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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC,
YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^
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CAPITULOS:
PARTE UNO: HORIZONTE:
RENESMEE:
1. MAS HUMANA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-1-mas-humana.html
RENESMEE:
1. MAS HUMANA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-1-mas-humana.html
2. SAGRADOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-2-sagrados.html
3. PRACTICAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-3-practicas.html
4. HELEN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-4-helen.html
5. ANIVERSARIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-5-aniversario.html
6. EXCURSION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-6-excursion.html
7. ENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-7-encuentro.html
3. PRACTICAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-3-practicas.html
4. HELEN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-4-helen.html
5. ANIVERSARIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-5-aniversario.html
6. EXCURSION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-6-excursion.html
7. ENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-7-encuentro.html
RYAM
Jacob
aparcó el coche frente al garaje y nos acompañó hasta la misma puerta de casa.
Dejé que Helen entrara primero y yo me quedé en el umbral para despedirme de
él.
―Quil y su grupo están por esta zona, así que aquí estaréis a salvo ―aseguró, llevando su palma a mi rostro para
acariciar mi mejilla con el pulgar.
Me
arrojé a él y le abracé con fuerza.
―Ten mucho cuidado ―murmuré
en su cuello.
Apretó
su abrazo durante un instante y después sus manos dejaron mi espalda para
sujetarme por los brazos. Me despegó un poco de su cuerpo, con delicadeza, y sus
ardientes labios se unieron a los míos para besarme.
No
sé cuánto tiempo pasó, pero a mí me pareció muy poco.
―Estaré aquí antes de cenar ―afirmó con un susurro.
Asentí
con la cabeza.
Me
dio otro beso, este corto y dulce, y se separó de mí. Luego, me echó un último
vistazo antes de darse la vuelta y se marchó.
Cerré
la puerta y me quedé un par de segundos con la mano en la manilla, hasta que
exhalé y me alejé del cerramiento.
―Helen ―le llamé.
―Estoy en la cocina.
Mis
amigas ya habían estado en mi casa varias veces ―sobre todo Brenda,
lógicamente―, así que Helen
también se conocía la vivienda.
Entré
en la cocina, donde mi compañera ya se encontraba sentada en la mesa.
Sus
dedos repiqueteaban en el tablero con nerviosismo y su mirada estaba perdida,
como si estuviese pensando en algo.
―Prepararé una tila para las dos ―le dije, acercándome al armario para coger una cazoleta.
―Gracias.
La
llené de agua y la puse en la vitrocerámica. Saqué dos tazas, dos cucharillas y
dos manteles individuales y lo coloqué todo en la mesa. Después, cogí el
azucarero del mueble y lo puse en el medio de los dos mantelitos.
Cuando
el agua hirvió, la vertí en las tazas y les añadí las bolsitas de tila.
―Gracias ―repitió con
una sonrisa de agradecimiento.
―De nada ―le contesté,
sentándome junto a ella―. Y
ahora, cuéntame, ¿qué es eso que te han contagiado? ¿Y por qué te perseguían
esos vampiros? ¿Y por qué faltas tanto a clase? ¿Tiene que ver con todo esto?
Tenía
tantas preguntas…
―Es largo de contar, no sé por dónde empezar ―suspiró.
―Empieza por el principio ―le
sugerí un poco en broma para romper el hielo, soplándole a mi tila.
Pareció
funcionar, Helen sonrió. Aunque su débil sonrisa pronto se le borró de la cara.
―Fue Ryam ―murmuró con
voz frágil, bajando la mirada.
―¿Ryam?
Ryam
era el mejor amigo de Helen, y lo único que yo sabía de él era su nombre y lo
que ella me había confesado en aquella nota el curso pasado para hacerme ver
que a mí me gustaba Jacob: que ella estaba enamorada de él, pero que él no la
correspondía. Para ser su mejor amigo, casi nunca hablaba de él.
―Ryam me contagió sin querer ―me reveló sin apartar la vista de su taza. Pestañeé, perpleja, pero
dejé que siguiera hablando. Respiró hondo y exhaló el aire con rapidez―. Todo empezó hace dos años y medio, justo
cuando empezamos el primer curso en el instituto. Ese viernes Ryam y yo
estábamos en el Ocean, habíamos quedado a solas para hablar, ya
que él tenía algo importante que decirme. Yo sabía que por fin se iba declarar,
porque ya nos habíamos acercado mucho el uno al otro y a él se le notaba a
leguas. Salimos de la discoteca para tener más intimidad y nos fuimos al parque
de al lado.
»Todo iba muy bien,
estábamos paseando tranquilamente, charlando, y, en un momento dado, Ryam me
hizo parar. Me puse muy nerviosa, porque sabía que iba a besarme ―la comisura
de su labio se curvó durante un breve instante, sin embargo, después volvió a
bajar en picado―. Pero no le dio tiempo ―murmuró.
»Aunque era de noche, el
parque estaba bastante iluminado, pero aun así, no lo vimos venir. En aquel
entonces, no sabíamos qué había sido, algo vino a la velocidad de la luz y rozó
el brazo de Ryam. No hizo nada más, solamente pasó a su lado, rozándole, y se
perdió entre los árboles como un meteorito.
