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domingo, 14 de agosto de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 70: CUANDO UNO NO TIENE CONFIANZA EN SÍ MISMO, PASA LO QUE PASA



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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC, YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^




NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA. PROFECÍA")
Para leer este fic, primero tienes que leer "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, y "Nueva Era I. Profecía". Si no, no te enterarás de nada 😉

CAPITULOS:

PARTE UNO: COMIENZO:

RENESMEE:


JACOB:

57. ESTO ES EL HOTEL DE LOS HORRORES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-57-esto-es-el-hotel.html
58. NO TE IMAGINAS LO DESESPERANTE QUE ES LA ESPERA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-58-no-te-imaginas-lo.html
59. SÍ, VALE, NO SÉ DE QUÉ ME ASUSTO YA, PERO ES QUE ESTO ES DEMASIADO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-59-si-vale-no-se-de.html
60. ESTÁ MÁS QUE CANTADO LO QUE VA A PASAR AQUÍ: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-60-esta-mas-que.html
61. ¡NO, MALDITA SEA! ¡NESSIE, NO VAYAS!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-61-no-maldita-sea.html
62. HONOR (PARÉNTESIS RENESMEE): http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-62-honor-parentesis.html
63. CUANDO CREÍAS QUE YA NO IBA A PASAR NADA PERO, VA Y SUCEDE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-63-cuando-creias-que.html
64. ¡JA! ¡CHUPAOS ESA!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-64-ja-chupaos-esa.html
65. ¡ASÍ QUE ESTO ES LO QUE QUERÍAS, ARO!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-65-asi-que-esto-es.html
66. SI TENGO QUE ELEGIR UN ÚLTIMO DESEO, LO TENGO MUY CLARO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-66-si-tengo-que.html
67. TIC, TAC, TIC, TAC. EL MOMENTO DE LA BATALLA FINAL SE ACERCA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-67-tic-tac-tic-tac.html
68. COMO SIEMPRE, TODO EL PESO RECAE SOBRE MIS HOMBROS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-68-como-siempre-todo.html
69. ¡¿QUÉ?! ¡ESTO ES IMPOSIBLE, IMPOSIBLE!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-69-que-esto-es.html


