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martes, 23 de agosto de 2011

NUEVA ERA. CAPITULO 74: ¡ARG! ¡MENUDO ASCO! ¡NO ME GUSTA, NO ME GUSTA!



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NO DUDEIS EN DEJAR VUESTROS COMENTARIOS, PREGUNTAS, ETC, YO CONTESTARE A TODO GUSTOSAMENTE ^^




NUEVA ERA II. COMIENZO 1ª Parte (Continuacion de "NUEVA ERA. PROFECÍA")
Para leer este fic, primero tienes que leer "Despertar", que se encuentra en los 7 bloques situados a la derecha de este blog, y "Nueva Era I. Profecía". Si no, no te enterarás de nada 😉


CAPITULOS:

PARTE UNO: COMIENZO:

RENESMEE:


JACOB:

57. ESTO ES EL HOTEL DE LOS HORRORES: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-57-esto-es-el-hotel.html
58. NO TE IMAGINAS LO DESESPERANTE QUE ES LA ESPERA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-58-no-te-imaginas-lo.html
59. SÍ, VALE, NO SÉ DE QUÉ ME ASUSTO YA, PERO ES QUE ESTO ES DEMASIADO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-59-si-vale-no-se-de.html
60. ESTÁ MÁS QUE CANTADO LO QUE VA A PASAR AQUÍ: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-60-esta-mas-que.html
61. ¡NO, MALDITA SEA! ¡NESSIE, NO VAYAS!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-61-no-maldita-sea.html
62. HONOR (PARÉNTESIS RENESMEE): http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-62-honor-parentesis.html
63. CUANDO CREÍAS QUE YA NO IBA A PASAR NADA PERO, VA Y SUCEDE: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-63-cuando-creias-que.html
64. ¡JA! ¡CHUPAOS ESA!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-64-ja-chupaos-esa.html
65. ¡ASÍ QUE ESTO ES LO QUE QUERÍAS, ARO!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-65-asi-que-esto-es.html
66. SI TENGO QUE ELEGIR UN ÚLTIMO DESEO, LO TENGO MUY CLARO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-66-si-tengo-que.html
67. TIC, TAC, TIC, TAC. EL MOMENTO DE LA BATALLA FINAL SE ACERCA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-67-tic-tac-tic-tac.html
68. COMO SIEMPRE, TODO EL PESO RECAE SOBRE MIS HOMBROS: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-68-como-siempre-todo.html
69. ¡¿QUÉ?! ¡ESTO ES IMPOSIBLE, IMPOSIBLE!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-69-que-esto-es.html
70. CUANDO UNO NO TIENE CONFIANZA EN SÍ MISMO, PASA LO QUE PASA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-70-cuando-uno-no.html
71. SI ANTES ERA UN ÁNGEL, AHORA NI TE CUENTO: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-71-si-antes-era-un.html
72. ESTO DE SER EL GRAN LOBO ES LA CAÑA: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-72-esto-de-ser-el.html
73. ¡¿PERO QUÉ ME ESTABAN DICIENDO?! ¡¿SE HABÍAN VUELTO LOCOS O QUÉ?!: http://jacobnessie.blogspot.com/2011/08/nueva-era-capitulo-73-pero-que-me.html


¡ARG! ¡MENUDO ASCO!
¡NO ME GUSTA, NO ME GUSTA!


