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domingo, 24 de julio de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 45: CELEBRACION



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NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA. PROFECÍA")
Para leer este fic, primero tienes que leer "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, y "Nueva Era I. Profecía". Si no, no te enteraras de nada 😉


CAPITULOS:

PARTE UNO: COMIENZO:

RENESMEE:

43. DESPEDIDA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-43-despedida.html
44. COMIENZO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-44-comienzo.html


CELEBRACIÓN


El Viejo Quil terminó dando unos toques con su bastón sobre la espalda de Jake para avisarnos.
―Bueno, bueno, ya está, ¿no? ―protestó, aunque riéndose.
―¡Estos dos ya han empezado la noche de boda! ―se burló Emmett, todavía desde su puesto entre los invitados, que se rieron de la broma.
Jake y yo tuvimos que obligarnos a despegar nuestros labios y tomamos una buena bocanada de aire para recuperarnos de todas las emociones y sensaciones que sentíamos.
―Te quiero ―susurró, aún con su ardiente frente pegada a la mía.
―Te quiero ―murmuré.
―No te lo he podido decir antes, pero estás impresionante, nena, pareces salida de un sueño.
―Tú también estás guapísimo, todo un Rey de los Lobos.
Nos sonreímos, nos dimos un beso corto y nos separamos, entrelazando nuestros dedos de nuevo.
―Venga, ya te están esperando para el lanzamiento del ramo ―me anunció el anciano Quil Ateara, señalando a mis espaldas.
Seth me pasó el ramo con una enorme sonrisa.
Ni siquiera me había dado cuenta de que ya habían encendido los farolillos que se distribuían sobre nosotros y todos los invitados. Me giré y vi a toda la masa de chicas solteras detrás de mí, medio peleándose por mi cotizado ramo. Volví a girarme, con una risilla, y lancé las flores hacia atrás.
Se escucharon unos gritos y una exclamación, y cuando me volví, Leah levantaba el ramo, triunfal, mientras los chicos ya le daban empujones a Simon en broma, el cual sonreía.
―¡Ya era hora, Leah! ―se mofó Jared.
Esta le dedicó una mirada de odio que hizo que a él se le borrase la sonrisa de la cara al instante.
―Enhorabuena, chicos ―nos felicitó Seth, dándonos un abrazo, a mí con beso y a Jacob con palmada en la espalda.
―Gracias ―contestamos los dos a la vez.
Brenda se acercó a los dos para hacer lo mismo, aunque a mí me dio un efusivo abrazo en el que también se unieron Helen, Jennifer y Alison, que estaban muy emocionadas.
Quién iba a decir, hace un tiempo, que Brenda terminaría siendo la madrina de nuestra boda.
Y de repente, Jake y yo nos vimos envueltos por un montón de gente, metamorfos y vampiros que nos abrazaban y nos besaban para darnos la enhorabuena, incluidos mis propios padres.
Después de ese buen rato, de firmar junto con Seth y Brenda todo lo que tuvimos que firmar, y de dejar que todo el mundo nos hiciese fotos ―también Kate, que se convirtió en nuestra fotógrafa oficial y nos estuvo sacando fotos por la playa para el álbum―, nos dirigimos a la carpa para comenzar el banquete.
La mesa era rectangular y presidía ese comedor improvisado de lona blanca. Jacob y yo nos sentamos juntos, por supuesto, en el centro, Brenda se sentó al lado de él, junto a mis padres, y Seth se sentó al mío, junto a Billy y Charlie, que en este caso estaba en la mesa representando a Jake, puesto que siempre habían sido como familia.
