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sábado, 30 de julio de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 53: DIOS, ESTO ES PARA PEGARSE UN TIRO




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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC, YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^





NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA. PROFECÍA")
Para leer este fic, primero tienes que leer "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, y "Nueva Era I. Profecía". Si no, no te enteraras de nada 😉


CAPITULOS:

PARTE UNO: COMIENZO:

RENESMEE:

43. DESPEDIDA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-43-despedida.html
44. COMIENZO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-44-comienzo.html
45. CELEBRACION: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-45-celebracion.html
46. FUEGO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-46-fuego.html
47. NADAR: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-47-nadar.html
48. EXTRAÑO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/este-es-el-segundo-capitulo-de-hoy-para_26.html
49. REY Y REINA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-49-rey-y-reina.html
50. EN CASA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-50-en-casa.html
51. BUSQUEDA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-51-busqueda.html

JACOB:

52. HAY QUE VER LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/07/nueva-era-capitulo-52-hay-que-ver-las.html


DIOS, ESTO ES PARA
PEGARSE UN TIRO


Una de las llaves se metió en la cerradura y los tropecientos mil cerrojos se fueron corriendo uno por uno con una sucesión de sonidos contundentes, hasta que el último de ellos hizo su particular clack.
La puerta se abrió y yo tensé los gemelos de mis piernas a la vez que mi garganta ya emitía un gruñido de advertencia.
Entraron dos chupasangres de la guardia, ataviados con esas estúpidas y anticuadas capuchas grises, pero, para mi asombro, pasaron por delante de mis narices y se dirigieron a Ryam.
―¡Hey, ¿qué vais a hacer?! ―exigí saber, lanzando mis pies hacia ellos.
Pero alguien tiró de las cadenas de mis muñecas, haciendo que mis brazos se fueran hacia atrás y que me quedase clavado en el sitio, impidiéndome avanzar más allá.
―¡No, soltadme! ―gritó Ryam, luchando para que esas sanguijuelas no le cogieran por los brazos.
Me giré súbitamente, con cara de muy malas pulgas, y vi que ese alguien era otro vampiro que estaba agarrando mis cadenas con las dos manos, tensándolas para que yo no pudiese dar un paso más.
―¡Suéltame, asqueroso chupasangres! ―voceé, abalanzándome sobre él.
Pero esa sanguijuela saltó a un lado vertiginosamente, llevándose esas malditas cuerdas metálicas, y volvió a tirar de ellas con saña. No me dio tiempo a más. Los eslabones pasaron por las arandelas como auténticas balas, produciéndose un ruido chirriante, y mi cuerpo salió despedido hacia atrás, hasta que las cadenas llegaron a su final, que eran los grilletes de mis muñecas y mis tobillos. Mi espalda se estampó en la pared y el estruendo del impacto restalló en toda la mazmorra cuando este provocó un boquete en el muro que hizo que incluso se desprendieran trozos de piedras, las cuales terminaron desparramándose por el suelo. Me quedé pegado a la pared con los brazos y las piernas abiertas como si me tratase del objetivo de un truco de cuchillos.
Genial. Por supuesto, no me hice daño, y menos mal que mis pies se posaban en el suelo, pero esto, aparte de humillante, era frustrante y me ponía de más mala leche.
―¡Suéltame! ―grité, ya lleno de convulsiones y revolviéndome como podía.
Sin embargo, ese vampiro me tenía bien enganchado, y no me podía transformar. ¡Maldita sea!
―¡Dejadme! ―chilló Ryam con furia, casi a la vez que yo, también temblequeando.
Y entonces, mi cabeza se giró hacia él con rapidez y mis estupefactos ojos se abrieron como platos.
