NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA. PROFECÍA")
Para leer este fic, primero tienes que leer "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, y "Nueva Era I. Profecía". Si no, no te enteraras de nada 😉
CAPITULOS:
PARTE UNO: COMIENZO:
RENESMEE:
43. DESPEDIDA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-43-despedida.html
44. COMIENZO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-44-comienzo.html
CELEBRACIÓN
RENESMEE:
43. DESPEDIDA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-43-despedida.html
44. COMIENZO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-44-comienzo.html
CELEBRACIÓN
El Viejo Quil terminó dando
unos toques con su bastón sobre la espalda de Jake para avisarnos.
―Bueno, bueno, ya está,
¿no? ―protestó, aunque riéndose.
―¡Estos dos ya han empezado
la noche de boda! ―se burló Emmett, todavía desde su puesto entre los
invitados, que se rieron de la broma.
Jake y yo tuvimos que
obligarnos a despegar nuestros labios y tomamos una buena bocanada de aire para
recuperarnos de todas las emociones y sensaciones que sentíamos.
―Te quiero ―susurró, aún
con su ardiente frente pegada a la mía.
―Te quiero ―murmuré.
―No te lo he podido decir
antes, pero estás impresionante, nena, pareces salida de un sueño.
―Tú también estás
guapísimo, todo un Rey de los Lobos.
Nos sonreímos, nos dimos un
beso corto y nos separamos, entrelazando nuestros dedos de nuevo.
―Venga, ya te están
esperando para el lanzamiento del ramo ―me anunció el anciano Quil Ateara,
señalando a mis espaldas.
Seth me pasó el ramo con
una enorme sonrisa.
Ni siquiera me había dado
cuenta de que ya habían encendido los farolillos que se distribuían sobre
nosotros y todos los invitados. Me giré y vi a toda la masa de chicas solteras
detrás de mí, medio peleándose por mi cotizado ramo. Volví a girarme, con una
risilla, y lancé las flores hacia atrás.
Se escucharon unos gritos y
una exclamación, y cuando me volví, Leah levantaba el ramo, triunfal, mientras
los chicos ya le daban empujones a Simon en broma, el cual sonreía.
―¡Ya era hora, Leah! ―se
mofó Jared.
Esta le dedicó una mirada
de odio que hizo que a él se le borrase la sonrisa de la cara al instante.
―Enhorabuena, chicos ―nos
felicitó Seth, dándonos un abrazo, a mí con beso y a Jacob con palmada en la
espalda.
―Gracias ―contestamos los
dos a la vez.
Brenda se acercó a los dos
para hacer lo mismo, aunque a mí me dio un efusivo abrazo en el que también se
unieron Helen, Jennifer y Alison, que estaban muy emocionadas.
Quién iba a decir, hace un
tiempo, que Brenda terminaría siendo la madrina de nuestra boda.
Y de repente, Jake y yo nos
vimos envueltos por un montón de gente, metamorfos y vampiros que nos abrazaban
y nos besaban para darnos la enhorabuena, incluidos mis propios padres.
Después de ese buen rato,
de firmar junto con Seth y Brenda todo lo que tuvimos que firmar, y de dejar
que todo el mundo nos hiciese fotos ―también Kate, que se convirtió en nuestra
fotógrafa oficial y nos estuvo sacando fotos por la playa para el álbum―, nos
dirigimos a la carpa para comenzar el banquete.
La mesa era rectangular y
presidía ese comedor improvisado de lona blanca. Jacob y yo nos sentamos
juntos, por supuesto, en el centro, Brenda se sentó al lado de él, junto a mis
padres, y Seth se sentó al mío, junto a Billy y Charlie, que en este caso
estaba en la mesa representando a Jake, puesto que siempre habían sido como
familia.
El menú, hecho por Sue como
cocinera principal, junto con Emily, Jemima, Kim y Martha como ayudantes de
cocina, consistía en salmón, marisco y diferentes tipos de pescados y carnes, y
estaba buenísimo. Los platos que servían Eve, Ruth y Sarah, a la cual no hacían
más que felicitar por mi vestido y el traje de Jake, y un grupo más de los
componentes de la manada, desfilaban sin descanso entre las mesas de los
invitados, ya que había gente que repetía, bueno, más bien los metamorfos.