Embry ya apoyaba la pata, pero Cheran continuaba echado sobre la hierba y estaba siendo atendido por Carlisle, aunque Esme, Bella y Nessie se encontraban al lado del lobo para calmarle y ver su estado. Eso sí, en cuanto llegué, Nessie corrió junto a mí para cogerme de la mano.
Se habían apartado un poco, aunque no sé para qué, porque esos estúpidos de los Vulturis podían oírlo todo igualmente. En fin. Mi barrera ya no estaba, claro, yo estaba en mi forma humana, y Ryam y Helen también habían adoptado su forma normal.
Para mi desgracia, tampoco podíamos ir a por esos desgraciados que habían huido, ya que todos mis lobos, menos Michael y Nathan, que estaban trasladando a los antiguos gigantes a otra zona, y Cheran, que seguía herido, tenían que vigilar y acordonar a los Vulturis y su chusma. Aunque a estos no se les ocurría escapar, por supuesto, yo podía transformarme en un plis y cargármelos a todos con un solo bombazo de poder espiritual, pero por si acaso. No te podías fiar, eran demasiado listos. Además, seguro que esos malditos búlgaros y rumanos ya estaban muy lejos de aquí.
Gruñí.
―¡¿Qué demonios os pasa?! ―protesté nada más llegar.
―Tranquilízate, Jacob, por favor ―me rogó Carlisle, dejando a Cheran para acercarse a mí.
―Jake… ―intentó calmarme Nessie, frotándome el brazo con su mano, que seguía siendo fría.
―¡¿Que me tranquilice?! ―no pude evitar que se me escapase esa acidez por la garganta―. ¡Después de todo lo que nos han hecho, ¿ahora me pedís que les perdone la vida?!
Era de locos.
―Ya te lo hemos dicho, los Vulturis no deben morir ―me repitió Edward.
Dios, no terminaba de creérmelo. Encima, podía ver a los Vulturis unos metros más allá, esperando mi decisión, expectantes.
―¡Maldita sea, Edward, han intentado matar a Nessie, a todos nosotros! ―le recordé, rabiado.
―Lo sé. Créeme, a mí también me gustaría arrancarles la cabeza, pero no podemos hacerlo, Jacob ―rebatió él con una resignación nerviosa. Vale, a él tampoco le hacía nada de gracia esto―. Los Vulturis son una institución, llevan muchos siglos reinando en nuestro mundo, haciendo cumplir unas leyes que son completamente necesarias para que los vampiros no se excedan. Si ellos muriesen, todo se convertiría en una anarquía. La mayoría de vampiros no siguen nuestro estilo de vida, lo sabes, y si nadie les controlase, si nadie estableciese unas normas y leyes, asesinarían a millones de personas con total albedrío y libertad. La raza humana correría un grave peligro. Los Vulturis controlan todo esto, gracias al mantenimiento del anonimato de nuestro mundo y a esas leyes que hacen cumplir. No niego que sus formas no son las más correctas y que incluso se exceden en la mayoría de los casos, otras se aprovechan, por supuesto, pero su existencia es totalmente necesaria.
―¡Ya, ¿y no hay nadie que pueda sustituirles?! ¡¿Alguien mejor?! ¡¿Alguien que por lo menos tenga escrúpulos?! ―solté, enfadadísimo, indignado.
Sí, porque todo esto me seguía pareciendo una mierda.
―Los Vulturis llevan muchos siglos gobernando ―siguió Jasper―. Ya tienen una reputación bien cimentada. Casi todos los vampiros les temen y les respetan, por tanto, siguen sus leyes. Nadie podría sustituirles. Hay muchos vampiros que están completamente a su favor y que les adoran prácticamente como a reyes. Si matamos a los Vulturis, sería como declarar una guerra mundial a una escala sin precedentes. No solo la raza humana correría peligro, como ha dicho Edward, millones y millones de vampiros vendrían de todo el mundo para vengarlos, y sería nuestra perdición.
―Un tratado es lo mejor ―opinó Bella, dejando a Cheran para venirse junto a nosotros.
―Jake, tenemos que hacer ese tratado, es la única solución ―afirmó Nessie, mirándome con sus dulces ojos, implorantes.
Ay, no me mires así, mierda, mierda.
―¡Maldita sea! ―mascullé, soltándola para llevar las dos manos a mi nuca mientras comenzaba un paseíllo frenético―. No me gusta, ¡no me gusta!
Más bien, lo odiaba. ¡Odiaba esto! No soportaba la idea de hacer ningún trato con esos viejos decrépitos. Esos que habían secuestrado a mi chica una vez, esos que me habían llevado a mí, esos que nos habían chantajeado, utilizado, engañado… Esos que habían estado a punto de matar lo que más amaba del mundo y del universo entero…
