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jueves, 23 de junio de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 15: MENSAJE

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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC, YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^



NUEVA ERA (Continuacion de "DESPERTAR")
Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog. Si no, no te enterarás de nada XDD

CAPITULOS:

2. SAGRADOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-2-sagrados.html
3. PRACTICAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-3-practicas.html
4. HELEN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-4-helen.html
5. ANIVERSARIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-5-aniversario.html
6. EXCURSION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-6-excursion.html
7. ENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-7-encuentro.html
8. RYAM: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-8-ryam.html
9. MAL PRESAGIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-9-mal-presagio.html
10. ENTREGA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-10-entrega.html
11. OTRA PREOCUPACION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-11-otra-preocupacion.html
12. VIAJE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-12-viaje.html
13. PREMONITORIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-13-premonitorio.html
14. CONVERSACION PENDIENTE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-14-conversacion.html



MENSAJE

Jane retiró su capucha hacia atrás, dejando su cabeza totalmente al descubierto. Su rostro aniñado hubiera parecido dulce, si no fuera por ese iris encarnado que rodeaba a sus pupilas. Me dedicó una extraña mirada a mí, entrecerrando algo sus ojos de color rojo con una frialdad y un odio que me dejaron sin aire por un instante, y mi madre le gruñó con advertencia. Sin embargo, Jane ignoró totalmente este gesto. Despegó la vista de mí y la dirigió a nuestras espaldas.
No tardamos mucho en descubrir por qué lo había hecho. Estábamos bastante cerca de la casa, así que mi padre seguro que había escuchado mis altos pensamientos, o tal vez los de Jane y compañía. Mi progenitor y mis tíos llegaron tan rápidos como tornados y se pusieron a nuestro lado, adoptando una postura defensiva. Sin embargo, los ojos de Jane seguían sin moverse, continuaban esperando algo al frente. Dos segundos más tarde aparecía mi colosal lobo rojizo a toda velocidad, se abría paso entre mi familia y se ponía junto a mí para protegerme, emitiendo un potente rugido y mostrando su poderosa dentadura entre gruñidos.
Mi mano se aferró a su pelaje y ya me sentí completamente protegida. Jane no tenía nada que hacer contra el escudo de mi madre, pero contra el poder espiritual de Jake mucho menos, puesto que este purificaba cualquier ataque por maligno que fuera y lo disipaba como si fuera un simple humo. Con Jacob a nuestro lado, el don de Jane no existía.
Pero esa media sonrisa que ya había empezado a dibujarse en mi cara se me borró de repente. Ahora las pupilas de Jane no se despegaban de mi lobo, y no lo miraba mal, precisamente.
Demetri y Felix se agazaparon ante el potente rugido de Jacob, a la defensiva, y también mostraron sus colmillos entre gruñidos.
―Tranquilo ―le dijo mi padre, interponiendo su mano para calmarle―. No vienen para llevársela.
Jane giró medio cuerpo hacia sus compañeros y volvió a alzar su brazo. Los dos guardias de los Vulturis obedecieron la orden y dejaron sus poses a la vez que ella miraba al frente de nuevo.
Jacob también se tranquilizó, aunque no se relajó del todo.
―Vengo en son de paz ―habló Jane, levantando el rostro con orgullo.
―¿A qué se debe tu visita? ―quiso saber mi padre.
―Vengo a ver al Gran Lobo ―y sus ojos se clavaron otra vez en Jacob.
¿A verle? ¿Y para qué quería verle? Mi mano agarró ese mechón de su pelambrera con más fuerza, temerosa.
Nadie preguntó cómo habían dado con mi familia y cómo sabían que Jacob y yo estábamos aquí. Demetri tenía buena fama.
―Eso ya lo he visto. ¿Y la razón? ―preguntó mi progenitor.
―Traigo un mensaje de Aro para él.
Mi corazón se congeló por un instante. ¿Un mensaje? ¿Qué mensaje querría darle Aro a Jacob?
Jake emitió un gañido.
―Dice que se lo digas ya ―le comunicó papá, seguramente utilizando otros vocablos más adecuados.
―Mis órdenes son que tengo que dárselo en persona, en su forma humana, quiero decir ―soltó ella con arrogancia.
―La orden fue que le dieras el mensaje, Aro no te dijo que tuviera que ser en su forma humana ―reveló mi padre―. Él te oye igual.
¿De qué iba esto? Mi ceño se frunció automáticamente.