CUANDO UNO NO TIENE CONFIANZA EN SÍ MISMO, PASA LO QUE PASA


No podía creerlo.
Mi círculo de luz brillante se transformó en una densa nube de polvo, consistente en minúsculas virutas chispeantes, y ante nuestras atónitas pupilas salió disparada hacia ese maldito medallón. Este palpitó una sola vez y engulló toda la nube, sorbiéndola con verdaderas ganas.
Pero, ¡¿qué…?! ¡¿Qué demonios había pasado?! ¡¿Cómo que esa cosa estaba absorbiendo mi poder espiritual?! ¡¿Por eso me encontraba tan débil?! Sí, maldición, era como si esa tela negra me hubiera succionado la energía, aunque ahora parecía que esa mierda había dejado de hacerlo.
¡Cuidado!, gritó Michael.
Mi vista se fue súbitamente hacia arriba y mis desquiciados ojos se abrieron como platos cuando vi cómo esa maldita tela negra, la cual nacía de la pupila de ese medallón, se echaba sobre nosotros con rabia, igual que la red de un barco pesquero.
¡Mierda! ¡Mierda! Ahora estábamos totalmente desprotegidos.
―¡¿Qué está pasando?! ―repitió Bella sin entender nada.
Pero nadie la pudo contestar.
Ya estaba a punto de ordenarle a Nessie que escapara, cuando, de repente, una luz brillante que provenía de mi lado izquierdo pasó por delante de mis narices con una rapidez vertiginosa. En una milésima de segundo, una membrana que brillaba del mismo modo nos cubrió a todos, creándose una burbuja a nuestro alrededor. Giré la cabeza y vi que era la pulsera de mi chica, que había erigido su barrera.
¡Genial!, aclamó Seth, pisándome a mí.
Esa maléfica tela negra se estampó en la burbuja y no llegó a nosotros, pero al igual que había hecho con mi barrera se quedó sobre ella para comenzar a bombear. Parecía una maldita ventosa.
¡Y una mierda! ¡Otra vez no! Esa barrera era lo único que nos quedaba.
Ni me lo pensé. Tenía pocas fuerzas, pero las suficientes como para crear mi elipse. La erigí rápidamente y la lancé contra esa tela negra con ira. Como si fuera un frisbee, mi círculo elíptico chocó con esa masa negra que estaba pegada a nuestra burbuja protectora, haciendo que por fin se despegase y saliera despedida hacia arriba, otra vez en forma de chorro azabache.
¡Bien, Jake!, exclamó Shubael.
¿Estás bien?, me preguntó Nessie, mirándome preocupada.
Sí, no te preocupes, le dije para tranquilizarla.
―¡¿Qué está pasando?! ―quiso saber Bella por enésima vez.
―El medallón ha absorbido parte del poder espiritual de Jacob y nos ha dejado sin barrera, pero la pulsera de Renesmee ha erigido una nueva ―empezó a aclarar Edward mientras mi elipse giraba y giraba sin parar con el fin de que ese chorro no se acercase a la barrera―. Ahora Jacob está tratando de que esa energía negra no haga lo mismo con esta burbuja que nos protege. Su elipse está luchando con ese… chorro azabache ―terminó, usando el mismo término que yo para denominar a esa magia negra que nos atacaba.
―Este medallón es impresionante, ¿no crees? ―sonrió Aro.
¡Arg! Su sonrisa chulesca y arrogante me daba asco, ¡asco!
¡Maldito chupasangres!, rugí al tiempo que hacía girar mi elipse, sujetándola desde el núcleo.
El chorro negro chocaba con la misma al intentar llegar a la burbuja. Bella seguía sosteniendo su escudo delante de nosotros, para evitar cualquier ataque de los hermanos canijos o de cualquiera de las sanguijuelas que teníamos enfrente.
―Ahora este medallón está dotado de más poder ―siguió esa momia chiflada, ignorando mis protestas por completo―, y gozará de más cuando termine de absorber todo el poder espiritual del Gran Lobo.
No sé por qué, pero en ese momento me dio por fijarme en el semblante del cinéfilo pelirrojo. No estaba grabando, ya que sus ojos rojos brillaban y se veían despiertos, y, a diferencia del resto de la chusma que le acompañaba, su cara mostraba una cautela que me extrañó. Casi diría que dudaba de lo que su jefe decía. No era desconfianza en Aro, claro está, pero era como si no se fiase mucho de que ese medallón fuera capaz de hacer lo que su dueño afirmaba.
―No estés tan seguro, Aro ―rebatió Edward con un semblante tan serio que daba hasta miedo―. Nadie puede invertir ya la profecía, es mejor que os rindáis.
¡¿Rendirse?!, chisté, indignado. ¡Lo que tienen que hacer es morir!
Esas estúpidas sonrisitas de los Vulturis y su chusma me hirvieron la sangre. ¡Malditos!
―Deberíais rendiros vosotros, mi querido Edward ―discutió ese chiflado, hablando con esa vanidad que me sacaba de quicio―. No queda mucho para que el medallón absorba el poder espiritual de Jacob, y entonces no me quedará más remedio que impartir la justicia que merecéis. A no ser… que os unáis a nosotros. Seré indulgente y os perdonaré la vida si la dedicáis a servirnos.
¡Nosotros no somos los esclavos de nadie!, esta vez rugí más fuerte.
Toda mi manada acompañó mi rugido, imitándome, a la vez que yo empujaba ese chorro de magia negra con furia, enviándolo al infierno.
Aunque volvió. ¡Maldita sea! En un chasquido, mi elipse y esa energía negra iniciaron otra batalla, chocando la una con la otra, como dos ávidas espadas. Lo malo es que yo estaba bastante débil, no sabía cuánto aguantaría así. ¡Mierda!