»Al principio, Ryam no notó
nada raro. Solo nos quedamos extrañados por eso que había pasado a nuestro lado
tan rápido. Sin embargo, al rato empezó a sentir un escozor en el brazo que se
fue extendiendo por el resto del cuerpo. No le dolía, pero sí le escocía, y sus
manos empezaron a temblar. Le miré el brazo para ver qué le había hecho y me
fijé en que tenía un pinchazo. Se veía bastante, ya que se puso rojo alrededor
y la zona se hinchó un poco. Alguien le había inyectado algo.
»Entonces, Ryam perdió el
conocimiento, y mientras estaba en el suelo su cuerpo se llenó de convulsiones.
Me asusté mucho. Era como si le estuviese dando un ataque epiléptico, sus ojos
se pusieron en blanco y le salía espuma por la boca. Pero él no es epiléptico. Mi
primera reacción fue chillar para pedir ayuda, pero el parque estaba vacío. Y
cuando el pánico me dejó recordar el móvil y lo saqué para llamar a una
ambulancia, Ryam dejó de hacer todo eso y se despertó.
»Estaba aturdido, sin
embargo, no se encontraba mal, no parecía que tuviera nada a simple vista. Se
levantó completamente fresco y normal, parecía que todo había sido un susto. Le
miré el brazo de nuevo y me sorprendí cuando vi que no tenía marca alguna, ni
un solo punto rojo, ya no había pinchazo. Él insistió en que estaba bien, pero
yo no me fiaba, así que llamé a una ambulancia igualmente. En el hospital le
hicieron diferentes pruebas y no le encontraron nada, estaba totalmente sano.
Eso hizo que nos tranquilizáramos y nos fuéramos a casa, pues ya se nos había
hecho tarde.
»Al día siguiente le llamé
para ver cómo estaba. Todo parecía estar como siempre, así que quedamos para
esa tarde. Estuvimos dando un paseo por el pueblo y tomando algo en una
cafetería, nada, todo normal. Me acompañó a casa y me llevó a la parte de atrás
para hablar conmigo otra vez. Estaba nervioso, y yo sabía que era porque por
fin se iba a declarar. Y entonces, me besó ―sus labios sonrieron y sus mejillas
se sonrojaron levemente al recordar ese momento. Aunque luego su semblante
volvió a ponerse triste y melancólico―. Pero enseguida llegó mi padre y nos
interrumpió.
»Venía borracho, como
siempre, y se enfadó muchísimo cuando nos vio. No es un mal hombre, pero el
alcohol le cambia la personalidad por completo, y encima, hacía solo un año que
mi madre había muerto y él lo estaba pasando realmente mal. Siempre sintió mucha
dependencia de ella, aunque tuvieran sus problemas, y no ha soportado su
pérdida. Una vez hasta estuvo a punto de suicidarse ―declaró con un hilo de voz―.
Sé que parece todo lo contrario, pero él me adora, me quiere con locura, y si
no lo hizo, fue por mí, lo sé. Yo soy lo único que tiene en la vida, y para él
sigo siendo su pequeña. Bueno, ya sabes cómo son los padres.
Sí, yo tenía un buen
ejemplo. Mi padre también seguía viéndome como a su niña. Aunque mi caso era un
poco diferente. El pobre solo había tenido siete años para verme crecer y
acostumbrarse a eso.
―Cuando mi padre nos vio,
se enfadó mucho y se puso a dar voces para regañarme. No se puso especialmente
violento ni nada, mi padre es muy refunfuñón, pero se le va toda la fuerza por
la boca, nunca pasa de ahí, y Ryam lo sabe, conoce a mi padre desde siempre, ya
sabe cómo es. Por eso me sorprendió tanto la reacción de Ryam, él tiene un
carácter fuerte, pero nunca le había visto así. De repente, y sin venir a
cuento, se puso como loco, muy agresivo, estaba fuera de sí. Yo no sabía qué le
pasaba, jamás se había comportado de ese modo.
»Sus manos empezaron a
temblar, como la noche anterior en el parque, y su cuerpo se llenó de
convulsiones, solo que, esta vez, no se había desmayado, estaba de pie, mirando
a mi padre con furia mientras respiraba con mucha agitación. Papá y yo nos
quedamos mudos de la estupefacción. Y, entonces, fue cuando sucedió.
»Su cuerpo empezó a crecer
desmesuradamente, tanto, que sus ropas comenzaron a quedarse pequeñas hasta que
se rasgaron, y se transformó en un ser enorme y fuerte. Era descomunal, mediría
cerca de dos metros y medio, su boca mostraba unos colmillos enormes y sus ojos
se volvieron de color fucsia ―los suyos se alzaron para observarme con una
mirada que ya estaba llena de repuestas―. Ryam se transformó en un gigante.
Eso me recordó a lo que
Jake me había contado sobre su primera transformación: el cambio repentino de
humor, los temblores, las convulsiones… Solo que él lo había hecho en un lobo
del tamaño de un caballo.
―Mi padre se cayó sentado,
de la impresión, y yo no sé qué cara le puse, pero hizo que se diera cuenta y
él mismo también se quedó paralizado y horrorizado ―siguió, con un nudo en la
garganta―. Se miró las manos, los brazos, el cuerpo… Y después se vio reflejado
en el cristal de la puerta trasera de mi casa. Eso le horrorizó aún más. Yo
estaba muerta de miedo y no me dio tiempo a reaccionar, cuando me quise dar
cuenta, se había perdido en la oscuridad.