―No hay otra salida ―me pinchó Edward, interrumpiendo mis próximos pensamientos―. Como dijo Renesmee, ese tratado es la única solución. Lo supe en cuanto Carlisle lo pensó.
Me paré en seco y me giré con arrebato hacia él.
―¡Si tú estabas de acuerdo con ese tratado desde el principio, ¿por qué diablos me animaste a luchar, eh?!
―La lucha era necesaria. No me fiaba de los Vulturis, y ellos no iban a aceptar el tratado con facilidad. Teníamos que vencerles para que vieran que no tenían nada que hacer, para que se rindiesen y no les quedase más remedio que aceptar el tratado y acatarlo ―explicó con una voz bastante alta. Creo que era toda una declaración para que lo escuchasen los propios Vulturis―. Ahora han visto que no pueden vencerte, que no podrán hacerlo nunca. En estos momentos ya no gozan de magos ni de medallón alguno, se han quedado sin ese tipo de poder, pero también se han dado cuenta de que, aun con magos o magia, eres totalmente invencible. Créeme, no puedo ver la mente de Aro, por la influencia de Varick, pero sí la de Cayo y Marco, y estos últimos están deseando firmar ese tratado.
Mierda.
―Ya, pues para estar tan seguro ahora, bien que aceptaste mi plan de fuga para Nessie y Bella ―le reproché, otra vez con acidez.
Mi chica y su madre fruncieron el ceño cuando lo recordaron y ambas se cruzaron de brazos.
―Por supuesto. Siempre cabía la posibilidad de que no saliéramos con vida de esto ―se defendió él.
Carlisle carraspeó.
―Me he tomado la libertad de traer unos folios y unas plumas estilográficas para redactar el tratado ―declaró, acercándose a la mochila de Nessie―. Lo he guardado aquí, junto a las reservas de sangre.
Genial…
―Pensaba que lo del tratado se te había ocurrido aquí, sobre la marcha ―le dijo Edward, sorprendido.
―En realidad, la idea surgió en la morada de los Vulturis, sin embargo, preferí guardarlo en secreto hasta hoy ―confesó Doc, que ya había sacado los dichosos folios de la mochila y los sostenía en las manos, junto a dos plumas.
Sí que era habilidoso ocultándole los pensamientos a Edward.
―No me gusta, ¡no me gusta! ―repetí, volviendo a mis paseíllos de antes al tiempo que mis dedos se perdían por el pelo de mi nuca.
No, no me gustaba nada, ¡nada!
―Pues no te queda más remedio ―declaró Ryam, que ahora sostenía la mano de Helen, pero que seguía mirando a ninguna parte, como siempre―. Vas a tener que bajarte los pantalones, ja ―y el muy idiota soltó una risita burlona.
Cretino. Con todo lo que tenía encima, y él riéndose de mí. Ya estaba hasta las narices de él.
―¡Mira, chaval, más te vale que cierres esa bocaza tan grande que tienes! ―le advertí, cabreado, parándome de sopetón para mirarle.
―¿Por qué? ¿Acaso me vas a obligar tú? ―se atrevió a contestarme.
Y encima se ponía chulito, ¿qué te parece? ¡Aj, me sacaba de quicio!
―¡Sí, puede que lo haga, ¿te apetece?! ―voceé, lanzándome hacia él.
―Jake, por favor ―me rogó Nessie, poniéndose delante para pararme―. Le puedes hacer mucho daño, no lo olvides.
Pues él parecía tener otros planes.
―¡Por mí puedes empezar! ―respondió, también arrojándose a por mí, ya lleno de convulsiones.
―¡Ryam! ―le regañó Helen, haciendo lo mismo que Nessie para pararle los pies.
¡Estúpido! ¡Uf, con el cabreo que tenía por toda esta mierda! ¡Que me diera una sola oportunidad para desahogarme! ¡Le iba a partir la cara!
―¡Haced el favor los dos! ―se interpuso Edward, colocándose en el medio con los brazos extendidos―. Estáis dando un espectáculo. Todos tenemos mucha tensión acumulada, pero por el amor de Dios, tratad de controlaros.
Rechiné los dientes, sin apartar mi vista de Ryam.
―Jacob ―me riñó Nessie, frunciendo su adorable ceño.
Respiré hondo, muy hondo, muy, muy hondo, e intenté calmarme. Pero solo porque me lo había pedido ella.
Ese gigante estúpido también se calmó y su cuerpo dejó de temblar, así que Edward se pudo relajar y bajó los brazos.
―Menudo par de idiotas ―murmuró Rosalie, que estaba mirando la escena con los brazos cruzados en el pecho.
―Rubia, hoy no…
―Ya, ya, hoy no estás de humor ―terminó ella con un resoplido, girando su rostro a un lado.
Nessie cogió mi mano de nuevo.