―¿Sabes? No deberías menospreciar el poder del Gran Lobo ―intervino Emmett, mirándole con enfado―. Machacará a ese medallón y luego os machacará a vosotros.
Ugh. Tampoco hacía falta que lo dijera tan alto.
―Mi querido Emmett ―Aro hizo unas negaciones con la cabeza al tiempo que fingía un repulsivo semblante tristón y me miraba a mí. Imbécil arrogante―, siento tener que contradecirte, pero eso no será así ―por fin se quedó quieto, pero para observar a Em, estudiándole con esa mirada podrida―. Me gustaría tenerte a ti también entre mis filas ―se giró y miró a su guardia, para, finalmente, volverse hacia él de nuevo―. Tú y Felix haríais un buen dúo, sería una pena que desaprovechases esta oportunidad.
Rosalie le siseó con rabia.
―El único dueto que yo quiero hacer con Felix es el de una pelea ―declaró Emmett, dedicándole una mirada y una sonrisa socarrona al mencionado―. No me interesa unirme a tu guardia.
El grandullón correspondió su misma sonrisa, aceptando ese reto silencioso.
―Ninguno de nosotros se rendirá ―confirmó Edward―. Y desde luego no pensamos prestaros servicio alguno.
Genial. Pues mi elipse cada vez pesaba más, cada vez me costaba más manejarla, interceptar los embistes de este maldito chorro negro.
―¡No malgastemos en pláticas con ellos, Aro! ―protestó la momia canosa, clavando ese ceño blanco sobre sus asquerosos y semitransparentes párpados―. ¡Terminemos con esto de una vez por todas!
―Vosotros lo habéis querido ―habló el Vulturis chiflado con una voz de ultratumba, aceptando la petición de Cayo.
Ay, no, espera un poco a que me recupere…
Jake, ¿qué te pasa?, quiso saber Nessie, preocupada, al ver mi pensamiento.
Su pregunta era la de todos, que escuchaban expectantes, incluido Edward.
¿Eh? Nada, nada…, intenté disimular.
Pero ella me conocía demasiado bien, y, bueno, acababa de ver lo que pasaba por mi tarro, como el resto.
No le dio tiempo de decirme nada, ni a los demás tampoco. El medallón obedeció a su nuevo amo enseguida.
Ese dichoso chorro negro se retiró hacia atrás, dándome un respiro. Pero solo era momentáneo, claro, porque en cuanto el ojo carmesí del medallón lo guardó, aspirándolo con velocidad, soltó otro de color rojo oscuro, como el que me había lanzado ayer.
Sí, maldita sea, ese manguerazo sanguinolento se estampó contra mi elipse con esa violencia y crueldad despiadada que había sentido en el día anterior, y, como entonces, toda mi pelambrera se puso de punta cuando sentí ese contacto.
No es por excusarme, pero mis fuerzas no eran las más idóneas y me sentía bastante fatigado, sinceramente, así que no fui capaz de soportar el embate de ese torpedo rojo. Mi elipse salió disparada hacia atrás y se quedó dando vueltas como si fuera una veleta vapuleada por un furioso huracán.
¡Mierda!
Intenté agarrarla por el centro, pero la fuerza centrífuga de los giros era muy fuerte y no había quién la sujetase.
¡Mierda, mierda!
¡Jake!, me avisó Leah con frenetismo.
¡No, maldita sea!, mascullé, furioso.
El chorro rojo se estrelló contra la burbuja que erigía la pulsera de Nessie y la rompió en mil pedazos, los cuales salieron despedidos a todas partes como diminutas partículas brillantes.
―¡La barrera! ―gritó Edward para avisar al resto, haciendo que todos se agazapasen como acto reflejo.
El maldito medallón absorbió esa nueva nube dorada, llevándose el poder de la pulsera.
―¡Nooo! ―chilló Nessie, colocando su mano sobre el aro de cuero.
Este intentó erigir otra burbuja, pero le fue imposible. Por más que latía y se esforzaba, no salía nada. Podía sentir su desesperación.
Ahora sí. Esto se había puesto demasiado feo.
¡Nessie…!
Mi orden de que ella escapase se quedó trabada en mi garganta cuando vi que el manguerazo rojo se retiraba hacia atrás, metiéndose en el medallón.
¡¿Por qué ha hecho eso?!, inquirió Quil, nervioso.
¡Podía habernos atacado!, siguió Embry.
¡No lo sé!, reconocí, neurótico perdido, todavía tratando de controlar mi desbocada elipse.
Ya no sabía qué pensar.
Aunque la respuesta vino rápido.
Ese vejestorio chiflado y mohoso alzó su tísica mano, y con un paso firme y súbito los cinco magos de rojo, más esos desgraciados e hipnotizados de Nikoláy, Ruslán y Razvan, avanzaron para salir de su fila, con los brazos ya levantados.
¡¿Y ahora qué?!, protestó Cheran.
¡Mierda, atentos!, grité, agazapándome, como si así fuera a hacer algo, aunque por fin logré controlar mi elipse, que ahora se encontraba muy debilitada.
Eso sí, la usaría hasta la muerte para proteger a Nessie, hasta que consiguiera escapar.
―¡Atentos! ―advirtió Edward a los demás, casi a la vez que yo.
Antes de que terminase de pronunciar la última vocal, todos los magos nos lanzaron otros manguerazos negros.
¡Nessie…!
Sí, vale, otra vez se me quedó la orden en el gaznate, pero es que cuando vi que los chorros se topaban con el escudo de Bella y no lo atravesaban, mi mente se quedó muda de estupefacción.
―¡Cuidado! ¡Atrás! ―voceó Edward para avisar a Doc, Esme y Bella, que se encontraban en la primera fila con nosotros, mientras agarraba a su mujer de la cintura para apartarla.
