NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA. PROFECÍA")
Para leer este fic, primero tienes que leer "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, y "Nueva Era I. Profecía". Si no, no te enteraras de nada 😉
CAPITULOS:
PARTE UNO: COMIENZO:
RENESMEE:
43. DESPEDIDA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-43-despedida.html
44. COMIENZO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-44-comienzo.html
45. CELEBRACION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-45-celebracion.html
46. FUEGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-46-fuego.html
47. NADAR: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-47-nadar.html
48. EXTRAÑO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/este-es-el-segundo-capitulo-de-hoy-para_26.html
REY Y REINA
Llegamos a donde el vampiro
y Jake se plantó frente a él sin ningún tipo de reparo ni temor, conmigo de la
mano.
―No sé quién eres, pero ya
me estás tocando mucho las narices ―le soltó nada más llegar.
Mi mano apretó la suya para
que se calmase, aunque no me hizo ni pizca de caso. Las risas y el griterío de
las personas que se encontraban en la playa pasando un divertido día se
mezclaban y contrastaban con el ambiente enrarecido y tenso que había bajo esa
palmera en la que nos encontrábamos los tres.
―Así que el rumor era cierto
―habló el vampiro con una hermosa voz que no casaba nada con su gesto de
hastío―. El hombre lobo y la semivampiro se han casado ―censuró.
Vaya, las noticias vuelan.
―Me importa una mierda lo
que tú pienses ―criticó Jake, mirándole de arriba abajo con desdén―. ¿Solo has
venido a espiarnos para eso?
―Si quisiera espiaros, me
habría tomado las molestias de esconderme, ¿no te parece?
―No lo sé, dímelo tú ―el
tono de Jake ya se acercaba más a lo chulesco―. Puede que seas lo bastante
estúpido como para no hacerlo, o demasiado osado, quién sabe.
El vampiro sonrió con
arrogancia.
―Me he enterado de que
Nikoláy, Ruslán y Razvan han muerto.
―¿Es que los conocías?
―inquirió Jake, ya algo alerta―. ¿Estás buscando venganza o algo así?
Volví a apretar su mano,
pero esta vez asustada.
―No. Solo quería ver cómo
era ese Gran Lobo que lo había logrado y del que tanto hablan los miembros de
nuestro mundo ―declaró.
―No sabía que era tan
popular ―afirmó Jake con acidez.
―Lo eres ―ratificó el
vampiro.
―¿Cómo demonios sabías que
estaba aquí? ―quiso saber Jacob.
―Como ya dije, vuestro
reciente… matrimonio ―le costó decir la palabra, como si no se pudiese
creer que un hombre lobo y un semivampiro estuviesen casados, me sacaba de
quicio― está en boca de todos.
―Ya veo que ha sido todo un
bombazo ―afirmó Jake, alzando la barbilla para mirarle con chulería―. Pero sigo
sin saber cómo has dado con nosotros.
―No ha sido difícil rastrear
los vuelos programados para el 19 de junio ―reveló el vampiro, hablando con
presunción―, sobre todo cuando los viajeros se llamaban Jacob Black y Renesmee
Cullen.
―Renesmee Black ―le corregí,
molesta.
―¿Y solo te has molestado en
venir hasta aquí para mirarme? ―inquirió mi chico con cierto aire jocoso.
―Quería comprobar que ese
rumor sobre vosotros era cierto ―manifestó el vampiro, observando nuestras
alianzas. Yo alcé la mano, mostrándole el anillo para que lo viera bien. Lo
observó, osciló la mirada hacia mí, y después solamente miró a Jake―. También
quería comprobar cómo era ese Gran Lobo que derrotó a Nikoláy, Ruslán y Razvan.
―Pues ya me has visto ―le
espetó mi chico de malos modos―. Ahora lárgate de aquí y déjanos en paz.
―Tienes que ser realmente
poderoso, si has podido terminar con ellos ―continuó el vampiro, haciendo caso
omiso de su exigencia―. Ni siquiera nosotros hemos podido.