―Pero yo prefiero hacerlo en su forma humana ―rebatió Jane con un gesto obstinado―. Además, tengo que hablar con él y necesito escuchar sus respuestas de su propia boca.
Mi lobo resopló, cansado, y se dio la vuelta con rapidez para esconderse tras un grueso tronco, dejando a mi padre con la frase que iba a decir colgando y con un semblante disconforme. Cuando salió de su escondite, caminaba sobre dos piernas, con esos vaqueros largos como único abrigo.
Mientras se acercaba, me fijé en cómo lo miraba Jane y mi mandíbula se cerró audiblemente. Sus pupilas lo repasaron de arriba abajo descaradamente y su labio se curvó hacia arriba con agrado evidente. No pude evitar que me chirriasen las muelas.
Enana descarada…
En cuanto Jacob se colocó a mi lado, agarré su mano y entrelacé nuestros dedos con fuerza, clavándole una mirada de advertencia a Jane, que me correspondió con la misma vista que me había dedicado al principio.
―Bueno, ¿qué es ese mensaje que me tienes que dar? ―inquirió Jacob, impaciente.
Jane dejó mis pupilas para mirarle, eso sí, no sin antes volver a echarle un buen repaso de abajo arriba.
¿Pero por qué no hacía más que mirarle de esa forma? No, no le miraba, se lo estaba comiendo directamente.
Ahora entendía por qué había insistido en hablar con él en su forma humana. Mi mano libre se cerró en un puño que hubiese sido más apretado si no hubiera sido por el dichoso guante. Como no dejase de mirarle así, le iba a sacar los ojos.
―Aro quiere saber si son verdad esos rumores que dicen que os vais a casar ―dijo Jane al fin.
Nos miramos los unos a los otros, extrañados. ¿Aro la había enviado desde Volterra para preguntarle eso a Jacob?
―¿Qué pasa? ¿Es que ahora esos vejestorios tienen paparazzis? ―inquirió Jake en un tono ácido.
Para mi incrédulo asombro y el del resto de mi familia, incluido el mismo Jacob, ella empezó a reírle el chiste, aunque esa risita de estúpido colibrí duró poco.
―Solamente quiere daros la enhorabuena ―declaró, y al pronunciar la palabra, osciló sus ojos hacia los míos para mirarme con rabia durante un instante.
Fue fugaz, pero me dio tiempo a corresponderle la mirada con otra de odio.
―Pues sí ―intervine yo, observándola con orgullo―, vamos a casarnos.
―¿Y cuándo será la… boda? ―quiso saber, levantando la barbilla con prepotencia.
―Vosotros no estáis invitados, así que no os importa ―respondió mi chico con insolencia.
La actitud de Jacob no pareció molestarle mucho a Jane, que no le quitaba ojo.
―¿A qué vienen esas preguntas? ―interrogó mamá.
―Aro me ha dado algo para vosotros ―le anunció Jane a Jacob, ignorando el interrogante de mi madre.
Mi padre fue el primero en bajar el ceño con extrañeza, aunque los demás le seguimos después.
La vampiro se giró de nuevo y le hizo un gesto con la cabeza a Felix, que metió la mano dentro de su capa y le pasó algo pequeño. Ella se volvió hacia Jake y le extendió su mano, enseñándole una cajita recubierta de terciopelo azul oscuro que llevaba un ribeteo en dorado en la zona de la abertura.
Mi cuerpo se tensó al instante.
―Más te vale que no intentes nada ―le advirtió mamá―. Él está bajo la protección de mi escudo y somos mayoría.
Emmett hizo chascar las falanges de sus dedos con una enorme sonrisa que pedía a gritos una pelea.
―Solo le voy a dar esto ―replicó Jane con otra sonrisa, aunque la suya arrogante.
Mi madre miró a mi padre y este asintió con confianza.
―Está bien, acércate. Tú sola ―matizó mamá.
―Dices que sois mayoría, ¿y no os fiáis de nosotros? ―se burló Felix con otra sonrisa altiva.
―Si queréis, también podéis venir y probamos ―propuso Emmett, sonriendo y estallando los dedos igual que antes.
La subordinada de los Vulturis levantó el brazo para calmar a sus dos acompañantes, que se quedaron con las ganas de pelear, como Em.
El cielo concedió una tregua y sus oscuras nubes dejaron de descargar la nieve sobre nosotros.
Los pasos de Jane apenas se sintieron, si no llega a ser por las huellas que quedaban marcadas en la nieve, juraría que había venido flotando. Llegó hasta nosotros y se quedó a solo un paso de Jake. Mis muelas volvieron a chirriar cuando lo observó más de cerca. Sí, iba a sacarle los ojos, ya me estaba empezando a cansar…
Su pequeña mano quedó tendida en el aire, boca arriba, con la cajita de terciopelo reposando en su palma. Jacob estiró su mano también, si bien no se movió del sitio, para seguir al amparo del escudo de mamá, y Emmett, Jasper, mi padre y yo misma nos agazapamos, por si acaso.
Jake cogió la caja y, cuando estaba retirando la mano, ella dobló los dedos para rozársela mientras sus pupilas se clavaban en él con un anhelo que no escapó a las mías. Mi chico apartó la mano súbitamente, casi como si le hubiese dado un calambre, pero a mí una espada de fuego rabioso me atravesó entera y salté como un resorte para ponerme delante de él. Mi labio se retiró hacia atrás, destapando mi dentadura, y mi garganta estalló en un rugido que me sorprendió hasta a mí, de lo extremadamente amenazador que sonó.