»Esa noche no dormí nada,
me pasé todo el tiempo mirando por la ventana, esperando a ver si regresaba.
Estaba espantada y alucinada por lo que había pasado, no podía creerlo, pero
también estaba muy preocupada por él. A la mañana siguiente, mi padre pensó que
todo había sido un mal sueño ocasionado por la borrachera, y yo no le dije
nada. Era mejor que pensara eso, y, además, tengo que confesar que, a pesar de
haberle visto convertido en ese ser extraño y gigantesco, sentí miedo por Ryam.
Miedo de que alguien más lo descubriera y se lo revelara a la policía o a otra
autoridad, miedo de que saliese a la luz y la gente le viera como un monstruo,
miedo de que se convirtiera en una atracción, de que le hicieran daño. Porque
yo le quería, le amaba, no podía evitarlo, aun siendo eso seguía enamorada de
él ―cerró los ojos y unas lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, señal de
que seguía estándolo todavía―. Pensarás que estoy loca, pero sentí que tenía
que protegerle como fuera, nadie tenía que saber eso.
―No digas tonterías. Estás
hablando con un semivampiro que está enamorada de un hombre lobo, ¿recuerdas? ―bromeé
para animarla―. Nosotros sí que estamos locos ―le sonreí y ella hizo lo mismo a
medias―. Bueno, sigue, ¿qué pasó con Ryam?
Tomó aire y siguió
relatándome su historia.
―Estuvo desaparecido durante
una semana. Yo estaba desesperada, pero nadie movió un dedo para buscarle. Ryam
vive con su abuelo, que fue coronel del ejército o algo así ―su voz se tiñó con
un tinte de acidez―. Nunca le ha importado Ryam, y le ha maltratado desde que
era un crío, así que le importó un bledo cuando desapareció. Y yo estaba muy
preocupada por él, pero tampoco podía ir a la policía, no sabía en qué estado
iba a estar, si seguía siendo un gigante o qué. Así que no me quedó más remedio
que aguantar la angustia y esperar. Hasta que un día por fin apareció y vino a
verme.
»Me sorprendí cuando vi que
no era un gigante, y me entró una felicidad enorme por verle de nuevo, pero cuando
le fui a abrazar y a besar, se apartó y no me dejó. Entonces, me fijé en que
sus ojos seguían siendo de aquel color fucsia, y él empezó a explicármelo todo.
»Me contó que al principio
estuvo corriendo por los bosques durante horas en esa forma extraña, que se iba
a marchar lejos para huir de todo, que se sentía como un monstruo y que incluso
se le había pasado por la cabeza el quitarse la vida, pero que después pensó en
mí y se detuvo en mitad de ese bosque ―sus mejillas se volvieron a sonrojar por
un instante―. Estuvo un rato quieto, meditando sobre mí y lo que iba a hacer a
partir de ese momento. Entonces, pasó algo que le dejó alucinado. A medida que
se fue relajando y tranquilizando, su cuerpo fue bajando de altura, hasta que
volvió a ser el mismo de siempre. No podía creerlo. Fue cuando se dio cuenta de
que la transformación había empezado cuando se había enfadado, y que a la vez
ese sentimiento se había visto multiplicado hasta tal punto, que en un segundo había
saltado de ser un simple enfado a ser una ira descontrolada. Probó a pensar en
algo que le enojara mucho y se transformó otra vez en un gigante, y cuando su
mente se relajó y se le pasó el enfado, su cuerpo volvió a ser normal.
Pestañeé, perpleja. Era la
primera vez en toda mi vida que oía algo igual.
―También se dio cuenta de
que todo había comenzado la noche en la que estábamos en el parque, cuando eso
que había pasado a nuestro lado como una bala le había rozado y le había
inyectado algo. Lo que fuese que le había inyectado, era lo que había provocado
ese cambio en él. Decidió buscar a quien le había inyectado eso y estuvo varios
días intentando averiguar algo, pero no encontró nada sustancial, tan solo
algunas pistas.
»Después de contarme todo esto,
y a partir de ese día, Ryam se sintió muy aliviado por mi actitud con él, sin
embargo, nunca más fue lo mismo; empezó a mantener las distancias conmigo, ya
que decía que era peligroso que estuviera cerca de él. Todo lo que sentía por
mí y aquel beso, se quedó en el aire ―murmuró, cabizbaja―. Y no solo eso, poco
a poco se ha ido alejando de todo el mundo, hasta el punto de que ya no tiene
amigos. También se fue de casa, ya que con su abuelo iba a ser imposible no
transformarse, seguramente, al primer levantamiento de mano, Ryam reaccionaría;
y no podía permitir que nadie descubriera su secreto, y menos su abuelo, que
aunque ya está retirado, aún tiene contactos en el ejército. Por supuesto, este
ni hizo preguntas ni le importó un bledo. Ryam cobra una pensión que le dejó su
padre, que también estaba en el ejército, así que se fue a vivir a un hostal de
mala muerte. Es horrible, pero está limpio, y allí no le hacen preguntas sobre
su edad. Ha intentado llevar una vida más o menos normal, pero siempre que nota
que se va a enfadar, tiene que salir corriendo para no transformarse delante de
nadie.
