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lunes, 8 de agosto de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 64: ¡JA! ¡CHUPAOS ESA!



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NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA. PROFECÍA")
Para leer este fic, primero tienes que leer "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, y "Nueva Era I. Profecía". Si no, no te enterarás de nada 😉


CAPITULOS:

PARTE UNO: COMIENZO:

RENESMEE:


JACOB:

57. ESTO ES EL HOTEL DE LOS HORRORES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-57-esto-es-el-hotel.html
58. NO TE IMAGINAS LO DESESPERANTE QUE ES LA ESPERA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-58-no-te-imaginas-lo.html
59. SÍ, VALE, NO SÉ DE QUÉ ME ASUSTO YA, PERO ES QUE ESTO ES DEMASIADO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-59-si-vale-no-se-de.html
60. ESTÁ MÁS QUE CANTADO LO QUE VA A PASAR AQUÍ: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-60-esta-mas-que.html
61. ¡NO, MALDITA SEA! ¡NESSIE, NO VAYAS!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-61-no-maldita-sea.html
62. HONOR (PARÉNTESIS RENESMEE): http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-62-honor-parentesis.html
63. CUANDO CREÍAS QUE YA NO IBA A PASAR NADA PERO, VA Y SUCEDE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-63-cuando-creias-que.html


¡JA! ¡CHUPAOS ESA!