¿Qué había sido eso? ¿Acaso estaba intentando tontear con Jacob? ¡¿Cómo se atrevía?! ¡Y encima, delante de mis narices!
―¡No vuelvas a tocarle! ―le grité con furia mientras ya notaba cómo el calor hirviente recorría toda mi espalda.
Mi madre también mostró sus colmillos y emitió un gruñido nervioso y tenso por la situación.
Jacob me tomó de la mano y se puso a mi lado otra vez, sujetándomela con firmeza para retenerme junto a él y que no me lanzara hacia ella.
―Tranquila, preciosa ―me susurró en el oído, y me dio un beso en la mejilla.
Notar su ardiente aliento hizo que me calmara un poco, aunque no le quité ojo a esa arpía. Mi cabeza estaba llena de insultos innombrables hacia ella que no se podían ni mencionar, aunque mi cerebro los gritaba con furia.
La boca de Jane se levantó para sonreírme con arrogancia y después sus pasos retrocedieron hacia su posición inicial de la misma forma con la que se había acercado.
―¿Qué hay en esa caja? ―exigió saber mi padre, pues ni la propia Jane debía de saberlo.
―Deben abrirla para averiguarlo ―manifestó ella con su voz petulante.
Jacob alzó su mano suelta, que era donde tenía la cajita, y sin soltar mi mano se ayudó de la otra para levantar la tapa.
Dos anillos reposaban en la almohadilla blanca, en el interior de la caja. Eran dorados, uno de ellos no tenía adorno alguno, pero el otro tenía una fila de piedras incrustadas a lo largo de gran parte del arco superior.
―Oro y diamantes ―nos aclaró Alice, que ya se había inclinado hacia delante para echarle el ojo.
―¿Qué es esto? ―preguntó Jake, un poco ofendido.
Mi progenitor alzó las cejas con incredulidad, adelantándose a lo que Jane iba a decir.
―Aro quiere haceros un regalo de boda, como disculpa por el malentendido de nuestro último encuentro ―declaró Jane.
―¿Un regalo de boda? ―repitió Jake, frunciendo el ceño con extrañeza.
―No fue un malentendido ―rebatió papá―. Secuestrasteis a nuestra hija.
―Entonces Aro no sabía que vuestra hija era otro metamorfo ―excusó Jane―. Ni tampoco que él era el Gran Lobo.
―Claro, eso último cambia mucho las cosas para Aro. Y también para ti, ¿no es cierto, Jane? ―siguió mi padre.
―No sé a qué te refieres ―contestó ella, mirándole con dureza.
―Por supuesto que lo sabes ―afirmó él con seguridad―. Aro iba a enviarle esto a Jacob por correo con un paquete certificado, pero tú le convenciste para que te mandara a ti ―reveló para los demás.
La ceja de Jane se alzó con chulería junto con la comisura de su labio, gesto que contestó a la afirmación de mi padre.
―Desde luego. Solo quería asegurarme de que el paquete llegaba a su destino ―declaró ella con altanería―. Aro me dijo que su contenido era de gran valor.
Eso no se lo creía ni ella. Solamente lo había dicho para que Felix y Demetri no descubrieran sus verdaderas intenciones.
Papá no dijo nada más, se limitó a mirarme con precaución, sin embargo, eso no hizo más que confirmar mis sospechas. A Jane le gustaba Jacob, por eso había venido ella a traernos esto. Mis muelas estaban a punto de romperse en mil pedazos, de lo que se apretaban las unas contra las otras, y mi cerebro chilló esos insultos con más fuerza.
―Bueno, a mí me da igual ―intervino Jake, enfadado―. No pienso aceptar nada de ese viejo chiflado, así que ya le estás diciendo que se… guarde su regalo ―suavizó, lanzándole la cajita de malos modos. Jane la atrapó sin problemas―. ¿Eso es todo?
―Oh, se me olvidaba que también traigo una carta para ti ―fingió que recordaba.
Mi paciencia se estaba terminando…
Sacó un sobre de color hueso del interior de su túnica y se aproximó otra vez con esos pasos metódicos y prácticamente imperceptibles.
Mamá se puso tensa una vez más y mis colmillos se dejaron ver mientras le clavaba una mirada llena de peligro. Como se le ocurriese intentar algo más, le arrancaría la mano y la machacaría hasta reducirla a polvo.
Su mano se extendió, ofreciéndole el sobre a Jake, pero antes de que él levantara la suya para cogerla, me adelanté y atrapé la carta de un zarpazo.
Eso no le gustó a Jane, que entornó sus ojos para mirarme con odio, aunque mi labio se levantó con una malicia más que descarada.
―Ya puedes volver a tu puesto ―espeté, observándola con provocación.
Su mentón se alzó con encopetamiento, el mío con advertencia, y se dio la vuelta para regresar junto a los otros dos guardias.
Rompí el sello rojo del sobre y lo abrí para sacar la pequeña hoja que albergaba en su interior, cuya textura era tan dura como la del envoltorio; el papel estaba doblado a la mitad.
Lo desdoblé y Jake se arrimó a mí para leer.