»A ninguno de los dos nos
gustaba esa situación, así que esos primeros meses, desde que había tenido
lugar su primera transformación, decidimos investigar a partir de las pistas
que él tenía para ver si averiguábamos algo y dábamos con una solución.
»Una tarde estábamos en los
bosques del Parque Nacional de Olympic, siguiendo una de las pistas, cuando
aparecieron cinco individuos de la nada. Nos rodearon, corriendo a nuestro
alrededor a una velocidad de vértigo, parecían balas humanas que apenas
podíamos ver, y entonces supimos que se trataba de lo mismo que le había rozado
el brazo a Ryam en el parque.
»Cuando Ryam se enfadó y se
transformó en un gigante, uno de ellos se paró frente a nosotros y alzó el
brazo. Los demás hicieron lo mismo al instante y se colocaron a ambos lados de
él. Eran los cuatro vampiros que nos persiguieron antes en el bosque y otro
más. Se presentaron y saludaron a Ryam, llamándolo por su nombre.
―¿El que se paró y levantó
el brazo era el de la coleta? ―quise saber.
―Sí, se llama Razvan, y es
el jefe de todos ellos.
―Lo sabía… ―murmuré,
apretando mi taza de tila con las dos manos, pues otra vez me acordé de esa
maldad que desprendía y de que mi Jacob estaba en el bosque, persiguiéndolo.
―Razvan le dijo a Ryam que
tenía que irse con ellos, que tenían algo muy grande entre manos, y que él
había sido el primero en ser mutado para crear una nueva especie, una raza
superior que les iba a ayudar a conquistar el mundo. Por supuesto, yo estaba
aterrada, no solo de esos seres y de esas palabras, sino del cómo las dijo, de
su expresión…
―Sí, ese vampiro es
especialmente malvado ―coincidí yo también.
―Ryam quería saber más
cosas, así que fingió estar interesado en su oferta y le preguntó cómo habían
hecho para convertirle. Y Razvan le desveló mucho, aunque no todo.
»Pero después Ryam se negó
a irse con ellos ―siguió Helen, y su voz quería quebrarse de nuevo―. Razvan se
sintió traicionado y engañado, y mandó a sus secuaces que atacaran. Ryam se
puso muy agresivo y violento, tanto que me quedé paralizada. La única vez que
lo había visto así había sido la noche de su primera transformación, y me entró
el pánico. No sabía si en ese estado sería capaz de distinguir a alguien, y
temí que me atacara a mí también. En un momento, me vi rodeada de seres
monstruosos y muy peligrosos, donde no tenía ni la más mínima oportunidad de escapatoria.
»El primero que saltó fue
el vampiro grande, Elger, estaba claro que quería medir sus fuerzas con él. Pero
también se abalanzó el vampiro moreno, Axel, y este venía a por mí. Entonces,
me quedé a cuadros. Ryam se arrojó a por mí para apartarme, pero su enorme
cuerpo chocó con el mío y sus colmillos rozaron mi cuello accidentalmente,
aunque no me hizo demasiado daño, tan solo fue una herida superficial de la que
no hice mucho caso en esos momentos. Con eso se interpuso en su camino y se
llevó todo el embiste del encontronazo que estaba destinado para mí. Me quedé
boquiabierta, su agresividad no iba conmigo, sino que me estaba protegiendo,
podía distinguir a las personas. Eso no les gustó, no pareció ser la reacción
que esperaban de él, y se quedaron perplejos, mirándose unos a otros,
extrañados.
»Razvan solamente hizo un
movimiento de cabeza. Axel regresó a su puesto en la fila y Elger atacó,
aprovechando que mi mejor amigo estaba en el suelo y no le había dado tiempo a
levantarse. Ryam es un gigante y muy fuerte, pero el problema es que no tiene
ni idea de combatir ―me aclaró―. Aunque intentó luchar, de dos movimientos
rapidísimos, Elger consiguió herirle, sin embargo, en vez de seguir atacando,
se volvió a la fila con el resto de vampiros, que observaban a Ryam con mucho
interés. Ryam se levantó del suelo y se quedó delante de mí, esperando su
próximo ataque para defenderme, ya que no podía hacer otra cosa. Yo estaba
aterrada, por mí y por él, sabía que íbamos a morir allí, era imposible que
Ryam pudiera con esos cinco sin saber luchar. Pero no se movieron, siguieron
inmóviles, mirándole. Era como si eso solo hubiera sido una prueba para
comprobar algo.
»No era una herida grave,
pero sí sangraba bastante, y no la quitaban ojo. Al cabo de unos segundos, Axel
dijo algo así como “no se cura”, y Razvan rechinó los dientes, parecía
desilusionado y cabreado. Estaba claro que algo salió mal en la mutación de
Ryam.
»Yo empecé a sentir un
escozor en el cuello, pero lo achaqué al típico resquemor que te da cuando te
cortas, como cuando te araña un gato y notas ese resquemor en la zona de la
herida, así que no le di más importancia.
»Y entonces, Razvan dijo
con mucho disgusto: “este gigante no nos sirve para nada, no se regenera, y es
demasiado humano”, esta palabra la dijo con desprecio, y después siguió: “habrá
que deshacerse de él, y de la chica también. Tendremos que seguir trabajando
para mejorar la fórmula”. Me acuerdo muy bien de esas palabras, porque me
chocaron muchísimo, iban a matarnos.