Esto daba verdadero vértigo.
Ese bastardo de Razvan me dedicó una mirada amenazante y combativa que no dudé en corresponder, estaba deseando enfrentarme a él, aunque tuvo que centrarse en otros menesteres primero, para mi desgracia. Hubiera ido igualmente a por él, pero mi prioridad era Nessie. Su protección estaba por encima de cualquier cosa, incluso la venganza, por muy fuerte que fuera este sentimiento, que lo era.
Los magos se pusieron a lanzarse chorros de energía negra los unos a los otros. Parecían enormes manguerazos de petróleo, de veras, jamás había visto cosa igual. Los chorros de los magos de Aro chocaban contra las burbujas de color violeta de esos desgraciados de Nikoláy, Ruslán y Razvan, estallando en miles de lucecitas y chispas oscuras, y no llegaban a alcanzarles. Por primera vez en mi vida deseé que el bando de Aro ganase, con todas mis fuerzas. Sí, vale, lo sé, no dejaban de ser los asquerosos y decrépitos Vulturis, pero esos tres búlgaros le habían hecho tanto daño a mi ángel, que me resultaba imposible no desearlo. Me daba igual, con tal de que desaparecieran del mapa. Aunque, pensándolo bien, me sentiría muchísimo mejor si fuera yo el que los aniquilase. Mierda.
De pronto, me quedé perplejo. Los chorros de magia negra de esos tres desgraciados tampoco llegaban a alcanzar a los cinco magos, sino que se estampaban contra algo invisible que no conseguía ver, bueno, no es que no consiguiera verlo, es que no había nada, demonios. ¿Contra qué chocaban?
Esa momia canosa de Cayo se abalanzó sobre Vladimir con una habilidad increíble, la verdad, tenía que reconocerlo, sin embargo, cuando Stefan iba a por Aro, este le esquivó con unos reflejos puramente sobrenaturales y prefirió arrojarse contra el barbudo de Nikoláy.
―¡Maldito! ―gritó Stefan, cabreado.
Pero ya no pudo protestar más. Ese grandullón de Felix se abalanzó sobre él y ya no le quedó más remedio que luchar contra este al tiempo que rechinaba los dientes con evidente disgusto.
Nikoláy desvió su chorro azabache hacia ese chiflado de Aro, pero, para mi asombro de nuevo, chocó con algo y, como había sucedido antes con mi elipse brillante y la Pitufina, esa energía negra se repartió a su alrededor, sin llegar a tocarle. Aro no se detuvo y chocó con la burbuja de Nikoláy, pero no pareció darle más importancia. Cayó hacia atrás, de pie, con una elegancia digna de un bailarín, y levantó su tísica mano.
¿Pero contra qué demonios chocaba la energía negra?
Uno de sus magos dejó su puesto y voló junto a él a la vez que los otros cuatro continuaban con su enfrentamiento con Ruslán y ese malnacido de Razvan, que seguía mirándome de vez en cuando, el muy hijo de perra.
No pude evitar que mi garganta vibrase, todo mi cuerpo reclamaba venganza. Pero, maldita sea, de momento no podía, no podía. Nessie era lo primero y más importante para mí.
El mago rojo comenzó otra lucha particular contra el barbudo Nikoláy al tiempo que Aro observaba la pugna con mucha atención. Al fijarme en esto mis pupilas no pudieron evitar mirar ese espeluznante medallón otra vez. Ese ojo escarlata seguía clavándome su particular mirada y la pelambrera de mis hombros se puso de punta una vez más.
El encapuchado había abalanzado su ancho y negro látigo sobre el adormilado, pero Bella no tardó en salir a escena para interponerse, extendiendo su impresionante barrera por delante. El encapuchado se arrojó hacia ella…
―¡Noooo! ―chilló Nessie, ya tensando las piernas para coger impulso.
…pero, afortunadamente, Demetri saltó hacia él y no llegó a tocarla un pelo. Estaba claro que no lo había hecho para defenderla, ni mucho menos, sino que seguramente les interesaba más que Bella estuviera concentrada en erigir su barrera para proteger a la momia dormida, controlada por esa hipnosis, como si fuese una marioneta. Bueno, mientras estuviera a salvo, eso era lo de menos.
Suspiré, tranquilo, y Nessie se relajó un poco, aunque sabíamos que solamente era por una décima de segundo, claro.
El encapuchado utilizaba su particular látigo contra Demetri, que era enganchado por este y arrojado una y otra vez contra el suelo y los troncos de los árboles, los cuales acababan destrozados entre los potentes restallidos de la madera, pero el rastreador era muy rápido, sinceramente. En cuanto su cuerpo hacía contacto con el terreno o el recién astillado tronco, se levantaba y regresaba para luchar.
El resto de la guardia Vulturis no se despegaba de nosotros, seguían rodeándonos, en esas posiciones de ataque que podían cambiar en cualquier momento para ser un embiste en toda regla, pero vigilaban esos combates particulares en estado de alerta máxima.