Eso llamó la atención de
Jake.
―¿Vosotros?
―interrogó, enfatizando el plural.
―Nikoláy, Ruslán y Razvan
tenían más enemigos, aparte de vosotros ―aseguró ese extraño individuo―. Mi
grupo y yo hemos intentado terminar con ellos en varias ocasiones, aunque sin
éxito.
―¿Y vais a vuestra bola o
trabajáis para alguien? ―preguntó Jake con suspicacia.
―¿Por qué íbamos a tener que
trabajar para alguien? ―cuestionó el vampiro, fingiendo una falsa sorpresa.
―No me tomes por tonto ―le
respondió Jacob, ofendido―. ¿Crees que me iba a tragar esas trolas que acabas
de contar? Puede que también vinieses por eso, pero he visto cómo has mirado el
anillo de mi mujer, estabas comprobando si era el que Aro nos regaló.
El vampiro sonrió con
arrogancia otra vez, mientras mi corazón pegaba un salto, nervioso.
―Veo que no se te escapa
nada.
―Mira, no sé qué pretende
ese vejestorio tarado, seguramente está muy preocupado por esa dichosa
profecía; y tampoco sé quién eres tú y tu grupito de chupasangres, ni qué
tenéis que ver con los Vulturis, pero me importa una mierda ―la irritación de
mi chico subía por momentos―. Puedes decirle a ese chiflado decrépito que se
quede tranquilo, a mí no me interesa para nada esa profecía, así que su
estúpido reinado de idiotas estará a salvo. Lo único que yo quiero es vivir
tranquilamente con mi mujer, formar una familia y tener críos más adelante ―el
labio del vampiro se levantó un poco en señal de repulsión con la última
afirmación de Jacob. Ya me tenía harta, las ganas de pegarle un puñetazo se
volvieron urgentes―. Todo lo demás me importa un bledo, así que dejadnos en paz
de una vez, ¿vale? Maldita sea, ¡estamos en nuestra luna de miel!
La sonrisa arrogante del
vampiro ya hacía un rato que se le había borrado de la cara. Se quedó en
silencio, mirando a Jake con seriedad durante un rato, hasta que habló por fin.
―Le daré tu mensaje
―asintió―. Aunque le disgustará enormemente que no aceptaseis su regalo de
boda.
―No aceptamos regalos de
chupasangres ―respondió Jake con impertinencia.
―Sin embargo, habéis
aceptado los regalos de otros vampiros, como esas motos acuáticas, por ejemplo
―espetó ese individuo, altanero.
Ambos nos quedamos
paralizados por un momento, aunque mi respiración enseguida incrementó de
intensidad.
―¿Cómo demonios sabes eso?
―inquirió Jacob en tono monocorde, apretando los dientes.
―No hay mucha distancia de
aquí a ese islote, sobre todo para un vampiro ―desveló él, jactándose de su proeza.
Entonces, caí en algo.
―Por eso se fueron los
delfines ―murmuré con una mezcla de sorpresa y temor.
Jake soltó mi mano
súbitamente y se acercó al vampiro hasta que se encaró con él, quedándose a dos
palmos.
―No vuelvas a acercarte por
allí, ¿me has entendido? ―masculló, furioso, clavándole una mirada más que
amenazante desde arriba, ya que le sacaba una cabeza al vampiro―. Y sobre todo
no te atrevas a acercarte a mi mujer, no sabes de lo que soy capaz por ella. Solo
con que oses a mirarla, te mataré ―le avisó, cerrando sus manos ya temblorosas
en puños rabiosos.
La gente que estaba más
cerca empezó a curiosear, al ver el evidente estado de cabreo de Jake y una
posible pelea a la vista. Esto ya empezaba a ser peligroso, pero con el asunto
de la gente más, pues esas mismas personas atraían la atención de las que
estaban a su alrededor, contagiándoles esas ansias por cotillear.