»Sin embargo, cuando ya
estaban a punto de lanzarse a por nosotros, otros cinco vampiros aparecieron de
entre los árboles. Ryam y yo no fuimos los únicos que nos quedamos paralizados,
Razvan y sus secuaces se vieron totalmente sorprendidos. Los otros vampiros
vieron a Ryam, pero en vez de asombrarse o sorprenderse, se volvieron a Razvan
y le rugieron con desagrado. Antes de que nos diese tiempo a pestañear, se
pusieron a luchar entre ellos.
―¿Quiénes eran esos otros
vampiros? ―pregunté, frunciendo el ceño con extrañeza―. Por lo que dices, es
como si ya supiesen de la existencia de un gigante y estuviesen buscando a
Razvan para detenerle.
―No sé quiénes eran, pero
tenían que ser enemigos muy importantes para Razvan, porque en un santiamén
cambiaron de objetivo e iniciaron una batalla con ellos ―afirmó―. De pronto,
nadie se fijaba en nosotros.
Me quedé pensativa.
―¿Llevaban túnicas grises
con capuchas o algo así? ―quise saber.
―¿Túnicas? No, iban
normales, bueno, creo. No estoy muy puesta en moda de vampiros ―por primera vez
en toda su alocución, sonrió.
Se la notaba aliviada por
poder contárselo a alguien, y yo me sentí feliz de haber contribuido a su
desahogo.
―Qué raro, ¿quiénes serían?
―inquirí para mí misma, observando el techo de la cocina como si este fuera a
darme una respuesta o algo. Bajé de mi momentánea nube y suspiré―. Perdona, sigue.
―Ryam aprovechó ese momento
de confusión en el que todos esos vampiros estaban demasiado ocupados con la
lucha, para agarrarme del brazo y escapar. Su velocidad era muy rápida, no
tanto como la tuya, pero sí lo suficiente para que yo no pudiera seguirle el
paso. Sin embargo, no fue eso lo que me impidió seguir corriendo. El escozor de
mi cuello se extendió por el resto de mi cuerpo, y cuando me di cuenta, mis
piernas cedieron y me caí en el suelo.
»Lo siguiente que recuerdo
es que me desperté en mi cama, y Ryam estaba sentado en la butaca, llorando.
―Te había contagiado ―enuncié.
―Sí ―murmuró―. Después de
eso, Ryam estuvo peor que nunca. Se sentía demasiado culpable, y por más que le
decía que todo había sido un accidente, que todo iba a salir bien y que yo no
tenía nada que perdonarle, no había forma de convencerle de lo contrario ni de
aliviarle ―tomó aire, lo expulsó lentamente y siguió hablando―. Pensamos en
huir juntos, en desaparecer por una temporada para que esos vampiros no nos
encontraran, pero los días pasaron y no supimos más sobre ellos. Así que creímos
que igual habían perdido aquella batalla y habían muerto. Por supuesto, nos
quedamos en Forks porque en aquel entonces no sabíamos que esos seres eran vampiros,
sabíamos que eran unos seres extraordinariamente fuertes y veloces, pero no nos
imaginábamos que eran tan peligrosos, y, como acabo de decir, creímos que
habían muerto. Ahora sé que fuimos demasiado ingenuos ―suspiró.
»Como ya te dije antes, Ryam
intentaba llevar una vida más o menos normal antes de contagiarme, aunque ya se
estaba quedando sin amigos, porque no solo se alejaba de mí para no hacerme
daño, también lo hizo con los demás. Sin embargo, cuando me contagió, todo fue
a peor.
»Buscar una cura se
convirtió en una obsesión para él. Se volvió muy introvertido, no solamente con
los demás, sino conmigo también. Siempre estábamos juntos, sin embargo, ya
nunca fue lo mismo. Ryam interpuso una especie de barrera entre nosotros para
no hacerme más daño, aunque yo siempre le he dicho que no me lo hace, pero es
inútil, no me escucha. Yo siempre lo he llevado mejor, por eso no me ha costado
tanto seguir con mi vida normal. Pero Ryam es diferente, a él le cuesta más no
transformarse, y comenzó a aislarse. La gente empezó a verlo como un bicho raro,
y como yo siempre estaba con él, pues me metieron en el mismo saco. Sin
embargo, por más que le decía que a mí no me importaba y que mis amigas del
colegio seguían siendo mis amigas, esos comentarios de la gente le hundieron
más, así que finalmente dejó el instituto para dedicar todo su tiempo a su
búsqueda, pero también para que la gente dejara de hablar de mí.
Ahora entendía muchas
cosas, como por qué nadie se sentaba con ella aquel primer día de clase, por
qué los demás alumnos me habían mirado con extrañeza cuando me senté a su lado,
por qué llevaba lentillas doradas…
―El señor Greene llamó a su
abuelo varias veces para pedir explicaciones, creyendo que Ryam vivía allí ―continuó
Helen―. Pero al abuelo de Ryam le da igual todo, más bien empezaba a estar
harto de que el director le molestara
con ese tema, y en una de las últimas veces que se puso al teléfono, mintió y
le dijo al señor Greene que su nieto estaba trabajando y que eso de estudiar
era una pérdida de tiempo. Solo lo dijo para quitárselo de encima, porque él
seguía siendo el tutor de Ryam, y si las autoridades se enteraban de que su
nieto, que en aquel entonces era menor de edad, se había ido de casa, le podía
caer un buen puro. Se lo soltó con esa voz de coronel y el director ya no
volvió a molestarle más.