Mientras toda esta locura pasaba a nuestro alrededor, una voz nos sobresaltó aún más.
¡Jake, los gigantes van hacia allí!, me avisó Leah de repente.
Sus ojos me mostraban cómo mis lobos corrían tras ellos, pero los gigantes también eran muy rápidos. Parecía mentira, con ese tamaño.
En un santiamén, esos colosales cuerpos, seguidos de sus espeluznantes almas colgantes, comenzaron a atravesar los huecos que quedaban entre los troncos de los árboles, invadiendo toda la zona a una velocidad realmente vertiginosa. Pero no solo aparecieron estos. Mis lobos saltaron detrás de ellos, tratando de frenar su ataque para ayudarnos, y el resto de la guardia Vulturis, perseguidos por los Cullen que no estaban hipnotizados, más Ryam y Helen, también se asomaron con precipitación para hacer lo propio con sus amos.
¡Atenta, Nessie!, le dije, tensando los músculos de mis patas por si tenía que saltar.
¡Sí!, exclamó ella.
Su mano soltó mi pelaje y sus piernas también se pusieron rígidas al adoptar una posición agazapada.
De pronto, teníamos a todos esos cuerpos sobre nosotros, preparándose precipitadamente para la batalla en cuanto su descenso terminase y sus pies y patas aterrizasen en el suelo.
Y así fue.
La guardia Vulturis que nos rodeaba se dispersó como si una gota de agua hubiera impactado en aceite frío. Todos a la vez dejaron de ser una sola entidad para ser contendientes individuales y con autonomía propia. Mejor. Por fin Nessie y yo podíamos movernos con más libertad.
En un abrir y cerrar de ojos, todo se convirtió en una revolución de distintas luchas. Los gigantes seguían obedeciendo a los rumanos, así que se enfrentaban a nosotros y a la guardia de esos viejos decrépitos. Ese ambiente de magia negra lo cubría todo como un sucio y oscuro nubarrón tormentoso, y todo se llenó de las energías de los diferentes dones de los chupasangres, que se intercalaban, se mezclaban y pasaban a nuestro lado como auténticos balazos que prácticamente nos rozaban. Si no llega a ser por mi círculo brillante protector, que nos protegía a Nessie y a mí, y por esa telepatía de la que gozábamos mis lobos y yo, nos hubieran acribillado. La telepatía hacía que mi poder espiritual se propagase para que, instantáneamente, surgiera de mis lobos una barrera individual, igual de chispeante y brillante que la mía, cuando eran atacados por uno de los dones mentales de algún chupasangres, aunque solamente les cubría durante ese ataque en concreto, después, esa burbuja particular se retraía, preparada para el siguiente embate. Era como un escudo que aparecía justo en el momento adecuado. Esto solamente pasaba con los dones de ataque mental, porque con los físicos, como el látigo del encapuchado, por ejemplo, ya tenía que utilizar mi elipse o mi círculo de luz brillante, este último se movía con autonomía propia para cubrirles.
Uno de los gigantes se abalanzó hacia nosotros enseguida, sin embargo, no fue el único. Una de las chupasangres de la guardia Vulturis hizo lo mismo sin dudarlo ni un momento.
¡Ya me encargo del gigante!, afirmé. ¡Tú quédate dentro de la barrera, la vampiro no podrá traspasarla!
¡No, yo también quiero luchar!, protestó Nessie, saliéndose de mi círculo brillante.
¡No!
Pero ya no pude decir más. Esa masa de carne enorme se arrojó sobre mí a la vez que la vampiro lo hacía sobre mi chica. Esquivé su fuerte y rápido embiste y me di la vuelta para recibirle de nuevo, sin quitarle ojo a Nessie. Iba a ampliar mi círculo protector un poco más para que la cubriese, pero Nessie también era muy ágil, y de un elevado salto se zafó de esa sanguijuela, aunque pronto aterrizó en el suelo y se puso a fintar con ella.
Genial. Ahora esa chupasangres estaba entre los dos y ya no podía llevar mi barrera hacia Nessie. Sí, vale, sabía que era muy buena luchadora, pero, aun así, no podía evitar estar pendiente de ella, era inevitable.
¡Maldita sea, Nessie, me lo prometiste!, me quejé enérgicamente a la vez que esquivaba otro ataque del gigante. ¡Este no era el trato, ¿recuerdas?! ¡Me prometiste que no te separarías de mí y que solo lucharías para defenderte!
¡Estoy a tu lado!, alegó, fintando con la vampiro. ¡Y esto es como defenderse! ¡Si no luchamos, esta batalla no terminará nunca! ¡Además, sigo protegida por la pulsera!
Sí, mierda, tenía que reconocerlo. En eso tenía razón, la pulsera le protegía, pero, aun así, seguía sin estarlo de los ataques físicos.