El menú, hecho por Sue como cocinera principal, junto con Emily, Jemima, Kim y Martha como ayudantes de cocina, consistía en salmón, marisco y diferentes tipos de pescados y carnes, y estaba buenísimo. Los platos que servían Eve, Ruth y Sarah, a la cual no hacían más que felicitar por mi vestido y el traje de Jake, y un grupo más de los componentes de la manada, desfilaban sin descanso entre las mesas de los invitados, ya que había gente que repetía, bueno, más bien los metamorfos.
No fue así con mi familia de vampiros, el aquelarre de Denali, Ezequiel, Teresa, Louis y Monique. La única que comió en ese grupo de mesas fue Mercedes. Los ocasionales camareros les ponían los platos sobre la mesa intercaladamente para disimular, pero después venía otro y se los iba quitando de la misma forma.
Justo en la mesa de enfrente teníamos a Rachel y Paul, y a Rebecca, su marido surfista y sus tres críos ―ahora también mis sobrinos―, a los cuales ya me habían presentado, por supuesto, y que estaban montando una revolución enorme al no parar quietos, aunque no eran los únicos. Paul no hacía más que hacerle bromas a Jake desde su mesa, para hacerle de rabiar.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando Billy dio unos golpes en su vaso con el tenedor y pronunció un discurso en el que yo terminé llorando y Jake abrazando a su padre, emocionado.
Después de cortar la tarta y de recibir los regalos, excepto los de mis padres, mi familia de Denali y los vampiros franceses, que insistían en que nos los darían más adelante, llegó el momento de la fiesta.
―¡Venga, venga, tenéis que abrir el baile! ―nos azuzó Rachel, tomándonos de las manos para que nos levantásemos.
―Vale, vale, ya vamos ―rio Jake.
Me cogió de la mano y nos encaminamos hacia la salida de la carpa entre los aplausos y el griterío de la gente. Todos los invitados, incluida toda mi familia y amigos, vinieron tras nosotros hasta la hoguera e hicieron un corrillo a nuestro alrededor, dejándonos en el centro, frente al fuego. Emmett se juntó a los chicos de la manada para aullarnos y silbarnos.
―Qué vergüenza ―cuchicheé, riéndome, mientras rodeaba su cuello con mis brazos y me arrimaba a él para bailar―. Espero que no sea una canción muy cursi.
―Tú haz como que no estuviesen ―me bisbiseó al oído, poniéndome todo el vello de punta.
Y entonces, cuando volvió el rostro hacia mí, me clavó esos ojazos negros y amarró mi cintura para pegarme a él, la gente desapareció.
La pequeña orquesta comenzó a tocar, esta vez con instrumentos modernos, y nuestros pies empezaron a moverse, siguiendo su ritmo. Me pareció oír unos aplausos y unos suaves rumores. Mientras bailábamos con un suave balanceo, nuestras frentes se encontraron. Las mariposas de mi estómago saltaron para revolotear con ímpetu, porque habíamos nacido para estar de este modo, habíamos nacido para estar juntos. La energía comenzó a fluir a nuestro alrededor, danzando con nosotros.
―¿Lo ves? No hay nadie alrededor ―murmuró, enganchándome con esos ojos en los que se reflejaban las llamas de la pira.
Me quedé anonadada por un instante y tuve que obligarme a reaccionar para contestar.
―Sí, solo estamos tú y yo ―afirmé con un susurro, que era lo único que me salía.
―¿Te he dicho que estás más que impresionante? ―susurró.
―Sí ―sonreí, acariciando su frente con la mía.
―¿Y que estás preciosa con esa corona de flores?
―Eso no ―volví a sonreír.
―Pues te lo digo ahora, estás preciosa con esa corona de flores ―reiteró con otro murmullo, acercando sus labios a los míos―. Digna de una diosa.
Me estremecí al notar su abrasador aliento y mi boca dejó escapar un suave jadeo. Había sido un año demasiado largo.