No fue así con mi familia de
vampiros, el aquelarre de Denali, Ezequiel, Teresa, Louis y Monique. La única
que comió en ese grupo de mesas fue Mercedes. Los ocasionales camareros
les ponían los platos sobre la mesa intercaladamente para disimular, pero
después venía otro y se los iba quitando de la misma forma.
Justo en la mesa de
enfrente teníamos a Rachel y Paul, y a Rebecca, su marido surfista y sus tres
críos ―ahora también mis sobrinos―, a los cuales ya me habían presentado, por
supuesto, y que estaban montando una revolución enorme al no parar quietos,
aunque no eran los únicos. Paul no hacía más que hacerle bromas a Jake desde su
mesa, para hacerle de rabiar.
Uno de los momentos más
emotivos fue cuando Billy dio unos golpes en su vaso con el tenedor y pronunció
un discurso en el que yo terminé llorando y Jake abrazando a su padre,
emocionado.
Después de cortar la tarta
y de recibir los regalos, excepto los de mis padres, mi familia de Denali y los
vampiros franceses, que insistían en que nos los darían más adelante, llegó el
momento de la fiesta.
―¡Venga, venga, tenéis que
abrir el baile! ―nos azuzó Rachel, tomándonos de las manos para que nos
levantásemos.
―Vale, vale, ya vamos ―rio
Jake.
Me cogió de la mano y nos
encaminamos hacia la salida de la carpa entre los aplausos y el griterío de la
gente. Todos los invitados, incluida toda mi familia y amigos, vinieron tras
nosotros hasta la hoguera e hicieron un corrillo a nuestro alrededor,
dejándonos en el centro, frente al fuego. Emmett se juntó a los chicos de la
manada para aullarnos y silbarnos.
―Qué vergüenza ―cuchicheé,
riéndome, mientras rodeaba su cuello con mis brazos y me arrimaba a él para
bailar―. Espero que no sea una canción muy cursi.
―Tú haz como que no
estuviesen ―me bisbiseó al oído, poniéndome todo el vello de punta.
Y entonces, cuando volvió
el rostro hacia mí, me clavó esos ojazos negros y amarró mi cintura para
pegarme a él, la gente desapareció.
La pequeña orquesta comenzó
a tocar, esta vez con instrumentos modernos, y nuestros pies empezaron a
moverse, siguiendo su ritmo. Me pareció oír unos aplausos y unos suaves
rumores. Mientras bailábamos con un suave balanceo, nuestras frentes se
encontraron. Las mariposas de mi estómago saltaron para revolotear con ímpetu,
porque habíamos nacido para estar de este modo, habíamos nacido para estar
juntos. La energía comenzó a fluir a nuestro alrededor, danzando con nosotros.
―¿Lo ves? No hay nadie
alrededor ―murmuró, enganchándome con esos ojos en los que se reflejaban las
llamas de la pira.
Me quedé anonadada por un
instante y tuve que obligarme a reaccionar para contestar.
―Sí, solo estamos tú y yo
―afirmé con un susurro, que era lo único que me salía.
―¿Te he dicho que estás más
que impresionante? ―susurró.
―Sí ―sonreí, acariciando su
frente con la mía.
―¿Y que estás preciosa con
esa corona de flores?
―Eso no ―volví a sonreír.
―Pues te lo digo ahora,
estás preciosa con esa corona de flores ―reiteró con otro murmullo, acercando
sus labios a los míos―. Digna de una diosa.
Me estremecí al notar su
abrasador aliento y mi boca dejó escapar un suave jadeo. Había sido un año
demasiado largo.
Mi mano abandonó su cuello
para posarse sobre su mejilla y le mostré lo inmensamente feliz que era y lo
mucho, lo infinitamente y alocadamente que le amaba. Jacob también jadeó por la
intensidad de mi pensamiento y sus manos me pegaron más a él, cosa que volvió a
estremecerme.