»Los meses pasaron y Ryam
estuvo investigando sin descanso, aunque no tenía mucho por dónde empezar, tan solo
los nombres de los vampiros y el sitio donde nos habíamos encontrado con ellos,
lo cual no era nada, pero sí tenía lo que le contó Razvan cuando le hizo creer
que se iba a unir a ellos. Y comenzó sus investigaciones a partir de ahí, ese
fue su punto de partida. Se iba y volvía una y otra vez, pero nunca estaba
fuera más de un par de días, siempre regresaba por aquí. Entonces me contaba lo
que había averiguado y yo le ayudaba tirando de biblioteca y hemeroteca. Así
fue como descubrimos que esos seres eran vampiros y llegamos a todas las
conclusiones que tenemos. Lo que no sabemos es quién es realmente Razvan, ni
qué es lo que pretende en realidad.
―Dices que Razvan estaba
acompañado de cuatro vampiros, ¿verdad?
―Sí ―asintió―. Como ya te
dije, el vampiro grande se llama Elger, el moreno, Axel, el rubio de barba,
Duncan, y el otro se llamaba Ion ―me aclaró.
―Claro, a Ion se lo cargó
la manada de Jake, por eso no estaba hoy con ellos ―empecé a divagar―. Ese
vampiro mató a un lobo normal, le arrancó una pata en vida, y esos animales son
sagrados para la tribu quileute, por eso lo persiguieron y terminaron con él ―le
expliqué después.
―Están intentando mejorar
el veneno ―reveló con seguridad.
―¿Qué? ―pregunté sin
comprender.
―Ellos fueron quienes le
inyectaron esa cosa a Ryam. Es una especie de veneno que han hecho con los
genes de los lobos normales de los bosques de La Push para crear a estos
gigantes.
―¿Cómo dices? ―mis ojos ya
no podían estar más abiertos.
―En aquel encuentro que
tuvimos con los vampiros, cuando Ryam fingió estar interesado y le preguntó
cómo habían hecho para convertirle, Razvan le habló de la existencia de unos
hombres que eran capaces de transformarse en lobos gigantes ―mi alma se
estremeció al escuchar eso. Ya sabía que la manada era más que conocida entre
los vampiros, sobre todo entre los nómadas, que venían precisamente por eso,
pero que el rumor sobre los metamorfos llegara tan lejos, me sobrecogió y tuve
que tomar unos tragos de mi tila―. Le dijo que esos lobos eran tan grandes como
caballos, que eran muy fuertes e inteligentes, y que tenían unas cualidades de
curación regenerativas impresionantes que los hacían todavía más resistentes.
»Ryam le preguntó qué
tenían que ver esos hombres lobo con esa nueva especie de la que había hablado
antes. Razvan le explicó que su primera intención había sido crear esa nueva
especie a partir de la sangre de esos hombres lobo.
―¿A partir de la sangre de…
mis lobos? ―tuve que tragar saliva para que no se me secara la garganta.
―Sí, esa era su primera
intención, pero tuvieron que cambiar de planes cuando vieron que era imposible.
Según Razvan, extraer sangre de alguno de tus lobos era demasiado peligroso, ya
que son mucho más numerosos, están muy bien organizados y son demasiado
fuertes. Así que decidieron sacarla de otro sitio.
―De los lobos normales… ―adiviné
con un murmullo, sorprendida.
―Exacto ―me ratificó Helen―.
Razvan le dijo que el origen de tus lobos venía de los cánidos de sus tierras, y
que en ellos también estaba la clave genética de su regeneración ―volví a
estremecerme, ¿cómo sabían eso?―. Por eso Razvan y los suyos salieron en busca
de esos lobos normales, aunque no le dijo de dónde eran ni dónde estaban.
»Al parecer, no han matado
solamente a ese lobo del que has hablado tú hace un momento, lo han hecho con
más lobos, solo que los mataban y se limitaban a extraerles la sangre.
Mi semblante cada vez se
horrorizaba más.
―Le desveló que pretendían
crear seres enormes, muy fuertes e inteligentes que fueran capaces de
regenerarse con rapidez, al igual que lo hacían tus amigos, pero que no fueran
lobos, sino que tuvieran manos y piernas, como los humanos, y que también fueran
muy sanguinarios, seres sin sentimientos, despiadados, y que contaran con una
buena dentadura. Según Razvan, eso aventajaría a los lobos como tus amigos y
haría de ellos una raza superior. Luego fue cuando Ryam se negó a irse con
ellos y vino todo lo demás que te acabo de contar.
»Eso fue lo único que
Razvan le reveló. Y esto que te voy a contar ahora es lo que Ryam y yo hemos
conseguido averiguar. Sabemos que Razvan y los suyos hicieron el veneno a
partir de la sangre de esos lobos normales, aunque no sabemos cómo lo han
conseguido ni con qué medios, y se lo inyectaron a Ryam. Él era la primera
prueba, un boceto, el primer ratón de laboratorio, y estaban convencidos de que
todo iba a ir a las mil maravillas. Pero algo salió mal.
―Ryam no es despiadado ni sanguinario
―volví a adivinar, tiñendo mi tono de revelación asombrosa―. Él te protegió,
por eso no les gustó esa reacción. Se dieron cuenta de que él tenía
sentimientos.