Mi mano abandonó su cuello para posarse sobre su mejilla y le mostré lo inmensamente feliz que era y lo mucho, lo infinitamente y alocadamente que le amaba. Jacob también jadeó por la intensidad de mi pensamiento y sus manos me pegaron más a él, cosa que volvió a estremecerme.
―Ojalá yo pudiese hacer eso para que vieras que siento exactamente lo mismo ―susurró, dándome un par de besos cortos, pero intensos, que yo correspondí más que gustosamente.
Se me puso todo el vello de punta, estaba en el cielo y no quería bajar, nunca. Mi estómago estaba a punto de explotar, debido al intenso cosquilleo. Nuestros pies ya ni siquiera seguían el ritmo de la música.
―No me hace falta, sé que es así ―sonreí.
―Dime que no estoy soñando ―susurró de nuevo―, dime que este último año solo ha sido una pesadilla y que esto es real.
Todo mi ser se estremecía con sus susurros.
―No estás soñando, por fin somos marido y mujer.
―Dímelo otra vez, nena ―imploró con otro murmullo en mi boca―, dime que por fin eres mi mujer.
Mi estómago no explotaba de milagro, las mariposas estaban a punto de salir volando como cohetes.
―Por fin soy tu esposa ―susurré, llevando la mano que tenía sobre su mejilla a su nuca mientras ya hiperventilaba―, soy la señora Black.
Nuestros labios se encontraron para besarse con efusividad, y me di cuenta de que llevábamos sin movernos un rato.
No me percaté de que seguíamos en esa pista de arena y de que la canción ya había terminado hasta que no se me metió un alto silbido por el oído.
―¡La noche de boda toca después! ―se carcajeó Emmett, coreado por los integrantes de la manada.
Los dos nos vimos obligados a romper esa energía mágica y a interrumpir nuestro beso, y nos despegamos. Cuando me fijé en la gente, toda la sangre se me subió a la cabeza. Nos miraban completamente atontados, con unas sonrisas bobaliconas en sus semblantes, incluso mi familia vampírica. Bueno, excepto Em y los metamorfos, que tenían una sonrisa pícara de oreja a oreja.
La orquesta comenzó otra canción y los invitados invadieron la pista de arena.
―¿Me lo prestas un momento? ―me pidió Rebecca, alzando las manos hacia su hermano.
Jacob y yo nos miramos y nos sonreímos.
―Claro ―acepté, sonriendo, dejándole libre.
―Ahora es mi turno ―declaró mi padre, también ofreciéndome sus manos.
Me acerqué a él con una sonrisa y comenzamos a bailar.
―Estás realmente radiante, y la ceremonia ha sido preciosa ―afirmó, sonriéndome.
―Gracias, primo ―bromeé con otra sonrisa.
La suya se amplió, aunque enseguida la cambió para adoptar otra expresión.
―Estoy muy orgulloso, y me siento muy feliz por ti ―murmuró, mirándome con esos ojos dorados que casi lloraban de la emoción.
―Papá, vas a hacerme llorar ―le advertí con la voz entrecortada.
―Oh, sí, perdona, ya no digo más ―sonrió.
Le correspondí la sonrisa y seguimos bailando.
La canción terminó y Jake cambió de pareja cuando su otra hermana le cogió por las manos para bailar. Mi padre me dio un beso en la mejilla y me dejó libre.
―Genial, porque así bailo yo contigo ―afirmó Shubael, ya cogiéndome por la mano y la cintura.
El metamorfo comenzó a danzar conmigo, dándome vueltas sin parar, topándonos en el camino con Seth, que ya estaba bailando con otra de las chicas solteras de la tribu, con Embry, que lo hacía con Brenda, y con Jacob, que, por supuesto, estaba bailando con Rachel.
―Estás preciosa, Nessie ―me halagó Shubael.
―Gracias ―asentí, un poco ruborizada.
―Creo que el matrimonio te sienta muy bien.
―¿Tú crees? ―sonreí―. Pero si me acabo de casar.
―Ya, pero te sienta muy bien, de veras ―aseguró.
―Sí, yo también lo creo ―coincidí, mirando a Jake con una enorme sonrisa.