La verdad es que, visto
desde fuera y con la distancia de desconocer que su contrincante era un
vampiro, Jake parecía el matón de turno.
―Jake, vámonos ―le pedí con
voz nerviosa, cogiéndole del antebrazo para tratar de separarle.
Pero él no me hizo caso.
Solamente se limitó a amarrar mi mano y a entrelazar nuestros dedos con fuerza.
―Tranquilo, ya te he dicho
que solo he venido a comprobar que os habíais casado y a ver cómo eras tú ―se
defendió el vampiro―. Mi misión ha terminado. No estoy aquí para llevármela.
―Más te vale ―le advirtió
Jake.
Le dedicó una última mirada
amenazadora y tiró de mi mano para darnos la vuelta.
Y, sin más, comenzamos a
caminar hacia las toallas entre aquel círculo invisible de miradas que nos
rodeaba.
No podíamos hacer más.
Estábamos rodeados de gente, Jake no se podía transformar, y, a decir verdad,
puede que fuera peor si nos cargábamos a ese vampiro. Era un enviado de Aro, y
si lo matábamos podíamos empeorar las cosas.
Me giré y vi cómo el vampiro
se marchaba, caminando a un paso humano. Subió las escaleras que separaban la
arena del paseo y desapareció de mi vista.
Me volteé de nuevo y observé
a mi chico. Jacob estaba realmente enfadado.
―Esto es increíble ―bufó, ya
llegando junto a las toallas―. ¿Es que nunca nos van a dejar en paz? ¿Tan
importantes somos?
Los dos nos sentamos a la
vez, sin separar nuestras manos. Aunque luego yo solté la suya.
―Tranquilo, cielo ―intenté
calmarle, hablando con voz dulce, mientras me ladeaba y llevaba las manos a su
cuello para pegar mi frente a su sien―. Ya se ha ido, y ahora no creo que nos
vuelva a molestar. Ya ha visto lo que Aro le ha mandado y se marchará de la
isla.
Mi voz pareció sosegarle un
poco, aunque seguía con ese rostro enfrascado. Se tumbó en la toalla, boca
arriba, llevándome con él, y me acomodé sobre su ardiente pecho, apoyando mis
antebrazos en el mismo para mirarle.
La verdad es que, con el
calor que hacía y su tórrida piel, me achicharraba, pero se estaba tan a gusto
pegada a él… Menos mal que yo no sudaba en estas situaciones, si no, ya
llevaría un buen rato chorreando. Sin embargo, su piel sí que ya estaba algo
humedecida, y su maravilloso efluvio se veía intensificado, adquiriendo esos
matices afrodisíacos que lo llenaban todo de feromonas y me volvían loca. Si
estuviéramos en nuestro islote privado, ya me habría lanzado sobre él. Tuve que
llamarme la atención a mí misma para concentrarme en la importante conversación
que estábamos manteniendo.
―Sí, ya lo sé, pero a mí el
que me preocupa es Aro ―declaró, llevando sus preciosos ojazos negros a los
míos a la vez que su brazo ya me arropaba y sus dedos comenzaban a pasar a
través de mi pelo―. Todo ese rollo de los anillos me da muy mala espina. Y se
ve que está muy preocupado por esa profecía, no creo que lo deje estar así como
así.
―¿Y quiénes serán ese grupo?
―pregunté en voz alta, mordiéndome el labio.
―No tengo ni idea. Cuando
lleguemos al islote llamaré a Doc para ver si sabe algo. Lo que está claro es
que los Vulturis no solo disponen de su guardia, tienen a más gente que trabaja
para ellos, seguramente son sicarios ―aventuró.
Su efluvio cada vez era más
intenso…
―¿Sicarios? ―pestañeé.
―Sí, gente que les hace el
trabajo sucio, ya sabes.