Su cuerpo pegó un estirón supersónico, empezando por sus brazos y sus piernas, para seguir por el tronco y la cabeza. Todo en él se ensanchó y adoptó una forma más musculosa, aunque las roturas de sus pantalones ya se adaptaban a su nueva condición, señal de que ya se había transformado con anterioridad, de ahí que no llevase camiseta y su pantalón ya estuviese hecho trizas. En un abrir y cerrar de ojos, ese chico más bien delgado de un metro ochenta pasó a ser un gigante forzudo de más de dos metros y medio. Guau. Menos mal que ya estaba más que acostumbrado a ver transformaciones.
Me fijé en que sus grilletes tenían algún tipo de sistema especial y que se ensancharon para amoldarse a sus nuevas muñecotas. Tiró de sus largas cadenas con ira, pero ni siquiera su fuerza podía con esos eslabones y con el anclaje de esas anillas.
Ryam abrió la bocaza, enseñando unos colmillos que también eran bastante considerables, y soltó un rugido en todo el careto de los chupasangres que intentaban llevárselo que a poco más y les quita hasta las capuchas de sus túnicas. Sí, en serio, fue bastante potente.
Pero el muy idiota no sabía luchar. Después de montar todo ese numerito, las dos sanguijuelas que le rodeaban saltaron hacia él y, con facilidad, abrieron las arandelas que le ataban a la pared para envolver su descomunal cuerpo con las cadenas a una velocidad increíble. En un segundo, Ryam parecía un canelón de cadenas.
Imbécil. Bueno, aunque yo tampoco estaba para hablar, la verdad. Él parecería un canelón metálico, pero yo parecía la atracción de una feria. Guay. Vaya par de estúpidos…
―¡Soltadme! ―volvió a reclamar Ryam, zarandeándose inútilmente entre las manos de sus opresores.
El muy tonto lo único que iba a conseguir era caerse al suelo, y a ver cómo se levantaba después.
―¡¿Qué vais a hacer con él?! ―exigí saber.
―Tranquilo, no venimos a por el gigante ―habló uno de esos chupasangres que habían envuelto a Ryam―. Solo es… para que te quedes a solas.
―¿A solas? ―inquirí, bajando las cejas con extrañeza.
Ya no me hicieron ni caso. Uno de esos vampiros empujó a Ryam, cuyos hombros cayeron sobre los brazos de su compañero, y lo cogió por las piernas. Hicieron mutis por el foro, llevándose al gigante como si fuese una enorme alfombra enroscada mientras él gruñía y los insultaba sin parar, revolviéndose para nada.
Se marcharon de la celda de esa guisa, pero la sanguijuela que me retenía a mí se quedó para seguir sosteniendo mis cadenas. Mis ojos se clavaron en él con furia y el muy cobarde apartó la mirada.
De repente, otro espectro encapuchado entró por el hueco de la puerta. Llevaba esa capucha casi negra puesta para ocultar su rostro, pero por el color de su capa y por su tamaño supe quién era enseguida.
―Hombre, pero si es mi amiga la Pitufina ―le dije con acidez―. ¿Qué pasa? ¿Vienes a torturarme un rato?
Mi mote no debió de gustarle mucho, porque se giró hacia mí, me miró con sobriedad y retiró su capucha hacia atrás para enseñarme un alzamiento de ceja altivo.
Inspiré profundamente por la nariz ese asqueroso aire lleno de acidez repelente, sí, diablos, era realmente repugnante, pero necesitaba oxígeno para prepararme psicológicamente con el fin de resistir su tortura, por muy sucio que este estuviera.
Pero, para mi sorpresa, no me hizo nada. Se dio la vuelta, dirigiéndose al otro chupasangres, y ella tomó las riendas de mis cadenas. Su compañero se piró con rapidez cuando ella le dedicó una mirada amenazadora, y cerró la puerta a sus espaldas.
Entonces, volvió sus encarnados ojos hacia mí.
―¿Qué vais a hacer con Ryam? ―quise saber.
―Tranquilo, tu amigo estará aquí pronto, no le haremos nada ―declaró―. Solo quería estar a solas contigo.
¿Qué demonios era esto? ¿Acaso venía a sonsacarme algún tipo de información o algo?
―No tengo nada que decirte ―le advertí, clavándole otra mirada agresiva.
―No vengo… ―sus pupilas bajaron por mi cuerpo y su ceja se volvió a alzar, aunque esta vez con una aprobación y una satisfacción evidentes, a lo que se sumó la curvatura de su boca, para terminar subiendo hasta mi rostro de nuevo―…a torturarte.
Glups. Esto no me gustaba nada, pero nada de nada.
―Hay muchos tipos de tortura ―le contesté, otra vez con un tono ácido, para ver si así se daba por aludida.
Mierda. No se dio por aludida.