Pero él y Rachel se habían detenido y estaban mirando algo con las cejas levantadas, incrédulas.
De pronto, mi espalda chocó con alguien y me giré para pedir disculpas. Entonces, me quedé estupefacta.
Era Embry, se había parado, junto con Brenda, a la cual no le había quedado más remedio que detenerse también, y estaba mirando algo como un ciego que ve el sol por vez primera.
Los ojos se me abrieron como platos cuando vi que era Mercedes y yo misma me detuve.
―¿Qué pasa? ―preguntó mi compañero de baile, extrañado. Pero enseguida lo vio―. ¡No, otro no! ―protestó.
Mercedes le sonrió con timidez, eso fue la puerta para que Embry reaccionase de una vez, soltase a Brenda y se acercase a ella.
Sin cortarse un pelo, sin mediar palabra y sin apartar la vista de ella, se la quitó a Jasper, cogiéndola de la mano, y la acercó a él para bailar.
―¿Qué le pasa a este? ―inquirió Jazz, alucinado.
―Nada, que se acaba de imprimar ―escuché que le cuchicheaba Emmett al oído con una voz casi imperceptible.
Mercedes se aproximó a él, mirándole embelesada, y se pusieron a bailar. Por supuesto, Embry era todo lo que había buscado en un chico, era su alma gemela.
―¡Qué rollo! ―resopló Shubael, iniciando nuestro baile de nuevo.
Rollo no era la palabra. El vocablo era problema. Porque Mercedes y Teresa por fin se habían reencontrado, y lo más seguro es que no se quedasen aquí, puesto que tenían pensado marcharse con Ezequiel, que había hecho muy buenas migas con Teresa.
―¿Cómo te llamas? ―le preguntó Embry a Mercedes, observándola maravillado.
―Mercedes ―respondió ella con las mejillas ruborizadas, aunque tampoco apartaba la vista de él.
―Mercedes… ―repitió él, deslumbrado.
―¿Y tú? ―interrogó ella.
El quileute tardó un par de segundos en contestar.
―Ah, me llamo Embry ―reaccionó finalmente―. Embry Call.
―Embry. Es un nombre un poco raro ―dijo con una risilla. Para mi asombro, ya que no le gustaba nada que se metieran con su nombre, él se quedó más embobado todavía, sonriéndole―. Pero me gusta ―siguió Mercedes con otra sonrisa tímida.
Y la de Embry se amplió aún más.
Miré a Jake, mordiéndome el labio. Una sola mirada fue suficiente.
―Cambio de pareja ―dijo.
Y con una vuelta un tanto torpe, Rachel pasó a los brazos de Shubael y yo a los de Jake.
―Es increíble ―rio―, resulta que ayer, en la despedida, Embry se pasó todo el tiempo merodeando por la discoteca con Isaac y Shubael para buscar chicas, y resulta que tenía a la de sus sueños delante de las napias y no la vio, hay que ser idiota.
―¿Y qué vamos a hacer? ―le pregunté, preocupada.
―¿Que vamos a hacer? ―repitió sin comprender.
―Jake, Mercedes se marchará con su madre y con Ezequiel en cuanto pase la boda ―le revelé―, y Embry se quedará destrozado.
―Pues yo creo que Mercedes, Teresa y Ezequiel se quedarán por Forks una buena temporada ―afirmó con una sonrisa, señalándome a Embry y Mercedes con la cabeza.
Giré el rostro hacia allí y mis ojos volvieron a abrirse, alucinados.
La nueva pareja bailaba muy acaramelada, y ya mantenía una conversación entre sonrisitas bobaliconas.
―Pero, ¿tan… rápido? ―no me lo podía creer.
―Esta cae antes de que termine la fiesta ―se rio con satisfacción, guiñándole el ojo a Quil, que exhibía su dedo pulgar en señal de victoria.
―Sois incorregibles ―le regañé, aunque no pude evitar que mi labio se curvase hacia arriba.
―No, somos irresistibles ―me corrigió con esa sonrisa torcida que me volvía loca―. Verás, por aquí estos flechazos con los imprimados son bastante habituales, ¿sabes?, así que Mercedes querrá quedarse para estar con Embry, y Teresa no puede negarle nada, ha estado demasiado tiempo separada de su hija, así que se quedarán.