―Ese… hombre ―utilicé otro
nombre para llamar al vampiro, pues estábamos rodeados de gente, y, aunque
hablábamos en voz baja y había bastante bullicio, a lo mejor alguien muy
cotilla podía oír ciertas palabras que eran peligrosas― dijo que él y su grupo
también intentaron terminar con Razvan, Nikoláy y Ruslán. ¿Crees que los
Vulturis sabían de sus intenciones e intentaron quitárselos del medio?
―Puede ser, no sé ―frunció
los labios y siguió hablando―. Pero entonces no entiendo por qué no han
intentado evitar nuestra boda.
―¿Cómo? ―pregunté sin
comprender.
―La intención de esos tres
era invertir la profecía para que Razvan fuera… ―miró a ambos lados y cuchicheó
más bajito― un rey en nuestro mundo ―dijo, torciendo el gesto al
pronunciar esa palabra a la que él todavía no daba credibilidad―, y es evidente
que eso no les interesaba a los Vulturis. Pero tampoco les interesa que no se
invirtiera, ¿entiendes? Quiero decir, que ninguna de esas dos opciones es buena
para ellos, porque en las dos salen perdiendo. Y si tú y yo nos casábamos, la
profecía se cumplía, ¿no? No entiendo por qué Aro no envió a nadie para
chafárnosla.
―Tienes razón ―coincidí, y
empecé a acariciar ese húmedo y apetecible pecho con mi mano―. A los Vulturis
no les interesa que seas el rey de nuestro mundo ―sonreí.
Ya sé que la situación no
era para sonreír, pero me sentía tan orgullosa de él, que no pude evitarlo.
―No sonrías tanto ―objetó
con esa sonrisa que me volvía loca―. Yo
no voy a ser el rey de nada, además, no he notado ningún cambio en mí, ¿y tú?
―No.
―Pues eso.
―Pero lo eres, lo dice la
profecía ―insistí.
―Esa profecía se puede
equivocar ―contradijo, dándome un toque en la nariz con la punta de su dedo.
―De momento, todo lo que
está escrito se ha ido cumpliendo ―afirmé, subiendo mi mano por su pecho―.
Ezequiel me ha dicho que todo lo que su esposa vaticinaba se cumplía. Anna era
una vidente muy buena, incluso mejor que Alice, ya que ella sí que podía ver a
los licántropos y metamorfos. Además, si los Vulturis están tan interesados, es
por algo, ¿no crees?
―Entonces, ¿por qué no
impidieron nuestra boda, eh? ―cuestionó, volviendo a su interrogante de antes,
se notaba que para cambiar de tema.
―No lo sé ―reconocí―. Pero
esta es nuestra luna de miel, y no pienso dejar que nos la estropeen. Ya
pensaremos en eso cuando lleguemos a casa.
―Tienes razón ―asintió―. No
les daremos esa satisfacción.
―Pero tú eres el Rey de los
Lobos, y reinarás en nuestro mundo ―reiteré, acercando mi rostro al suyo.
―¿Tanto te gusta eso?
―murmuró, elevando un lateral de su boca con seducción.
Si él supiera que su olor ya
me estaba volviendo loca y que lo único que me apetecía era abalanzarme sobre
él, arrancándole el bañador de cuajo…
―No es que me guste porque
vayas a ser más o menos importante, eso me da lo mismo, yo te amo igual, es que
estoy muy orgullosa de ti, eso es todo ―conseguí susurrar.
―Sí, ya lo sé. Pero sabes lo
que significa que la profecía se cumpla, ¿verdad? ―susurró mientras sus dedos
bajaban por mi espalda para estremecerme―. Más responsabilidades, para ambos ―apuntilló.
―¿Para ambos? ―no comprendía
a qué se refería.