Mi estimado Jacob,

Espero aceptes este humilde regalo de boda como símbolo de mis más sinceras disculpas por el desafortunado malentendido de nuestro pasado encuentro. Me gustaría que utilizarais esos anillos para el día de vuestro enlace.
Me sentiría gratamente complacido si tú y tu futura esposa aceptarais mi invitación a mi morada en Volterra para que pudiera disculparme personalmente y pudiese obsequiaros con un regalo mejor. Deseo arreglar nuestras diferencias lo antes posible, pues me siento francamente avergonzado por ese malentendido. Por supuesto, todos los gastos  y el alojamiento correrían de mi cuenta.
Espero que aceptes mi invitación y que podamos reunirnos pronto.

Un cordial saludo.
Aro.

Jacob y yo nos quedamos pasmados cuando terminamos de leer la carta. ¿Aro nos invitaba a ir a Volterra para pedirnos disculpas? No podía creerlo.
―¿Qué mierda es esta? ―masculló Jake, quitándome el papel para alzarlo con enfado―. ¿Es que se cree que comprándonos con unos anillos y escribiendo una estúpida carta para invitarnos a su agujero vamos a olvidar todo lo que pasó?
―Jacob ―gruñó mi padre, entre dientes, regañándole.
―Deberíais aceptar el regalo y las disculpas ―respondió Jane, un tanto ofendida―. Aro no suele hacer este tipo de presentes, y mucho menos invitar a nadie a su morada. Debes tomártelo como un honor.
―¿Un honor? ―se rio con desdén y después se puso serio―. Puede metérselo todo por…
―Aceptarán el regalo y la carta ―le cortó papá, cogiendo el papel antes de que a Jacob le diera tiempo a tirarlo al suelo, mientras lo mataba con la mirada―. Y lamentablemente, la invitación tendrá que esperar. Aro debe comprender que están bastante ocupados ahora mismo con la organización de la boda.
Jacob frunció tanto el ceño, que casi se le clavaba en los ojos, y también le dedicó una mirada inconformista a mi padre. Apreté su mano para que no abriera la boca, ya que si mi padre actuaba así, tenía que ser por alguna razón. Afortunadamente, mi chico me hizo caso y se tragó las palabras que tenía pensado soltar.
Mamá también miró a mi padre un poco extrañada, pero no dijo nada. Tenía confianza ciega en él.
―Me alegro de que haya alguien aquí con criterio ―manifestó Jane, alzando la ceja con arrogancia. Tuve que volver a apretar la mano de Jake―. Ignoraré este pequeño rechazo inicial y le transmitiré a Aro tu mensaje.
Papá no dijo nada, solamente asintió.
La vampiro se acercó a nosotros de nuevo con paso firme y ligero y se detuvo frente a Jake. Esta vez fui incapaz de reprimir a mi garganta, que emitió un gruñido sordo y largo cuando ella se volvió a recrear en el cuerpo y en el rostro de mi novio sin cortarse un pelo. Los músculos de mis piernas se tensaron, preparados para saltar en cualquier momento si a esa golfa se le ocurría volver a rozarle. Mamá también gruñó levemente, aunque a ella el asunto le ofendía más por mí. Jane extendió su mano hacia él, con la cajita de terciopelo azul reposando en su palma. Jacob resopló con enfado y la cogió rápidamente de un solo y veloz movimiento.
―Aro se sentirá muy complacido al saber que habéis aceptado su regalo ―afirmó Jane con un tono petulante. Entonces, clavó sus sucios ojos en los de Jacob y habló solo para él―. Nos veremos en Volterra.
―Eso si mi marido y yo podemos ir ―dije, matizando esas dos palabras con ganas.
Sus pupilas por fin se apartaron de él y se movieron hacia mí. Su boca se curvó con un desplante que no me gustó nada, como si no se creyese esos vocablos. Mi puño se cerró con fuerza.
Le volvió a comer con la mirada descaradamente como recuerdo de despedida y se dio la vuelta para regresar con sus compañeros, esta vez, a la velocidad de la luz. Felix y Demetri nos dedicaron una última sonrisa despectiva y se unieron a ella para marcharse a toda velocidad entre los árboles nevados del bosque.
Esperamos un tiempo prudencial, yo con mi cabeza echando humo debido al volcán que tenía dentro y que escupía toda clase de insultos inconfesables hacia esa enana arpía, algunos eran demasiado hoscos y vulgares como para reproducirlos, tanto, que mi padre cerró los ojos con disgusto.
―Ya se han alejado lo suficiente ―nos comunicó este.