―Ojalá yo pudiese hacer eso
para que vieras que siento exactamente lo mismo ―susurró, dándome un par de
besos cortos, pero intensos, que yo correspondí más que gustosamente.
Se me puso todo el vello de
punta, estaba en el cielo y no quería bajar, nunca. Mi estómago estaba a punto
de explotar, debido al intenso cosquilleo. Nuestros pies ya ni siquiera seguían
el ritmo de la música.
―No me hace falta, sé que es
así ―sonreí.
―Dime que no estoy soñando
―susurró de nuevo―, dime que este último año solo ha sido una pesadilla y que
esto es real.
Todo mi ser se estremecía
con sus susurros.
―No estás soñando, por fin
somos marido y mujer.
―Dímelo otra vez, nena
―imploró con otro murmullo en mi boca―, dime que por fin eres mi mujer.
Mi estómago no explotaba de
milagro, las mariposas estaban a punto de salir volando como cohetes.
―Por fin soy tu esposa
―susurré, llevando la mano que tenía sobre su mejilla a su nuca mientras ya
hiperventilaba―, soy la señora Black.
Nuestros labios se
encontraron para besarse con efusividad, y me di cuenta de que llevábamos sin
movernos un rato.
No me percaté de que
seguíamos en esa pista de arena y de que la canción ya había terminado hasta
que no se me metió un alto silbido por el oído.
―¡La noche de boda toca
después! ―se carcajeó Emmett, coreado por los integrantes de la manada.
Los dos nos vimos obligados
a romper esa energía mágica y a interrumpir nuestro beso, y nos despegamos.
Cuando me fijé en la gente, toda la sangre se me subió a la cabeza. Nos miraban
completamente atontados, con unas sonrisas bobaliconas en sus semblantes,
incluso mi familia vampírica. Bueno, excepto Em y los metamorfos, que tenían
una sonrisa pícara de oreja a oreja.
La orquesta comenzó otra
canción y los invitados invadieron la pista de arena.
―¿Me lo prestas un momento?
―me pidió Rebecca, alzando las manos hacia su hermano.
Jacob y yo nos miramos y nos
sonreímos.
―Claro ―acepté, sonriendo,
dejándole libre.
―Ahora es mi turno ―declaró
mi padre, también ofreciéndome sus manos.
Me acerqué a él con una
sonrisa y comenzamos a bailar.
―Estás realmente radiante, y
la ceremonia ha sido preciosa ―afirmó, sonriéndome.
―Gracias, primo ―bromeé con
otra sonrisa.
La suya se amplió, aunque
enseguida la cambió para adoptar otra expresión.
―Estoy muy orgulloso, y me
siento muy feliz por ti ―murmuró, mirándome con esos ojos dorados que casi
lloraban de la emoción.
―Papá, vas a hacerme llorar
―le advertí con la voz entrecortada.
―Oh, sí, perdona, ya no digo
más ―sonrió.
Le correspondí la sonrisa y
seguimos bailando.
La canción terminó y Jake
cambió de pareja cuando su otra hermana le cogió por las manos para bailar. Mi
padre me dio un beso en la mejilla y me dejó libre.
―Genial, porque así bailo yo
contigo ―afirmó Shubael, ya cogiéndome por la mano y la cintura.
El metamorfo comenzó a
danzar conmigo, dándome vueltas sin parar, topándonos en el camino con Seth,
que ya estaba bailando con otra de las chicas solteras de la tribu, con Embry,
que lo hacía con Brenda, y con Jacob, que, por supuesto, estaba bailando con Rachel.
―Estás preciosa, Nessie ―me
halagó Shubael.
―Gracias ―asentí, un poco
ruborizada.
―Creo que el matrimonio te
sienta muy bien.
―¿Tú crees? ―sonreí―. Pero
si me acabo de casar.
―Ya, pero te sienta muy
bien, de veras ―aseguró.
―Sí, yo también lo creo
―coincidí, mirando a Jake con una enorme sonrisa.
