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NUEVA ERA (Continuacion de "DESPERTAR")
Para leer este fic, primero tienes que leer el anterior "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog. Si no, no te enterarás de nada XDD
CAPITULOS:
PARTE UNO: HORIZONTE:
RENESMEE:
1. MAS HUMANA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-1-mas-humana.html
RENESMEE:
1. MAS HUMANA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-1-mas-humana.html
2. SAGRADOS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-2-sagrados.html
3. PRACTICAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-3-practicas.html
4. HELEN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-4-helen.html
5. ANIVERSARIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-5-aniversario.html
6. EXCURSION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-6-excursion.html
7. ENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-7-encuentro.html
8. RYAM: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-8-ryam.html
9. MAL PRESAGIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-9-mal-presagio.html
10. ENTREGA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-10-entrega.html
11. OTRA PREOCUPACION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-11-otra-preocupacion.html
12. VIAJE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-12-viaje.html
13. PREMONITORIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-13-premonitorio.html
14. CONVERSACION PENDIENTE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-14-conversacion.html
15. MENSAJE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-15-mensaje_23.html
16. ANTIDOTO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/todos-los-apitulos-registrados-en.html
17. PLANTACION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-17-plantacion.html
18. SOMBRA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-18-sombra.html
19. VISPERA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-19-vispera.html
20. SORPRESAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-20-sorpresas.html
21. MAGIA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-21-magia.html
22. ATRAPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-21-atrapada.html
PARTE DOS: PROFECIA:
23. ENCIERRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-23.html
3. PRACTICAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-3-practicas.html
4. HELEN: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-4-helen.html
5. ANIVERSARIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/05/nueva-era-capitulo-5-aniversario.html
6. EXCURSION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-6-excursion.html
7. ENCUENTRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-7-encuentro.html
8. RYAM: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-8-ryam.html
9. MAL PRESAGIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-9-mal-presagio.html
10. ENTREGA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-10-entrega.html
11. OTRA PREOCUPACION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-11-otra-preocupacion.html
12. VIAJE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-12-viaje.html
13. PREMONITORIO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-13-premonitorio.html
14. CONVERSACION PENDIENTE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-14-conversacion.html
15. MENSAJE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-15-mensaje_23.html
16. ANTIDOTO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/todos-los-apitulos-registrados-en.html
17. PLANTACION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-17-plantacion.html
18. SOMBRA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/06/nueva-era-capitulo-18-sombra.html
19. VISPERA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-19-vispera.html
20. SORPRESAS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-20-sorpresas.html
21. MAGIA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-21-magia.html
22. ATRAPADA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-21-atrapada.html
PARTE DOS: PROFECIA:
23. ENCIERRO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-23.html
UNA SEMANA: CAMBIO
Me pasé toda la noche
llorando.
Mi vida se había roto, sin
Jacob, nada tenía sentido. No podía soportarlo. Hace unas horas me iba a casar
con el amor de mi vida, y ahora no tenía nada, nada.
Sí, hoy era el día de mi
boda, el día en que por fin iba a caminar por la arena hacia ese altar de
fuego, donde me esperaría él. Jacob. Mi Jacob. Mi amor, mi ángel de la guarda, mi
mejor amigo, mi alma gemela, mi compañero, mi vida, mi todo… Sin embargo, todo
eso, todos mis sueños, se habían esfumado…
Mi mano se agarró a la
colcha y la encerró con fuerza en un puño rabioso a la vez que mis llantos
aumentaban de intensidad y volumen.
Esto era insoportable, no
podía vivir sin él, no podía estar lejos de él, me estaba muriendo. Tenía que
ser una pesadilla, una pesadilla horrible, pero por más que intentaba
despertarme, no lo conseguía.
¿Cómo era posible todo
esto? ¿Es que existían los cuentos de hadas, los hechizos, conjuros y demás?
¿De veras existían los magos y las brujas? Nunca lo hubiera creído si no fuera
porque mis propios ojos lo habían visto.
Pero era cierto. Y yo
estaba encerrada en esta especie de castillo extraño y tétrico. No podía hacer
absolutamente nada, y menos después de ver lo que le podían hacer a Jacob con
ese corazón. Ellos sabían que yo no soportaría verle sufrir, que eso era la
peor de las torturas para mí. No me importaba lo que hicieran conmigo, podían
gritarme, pegarme, torturarme, eso podría soportarlo. Pero no que le hicieran
daño a él, no que le torturasen a él. Y utilizarían eso para que me casara con
Razvan, como ya habían hecho.
