentarle sus respetos al Gran Lobo.
El
alma se me cayó a los pies cuando recordé a ese animal.
―¿Han matado a ese lobo? ―mi
voz se quebró al final de la interrogación.
―Sí ―murmuró, bajando el
rostro.
Me
quedé sin habla durante un instante.
―Cielo, lo siento mucho… ―conseguí
susurrar, acariciando su afligido rostro otra vez.
―Era el Alfa de su manada ―me
reveló, cerrando los ojos otra vez, con pesar. Alzó la cara y los volvió a
abrir para mirarme con otra mezcla de rabia y tristeza―. Esos degenerados le arrancaron el corazón.
No
me hizo falta que añadiera que fue en vida, por la expresión de su rostro lo
adiviné enseguida.
―Es horroroso… ―solo me
salió un murmullo.
―Hemos intentado seguir el rastro de esas ratas, pero se han escapado.
Se subieron por los árboles y no dejaron más pistas. Son buenos, saben lo que
hacen ―admitió, tiñendo la
frase de acidez disconforme―.
Después volvimos para enterrar al lobo, por eso he tardado tanto ―subió su mano para acariciar mi mejilla y
pasó los dedos por mi pelo―.
¿Estabas preocupada?
―Un poco, la verdad ―reconocí,
perdiéndome en esa mirada penetrante.
―Ya estoy aquí ―susurró,
pegando su rostro al mío.
Su
abrasador aliento empezó a acariciar mis labios y todo mi ser se estremeció a
la vez que mis mariposas ya brincaban, ansiosas.
―Está claro que quieren mejorar el veneno ―intervino Helen de repente―. Oh, perdón ―se disculpó al darse cuenta de que nos había interrumpido.
Jake
y yo nos separamos, un poco apurados, y nos volvimos hacia ella, que estaba de
pie, mirándonos en el paso hacia el saloncito, junto a Brenda.
―¿Cómo? ―preguntó Jake,
extrañado.
―Esto… tenemos que contarte muchas cosas ―le revelé―. Es un poco
largo de explicar, así que será mejor que nos sentemos en el sofá ―y le cogí de la mano para conducirle al
salón.
―¿Explicarme el qué? ―interrogó
de camino.
―Todo lo que me ha contado Helen ―manifesté, girándome para mirarle. Entonces, me fijé en su torso
desnudo y me paré, haciendo que él se chocara contra mí. Carraspeé―. Bueno, mejor te dejo ir arriba para que te
pongas una camiseta.
Su
boca por fin se elevó, adoptando esa sonrisa torcida que tanto me gustaba, y se
quedó mirándome con unos ojos un tanto acusadores. No pude evitar que la sangre
me delatara y se me subiera a la cara.
―Bajaré ahora ―me dijo
con la misma sonrisa y un tono que concordaba con la mirada de antes.
Me
dio un beso corto, soltó mi mano y se dio la vuelta para subir las escaleras.
―Espera, Jake ―le llamó
Brenda. Jacob se paró en el cuarto escalón y se apoyó en la barandilla de
madera para asomarse y mirarla―.
¿Y Seth? ―quiso saber.
―Ah, se fue a buscar el coche para llevaros a casa ―le respondió, dirigiéndose a mis dos amigas.
Después, habló para Helen―.
Embry, Abel, Isaac y Shubael os seguirán para cubriros las espaldas y se
quedarán por los alrededores de tu casa para vigilar, por si acaso.
―Gracias ―agradeció
ella.
Jake
la sonrió y se retiró de la barandilla para subir las escaleras. Yo conduje a
mis amigas hacia el salón, donde nos sentamos en el sofá de tres plazas y
esperamos a mi chico, que no tardó mucho en bajar de la habitación con una
camiseta que le cubría ese torso que solo era mío.
Seth
no tardó mucho más en llegar, así que cogió otra silla de la cocina ―Jacob se
había sentado en una, ya que los cuatro no entrábamos en el sofá― y se colocó junto a Jake para escuchar todo
el culebrón.