Pero él y Rachel se habían
detenido y estaban mirando algo con las cejas levantadas, incrédulas.
De pronto, mi espalda chocó
con alguien y me giré para pedir disculpas. Entonces, me quedé estupefacta.
Era Embry, se había parado,
junto con Brenda, a la cual no le había quedado más remedio que detenerse
también, y estaba mirando algo como un ciego que ve el sol por vez primera.
Los ojos se me abrieron como
platos cuando vi que era Mercedes y yo misma me detuve.
―¿Qué pasa? ―preguntó mi
compañero de baile, extrañado. Pero enseguida lo vio―. ¡No, otro no! ―protestó.
Mercedes le sonrió con
timidez, eso fue la puerta para que Embry reaccionase de una vez, soltase a
Brenda y se acercase a ella.
Sin cortarse un pelo, sin
mediar palabra y sin apartar la vista de ella, se la quitó a Jasper, cogiéndola
de la mano, y la acercó a él para bailar.
―¿Qué le pasa a este?
―inquirió Jazz, alucinado.
―Nada, que se acaba de
imprimar ―escuché que le cuchicheaba Emmett al oído con una voz casi
imperceptible.
Mercedes se aproximó a él,
mirándole embelesada, y se pusieron a bailar. Por supuesto, Embry era todo lo
que había buscado en un chico, era su alma gemela.
―¡Qué rollo! ―resopló
Shubael, iniciando nuestro baile de nuevo.
Rollo no era la palabra. El vocablo era problema.
Porque Mercedes y Teresa por fin se habían reencontrado, y lo más seguro es que
no se quedasen aquí, puesto que tenían pensado marcharse con Ezequiel, que
había hecho muy buenas migas con Teresa.
―¿Cómo te llamas? ―le
preguntó Embry a Mercedes, observándola maravillado.
―Mercedes ―respondió ella
con las mejillas ruborizadas, aunque tampoco apartaba la vista de él.
―Mercedes… ―repitió él,
deslumbrado.
―¿Y tú? ―interrogó ella.
El quileute tardó un par de
segundos en contestar.
―Ah, me llamo Embry
―reaccionó finalmente―. Embry Call.
―Embry. Es un nombre un poco
raro ―dijo con una risilla. Para mi asombro, ya que no le gustaba nada que se
metieran con su nombre, él se quedó más embobado todavía, sonriéndole―. Pero me
gusta ―siguió Mercedes con otra sonrisa tímida.
Y la de Embry se amplió aún
más.
Miré a Jake, mordiéndome el
labio. Una sola mirada fue suficiente.
―Cambio de pareja ―dijo.
Y con una vuelta un tanto
torpe, Rachel pasó a los brazos de Shubael y yo a los de Jake.
―Es increíble ―rio―, resulta
que ayer, en la despedida, Embry se pasó todo el tiempo merodeando por la
discoteca con Isaac y Shubael para buscar chicas, y resulta que tenía a la de
sus sueños delante de las napias y no la vio, hay que ser idiota.
―¿Y qué vamos a hacer? ―le
pregunté, preocupada.
―¿Que vamos a hacer?
―repitió sin comprender.
―Jake, Mercedes se marchará
con su madre y con Ezequiel en cuanto pase la boda ―le revelé―, y Embry se
quedará destrozado.
―Pues yo creo que Mercedes,
Teresa y Ezequiel se quedarán por Forks una buena temporada ―afirmó con una
sonrisa, señalándome a Embry y Mercedes con la cabeza.
Giré el rostro hacia allí y
mis ojos volvieron a abrirse, alucinados.
La nueva pareja
bailaba muy acaramelada, y ya mantenía una conversación entre sonrisitas
bobaliconas.
―Pero, ¿tan… rápido? ―no me
lo podía creer.
―Esta cae antes de que
termine la fiesta ―se rio con satisfacción, guiñándole el ojo a Quil, que
exhibía su dedo pulgar en señal de victoria.
―Sois incorregibles ―le
regañé, aunque no pude evitar que mi labio se curvase hacia arriba.