Estrujé la colcha con más
rabia y las lágrimas brotaron con más ansiedad a la vez que mi corazón y mi estómago
eran atacados por más horribles pinchazos.
¡No! ¡No! Yo no quería
casarme con Razvan, no lo soportaría. No quería casarme con otro hombre que no
fuera Jacob, no podía. Todas las células de mi organismo se negaban en rotundo,
hasta mi estómago se vio agredido por un fuerte pinchazo. Sin embargo, ¿qué
podía hacer? Ellos le torturarían hasta la muerte si yo no lo hacía, y eso
sería más insoportable todavía.
Hundí el rostro en la
almohada para mitigarlo, y chillé de rabia y dolor. Chillé porque no encontraba
otra salida, él era lo primero para mí, él era lo más importante, y haría lo
que fuera por protegerle, entregaría mi vida por él sin pensármelo dos veces.
Si eso le salvaba a él, me sacrificaría y me casaría con Razvan.
Lo que apreté ahora fueron mis
muelas, y lo hice con furia. Porque daba igual que me obligasen a casarme con
ese vampiro, Jacob y yo siempre estaríamos vinculados, lo estábamos para toda
la eternidad. No me importaba lo que dijesen ellos, yo no había roto nuestro
vínculo. Puede que Jacob estuviera bajo ese encantamiento, sí, pero eso no
significaba que nuestro vínculo hubiera dejado de existir. Nuestro vínculo
seguía ahí, y estaba más vivo que nunca, y yo siempre estaría vinculada a él,
siempre, eternamente. Podían casarme con cincuenta hombres, si querían, yo
siempre seguiría siendo de Jacob, solo de Jacob.
El ruido de la puerta me
sobresaltó y me incorporé súbitamente, en estado de alerta. Ni siquiera había
reparado en que el sol ya entraba por la ventana, y mis encharcados e hinchados
ojos se dolieron con esa repentina luz. Mi mano se enganchó a mi estómago, los
pinchazos eran tan cortantes, que eran insoportables.
La puerta se abrió,
haciendo ese ruido que producían las bisagras, y mi labio se retiró a la
defensiva, esperando ver aparecer a la sombra. Sin embargo, fue una mujer
vampiro la que pasó adentro.
Su rostro era hermoso, pero
el tiempo se había parado para ella en los cuarenta años, si bien no tenía
arruga alguna. Llevaba el pelo amarrado por medio de dos trenzas que se alzaban
para rodear su cabeza, dejando toda su nuca al descubierto, y su cabello era de
color castaño claro. Llevaba un vestido de esos largos hasta los pies, en color
ocre, que las plebeyas y las sirvientas vestían en la antigüedad, con un
delantal blanco incluido.
¿Qué clase de sitio era
este? Parecía que todo se hubiese estancado en algún siglo pasado.
―Tu baño está listo ―me
anunció.
Su voz sonó muy, muy dulce,
casi angelical, y sus ojos no tenían ni un ápice de maldad, a pesar de que eran
rojos. También me extrañó que bajase la mirada al hablarme.
Aun así, no me fié. Me
sequé las lágrimas, no quería darle a Razvan la satisfacción de enterarse de mi
angustia y desesperación.
―¿Mi baño? ―pregunté,
confusa.
―El señor Razvan quiere que
se arregle para desayunar con él ―declaró con la cabeza baja mientras dejaba
que sus manos se envolvieran en un revoltijo.
No me lo podía creer. ¿Ese
degenerado se pensaba que yo me iba a arreglar para desayunar con él? ¿Pero qué
se creía?
―No pienso arreglarme, y
menos desayunar con él ―afirmé con rabia―. No me moveré de aquí.
―Debes ir ―más que una
orden, fue una frágil sugerencia que hizo con miedo.
Eso también me chocó.
Estaba claro que esta mujer le tenía mucho miedo a Razvan.
―Pues no voy a hacerlo, así
que ya puedes volver y decirle que espere sentado ―contesté con determinación.
―Por favor, no debes
hacerle enfurecer ―me avisó con una voz extremadamente baja.
¿Por qué me advertía tanto?
Además, mi pulsera no vibraba con ella.
Mis ojos se entornaron y mi
ceño los acompañó para estudiarla con la mirada, extrañada. Ella volvió a bajar
el rostro.
―¿Ocurre algo, Teresa? ―irrumpió
de pronto uno de los matones que me habían arrastrado el día anterior para
llevarme ante Razvan.
Ahora la pulsera sí que
vibró.
Ayer no me había dado tiempo
a fijarme en lo alto que era, casi como Emmett. Volvía a vestir una camisa y
pantalones negros, eso, y su media melena de color castaño oscuro, que recogía
detrás de las orejas, hacía que la tez blanquísima de su piel destacase más.