Helen
tuvo que contar su historia por tercera vez, aunque esta ya lo hizo con mucha
más naturalidad. Jake y Seth no pudieron evitar quedarse un poco con ella,
diciéndole que ya se la imaginaban como el Increíble Hulk, solo que con la piel
blanca, mujer y el pelo largo. Jake hasta le llegó a pedir que se transformara
para que viéramos cómo era, e incluso la estuvo pinchando un buen rato para
hacerla rabiar, a ver si así se transformaba, pero, gracias a Dios, Helen es
muy tranquila y no se enfadó. Brenda y yo les dimos un manotazo para regañarles,
pero a Helen pareció hacerle gracia y todo. En fin, típicas bromas quileute.
Después
de toda esa charla, Brenda y Helen se marcharon con Seth, ya que se les había
hecho bastante tarde y los otros lobos que iban a hacer de guardaespaldas ya
estaban esperando afuera.
Jake
y yo subimos al dormitorio pequeño y encendimos el ordenador para conectarnos.
Teníamos que contarle muchas cosas a mi familia, sobre todo a Carlisle.
Mamá
no tardó nada en conectarse. En cuanto pusimos ¡Hola!, su Webcam se encendió y su imagen salió en
la pantalla.
―Hola, cielo ―me saludó
con una enorme sonrisa―. Hola,
Jake.
Papá
se puso a su lado como un rayo.
―Hola ―saludó él en
general, para ahorrarse palabras.
―Hola ―Jake y yo
imitamos a mi padre.
―¿Cómo estáis? ―preguntó
mamá―. ¿Va todo bien por allí?
¿Han aparecido muchos nómadas por La Push hoy? ¿Qué tal en clase? ¿Te han
puesto muchos deberes? Habrás estudiado, ¿no?
Hablábamos
todos los días, pero mamá siempre nos preguntaba como si hiciese siglos que no
nos hubiésemos visto. Quería saber hasta el más mínimo detalle de nuestro
minuto a minuto de vida. Nos echaba de menos.
―Tenemos… novedades ―suavizó
Jake.
―¿Buenas o malas? ―la
cara de mamá se iluminó como si un faro la hubiese enfocado solo a ella, en
cambio, los ojos de papá se abrieron un poco más de lo normal, un tanto
cautelosos.
―¿Qué clase de… novedad? ―inquirió
papá con ese mismo semblante.
La
cara me cambió de color cuando me di cuenta de a qué se referían, pero a Jake
le dio un poco de risa. ¿Por qué les daba por pensar eso?
―Tranquilo, Edward, Nessie está tomando esas pastillitas milagrosas que
le manda Carlisle ―espetó con
descaro, haciendo que el rosa fuerte de mis mejillas se volviera rojo chillón―. El vestido de Nessie lucirá liso en la
boda.
―Jake ―le regañé,
propinándole un manotazo en el brazo mientras él ya se reía.
Papá
pareció respirar más tranquilo, sin embargo, mamá frunció los labios y juraría
que se quedó un pelín decepcionada.
―Entonces, ¿qué pasa? ―quiso
saber mi padre.
―¿Carlisle está por ahí? Necesitamos hablar con él ―intervine yo.
―Sí, voy a buscarle, espera.
En
menos de un parpadeo, papá ya no estaba delante de la cámara junto a mamá.
―¿Qué es lo que pasa? ―interrogó
ella, ahora un poco preocupada.
―Es por Helen ―adelanté.
―¿Por Helen? ¿Tu amiga?
―Sí.
Con
la misma rapidez con la que se había ido, papá regresó junto a Carlisle y el
resto de mi familia, que se habían apuntado para cotillear. Su vida en
Anchorage, sin lobos gigantes, ni vampiros que les persiguieran, debía de ser
bastante aburrida, por lo visto.
Todos
saludaron efusivamente, como siempre hacían en estas conexiones. Rose y Jacob
se dedicaron un par de frases para meterse el uno con el otro y Em se burló de
lo mal que iba el equipo de Jake a modo de saludo entre buenos colegas.
Mi
abuelo tomó el sitio en el que antes se había sentado mi padre.
―Hola, chicos ―saludó―. ¿Qué pasa?