―No, somos irresistibles ―me
corrigió con esa sonrisa torcida que me volvía loca―. Verás, por aquí estos
flechazos con los imprimados son bastante habituales, ¿sabes?, así que Mercedes
querrá quedarse para estar con Embry, y Teresa no puede negarle nada, ha estado
demasiado tiempo separada de su hija, así que se quedarán.
―Te veo muy seguro ―reí.
―Es que es así, somos
irresistibles ―repitió con la misma sonrisa.
―Pues sí, por lo menos tú lo
eres para mí, tengo que reconocerlo ―admití, pegando mi frente a la suya.
Sonrió y nos dimos un beso corto―. Pero eso no quita para que me preocupe ―dije
acto seguido, observando a la parejita―. Y encima, ella es un gigante, ¿sabe
eso Embry? ―inquirí, cambiando la vista hacia Jake otra vez.
―Claro que lo sabe, lo sabe
toda la manada ―aseguró―. No te preocupes, preciosa, ya verás cómo no pasa
nada. Además, Doc y ese científico chiflado de Louis pronto darán con el
antídoto para curar a Mercedes, Helen y ese insociable de Ryam, así que ella
dejará de serlo y todos tan contentos.
Bueno, eso era verdad.
―Pero todavía queda el tema
de si Mercedes se va o no ―insistí, suspirando―. Y peor, ¿cómo le explicaremos
a Teresa que Embry se ha imprimado de su hija?
―Nessie, eso no nos concierne
a nosotros al fin y al cabo, ¿no crees? ―declaró―. Quiero decir, que si ella se
va, Embry ya es mayorcito para tomar una decisión, es bien libre de irse con
ella, si quiere. Y eso de decírselo a Teresa, bueno, eso es cosa de ellos, que
para eso son los implicados. Pero ya te digo que pienso que ella se quedará
aquí, ya lo verás, así que no te preocupes,
¿vale? ―llevó su ardiente mano a mi cara y acarició mi mejilla con su
pulgar, haciendo que todo el vello se me pusiese de punta―. Además, ahora estamos
en nuestra boda, y quiero que lo pases bien.
―Oh, cielo, sí, perdona
―lamenté, acercando mi frente a la suya para acariciársela―. Te prometo que ya
no pensaré más en este tema ―sonreí.
―Bien ―sonrió él también ―.
Oye, ¿qué te parece si vamos a tomar algo a la barra? Me estoy muriendo de sed.
―Sí, genial. Yo también
estoy sedienta ―reí.
―Vale, pues vamos ―me instó
con una enorme sonrisa, separándose de mí para tomarme de la mano y comenzar a
caminar hacia la abarrotada barra de la verbena.
―Nessie, tienes que bailar
conmigo ―irrumpió Isaac cuando dimos dos pasos.
―Y conmigo también ―se unió
Cheran.
―Sí, pero después conmigo
―añadió Nathan.
―Y luego conmigo ―me pidió
Thomas.
―Y…
―Bueno, bueno ―protestó
Jake, interrumpiendo a Michael a la vez que hacía aspavientos con la mano
suelta para que se apartaran―, de momento se viene conmigo a tomar algo, así
que os tendréis que esperar un poquito.
Se abrió paso entre todos y
seguimos caminando.
―Luego bailo con vosotros,
chicos ―les prometí con una sonrisa.
Ellos asintieron,
sonrientes.
―Hay que ver, menos mal que
saben que estás casada conmigo, y aun así, no hago más que espantarte moscas
―bromeó.
―Pobrecitos ―reí―, solo
quieren bailar con la novia, nada más.
―Sí, nada más ―rio él
también―, anda que no saben nada.
Llegamos a la zona de la
barra y no hizo falta que Jake se peleara mucho para que accediéramos a la
misma, pues los invitados le dejaron paso, eso sí, recibiendo felicitaciones
por todas partes.
En cuanto Jake llegó a la
barra, me hizo un hueco y me coloqué junto a él, sin separar nuestras manos.
―Una cerveza sin, ¿no?
―adivinó con su sonrisa torcida.