―No ―respondió ella sin
levantar la vista del suelo.
No pude ni parpadear. Sin
mediar más palabra, el vampiro se plantó a mi lado y me cogió del brazo, arrancándome del
camastro.
―¡Déjame, sé caminar yo
solita! ―protesté.
Pero el vampiro ya se había
colocado detrás de mí para encarcelarme con sus manazas, poniéndolas sobre mis
brazos.
La mujer permaneció todo el
camino detrás de nosotros. Bajamos los peldaños y recorrimos esos pasillos
lúgubres y tétricos, aunque en esta ocasión no anduvimos mucha distancia, a
pocos metros del final de las escaleras y a dos giros de los pasillos, pasamos
por una puerta y entramos en una habitación muy amplia.
Como todo en este horrible
castillo, las paredes y el suelo de la estancia eran de piedra gris, y unas
ventanillas pequeñas en la parte superior era lo único que iluminaba la
habitación. En el centro esperaba una bañera blanca, de esas antiguas con
patas, cuya agua estaba caliente, ya que el vaho ascendía hacia arriba, y tres
mujeres vampiro más estaban junto a la misma, vertiendo el líquido con unos
calderos metálicos. Iban ataviadas con los mismos ropajes que esta vampiro
llamada Teresa.
El vampiro que me apresaba
me empujó y me obligó a entrar en la estancia precipitadamente.
―Razvan le espera en el
comedor, que no tarde demasiado ―le dijo a Teresa.
Ella asintió y él
desapareció a la velocidad de la luz.
Teresa cerró la pesada
puerta, que también era de madera, y se colocó junto a mí.
―¿Dónde está Helen? ―quise
saber, pues pensaba que quizás a ella también le habían traído aquí.
―Tu amiga está bien ―me
contestó con amabilidad―. Ya ha estado en la ducha y ha desayunado.
―Quiero verla.
―La verás, pero antes
tienes que arreglarte y desayunar con Razvan. Puedes dejar tu ropa ahí ―y señaló
una silla.
―No voy a bañarme ―afirmé.
―Si te niegas, nosotras te
obligaremos ―intervino otra de las mujeres vampiro, hablándome con dureza.
Mi aro de cuero ya llevaba
un rato vibrando, y cuando el matón se había marchado, no había cesado. Y no
era por Teresa, así que estaba claro que era por las tres vampiros que había
allí.
Las tres tenían los ojos
escarlata, como Teresa, sin embargo, a diferencia de esta, desbordaban maldad
por todos los sitios, y también eran más jóvenes, no aparentaban más de veinticinco
años de edad. Todas llevaban el pelo igual, con esas dos trenzas bordeando la
cabeza, pero las diferenciaba el color del cabello. La que me había hablado era
rubia, un rubio muy claro, otra de ellas lo tenía negro y la última era
pelirroja.
―Ella no se va a negar,
¿verdad? ―habló Teresa, sonriéndome para que yo entrara al trapo.
No sabía qué tenía esa
mujer, y sabía que si sus ojos eran rojos, era porque se alimentaba de sangre
humana, lo cual ya era terrible y paradójico, por otra parte, pero en cierto
modo me recordaba un poco a Esme. Tenía esa dulzura y ternura que desprenden
las abuelas o las madres. Y tampoco entendía por qué se comportaba así conmigo,
era demasiado amable. Tal vez fuera una estrategia de Razvan para que accediese
a sus propósitos, o puede que ella tuviese ese don, aunque mi pulsera no me
advertía de ella. Era extraño. Como fuere, fui incapaz de contestarle mal, no
me salía.
―Lo siento, pero no voy a acceder
a la petición de Razvan ―declaré; no le sonreí, pero lo dije con voz calmada.
―¡Por supuesto que vas a
acceder! ―exclamó la vampiro rubia, enfadada, acercándose a mí como una bala
para agarrarme del brazo.
En un latido de corazón, me
vi rodeada de esas mujeres, que me desnudaban con la misma velocidad con la que
se habían aproximado.
―¡No! ¡Dejadme! ―protesté,
intentando detenerlas.
Pero sus manos se movían
muchísimo más deprisa que las mías, y ellas eran tres. Mientras la pelirroja articulaba
mis brazos a su antojo y me sujetaba, las otras dos me desnudaban, a pesar de
todas mis protestas e intentos por quitármelas de encima.
De nada me sirvió. Me
desnudaron completamente y me amarraron por los brazos y los pies.
―¡Soltadme! ―grité,
revolviéndome como una posesa.