―¡¿Pero qué se propone esa… furcia?! ―exploté, y me costó pronunciar ese vocablo que había cambiado a última hora.
―Ya te había echado el ojo la otra vez, pero ahora la tienes loca, ¿eh? ―se mofó Emmett, dándole un codazo a Jake.
―No digas tonterías ―respondió él con enfado.
Mi mandíbula se cerró audiblemente y papá le miró con ganas de matarle. Em carraspeó y se cruzó de brazos, disimulando que veía algo en las copas de los árboles.
―¿Cómo que te echó el ojo la otra vez? ―quise saber, indignadísima, celosísima, enfadadísima.
―¿Serás bocazas? ―le reprendió Jacob a mi tío, que siguió su disimulo.
―¿Esa… golfa ya se fijó en ti cuando me tenían secuestrada?
No podía dejar de mirar a mi chico de arriba abajo, aunque, claro, no me hacía falta eso para darme cuenta de lo tremendo que estaba, incluso para una mujer vampiro. Seguramente Jacob era algo muy diferente a lo que esa Jane estaba acostumbrada a ver, si es que había visto algo en su vida, y, encima, era el Gran Lobo. Ahora entendía esa frase que mi padre le había dicho antes a ella.
―No tiene importancia, ¿vale? ―intentó calmarme Jake, acariciándome mi helada mejilla con esos dedos ardientes que me pusieron todo el vello de punta. Hasta ese momento, no me había dado cuenta del frío que hacía―. Solo fue una mirada.
Una mirada ya era demasiado…
―Esa ramera es una descarada ―espetó Rose con desagrado, sin controlar para nada sus formas. Todos nos volvimos hacia ella para mirarla, mi padre regañándola, aunque ella lo ignoró―. Sabe que Jacob se va a casar con Nessie, y aun así, no le importa. Si hubiera hecho eso con Em, yo me hubiese lanzado a su yugular ―y sonrió con una sonrisa tan tétrica, que me dio hasta un poco de miedo.
―Así me gusta, vida mía ―aprobó Emmett, dándole un beso que ella correspondió.
―Y yo tenía que haberlo hecho… ―murmuré para mí, apretando los dientes con arrepentimiento.
―Bueno, lo de la Pitufina es una chorrada, aquí lo que importa es esta tontería de la carta y los anillos ―opinó Jake―. Ahora tendrás que explicarme por qué diablos hemos aceptado su regalito ―le echó en cara a papá con disgusto, pasándole la cajita y el papel de malos modos.
―En este momento no nos conviene quedar mal con Aro ―contestó mi progenitor.
―A mí me importa una mierda quedar mal con esa momia chiflada ―replicó Jacob, bajando las cejas con enfado.
―Pues no debería ―refutó papá, también algo molesto―. Es mejor que Aro crea que no estamos contra él, eso siempre nos evitará posibles problemas. Además, está claro que aquí hay gato encerrado.
―¿A qué te refieres?
―Está claro que él no quiere que vayas a Volterra solamente para pedirte disculpas. Aquí hay algo más. Aro nunca se tomaría tantas molestias solo para eso. Jamás he oído que le haya enviado una carta a nadie, y mucho menos un regalo tan caro. Estoy seguro de que el que seas el Gran Lobo ha influido bastante en su actuación.
―¿Y qué tiene que ver eso? ―inquirió Jacob con extrañeza.
―Ha visto tu enorme poder, y ya ha visto que no puede dominarte ni tenerte entre su guardia, ni a ti, ni a ninguno de tus lobos. Ahora mismo solo tiene dos opciones: tenerte de enemigo o tenerte de aliado.
―Y eres un enemigo demasiado duro, incluso para él ―siguió Emmett con una enorme sonrisa.
―Ya veo, si no puedes con tu enemigo, únete a él, ¿no? Pues si está esperando a que yo sea su aliado, va listo ―se rio Jake―. Y desde luego tampoco pienso ir a su madriguera en Volterra.
―Claro que no, lo que dije de la boda era una excusa para quedar bien ―aclaró mi padre―. Más adelante ya encontraremos otra.
―¿Y cómo sabes que Aro quiere que Jake sea su aliado? ―le pregunté a papá―. ¿Es que lo has visto en los recuerdos de esa… de Jane? ―rectifiqué a tiempo.
―No, Aro no le ha revelado sus verdaderos motivos, seguramente para que yo no pudiera verlo ―respondió―. Pero he visto otra cosa muy interesante ―hizo una pausa en la que todos nos quedamos expectantes―. En todos los recuerdos de Jane en los que ella estaba con Aro, también aparecía Varick, y este no se despegaba del líder de los Vulturis en ningún momento.
―¿Varick? ―interrogó mamá―. ¿Y para qué quiere Aro a Varick, si tú no estás allí?