―Por favor, Jacob ―me imploró Bella, volviendo al tema de antes para poner un poco de orden―. Ese tratado es lo mejor para todo el mundo, y hablo literalmente.
―Tú eres el encargado de traer la paz, como dice la profecía, no lo olvides ―afirmó su marido―. Con este tratado, puedes cambiar las cosas, Jacob.
Eso ya no me disgustaba tanto.
―¿A qué te refieres? ¿Quieres decir que puedo obligarles a que sean todos vegetarianos?
―No, me temo que eso no será posible ―se lamentó él.
―Entonces no me interesa ―le dije, enfadado.
―Jake, escucha… ―intentó convencerme Bella.
―No, Bells ―le corté, muy irritado―. No pienso hacer tratos con asesinos, ¿me oyes?
―Debes entender que nadie, repito, nadie, puede controlar eso, ni siquiera los Vulturis ―alegó Jasper―. Es imposible convencer a todos los vampiros del mundo de que no tomen sangre humana, y mucho menos controlarlos para que no lo hagan. Además, la mayoría no vive en aquelarres como nosotros, sino que son nómadas y se mueven continuamente.
―Y, por muy mal que esté el tomar sangre humana, tampoco se puede imponer ser vegetariano ―añadió Alice, que se encontraba junto a Jasper―. Este estilo de vida tiene que ser una elección libre y personal para que funcione, de lo contrario, nunca lo haría.
―Pues si no puedo cambiar eso, ya me diréis qué paz voy a traer ―chisté con indignación.
―Esto es muy importante, Jacob. Con este tratado los Vulturis se verán más limitados ―empezó a explicarme Edward―. Si lo redactamos bien, ya no tendrán total libertad para hacer lo que quieran, sobre todo con tu tribu. Eso traerá la paz para tu pueblo.
―Ya no serán los jefes. Lo serás tú ―aseguró Emmett con una enorme sonrisa en el careto.
―Yo no quiero ser el jefe de nada ―protesté, matizando la palabra con cierto retintín.
―Ahora pasas a ser el rey de nuestro mundo, tal y como dice la profecía ―insistió Edward―. Aro ha intentado evitar la profecía a toda costa, pero ha sido inútil. Después de esta demostración de poder, todos han visto que eres invencible, que es imposible cambiarla. Tú eres el ser más poderoso del mundo en estos momentos, no les queda más remedio que aceptarlo. No pueden vencerte, jamás podrán vencerte, ni siquiera han podido hacerlo con esos cinco magos y el medallón. Los Vulturis cumplirán con el tratado si no interfieres en sus asuntos y les permites seguir gobernando entre los vampiros como han estado haciendo hasta ahora. Ellos estarán contentos con eso, después de ver que lo podían haber perdido todo y que les perdonas la vida; es más de lo que pueden pedir, dadas las circunstancias. Acatarán ese tratado, ¿verdad, Aro? ―y se giró hacia el mencionado, que estaba poniendo la oreja, con sus dos compinches y el resto de su chusma.
―Por supuesto ―asintió él, haciendo esa estúpida reverencia con la cabeza.
Aj, que asco le tenía…
―Para ellos no significará cambio alguno, en cambio, eso evitará más guerras como estas. En definitiva, este tratado es un acuerdo de paz ―concluyó Edward.
―Apelamos a tu benevolencia y compasión, mi querido rey ―declaró ese chiflado de Aro, arrugando su asquerosa frente al enarcar las cejas para poner cara de bueno. ¿Rey? ¿Ahora me llamaba rey? Increíble...―. No te imaginas cuánto nos arrepentimos por estos actos tan reprobables. No obstante, he de decir en nuestro favor que lo hicimos pensando que tu intención era arrebatarnos el poder para terminar con nuestra raza, por lo que obramos de este modo para evitarlo. Nuestra misión es la de salvaguardar el bienestar de todos los inmortales, pero también la de los humanos. Aunque no lo parezca, a estos también les protegemos.
―¡Sí, para que no se os termine la comida pronto, ¿no?! ―le acusé, cabreado.
―Acataremos ese tratado con mucho gusto, paliando y enmendando así este error tan grande ―siguió, ignorando mi protesta.
Me mordí el labio inferior, con el tarro lleno de dudas y de un nubarrón negro que lanzaba rayos y centellas en contra de esos fósiles malnacidos, y miré a Sam, el cual asintió con su cabezota para instarme a hacer ese maldito tratado. Después mi vista se fue a mi lado para mirar a Nessie. Ella apretó mi mano y asintió también mientras me imploraba con la mirada que lo hiciera.
¡Mierda!
―Está bien ―gruñí.