Pero mis movimientos de
revuelta tampoco surtieron efecto. Me lanzaron a la bañera de espaldas y me
hundí en ese agua caliente.
Cuando conseguí sacar la
cabeza a la superficie, todo era un amasijo de manos y brazos frotándome por
todas partes y revolviéndome el pelo.
―¡N…! ―intenté protestar,
pero me volvieron a meter la cabeza bajo el agua.
El jabón me escocía los
ojos y solo dejé de escuchar el murmullo del revuelto líquido cuando dejaron de
empujarme y pude agarrarme a los bordes de la bañera para incorporarme y salir
a la superficie.
Por fin, tomé una buena
bocanada de aire y llevé mis manos a la cara para restregarme los ojos.
La vampiro pelirroja me
agarró del brazo y me obligó a ponerme de pie.
―Puedes secarte ―dijo la
rubia, tirándome la toalla a la cara.
―¿También me vais a vestir?
―pregunté con ironía, enroscándome la toalla al cuerpo, enfadada.
―Si te pones terca, sí ―me
respondió, alzando la barbilla con orgullo.
―Vístete, por favor ―intervino
Teresa, mirándome con esos ojos rojos que, no obstante, eran implorantes.
―Vale, pero quiero hacerlo
a solas ―pedí, alzando la barbilla del mismo modo que la rubia para imitarla.
Esta rechinó los dientes.
―Como gustes ―asintió
Teresa.
―¡Pero ya has oído a
Razvan! ―protestó la rubia―. ¡Tenemos que asegurarnos…!
―Ya la habéis obligado a
que se bañe ―le cortó, hablándole con tranquilidad y dulzura―, creo que es más
apropiado que ella misma se vista. Creo que a Razvan le disgustará más que su
futura esposa no se encuentre a gusto en el castillo, ¿no os parece?
Iba a discutirle eso de
futura esposa, porque todavía no estaba claro que lo fuera a ser, pero me vino
un ramalazo de racionalidad y creí más conveniente callarme.
―Está bien, tú mandas ―aceptó
la rubia, a regañadientes.
Me dedicó una última mirada
de rabia, les hizo una señal con la cabeza a las otras dos y las tres vampiros
se marcharon de la estancia con paso firme.
―Lo tienes todo en esa
silla ―me indicó Teresa con otra sonrisa.
―Gracias ―le dije, aunque
seria.
Asintió y se marchó de la
habitación, cerrando la puerta a sus espaldas.
En cuanto se cerró, llevé
mi brazo a mi estómago. Los pinchazos que lo atacaban eran horribles, se
hundían hasta dentro y lo rajaban con saña.
Salí de la bañera como pude
y me acerqué a la silla.
No lo había visto bien,
pues estaba doblado, pero cuando lo extendí vi que era un vestido. Al igual que
la indumentaria de esas vampiros, era largo y antiguo, aunque este era más
elegante, de un rango superior, y encima tenía bastante escote.
¡Pero, ¿qué era esto?!
Tiré la prenda azul sobre
la silla, chistando, y me fui a recoger mi ropa del suelo.
La ropa interior no me
quedaba más remedio que ponérmela, así que me acerqué de nuevo a la silla, me
sequé el cuerpo y el pelo y me vestí con mi camisa de cuadros azul, mis
vaqueros pitillo y mis playeras.
Sobre la silla también
había un peine. Lo cogí y me desenredé el cabello de mala gana.
La puerta volvió a abrirse
en cuanto lo posé.
Teresa y las tres vampiros
aparecieron, y sus caras no mostraban complacencia, precisamente. La de la
primera reflejaba más bien asombro, pero las otras tres estaban enojadas.
―Debes ponerte el vestido ―habló
Teresa, observándome con unos ojos que rebosaban preocupación por todos sitios―.
Razvan ha pedido…
―Me importa una mierda lo
que Razvan haya pedido ―respondí con un aire insolente que me salió solo―. No
pienso ponerme nada para él.
―Pero, si no lo haces,
Razvan…
―Déjala, Teresa ―le
interrumpió la rubia, acercándose a mí para cogerme del brazo otra vez―. Ahora
se va a enterar ―y tiró de mí para hacerme caminar.
―Espera, Alina ―intervino
de nuevo Teresa, aproximándose a nosotras―. Dale otra oportunidad, tal vez ella
haya recapacitado.
―Siempre te dejas llevar
por ese estúpido instinto maternal, Teresa, eso te hace débil ―le replicó ella,
hablándole con acidez.
Entonces, volvió a tirar de
mí y comenzó a llevarme a rastras mientras las otras dos la seguían.