―Para evitar que Alice pueda ver ni la más mínima de sus intenciones ―intervino Jasper, sorprendido por su propia deducción.
―Exacto ―confirmó mi padre.
―Claro, la barrera individual que crea Varick lo aísla de cualquier poder mental, incluido el mío ―asintió Alice, llevándose la mano a la barbilla, pensativa―. Ya me extrañaba a mí que todavía no hubiera visto ni un ápice de sus decisiones.
―Eso nos complica las cosas ―lamentó Jasper con desagrado―. Ahora no sabremos si va a actuar en el caso de los gigantes de Razvan, y si lo hace, tampoco sabremos cuándo ni cómo.
―De todas formas, eso es algo que a nosotros no nos incumbe, al fin y al cabo ―manifestó Emmett―. Quiero decir, que Aro no parece interesado en llevarse mal con Jake y su manada, y todo lo que haga será en perjuicio de Razvan, si es que hace algo para pararle.
―Em tiene razón ―coincidió papá―. El único que me preocupa en este caso es Ryam, ya que podría verse envuelto en todo este asunto.
―Nosotros nos encargaremos de eso ―afirmó Jake, usando ese plural para hablar en nombre de la manada―. Helen mantiene el contacto con él, y seguro que podremos arreglárnoslas para saber dónde se encuentra en un momento dado. No me importa lo cabezota que se ponga, le protegeremos. Y si es cierto eso que decís, si Aro descubre que está con nosotros, no se atreverá a hacerle nada, ¿no es así?
―Eso espero ―asintió mi progenitor―. En fin, como siempre, tendremos que esperar y estar atentos, por si acaso.
Todos asentimos y se hizo un silencio. Las nubes del cielo comenzaron a dejar caer unos copos de nuevo y una pequeña brisa serpenteó entre los troncos, clavándome su gélido frío en la cara como cuchillas. Me dio un respingo que no pasó desapercibido para Jacob.
―¿Tienes frío? ―me preguntó, abrazándome para darme calor.
―Un poco ―reconocí.
―Será mejor que vayamos a casa. Carlisle y Esme están a punto de llegar con Louis y Monique ―desveló Alice con una sonrisa satisfecha.
―Sí, vamos ―aceptó mi madre.
―Eso, que Jake y yo dejamos la partida colgando y ya iba a ganarle ―afirmó Em con otra sonrisa, empezando a caminar.
―Ja, de eso nada, chaval ―rebatió mi novio, llevando sus pasos detrás de él conmigo bajo su brazo, que se colocó sobre mis hombros para seguir dándome calor.
Los demás comenzaron a seguirnos.
Mientras los dos continuaban con su discusión de broma, algo en la conversación que habían iniciado mis padres llamó mi atención por un instante. Giré un poco el rostro y miré a mis espaldas de reojo.
―Renesmee y yo estábamos hablando de Renée, y temo que Jane haya podido escuchar algo ―dijo mamá, mordiéndose el labio con preocupación.
―No he visto nada en su mente a ese respecto, así que no creo que lo haya oído ―reveló mi padre, susurrándole con dulzura.
Mamá suspiró con tranquilidad y sonrió.
Mis labios también se curvaron hacia arriba, aunque por poco tiempo, porque la visión de esa enana arpía comiéndose a mi novio con la mirada se instaló otra vez en mi cerebro.
Me volví al frente y observé a Jake.
―¿Por qué no trajiste la camiseta? ―le regañé un poco―. Así esa… Jane ―corregí― no te hubiera visto tanto.
―Tu padre escuchó tu cocorota y la del trío mafioso y salimos corriendo de la casa ―me explicó con su sonrisa torcida―. Tu familia ya me llevaba demasiada ventaja. Solo me dio tiempo a atarme los vaqueros a mi preciosa cinta de compromiso.
Bueno, eso de preciosa… Todavía me daba un poco de vergüenza lo mal que me había quedado.
―La próxima vez le arrancaré los ojos ―murmuré entre dientes, rodeando su cintura con mis brazos para arrimarle más a mí.
A Jake pareció hacerle gracia mi reacción y se rio con satisfacción. Acercó su rostro a mi cabeza y me dio un beso sobre el gorro.
No tardamos mucho más en divisar la casa. Todos apretamos el paso cuando la vimos, y en menos de un minuto ya estábamos subiendo los pocos peldaños que llevaban a la puerta principal.
Emmett la abrió y nos invitó a entrar, haciendo una reverencia con su enorme cuerpo. Obedecimos encantados y pasamos al interior, donde nos sentamos en el enorme sofá en forma de U para esperar la inminente llegada de Carlisle, Esme, Louis y Monique.