―¿Tú sabes algo de gigantes? ―preguntó Jake sin rodeos.
―¿Gigantes? ―Carlisle
pestañeó, confuso.
No
fue el único. Los demás oscilaban las cabezas, mirándose unos a otros sin
entender.
―Jake, hay que contarles toda la historia, si no, no se van a enterar de
la misa la media.
―Esperad un momento ―les
dijo, y acto seguido apagó la Webcam, con la consecuente cara de no comprender
nada de mi familia, que encima estaban expectantes―. Verás, nena, si les contamos toda la
historia, estaremos aquí una hora o más ―giró su silla y se arrimó a mí, moviéndola con un solo impulso de su
pie―, y yo me muero por irme a
la cama contigo pronto, estoy muy cansado y necesito dormir ―afirmó con su sonrisa torcida, llevando su
mano a mi pelo para apartarlo de mi hombro.
―Ya, para dormir, ¿no? ―cuestioné
con otra sonrisa, mirándole con ojos acusadores.
―Bueno, ya sabes, dormir… después ―insinuó con el mismo semblante pícaro mientras ponía el brazo por
detrás de mi respaldo.
―Serás caradura ―me reí.
―Es que hoy apenas hemos estado a solas, y te he echado tanto de menos… ―murmuró, llevando su boca a mi cuello.
Sus
ardientes labios comenzaron a deslizarse por mi piel con lentitud. El poco
vello de mi cuerpo se puso de punta y comencé a hiperventilar sin remedio.
Aunque poco duró. Los altavoces del ordenador no tardaron nada en emitir esos
molestos ruiditos que avisaban de los mensajes que salían en el Messenger.
Jake
se separó de mi cuello a regañadientes y volvió a su posición de antes. Conectó
la Webcam de nuevo y los ruiditos cesaron.
―¿Qué es esa historia que nos tenéis que contar? ―quiso saber mi madre, intrigadísima.
―Es un poco larga, pero os la contaremos ―afirmé, echándole un vistazo de reojo a Jake, que suspiró con
resignación y apoyó su ancha espalda en el respaldo, preparándose para aguantar
el largo relato.
Les
conté todo lo que Helen me había relatado, aunque omití esos detalles de mi
intervención en el bosque, como ya había tenido previsto. Simplemente les dije
que Jake y la manada la habían encontrado allí por casualidad y la habían ayudado.
Por supuesto, mi chico cerró el pico y me apoyó. Jacob tampoco quería que mi
familia se preocupase o se disgustase, aunque yo sabía que él también estaba un
poco enfadado conmigo por haberme puesto en peligro, si bien entendía que yo había
sentido la necesidad de ayudar a esa persona humana que estaba en peligro y que
luego resultó ser mi amiga Helen.
Se
quedaron bastante extrañados por todo el asunto, y no les gustó nada la
creación de esos seres raros llamados gigantes con el fin de hacer un ejército,
y menos que esas desapariciones de gente tuvieran que ver con eso. Mi padre
enseguida se acordó de ese ejército de neófitos que esa tal Victoria había
creado para terminar con mi madre cuando ella era humana, ese episodio del que
Jake me había hablado alguna vez, pero lo relacionó con otro fin. También
coincidieron con nosotros en que eso de conquistar el mundo tenía que referirse a una
lucha contra los Vulturis, aunque, al igual que a mí, no les cuadraban muchas
cosas, como, por ejemplo, cómo tenían pensado hacerlo, pues cuatro vampiros y
un ejército de gigantes poco iba a dañar al imperio y a la poderosa guardia de
los de Volterra. Además, el hecho de que Razvan y sus secuaces hubieran estado
tan cerca de los metamorfos y estuvieran matando lobos para obtener ese veneno,
los dejó muy preocupados, sobre todo a mi madre. Tampoco les gustó nada que
Razvan pretendiera que esos gigantes se parecieran a los lobos, aunque solo
fuera en eso de la rápida curación. Eso sumado a la enorme y peligrosa fama que
ahora tenían los metamorfos entre los vampiros de todo el mundo.