―¡¿Adónde me lleváis?! ―voceé
entre forcejeos.
La morena se unió a la tal
Alina para sujetarme y salimos de la estancia.
Me condujeron por esos
dichosos pasillos y entramos por otra puerta.
Era la entrada de un amplio
comedor, y me pregunté para qué querían uno, si ellos no comían. Sin embargo,
una mesa larga, con un mantel blanco lleno de comida, se ubicaba en el centro
del mismo. Y Razvan esperaba sentado en una de las ostentosas sillas de madera
que presidían la mesa. La cara que puso, cuando me vio sin el vestido, lo dijo
todo.
―¿Qué es esto? ―quiso saber
con evidente disgusto, levantándose.
Alina y la morena me
soltaron, empujándome hacia delante. Después, se quedaron en fila, a mi lado,
con las manos cruzadas a la altura del vientre y con una postura de total
sumisión. Teresa se colocó junto a ellas, más próxima a mí. Ni siquiera me
había percatado de que ella también había venido.
―Se ha negado a ponerse el
vestido, señor ―se chivó Alina, imitando una voz tímida mientras agachaba más
la cabeza.
Apreté las muelas ante
tanto cinismo.
Razvan se acercó
rápidamente y se puso frente a mí.
―Dejé muy claro cuáles eran
mis órdenes ―le reprochó a Teresa, mirándola.
―Creí más apropiado que
ella misma se vistiera, señor ―le contestó ella, sin levantar la mirada del
suelo.
―¡Tú no estás aquí para
creer nada! ―le gritó él.
La vampiro rubia alzó la
vista, pero solo para mirar a Teresa de reojo y sonreír con malicia.
Mis muelas volvieron a
chirriar.
―Sí, señor ―respondió
Teresa.
―¡Tráeme ese vestido! ―voceó
de nuevo Razvan.
―Sí, señor ―y salió despedida
de la estancia.
―¡Salid de aquí! ―les
ordenó a las demás.
Las tres asintieron y se
fueron, haciendo mutis por el foro.
Mi pulsera no había dejado
de vibrar, pero ahora lo hacía como loca.
―Ven aquí ―masculló Razvan
entre dientes.
Me cogió del brazo y me
arrastró hacia otra puerta.
―¡No! ¡Suéltame! ―grité,
dándole puñetazos en esa espalda pétrea que me hacía más daño a mí.
Abrió la puerta y pasamos a
ese salón en el que habíamos estado el día anterior. Me lanzó con fuerza y mi
espalda chocó contra una de las paredes.
Teresa apareció por la
puerta con el vestido y sus ojos me miraron con la misma preocupación de antes.
―Aquí tiene el vestido,
señor ―murmuró.
Razvan ni siquiera le
contestó, le quitó el vestido, furioso, y le cerró la puerta en las narices.
Luego, me lo lanzó a mí, aunque yo no lo cogí y lo dejé caer al suelo.
―Quiero que te lo pongas ―me
ordenó.
―No pienso ponerme nada
para ti ―le respondí, mirándole con cara de odio.
Mi aro de cuero insistía en
sus vibraciones, alertándome del peligro.
―Claro que lo harás ―contradijo
él con un tono maléfico.
Se aproximó a la semiesfera
dorada y agitó sus dedos sobre el líquido negro. Este se removió solo y la
imagen de Jacob apareció reflejándose en él.
Otra vez estaba en una
lluviosa y aún nocturna First Beach, pero esta vez no estaba sentado en la
arena, daba paseíllos sin parar, nervioso, revolviéndose el pelo con
impaciencia, con un rostro angustiado y desfigurado por un profundo dolor.
―¡Jake! ―sollocé,
agarrándome el estómago.
Razvan llegó a la mesa y
cogió la caja metálica.
―No… ―mascullé con miedo.
Sacó el corazón y lo dejó
en su palma, alzándolo para que yo lo viera bien.
―Quiero que te pongas ese
vestido ―repitió, clavándome esos ojos malvados―. Ahora.
Me quedé paralizada por un
momento.
Su mano estrujó el corazón
y mis pupilas se fueron horrorizadas hacia el líquido negro.
―¡NOOOOO! ―chillé,
llorando.
Jacob se cayó de rodillas,
con el semblante retorcido del dolor, con una de sus manos en el pecho mientras
la otra se hundía en la empapada arena.
No podía soportarlo.
―¡NOOOOO! ¡DÉJALE! ―grité,
rabiosa.
Un fuego colérico me
atravesó entera y corrí hacia él para abalanzarme como un animal salvaje.