7 comentarios:

  1. ¡HOLA A TODOS! SOY JACOB&NESSIE!

    Bueno, como veis, yo sigo colgando capis aqui ^^
    Actualizo martes, jueves y sabados.
    Espero que me dejeis algun comentario de vez en cuando, jaja.
    Besitos.

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  2. Gracias por colgar siempre más capis! =) cada vez la historia se pone más interesante y me intriga! jeje me volvi una adicta a la historia enserio! me encantaa y espero ansiosa el proximo capitulo! Te deseo muchos éxitos y Fuerzaa!

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  3. gracias te sigo desde Despertar por la pagina de miaw pero no se que ha pasado se demora mucho en subir millon gracias por subir aqui ......

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  4. ¡Hola, soy JACOB&NESSIE!

    MUCHISIMAS GRACIAS POR LEERME!!! ME HACEIS MUY FELIZ, DE VERDAD =º)

    LAMETONES!!

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  5. ¡HOLA! SOY NOVIEMBRE. QUE SI TE LEEMOS, CREO QUE HACE MUCHOS AÑOS QUE NO LEÍA TANTO TODOS LO DIAS; CON DECIRTE QUE HACE UNA SEMANA QUE NO LE HE HECHADO UN VISTAZO AL FACEBOOK QUE ES DONDE TENGO A LOS AMIGOS ÍNTIMOS. A SI QUE CON ESTO TE LO DIGO TODO. BESOTES Y LAMETONES

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  6. Maldita Jane q no tiene respeto ona casa es q lo veo cuando Nessie no está pero otra es en sus narices q le pasa
    Te quiere
    K=D

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