En
conclusión, cuando terminé de soltar toda la historia, me arrepentí un poco,
pues ahora sí que estaban preocupados. Al final, ocultar lo del bosque de poco
había servido. ¿Pero qué iba a hacer? Tenía que contárselo, si no, ¿cómo íbamos
a ayudar a Helen y a Ryam? Además, seguro que mi familia podía ayudarnos, al
menos, Carlisle. Y siempre era mejor contar con más gente.
―Llamaré a Louis, tal vez él pueda decirnos algo ―dijo este.
No
pude evitar soltar una risilla entre dientes al recordar esos alocados rizos
que se movían a todas partes con esa energía que ponía su dueño.
―¿También sabe de gigantes? ―pregunté.
―No sé si sabrá algo de gigantes, pero ya sabéis que la genética es su
especialidad ―declaró Carlisle―. Sobre todo en lo referente a las
mutaciones. Ese tema le fascina, y estoy seguro de que se mostrará encantado de
ayudarnos.
―Si sacó todo el asunto de los genes de Nessie, con lo rara que es, no
creo que se le resista esto ―se
burló Jake, riéndose.
Le
di un empujón en broma, a modo de regañina, y él se carcajeó más.
―Llámame cuando sepas algo ―le rogué a Carlisle―, o
mejor cuéntamelo mañana cuando nos conectemos.
―Por supuesto, no te preocupes ―asintió mi abuelo con una sonrisa.
―Bueno ―suspiró Jake con
alegría, poniéndose de pie―,
pues ya hemos terminado ―apoyó
los codos en el escritorio y se inclinó para que la cámara pudiera enfocarle―. Ya sé que vosotros no tenéis tripas que
rujan y esas cosas, pero nosotros nos vamos a cenar, porque las mías están a punto
de salírseme por la boca para bajar a la cocina a picar algo.
―Qué exagerado ―se rio
mamá.
―De veras, Bells, lo digo en serio ―sonrió él―. Tú ya no te
acordarás de lo que es eso, pero ahora mismo estoy famélico. No sabes el día
que he pasado hoy. Primero persiguiendo a esa panda de chupasangres, y después
enterrando al lobo.
―¿Es que han matado a otro lobo? ―el semblante de mamá volvió a ponerse serio.
―Sí, era el Alfa de la manada de aquel otro lobo que encontramos muerto
Nessie y yo. Esta vez esos malditos no se conformaron y se llevaron el corazón ―masculló Jake, apretando los dientes al
recordar.
―¿El corazón? ―susurró
ella, horrorizada.
―Según Helen, están intentando mejorar la fórmula del veneno ―le aclaré yo―. Debe de haber algo en el corazón que les interesa.
―Hablaré con Louis ―repitió
Carlisle.
―Bueno, pues a cenar ―exclamó
Jacob, irguiéndose para quedar de nuevo de pie―. ¡Arg, tengo un hambre voraz!
―Procura no zampar mucho, que luego tienes que comerte a Nessie ―bromeó Em desde detrás de las sillas donde
se encontraban sentados mi madre y Carlisle.
Mi
cara sufrió un colapso de sangre.
―¡Em! ―le regañé.
Mi
tío rompió a reír con unas sonoras carcajadas, aunque los demás también rieron,
si bien sus risas eran mucho más discretas. Bueno, todos excepto mi padre, por
supuesto, que aunque ya había aceptado que su hija viviera en pecado hasta la boda, todavía le
costaban ciertas cosas.
―Bueno, hasta mañana ―intervino
mamá, todavía con los restos de la risa en su boca.
―Y tened cuidado, por favor ―siguió mi padre―. Si
veis que nos necesitáis, no dudéis en llamarnos.
―Sí, no te preocupes ―le
contestó Jake―. Aunque de
momento tenemos la situación controlada.
―De acuerdo ―asintió él
con plena confianza.
―Hasta mañana a todos ―me
despedí.
―Hasta mañana ―dijeron
todos a la vez, como un coro perfectamente sincronizado de voces impolutas.
Sonreí
y apagué la Webcam.
