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viernes, 12 de agosto de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 68. COMO SIEMPRE, TODO EL PESO RECAE SOBRE MIS HOMBROS



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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC, YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^




NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA. PROFECÍA")
Para leer este fic, primero tienes que leer "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, y "Nueva Era I. Profecía". Si no, no te enterarás de nada 😉


CAPITULOS:

PARTE UNO: COMIENZO:

RENESMEE:


JACOB:

57. ESTO ES EL HOTEL DE LOS HORRORES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-57-esto-es-el-hotel.html
58. NO TE IMAGINAS LO DESESPERANTE QUE ES LA ESPERA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-58-no-te-imaginas-lo.html
59. SÍ, VALE, NO SÉ DE QUÉ ME ASUSTO YA, PERO ES QUE ESTO ES DEMASIADO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-59-si-vale-no-se-de.html
60. ESTÁ MÁS QUE CANTADO LO QUE VA A PASAR AQUÍ: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-60-esta-mas-que.html
61. ¡NO, MALDITA SEA! ¡NESSIE, NO VAYAS!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-61-no-maldita-sea.html
62. HONOR (PARÉNTESIS RENESMEE): http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-62-honor-parentesis.html
63. CUANDO CREÍAS QUE YA NO IBA A PASAR NADA PERO, VA Y SUCEDE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-63-cuando-creias-que.html
64. ¡JA! ¡CHUPAOS ESA!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-64-ja-chupaos-esa.html
65. ¡ASÍ QUE ESTO ES LO QUE QUERÍAS, ARO!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-65-asi-que-esto-es.html
66. SI TENGO QUE ELEGIR UN ÚLTIMO DESEO, LO TENGO MUY CLARO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-66-si-tengo-que.html
67. TIC, TAC, TIC, TAC. EL MOMENTO DE LA BATALLA FINAL SE ACERCA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-67-tic-tac-tic-tac.html