Sin embargo, él me paró, propinándome
una bofetada que me lanzó hacia atrás. Mi espalda volvió a chocar contra la
pared y perdí el aliento durante unos segundos.
―Estúpida, observa esto ―dijo,
apretando sus dientes con ira.
Abrió la mano y el corazón
quedó libre en su palma. Eso me alivió, porque Jacob dejó de sufrir esos
horribles dolores, pero mis párpados se alzaron hasta arriba al ver el órgano.
Era minúsculo, ni siquiera
tenía un milímetro de diámetro, pero un puntito negro resaltaba en el centro
del corazón.
―Tu lobo ya está empezando
a odiarte gracias al encantamiento ―afirmó con esa maldad que me estremecía.
―No ―negué con unas
lágrimas rodando por mis mejillas.
Razvan estrujó el corazón
de nuevo y Jacob se retorció en la arena. No podía escuchar sus gritos, pero solo
verle sufrir me espantaba.
―¡NOOOOO!
Sus dedos se abrieron,
dejando de aplastar el corazón. Jacob dejó de proferir esos gritos, aunque
siguió arrodillado en la arena, intentando coger el aire.
―Jake… ―lloré.
―Te vas a quitar la ropa y
te pondrás ese vestido cuando yo te diga ―me mandó con una voz sobria.
Mi respiración se agitó,
nerviosa, y mis ojos no podían dejar de mirar la visión que me mostraba el
líquido negro.
Jacob se estaba poniendo de
pie, aunque su mano seguía en su pecho y su rostro estaba lleno de confusión y
angustia. Eso se me clavó en el estómago, aguijoneándolo con saña. Fue tan
intenso y doloroso, que creí que se me iba a deshacer, así que tuve que
rodearlo con mi mano.
¡Jacob, mi Jacob, mi amor!
Los dedos de Razvan se
posaron sobre el corazón una vez más.
―¡NO, POR FAVOR, NO LE
HAGAS MÁS DAÑO! ¡LO HARÉ, PERO NO LE HAGAS MÁS DAÑO! ―supliqué, llorando
desconsoladamente.
Su labio se curvó en una
media sonrisa malvada y satisfecha, pero sus dedos se abrieron.
Su cara me daba náuseas,
pero no tenía salida. Él era mucho más fuerte que yo, no podía transformarme,
no podía enfrentarme a él, y encima tenía ese corazón con el que podía hacer
sufrir a Jacob, y eso último no podía soportarlo, era superior a mí. Y Jacob
era lo primero y único para mí. Por él haría cualquier cosa, por él moriría.
Las lágrimas brotaban por
mis ojos sin cesar. Alcé las manos y las llevé a los botones de mi camisa.
Comencé a sacar los botones de su ojal con mis dedos temblorosos mientras mi
pulsera vibraba, alocada. Las pupilas de Razvan se entornaron para mirarme con
un deseo ansioso. Me daba asco. Apreté los dientes y mis lágrimas se
transformaron en lágrimas de rabia. Puede que consiguiera verme semidesnuda, o
tal vez no se conformase y me obligase a desnudarme completamente, pero yo
seguiría siendo exclusivamente de Jacob, él jamás podría tocarme. Mi pulsera
vibró con determinación para corroborármelo. Sí, ella estaba conmigo, era lo
único que tenía de Jacob, él estaba conmigo a través de ella, y ella me
protegería siempre, él me protegería siempre.
Mis manos desabrocharon el
quinto botón. De pronto, la puerta se abrió y Teresa apareció tras ella. Mis
manos se detuvieron, esperanzadas, y ella me miró durante un fugaz instante, me
pareció que comprobando que yo me encontrase bien. Después dirigió su mirada
hacia Razvan.
¿Por qué hacía eso? ¿Acaso
me estaba protegiendo o algo así? Pero, ¿por qué? Ella era una sirvienta de
Razvan.
―¿Cómo osas entrar aquí, y,
además, sin picar a la puerta? ―protestó Razvan con un enorme disgusto.
Mis ojos aprovecharon para
observar a Jacob un poco más. Ahora estaba sentado en uno de los troncos
blanquecinos, llorando sin consuelo. Eso hizo que una estaca gélida se me
clavase en el corazón una vez más y me quedase sin respiración. Verle así era
una tortura para mí, pero necesitaba hacerlo. Necesitaba verle, mi corazón me
lo suplicaba, mi alma, todo mi ser lo imploraba, aunque fuera así y me matase,
pero por lo menos le veía.
―Usted me pidió que
preparase el cuarto para arreglarle el cabello y ya he terminado, señor ―contestó
Teresa con esa postura de sumisión―. No le avisaría si no fuera porque después
tiene esa reunión con los señores Nikoláy y Ruslán a las ocho.