―Redactaremos las condiciones ahora mismo ―dijo Carlisle. Casi no esperó ni a que terminase mi frase―. Edward y yo lo escribiremos en dos folios, una copia será para vosotros ―señaló a los Vulturis― y otra para ti ―manifestó, señalándome a mí―. Las dos copias del tratado estarán firmadas por ambas partes y por cinco testigos que aportarán los dos bandos.
Doc le pasó unos folios y una pluma a Edward.
―Bien, estos son mis testigos ―les indiqué para que lo apuntasen―: Sam, Leah, Quil, Carlisle y Edward.
La loba alzó el hocico con aprobación. Sí, le había gustado que la incluyera en mi lista de testigos, porque eso ratificaba aún más mi intención de que ella sola pasase a ser mi segundo al mando cuando Sam lo dejara. Si a mí me ocurriese algo y no tuviera hijos que me relevasen, ella pasaría a ser el Alfa de la manada. Era importante que su firma estuviese entre las de los testigos de ese tratado.
―Los nuestros serán Jane ―esta levantó la barbilla con orgullo al instante, claro―, Alec, Enguerrand, Felix y Demetri.
Emmett le dedicó una miradita de odio al grandullón. Seguro que todavía quería la revancha.
―De acuerdo ―asintió Doc, terminando de escribir los nombres en su cuartilla con una letra perfecta e impoluta. Era estilo antigua, refinada. En la de Edward ni me fijé, la verdad, ya la había visto una vez, cuando me había mandado la invitación de su boda. Menos mal que lo escribían ellos, porque si lo tuviese que hacer yo…―. Los testigos firmarán en último lugar, cuando terminemos de redactar el tratado.
―Vosotros lo firmaréis primero, no quiero sorpresas ―les dije a los Vulturis.
―Cómo no. Firmaremos en primer lugar ―confirmó la momia tarada.
―Quiero que no os acerquéis a Forks ni a La Push ―exigí, aún enfadado―. No podréis pasar de sus fronteras. Eso incluye sus gentes.
―De acuerdo, como gustes ―aceptó Aro.
Los dos Cullen se pusieron a escribir al instante.
―Quiero que nos dejéis vivir en paz para siempre, que os olvidéis de nosotros. Para vosotros no existimos, ¿vale?
―Muy bien ―aceptó de nuevo.
―Y quiero que nunca, jamás, os metáis con las futuras generaciones de lobos ―añadí―. Dejaréis tranquilos a nuestros hijos, nietos, etcétera. Si incumplís esto, iré a por vosotros sin cuartel.
Las plumas de Edward y Carlisle escribían sin parar.
―Por supuesto ―asintió el Vulturis chiflado.
Resollé por las napias, cansado de toda esta mierda.
Noté un temblequeo en la mano de Nessie y comencé a caminar, tirando de ella. Me miró extrañada, pero inició la andadura conmigo.
―¿Adónde vas? ―inquirió Bella, también sorprendida.
―Seguid vosotros, seguro que lo hacéis muy bien ―le contesté con cierta acidez, dirigiéndome hacia Cheran―. Voy a llevar a Nessie a que beba esas reservas de la mochila lejos, tiene sed ―mi chica levantó su precioso labio. Había dado en el clavo―. Cuando lleguemos, leeré lo que habéis acordado y, si no tengo nada más que añadir, lo firmaré.
Bueno, vale, tampoco es que se me ocurriese nada más, la verdad. Y era cierto, Doc y Edward lo harían mucho mejor que yo. Además, Nessie era más importante que todo lo que pudiese ocurrir alrededor.
―De acuerdo ―dijo este último, que, cómo no, ya había escaneado mi cabeza.
Noté un apretón involuntario en mi mano. Genial. La rubia canija ya me estaba repasando de nuevo y, encima, delante de las narices de Nessie. ¿Es que esa arpía no iba a parar nunca? Podía ver en los ojos de mi chica las ansias por terminar esa venganza y cómo la Pitufina sonreía con insolencia para corresponder su petición muda, así que aceleré un poco.
―¿Cómo te encuentras? ―le pregunté a Cheran cuando me paré frente a él.
El lobo gañó un poco, pero asintió con la cabeza para indicarme que ya estaba mejor.
―Vale ―respondí.
Cogí la mochila del suelo, tiré de Nessie y empezamos a caminar de nuevo, encaminándonos hacia la zona arbolada.
Tenía que alejarla un poco, bueno, ya sabes, no era plan de abrir las bolsitas de sangre delante de todos aquellos chupasangres que ya debían de estar medio sedientos.
En cuanto nos metimos entre los árboles, Nessie explotó.
―¡Maldita descarada! ―masculló, apretando los dientes con rabia.
―Bah, pasa de ella ―dije para calmarla―. A ver, ¿dónde será mejor que tomes esto? ¿Un poco más allá?
―Allí ―contestó, un poco más relajada, señalando a una zona más apartada.