―Exacto, porque no han
conseguido anular su mente humana. Pero es que, además, también vieron que Ryam
no se regenera con esa rapidez de tus lobos. Ryam es un experimento fallido.
»Por eso están intentando
mejorar la fórmula del veneno, pero por lo visto, ya no les basta solo con la
sangre de esos pobres lobos, deben de necesitar tejidos o algo así ―dijo,
pensativa.
―Hay algo que no me encaja ―comenté,
yo también reflexiva―. Vale que en cierto modo el origen de los metamorfos esté
en los lobos corrientes, pero estos no se regeneran como ellos.
―¿Metamorfos?
―Los hombres lobo como Jake
y los chicos se denominan metamorfos ―le aclaré.
―Ah.
―Los metamorfos no
descienden literalmente de los lobos normales ―empecé a explicarle―. Es un poco
largo y complicado de contar, pero, simplificando, te diré que el primer hombre
que se transformó interactuó con un lobo y se fusionaron para ser uno solo, y
de ahí salió el primer hombre lobo de La Push. El gran poder espiritual de ese
hombre y la magia actuaron y lo cambiaron todo, y esa magia es la que hace que
los metamorfos se regeneren con esa rapidez. Pero los lobos corrientes no se
regeneran, son animales normales, como también lo era aquel lobo que se unió a
ese hombre. Aunque utilicen la sangre de esos lobos, ¿cómo van a conseguir que
sus gigantes lo hagan? ―dudé―. No me extraña que su experimento les saliese mal.
―Pues no sabemos cómo lo
hacen, pero el caso es que a Ryam han conseguido convertirle en un gigante.
Fruncí el ceño y los
labios, pensativa. Eso era verdad. Todo esto era muy raro.
―¿Y qué quiso decir con eso
de crear una raza superior para conquistar el mundo? ―pregunté.
Su rostro pasó de la
reflexión al serio absoluto.
―Hay más ―afirmó con un
timbre de gravedad―. Ya han empezado a probar el nuevo veneno.
―¿Cómo? ¿Hay más… gigantes?
―No sé si has leído o visto
en las noticias todas esas desapariciones que están teniendo lugar por los
alrededores.
Una vez más, tuve que
tragar saliva para recuperar la voz, que ya se me había ido.
―Sí ―fue lo único que pude
murmurar.
―Estoy segura de que Razvan
y los suyos tienen algo que ver en todo ese asunto.
―¿Y para qué quieren hacer
gigantes con esas personas? ―inquirí, horrorizada.
―No lo sabemos a ciencia
cierta, y tampoco conocemos la razón que les lleva a hacerlo, pero creemos que quieren
crear una especie de ejército para conquistar el mundo, como dijo el propio
Razvan.
―¿Conquistar el mundo? ―cuestioné
con extrañeza―. Pero… pero ¿cómo van a conquistar el mundo? Eso es… imposible ―murmuré,
aunque casi fue una frase para mí misma que pronto se respondió ella sola en mi
cerebro.
―Eso es lo que no sabemos
todavía ―me contestó ella.
A mí solo se me ocurría
otro ejército contra el que luchar y un poder que arrebatar: la guardia y el
reinado de los Vulturis. Ellos dominaban el mundo en estos momentos, el mundo
de los vampiros, claro está, aunque bien podían dominar el de los humanos.
Bueno, en cierto modo, ese también estaba gobernado por ellos, ya que tenían
gente humana infiltrada en todas partes. Sería una tontería descartar los
gobiernos de todo el planeta.
Pero ¿podría un ejército de
gigantes, por muy sanguinarios y fuertes que estos fueran, vencer a la guardia
de los Vulturis, dotada de aptitudes físicas inigualables y dones
sobrenaturales? ¿Podrían cuatro vampiros acabar con el reinado que durante
siglos llevaba vigente por los Vulturis? Yo lo dudaba. Tenía que haber algo
más. O tal vez no fuera contra los Vulturis contra quien querían luchar Razvan
y sus matones, y solo pretendieran acabar con la raza humana, quién sabe.
Me estremecí con este
último pensamiento, y eso hizo que me diera cuenta de otra cosa. ¿A cuántos
humanos tenía pensado transformar Razvan para crear su ejército? ¿De cuántos
miembros iba a constar este? Y otra cosa, suponiendo que consiguieran crear ese
ejército, ¿cómo iba a dominar a tantos gigantes?
―Esas personas, cuando no
estén en su forma de gigantes, volverán a ser humanas, ¿cómo van a hacer para
que les obedezcan? ―le pregunté a Helen, siguiendo el hilo de mis pensamientos.
―No estamos seguros, puede
que con la nueva fórmula consigan anularles la personalidad o algo así, no sé.
―¿Como un lavado de
cerebro?
―Quizá.
Se hizo un momento de
silencio en el que ambas aprovechamos para tomar unos tragos de nuestras tilas,
que ya estaban medio frías. Helen y yo nos quedamos observando las tazas, pensando.