Mis
pasos me llevaban por el bosque plácidamente. Las verdes hojas eran mecidas por
esa suave brisa que ya olía a verano y que también me envolvía con su aire
cálido; acariciaba mi cuello y barría mi cabello hacia atrás a su paso.
Cerré
los ojos y respiré esa brisa acogedora mezclada con infinidad de olores. Olía a
la abundante agua del río Quillayute, que corría no muy lejos de allí, a la
tierra que había sido humedecida por el rocío de esa mañana, a las flores que
aún se resistían a abandonar esa alfombra de verde hierba, a la madera de los
árboles…
Pero
entonces, empecé a sentir frío, y otro olor se entremetió. Un olor a niebla, a
humedad, a oscuridad… y a vampiro.
Abrí
los ojos de sopetón y le vi.
Razvan
estaba escondido tras la densa niebla que ahora lo inundaba todo y que tapaba
hasta el árbol que tenía a mi lado; billones y billones de diminutas gotitas
blancas que creaban una tupida cortina gris que invadía todo el bosque y lo
cegaba. Sin embargo, algo destacaba entre toda aquella bruma. Sus ojos rojos
escarlata, malvados, espeluznantes, y estos se clavaron en mí. Mi pulsera no
dejaba de vibrar, estaba histérica.
―La profecía ha empezado ―habló
con esa voz lúgubre y oscura, escalofriante.
Otra
vez me sobrecogí ante tanta maldad.
Me
fijé en su mano y una bala helada atravesó todo mi ser. Su palma estaba
cubierta de sangre, esta chorreaba hacia la tierra que estaba oculta bajo esa
espesa niebla, y mis ojos observaron horrorizados cómo sostenía un corazón. Era
el corazón de ese lobo, y todavía bombeaba rítmicamente, vivo.
Por
alguna razón, sentí una descarga eléctrica al observar ese corazón, un rayo
gélido y punzante que me anunciaba que ese órgano traía un mal presagio.
Me
asusté e intenté correr, pero mis piernas no me respondían, parecían negarse a
obedecer las insistentes y despavoridas órdenes de mi cerebro. Me miré los pies,
pero no se veían entre tanta gotita blanca. Cuando volví a levantar la vista,
tenía a lo que más me importaba del mundo frente a mí. Y me horroricé aún más
al ver ese semblante.
Su
rostro estaba desfigurado por un profundo y desgarrador dolor que se me clavó
en el alma. Me miraba con esa horrible expresión mientras hacia negaciones con
la cabeza.
¿Por
qué me miraba así?
―Jake ―le llamé.
Sin
embargo, él parecía no oírme. Su rostro ya rozaba la agonía y esa expresión me
sobrecogió como si un glaciar me atravesara entera, porque, sin entender cómo,
supe que el daño se lo estaba ocasionando yo.
Intenté
llevar mis pies hacia él y alzar los brazos para abrazarle y besarle, pero mi
cuerpo no me respondía.
―Jake ―repetí más
fuerte.
Seguía
sin escucharme. Él parecía estar escuchando otra cosa.
―Nessie… ―sollozó,
estirando su brazo para tocarme.
―¡Jake! ―grité con
lágrimas en los ojos, intentando estirar el mío también.
Pero
mis extremidades no se movían y mis ojos no descargaban las lágrimas que yo
sentía. No me podía mover, no podía hablar, no podía llorar… Estaba encerrada,
encerrada.
―¡Jake! ―chillé.
Jacob
comenzó a caminar hacia atrás lentamente mientras seguía negando con esa
espantosa expresión en su rostro, alejándose de mí.
―¡No, Jake! ¡No te vayas! ―lloré
desconsoladamente, aunque mis ojos seguían secos―. ¡Te quiero! ¡Te quiero!
Su
pie dio una zancada más grande hacia atrás.
―¡Jake, te quiero!
Mi
garganta profirió un grito desgarrador cuando Jacob se dio la vuelta y se
marchó corriendo, desapareciendo entre esa espesa niebla sin que yo pudiese
hacer absolutamente nada para remediarlo. El amor de mi vida se iba para
siempre.
―¡Jacob! ¡Jacob! ¡JACOB!