―Si yo soy el Rey de los Lobos,
tú eres la Reina, ¿no es así? ―su sonrisa se amplió, adquiriendo ese matiz de
golfería que me hacía perder la poca cordura que me quedaba―. Y eso te carga de
responsabilidades, nena. No sé si te has dado cuenta cuando leíste la profecía
en ese libro, pero tú eres muy importante, eres el sello entre las dos
civilizaciones, entre chupasangres y metamorfos ―sus penetrantes y profundos
ojos se clavaron en los míos con más intensidad y me quedé sin aire por un
instante―. Tú eres la fuerza que impulsa a mi espíritu, eres mi guía y mi luz,
y tú eres la que me proporciona poder ―citó de la profecía con un susurro,
poniéndome todo el vello de punta―. Y eres la única elegida para proporcionarme
una estirpe pura y perfecta que garantizará mi… reinado ―vocalizó,
usando cierto retintín―. Así que todo eso te va a dar mucho trabajo, preciosa, sobre
todo en la práctica de lo último.
Volvió a mostrarme esa
sonrisa torcida y ya no pude resistirme. Rodeé su cuello con mis brazos y
acerqué mis labios a los suyos para besarlos con deseo, cosa que él
correspondió, si bien pronto los despegué, no quería dar el cante aquí.
―Te daré todos los hijos que
quieras ―susurré en su boca con fervor―. Llama a Fernando, quiero irme al
islote ahora mismo.
―¿Ya quieres encargar uno?
―inquirió con un susurro en forma de sonrisa, aunque no escapó a mis oídos ese
tono ilusionado.
―No te hagas ilusiones
―sonreí yo también―. Eso lo dejaremos para dentro de unos años, tenemos una
vida muy larga. De momento, podemos ir practicando para cuando nos pongamos de
verdad.
―Pásame el móvil ―me pidió
ya con prisas.
Dicho y hecho. Me despegué
de su cuerpo y saqué el móvil de la mochila, pasándoselo.
Jake llamó a Fernando y quedó
con él en la misma cala donde nos había dejado. Recogimos todo, me puse ese
pareo corto de color morado, Jacob se colgó la mochila al hombro e iniciamos la
marcha para irnos de la playa.
Una vez más, fuimos el
centro de atención de las miradas, aunque esta vez pude percibir que también se
unían otras vistas curiosas por el casi incidente de antes.
Subimos las escaleras,
dejando abajo esa arena blanca, y llegamos al paseo de la playa.
Paseamos con rapidez durante
un rato y después nos metimos por una callejuela que daba directamente a la
cala, así no teníamos que rodear tanto. Sin embargo, no llevábamos ni dos
minutos caminando por allí, cuando alguien saltó delante de nosotros.
Eran los cuatro chicos que
me habían molestado en la playa, y nos rodearon, portando unas navajas.
―Lo que me faltaba ―suspiró
Jake, mirando hacia un lado con cansancio.
―Es mejor que nos dejéis en
paz ―les avisé.
Y no solo lo decía por Jake,
yo también sabía defenderme.
―Si no quieres que te
pinchemos, lárgate de aquí y déjanos a la chica ―exigió uno de ellos.
Jacob volvió la vista hacia
él, ya observándole con irritación.
―¿Me estás tomando el pelo?
―espetó, clavándole una mirada amenazante que hizo que el chico ya se asustara
algo―. No tengo ganas de pelea, así que, venga, apartaos de ahí y dejadnos pasar,
tenemos un poco de prisa.
―¡¿No me has oído?! ―repitió
el chico, gritando con nerviosismo.
―¡Venga, pínchale ya! ―azuzó
otro de ellos.
―¿Quereis pincharme? ―les
provocó Jacob―. Adelante, pinchadme.
―No, Jake ―le regañé.
Pero no me hizo ni caso, les
mostró una sonrisita chulesca para provocarles aún más y esperó a que el
primero de ellos se lanzara a por él.
―¡Estúpido, tú te lo has
buscado! ―voceó este, que se arrojó a él navaja en mano para incrustársela en
el abdomen.
La hoja del cuchillo se
hundió hasta el fondo y el chico la sacó, haciendo que un chorro de sangre
saliera tras ella sin que Jacob moviera un solo dedo para defenderse.