―Esas pobres personas… ―susurró
ella de pronto―. Me siento mal por ellas. Si Ryam y yo hubiéramos averiguado
eso antes…
―Aunque lo hubierais
averiguado a tiempo es imposible que hubieseis podido hacer algo ―le interrumpí
para aliviarle, hablándole con suavidad―. No se puede adivinar a quién van a
transformar, lo más seguro es que lo hagan al azar, y los vampiros son muy
rápidos y sigilosos, pueden viajar de una ciudad a otra en muy poco tiempo sin
dejar ni una sola huella. Además, también está el hecho de que los propios
gigantes podéis contagiar a otras personas, y eso no se puede prever. No se os
puede diferenciar de ninguna manera cuando estáis en vuestra forma humana, incluso
oléis a humanos, salvo por el color de los ojos, aunque tú mejor que nadie
sabes que eso se puede disimular, ¿verdad? ―sonreí, mirándola con ojos un tanto
denunciantes.
―Sí ―sonrió ella también,
admitiendo su omisión.
Ambas nos reímos.
―Así que tú también te
transformas en un… gigante ―se me hacía muy raro pronunciar esa palabra y
relacionarla a la vez con mi amiga, que no mediría mucho más del metro sesenta.
―Sí, pero a mí me cuesta
más que a Ryam ―declaró.
―¿Y eso por qué?
―La transformación tiene
lugar cuando sentimos ira, rabia o cualquier sentimiento que nos haga enfadar ―me
empezó a explicar―. Ryam tiene bastante carácter, por eso se transforma con más
facilidad, pero yo soy una persona muy tranquila, me cuesta mucho enfadarme.
―¿Y dices que esto pasó
hace dos años y medio? ¿Llevas dos años y medio convirtiéndote en un gigante?
―Dos, en realidad. El
último trimestre del primer curso en el instituto ya era un gigante. Cuando te
conocí, ya estaba contagiada ―confesó.
―Ya, por eso las lentillas ―me
reí.
―Me has pillado ―sonrió―.
El color de los ojos cambia una vez que te transformas por primera vez, y yo
tardé varios días desde que Ryam me contagió, por eso me dio tiempo a ser
previsora y a comprarme unas.
―¿Por qué lentillas
doradas? ―le pregunté por curiosidad.
―Me gustan ―se encogió de
hombros―. Al menos, es un color de ojos más bonito que el fucsia ―bromeó―. Y,
bueno, pegaban con mi estilo gótico.
―¿Y tú no sospechaste nada
de mí? No sé, por el olor o algo.
―Nuestro cuerpo solo cambia
cuando crecemos, el resto del tiempo somos humanos normales y corrientes. Y
cuando somos gigantes, solamente somos eso, gigantes. No estamos dotados de
ningún sentido especial como vosotros, tan solo somos muy fuertes y un poco más
rápidos que un humano normal. Bueno, al menos, nosotros dos. Así que no, no
sospeché nada. Si no, ¿por qué te crees que me asusté tanto al verte en el
bosque?
Eso me recordó otra de mis
dudas, que también era muy importante.
―Eso, dime, ¿qué hacías tú
por el bosque esta mañana? ―quise saber, regañándola un poco.
Su rostro se puso serio
otra vez, repentinamente. Rodeó su taza con las dos manos y, con un hilo de
voz, soltó esa frase que me dejó helada.
―Ryam ha desaparecido.
¡HOLA!SOY NOVIEMBRE; ESTE CAPITULO CADA VEZ SE PONE MÁS INTERESANTE,ESTOY MUY INTRIGADA CON EL NUEVO PERSONAJE,PERO CLARO ESO SI PARA NO DEJARLOS VIVIR EN PAZ.
ResponderEliminarME SIENTO IGDINADA POR QUE EN TODOS LOS CAPITULOS TE PONGO MI COMENTARIO Y MUCHOS DE ELLOS NO SE PUBLICAN, NO ME DEJA EL ORDENADOR, ME DA UNA RABIA DESPUES DE TENERLO ESCRITO.UN LAMETÓN PARA TI
Hola chicas soy amy bueno ke te puedo decir este libro bueno lo ke llevo de el me facina y me kede impresionada con el de despertar espero encontrarme con mas sorpresas mas adelante las kiero y como dice noviembre lametones para las dos
ResponderEliminarSimplemente genial gracias por este libro eres grandiosa :)
ResponderEliminarNat ;)
Muchísimas gracias, Nat, eres un sol =º) Me alegro de que te estén gustando mis libros, y te agradezco que después de 3 semanas leyendo te hayas decidido a ponerme un comentario, muchas gracias!!!! Espero que te sigan gustando ;)
EliminarLametones para ti!!
genial el capitulo seguire leyendo para no perderme los nuevos personajess grazias por todoo cdte ...........
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por leerme!!! Espero que la historia te siga gustando ;)
EliminarLametones!!
Noooooo!!!!
ResponderEliminarQue paso
Como cuando donde tengo q leer para saberlo me voy
Te quiere
K=D
Hola bonita,muchas gracias y muchas felicidades por estos libros tan maravillosos
ResponderEliminar..no habia podido comentar en despertar por que me tenias emocionada con cada capitulo y queria seguir y seguir leyendo..
Y antes de que eso me vuelva a pasar aprovecho para dejar mi comentario por aqui jeje
En verdad haces un gran trabajo,con despertar mr sacaste varias lagrimas y mas cuando nessie piensa que jake esta muerto,en verdad que llore como si yo fuera ella o como si estuviera dentro de la historia..!! XD
Muchas felicidades Tamara!!
#saluditos :3
•AKIRA VIDALES•