―Te veo muy seguro ―reí.
―Es que es así, somos irresistibles ―repitió con la misma sonrisa.
―Pues sí, por lo menos tú lo eres para mí, tengo que reconocerlo ―admití, pegando mi frente a la suya. Sonrió y nos dimos un beso corto―. Pero eso no quita para que me preocupe ―dije acto seguido, observando a la parejita―. Y encima, ella es un gigante, ¿sabe eso Embry? ―inquirí, cambiando la vista hacia Jake otra vez.
―Claro que lo sabe, lo sabe toda la manada ―aseguró―. No te preocupes, preciosa, ya verás cómo no pasa nada. Además, Doc y ese científico chiflado de Louis pronto darán con el antídoto para curar a Mercedes, Helen y ese insociable de Ryam, así que ella dejará de serlo y todos tan contentos.
Bueno, eso era verdad.
―Pero todavía queda el tema de si Mercedes se va o no ―insistí, suspirando―. Y peor, ¿cómo le explicaremos a Teresa que Embry se ha imprimado de su hija?
―Nessie, eso no nos concierne a nosotros al fin y al cabo, ¿no crees? ―declaró―. Quiero decir, que si ella se va, Embry ya es mayorcito para tomar una decisión, es bien libre de irse con ella, si quiere. Y eso de decírselo a Teresa, bueno, eso es cosa de ellos, que para eso son los implicados. Pero ya te digo que pienso que ella se quedará aquí, ya lo verás, así que no te preocupes,  ¿vale? ―llevó su ardiente mano a mi cara y acarició mi mejilla con su pulgar, haciendo que todo el vello se me pusiese de punta―. Además, ahora estamos en nuestra boda, y quiero que lo pases bien.
―Oh, cielo, sí, perdona ―lamenté, acercando mi frente a la suya para acariciársela―. Te prometo que ya no pensaré más en este tema ―sonreí.
―Bien ―sonrió él también ―. Oye, ¿qué te parece si vamos a tomar algo a la barra? Me estoy muriendo de sed.
―Sí, genial. Yo también estoy sedienta ―reí.
―Vale, pues vamos ―me instó con una enorme sonrisa, separándose de mí para tomarme de la mano y comenzar a caminar hacia la abarrotada barra de la verbena.
―Nessie, tienes que bailar conmigo ―irrumpió Isaac cuando dimos dos pasos.
―Y conmigo también ―se unió Cheran.
―Sí, pero después conmigo ―añadió Nathan.
―Y luego conmigo ―me pidió Thomas.
―Y…
―Bueno, bueno ―protestó Jake, interrumpiendo a Michael a la vez que hacía aspavientos con la mano suelta para que se apartaran―, de momento se viene conmigo a tomar algo, así que os tendréis que esperar un poquito.
Se abrió paso entre todos y seguimos caminando.
―Luego bailo con vosotros, chicos ―les prometí con una sonrisa.
Ellos asintieron, sonrientes.
―Hay que ver, menos mal que saben que estás casada conmigo, y aun así, no hago más que espantarte moscas ―bromeó.
―Pobrecitos ―reí―, solo quieren bailar con la novia, nada más.
―Sí, nada más ―rio él también―, anda que no saben nada.
Llegamos a la zona de la barra y no hizo falta que Jake se peleara mucho para que accediéramos a la misma, pues los invitados le dejaron paso, eso sí, recibiendo felicitaciones por todas partes.
En cuanto Jake llegó a la barra, me hizo un hueco y me coloqué junto a él, sin separar nuestras manos.
―Una cerveza sin, ¿no? ―adivinó con su sonrisa torcida.
―Sí ―sonreí, algo embobada.
Mi chico se giró hacia la encimera de madera.
―¡Dos cervezas sin alcohol! ―voceó, pues Rephael, que hacía de camarero junto con Abel, estaba algo alejado de nosotros.
Rephael se percató de la voz de Alfa y dejó todo lo que estaba sirviendo para correr hacia la nevera en donde se encontraban las cervezas.
―No seas malo, Jake ―le reprendí, riéndome―. Eso se llama abuso de autoridad.
―De algo me tenía que servir esto, ¿no? ―y se rio con satisfacción y malicia.