COMO SIEMPRE, TODO EL PESO
RECAE SOBRE MIS HOMBROS


La mano de Nessie se aferraba a mi pelaje con fuerza mientras esperábamos impacientemente a que esos cretinos de los Vulturis hicieran su pomposa aparición. Ya llevábamos cinco largos minutos esperando en esa pradera, la misma en la que nos habíamos encontrado al principio con Vladimir, Stefan y su ejército de chupasangres y gigantes. Pero, maldita sea, todavía no se veía nada de esas momias mohosas y su chusma.
Le eché un vistazo de reojo a Nessie, para ver cómo se encontraba. Estaba nerviosa, más bien algo ansiosa porque empezase esta batalla de una vez por todas, pero confiada. Sí, ella confiaba en mí al cien por cien, y eso se notaba.
Sin embargo, era inevitable. Mi mente volvió a pensar en esa orden que haría que ella se pusiese a salvo. Todavía no se había transformado, y yo me había desconectado de la manada, así que aproveché ese momento de soledad para fraguar la idea algo mejor.
Bueno, soledad era un decir, claro, cómo no…
―No lo hará ―cuchicheó Edward, que se encontraba justo a mi otro lado, en primera línea de playa.
Guay. Tenía que haber erigido mi círculo de luz brillante, para que no pudiera escanearme la sesera. Ni siquiera me había fijado en sus dichosas ondas.
Nessie y Bella, la cual también estaba junto a él, con su mano aferrada a la suya, le observaron durante un instante, aunque enseguida volvieron la vista al frente, escudriñando el horizonte. Debían de pensar que estábamos hablando de estrategias o algo así. Mejor.
Pienso ordenárselo, le recordé, por si no había radiografiado bien mi cerebro. Nessie no puede desobedecer mi voz de Alfa.
―Eso no será necesario. No llegaremos a ese extremo ―aseguró, hablando muy bajo.
Sí, vale, ya sé que todos confiáis en mí al cien por cien y bla, bla, bla, pero yo no las tengo todas conmigo, repliqué. Esa posibilidad existe, lo sabes, y no quiero pillarme los dedos si resulta que después llega ese extremo. Por eso tengo que planearlo bien.
Su boca se frunció, dándome la razón.
―Aunque eso saliera bien, ya sabes cómo terminaría, Jacob ―susurró, triste―. No lo superaría. Sabes tan bien como yo que terminaría…
Su voz se cortó cuando Nessie volvió la vista hacia nosotros, ya algo mosqueada. Mierda. No quería que se pispase de nada.
Maldita sea, Edward, ¿y qué quieres que haga? ¿Que la deje morir aquí?, solo pensar en eso hizo que todo mi cuerpo temblase.
Nessie lo notó, claro.
―¿Qué pasa? ―me preguntó, mirándome con esos ojazos, preocupados.
Bella también giró su rostro para observarme con preocupación.
Nada, cielo, le calmé, y acaricié su cara con la mía. Luego, disimulé, dándole unos pequeños lametones en la mejilla para seguir hablando. No pienso permitirlo, afirmé con determinación. Por supuesto solo lo haré si la cosa se pone lo bastante fea como para que no salgamos de aquí con vida, no me separaré de ella jamás, si no es por algo así. No me importa el precio que yo tenga que pagar, pero ella tiene que vivir, dejé el rostro de Nessie y miré al frente.
Edward se quedó un momento en silencio, pensativo, mirándome por el rabillo del ojo.
―De acuerdo, te apoyo ―murmuró finalmente, aunque con un timbre un tanto angustiado y de una resignación dolorosa.
Sí, ambos sabíamos que eso sería muy doloroso para Nessie, puede que nunca me perdonara que le hiciera algo así, que terminase odiándome por obligarla a dejarme aquí para que ella se salvase. Pero los dos sabíamos lo doloroso que sería esto para nosotros también. Yo tendría que dejarla marchar, tendría que separarla de mí, tendría que ser la última vez de mi vida que la viera, pero Edward tendría que ser partícipe de esta separación, él tendría que colaborar para despojarla de mí, y eso sería muy duro para él, porque Nessie tampoco se lo perdonaría, y Edward lo sabía. Sin embargo, sabía tan bien como yo que no nos quedaría más remedio que hacerlo así, si queríamos salvar la vida de Nessie. Eso era lo más importante.
Bien. Escucha, quiero que Bella viva también.
―Ya somos dos ―bisbiseó, tan bajito, que tuve que mover la oreja en su dirección―. ¿Cuál es tu plan?
Si llega ese momento, huye con Bella y Nessie. Yo se lo ordenaré y ella no podrá desobedecerme, aunque ya sabes que se resistirá. Quiero que no la escuchéis. Por mucho que os duela, por mucho que os suplique, no se os ocurra dar la vuelta, ¿vale? El resto nos quedaremos aquí para entretener a esta chusma todo lo que nos sea posible y cubriros las espaldas.
Los ojos de Edward se fueron hacia mí y hacia el resto con dudas y ansiedad, tanta, que Bella le miró extrañada.
No le des tantas vueltas al tarro, sabes que tiene que ser así. Y no te preocupes por nosotros. Te prometo que haré todo lo que pueda para que todos huyan de aquí. Además, te repito que esto solo será en caso extremo.
―Prométeme que tú lo intentarás también ―me rogó.
Descuida, no pienso separarme de Nessie tan fácilmente, afirmé.
―¿De qué habláis? ―quiso saber Bella.
Nessie y ella ya tenían un mosqueo considerable.
―De estrategias ―mintió Edward, esta vez hablando en voz alta.
Se le veía en el careto que odiaba mentirle, pero de momento era mejor así. Bella no parecía muy conforme, la verdad.
Yo necesitaba entretener mi mente con otras cosas antes de que Nessie se transformase. No quería que viera nada de esto. Entonces, se me ocurrió un tema.
Dime, ¿cómo demonios hizo Rosalie para romperle las piernas a Phil?, le pregunté.
―Fingió una… agresión por robo ―me reveló, dedicándole una mirada reprochadora a la protagonista.
La Barbie se dio cuenta de qué hablábamos, claro.
―No tenía otra opción ―se defendió esta, dándole un manotazo a su melena rubia―. Si le rompía una pierna, Phil podría valerse solo, así que Renée podría seguir investigando, en cambio, si le rompía las dos, era más difícil, ¿no?