―Nessie, cielo, despierta.
Sentí
unas cálidas manos acariciando mi rostro con impaciencia y abrí los ojos de
golpe.
―¡Jacob! ―grité,
llamándole para que regresara.
―Estoy aquí, pequeña ―susurró
esa voz ronca que adoraba desde que estaba en el vientre de mi madre, mientras
esas manos seguían acariciándome―.
Ha sido una pesadilla, ya pasó todo, ¿ves? Estoy a tu lado.
Pestañeé,
confusa y desorientada, y oscilé un poco la cabeza en dirección a la voz.
Mi
corazón saltó para latir todavía más deprisa. Él estaba ahí, junto a mí. Estábamos
en nuestro dormitorio. Se había incorporado para acariciar mi cara y estaba
secándome las lágrimas con esos sedosos dedos.
―¡Jake! ―sollocé,
alzándome para abrazarle con fuerza.
―Ya pasó todo ―murmuró,
apretando su abrazo.
Mis
dedos casi se clavaban en su espalda.
―Te quiero ―le dije
entre lágrimas.
Esta
vez sí que corrían por mis mejillas, y esta vez sí que lo escuchó.
―Yo también te quiero ―susurró.
Me
despegué de su torso para verle el rostro y llevé mis manos para tocárselo,
cerciorándome de que no seguía soñando y que él estaba aquí conmigo de verdad.
―Solo ha sido una pesadilla ―afirmó, desplegando esa blanquísima y maravillosa sonrisa que
contrastaba con su preciosa piel cobriza.
Cómo
me gustaba ver ese semblante así. Siempre así.
―Ha sido horrible… ―murmuré,
aún compungida―. Primero soñé
que estaba en el bosque y aparecía Razvan con el corazón de ese pobre lobo,
diciendo no se qué de una profecía. Ese corazón estaba vivo, latía, y me dio
muy mala espina, era un mal presagio. Y después tú estabas frente a mí, yo no
podía moverme ni hablar, y tú no me escuchabas. Estabas tan triste, y no podías
oírme, hasta que te marchaste corriendo…
―Soy un bocazas, no debí contarte eso del corazón ―lamentó, secando mis lágrimas.
―Lo que menos me asustó del sueño fue lo del corazón ―confesé, rozando sus mejillas con mis yemas.
―Solo ha sido una pesadilla ―repitió, hablándome con dulzura y metiéndome el pelo detrás de las
orejas―. Yo estoy aquí contigo.
Sí,
solo había sido una horrible pesadilla. Sin embargo…, había algo que me había
dejado muy inquieta, y había parecido tan real… Por un momento vino a mi cabeza
aquella otra pesadilla en la que salía ese horroroso licántropo mutado luchando
contra mi lobo en la nieve, mordiéndolo… Y no podía olvidar que luego esa
pesadilla se había hecho realidad...
La
ventana hacía las veces de cabecero de nuestra cama, y a través de la tela del
estor se colaba la tenue luz de la luna que, aunque estaba oculta sobre las
nubes grises, era casi llena y hacia que la noche fuera clara. Eso era
suficiente para poder ver sus ojos, que brillaban como dos faros gracias al
reflejo del cristal.
Me
quedé mirándolos absorta durante un rato, y él hizo lo mismo con los míos.
Después, bajé la mirada y observé su poderoso torso desnudo. Retiré mis manos
de su rostro para deslizarlas por ese pecho perfecto. Lo acaricié despacio,
palpando cada uno de sus prominentes músculos, parándome a sentir esa tórrida,
sedosa y aromática piel. La respiración de ambos ya comenzó a modificar su
ritmo, alcé la vista y la clavé en esas pupilas negras que tanto adoraba. Conduje
mis manos hasta su nuca y su espalda y me arrimé a él hasta que nuestros
rostros se pegaron y nuestros ansiosos alientos pudieron entremezclarse.