No pude evitar que se me escapase una sonrisilla entre dientes.
El quileute llegó con las dos cervezas.
―Aquí tiene, señor, oh, señor ―le echó en cara en un tono sarcástico, entornando los ojos para simular odio.
―Ya puedes retirarte ―se burló Jake, haciéndole un gesto con la mano para que lo hiciese.
―Capullo ―se rio Rephael, haciendo negaciones con la cabeza.
Jacob se carcajeó, otra vez con malicia y satisfacción, y se llevó el botellín a la boca para tomar unos buenos tragos.
Su hermano de manada se dio la vuelta para seguir con sus menesteres y yo también aproveché para darle un trago a mi cerveza fría y refrescante.
Tanto como la mano que sentí en mi espalda acto seguido.
―Eso es una de las cosas que más hecho de menos ―afirmó Em, suspirando―, tomarme una buena cerveza fría.
―¿Quieres que te pida una? ―le preguntó Jake, desplegando una sonrisa burlona.
―Ja, ja ―articuló mi tío con ironía.
―¿Y tú, rubia? ¿No quieres tomar nada?
―Lo único que quiero es salir a campo abierto, esto huele igual que una perrera ―resopló, llevándose la mano a la nariz.
―Pero si fuiste tú la que quisiste venir a la barra para estar con ellos ―reveló Emmett, mirándola con incredulidad.
Ella le dedicó una mirada asesina por ese chivatazo involuntario.
―¿Ah, sí? ―sonrió Jake, observándola con intención.
Rose se giró hacia Jacob con un movimiento enérgico.
―Solo para estar con Nessie ―alegó, alzando su barbilla de lado con encopetamiento.
―Venga ya ―dudó él―. ¿Cuándo vas a reconocer de una vez que me adoras?
―Sigue soñando, perro ―negó, llevando su pelo hacia atrás de un manotazo.
Jacob se carcajeó y le dio más tragos a su cerveza.
―¿Qué tal lo estáis pasando? ―irrumpió mi madre, que consiguió meterse entre la gente, junto a papá.
―Muy bien, ¿y vosotros? ―quise saber.
―Estupendamente ―contestó mi padre.
―Ha sido una ceremonia preciosa ―declaró mamá, acariciando mi mejilla con la mano.
Dejé el botellín en la barra, le cogí la mano, la besé en el dorso y la bajé para amarrarla, como tenía la de Jacob.
―Qué casualidad que Embry se imprimara de Mercedes, ¿no? ―rio Emmett.
Ahora el que le mandó una mirada asesina fue mi padre, aunque enseguida la llevó hacia mí para mirarme con ojos seguros.
―No te preocupes, Teresa y Ezequiel todavía no tienen muy claro adónde van a ir, puede que, con esto que ha ocurrido, se queden aquí ―me tranquilizó―. Yo le explicaré bien a Teresa en qué consiste la imprimación.
―Gracias, pa… primo ―rectifiqué, por si acaso alguien nos oía.
―¿Lo ves? ―sonrió Jake―. Te dije que no tenías de qué preocuparte.
―Sí ―le correspondí la sonrisa y le di un beso corto en esos labios que ya me apetecía comer.
Vamos con los demás ―sugirió mi padre―, están deseando hablar un poco con vosotros.
―Ah, sí, claro ―asentí, soltando la mano de mi madre para que fuera con él delante.
Salimos los seis de la zona de la barra y nos dirigimos al lugar donde se encontraba mi familia, el aquelarre de Denali y los franceses. Teresa y Ezequiel se encontraban bailando, aunque no eran los únicos, Jasper y Alice, y Eleazar y Carmen también estaban en la pista de arena, dándolo todo.
―Estás bellísima, cielo, todo ha sido precioso ―me dijo Esme, dándome un beso en la mejilla.
―Gracias ―sonreí.
―¡Nessie, Nessie, Nessie! ―exclamó Alice cuando me vio, y tiró de Jasper para venir corriendo a paso humano―. ¡Has estado espectacular, maravillosa, y estás preciosa, divina!
―Gracias ―volví a sonreír.
―¿Y a mí no me decís nada? ―se quejó Jake, riéndose.
―Tú también estás muy guapo ―asintió Alice con una sonrisa.
―Sí, lo estás ―coincidió mamá, mirándole de arriba abajo―. Te sienta realmente bien este traje.