―Sí ―sonreí, algo embobada.
Mi chico se giró hacia la
encimera de madera.
―¡Dos cervezas sin alcohol!
―voceó, pues Rephael, que hacía de camarero junto con Abel, estaba algo alejado
de nosotros.
Rephael se percató de la voz
de Alfa y dejó todo lo que estaba sirviendo para correr hacia la nevera en
donde se encontraban las cervezas.
―No seas malo, Jake ―le
reprendí, riéndome―. Eso se llama abuso de autoridad.
―De algo me tenía que servir
esto, ¿no? ―y se rio con satisfacción y malicia.
No pude evitar que se me
escapase una sonrisilla entre dientes.
El quileute llegó con las
dos cervezas.
―Aquí tiene, señor, oh,
señor ―le echó en cara en un tono sarcástico, entornando los ojos para simular
odio.
―Ya puedes retirarte ―se
burló Jake, haciéndole un gesto con la mano para que lo hiciese.
―Capullo ―se rio Rephael,
haciendo negaciones con la cabeza.
Jacob se carcajeó, otra vez
con malicia y satisfacción, y se llevó el botellín a la boca para tomar unos
buenos tragos.
Su hermano de manada se dio
la vuelta para seguir con sus menesteres y yo también aproveché para darle un
trago a mi cerveza fría y refrescante.
Tanto como la mano que sentí
en mi espalda acto seguido.
―Eso es una de las cosas que
más hecho de menos ―afirmó Em, suspirando―, tomarme una buena cerveza fría.
―¿Quieres que te pida una?
―le preguntó Jake, desplegando una sonrisa burlona.
―Ja, ja ―articuló mi tío con
ironía.
―¿Y tú, rubia? ¿No quieres
tomar nada?
―Lo único que quiero es
salir a campo abierto, esto huele igual que una perrera ―resopló, llevándose la
mano a la nariz.
―Pero si fuiste tú la que
quisiste venir a la barra para estar con ellos ―reveló Emmett, mirándola con
incredulidad.
Ella le dedicó una mirada
asesina por ese chivatazo involuntario.
―¿Ah, sí? ―sonrió Jake,
observándola con intención.
Rose se giró hacia Jacob con
un movimiento enérgico.
―Solo para estar con Nessie
―alegó, alzando su barbilla de lado con encopetamiento.
―Venga ya ―dudó él―. ¿Cuándo
vas a reconocer de una vez que me adoras?
―Sigue soñando, perro ―negó,
llevando su pelo hacia atrás de un manotazo.
Jacob se carcajeó y le dio
más tragos a su cerveza.
―¿Qué tal lo estáis pasando?
―irrumpió mi madre, que consiguió meterse entre la gente, junto a papá.
―Muy bien, ¿y vosotros?
―quise saber.
―Estupendamente ―contestó mi
padre.
―Ha sido una ceremonia
preciosa ―declaró mamá, acariciando mi mejilla con la mano.
Dejé el botellín en la
barra, le cogí la mano, la besé en el dorso y la bajé para amarrarla, como
tenía la de Jacob.
―Qué casualidad que Embry se
imprimara de Mercedes, ¿no? ―rio Emmett.
Ahora el que le mandó una
mirada asesina fue mi padre, aunque enseguida la llevó hacia mí para mirarme
con ojos seguros.
―No te preocupes, Teresa y
Ezequiel todavía no tienen muy claro adónde van a ir, puede que, con esto que
ha ocurrido, se queden aquí ―me tranquilizó―. Yo le explicaré bien a Teresa en
qué consiste la imprimación.
―Gracias, pa… primo
―rectifiqué, por si acaso alguien nos oía.
―¿Lo ves? ―sonrió Jake―. Te
dije que no tenías de qué preocuparte.
―Sí ―le correspondí la
sonrisa y le di un beso corto en esos labios que ya me apetecía comer.
―Vamos con los demás ―sugirió
mi padre―, están deseando hablar un poco
con vosotros.
―Ah, sí, claro ―asentí,
soltando la mano de mi madre para que fuera con él delante.