No
podía quitarme de la cabeza esa imagen, a ese Jacob profundamente angustiado y
dolorido alejándose de mí entre la espesa niebla sin que yo pudiese hacer nada
para evitarlo, viendo cómo le perdía para siempre. Pero todo había sido una
pesadilla. Él estaba aquí conmigo, y era mío, siempre sería mío. Y yo siempre
sería suya, solo suya, hasta el fin de mis días. Ahora necesitaba sentirle, lo
necesitaba como el oxígeno. Sentir sus ardientes manos y su boca por todo mi
cuerpo, sentir que él estaba conmigo, sentir que no se iba a alejar entre
ninguna niebla, sentirle bien pegado a mí, sentirle dentro de mí... Quería
fundirme con él, sentir su alma bien mezclada con la mía.
Mis
manos se aferraron a su pelo con fervor y mi respiración empezó a agitarse con
ansia, en total sincronización con la suya.
―Hazme el amor… ―imploré
en sus labios con un susurro que salió por mi boca con más que deseo.
―Nessie… ―susurró,
excitado, deslizando su ardiente mano por mi muslo y alzando la parte baja de
mi camisón a su paso.
Sus
tórridos labios se unieron a los míos y llevó su cuerpo hacia mí con suavidad,
haciendo que mi espalda se apoyase en el colchón mientras él se acomodaba entre
mis piernas.
Sí,
ahora podía sentirlo, solo había sido una pesadilla; y así fue como mi
pesadilla dio un giro y pasó a ser todo un sueño.
Ohh mi Dios!!!!!!!!!!!! Tamara sto sta q ard (como Jake), no puedo creerme lo d los gigants ii luego esa psadilla d Nessie ii con eso d q tiene sueños premonisorios, q miedo. Ahhh pro m alegro tanto dq aias puesto tu propio blog, ia q io t seguia dsd el blog de Miaw ii ahi no han actualizado, stoii tan felizzzzzz!!!!!!!
ResponderEliminarNserio t mrcs unos lametazos de Jacob** Scribs GENIAL!!!!
XOXO dsd México!!!
Awww! Me mori. Muy buena la parte de Em. Cuando dice que no se coma todo que despues se tiene que comer a Nessie. xD
ResponderEliminarY.. ahora.. Nuu.. Please no los separe estan tan bien juntos.. U.U.
Esa ultima escena me hizo acordar a Amanecer cuando Bella tiene esa pesadilla con los volturis. Y que le pide a Edward por favor que esten juntos.. Ja! Buenisima es igual.. Solo que Bella tuvo que ponerse a llora y suplicarle. en cambio Jake ya ardia solo.. xD
que beuno que tengas tu blog! Te seguia en el Miaw. Besos! Genia! De Argentina
¡Hola! Soy JACOB&NESSIE ^^
ResponderEliminarMuchisimas gracias, guapisimas!!! Muchisimas gracias por esos lametazos de Jacob, quien los tuviera, jejeje
Sol, no me acordaba de esa escena, jajaja, es verdad ^^ Pero ya ves que Jake es muy ardiente, no necesita suplicas ni nada de eso, jejejeje... Solo con que Nessie se lo insinue, ya va xDD
Bueno, me alegro de que os guste, espero que siga asi ^^
Lametones para vosotras!!!
Ahhhhhhhh Tamara! Al fin me comentaste alguno. Que Feliz! No se xq.. Pero que bueno! Debe ser xq a mi hermana le dijiste que lo que te dijo te habia llegado al alma. Y a mi ni siqiera me respondias :P Me jodia con eso todo el dia! Me alegro! xD. si, yo pense al toque.. Como en Despertar y lo que voy leyendo en Nueva Era.. Hay algunas coincidias con Los libros de la Saga Crespuculo (como eso de qe andas en motos.. por decir uno) Al toque pense que era por esa escena de Amanecer! Emm.. Si Jake arde solo.. Pero Nessie no se queda atras. Y con eso del Celo. :P Gracias por seguir escribiendo.. Un Abrazoo! Amiga!
ResponderEliminarUy Jack no le ase falta q le suplique 0#0
ResponderEliminarEm si q predijo bien asta mejor q Alice sobre no comer mucho <;
Q curioso 3 amigas en los mismos mundos
Ya no me mates a los lobos son muy adorables para esa crueldad
te quieto
K=D