―Bueno, gracias ―sonrió él.
―Después me debes un baile ―le recordó ella.
―Claro, mujer, luego bailo contigo ―asintió Jake.
―Me ha parecido una boda muy interesante y emocionante, la verdad, ha sido preciosa ―afirmó Garrett.
―Gracias ―agradeció Jake.
―Me ha impresionado mucho cómo utilizáis aquí la simbología de elementos tan naturales como el fuego o el sol.
―Bueno, sí. El sol simboliza el fin de una vida para comenzar otra con la persona que se ama ―empezó a explicar Jake―. Por eso las bodas se celebran justo en la puesta de sol. Y las llamas de la hoguera representan el amor incombustible y poderoso que puede arrasar con todo lo que se pone por delante, al igual que hace el fuego. También simboliza la pasión que tienen los quileute para la fertilidad ―y desplegó una enorme y pícara sonrisa que hizo que se me subiesen un poco los colores, pues sabía de primera mano que eso era verdad, bueno, por lo menos él.
―Muy interesante ―murmuró Garrett, llevándose la mano a la barbilla.
―Ya lo creo ―coicidió Louis.
―Sí, todo eso es estupendo, pero yo no me acostumbro a llevar un precioso vestido e ir descalza ―objetó Alice.
Nos reímos y seguimos charlando.
Observé la estampa que tenía frente a mí y me encantó. Era esperanzador, vampiros integrados entre los humanos y los hombres lobo, metamorfos receptivos y abiertos, todos hablando, riendo, tratándose en armonía y en paz. Esto era el principio del cumplimiento de la profecía.
Jake y yo tuvimos que volver a la pista de arena para bailar con los invitados ―con la primera que bailó Jacob fue con mi madre, tal y como le había prometido―, al igual que estaban haciendo Seth y Brenda con las solteras y solteros de La Push, aunque también tuvimos tiempo para bailar juntos más veces.
Había pasado un año sin vernos, sin abrazarnos, sin besarnos, sin tocarnos…, y cada vez que me rozaba con sus manos o sentía su aliento en mi oreja, mis mariposas se ponían como locas. Me moría por llegar a la isla de Santa Lucía ya y sentirle por todo mi cuerpo…
Afortunadamente, lo estábamos pasando bien y el tiempo transcurrió con rapidez, así que, cuando nos dimos cuenta, ya nos teníamos que marchar a casa para cambiarnos. El viaje era largo y teníamos que ir cómodos.
Las maletas ya las habíamos preparado con antelación y ya nos esperaban en el maletero del Volkswagen marrón metálico de mi padre, así que solamente tuvimos que pasar por casa para cambiarnos de ropa. Después, regresamos a First Beach.
Nos despedimos de todo el mundo, cosa que nos costó un triunfo porque era bastante gente y todos querían felicitarnos de nuevo ―menos Embry y Mercedes, que se despidieron rápidamente de nosotros para quedarse a solas otra vez―, y nos fuimos de la playa, acompañados por mis padres, que eran los encargados de llevarnos al aeropuerto, y de toda esa muchedumbre, que nos siguieron para vernos partir.
Del parachoques trasero ya colgaban toda una serie de latas de refrescos vacías, atadas a este por medio de unos cordeles largos que hacían que Estas quedasen a rastras, por la calzada.
―Muy graciosos ―les dijo Jake a todos con retintín.
Los invitados se rieron, nos aplaudieron y nos silbaron.
Nos subimos al coche con rapidez, ya que yo me moría de la vergüenza, mi padre arrancó y nos pusimos en marcha enseguida.
El sonido metálico de las latas nos acompañó durante todo el trayecto hasta el aeropuerto, pero no nos importó. Jake y yo nos amarramos de la mano, entrelazando nuestros dedos y apretándolos, y nos pasamos todo el camino echándonos miraditas con absoluta felicidad.