La miró con dureza durante
un rato.
―¿Qué hora es? ―preguntó,
aún enfadado.
―Las siete y media, señor.
Su nariz dejó escapar un
suspiro contrariado.
La yema de su dedo tocó el
líquido negro y la imagen de Jacob desapareció. Mi rostro se levantó
súbitamente al percatarme de que él me había pillado.
―Está bien, prepárala ―accedió,
aunque de mala gana.
Teresa se acercó a mí,
recogió el vestido del suelo y me cogió del brazo con suavidad para conducirme.
Razvan se interpuso en
nuestro camino y nos vimos obligadas a detenernos.
―Más te vale que hagas todo
lo que se te pida, si no quieres que lo haga estallar con mi mano ―me amenazó,
poniéndome ese corazón ensangrentado y latiente delante de mis narices. Mis
ojos lo observaron con horror mientras mis pulmones se agitaron―. Llévatela ―le
ordenó acto seguido a Teresa.
Ella asintió y solo comenzó
a caminar cuando él le dejó paso.
Teresa me condujo a otro
cuarto, este más pequeño, y me arregló el pelo con un recogido espantoso lleno
de bucles. Después, me puse el dichoso vestido y la vampiro me llevó de nuevo a
ese comedor.
Razvan me esperaba sentado
en la misma silla ostentosa de antes y Teresa me sentó en la otra que presidía
la mesa.
―Eso está mejor ―sonrió él
con arrogancia cuando me vio.
―Quiero ver a Helen ―exigí.
―Eso no es posible.
―No probaré bocado hasta
que no la vea ―le advertí.
―Comerás todo lo que se te
ha puesto ―respondió él, enfadado.
―No, primero quiero ver a
Helen.
―¡Basta! ―gritó él, harto,
pegando un puñetazo en la mesa que a punto estuvo de romperla y que hizo que
todo saltara, incluida yo―. Ahora no tengo tiempo, pero ya te haré entrar en
razón ―aseguró, apretando los dientes―. De momento, te quedarás encerrada sin
comer nada durante todo el día, ya veremos cuánto resistes. ¡Guardia! ―voceó.
El matón de antes y otro más aparecieron por la puerta―. ¡Lleváosla de aquí!
Como si fueran auténticas
balas, me arrancaron de la silla y me llevaron a rastras.
―¡Quiero ver a Helen! ―voceé
de camino.
Sin embargo, todos mis
esfuerzos fueron en vano. A una velocidad increíble, fui arrastrada por
aquellos pasillos y aquellas escaleras y me tiraron en mi celda.
Me tiré en el camastro a
llorar. Necesitaba desahogarme, sacar toda esa rabia y desolación que llevaban
todo el tiempo machacando a mi pobre estómago.
Y no solo fue ese día.
Me pasé toda la semana
llorando, pensando en mi Jacob, en lo que tenía que estar sufriendo por culpa
de ese hechizo.
Seguía encerrada en esa
celda, sin que me dejasen salir para nada más que para ir a una especie de baño
que disponía de un inodoro viejo y oxidado, aunque, al menos, funcionaba.
Apenas probé esa comida que Teresa me traía todos los días en una bandeja. Las
noches eran muy largas y agonizantes, porque todo parecía venir a mi cabeza con
más facilidad. Y esa noche no fue distinta.
No podía quitarme esas
imágenes de Jacob llorando desconsoladamente, con ese rostro bañado en amargura
y sufrimiento.
Razvan, Nikoláy y Ruslán le
habían obligado a creer con su magia y ahora él pensaba que yo no le quería,
que estaba enamorada de otro hombre. ¡Por Dios, otro hombre! ¡Si el único que
existía para mí era Jacob! ¡Solo él, infinitamente él! Jamás podría amar a otro
hombre, jamás podría amar si no era a él, yo había nacido para amarle, para
amarle a él, solo a él, y eso lo sabía como sabía que había sol y luna.
Eso me hizo caer en algo.
La profunda angustia que sentía me había cegado durante la noche, pero cuando
los primeros rayos del sol empezaron a entrar por la ventana, trajeron un halo
de esperanza que no había visto debido a la negrura de mi pena.
Él también había nacido
para mí, él también había nacido para amarme. Me incorporé, alentada por esta
esperanzadora revelación, para quedarme reclinada, y me sequé las lágrimas.
Jacob jamás podría odiarme. Daba igual los conjuros que le hiciesen, daba igual
lo que se oscureciera ese corazón, él jamás me odiaría.