El olor de su delicioso
plasma desató mis instintos durante un instante, pero fui capaz de controlarme,
por supuesto, jamás olvidaba quién lo llevaba en sus venas.
Jacob hizo un poco de teatro
y se llevó la mano al abdomen, doblándose hacia delante para fingir dolor.
―¡Ya está, coged a la chica!
―les ordenó el chico a sus acompañantes.
―Espera ―habló Jake,
irguiéndose de nuevo―. ¿Qué pasa aquí? ¿A ver? ―quitó la mano para mirarse―.
Vaya, parece que ya no tengo nada ―y alzó la vista hacia ellos para clavarles
esa profunda mirada.
Todavía estaban los restos
de la sangre que le había dado tiempo a emanar de la herida, pero esta ya
solamente era una cicatriz rosada.
―¡¿Qué coño…?! ―exclamó otro
de los chicos.
―¿Quieres clavármela otra
vez? ―Jacob se inclinó hacia el mismo que le había hundido la navaja y se la
quitó, aprovechando el estupor de su agresor―. Trae, ya me la clavo yo ―y se lo
incrustó en el abdomen de nuevo ante las atónitas miradas de los cuatro chicos,
que no podían creerse lo que estaban viendo.
Retiró la navaja de su carne
y la sangre volvió a brotar.
―Jake, no sigas ―le advertí,
ya un poco sedienta.
La boca ya se me hacía agua
y la acidez que notaba en mi garganta quemaba más. Gracias a Dios, la herida se
cerró a los pocos segundos, haciendo que los ojos de nuestros agresores se
abrieran como platos.
―¿Qué es esto, tío? Vámonos
de aquí ―dijo uno de ellos, echando el pie hacia atrás.
―¿No queréis más? ―siguió
Jake―. No os vayáis todavía, mirad esto, es divertido ―llevó el chuchillo a su
antebrazo y se hizo varios cortes; antes de que terminara de hacerse el último,
los primeros ya se estaban cerrando.
―¡Jake, ya está bien! ―le
reñí, ahora con más ímpetu, quitándole la navaja―. ¡Mira cómo te has puesto!
―No te preocupes, preciosa,
me bañaré en el mar, así no olerás mi sangre, ¿vale?
Y esos cuatro idiotas
salieron corriendo, despavoridos.
―No sé por qué has hecho eso
―seguí regañándole mientras iniciaba la marcha y tiraba de él para que se
moviese―. Ha sido peligroso, ¿y si nos descubren?
Tiré el cuchillo en una papelera,
de la que pasábamos.
―Bah, no pasa nada ―rio él,
totalmente despreocupado―. ¿Quién va a creer a esos cuatro? Y además, ¿crees
que van a contarle a alguien que iban a matar a un turista para forzar a su
mujer?
En eso tenía razón, pero aun
así…
―Bueno, me da igual
―discutí, aunque un poco menos enfadada―. Ahora mírate, estás lleno de sangre.
¿Qué cara crees que va a poner la gente que está en esa cala cuando te vea
aparecer?
―Iré corriendo al agua y ni
se enterarán ―rebatió con una enorme sonrisa―.Venga, nena, no te enfades. Les
he dado una buena lección, ¿no crees? ¿Viste la cara que pusieron? ―y se rio en
voz alta con malicia.
No pude evitar levantar los
labios ante su risa contagiosa.
―La verdad es que se
quedaron horrorizados ―reconocí, ya riéndome―. No creo que vuelvan a intentar
nada así en su vida.
―Sí, estos no vuelven a
salir de casa, te lo digo yo ―entonces, me miró con picardía y habló con
seducción―. Cuando lleguemos al islote, te dejaré que pruebes un poco de mi
sangre, ¿qué te parece?
Giré el rostro para mirarle.
―Eso ya lo haces siempre ―le
recordé.
―Pero hoy dejaré que bebas
un poco más ―afirmó con su sonrisa torcida.