¡Arg! Odiaba esto, lo odiaba, porque solo imaginarme que a ella le pasara algo me ponía enfermo, pero no me quedaba más remedio que confiar en ella y en su saber luchar. No entendía por qué se empeñaba en pelear, podía quedarse dentro de mi burbuja tranquilamente, bajo mi seguridad y protección, pero, mierda, también tenía que respetar su decisión. Y, sí, vale, ella era mi alma gemela, se parecía bastante a mí. La verdad, sinceramente, no me imaginaba a mí quedándome quieto en medio de una batalla, viendo cómo los demás luchan, así que yo hubiera hecho lo mismo.
Genial.
Tomé aire y rechiné los dientes, más que resignado.
Confía en mí, me dijo después de escuchar cada uno de mis pensamientos.
La chupasangres contra la que luchaba se abalanzó hacia ella y mi respiración se cortó por un instante, pero mi chica libró ese golpe y aprovechó para meterle un buen derechazo en el estómago.
Resollé por las napias, rindiéndome a lo inevitable. Sí, era buena luchando, muy buena.
Está bien, pero procura estar lo más cerca de mí posible. Y si ves que no puedes vencer, no te empeñes en hacerlo, regresa a mi barrera enseguida, ¿de acuerdo?
La pulsera también ataca, me recordó.
Nessie, mascullé entre dientes para protestar.
De acuerdo, de acuerdo, aceptó, sonriendo.
Su sonrisa delataba la excitación que sentía por dentro con esto de pelear. En fin, yo entendía muy bien esa excitación, así que no tenía nada que decir. Eso sí, tenía que estar muy atento para protegerla. Y sobre todo había una persona en todo este barullo que era el que más me preocupaba: Razvan. No podía olvidar que ese malnacido era un mago, podía bloquear la pulsera de Nessie o algo con algún truco sucio, o con la ayuda de los otros dos búlgaros, quién sabe. Ya se la había llevado una vez, y podía aprovechar todo este jaleo para intentarlo una segunda, aunque esta vez no iba a poder hacer ni eso, vamos, porque no se lo iba a permitir, jamás.
Aproveché uno de mis embistes a mi gigante, en el que le llevé el brazo por delante, para dedicarle una mirada de profunda inquina. Ese desgraciado debió de notar la quemazón de mi vista y apartó la suya de esa pugna de chorros negros momentáneamente para corresponderme.
Maldito hijo de…
Céntrate, me cortó Nessie, que volvía a fintar con esa vampiro que ya empezaba a estar desquiciada por no poder con ella.
Tenía razón. Si empezaba a perder la cabeza tan pronto, no iba a protegerla bien.
Sí, sí, acepté.
Bueno, por lo menos estaba bajo la protección de la pulsera, que también podía atacar, como me había recordado ella. Empecé a tranquilizarme un poco más, aunque seguía atento a cualquier ataque que le pudiesen mandar, claro, eso ya era inevitable en mí, pero tenía que admitir que Nessie era la persona más protegida que había aquí, la verdad.
Otro cantar eran los Cullen. Para protegerles, fuera el don que fuera, tenía que llevar mi elipse atacante o mi círculo protector hacia ellos.
―¡Nessie, ¿dónde te habías metido? ―le regañó Rosalie mientras le arreaba una fuerte patada en el estómago a uno de los gigantes para quitárselo de encima―. ¡No te veíamos en la pradera y nos tenías muy preocupados, ¿sabes?!
―¡Sí, eso! ―siguió Helen, que medio peleaba con otro gigante, junto a Ryam. No se defendían mal, la verdad, para ser la primera vez que luchaban en una batalla, lo hacían bastante bien―. ¡Ya estábamos histéricos!
―¡Lo siento! ¡Tenía que hacer algo muy importante!
Sus muelas chirriaron de nuevo cuando su mente recordó que se había quedado a medias.
La rubia canija fijó su objetivo en Rosalie. Rubia contra rubia. Lo malo es que la Barbie estaba distraída peleando con ese gigante de antes y no se daba cuenta, aunque daba igual, hiciera lo que hiciera iba a ser presa de la tortura sádica de esa sicótica.
No lo dudé ni un instante. Sin dejar de erigir mi círculo de luz brillante protector, y sin dejar de luchar contra el gigante que me tocaba a mí, extendí mi otra esfera guerrera y agresiva, la cual rodeó a su vez a esta primera, y la alargué con prisas para que adoptase esa forma elíptica, dirigiéndola hacia los rayos rojos que la Pitufina ya le estaba enviando a Rosalie.
Pero, mierda, esta elipse era realmente difícil de manejar, todavía no era capaz de controlarla del todo. Esto no era como coger algo con las manos o destrozarlo con las fauces, qué va, aquí había que usar la mente para manejarla, y eso era muy difícil para mí, no siempre se me daba como se me tenía que dar. Hace un momento lo había hecho bien y había sido capaz de llevarla hacia la rubia enana, pero ahora la elipse se me escurría como un cubito de hielo en las manos. ¡Maldita sea!
Los rayos rojos de la Pitufina se estamparon en la frente de Rosalie y esta se cayó fulminada en el suelo, retorciéndose de dolor y chillando sin poder hacer nada para remediarlo.