Y entonces, me di cuenta de
otra cosa. Yo no podía quedarme de brazos cruzados, no podía pasarme llorando
todo este encierro. Tenía que hacer algo, tenía que ser fuerte y resistir. No
podía esperar siempre a que Jacob me ayudase, me protegiese y viniese a mi
rescate, esta vez, tenía que ser yo quien lo hiciera. Tenía que protegerle y
rescatarle.
Si Mahoma no va a la
montaña, la montaña irá a Mahoma. Si mi familia no iba a venir a buscarme, si
Jacob no iba a venir a buscarme, yo iría a ellos. Todos estaban hechizados, menos
yo.
No entendía por qué Razvan,
Ruslán y Nikoláy no habían usado uno de esos hechizos conmigo para que me
olvidase de Jacob y mi familia, eso les hubiera puesto las cosas más fáciles,
pero tenía que aprovecharme de eso. Yo era la única que sabía qué estaba
pasando, y tenía que hacer todo lo posible por salir de aquí, sobre todo por
Jacob. Y no estaba sola.
Mi pulsera había demostrado
que tenía más poderes de los que creíamos. Puede que fuera porque el espíritu
de Gran Lobo de Jacob había salido del todo y eso influyera en ella. Y ella
seguía protegiéndome, seguía uniéndome a él, y no solo eso, había intentado
protegerle a él. Protegerle a él. Me estaba dando un mensaje, yo no me había
dado cuenta hasta ahora, tonta de mí. Yo tenía que protegerle a él, tenía que
salvarle.
Y otra cosa.
Tan solo imaginarme las
palabras, me mataba, pero tenía que hacerlo, necesitaba planteármelo para
comenzar a trazar mi plan. La pregunta era: ¿por qué no le habían matado ya?
Podían haberle matado de inmediato con ese corazón que tenían en sus manos, sin
embargo, iban a esperar un año, hasta que el corazón se volviese completamente
negro por ese odio que decían ellos. ¿Por qué? Era absurdo.
Pero la respuesta era más
que obvia: porque no podían.
No tenían el suficiente
poder para acabar con él, ni siquiera los tres juntos, el poder espiritual de
Jacob era demasiado poderoso para ellos, incluso en su forma humana.
Por eso habían unido sus
fuerzas para hechizarle, y solamente lo habían conseguido porque Jacob estaba
en su forma humana, porque su poder espiritual no se manifestaba en ese estado,
sin embargo, este sí que era lo suficientemente fuerte como para evitar que
pudiesen matarle, y eso me llevó a otra conclusión que me maravilló. Jacob
todavía no había desarrollado del todo su poder espiritual, ya lo había dicho
Sue aquella vez que habló conmigo para que fuera a despertarle de su coma,
Jacob era joven e inexperto, y aún no sabía manejar todo su poder. Por eso le
tenían tanto miedo, por eso querían matarle.
Sí, jamás podrían hacer que
él me odiase, porque eso era imposible. Recordé mi pesadilla. Yo llevaba ese
corazón, y sentía que tenía que protegerlo, limpiarlo. Mi pulsera vibró cuando
lo adiviné, ratificando mis pensamientos. Ese corazón tenía cura, y yo iba a
ser la encargada de limpiarlo.
A partir de ahí todo
cambió.
Esta vez, Caperucita iría a
rescatar a su lobo.
Impresionante!! Sigue así!!!
ResponderEliminarBesos.
Me encanto, me dajaste sin palabras otra vez!
ResponderEliminarTengo unas ganas de matar a ese maldito vampiro!! como le puede hacer eso a Jacob! y a Nessie!
Hasta que porfin Nessie se da cuenta.
Me encanta tu historia sigue asi, ya me tienes embobada!
Siiiiiiii!! Que bien que nessie dejo de llorar y empezó a razonar espero que pase lo mismo con jake. Tus capítulos están increíbles e imnotizantes ya quiero leer el próximo puedes poner un capitulo desde el punto d vista de los cullen
ResponderEliminarTu libro esta increíble al igual que lo estubo amanecer
Kelly
hola jacobynessie me encanto este capitulo..fabuloso segui asi continua....sos una genia con talento la mejor historia...porfin nessie se dio cuenta del significado de su sueño...bueno mañana espero otro capi de tu increible historia....
ResponderEliminarQue bueno! Estoy fascinada! todavia tenemos espe ranzas..:)
ResponderEliminarLamentones para vos Tama!
Sol*
¡Muchas gracias, guapisima!
ResponderEliminarOtros lametones para ti, preciosa!!!
JACOB&NESSIE
Eres impresionante. Que pena! Yo quería boda!!!
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