Menuda bestia, chisté.
―Te pasaste cuatro pueblos ―le reprochó Bella, enfadada.
―Lo hice muy rápido ―alegó la Barbie―. Fue un golpe seco, prácticamente ni se enteró.
―Le has roto los huesos de las piernas, Rose, créeme, se ha enterado de sobra ―siguió Bella, bufando.
―Y encima, ahora media policía de Phoenix está buscando a ese misterioso ladrón encapuchado ―declaró Jasper.
¿Ladrón encapuchado?, pregunté, perplejo.
Vaya, la cosa cada vez se ponía más interesante.
―Rose se vistió de negro y se puso un pasamontañas en la cabeza para que no le viera el rostro, aunque lo hizo todo con tanta rapidez, que Phil ni la vio ―me explicó Edward, que mantenía ese rostro severo. Rosalie se cruzó de brazos y puso los ojos en blanco―. Esperó a que él entrase en un callejón oscuro, le rompió las piernas con un bate de aluminio y para fingir un atraco le robó la cartera, con eso remató su… brillante actuación ―y le dedicó otra mirada enfadada a la Barbie.
Los gañidos y continuas miradas entre sí de mi manada indicaban sus críticas.
―Ahora la policía está investigando el asunto a fondo, ya que, como es lógico, les parece absurdo que alguien le rompa las dos piernas a un hombre solo para robarle la cartera ―continuó Jasper con otra miradita de reproche dirigida a Rosalie.
―Vuelvo a repetir que no tenía opción ―protestó la misma, resoplando―. Tenía que…
―Un momento ―le cortó Edward, alzando la mano para que todos nos callásemos. Se hizo un mutismo en el que no se movió ni un hierbajo de nuestros pies y patas―. Ya vienen ―anunció al cabo de un rato con una cara tan larga que le llegaba al suelo.
Todos nos pusimos en posición de alerta automáticamente.
Los dedos de Nessie se afianzaron más en mi pelambrera y vi cómo esa energía dorada, pura, que era totalmente compatible con mi poder espiritual atravesaba su columna vertebral, transformándola en un vampiro casi completo. Su cuerpo se volvió frío, más duro, y su efluvio pasó a ser idéntico al mío, adquiriendo cada uno de los matices que lo conformaban. Me conecté para tener comunicación con ella y con el resto de la manada.
Todos permanecíamos expectantes. Bella, Edward, Nessie y yo estábamos en la primera fila de nuestra formación, aunque no estábamos solos. Carlisle se encontraba al otro lado de Nessie, y con él su inseparable Esme, que no soltaba su mano. El resto de los Cullen, Ryam y Helen, que todavía no se habían transformado, estaban justo detrás de estos, y mi manada se había repartido a mis espaldas.
Una retahíla de espectros, con su segunda piel de color malva oscuro rezumándoles por todo el cuerpo, comenzó a divisarse en el horizonte y, cómo no, su cadencia era lenta y aburrida.
Esto es insoportable, protestó Paul, soltando un resoplido por las napias.
Yo no aguanto más, le acompañó Quil.
Calma, les dije.
Eché un vistazo general para ver el estado de nuestra extraña tropa y mi vista se quedó fija cuando vi por el rabillo del ojo cómo Ryam cogía la mano de Helen mientras la miraba con una mezcla de determinación y preocupación. Seguro que nunca se habían cogido de la mano, porque ella se sorprendió y giró el rostro para observarle.
―Te quiero ―le espetó él de repente.
Genial. Menudo momento para declararse, hay que ver.
No hizo falta que ella se lo dijera también, por supuesto, porque cuando se abalanzó a sus brazos para besarle, las cosas quedaron muy claras, aunque era más que evidente que Helen estaba loca por él desde siempre.
Qué bonito, pensó Nessie.
Ya era hora de que se lo dijese, opiné yo. Tan gallito para unas cosas y tan cobardica para otras. Bah.
La parejita terminó su efusivo beso e inevitablemente volvió su atención al lento peligro que se cernía sobre nosotros. Acto seguido, se transformaron en gigantes.
Sí, maldita sea, lento, lentísimo. Era desesperante. Esa masa de capas que fluctuaban con la brisa se acercaba a nosotros demasiado despacio, aunque eso sirvió para que me fijase un poco mejor en sus filas.
En el centro, y en primera línea, se encontraban los tres fósiles vivientes, con sus capas negras. Junto a ellos, a ambos lados, les flanqueaban los hermanos Pitufos, seguidos por el resto de la guardia que gozaba de dones. Por detrás, en la segunda línea de su formación, caminaban los cinco magos de rojo, acompañados por Nikoláy, Ruslán, ese bastardo de Razvan, el encapuchado de negro y esos dos espeluznantes rumanos. Todos estos seguían hipnotizados. Después ya se repartía el resto de la guardia Vulturis, que se distribuía según la variedad cromática de sus capas, y en último lugar los gigantes, cuyas almas colgantes seguían aferradas a sus cuellos, agonizantes.
Todavía se me ponía la pelambrera de punta cuando los veía.
El aire venía hacia nosotros, así que el hedor a chupasangres se hizo muy fuerte y empezó a quemarnos el tabique nasal. Suerte que ya estábamos más que acostumbrados gracias a los vampiros nómadas que venían a visitarnos a La Push, aunque eso no quitaba para que ese olor siguiera siendo insoportable. Puaj. Bueno, todos excepto Nessie, que no estaba nada acostumbrada a esto y, ahora que tenía nuestros instintos y conductas lupinas, arrugó su adorable nariz con desagrado. Sí, vale, ya olíamos el efluvio de los Cullen, pero vuelvo a repetir, ese olor había aumentado mucho con la inminente presencia de los Vulturis y su séquito y se había vuelto realmente insoportable, de veras.
No pasó desapercibido para mi vista ni para mi instinto el famoso medallón, el cual colgaba del pescuezo de ese chiflado de Aro, cómo no. Podía sentir toda la maldad que desprendía, y cuando ya se acercaron más, pude ver con claridad que su ojo escarlata estaba fijo en mí.
Nessie apretó el amarre de su mano, tirando un poco más de mi pelaje.
Tranquila, le calmé, haciéndole un arrumaco con mi hocico.