―Pues vamos.
Seguimos caminando entre los árboles, sorteando las ramas y el follaje de ese bosque mediterráneo, y llegamos a ese sitio. Había una roca bastante grande en el suelo donde cabíamos los dos, así que nos sentamos.
―A ver qué hay por aquí… ―murmuré, abriendo la mochila―. Puaj, sangre ―y fingí que me daba un respingo.
―Idiota ―se rio ella, dándome un pequeño empujón en el hombro.
Me reí y le pasé una de esas bolsas de sangre. Puaj.
Las bolsas tenían una especie de boquillas de plástico, seguramente era por donde se enganchaban los tubos que llevaban su contenido hacia los pacientes. Nessie enseguida la abrió y empezó a succionar su contenido. La mochila estaba preparada para llevar hielo en su interior, en unos compartimentos especiales que hacían que este estuviera separado y no mojase nada de lo que hubiese dentro, eso sí, guardaba el frío que no veas, y eso que el hielo ya llevaba dos días ahí. Saqué unas cuantas bolsas más, ya que sabía que con una no sería suficiente, y se las fui pasando a Nessie a medida que ella las iba terminando.
Mientras se alimentaba, mi tarro no dejaba de darle vueltas al asunto. Sí, mierda, esto seguía sin gustarme nada. Era un asco, ¡un asco!
Cuando Nessie sació toda su sed, su corazón latía al ritmo de siempre y ella pasó a ser cálida, medio humana.
―¿Ya has terminado? ―me aseguré.
―¿No quieres hablar de ello? ―me preguntó de pronto, mirándome con preocupación.
Sí, vale, Nessie me conocía demasiado bien.
Pero no me dio tiempo a contestarle.
―¡Jacob! ¡Renesmee! ¡El tratado ya está listo para firmarse! ―nos avisó Edward con una voz.
Idiota. Seguro que ya lo había hecho adrede para que no me diese tiempo a pensar más, no vaya a ser que me arrepintiese y me echase para atrás.
―Vamos ―le insté a mi chica, antes de que eso ocurriera de verdad.
Guardé todo en la mochila con rapidez y me puse en pie, acompañado por ella, que seguía mirándome con preocupación, aunque también había un matiz de orgullo en esas preciosas pupilas.
Nos cogimos de la mano ―ahora la suya volvía a tener ese tacto cálido y delicado que adoraba― y nos dirigimos hacia allí. No tardamos en llegar.
―¿Ya está todo? ―inquirí, tirando la mochila al suelo, junto a Cheran, que apartó el rabo con un gañido de protesta para que no se lo aplastase.
―Sí, solamente tienes que leerlo, para ver si estás de acuerdo con todo lo redactado ―me contestó Edward, pasándome los folios en los que habían escrito las dos copias del tratado.
Los cogí con un zarpazo y los puse delante de mis narices para leerlos.
―Pásame la pluma ―le pedí, extendiendo mi mano.
―¿Estás de acuerdo con todo? ―quiso saber para cerciorarse―. Léelo bien, por si se te ha pasado algo.
¿Es que se creía que era tonto o qué?
Suspiré, sacando el aire por las napias impetuosamente, y volví a leerlo. Como había supuesto, todo estaba perfecto. No había nada que objetar. Ese maldito tratado parecía tenerlo todo bien atado. Mierda.
―Está todo bien, ¿quieres pasarme la maldita pluma de una vez? ―protesté, agitando mi mano en el aire para que lo hiciera ya.
Lo único que quería era terminar con esto e irme a casa.
Edward me la pasó y yo hice lo mismo con los folios. Doc y él se metieron entre mis lobos y sostuvieron las dos copias del tratado, apoyándolas en un par de montículos de hojas para hacer de apoyo.
Miré a esos desgraciados de los Vulturis, esperando a que ellos firmasen primero.
Así lo hicieron. Aro, Cayo, Marco y sus cinco testigos firmaron las dos copias del tratado y se retiraron hacia atrás, haciéndome otra especie de reverencia. Idiotas.
Gruñí y me dirigí hacia allí. Mis lobos me dejaron paso y me planté frente a esos documentos. Los miré durante un instante que se hizo hasta tenso, apretando mis muelas con rabia. Tan solo pensar que mi firma iba a estar junto a las de esos viejos decrépitos y asesinos me quemaba el hígado.
―Firma, Jacob ―me azuzó Edward, eso sí, hablándome con suavidad, no fuera a ser que me enfadase y lo dejara todo colgado.
Miré a Sam, que ya había adoptado su forma humana, junto a Leah y Quil, y asintió de nuevo.
Resoplé por la nariz con desagrado, una vez más.
Llevé la pluma hacia el papel y, con mi destartalada y cabreada letra, firmé las dos copias.