Se acercó lentamente, poniendo una mano por delante de la otra como si escalase por las cadenas, con ese mismo semblante de antes y se quedó a un paso de mí.
―Solo he venido para llevarte ante Aro, pero he de reconocer que también he aprovechado para verte ―reveló, repasándome con esa mirada de nuevo.
Ugh, su manera de mirarme me daba escalofríos. No sé por qué, pero esa mirada, claramente lasciva, me ponía de los nervios.
Me di cuenta de que llevaba unos tacones considerables, pero ni con esos zancos me alcanzaba.
―Bueno, pues ya me has visto, así que pírate y llévame a ver a Aro ―le espeté.
Otra vez, pasó de mis palabras.
Una de sus manos soltó las cadenas y la elevó hacia mí.
Me revolví, aprovechando ese desenganche, y traté de zafarme. Conseguí que mis brazos y mis piernas se despegasen un poco de la pared, pero maldita sea, esa rubia canija era más fuerte que yo y, por más que lo intenté, me resultó imposible separarme más. La Pitufina sonrió con malicia, parecía disfrutar con esto, y le dio un tirón a las cadenas con esa sola mano, haciendo que mis extremidades volvieran a espachurrarse en el paramento de piedra.
Maldita sea, esto era más humillante todavía.
―Déjame en paz ―mascullé, apretando los dientes.
Se rio en voz alta, con una risa cantarina. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso se había vuelto loca o qué? Hasta que por fin cerró la boca y se dejó de reír. Entonces el escalofrío que me dio fue peor.
Clavó sus libidinosos ojos en los míos y volvió a alzar la mano hacia mí. Ahora fue mi espalda la que buscó la pared para pegarse.
Mierda, genial, lo sabía. Sabía que esta víbora se sentía atraída por mí, aunque jamás imaginé que llegase a estos extremos. Esto era lo que me faltaba.
―No se te ocurra tocarme ―gruñí, rechinando la dentadura con más fuerza mientras hundía el ceño sobre los ojos.
Como antes, le dio exactamente lo mismo. Me dio un respingo cuando su mano se posó sobre uno de mis brazos, aunque ella también notó la gran diferencia de temperatura y la apartó con un poco de sorpresa.
―Tu piel está muy caliente ―se dio cuenta la lista de ella, elevando su labio todavía más. Genial, encima, parecía que eso le gustaba―. Sin embargo, es extremadamente suave.
No tardó nada en llevarla de nuevo a mi antebrazo. Esto era para pegarse un tiro, pero la cosa empeoró cuando comenzó a arrastrarla hacia arriba, pasando por mi bíceps para seguir en busca de mi hombro.
―Quita tu sucia mano de ahí ―le avisé sin despegar mis muelas a la vez que me revolvía para impedirlo, aunque inútilmente, para mi desgracia.
―El Gran Lobo. Eres tan fuerte… ―murmuró sin despegar su mano de mi hombro, desviando esa sucia mirada hacia mi torso―. Y no me refiero a fuerza física, por supuesto ―se burló, riéndose con desdén.
No voy a mencionar el tipo de insultos que se me pasaron por la cabeza, esos sí que eran demasiado fuertes.
―No me toques ―le repetí, gruñéndole con ganas.
―¿Por qué no? ―preguntó, para mi sorpresa.
¿Me estaba tomando el pelo?
―Porque no quiero que me toques, ¿te enteras? ―le bufé, más que enfadado.
Mi respuesta no le gustó nada.
―Tú querrás lo que yo quiera ―rebatió, irritada.
¿Pero de qué iba?
―No puedes obligarme ―afirmé con determinación.
―Deberías sentirte afortunado, muchos otros hombres querrían estar en tu lugar ahora mismo ―aseguró, levantando la barbilla con petulancia y orgullo.
¡Ja! Eso era gracioso. Podía resarcirme con eso un rato, pero me contuve, todavía era un caballero.
―Siento desilusionarte, pero las mujeres vampiro no me atraen nada de nada ―le espeté, arrastrando las palabras con maldad.
―Eso no lo sabes si nunca has probado con una ―manifestó en ese tono orgulloso.
Ni hablar.
―Créeme, lo sé ―aseguré, hablando con un poco de chulería. Lo siento, pero me salía sola―. No sois mi tipo, solo vuestro olor me da asco.
―Tú tampoco es que huelas a rosas, precisamente ―dijo, arrugando esa nariz de niña pequeña. Sin embargo, enseguida dejó de retorcer su semblante para repasarme otra vez―. Pero, en cambio, cada vez que te veo, mi vista se agrada sumamente. Para ser mitad humano, mitad animal, eres realmente hermoso.
Guay.