―¿Más? ¿Dejarías que bebiese
un poco más? ―mi tono salió alegre, pero seductor a la vez.
―Claro, nena, confío en ti.
―Es peligroso ―objeté,
aunque solo de pensarlo, ya empezaba a salivar, unido a la excitación que eso
me producía…
―Eso lo hace todavía más
excitante ―declaró, y su sonrisa se amplió―. Venga, ya sabes que me encanta.
Cuando haces eso, me vuelvo loco, pequeña.
―Sí, ya lo sé ―murmuré,
sonriendo―. ¿Solo un poco más?
―Cuatro tragos más. Pero
cuatro, ¿vale? ―insistió, siguiendo con esa sonrisa que me gustaba tanto―.
Tampoco quiero que me dejes seco. Y, bueno, en fin, querrás que pueda terminar,
¿no? Así que cuatro contados.
―Vale ―acepté, tirando de él
más fuerte.
Eso era más que suficiente.
Se carcajeó y llegamos a las
escaleras que daban a la pequeña cala.
―Ahora cuidado, ¿eh? ―le
pedí, ya bajando los peldaños de piedra a su lado.
―Sí, en cuanto pise la
arena, salgo despedido hacia el agua ―aseguró.
―Y frótate bien, para que se
quite la sangre reseca ―le aconsejé, echándole un vistazo a ese cuerpo serrano
que ahora incluso era más apetecible con esa sangre.
―A la orden ―hizo el saludo
militar, me pasó la mochila y, en cuanto pisó la arena, salió despedido hacia
el agua.
Las personas que estaban en
la arena le miraron, pero fue más bien por la rápida carrera de un hombre tan
alto, ni siquiera les dio tiempo a verle con detalle. Entró en el mar, armando
un buen escándalo con el agua, que se estampaba en su cuerpo debido a la
velocidad con la que se internó, y se zambulló de un salto.
Otra vez más, no pude evitar
soltar una risilla. Los niños de alrededor se le quedaron mirando, riéndose,
parecía uno de ellos.
La avioneta ya nos esperaba,
estancada en la arena. Jake salió y se acercó a mí, chorreando el agua por el
bañador.
―Ya está, ¿ves? ―dijo,
escurriéndose el mismo con las manos.
―Venga, vamos ―reí,
cogiéndole de la mano para ir a la avioneta.
Nos subimos a esta y Fernando
enseguida dejó de leer el periódico para ponerse en marcha.
La media hora de trayecto se
me hizo más bien larga. No veía el momento de llegar para quedarme a solas con
Jacob. Además, tanto tiempo también me dio para pensar en ese asunto de los
Vulturis, aunque terminé obligándome a olvidarme del asunto temporalmente, esta
era nuestra luna de miel, y después de todo lo que habíamos tenido que pasar,
no pensaba dejar que nadie nos la ensombreciera con nada. Jacob parecía estar
pensando lo mismo que yo, y ambos nos miramos y nos sonreímos cuando llegamos a
la misma conclusión.
En cuanto la avioneta
aterrizó en el islote, nos despedimos de Fernando y corrimos hacia la casa.
Lo primero que hicimos fue
llamar a Carlisle para preguntarle si sabía algo de ese grupo del que nos había
hablado ese vampiro, pero su móvil no estaba operativo, así que Jake enseguida
pasó a la segunda parte de nuestros planes.
Me cogió en brazos como si
fuese el primer día de nuestra estancia aquí y me subió a la habitación, donde
por fin pude dar rienda suelta a mis ansias.
Sí, todavía nos quedaba una
semana para aplacar este fuego, aunque no sé por qué intuí que necesitaríamos
toda una vida para eso.
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¡Hola a todos! Soy JACOB&NESSIE ^^
ResponderEliminarBueno, no se quien me preguntaba que como era el vestido de Nessie. Pues bien, este que he puesto era el que ella iba a llevar en un principio, pero, como lo destrozo, la parte de abajo cambio un poquito y fue mas sencilla, con una caida recta natural ;) Espero que os hagais una idea mas o menos.