Yo aparté a la mía de un cabezazo, ya que ella se había quedado boquiabierta y no reaccionaba. Eso hizo que dejara de extender mi elipse.
Esos manguerazos negros como el petróleo chocaron contra la fina y elástica capa de acero líquido, pero no lo rompieron, era increíble; lo empujaron y, como si de una tela resistente se tratase, el escudo se dobló hacia nosotros, del embiste, haciéndonos retirarnos con ese salto, y regresó a su forma habitual cuando los chorros rebotaron hacia atrás.
―¡Genial, mamá! ―aclamó Nessie.
¡Estupendo, Bella!, le acompañó Seth, aunque ella solo escuchó su aullido.
A Aro y Cayo se les quedó un careto que no veas, incluso los propios magos se quedaron patidifusos y dejaron de soltar sus manguerazos por un instante, aunque los muy idiotas volvieron a disparar contra nosotros.
―¡Súbelo, Bella! ―le avisó Edward.
―¡Sí, lo sé! ¡No veo esa magia negra, pero puedo sentirla en mi escudo! ―desveló mi amiga.
Y así lo hizo ella. Subió su acero líquido y su impresionante escudo creció hacia arriba justo en el momento en que los manguerazos se estamparon de nuevo contra este.
Ahora disponíamos de un muro elástico.
Esta vez esos magos no retiraron sus chorros cuando rebotaron contra el escudo de Bella, sino que los muy estúpidos lo mantuvieron presionándolo, de modo que la capa de acero líquido se quedó hundida hacia dentro todo el tiempo.
Vale, y ahora venía la parte buena y la mala de este asunto.
La parte buena es que la magia negra de esos magos no parecía poder traspasar el escudo de Bella. Bien. Pero la parte mala es que el ojo de ese medallón no se apartaba de mí en ningún momento, no dejaba de mirarme con ese odio ni un maldito segundo, y teníamos que ser realistas, si el medallón atacaba el escudo de mi amiga no servía de nada, como habíamos comprobado al principio de la batalla.
Esos estúpidos magos seguían intentando terminar con el escudo de Bella, buscando algún punto flaco por donde poder atacar, pero, como me temía, el ojo del medallón ya se estaba preparando para una nueva acometida.
Intenté erigir ese círculo de luz brillante que luego se transformaba en elipse, pero, ¡maldición!, era imposible. No tenía fuerzas ni para crear ese círculo, estaba agotado. Sí, esa era la palabra: agotado, exhausto. Lo que quedaba de mi poder espiritual pesaba muchísimo, era como intentar levantar una tonelada de peso, y me sentía débil y cansado.
Ahora mismo ese medallón tenía todas las de ganar. No sabía cómo lo iba a hacer, pero tenía que recuperar lo que me había robado. Sí, iba a hacerlo, como fuera. Pero el problema es que, hasta que no recuperase lo que se había llevado de mi poder espiritual, ese maldito medallón era invencible. ¡Mierda, mierda, maldita sea!
Este era el momento adecuado, no quedaba más remedio.
Me desconecté de la manada, incluida Nessie, para hablar con Edward. Él podía seguir escaneándome el cerebro. Todos mis lobos y ella, que me miró confundida, se extrañaron de esto, pero era necesario.
Escucha, ha llegado el momento, le avisé, tratando de no mirar a Nessie para no derrumbarme.
―Si lo hacemos ahora, os quedaréis desprotegidos totalmente ―bisbiseó él con una voz extremadamente baja, casi inaudible, incluso para mí.
Aun así, Bella pareció captar algo y sus cejas bajaron con extrañeza.
Sabes que no vamos a estar así mucho tiempo, rebatí, nervioso. El medallón ya se está preparando para atacar, ¿no lo ves? Esos magos pronto dejarán de perder el tiempo con Bella y le pasarán el relevo a ese maldito ojo. Y entonces estaremos perdidos.
―Tal vez recuperes…
¡No sobreviviremos, Edward, lo sabes!, discutí, más inquieto todavía al ver sus repentinas dudas. ¡Estoy agotado, ni siquiera soy capaz de erigir mi elipse, maldita sea!
―¿Qué pasa? ―quiso saber Nessie, poniendo su cálida mano sobre mi hombro para que me girase hacia ella.
Quiero que Nessie y Bella se salven, le dije antes de volverme hacia mi chica. Haz lo que planeamos. Y recuerda, jamás deis la vuelta.
El semblante de Edward se transformó en agonía pura y dura. Debería disimular, pero creo que fue incapaz. Por su culpa, Bella ya se mosqueó del todo, claro, pero Nessie también.
Me giré hacia ella, aguantando ese enorme nudo en la garganta que ya se había instalado en cuanto vi su hermoso rostro, y la metí conmigo para que pudiera oírme.
Esta iba a ser la última vez que vería su precioso rostro, la última vez que vería sus dulces y adorables ojos… Traté de que esto no me afectase, si no, no sería capaz ni de pensar.
Tomé aire, lo solté con contundencia y la miré con determinación.
Nessie…
¡No pienso irme de aquí sin ti!, me cortó ella con una mezcla de angustia y rabia. ¡Me da igual que me lo ordenes! ¡No voy a marcharme!
Mierda. Sus mejillas empezaron a empaparse con las lágrimas que brotaron de esos preciosos ojos, que ahora me miraban desesperados y con ese dolor desgarrador.
―¿Qué está pasando, Edward? ―preguntó Bella, observando la escena. Después, le miró a él con un poso de reproche―. ¿Qué es lo que os traéis entre manos Jake y tú?
¡Tienes que salvarte!, conseguí decirle a Nessie mientras tanto.