―Decíais que era aberrante que un hombre lobo estuviera con un semivampiro, ¿y ahora vienes tú hasta aquí para magrearme? ―le reproché a la cara, hundiendo el ceño en los ojos―. ¿Qué pensará Aro cuando vea esto en tu mente? ¿No tienes miedo de que te mate?
―No te equivoques, lobo ―me paró, mirándome fijamente con esos ojos rojos, cabreados―. El que yo me sienta atraída por ti no quiere decir que no te mate en un momento dado. Sigues siendo mi enemigo, y mi lealtad hacia los Vulturis es inquebrantable, Aro lo sabe ―aseguró, alzando la barbilla de nuevo.
―¿Entonces qué es lo que pretendes? ―inquirí, cansado de todo este circo humillante y absurdo―. ¿Por qué seguimos aquí y no me llevas ante Aro de una maldita vez?
Estaba deseando encontrarme con él cara a cara.
―Porque llevo esperando mucho tiempo para volver a verte ―confesó sin tapujo alguno. Genial―. Tengo que reconocer que me dejaste impresionada la primera vez que te vi, como humano, por supuesto ―matizó―. Eres realmente poderoso, tu poder espiritual es increíble, jamás he visto algo igual ―dijo, mirando mi cuerpo con deseo.
―Me importa una mierda cómo te quedases ―le escupí para que se pirase―. Quiero ver a Aro ya.
Pero no se piró.
―¿Crees que he venido hasta aquí solo para esto? ―se rio―. ¿Que me voy a conformar solo con mirarte?
Dios, esto no me podía estar pasando…
―Soy un hombre casado, felizmente casado, seguro que ya lo sabes ―le recordé con acidez.
Eso pareció molestarle especialmente, pero lo dejó pasar.
―Quiero que me beses ―exigió, mirándome con dureza.
Sí, esto era una pesadilla, seguro.
―¿Qué? ―no me lo podía creer.
Vamos, Jake, despierta…
―Quiero saber qué se siente al besar al Gran Lobo.
Se había vuelto chiflada.
―No pienso besarte ―afirmé, mirándola con cara de asco.
―Claro que me besarás ―aseguró, enfadada.
―Antes prefiero palmarla ―declaré, machacando mis muelas.
Solo de pensarlo, me daban escalofríos. Además, ante todo estaba Nessie. Me daba igual que fuera obligado, yo jamás besaría a otra mujer, y mucho menos a una chupasangres, vamos.
Para mi asombro, la rubia canija empezó a reírse.
―¿Tan malo es? ―preguntó, aún riéndose.
―Peor que eso. Me darían ganas de vomitar.
Su risa cesó.
―Quiero que me beses. Ahora ―exigió otra vez, seria.
―Jamás.
―Si no accedes, tendré que obligarte ―amenazó.
―Ya puedes empezar a torturarme. Jamás te besaré.
Se quedó mirándome con enfado durante un rato, pero luego su rostro desplegó una sonrisita maléfica.
―Podría torturar a tu… esposa ―le costó soltar la palabra, pero sus labios seguían sonriendo con malicia.
Una ráfaga de fuego me atravesó la espalda.
―No se te ocurra tocarla ―gruñí, mirándola con odio―. Si le tocas un solo pelo, juro que te mataré con mis propias manos.
Esa estúpida sonrisa se le borró de la cara al instante, aunque siguió en sus trece.
Su mano comenzó a descender por mi clavícula y mi cuerpo se llenó de respingos.
―¿No me has oído? Deja de tocarme ―mascullé, apretando los dientes con furia mientras intentaba que mi torso se apartara de su mano.
¡Mierda, era inútil!
―Eres muy diferente a todo lo que he visto. Eres fuerte, hermoso, cálido, la tez de tu piel es tan distinta… ―su asquerosa y helada palma siguió bajando para deslizarse por mi pecho―, y eres el poderoso Gran Lobo.
Mi cuerpo empezó a sentir la urgente necesidad de cambiar de fase. La lengua de fuego ya quería recorrer mi columna vertebral y los temblores de mis manos comenzaron a hacer acto de presencia.
―¡He dicho que no me toques! ―le voceé en todo el careto.
Entonces, su mano se despegó súbitamente de mi piel y sus encarnados ojos se clavaron en los míos, entornándolos con furia.
Me dio completamente igual.
―¡No quiero que me toques con tus asquerosas manos! ―solté con ira―. ¡Yo solamente le pertenezco a Nessie, ¿me oyes?! ¡Estoy locamente enamorado de ella, soy suyo, solo suyo, jamás dejaré que otra mujer me toque y jamás tocaré a otra mujer! ¡Y mucho menos a un miserable piojo como tú!