6 comentarios:

  1. ¡Hola a todos! Soy JACOB&NESSIE ^^

    Ains, MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS POR ESAS COSAS TAN BONITAS QUE ME DECIS =º)!!! ME ANIMÁIS UN MONTÓN, DE VERAS!! Sois demasiado buenos conmigo xD

    Kelly: espero que Cathy se recupere pronto y le mando muchísimos ánimos desde aquí. Dile que no se rinda nunca, que ella es mucho más fuerte que eso que tenga y que seguro que lo vencerá. Desde aquí todos le mandamos muchas fuerzas y ánimos. No te imaginas lo feliz que me hace que mis historias le animen un poco, esa es la mejor recompensa para mí.

    Evelin: por supuesto que me puedes decir Tami ^^ y gracias por eso de que te caigo bien ;)

    Bueno, pues ya veis lo que ha pasado O-O jaja. Si fuera por mí, haría que se ventilaban a todos esos viejos decrépitos, pero los Cullen, por desgracia, tienen razón, los Vulturis son necesarios para que ese mundo vampírico no se descontrole, así que a Jake y a mí no nos ha quedado más remedio que aceptarlo :X ¡Arg! ¡Qué rabia!
    En fin, ya veremos qué pasa con esos que escaparon. Y con la Pitufina tambien, ya veremos si algún día tiene lo que se merece >.<

    Bueno, guapísimos, espero que os guste el capitulo de hoy ;)

    Lametones para todos!!!

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  2. gracias muy lindo capi sos lamejor..........salu2

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  3. Hermoso y adictivo.....me ENCANTA.....
    gracias
    elsa

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  4. Realmente eres increible no me gusto mucho el tratado pero creo que es necesario y Cathy tiene un tipo de cancer en la sangre pero ya esta mejor ojala no haya recaídas y dice que no piensa morir hasta que termines el libro. Espero que sigas escribiendo lo haces muy bien. Hasta el prox comentario.
    Kelly (=

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  5. Simplemente fabuloso pero Jacob el tratado no pero todo sea por el equilibrio entre ambos mundos. Sigue así linda eres increíble suerte y hasta pronto
    Kiara

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  6. ¡HOLA! SOY NOVIEMBRE:
    UAHUUUUUUUUUUUUUUUUU.¡CHICA COMO PUEDES DESARROLLAR CON TANTO DETALLE ESTE CAPÍTULO!, Y TODOS LOS DEMÁS.
    QUE IMAGINACIÓN LA TUYA, Y LO BUENO ES QUE TIENE SENTIDO COMO LO CUENTAS LA HISTORIA.
    Y HAS HECHO QUE EDWARD Y DOC. RAZONARAN Y TUBIERA ENCUENTA EL CAOS EN EL MUNDO DE LOS CHUPASANGRES, PARA QUE TENGA LOGICA TODO ESTE LIBRO.
    BESOTES

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