¡No sin ti!, lloró ella, arrojándose hacia mí para abrazarme.
Dios, esto iba a ser más difícil de lo que me temía, por no decir imposible. Mi manada se empezó a agitar, hundiendo las pezuñas en la hierba una y otra vez al tiempo que gimoteaba, y el resto de los Cullen, Ryam y Helen se miraban los unos a los otros sin comprender nada.
¡Te quiero, no pienso dejarte aquí!, sollozó, apoyando su frente sobre la mía. ¡No me pidas que me vaya, no puedes hacerlo, no tienes derecho! ¡Prometí estar a tu lado toda mi vida, en lo bueno y en lo malo, y pienso cumplirlo!
¡Pero moriremos todos! ¡Tienes que irte y salvarte!, lloriqueé yo también.
Bella escuchó mis gemidos y se puso más neurótica.
¡Entonces yo también moriré contigo!, rebatió Nessie entre lágrimas de rabia. ¡No podré vivir sin ti, lo sabes! ¡Tarde o temprano conseguiría reunirme contigo en el más allá!
¡No, Nessie!, protesté.
―¡No! ¡No pienso abandonar a nadie! ―protestó Bella en cuanto se dio cuenta de por dónde iban los tiros.
―Bella, por favor, cálmate ―intentó tranquilizarla su marido, que seguía manteniendo ese careto que no relajaba a nadie.
¡Sabes que será así!, me contestó mi chica. Si tenemos que morir, quiero hacerlo contigo, a tu lado. Esa sería la mejor muerte para mí. No me quites ese privilegio.
¡Eso no es un privilegio!
¡Para mí lo es!, discutió, llorando más fuerte. ¡Tú nunca me dejarías aquí, ¿verdad?! ¡Pues yo no pienso abandonarte! ¡Jamás, ¿me oyes?! ¡Jamás! ¡Lucharé contra viento y marea para volver aquí, lo juro! ¡Te quiero! ¡Te quiero!
Nessie..., susurré con efusividad, arrimándole mi cabeza para abrazarla.
―¡No me voy a ir, ¿me oyes?! ―seguía Bella.
―Tranquilízate, nadie se va a marchar. Ya está todo solucionado ―le reveló Edward, hablándole con voz sosegada.
Eso pareció calmarla un poco.
Nessie se despegó un poco de mí y sujetó mi cabeza entre sus manos para mirarme con determinación, aunque sus preciosos ojos todavía sostenían las lágrimas.
Escúchame. Si tenemos que morir, moriremos juntos. Pero no va a ser así. No me importa lo que haya conseguido hacer ese medallón hasta ahora, pero tú eres muchísimo más poderoso. Estoy completamente segura de que ese medallón no puede absorber todo tu poder espiritual, es imposible. ¿Recuerdas cuando estuviste en coma por la mordedura de ese licántropo? Sue me dijo que tu espíritu era muy grande y poderoso, por eso conseguiste que una parte de él se quedase dentro de tu cuerpo y la otra estuvo vagando por ahí, buscándome. Creo que ese medallón ha conseguido robarte un poco de tu poder porque no tienes confianza en ti, no dejas que tu espíritu actúe plenamente. Tienes que encontrar esa fuerza en ti. La tienes, lo sé, aseguró con una confianza tan intensa que se me clavó en el corazón, llenándome de una adrenalina que empezó a correr por mis venas con ansia, aportándome energía. Encuentra esa fuerza, Jake, y lucha contra ese maldito medallón.
Cuando terminó de hablar, me sentía un lobo nuevo. No sabía lo que tenía Nessie, pero todo lo que ella decía conseguía chutarme de energía, una energía que electrizaba todo mi cuerpo, despertándome.
No la di un beso porque la llenaría de babas, que si no…
Nessie tenía razón. Yo era el Gran Lobo, el Rey de los Lobos, ¿iba a dejar que un estúpido medallón me venciese, por mucha magia que tuviese? Ni hablar. Y Nessie estaba conmigo, nadie podría ganarme teniéndole a ella a mi lado.
Vamos a terminar con ese asqueroso medallón, afirmé, clavándole una mirada de profundo odio al mismo.
Así me gusta, sonrió ella con orgullo y confianza, soltando mi cuello para dirigirnos al frente de nuevo.
El ojo se abrió, sorprendido ante mi nueva determinación, aunque no fue el único. Esa momia chiflada y decrépita de Aro me miró receloso y, por primera vez, un tanto cauteloso.
Sí, todavía me sentía algo débil, pero ya notaba esa nueva energía fluyendo en mí. Las cosas iban a cambiar.
Me conecté con el resto de mi manada.
Terminemos con esto de una maldita vez, ¿qué os parece?, les dije.
¡Ya era hora!, rio Paul.
¡Menudo susto nos habéis dado!, protestó Leah.
¡Cárgatelo ya!, exclamó Quil.
―Vamos allá, chicos ―habló Edward para los demás, que adoptaron unas posturas defensivas, por si acaso.
Ese espeluznante ojo se entornó, mirándome con esa inquina de siempre, y sin mediar más palabras, Aro levantó su mano. Los magos dejaron de soltar sus inútiles manguerazos, dándole una tregua al escudo de Bella, y se retiraron hacia atrás con rapidez, dejándole paso al medallón.
El iris del ojo escupió otro chorro sanguinolento y me agazapé, preparando la salida de mi elipse. Sin embargo, y para nuestro asombro, ese manguerazo no se dirigió a nosotros. Se precipitó contra el tronco de un árbol y rebotó, haciendo un súbito quiebro en otra dirección mientras la madera se resquebrajaba en tropecientos mil pedazos.
El chorro rojo había adquirido mucha más velocidad, ¡mierda! Ahora era un maldito misil que apenas era perceptible para la vista, ni siquiera para la de un vampiro.
Entonces, mis ansiosos ojos se abrieron como platos cuando pude ver contra quién estaba a punto de chocar.
¡NOOOO! ¡MI ÁNGEL!