Salimos los seis de la zona
de la barra y nos dirigimos al lugar donde se encontraba mi familia, el
aquelarre de Denali y los franceses. Teresa y Ezequiel se encontraban bailando,
aunque no eran los únicos, Jasper y Alice, y Eleazar y Carmen también estaban
en la pista de arena, dándolo todo.
―Estás bellísima, cielo,
todo ha sido precioso ―me dijo Esme, dándome un beso en la mejilla.
―Gracias ―sonreí.
―¡Nessie, Nessie, Nessie! ―exclamó Alice cuando me vio, y tiró de
Jasper para venir corriendo a paso humano―.
¡Has estado espectacular, maravillosa, y estás preciosa, divina!
―Gracias ―volví a sonreír.
―¿Y a mí no me decís nada?
―se quejó Jake, riéndose.
―Tú también estás muy guapo
―asintió Alice con una sonrisa.
―Sí, lo estás ―coincidió
mamá, mirándole de arriba abajo―. Te sienta realmente bien este traje.
―Bueno, gracias ―sonrió él.
―Después me debes un baile
―le recordó ella.
―Claro, mujer, luego bailo
contigo ―asintió Jake.
―Me ha parecido una boda muy
interesante y emocionante, la verdad, ha sido preciosa ―afirmó Garrett.
―Gracias ―agradeció Jake.
―Me ha impresionado mucho
cómo utilizáis aquí la simbología de elementos tan naturales como el fuego o el
sol.
―Bueno, sí. El sol simboliza
el fin de una vida para comenzar otra con la persona que se ama ―empezó a
explicar Jake―. Por eso las bodas se celebran justo en la puesta de sol. Y las
llamas de la hoguera representan el amor incombustible y poderoso que puede
arrasar con todo lo que se pone por delante, al igual que hace el fuego.
También simboliza la pasión que tienen los quileute para la fertilidad ―y
desplegó una enorme y pícara sonrisa que hizo que se me subiesen un poco los
colores, pues sabía de primera mano que eso era verdad, bueno, por lo menos él.
―Muy interesante ―murmuró
Garrett, llevándose la mano a la barbilla.
―Ya lo creo ―coicidió Louis.
―Sí, todo eso es estupendo,
pero yo no me acostumbro a llevar un precioso vestido e ir descalza ―objetó
Alice.
Nos reímos y seguimos
charlando.
Observé la estampa que tenía
frente a mí y me encantó. Era esperanzador, vampiros integrados entre los humanos
y los hombres lobo, metamorfos receptivos y abiertos, todos hablando, riendo,
tratándose en armonía y en paz. Esto era el principio del cumplimiento de la
profecía.
Jake y yo tuvimos que volver
a la pista de arena para bailar con los invitados ―con la primera que bailó
Jacob fue con mi madre, tal y como le había prometido―, al igual que estaban
haciendo Seth y Brenda con las solteras y solteros de La Push, aunque también
tuvimos tiempo para bailar juntos más veces.
Había pasado un año sin
vernos, sin abrazarnos, sin besarnos, sin tocarnos…, y cada vez que me rozaba
con sus manos o sentía su aliento en mi oreja, mis mariposas se ponían como
locas. Me moría por llegar a la isla de Santa Lucía ya y sentirle por todo mi
cuerpo…
Afortunadamente, lo estábamos
pasando bien y el tiempo transcurrió con rapidez, así que, cuando nos dimos
cuenta, ya nos teníamos que marchar a casa para cambiarnos. El viaje era largo
y teníamos que ir cómodos.
Las maletas ya las habíamos
preparado con antelación y ya nos esperaban en el maletero del Volkswagen
marrón metálico de mi padre, así que solamente tuvimos que pasar por casa para
cambiarnos de ropa. Después, regresamos a First Beach.
Nos despedimos de todo el
mundo, cosa que nos costó un triunfo porque era bastante gente y todos querían
felicitarnos de nuevo ―menos Embry y Mercedes, que se despidieron rápidamente
de nosotros para quedarse a solas otra vez―, y nos fuimos de la playa,
acompañados por mis padres, que eran los encargados de llevarnos al aeropuerto,
y de toda esa muchedumbre, que nos siguieron para vernos partir.