De pronto, un rayo eléctrico se clavó en mi cuerpo, atravesando todas mis entrañas con saña. Intenté evitarlo por todos los medios, pero en ese momento me fue imposible no gritar, el dolor era demasiado insoportable. Mis manos se cerraron en puños y mis propios brazos tensaron las cadenas cuando noté ese dolor punzante en cada uno de mis órganos, pero me quedé sin aire por un instante cuando lo sentí en el corazón. Este era peor que aquel que había sentido con ese maldito hechizo de Razvan, era como si me estuviese clavando un puñal y lo estuviera retorciendo una y otra vez. Ese cuchillo invisible se desplazó por mis tripas, desgarrándolas, y pasé a agonizar. Mientras yo me retorcía a su antojo y apretaba mis muelas para que mi garganta se reprimiese un poco, ella sonreía con satisfacción. ¡Maldita bruja! Verme sufrir parecía despertar en ella algún tipo de placer sádico, así que obligué a mi boca a que se callase y conseguí que solamente salieran unos gemidos sordos.
―El Gran Lobo a mi disposición ―dijo con esa misma sonrisa―. Me encanta ese collar, ¿a ti no?
Su burla hizo que me cabrease más, pero ni siquiera podía hablar.
―Zorra… ―logré articular casi sin voz, aunque con odio, mientras me doblaba de dolor.
―En nuestro último enfrentamiento me humillaste delante de todos, pero ahora lo pagarás caro ―aseguró, entrecerrando más sus ojos de bruja a la vez que sonreía con arrogancia―. He esperado mucho tiempo para verte así, y también para tenerte ―siguió, hablando con ansia―. Quiero ver cómo te arrodillas ante mí y me suplicas que te bese.
¡Bruja chiflada!
―¡Nunca! ―volví a vociferar.
―¿Te gustaría que le hiciese esto a tu mujercita? ―amenazó, entornando esos ojos rabiosos todavía más y utilizando esa palabra con un tono que me sacó de quicio―. ¿Vas a permitir que sufra solo por no entregarme un beso?
La ira recorrió mi espalda otra vez y logré alzar el rostro para clavarle una mirada de profunda inquina.
―¡Si la tocas, te mataré! ―grité, tirando de las cadenas con furia incontrolada.
Mi fuerza aumentó considerablemente de una forma súbita y mis brazos consiguieron despegarse de la pared, por mucho que ella tiró para impedirlo.
Eso la desquició aún más.
Aumentó la intensidad de su ataque y mi cuerpo sufrió otra sucesión de convulsiones, pero no me amilané, apreté los dientes y resistí el dolor.
―Si no me besas, la mataré yo a ella ―amenazó, rabiada.
―¡No te atrevas a tocarla! ―repetí, gritando más fuerte.
Noté cómo mi espíritu de Gran Lobo se revolvía en mi interior con cólera. Si se le ocurría rozarla, la mataría. La mataría a ella y a todos los chupasangres de este asqueroso agujero, lo juraba por mi vida. NADIE volvería jamás a osar a hacerla daño. ¡NADIE!
De pronto, noté cómo mi poder espiritual hacía acto de presencia en mí. Al principio me extrañó, porque ese Ezequiel me había dicho que mi espíritu de Gran Lobo no podía actuar si lo que me impedía transformarme era algo físico, como era este estúpido cordón metálico, pero enseguida comprendí el porqué de esta excepción. Sí, ahora mi espíritu de Gran Lobo me estaba permitiendo usar su poder en mi forma humana, y la razón era muy sencilla: Nessie. Ella era la fuerza que impulsaba a mi espíritu, ella era mi guía y mi luz, ella era la que me proporcionaba poder, la que lo incrementaba. Mi espíritu de Gran Lobo jamás permitiría que le pasara nada a Nessie, y esto era una amenaza clara. Pero también sabía que solamente me daría una única oportunidad.
La rubia canija elevó su ataque un poco más, desesperada por mis negativas a acceder a su loca petición. Sin embargo, comencé a ver sus rayos láser de color rojo con total claridad. Estos se estaban clavando en mi cerebro con saña, engañándolo para que sintiera ese cuchillo invisible por todas partes. No perdí más tiempo. Hice emanar mi poder espiritual y extendí ese círculo brillante hacia fuera. En cuanto el círculo tocó esos rayos rojos, Estos se deshicieron como si fueran una simple brisa y mi cuerpo por fin se relajó.
Sin embargo, todavía no sabía cómo demonios hacer para extender esa elipse que lo fulminaba todo ―me moría de ganas de terminar con esta arpía de una vez por todas―, y, encima, como me temía, esto era una excepción, mi espíritu de Gran Lobo solamente me permitía extender mi círculo brillante para protegerme.
La Pitufina se quedó paralizada, mirándome perpleja. Pero la muy estúpida volvió a intentarlo.