―¿Qué opinas? ¿Podrían ser clones? ―me preguntó Edward con un cuchicheo.
No, revelé, muy seguro, volviéndome hacia delante de nuevo. El ojo del medallón está fijo en mí, así que se mueve. Eso quiere decir que Aro no es un clon, con lo cual el resto tampoco; y todos los magos desprenden esos asquerosos vahos de color gris oscuro, eso es su magia negra. Así que toda esta chusma es la de verdad.
―No son clones ―comunicó para los que no podían oírme.
Todos asintieron.
Después de esperar otro rato, en el que Paul y Quil casi se vuelven tarados de verdad ―parecía que tuviesen pulgas, no paraban de moverse―, los Vulturis y todo su séquito de matones por fin llegaron para plantarse frente a nosotros. No hubo ninguna orden, simplemente se detuvieron a unos cincuenta metros de nosotros, manteniendo su formación.
Mis lobos no pudieron evitar mostrar sus dentaduras al tiempo que gruñían sin cesar.
Nessie, ya lo sabes, no te separes de mí en ningún momento, ¿entendido?, le dije.
A la orden, me respondió, haciendo una broma nerviosa.
La mirada de ese espeluznante medallón se clavaba en mí con un odio que atravesaba todo mi cuerpo como si fuese una tormenta helada. Ugh, qué mal rollo.
―Saludos ―habló Aro con ese repugnante semblante medio transparente, regio y sobrio.
Ah, ¿pero en una guerra entre chupasangres también se saludaban?
Chisté.
―Saludos, Aro ―le respondió Carlisle, siguiéndole la corriente a ese tarugo―. Si me permites, quiero empezar diciendo que no me gusta en absoluto esta situación.
―A mí tampoco, mi querido Carlisle, te lo aseguro ―afirmó Aro, fingiendo una cara de lástima.
Maldito hipócrita, gruñí.
―Entonces no veo por qué ha de tener lugar una guerra entre nosotros ―litigó Doc, intentando evitar todo esto, como un último acto desesperado.
Yo ya no sabía lo que quería, la verdad. Por una parte me moría por luchar y terminar con toda esta chusma de una vez por todas, aniquilarlos de la faz de la Tierra, pero por otra lo único que quería era vivir en paz con Nessie, con mi manada, en mi hogar, y sobre todo que ella no estuviera en peligro, salvar nuestras vidas…
Respiré bien hondo para refrenar mis primeros impulsos. Muy, muy hondo. Nessie era lo primero para mí.
―Es obvio. El Gran Lobo supone un grave y serio problema para nuestro mundo ―declaró Aro, señalándome a mí con su tísica mano―. Y vosotros estáis en su bando, es… desolador para mí, pero tengo que cumplir con mi deber.
Qué falso era. Casi me hacía gracia y todo.
―Jacob no se interpondrá en nuestro mundo, Aro ―le respondió el doctor―. Lo único que él quiere es vivir en paz, en sus tierras.
―¿Y cómo podemos estar seguros de eso? ―intervino la momia canosa, hundiendo ese tupido ceño en los ojos.
―Es imposible de saber, hermano mío ―coincidió Aro.
―No si se firma un tratado entre las dos partes ―soltó Carlisle de pronto.
No fui el único que se quedó de piedra. Mi manada, el resto de los Cullen y ese par de gigantes miraron a Carlisle con un asombro inesperado. Esto no era lo que habíamos hablado.
―¿Un tratado? ―repitió Cayo.
Se notaba que él tampoco se esperaba esto, aunque sus cejas seguían sobre sus párpados.
―Sí, un tratado de paz ―apuntilló Doc.
¡Yo no quiero tratos con estos farsantes asesinos!, protesté, soltando un rugido disconforme.
Toda mi manada se agitó para acompañarme.
Jake, cálmate, intentó tranquilizarme Nessie. Puede que no sea tan mala idea. Con eso, salvaríamos la vida.
Todo lo que iba a soltar se me quedó atravesado y ya no pude decirlo, porque, mierda, si con eso salvaba las vidas de todos, la de Nessie… ¡Arg! ¡Pero la sola idea me repugnaba! ¡Maldición!
Ese chiflado de Aro torció el gesto, no muy convencido.
―No veo predisposición por su parte ―respondió, señalándome de nuevo, junto con mi manada.
―Debes comprender que esta situación tampoco es fácil para ellos ―manifestó Carlisle―. Han venido aquí totalmente obligados, y tú lo sabes. Ellos tampoco quieren esta guerra.
Las gelatinosas pupilas de Aro oscilaron hacia mí, acompañando a la de ese diabólico medallón, que seguía mirándome con inquina.
―Me gustaría escuchar lo que tienes que decir de tu propia boca ―me pidió, alzando el mentón con dureza―. Es decir, en tu forma humana, por supuesto.
El labio de la rubia canija se elevó un poco, con agrado, y noté la aún suave vibración en el tórax de mi chica.
Es peligroso, me advirtió Sam. Si estás en tu forma humana tu poder espiritual no podrá actuar. Él podría aprovechar ese momento vulnerable para atacarte con el medallón.
No lo hagas, me rogó Nessie, asustada.
No miré a Edward. Varick estaba usando su don con Aro y él no podía leerle la mente, así que no me iba a solucionar nada.
Dile que ni hablar, le pedí a Edward. No soy tan estúpido como para hacer eso.
―Dice que prefiere seguir en su forma lobuna. Se siente más cómodo ―le tradujo él.
Como siempre, sustituía mis palabras…
―Entonces no habrá tratado ―afirmó ese viejo decrépito con enfado―. No puede haber consenso si no confía en mí y no puedo escuchar las cosas de su propia boca. ¿Cómo voy a fiarme de unas palabras que no escucho? Es absurdo.
―Se hará por escrito ―propuso Carlisle―. Se redactarán las condiciones del tratado y se firmará por ambas partes.
Mierda. Esto seguía sin gustarme ni un pelo.
―Pero tendremos que negociar esas condiciones ―protestó el fósil de canas―. Y para ello, él tendrá que hablar.
―No me opondré al tratado si él habla en persona y llegamos a un acuerdo debatido entre los dos ―aseguró Aro, observándome a la espera de mi decisión.
Maldita sea. No sabía qué hacer. ¿Debía hacer ese tratado? ¿Debía transformarme? ¿O era mejor empezar la guerra de una vez por todas, aunque eso supusiera la muerte de algunos nosotros?
Como siempre, todo el peso recaía sobre mis hombros.