Sobre los Vulturis y esa lucha por el poder que se menciona en el resumen del principio, bueno, no puedo desvelar nada, claro, jajaja, pero ya se acerca ;)
MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS POR SEGUIR LEYENDOME!!! Y POR DECIRME ESAS COSAS TAN BONITAS QUE ME DECIS QUE ME ANIMAN TANTO =º)
LAMETONES PARA TODOS!!!!
Amiga JACOB&NESSIE!!!
ResponderEliminarGracias por el detalle!!! Bueno este capítulo fue bueno.... que insertidumbre sobre ese futuro de Rey y Reina.....
Anita de Venezuela
HOOOLLLAAAA
ResponderEliminarque chevere estuvo este capi aunq claro lleno de nuevos conceptos y ahora nos toca ir descubriendo lo que le depara la vida a el rey y la reina..... la verdad estoy tan intrigada .. gracias y cuidatte muchoo.
Hi!!!!! Me encanto el capitulo pero también me dejas intrigada por el future de Jake y Nessie. Lo q no me gusto fueron las heridas que se hizo solo por diversion en fin todo perfect como siempre. Saludos y cuidate mucho
ResponderEliminarKelly
Increible como siempre el capi! muy loco lo que hizo jake para espantar a esos muchachos! jaja Y siguen a full con su luna de miel estos chicos! jeje me encantaa... ojalá que por un buen tiempo todo sea calma para ellos, se lo merecen! Y tambien me gustaria verlos como papis! Será que van a serlo? Mucha fuerza para seguir escribiendo! B E S O S =)
ResponderEliminarNo se podia esperar menos de el! es un chulito en potencia! jejejeje! A mi lo que me preocupa ahora (ya no se si es que estoy psicotica perdida o que), pero es el cuchillo ahi tirado en una papelera.....despues de la mania persecutoria que tienen con el gran lobo.... :S
ResponderEliminarPor lo demas el capitulo genial, como todos! Esperando ansiosa que llegue mañana y poder leer mas! Muchas gracias por dejarnos leerte!
Nuria
Increible como siempre el capitulo!!!! Y sobre ese futuro de Rey y Reina.
ResponderEliminarun beso!!!!
jennifer :)
guau! increible como de costumbre genial! me encanto! :D me dio mucha risa me pude imaginar a los 4 chavos con la cara de horror viendo como sanaban las heridas! jaja
ResponderEliminarBesos.
Unos muy buenos capitulos Tamara, ii gracias por la imagn dl vstido :)
ResponderEliminarSique scribiendo asi q tu hsitoria va q weno, ia m gustaria a mi tner una luna d miel asi!!!!!
Kisses dsd México
El capitulo me gusto de hecho me imagine la cara de susto de los chicos al ver como sanaba Jake. Espero pronto los dos capis de manana saludos y besos. Kiara.
ResponderEliminarPor cierto me encanto el vestido de ness ( :
¡HOLA! SOY NOVIEMBRE.
ResponderEliminarME HA GUSTADO MUCHO,AUNQUE UN POCO PREOCUPADA CON LOS CORTE Y LA ACTITUD DE JACOB. YO TE PUSE LO DEL VESTIDO; MUCHAS GRACIAS, ES PRECIOSO Y TAMBIEN ME GUSTA MUCHO LAS FOTOS QUE PONES AL PRINCIO DEL CAPÍTULO. PON UNA DE JACOB CON EL TORSO DESNUDO PARA PODERLA COPIAR Y TENERLA EN MI ESCRITORIO DEL ORDENADOR. LAMETONES PARA TI
hola me encantan los capitulos podras mandarme era nueva 1¡y 2 ! porfavor a este correo sofiblan@outlook.com ,es q adora este libro de anye mano muchismas gracias
ResponderEliminarPara cuando un nuevo libro sobre jake y nessie
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