Entornó sus ojos otra vez y dos rayos rojos salieron hacia mi frente. No llegaron a tocarla. Mi círculo se encargó de pararle los pies sin ningún problema.
―¿Cómo… es posible? ―exhaló sin poder creérselo.
―Jamás olvides que soy el Gran Lobo ―por una vez, presumí de serlo.
―Entonces, es cierto, la profecía ya ha empezado ―se sorprendió, aunque me repasó con más ganas que antes.
Estupendo, esto le ponía más, al parecer. Enana chiflada.
―Ahora suelta esas malditas cadenas y llévame ante Aro ―le exigí, tirando de las mismas para despegarme de una maldita vez de esa pared.
No me dejó, por supuesto. Su labio se volvió a curvar hacia arriba con petulancia.
―Tu poder espiritual no te hace más fuerte que yo, me refiero físicamente ―y su barbilla se alzó con presunción.
Esto era desesperante. Ya estaba harto.
―¡Suéltame de una maldita vez! ―le ordené, furioso.
Como una cobra, se abalanzó hacia mí para rodear mi cuello con su brazo suelto, tirando de mí. Intenté impedirlo con todas mis fuerzas, de veras, pero la muy chiflada era más fuerte que yo y consiguió que mi columna vertebral se doblara hacia ella.
―Quiero saber qué se siente al besar al Gran Lobo ―dijo con una voz ansiosa mientras acercaba mi rostro a su asqueroso semblante.
Su mano había soltado un tramo de las cadenas para que mi cuerpo se arqueara, así que mis manos quedaron más libres y pude interponerlas entre su cuerpo de mármol y el mío.
―¡Déjame, maldita bruja! ―voceé, forcejeando con ella todo lo que pude para que mi espalda no se doblase más mientras mi cuerpo se llenaba de convulsiones incontroladas.
Maldita sea. Esta era la segunda vez que me manoseaba y me intentaba besar una mujer vampiro, aunque, claro, la otra vez había sido una de mis mejores amigas y eso había hecho que pudiese reprimir mis impulsos de transformación. ¿Pero qué coño les pasaba? Se suponía que mi olor les tenía que resultar repelente, ¿no? Pues menos mal, porque si no…
De repente, la enana tarada me soltó súbitamente, así como a mis cadenas, y me empujó hacia la pared. Mi espalda se estrelló contra la misma, pero ni mucho menos fue como antes, simplemente choqué. Por fin, mis brazos y mis piernas quedaron más o menos libres; seguían encadenados, pero por lo menos no estaban pegados al paramento.
―¿Qué haces aquí? ―exigió que le dijera alguien.
Giré mi cara hacia la misma dirección a la que miraban sus desquiciados ojos y lo vi.
―Aro está esperando ―le comunicó Enguerrand, dedicándole una mirada claramente censuradora.
¡Uf! Era la primera vez en toda mi vida que me alegraba de ver a ese pelirrojo.
El Zanahorio osciló las pupilas hacia mí para observarme y después se dio la vuelta hacia la puerta.
―Enguerrand ―le llamó la Pitufina en un tono sobrio y mandón.
Este giró medio cuerpo para observarla.
―Espero que esto que has visto no salga de aquí ―le dijo con una voz y unos ojos amenazantes.
El chupasangres pelirrojo se quedó en silencio un par de segundos mientras correspondía su mirada.
―Creo que este metamorfo te gusta demasiado y que te estás dejando llevar por tus sentimientos ―declaró, regio.
―No sé a qué te refieres ―le respondió ella, levantando la cabeza con orgullo.
―No te encapriches demasiado con él ―le soltó―. Es peligroso.
¿Encapricharse? Puaj, lo que me faltaba.
La Pitufina no le quemó con los ojos de milagro.
―Estás equivocado ―replicó ella―. Solo estaba jugando con él, y Aro ya lo sabe, por supuesto.
¿Jugando? Pues menos mal. Y encima, ¿ese vejestorio tarado lo sabía y se lo había permitido? Chisté con indignación.
El pelirrojo tardó un segundo en contestarla.
―No lo digo por Aro, lo digo por ti ―le espetó a la cara, ya girándose otra vez hacia la salida―. No debes encapricharte con él, el Gran Lobo es demasiado para ti.
La rubia canija rechinó los dientes.
―Jamás vuelvas a hablarme así, te lo advierto ―contestó ella, rabiada.
―Aro está esperando ―repitió él, ignorando totalmente su amenaza.
Las muelas de la enana rechinaron de nuevo y el pelirrojo salió por la puerta.
―¡Guardias! ―voceó él desde fuera.
Y los dos chupasangres que se habían llevado a Ryam entraron en la mazmorra.