5 comentarios:

  1. ¡Hola a todos! Soy JACOB&NESSIE ^^

    MUCHISIMAS GRACIAS POR LEERME!!! ME HACEIS MUY FELIZ =º)

    Bueno, ya sabéis que hoy es el último día que cuelgo un capi al día =( A partir de hoy colgaré martes, jueves y viernes. El martes colgaré otro ;)

    Espero que os guste el capi de hoy ;) Y ya sabéis, si tenéis alguna duda, preguntadme, ¿vale? ;)
    Muchísimas gracias a todos!!!!

    Lametones!!!

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  2. Holaaa JACOB&NESSIE!! apareciii de nuevo por aqui!! jeje miiiiil disculpas por no comentar hace mucho pero es que la facu me tuvo loca este tiempo con trabajos y eso! pero volvii y casi muero de la impresión...increible el rumbo que está tomando esta historia! Me encantaa y con cada capitulo me sorprende más! Eres realmente una luz, una buenisima escritoraa! Mucha fuerza para seguir escribiendo siempre!
    B E S O S =)

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  3. hola jacobynessie...fabuloso este capitulo....la historia va lo mejor....eres la mejor escritora ...no lo desperdicies tienes talento el martes ya espero el siguiente....salu2

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  4. Me encanta de verdad como escribes ........con gusto espero el siguiente capitulo .....
    gracias
    elsa

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  5. Vaya me encanto este capitulo estuvo muy genial! y aparte como escribes...tu tienes un don de veras!
    Estuvo muy emocionante y espero con ganas el siguiente cap. :D
    Besos.

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