―¡Noooo! ―bramó Emmett.
Mi amigo intentó dirigirse hacia la Pitufina, lleno de cólera, pero la maldita sanguijuela contra la que luchaba, más otra que se sumó para ayudarle, se lo impidieron.
―¡Quitaos del medio! ―rugió, dando puñetazos ciegos que ellos esquivaban de milagro.
Pero los esquivaban, maldita sea.
¡Jake haz algo!, me rogó Nessie, horrorizada, al tiempo que luchaba con esa mujer vampiro.
¡Mierda, no sé qué puedo hacer!, reconocí, tratando de controlar esa dichosa elipse que se iba a todas partes excepto a donde yo quería que fuese.
Carlisle se zafó de su contendiente, pero lo más que pudo hacer fue quitarle de encima ese gigante con el que ella estaba peleando, para que no la espachurrase en el suelo como si fuera un chicle.
―¡Rose! ―gritó Esme, desesperada, mientras peleaba con otro de los vampiros de la guardia.
Entonces, por fin pude manejar la elipse. Ahora conseguí agarrarla, ya no era un cubito de hielo, así que la dirigí hacia Rosalie inmediatamente, para que impactase en los rayos rojos de esa repulsiva enana. Estos se desintegraron al tacto con mi poder espiritual y Rosalie dejó de retorcerse y de proferir esos estremecedores gritos que te ponían el pelo de punta.
La Pitufina entrecerró los ojos, mirándome con cara de odio, aunque enseguida buscó su próxima presa. Rosalie se puso de pie rápidamente y asintió para darme las gracias, eso sí, no faltó uno de esos manotazos suyos a su pelo, disimulando. El que sí me sonrió abiertamente fue Emmett, que por fin consiguió arrearle un puñetazo a uno de sus contrincantes.
Mi elipse no pudo descansar. La enana canija eligió a Esme como siguiente víctima y envió sus rayos infrarrojos hacia ella sin cuartel.
Esta vez mi elipse se dejaba controlar, así que la dirigí fácilmente y los rayos se estamparon contra ella, fundiéndose inmediatamente.
¡Jake, detrás de ti!, me avisó Seth.
Me giré súbitamente y vi cómo el Pitufo ya preparaba sus rayos azules para lanzárselos a Carlisle, que se encontraba luchando con esa sanguijuela de Zhou.
¡Maldita sea! Eran dos cosas a la vez. De pronto, se me ocurrió una cosa. No sabía si iba a funcionar, pero tenía que intentarlo.
Hice una fisura en el medio de mi elipse y la corté, igual que si le pasase un cuchillo. Para mi asombro, la luz fulgurante que formaba mi elipse se dividió en dos, brillando con más intensidad durante un fugaz momento, y, al instante, pasaron a ser dos elipses.
¡Uf! Esto iba a ser complicado. Si no podía manejar una, dos ni te cuento. Y así fue. En cuanto la elipse pasó a ser dos, todo se me fue al garete. Las elipses volvieron a escurrírseme, resbalando de aquí para allá sin control, una hacia un lado y la otra hacia otro, ambas totalmente a su bola. Maldita la hora en que se ocurrió la brillante idea de dividirla. Menos mal que todavía podía manejarlas lo justo para que no tocasen a ninguno de los Cullen, Ryam o Helen. Eso sí, tuve la suerte de que la Pitufina no se enteraba de nada de esto, por supuesto, y al ver que su ataque no había surtido efecto en Esme, cambió de víctima, esta vez, un gigante que se abalanzó sobre ella. Sin embargo, el lanzamiento de Alec era inminente.
¡Jake, agárralas por el núcleo!, me indicó Nessie.
¿Qué?
¡El centro de las elipses eres tú! ¡No las manejes tirando de ellas por fuera, eso las desestabiliza! ¡El centro es lo único estático de las elipses, tú eres quien las retiene desde el núcleo! ¡Muévelas desde el centro, como si fuese un hula hoop!
¿Un hula hoop? Guay, ahora tenía que jugar con un hula hoop, cosa que no había hecho en mi vida.
Pero no me quedaba más remedio que intentarlo.
Alec se preparó desde su montículo y lanzó una bola rápida con esos ojos rojos, potente como un meteorito. Me preparé para batearla, sujetando las dos elipses desde su centro. Entonces, tal y como había supuesto Nessie, me fue mucho más fácil manejarlas.
¡Ja! ¡Esto era genial! Y encima podía controlar las dos a la vez.
Todavía no era un crack en esto, claro, me quedaba mucho por aprender, pero fui capaz de hacer que una de las elipses interceptara el rayo láser azul del Pitufo, logrando que su ataque se quedase a las puertas.
¡Bien!, clamó Nessie, riéndose.
¡Nena, eres listísima!, le reconocí, también con una risa.
Ese Alec se quedó sorprendido al principio al ver que sus rayos no habían hecho efecto en Doc, pero apretó los dientes con rabia al percatarse de que había sido yo el que los había bloqueado. Su asqueroso vaho me mostraba algo de miedo, pero también la impotencia y frustración por no poder hacer nada contra mí.