11 comentarios:

  1. ¡Hola a todos! Soy JACOB&NESSIE ^^

    Bueno, aqui teneis el capitulo, con esa sorpresa incluida de la que os hable ;)

    MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS POR VUESTROS COMENTARIOS!!! ME HACEIS MUY FELIZ Y ME ANIMAIS UN MONTON!!!

    Lametones para todos!!

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  2. Realmente me quede sorprendida por la boda ya que la descripción es tal que me la imagine. Gracias por poner capítulos mas interesantes y por la imprimación de embry ya era hora para el. Espero el prox. Capi. igual de intenso y envolvente por cierto la imagen del capitulo anterior me encanto al igual que esta sigue así : ) Besos ( =
    Kiara

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  3. Maravilloso!!! simplemente Maravillosa Boda!!! Maravilloso todo!!! Que tal??? al fin EMBRY se imprimó!!! JAJAJAJAJAJA..... y de quien menos me imaginé!!! eres Bárbara JACOB&NESSIE!!!!

    Tienes que seguir escribiendo sobre ellos.... EMBRY y MERCEDES.....Espero con ansias y muchas ganas el próximo capítulo de mañana.....

    Anita de Venezuela

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  4. Me encantaaaa! jaja todo estuvo simplemente
    H E R M O S O! la boda, la celebración, todo
    es increible! Ahora se viene la luna de miel!!
    awwww.....al fiiin van a poder están juntos y disfrutar de su amor! El capi maravilloso como siempre! Mucha fuerza para seguir escribiendo!
    B E S O S =)

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  5. me encanto este capitulo..la descripcion de la boda....fue hermoso que bueno que embry se imprimo de mercedes aunque ya me lo venia venir...ja...ya espero el de mañana....sos la mejor....salu2

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  6. Super genial o por dios embry y mercedes!!! :D que genial! me encanto todo fue genial y lo explicaste (bueno lo escribiste) muy bien te felicito me encantoo!! :*
    Ya quiero el otro cap !! *-*
    besos.

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  7. INCREIBLE !!!!!!!!! Realmente me quede impactada con tu fluidez para escribir casi haces que tus escritos cobren vida o te envuelvan realmente me hipnotizas con cada capitulo suerte y sigue así, creo q la suerte no la necesitas pero te deceo lo mejor para con tu libro. Gracias.
    Cathy. •_•

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  8. que bien embry y mercedes wuauuu la verdad pense que ella estaba enamorada completamente de ezequiel pero que bien mejor con embry me fascino la BODA SIIIIII QUE BONITO CAPI MUY LINDO ...:)

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  9. Bonito capitulo , Hermosa boda !!!
    gracias
    elsa

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  10. Gracias cielo. Gracias por hacernos sentir a través de tus palabras...! Eres impresionante. Lucha. Lucha. Por que tu vales de verdad.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, FISIOPALMA! Ya he leído tus otros comentarios, aunque no tuve tiempo de contestarte hasta ahora. Muchas gracias por darle una oportunidad a mi particular continuación de la saga, me hace muy feliz que te guste tanto. Un saludo.

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