8 comentarios:

  1. ¡Hola a todos! Soy JACOB&NESSIE ^^

    MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS POR SEGUIR AQUI!!! Y MUCHAS GRACIAS POR ESAS COSAS TAN PRECIOSAS QUE ME DECIS!!! ME HACEIS MUY, MUY FELIZ =º)

    Kiara: sobre el poder espiritual de Jake, bueno, sale algo en este capi, jaja, asi que de momento no te explico nada. Leelo y si tienes alguna duda, dimelo y yo te la aclaro, ¿vale? ;)

    Kelly: sobre los Cullen y Renee, te digo lo mismo, este tema no sale en este capi, pero saldra en el siguiente, asi que tendras que esperar un poquito para saberlo, jejeje ;)

    Andres: ese vampiro es un sicario de Aro, es alguien que hace esos trabajos sucios. Como le explico Ryam a Jake, es el jefe de una banda que ya eran asesinos y mala gente en su pasado humano, y Aro los utiliza como si fuese uno de esos mafiosos de las peliculas, ellos liquidan vampiros o gente incomoda para Aro, y lo hacen en secreto, para no manchar esa imagen de los Vulturis ;)No se si me he explicado, jaja ^^ De todas formas, ya veremos un poco mas de ese Thiago y su grupo mas adelante ;)

    Bueno, espero que os guste el capi, jejejeje.

    Lametones para todos!!

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  2. Pero que descaradaa! jaja se volvio completamente loca jane! jaja me encanto el capi, me imagine con lo pequeña que es jane tratando de obligar a jake para que la bese, me causo gracia! jaja Tengo una duda... porque cuando estaban en el claro jake, nessie y los demás, la pulsera de nessie no vibró para avisarle del peligro o algo?? y bueno, Como ya nos tienes acostumbrados maravilloso el capi y tu forma de escribir! Mucha fuerza para seguir escribiendo!
    B E S O S =)

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  3. Gracias por contestar a mi duda y el capitulo me encanto realmente eres la mejor y Cathy ha estado enferma por eso no a comentado pero te manda saludos y hasta el next capitulo. Kelly ( :

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  4. genial este capi....esta jane..si que esta sacada...jaja muy bueno tu historia segui sorprendiendonos....mañana el siguiente...salu2

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  5. Opino lo mismo que los demas la pitufina si que esta chiflada. Y ya veo que jake si cejo salir su poder de gran lobo me encanto el capitulo espero que nessie llegue pronto con los Vulturis para rescatar a jake. Besos y gracias por tan bien capi. Kiara

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  6. ohhhh he quedado sorprendida Jane si que es el colmo obligar a jake para que la besé ... esta chiflada pero bueno que se podia esperar de ella , ya mostraba interes en jake desde antes... y teniendo la oportunidad hasta yo lo obligo jajajaja..... ha estado muy chevere este capi... cuidate

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  7. oh por dios!!! esa Jane! como me hace enojar!!! ojala pronto salga de ahi de veras eso era para darse un tiro jaja :D
    Me encanto el cap estuvo muy muy enocionante!! genial!
    Besos.

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  8. soy angela me gustaria q isieras peliculas de estos libros

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