¡Jake: Emmett!, me advirtió mi chica de pronto.
Esa arrogante rubia canija ya se había librado de ese gigante y ahora iba a por Em.
¡Ni hablar!, exclamé, tengo que reconocer que un poco pagado de mí mismo ante este nuevo descubrimiento.
Llevé la segunda elipse hacia allí sin vacilar ni un momento. Se me resbaló un poco, ya que seguía sin ser fácil atender a dos elipses a la vez, pero no fue ni una décima de segundo, así que conseguí que mi luz brillante fulminara el ataque de ese piojo rubio.
¡Chupaos esa, estúpidos!, rio Isaac.
¡Es genial, Jake!, me alabó Shubael.
Ahora las elipses iban y venían a mi antojo. Bueno, vale, casi, porque aún era muy inexperto.
De repente, me dio un pequeño susto cuando vi que la mujer vampiro que luchaba con Nessie se cansaba de fintar y pasaba a un ataque mortal. Sin embargo, no llegó muy lejos. La pulsera soltó una súbita y potente descarga eléctrica y la chupasangres salió despedida hacia atrás, prácticamente quemada del todo, ante los atónitos ojos de los allí presentes.
Guau.
¿Lo ves? La pulsera también sabe atacar, repitió Nessie.
Ya lo veo, ya.
No nos dio tiempo a conversar más. Otro miembro de la guardia enseguida llegó para enfrentarse a ella y yo tuve que seguir luchando con el gigante.
Me di cuenta de que la pulsera parecía obedecer a la voluntad de Nessie. Cuando ella quería que la protegiera, la protegía. Cuando ella quería que le ayudase a atacar, el aro atacaba. Cuando ella quería pelear sola, la pulsera reprimía sus instintos y le dejaba combatir, como había pasado durante su enfrentamiento con la Pitufina. Eso sí, cuando había un peligro inminente, el aro actuaba sin contemplaciones.
Mis lobos, Ryam y Helen seguían manteniendo esa lucha interminable y agotadora contra los gigantes, que continuaban regenerándose y regenerándose. Esto se haría eterno, de seguir así. Encima, también estaban los chupasangres de la guardia Vulturis, aunque de estos parecían encargarse más Carlisle, Esme, Rosalie y Emmett.
Los magos continuaban con esa absurda y estúpida lucha de chorros de magia negra, y Aro seguía observando la contienda entre su mago y Nikoláy muy de cerca. Cayo, por su parte, luchaba contra Stefan, que tampoco se defendía nada mal, sinceramente. El rastreador ahora esquivaba los continuos latigazos del encapuchado, pero este no se rendía. Bella mantenía su escudo extendido, y Edward, Alice y Jasper permanecían a la espera de órdenes, tiesos como robots. Daba una grima horrible.
Edward emitía sus ondas continuamente, pero estas chocaban con las barreras de esos asquerosos de Nikoláy, Ruslán y Razvan, así como con las burbujas emergentes de mis lobos y la mía. Pero sí que podía leerle las mentes al resto de los Cullen y a Nessie, cuya pulsera no tenía erigida su burbuja, ya que ella quería luchar cuerpo a cuerpo. Lo bueno es que estaba muy ocupado chivándole las jugadas planeadas por el encapuchado a Demetri, por eso el último podía esquivar los ataques del búlgaro.
El gigante que luchaba conmigo tampoco se rendía, maldita sea. Y era una pelea inútil, empezaba a sentirme frustrado, me sentía como un auténtico idiota, porque era imposible terminar con él. Le arrancabas un brazo, y este le salía como una seta. Le destrozabas la pierna, y esta se regeneraba con rapidez. Además, carecían de sentimientos totalmente, eso hacía que ni siquiera se distrajeran cuando conseguías desmembrarle. Y, para colmo, no podía arrancarle la cabeza, su alma me lo decía continuamente.
Al observar mejor a mi gigante me percaté de que esas almas colgantes seguían implorándome con sus gritos ahogados, que, no obstante, parecían desgarradores y agónicos. No entendía nada, ¿acaso querían algo de mí? ¿Pero qué? ¿Qué era lo que me pedían?
¡Jake: Esme!, me avisó Nessie otra vez.
Mierda. Ese enano de Alec preparó uno de sus disparos, apuntando a Esme sin cuartel.
Sin pensármelo dos veces, llevé una de mis elipses hacia allí. Pero, entonces, algo repentino y desastroso pasó, haciendo que todos nos congelásemos por un instante.
Sí, maldita sea, ¡maldita sea! Yo seguía siendo inexperto y, sin poder hacer nada para remediarlo, la elipse se me fue, se me resbaló, y no pude controlarla a tiempo. Ante mis atónitos y horrorizados ojos, vi cómo la elipse daba un giro totalmente inesperado y se dirigía hacia Alice, impactando de lleno sobre ella.
―¡Noooooooooo! ―gritó Nessie con una voz desgarradora que se me clavó en el alma.
Y, de pronto, el shock hizo que todo se volviera completamente negro, vacío y sordo a mi alrededor.
No, esto no podía estar pasándome, no podía haber… matado a Alice… No…