7 comentarios:

  1. ¡Hola a todos! Soy JACOB&NESSIE ^^

    jeje, quereis saber que va a pasar, ¿eh? Pues seguid leyendo ;)

    MUCHISIMAS GRACIAS POR SEGUIR AQUI, LEYENDOME!!! SOIS LOS MEJORES!!!

    LAMETONES PARA TODOS!!!!

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  2. gracias el mejor..capi ...que deseperante...jaja bueno mañana a esperar...la lucha..el tratado...s lo que sea jaj...bueno mañana otro capi....salu2 sos la mejor segui asi...

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  3. Buenisimo ... estresante .....
    y adictivo....
    gracias
    elsa

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  4. ufffffffffff que horror esta incertidumbre ......oie este capi wuauuuuu ESPERAR ESPERAR ESPERAR .....que sucederá :)

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  5. Realmente me dejaste atónita ojala Jake le de su merecido a ese Vulturi chiflado por favor si hay pelea que no haya perdidas del bando cullen-quileute [=
    Espero el prox y que no se confíen de los Vulturis porque juegan sucio Ok
    ( : Kiara : ) '~'

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  6. aaa super geniañ!me tienes con los pelos de punta!
    Por una parte me encantaria que hiciesen el tratado pero por otra quiero que luchen! jajaja xD
    Me encanto sigue asi cuidate.
    Besos.

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  7. ¡HOLA! SOY NOVIEMBRE:
    ESTÁ MUY INTERESANTE COMO SIEMPRE, SON LAS 8:30 DE LA MAÑANA Y HE EMPEZADO EL DÍA LEYENDO,CON ESTO TE DIGO TODO.
    BUENO HASTA LUEGO QUE VOY A SEGUIR UN POCO MÁS. LAMETONES

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