Del parachoques trasero ya
colgaban toda una serie de latas de refrescos vacías, atadas a este por medio
de unos cordeles largos que hacían que Estas quedasen a rastras, por la
calzada.
―Muy graciosos ―les dijo
Jake a todos con retintín.
Los invitados se rieron, nos
aplaudieron y nos silbaron.
Nos subimos al coche con
rapidez, ya que yo me moría de la vergüenza, mi padre arrancó y nos pusimos en
marcha enseguida.
El sonido metálico de las
latas nos acompañó durante todo el trayecto hasta el aeropuerto, pero no nos
importó. Jake y yo nos amarramos de la mano, entrelazando nuestros dedos y
apretándolos, y nos pasamos todo el camino echándonos miraditas con absoluta
felicidad.
¡Hola a todos! Soy JACOB&NESSIE ^^
ResponderEliminarBueno, aqui teneis el capitulo, con esa sorpresa incluida de la que os hable ;)
MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS POR VUESTROS COMENTARIOS!!! ME HACEIS MUY FELIZ Y ME ANIMAIS UN MONTON!!!
Lametones para todos!!
Realmente me quede sorprendida por la boda ya que la descripción es tal que me la imagine. Gracias por poner capítulos mas interesantes y por la imprimación de embry ya era hora para el. Espero el prox. Capi. igual de intenso y envolvente por cierto la imagen del capitulo anterior me encanto al igual que esta sigue así : ) Besos ( =
ResponderEliminarKiara
Maravilloso!!! simplemente Maravillosa Boda!!! Maravilloso todo!!! Que tal??? al fin EMBRY se imprimó!!! JAJAJAJAJAJA..... y de quien menos me imaginé!!! eres Bárbara JACOB&NESSIE!!!!
ResponderEliminarTienes que seguir escribiendo sobre ellos.... EMBRY y MERCEDES.....Espero con ansias y muchas ganas el próximo capítulo de mañana.....
Anita de Venezuela
Me encantaaaa! jaja todo estuvo simplemente
ResponderEliminarH E R M O S O! la boda, la celebración, todo
es increible! Ahora se viene la luna de miel!!
awwww.....al fiiin van a poder están juntos y disfrutar de su amor! El capi maravilloso como siempre! Mucha fuerza para seguir escribiendo!
B E S O S =)
me encanto este capitulo..la descripcion de la boda....fue hermoso que bueno que embry se imprimo de mercedes aunque ya me lo venia venir...ja...ya espero el de mañana....sos la mejor....salu2
ResponderEliminarSuper genial o por dios embry y mercedes!!! :D que genial! me encanto todo fue genial y lo explicaste (bueno lo escribiste) muy bien te felicito me encantoo!! :*
ResponderEliminarYa quiero el otro cap !! *-*
besos.
INCREIBLE !!!!!!!!! Realmente me quede impactada con tu fluidez para escribir casi haces que tus escritos cobren vida o te envuelvan realmente me hipnotizas con cada capitulo suerte y sigue así, creo q la suerte no la necesitas pero te deceo lo mejor para con tu libro. Gracias.
ResponderEliminarCathy. •_•
que bien embry y mercedes wuauuu la verdad pense que ella estaba enamorada completamente de ezequiel pero que bien mejor con embry me fascino la BODA SIIIIII QUE BONITO CAPI MUY LINDO ...:)
ResponderEliminarBonito capitulo , Hermosa boda !!!
ResponderEliminargracias
elsa
Gracias cielo. Gracias por hacernos sentir a través de tus palabras...! Eres impresionante. Lucha. Lucha. Por que tu vales de verdad.
ResponderEliminarMuchas gracias, FISIOPALMA! Ya he leído tus otros comentarios, aunque no tuve tiempo de contestarte hasta ahora. Muchas gracias por darle una oportunidad a mi particular continuación de la saga, me hace muy feliz que te guste tanto. Un saludo.
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