9 comentarios:

  1. huy que mal!!!!!espero que alice halla sobrevivido al elipsis de jake...tu historia es mas atrapante cada dia....la mejor historia!!!!!!!!!gracias y mañana otro capi........

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  2. Wow. Realmente me dejas cada día mas sorprendida espero que alice no muera si no que salga de su ipnosis. Perdona por no comentar ayer pero como lo leí en la noche no me dejo comentar la pagina por mas que intentaba, pero bueno al igual que el de hoy el anterior estubo INCREIBLE ojala esos tontos chupasangres se maten entre si. Espero el de mañana gracias.
    Kiara :-) •_• (=

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  3. Esperemos que nada le haya pasado a alice! me pondria realmente muuuy tristee! =( jeje y bueno, un capitulo genial como nos tienes acostumbrados! Mucha fuerza para seguir escribiendo! B E S O S =)

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  4. Dios!! cada dia es más increible. Felicidades por tener un talento tan grande!
    Cada vez que pienso que en el capi se va a solucionar todo ocurre algo mas inquietante, esty ansiosa por saber como acabara todo esto.

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  5. Woau ....cada capitulo mas bueno ......y adictivo.......gracias elsa

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  6. ohhhhh he estado de viaje y no he podido entar para comentar acabo de leer todos los capis que me faltaban y wuauuuuuuu ojala no le haya ocurrido nada a Alice seria horrible..... esperando el siguiente capi....:)

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  7. oooo estoy aaa atonita que genial capituloo!! nooo Alice noo no pudo haberla matadooo!! D: estuvo super genial

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  8. Alice... nu.. no puede ser..
    sol^

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  9. jejejeje, ya verás ya... ^^

    JACOB&NESSIE

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